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EL COMPONENTE SOCIOLÓGICO EN LOS  PROCESOS DE DIFUSIÓN Y USO  DEL CONOCIMIENTO

José Padrón Guillén

en Fomento y Organización de la Investigación para la Nueva Era

Caracas: Colegio Universitario de Caracas, 1994)

 

“El poder militar y económico está dependiendo   cada   vez  más  del conocimiento. Por ello, si las estrategias no toman en cuenta las comunicaciones e informaciones,  no tendrán resultados positivos”

                                       Alvin Toffler

                    El Nacional, 6/10/92, D-8

 

            Comúnmente, la Investigación Educativa suele entenderse como un problema metodológico o lógico-estructural con respecto al cual se privilegian las discusiones en torno a la cuestión de los "paradigmas" y a la validez de las operaciones de "descubrimiento" y "justificación". Al menos, esto es lo que se refleja en el hecho de que nuestros currículos de formación de investigadores estén volcados hacia las cátedras de "Metodología de la Investigación", de Seminarios de "Trabajo de Grado" y de asignaturas instrumentales (estadística, métodos "cuantitativos/cualitativos", etc.), mientras que brillan por su ausencia los estudios alrededor de las demandas sociales de investigación, de los mecanismos de difusión y uso de resultados investigativos y de las condiciones organizacionales que inciden en los procesos de investigación. Son muy poco frecuentes los planteamientos donde se evidencie la identidad entre "Investigación" y "Producción de Conocimientos" (que se refieren exactamente a una misma cosa, aunque la primera enfatiza el aspecto lógico-estructural y la segunda, el aspecto de su función social), donde se resalten las estrechísimas relaciones entre "Teoría"/"Investigación" (de alcance epistemológico) y "Tecnología"/"Innovación" (de alcance social) y donde se hagan ver las dependencias de la investigación (como operación intelectual) con respecto a las "estructuras organizacionales" (en cuanto contexto social dentro del cual se mueve el investigador). En fin, es notoria la desconexión entre la instancia de producción investigativa y la instancia de sus contextos socioculturales.

            En la esfera de las consecuencias prácticas, esa desconexión entre "Investigación" y "Sociocontextos" apunta, por una parte, a que el mayor peso de las responsabilidades recaiga sobre el individuo investigador, quedando libre de compromisos el "sistema" institucional u organizacional que contextualiza las investigaciones. Así, nuestros "tesistas", por ejemplo, pierden valioso tiempo y esfuerzo buscando un "problema" de investigación o un tema de trabajo, cuando son las respectivas instituciones las que deberían saber qué demandas de conocimiento les interesa satisfacer y cómo aprovechar los recursos humanos disponibles (tesistas y docentes, por ejemplo) para responder a tales demandas, siempre dentro de un adecuado concepto de "Gerencia de Investigaciones". Por otra parte, esa desconexión de la que hablamos apunta a un verdadero desperdicio del trabajo investigativo, ya que los resultados de investigación, sean "tesis" o "trabajos de ascenso", quedan engavetados o condenados a la oscuridad de una biblioteca, sin que pasen a nutrir las tomas de decisión ni las áreas de demanda de conocimientos, toda vez que el sistema institucional no reconoce sus responsabilidades con el entorno ni hace esfuerzo alguno en establecer mecanismos de difusión y uso de los conocimientos o tecnologías producidas en su propio seno. Y todo ello ocurre simplemente por el hecho mencionado al principio, de que la "Investigación" tiende a ser concebida sólo como un asunto metodológico y no, además, como un proceso generado en una demanda social y proyectado hacia la misma.

            Sin embargo, no basta con denunciar esto que parece una estrechez de visión o una falta de integración. Además, hay que clarificar en qué consisten las relaciones entre investigación y sociedad o entre investigador y sistema institucional. Hacia esto, precisamente, se orientan los conceptos manejados en esta ponencia, todos englobados en lo que podría entenderse como "Componente Sociológico" de la investigación. Se intenta arrojar luz sobre este problema través de nociones tales como "Ciclo de rendimiento social del conocimiento y la tecnología", "Relaciones entre el control social, la producción de conocimientos y el lenguaje de investigación", "Variables elementales de difusión del conocimiento" y "Estructuras de difusión y uso del conocimiento y la tecnología". Todas estas nociones tienen sólo un valor de hipótesis teóricas, ligadas a desarrollos operativos posteriores y al plano de la praxis.

RENDIMIENTO  SOCIAL DEL CONOCIMIENTO Y  LA  TECNOLOGÍA

            El éxito de las INNOVACIONES educativas depende no sólo de la adecuada producción de conocimientos (aunque sea ésta el punto de partida esencial), sino también de su amplia diseminación y de la consolidación de su uso efectivo. En tal sentido, partimos del supuesto según el cual los conocimientos llegan a ser socialmente rendidores en la medida en que completen un cierto ciclo funcio­nal que arranca con el planteamiento de un problema de investiga­ción, sigue con la ejecución de dicha investigación, pasa a una fase de diseminación o difusión, continúa a una instancia de uso efectivo y termina con un cúmulo de resultados analizables cuya crítica permite realimentar el ciclo desde la primera fase, repi­tiéndose indefinidamente (ver Gráfico1, al final).

            De acuerdo a lo antes dicho, el rendimiento social de los co­nocimientos y de las tecnologías derivadas puede interrumpirse en cualquiera de las fases de ese ciclo funcional. Cuando se rompe en la primera fase, tendremos aquellas situaciones en que la ac­ción educativa corre ajena e indiferente a las posibilidades del conocimiento, ignorando sus alcances y desperdiciando sus oportu­nidades. Al romperse en la segunda fase, se dan aquellas otras situaciones en que, bien sea por debilidades o incapacidad metodo­lógicas, bien por irrelevancia de los problemas o bien por ausen­cia de teorías, las investigaciones carecen de éxito, confiabili­dad y valor. Al interrumpirse en la tercera fase, ocurre que los conocimientos quedan encerrados en su ámbito de producción, completamente ignorados y desaprovechados, sin llegar a impactar en las esferas de decisión. Cuando el ciclo se interumpe en la cuarta fase, el rendimiento social decrece porque se halla des­vinculado de la praxis y de los campos de requerimientos prácti­cos. Finalmente, al interrumpirse en la quinta fase del ciclo, los conocimientos se estancan, se asumen acríticamente y se di­vorcian de las nuevas necesidades que van surgiendo con el tiem­po.

 

EL  CONTROL  SOCIAL, LA  PRODUCCIÓN / DIFUSIÓN / USO DEL CONOCIMIENTO Y  EL LENGUAJE DE INVESTIGACIÓN

            Partimos de suponer que toda sociedad se organiza en AREAS DE ACTIVIDAD que conforman toda una red interdependiente en la que se jerarquizan las relaciones de esfuerzo entre individuos y gru­pos, en función de sus necesidades de sobrevivencia y desarrollo (alimentación, vestido, vivienda, salud, educación, defensa, etc.). Siendo tales necesidades crecientes y aumentando cada vez más el tamaño de las sociedades, estas AREAS DE ACTIVIDAD van in­crementando su complejidad y van surgiendo INTERESES o CONVENIEN­CIAS diversas y opuestas entre sí. Sucede entonces que las ACTI­VIDADES SOCIALES deben someterse o filtrarse a través de ciertas condiciones de COMPATIBILIDAD DE INTERESES O CONVENIENCIAS interindividuales e intergrupales. Es decir, cuando crece la can­tidad de individuos y cuando se diversifican las actividades, se acentúan y diversifican también los intereses o conveniencias, de modo que los individuos van formando coaliciones grupales en tor­no a determinados intereses de acción y, cuando surgen incompati­bilidades al rededor de esos intereses, surgen también los en­frentamientos entre unos y otros individuos, entre unos y otros grupos. De ese modo, las CONDICIONES DE COMPATIBILIDAD DE INTERE­SES O CONVENIENCIAS generan, por una parte, acuerdos y CONSENSOS y, por otra parte, desacuerdos y CONFLICTOS.

            Estos CONFLICTOS, a su vez, generan proceso de pugna por el CONTROL, el PODER y las posiciones de DOMINACION o DOMINIO, como producto del cual se van definiendo, en toda sociedad, dos subconjuntos: los DOMINANTES y los DOMINADOS, siempre en una re­lación estable, tendiente a perpetuarse, caracterizada por lo si­guiente: los DOMINANTES se esfuerzan por permanecer dentro de los límites de su clase, mientras que los DOMINADOS se esfuerzan por escapar de sus respectivos límites. Además, por razones facilmen­te deducibles, los primeros siempre serán MINORIA y los segundos, MAYORIA.

Ahora bien, ¿por cuáles vías se lleva a cabo este proceso de DOMINACION o CONTROL? ¿Cómo logran los primeros someter a los o­tros a favor de sus INTERESES o CONVENIENCIAS? ¿Cómo llegan a mantener estable y a prolongar aquella relación? Basicamente, hay dos vías: una, la FUERZA o VIOLENCIA, con armas y guerra; otra, la PERSUASION. De ese modo, surgen, entre las demás áreas de la red de ACTIVIDADES SOCIALES, ciertas especializaciones, oficios, profesiones e INSTITUCIONES cuya función específica es, precisamen­te, la de violentar o forzar. Y surgen otras cuya función específica es la de ejercer la PERSUASION. Entre las primeras es­tán las milicias y policías; entre las segundas entán, probable­mente, la religión, la publicidad y... la EDUCACION, ésta última en cuanto aparato encargado de REPRODUCIR LOS ESTADOS DE COSAS. Más en general, ocurre que TODAS las actividades del entramado social van a tener, de allí en adelante, que condicionar sus fun­ciones a las exigencias de aquella relación  de DOMINIO: todas en mayor o menor medida y en una u otra dirección, tendrán que ac­tuar bajo las presiones y filtros del CONTROL. Es en ese sentido, entonces, en que los PROCESOS DE PRODUCCION DE CONOCIMIENTOS, es decir, las INVESTIGACIONES, así como su ciclo funcional por ente­ro, tienen que ser analizados también como ACTIVIDAD SENSIBLE A LAS RELACIONES DE CONTROL SOCIAL, por decir lo menos. De esta última consideración se deducen los elementos conceptuales más importantes para conjeturar acerca del COMPONENTE SOCIOLOGICO de los procesos de producción, difusión y uso del conocimiento en EDUCACION. 

            Detengámonos ahora en los procesos de PERSUASION,  para lograr más elementos de este componente sociológico. Comencemos con el hecho de que toda persuasión implica, necesariamente un acto de transmisión  de determinados contenidos o REPRESENTACIONES MENTA­LES. No es posible persuadir a nadie sin que se le transmita al­gún “mapa” cognitivo gracias al cual el individuo interprete la realidad según ciertas conveniencias o intereses. No importa si esta representación es adecuada o no al mundo objetivo, no impor­ta cuán falsa o verdadera sea. Lo que importa es que “funcione” de modo que el individuo, al “ver” el mundo de la manera que que­remos, actúe de conformidad con nuestras conveniencias. Es así como al niño, por ejemplo, se le transmite la idea del “coco”, para que creyendo él en esa “realidad”, deje de hacer ciertas co­sas que disgustan al adulto o haga otras que le interesen.

            Pero, por otra parte, sería imposible completamente transmi­tir representaciones mentales sin tener a disposición algún tipo de LENGUAJE que vehiculice esas representaciones (ya que no es fácil la comunicación telepática). Surge entonces una cierta clase de “discurso” que necesariamente debe ser capaz de   enmascarar la realidad inconveniente, aquélla que está fuera del marco de los intereses y conveniencias (y que podría ser la “verdadera” realidad). Este peculiar discurso tiene dos características ele­mentales: primero es ambiguo e impreciso, en el sentido de que mantiene una enorme distancia con respecto a los objetos y relaciones concretas del mundo; segundo, está cargado de emotividad, en el sentido de que tiende por encima de todo a causar impresiones, a lograr actitudes y a impulsar a la acción (más que al razonamiento), bien sea porque apela a los temores o deseos del in­dividuo, bien sea porque opera sobre valores o prejuicios anteriormente consolidados. No es, en definitiva, un lenguaje que induzca a “conocer” ni a “explicar” ni a “describir”. Más que otra cosa, es un lenguaje que induce primero a “SENTIR”  y luego a “ACTUAR” o a “DEJAR DE ACTUAR”. Este tipo particular de discurso existe en los procesos de persuasión política, religiosa, publi­citaria y... educativa. Pero lo peor del caso es que puede existir también en la producción de conocimientos. Sin más, es a través del reconocimiento de este tipo de discurso como podemos identificar más directamente las relaciones de DOMINIO en las investigaciones. Por supuesto, de hecho existen tales relaciones también en el discurso “exacto” de la Lógica y la Matemática. Pero sucede, particularmente, que este tipo de lenguaje contiene en si mismo los mecanismos para ser “desenmascarado”, si fuere el caso. 

 

VARIABLES  ELEMENTALES  DE DIFUSIÓN  DEL  CONOCIMIENTO    

            Partimos de la suposición según la cual todo proceso de in­vestigación abarca tres sectores de naturaleza sociológica: el INDIVIDUO INVESTIGADOR, la COMUNIDAD hacia la cual se proyecta la investigación y el sistema de CONOCIMIENTOS (teórico-metodológicos) en que se inscribe o bajo cuyas reglas se ejecuta el proceso.

Suponemos también que es una interdependencia entre las tres variables señaladas al extremo de cada flecha (orientada hacia un polígono) lo que determina la CAPACIDAD DE DIFUSION de una inves­tigación. Veamos qué aspectos cubre cada una de estas variables:

- EL VALOR COGNOSCITIVO: se refiere al grado de elaboración y logros del trabajo tanto en el plano de los métodos y las operaciones lógico-estructurales como en el plano de su capacidad explicativa/interpretativa y de sus relaciones teóricas. De las tres variables, es ésta la que tiene mayor peso con respecto al ciclo del rendimiento social del conocimiento producido: un alto grado de elaboración teórico-metodológica es la mayor garantía de difu­sión, uso y evaluación del conocimiento y la tecnología innovadora. Sin embargo, no es suficiente.

- EL INTERES COLECTIVO: se refiere al grado en que la fase de producción de conocimientos y de derivaciones tecnológicas se a­decúa o responde a las más solicitadas exigencias del público o de la sociedad. Como se sabe, las sociedades y las opiniones públicas van conformando expectativas de cambio y mejoramiento que pueden ser satisfechas por las esferas de producción de conoci­miento. Tales expectativas se jerarquizan en términos de urgen­cia, por un lado, de estratos de poder. por otro, y de tamaño de la demanda, por otro. En otras palabras, hay expectativas más a­premiantes que otras; hay una que responden más a grupos de poder que a masas marginadas; y hay unas cuya demanda es más numerosa y arraigada en las grandes mayorías. Es lógico suponer que una investigación tendrá más oportunidades de difusión en la medida en que se dirija a expectativas más urgentes y a demandas mayoritarias (ubicadas, por ejemplo, en la clase DOMINADA). Pero, dado que los medios de difusión y uso suelen estar al servicio del PODER  y de los privilegios, es también lógico suponer que las in­vestigaciones serán más probablemente difundidas y utilizadas en la medida en que sirvan a las expectativas prioritarias de los grupos DOMINANTES. Pero entraríamos con eso en el terreno de las elecciones éticas y axiológicas del INVESTIGADOR.

-EL PRESTIGIO INDIVIDUAL (CONTEXTUAL): se refiere al grado de influencia y notoriedad de quien(es) produce(n) los conocimientos y las innovaciones tecnológicas. La influencia y notoriedad, en este caso, dependen de múltiples factores (posición, edad, etc.), pero hay dos que vale la pena destacar: uno es el nivel de titulación académica del INVESTIGADOR y otro es el cúmulo de investigaciones de calidad que éste haya realizado previamente, es decir, sus credenciales de producción intelectual. Este último factor resulta de capital importancia porque alude al desarrollo de carrera investigativa y al ejercicio progresivo constante en esa área, en cuanto posibilidad individual de desarrollo y en cuanto apertura a los mecanismos de difusión. Aunque esta variable constituye de hecho un punto de impulso para el ciclo de rendimiento del conocimiento, parece tener sin embargo menor peso que las dos anteriores.

            De la combinación de estas tres variables, siempre considerando el peso específico de cada una con respecto a las otras dos, pueden obtenerse ciertas predicciones del éxito de una investigación y de una innovación en relación con el ciclo de rendimiento social. 

 

ESTRUCTURAS  DE  DIFUSIÓN Y USO DEL CONOCIMIENTO Y LA  TECNOLOGÍA  

            La difusión es, en general, un proceso de comunicación pública. Para el caso del conocimiento teórico y tecnológico, en particular, es además un proceso “sistemático” (de pasos y fases definidas) y “socializado” (institucionalizado, de valor social masivo). Estos rasgos de “sistematización” y “socialización” implican un alto grado de racionalización de cada uno de los componentes teóricos de la comunicación pública. Orientando el análisis según cada uno de dichos componentes, tenemos lo siguiente:

(i) Un área de NECESIDADES DE CONOCIMIENTO ubicadas en una cultura y en un momento de desarrollo socioeconómico. Este componente coincide con la primera fase del ciclo funcional de rendimiento visto al principio y debe ser considerado, ante todo, como un  conjunto de carencias en el terreno de la acción práctica cotidia­na.

(ii) Unas POLITICAS globales y sectoriales, a nivel de Estado e Instituciones, respectivamente, que filtran, procesan y traducen aquellas NECESIDADES, trazando lineamientos y formulando requerimientos de producción teórico-tecnológica (para ciertos casos significativos, aún la aparente falta de políticas, debería interpretarse en si misma como una ‘política’ particular y, tal vez, CONVENIENTE). En dependencia de estas políticas  globales y sectoriales se conforman los diferentes grupos de demanda de co­nocimientos y tecnologías (ver el punto iv).

(iii) Una INSTITUCION EMISORA de los conocimientos que se produ­cen y que son objeto de difusión, tal como universidades, centros industriales, etc. Este componente se vincula estrechamente con las fases 2 y 3 ya mencionadas en el ciclo de rendimiento.

(iv) Una RED DE DESTINATARIOS, definidos también en cuanto miem­bros de otras instituciones (personal académico, estudiantado, comunidad científica, sector empresarial...) y en cuanto grupos de demanda de conocimiento. Estos destinatarios funcionan como consumidores de conocimiento, como interventores de la acción práctica cotidiana o como núcleos de toma de decisiones acerca de dicha acción. Una gran parte de estos DESTINATARIOS se halla fuertemente asociada a la fase 4 (uso o aplicación) del ciclo de rendimiento: docentes, médicos, productores industriales, etc.

(v) Un conjunto sistemático de CONOCIMIENTOS y TECNOLOGIAS producidas en un cierto ámbito organizacional. Se sitúan aquí los distintos trabajos de investigadores y científicos, trabajos que nacen bajo los auspicios, patrocinio y prestigio de alguna organización o institución y que a menudo son financiados por ésta (tesis de grado, trabajos de ascenso y concurso, ponencias, etc.).

(vi) Un conjunto sistemático de MEDIOS DE COMUNICACION PUBLICA. Aunque la TV y la radio no quedan del todo fuera de uso, la difusión de conocimientos privilegia al medio impreso, en especial la revista (en forma de ‘artículos’), el libro (en forma de ‘mono­grafías’ o ‘compilaciones’) y las copias mimeográficas (en forma de ‘papers’). Privilegia también el medio presencial con forma de simposios, seminarios, jornadas, congresos, defensas públicas de grado, etc., siempre en estrecha combinación con el medio impre­so. No hay, por ahora, suficientes datos empíricos para determi­nar el grado de cobertura o capacidad de difusión de cada uno de estos medios en comparación con los demás. Sólo es posible inferir, teóricamente, que un conocimiento determinado tendrá mayor penetración en la medida en que sea difundido por una mayor cantidad de medios a la vez. Un dato empírico adicional es que el prestigio y nivel de demanda de un determinado órgano de difusión (“Scientific American”, por ejemplo) puede garantizar por si solo una amplia cobertura. Naturalmente, estamos hablando nada más que de los medios comunicacionales típicos (históricamente) de la difusión de conocimientos. Pero, teóricamente, cabe siempre la posibilidad de determinar otros recursos comunicacionales más efectivos, especialmente si se trata de favorecer el talento desconocido y la producción marginada (como podría ser el caso de las ‘tesis’ de grado en las universidades latinoamericanas).

En general, entre los componentes estructurales de difusión ya mencionados se producen las siguientes relaciones:

- Las INSTITUCIONES EMISORAS (iii) interpretan las NECESIDADES (i) y fijan POLITICAS (ii) conectadas con el Estado. De acuerdo a dichas POLITICAS, determinan líneas de trabajo y promueven INVES­TIGACIONES (v).

- Las INSTITUCIONES EMISORAS (iii) recogen y procesan los resul­tados de INVESTIGACION (v), definen sus DESTINATARIOS (iv), seleccionan los MEDIOS DE COMUNICACION (vi) y ejecutan planes de difusión.

- La red de DESTINATARIOS (iv) consume el conocimiento y la tecnología producida (v).

            La última de estas relaciones define el logro o éxito de la fase 3 del ciclo de rendimiento y, a su vez, es estrictamente de­pendiente de las relaciones sucesivamente anteriores, de tal modo que cualquier deficiencia en alguna de éstas explica el fracaso de la última relación y, por tanto, de toda esa fase 3.

            Por lo demás, en lo que se refiere a las estructuras de uso o aplicación del conocimiento, podrían considerarse los siguientes componentes:

(i’) Los CAMPOS DE APLICACION o esferas de acción cotidiana, donde se manifestaba el problema indicado en la primera  fase del ciclo de rendimiento.

(ii’) Las UNIDADES DE TOMA DE DECISION o ENTES GERENCIALES de donde dependen los campos de aplicación, en cuanto responsables de incorporar innovaciones al terreno de la práctica organizacional.

(iii’) Los INTERVENTORES o participantes directos de la acción cotidiana, en cuanto ejecutores de las decisiones gerenciales.

(iv’) Los DESTINATARIOS del proceso de difusión (consumidores de conocimientos), que pueden o no coincidir con los individuos de los entes gerenciales.

(v’) Las INSTITUCIONES EMISORAS del proceso de difusión, en cuanto promotoras integrales del conocimiento y de su aplicación y en cuanto enlace entre la teoría y la práctica.

IMPLICACIONES PARA EL ANÁLISIS Y LA PRÁCTICA

            (1) El concepto de RENDIMIENTO SOCIAL DEL CONOCIMIENTO Y LA TECNOLOGÍA parece constituir un útil asidero teórico a la hora del análisis y la planificación práctica. Por un lado, ayuda a inte­grar las nociones de INNOVACION, DISEMINACION y USO del conocimiento al lado de la noción de NECESIDADES DE ACCION Y PRODUCCION e INVESTIGACION . En efecto, resulta más fructífero concebir las innovaciones  y la diseminación de información en relación con las investigaciones, antes que concebirlas aisladamente, como si no importara o no se supiera de donde provienen. Por otro lado, gracias a esa misma integración conceptual, resulta posible analizar las INVESTIGACIONES (los trabajos de grado, por ejemplo) no sólo en función de su calidad interna, sino también en atención a sus oportunidades de difusión y aplicación, lo cual resulta fundamental para la calidad de la acción práctica. En suma, el concepto de CICLO FUNCIONAL DEL RENDIMIENTO podría ser una herramienta sencilla para determinar puntos críticos en la administra­ción de programas de investigación.

            (2) La consideración de las relaciones de CONTROL SOCIAL y DOMINACION a nivel de grandes esferas de la sociedad ayuda a concebir un marco amplio de explicaciones en torno al conocimiento, la tecnología y las innovaciones en general. Allí se explican hechos como los que han recordado insistentemente los filósofos de Frankfurt: el conocimiento al servicio del poder, la ciencia como trabajo y mercado, etc. Pero tal vez lo más importante es que allí se explican también los vínculos ocultos entre el control social y el lenguaje del conocimiento. Por más que la Escuela de Frankfurt y el sociohistoricismo hayan impugnado el lenguaje preciso de la ciencia (lógico-matemático) en cuanto expresión de dominación y por más que se haya tratado de hacer valer el lenguaje ‘humanista’ en la investigación social, la red conceptual expuesta arriba nos ayuda a estar vigilantes sobre el riesgo de un lenguaje retórico ambiguo que, disfrazado de ciencia social revolucionaria y transformadora, pudiera ser más bien la más moderna y eficaz trampa de los intereses DOMINANTES contra la posibilidad de ser descubiertos por una investigación social seria y bien encaminada. De hecho, sabemos que el Poder obtuvo el máximo provecho del lenguaje preciso en las ciencias y tecnologías de base industrial; y es una extrañísima coincidencia que ahora, cuando se trata del progreso en las ciencias sociales (justo las que resultan más “desestabilizadoras”), se proponga desechar el lenguaje preciso a favor de otro lenguaje que guarda un asombroso parecido con el lenguaje de la persuasión ideológica.

            (3) El concepto de VARIABLES DE DIFUSIÓN DEL CONOCIMIENTO, y en particular la escala de distintos valores de probabilidad de RENDIMIENTO, permiten al INVESTIGADOR y a las organizaciones del caso un criterio esquemático sencillo para relacionar sus trabajos directamente con los procesos de DIFUSION y APLICACION. En efec­to, a nadie debería bastarle con la calidad teórico-metodológica de una ‘Tesis’, por ejemplo. Más allá de eso, debe pensar seriamente en sus oportunidades concretas de DISEMINACION y USO.

            (4) El conjunto conceptual de ESTRUCTURAS DE DIFUSION y USO obliga a las universidades y a sus programas  de postgrado, especialmente en el campo de la investigación social, a atender un área completamente descuidada hasta ahora: ¿qué ocurre con lo Trabajos de Grado, por ejemplo, una vez que son defendidos y aprobados? ¿A quién le toca el seguimiento respectivo en función de las necesidades de la práctica? ¿Quién asume la responsabilidad de descubrir y explotar los talentos y valores de los estudiantes-investigadores? Los conceptos de INSTITUCION EMISORA, ENTES GERENCIALES, INTERVENTORES, MEDIOS COMUNICACIONALES, etc., revelan, de parte de las universidades, una grave obligación hasta ahora no cumplida sistemáticamente: mantener contactos permanentes con los núcleos gerenciales de decisión en materia de aplicaciones prácticas, estudiar y vincularse con las redes de DESTINATARIOS, analizar y explotar los medios comunicacionales para efectos de difusión, elaborar planes de diseminación, etc. Es bueno repetir que no basta con fijar políticas de investigación y con producir excelentes trabajos. El ciclo de rendimiento no se completa si se desatienden los contactos con los medios y con las áreas de consumo de conocimientos y de decisiones de aplicación. En realidad, la diseminación y uso del conocimiento, sobre todo en la Investigación Social, no depende de nuestros estudiantes ni de los individuos en cuanto tales. Depende más bien de nuestras instituciones, al menos según se deduce de la propuesta conceptual expuesta antes.

 

BIBLIOGRAFÍA  CONSULTADA

 

Hurtado, M. (1992): Discurso Público e Ideología. Caracas: UCV.

Padrón, J. (1993): Aspectos Diferenciales de la Investigación Educativa. Caracas: USR.

Reboul, O. (1986): Lenguaje e Ideología. México: FCE.

Zimann, J. (1980): La Fuerza del Conocimiento. Madrid: Alianza.

—— (1986): Introducción al Estudio de las Ciencias. Barcelona: Ariel

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