INTRODUCCIÓN
        A mediados de los años 60 y principios de los 70, parecía que la Filosofía, en sus cuestiones, no daba más de sí, de suerte que irrumpieron una serie de obras que supusieron un cambio en la concepción acerca de cuál debía ser el objeto de la Filosofía de la Ciencia. Nos referimos a la obra de Thomas S Kuhn "La estructura de las revoluciones científicas" (1961) que no apareció en el mejor momento ya que quedaría eclipsada por una de las más importantes obras de Karl Popper: "Conjeturas y Refutaciones. El desarrollo del conocimiento científico- que apareció un año después.

LA APARICIóN DE LA OBRA "THE STRUCTURE OF SCIENTIFIC REVOLUTION


        Ahora los temas van a gozar de un marcado carácter epistemológico, siendo la cuestión del desarrollo y del conocimiento científico el principal problema.

La racionalidad de la Ciencia suscitará nuevos debates, y aquella quedará en entredicho mientras que se reclamará el papel que desempeña la historia de la ciencia a la hora de elaborar un concepto sobre ésta que sea coherente.

Si añadimos que se empieza a desarrollar una corriente sociológica dentro de esta epistemología, no sería difícil adivinar que todo ello supondrá una reformulación de la idea que se tenía acerca de qué es la Ciencia.
Y así no es de extrañar que la obra de Kuhn aseste un golpe fatal en el marco de la tradición epistemológica del positivismo, hasta entonces sin rival.

Como expresa Javier Muguerza (1), "la pequeña obra maestra de Kuhn tocaba, aunque no fuera a veces mas que de pasada los tres o cuatro puntos claves sobre los que se había tornado urgente abrir debate en la materia; y lo hacía en algunos casos sin que el autor diese la sensación de ser consciente de ello, desde unas perspectivas que por su apertura de horizontes contrastaban de modo ventajoso con el estrecho parroquialismo de la epistemología positivista imperante."

Para Kuhn, el problema es que la ciencia y su desarrollo ha sido distorsionado porque no se ha sabido estudiarla corectamente ni arrancar del punto adecuado para hacer esto. Por ello, su imagen podría sufrir una transformación prodigiosa si la contempláramos desde el punto de vista de una historia real de la Ciencia.

Y es precisamente desde un análisis histórico, en el que se van a tener en cuenta importantes aspectos extrínsecos a la ciencia, como podríamos restaurar con bastante aproximación y con mayor autenticidad lo que es Ciencia y cómo se produce su desarrollo.

Este acudir a aspectos ajenos a la ciencia misma, sociológicos y psicológicos, le valió el título a Kuhn de ser un "irracionalista".

Nuestro autor propugnará que realmente hay que preguntarse cómo procede la Ciencia y no cómo tendría, o pensamos que tendría, que proceder ésta. La Ciencia la hacen los hombres y será, además gracias a ingredientes extrínsecos o pragmáticos como Kuhn pueda acceder a hacer una teoría de las revoluciones científicas sin perder nunca la dinámica del proceso mediante el cual se puede adquirir el conocimiento científico.