Correo del Maestro Núm. 61, junio 2001

http://www.correodelmaestro.com/anteriores/2000/julio/discur.htm

 


Discurso y divulgación científica

Alejandra González Dávila

 

Para muchos sociolingüistas la construcción del conocimiento es el resultado de los procesos de comprensión de experiencias a través de la formalización en el lenguaje. Esto hace que el conocimiento que quiere ser transmitido sea dependiente de las capacidades comunicativas de sus portadores, y éstas no son sino formas socialmente construidas que dan sentido a la experiencia. No se trata de verdades absolutas.Esta postura explica por qué a lo largo de la historia humana la ciencia ha edificado y demolido dogmas que se establecieron en el pensamiento y en la forma de actuar de muchas generaciones. La ciencia se ha cuestionado a sí misma, se ha reconstruido y sigue avanzando en la búsqueda del conocimiento sobre nuestra especie y sobre todo lo que conforma el universo micro y macroscópico.Si asumimos que el concepto de naturaleza y de cada una de sus manifestaciones es el resultado de una lenta edificación histórica y social que ha quedado plasmada en el lenguaje verbal y no verbal de la humanidad, entonces la denominación de algo como objeto natural es una forma de concebirlo que depende de un sistema de clasificación. La comunicación de esta determinada forma de concebir los fenómenos naturales ha tomado cuerpo en distintos contextos, o discursos.

Así, por ejemplo, el concepto de materia tiene un sentido particular en diferentes ámbitos:

1. En la ciencia, materia está referida a la sustancia de la que están formados los cuerpos, la cual posee una serie de propiedades tanto generales (masa y volumen, por ejemplo) como específicas (punto de ebullición, reacción con el oxígeno, etcétera.)

2. En una escuela, materia está referida a una disciplina de estudio como la biología, la historia o la química.

3. Las religiones conciben la materia como el aspecto mortal del hombre, el cual es antagónico con la esencia inmortal que es el espíritu.

4. En un discurso presidencial, el ejecutivo puede hablar del rezago en materia económica, educativa o en los servicios de salud pública. Aquí el término materia puede representar cualquier cosa.

Los cuatro ámbitos que han servido de marco en este ejemplo otorgan una forma y sentido distintos de la idea de materia. Esto es precisamente lo que nos interesa apuntar en esta ocasión.

La forma en la que el conocimiento se comunica tiene lugar dentro de un discurso y es éste el que permite construir el puente que le otorga un sentido particular. En consecuencia, cualquier adquisición de conocimiento, y sea por la lectura de un texto de divulgación, por las hipótesis relacionadas con nuevos hallazgos experimentales, por la formación escolar, por la participación en un taller, o por la escritura de un artículo como éste, requiere de una comprensión del mensaje, o mejor dicho, de una atribución del significado de los signos que forman el mensaje, y esta atribución está hecha dentro de un contexto continuo de actividad e intereses.

Es en este contexto en el que se comunica una forma particular de comunicar, que es precisamente el discurso. Pongamos un ejemplo, la divulgación de la ciencia contextualizada en dos objetivos de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (somedicyt) plantea:

1. Divulgar el conocimiento científico y técnico con claridad, amplitud y responsabilidad.

2. Favorecer el acercamiento entre la comunidad científica y el resto de la sociedad.

Estos dos objetivos articulan las formas de comunicar en lenguaje verbal (libros, revistas) o no verbal (fotografías, equipamientos) el conocimiento que quiere hacerse llegar a quienes no pueden comprender el discurso científico porque necesitan de un contexto distinto al académico para poder dar un sentido propio a los hallazgos de la ciencia.Algunas investigaciones de Edwards-Mercer, Bruner, Lemke y Candela, entre otros, muestran que la ciencia no puede aprenderse solamente a partir de la experiencia perceptiva, sino a partir de la descripción de ella misma en el discurso científico. El discurso, como vimos en el ejemplo sobre la idea de materia, es una acción social que construye diversas realidades o conocimientos y otorga identidades que van formando un modo de conocer.El discurso está formado por procedimientos y recursos a los que es legítimo acudir para establecer una construcción de la realidad en el ámbito científico. Estos recursos deben ser legítimos en la medida en que su calidad ha sido evaluada rigurosamente por quienes tienen un reconocimiento académico sustentado en una visión antidogmática y un compromiso con el trabajo científico, más que por quienes ostentan cierta postura ideológica.Sobre esta cuestión de la legitimidad se puede hablar extensamente, pero para muestra, veamos un caso escandaloso tomado de Paul Boghossian.

En el mes de abril de 1996 apareció en la revista Social Text considerada como una publicación vanguardista en el campo de los estudios culturales, un ensayo del físico Alan Sokal, de la Universidad de Nueva York, el cual fue aceptado por los editores para su publicación por habérsele considerado como un riguroso trabajo de investigación.

El artículo de Sokal titulado Traspasar los Límites: Hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica, pretendía mostrar algunas implicaciones posmodernas tanto políticas como filosóficas de las teorías físicas más importantes de nuestro siglo.

Sin embargo Sokal escribió después para la revista Lingua Franca que su ensayo no era más que una parodia urdida y presentada en forma tal que adulara los prejuicios ideológicos de los editores, quienes por cierto, editaron monográficamente ese número especial para rechazar la acusación de que los estudios culturales en los que se hace crítica de la ciencia suelen ser incompetentes.

En el artículo, Sokal se ostentaba como científico posmoderno al afirmar que la ciencia no podía ceñirse a las estrecheces "objetivas" del llamado método científico, dado que la teoría de la relatividad general, la mecánica cuántica, el principio de incertidumbre y la teoría del caos habían terminado con el dogma de la ciencia clásica.

Para justificar esto, Sokal utiliza algunas obviedades cuya articulación está tan bien urdida en un discurso posmoderno que los editores se tragaron completo el engaño de que, por ejemplo:

1. Los modelos matemáticos que pretenden explicar los fenómenos naturales son tan relativos como el hecho de que el número pi es una variable. Por lo tanto, es necesaria la presencia de una matemática liberadora.

2. Que el axioma de igualdad y el de elección en la teoría de conjuntos tienen que ver con el feminismo y la libertad para elegir sobre el aborto.

El mordaz engaño de Sokal ha sido considerado ya como un clásico dentro de los escándalos de la prensa, tanto que se han realizado cátedras de análisis del texto en universidades norteamericanas y se ha difundido en la prensa de Europa y América Latina.

El engaño muestra principalmente tres cosas:

1. Que cualquiera puede utilizar de pretexto a Einstein para justificar un relativismo que no es otra cosa que analfabetismo científico de quienes se ostentan como comunicadores.

2. Que hay una incompetencia académica al permitir que la ideología de un grupo esté por encima de la calidad y el rigor en la evaluación de un trabajo científico, dado que solamente se trata de tener un poder social para silenciar formas distintas de conocer, que curiosamente cuestionan el relativismo posmoderno.

3. Que el hecho de que el vocabulario que se utiliza para describir a los objetos de la naturaleza sea producto de la sociedad, no significa que el discurso que se forme dentro de un contexto para divulgar un conocimiento, carezca de los estándares de exigencia necesarios para la mejor expresión de las ideas y el descubrimiento de verdades objetivas, que no absolutas.

El texto de Sokal es un ejemplo claro de que el analfabetismo científico no solamente existe en sectores sociales con cierto rezago educativo, sino que también se presenta en los círculos académicos que se ostentan como poseedores de la cultura de vanguardia.

Es por eso que se hace necesario seguir construyendo el discurso de la divulgación científica dentro de un marco abierto, sin dogmas, sin obstáculos para el entendimiento del mensaje entre los divulgadores y la sociedad.

Y para ello me atrevo a proponer tres aspectos que caracterizan el discurso de la divulgación científica:

1) El discurso es incluyente, porque considera y aproxima el lenguaje de la vida cotidiana y el de la ciencia.

2) Es autónomo, porque construye y evalúa sus propias formas de comunicación.

3) Es científico porque busca, produce y valida conocimiento multidisciplinario sobre la comunicación más adecuada de los conceptos y productos de la ciencia.

Finalmente, es importante mencionar que gracias al discurso de los participantes se conocen, se comprenden y otorgan sentido a un mensaje que tiene la intención de convertirse en un conocimiento entre todos.

Referencias:

Boghossian, Paul. "El engaño de Sokal. Contradicciones del relativismo posmoderno". En: Revista Claves de Razón Práctica. Madrid, 1998.

Candela, Antonia. Evidencia Social y Hechos: La construcción social del conocimiento Científico en el aula. Ponencia inédita para la Universidad de Barcelona. Departamento de Investigaciones Educativas, cinvestav, 1998.

Edwards, D. y Mercer, N. El conocimiento compartido: El desarrollo de la comprensión En el Aula. Temas de Educación, Barcelona, Paidós/Mec, 1998.

Iaclau, Ernesto y Mouffe, Chantal. "Posmarximso sin pedido de disculpas", en: Nuevas reflexiones sobre las revoluciones de nuestro tiempo, 1998. p. 111-122