CAMBRIDGE (ESCUELA DE). Se da este nombre, así como el de Escuela analítica de Cambridge (Cambridge School of Analysis), a un grupo de filósofos que han constituido parte del movimiento conocido como «Análisis» o «filosofía analítica» (VÉASE).

Puesto que tanto Bertrand Russell como G. E. Moore y Ludwig Wittgenstein profesaron en Cambridge, y puesto que se trata precisamente de tres de los más influyentes -por no decir, pura y simplemente, los más influyentes- filósofos analíticos, se identificó a veces la titulada «Escuela de Cambridge» con la filosofía analítica. Ello ocurrió especialmente hacia los años treinta, en el momento álgido del positivismo lógico y de las discusiones sobre las relaciones entre este movimiento y los filósofos cantabrigenses.

La identificación apuntada es inadmisible por haber otros centros de desarrollo de la filosofía analítica. Uno de ellos es Viena; otro -en la propia Gran Bretaña-, Oxford (VÉASE). Por lo demás, no hay características especiales de la Escuela de Cambridge dentro del movimiento analítico. Los filósofos oxonienses han representado sobre todo el análisis del lenguaje corriente, como ocurre con autores como Gilbert Ryle y Austin. Sin embargo, semejante análisis ha sido importante asimismo en Cambridge, especialmente en la dirección que le imprimió Moore al principio y luego el «último Wittgenstein». Varios filósofos de Cambridge se han distinguido por sus trabajos lógicos, por el interés en la construcción de un lenguaje ideal, como es el caso de Bertrand Russell y del «primer Wittgenstein», pero hay filósofos hoy en Oxford que simpatizan con esta tendencia, como A. J. Ayer.

Parece, pues, que la diferencia entre Cambridge y Oxford dentro del movimiento analítico es principalmente «geográfica», con la correspondiente dosis de «clima cultural». Es asimismo, en parte, «histórica», en tanto que el movimiento analítico se desarrolló primero, dentro de Gran Bretaña, más bien en Cambridge que en Oxford. Se habló antes, en efecto, de los «cantabrigenses» que de los «oxonienses».

No hay tesis comunes entre los filósofos analíticos de Cambridge (como es patente en la diferencia entre Russell y Moore). Lo único común ha sido la tendencia a la «aclaración» o «clarificación», al punto que se ha hablado al respecto de «filósofos aclaradores» (clarificatory philosophers); la atención a problemas suscitados por el lenguaje y en el lenguaje; la actitud crítica, y generalmente antimetafísica, cuando menos en relación con la construcción de grandes sistemas filosóficos; escasa, o nula, simpatía por el idealismo; interés por posiciones epistemológicamente realistas; frecuente apelación al sentido común aun cuando éste no haya sido formalmente estimado como un criterio epistemológico. Durante una cierta época pareció que el interés principal de los cantabrigenses era el análisis de los «datos de los sentidos», pero sería excesivo, y poco iluminador, identificar a la Escuela de Cambridge con este tipo de análisis.

 

 

Bibliografía:

Ferrater Mora, José (1994): Diccionario de filosofía. A-D. Pp.468-469. Barcelona: Ariel