Racionalidad

Prof. Dr. José Rodríguez de Rivera / Dpto. Ciencias Empresariales. Universidad de Alcalá

1. Concepto:

Los conceptos de Racionalidad y de Racionalización se aplican en la ciencia y en la praxis de muy distintas formas y en muy diversos contextos. Además, el concepto ha estado sujeto a una gran evolución en el curso de los últimos siglos, sobre todo a partir de la formación de lo que se ha llamado "modernidad" (en el sentido acuñado por Weber que contrapone la civilización moderna occidental a anteriores formas: mágica o religiosa).

En el contexto moderno, "racionalidad" se entiende referida a la acción, y designa aquel tipo de acción humana configurada de forma que permita obtener ciertos objetivos ("racionalidad instrumental"). Como definía Rescher (1993): la racionalidad consiste en la inteligente persecución de fines adecuados.

En el campo de la lógica de la decisión, racionalidad es un constructo "normativo", es decir, situado en el campo semántico de lo valoral, un campo no metrizable, y en el que no es posible aplicar métodos de medición y comprobación empírica. Por tanto, el concepto de racionalidad (referente a la decisión) no es operacionalizable.

2. Racionalidad en la Historia de la Filosofía

 

3. Racionalidad en la Teoría de la Ciencia

 

4. Racionalidad en la Teoría Económica y de la Organización

(H. Simon) Racionalidad limitada

El término y concepto de "Bounded Rationality" fue introducido por H. Simon (1979).

Pero entender esta idea hay que referirse a las ideas básicas de Herber Alexander Simon sobre lo que es "organización" y el "management".

 

Racionalidad y Teoría Económica

La formación de una teoría (programación asimétrica de operaciones de conocimiento – ver Luhmann) debe generar un valor para los que realizan dichas operaciones en el sentido de satisfacer las necesidades de explicación-comprensión de interdependencias, relaciones, referencias a un marco de conceptos ya previamente conocidos, o a explicar los fundamentos de los métodos (programas simétrico-reflexivos) empleados en el campo de saber en que se realizan esas operaciones. Y todo eso debería realizarse de acuerdo a una cierta "racionalidad" que no es un concepto con un referente "objeto", sino que se refiere a las mismas "operaciones" cognitivas, es decir, que designa una forma de ver, un tipo especial de observación de segundo grado o reflexión que facilita o posibilita realmente la ejecución de la misma observación de primer grado – en referencia a "operaciones" como fundamentar, explicar, relacionar etc.

Ahora bien, esa "racionalidad" se usa en distintos contextos – en distintos "juegos de lenguaje" o marcos de comunicación – y según ellos, según esos marcos de "sentido" tendrá uno u otro significado.

En el ámbito de las ciencias económicas, ya desde los clásicos (A. Smith, D. Ricardo o S. Mill) se describe, aunque no definiendo el contenido, la racionalidad en referencia al establecimiento de una relación de medios a fines (pero tal relación se considera sin referencia alguna a la tradición filosófica anterior).

Para el empirista, y filósofo moral, Adam Smith, la naturaleza no sólo habría dotado al hombre con la tendencia a conseguir sus fines, sino también con una apetencia hacia los medios que conducen a ellos, y que son los únicos por los que pueden realizarse dichos fines.

Ricardo prefiere eliminar de la Economía toda referencia a una connotación iusnaturalista como la que critica en la explicación de Smith.

J. S. Mill (1806-1873), en consciente abstración del individuo concreto, desarrolla su modelo del "homo oeconomicus" que resume la concepción ya clásica de esta idea de "racionalidad económica":

"Political economy presupposes an arbitrary definition of man, as a being who invariably does that by which he may obtain the greatest amount of necessaries, conveniences, and luxuries, with the smallest quantity of labor and physical self-denial with which they can be obtained in the existing state of knowledge"

Se trata ahí de la "acción económica", a la que se diferencia de otros tipos de acción humana, pero por estar generada en un sujeto que actúa "racionalmente". Estos conceptos se configuran en Mill al nivel de "teoría", y la admisión de tal "racionalidad económica" constituye una pre-decisión (un elemento conceptual insertado constructivamente) que es condición de posibilidad para enunciar luego proposiciones sobre ese campo de la realidad. Es decir, esa "racionalidad" se utiliza – constructivamente – como prisma de observación, "filtro" en el sistema observador o mero esquema de explicación, para poder hablar y explicar el quehacer económico.

Se observan así las acciones del ámbito económico bajo ese cristal polarizado que sólo capta lo referente al logro de ganancias:

"cómo si todas ellas surgieran en último lugar del apetito de riqueza, aunque muchas de ellas realmente surjan de una pluralidad de motivos (....) No que como si alguna vez hubiera existido un político-econòmico tan estúpido que hubiera presupuesto que la humanidad está constituida realmente así (por sujetos de racionalidad económica), sino más bien, porque éste es el modo y manera en que debe forzosamente proceder una ciencia (a partir de supuestos universales). Si un efecto depende de la simutánea acción de varias causas, hay que investigar aisladamente dichas causas y anlaizar por separado las leyes que rigen su eficiencia (...) Respecto a aquellos campos de la conducta humana en que la riqueza ni siquiera es el objetivo central, la economía política no pretenderá que se apliquen sus inferencias".

"La geometría presupone una arbitraria definición de una recta, a saber, la de que tiene una longitud pero ningún ancho" Y exactamente así es como procede la economía política partiendo de una arbitraria definición del ser humano como un ser que hace permanentemente lo que, en su actual estado de conocimientos, le facilita la mayor cantidad asequible de los bienes necesarios, comodidades y lujo, aplicando la menor cantidad de trabajo y esfuerzo físico".

"Si se aplican los principios de la economía política a un caso especial, entonces deberán considerarse también todas las circunstancias de este caso (....) y también deberá investigarse si en ese caso posiblemente no influyen también otras condiciones que (...) no caen dentro del ámbito de conocimientos de esta ciencia (....) Cualquier economista podrá aducir una serie de ejemplos de estos tipos de factores de perturbación (...) Aquí, el economista (...) sufrirá un descalabro si intenta aplicar su saber a la práctica"

Precisamente son pues los elementos del sistema-observador (esa "racionalidad" especial que filtra todo lo que es relevante para la obtención de riqueza) los que definen el mismo campo científico o teórico que es así co-construido al mismo tiempo que se pre-deciden esos elementos – en términos de la Philosophia Perennis: el objeto formal co-constituye el mismo objeto material del conocimiento.

Por ello, como comprendió Mill, un mismo campo objetal como el de la producción y distribución o comercialización de bienes puede ser

"objeto, tanto de la Economia Política como de las Ciencias de la Naturaleza: el conjunto de leyes que afectan sólo a la materia (que es intercambiada, producida, vendida) es objeto de las ciencias naturales, y el conjunto de leyes referentes a la forma en que el sujeto humano actúa en el campo económico sería pues el campo propio de la Economía Política. (...) Ésta investigará cuáles son los fenómenos espirituales que co-actúan en la producción y distribución ..."

Interesante es notar que para Mill, las leyes del consumo no caen bajo el ámbito de la Economía Política, pues serían sólo leyes que regularían el goce humano – y que para él son leyes de la filosofìa práctica o ética.

 

 

Bibliografía:

Benn, S.I./Mortimore, G.W. (1976): Rationality and the Social Sciences. London: Routledge.

Hume, D. (1738): A Treatise of Human Nature. Lopndon: A . Millar.

Nathanson, Stephen (1985): The Ideal of Rationality. Atlantic Highlands, N.J.: Humanities Press.

Simon, H. A. (1983): Reason in Human Affairs. Standford: Stanford University Press.

Rescher, N. (1984): Limits of Science. Berkeley/Los Angeles: University of California Press.

Schick, Fr. (1984): Having Reasons: An Essay in Rationality and Sociality. Princeton: Princeton University Press.