Habermas, Jürgen (1987): Teoría de la Acción Comunicativa I. Madrid: Taurus. Pp. 159-160.

 

Las observaciones las hace cada uno por sí solo y los enunciados observacionales de otro observador también puede com­probarlos cada uno por sí solo (recurriendo si es menester a ope­raciones de medidas). Si este proceso, que pueden repetir distin­tos observadores, en principio cuantos se quiera, conduce a re­sultados concordantes, puede darse por asegurada la objetividad de una observación. Por el contrario, la comprensión de un signi­ficado es una experiencia imposible de hacer solipsísticamente, por tratarse de una experiencia comunicativa. La comprensión de una manifestación simbólica exige esencialmente la participa­ción en un proceso de entendimiento. Los significados, ya se en­carnen en acciones, en instituciones, en productos del trabajo, en contexto de cooperación o en documentos, sólo pueden ser alumbrados desde dentro. La realidad simbólicamente preestruc-turada constituye un universo que tiene que resultar incompren­sible si sólo se lo mira con los ojos de un observador incapaz de comunicación. El mundo de la vida sólo se abre a un sujeto que haga uso de su competencia lingüística y de su competencia de acción. El sujeto sólo puede tener acceso a él participando, al menos virtualmente, en las comunicaciones de sus miembros y por tanto convirtiéndose a sí mismo en un miembro por lo me­nos potencial.

El científico social tiene que hacer uso para ello de una com­petencia y de un saber del que ya dispone intuitivamente como lego. Pero mientras no identifique y analice en profundidad ese saber preteórico no podrá controlar hasta qué punto y con qué consecuencias modifica, al intervenir en él como participante, el proceso de comunicación en que entró con la sola finalidad de entenderlo. El proceso de comprensión está retroalimentativa-mente conectado, de una forma que dista mucho de ser transpa­rente, con un proceso de producción. La problemática de la com­prensión puede, pues, reducirse a esta breve pregunta: ¿cómo hacer compatible la objetividad de la comprensión con la actitud realizativa de quien participa en un proceso de entendimiento?