Ontológico
(del griego, ontos, lo que está siendo o existiendo, y logos,
estudio)
Lo que se refiere al ser como concepto
metafísico. En ocasiones, se opone a gnoseológico, con el fin de deslindar dos
campos: el campo de lo real y el campo de lo mental. De lo que es real en cuanto
tal, o de lo que existe en cuanto existe, habla la ontología; de lo que es
meramente mental y del conocer como fenómeno mental habla la gnoseología. Para
Heidegger lo ontológico es lo referible al «ser» en cuanto éste se opone a
«ente», y representa el estudio filosófico de la misma realidad humana (Dasein),
que es la única manera de acceder a la comprensión del ser. Si, según la
definición del filósofo austríaco Alexius Meinong, seguidor de Brentano la
ontología es la teoría general de los objetos, deben distinguirse diversas
clases de objetos ontológicos, a los que corresponden distintos niveles y
sentidos de existencia:
lo real: objetos físicos y producciones del espíritu humano ...
lo ideal: objetos matemáticos, principios lógicos, teorías científicas...
lo metafísico: ser, mundo, causalidad universal, categorías...
lo axiológico: valores éticos o estéticos...
Ontología
Etimológicamente, estudio del ente, entendiendo por tal lo existente en cuanto
existente. Se ocupa de la característica más común de todo cuanto existe, el
ser, e intenta responder a la pregunta de qué es necesario para que algo sea o
exista y si hay diversas maneras de existir o ser (ver ontológico). El término
aparece hacia el siglo XVII y entra en el vocabulario filosófico por obra del
filósofo racionalista alemán Christian Wolff. Aunque pueda confundirse a veces
con la metafísica y, de hecho «el estudio del ente en cuanto ente» es la manera
como Aristóteles define a la filosofía primera, que la tradición llamó
metafísica, la ontología ha conseguido su objeto propio de estudio a lo largo de
la historia. La filosofía escolástica atribuyó a la metafísica general el
estudio del ser en general, y se fue confiando a otras metafísicas más
específicas el estudio de entes particulares (Dios, el alma humana, el mundo,
etc.), que luego recibieron otros nombres más específicos, como teodicea,
psicología, cosmología, etc. Wolff usó indistintamente los nombres de ontología,
metafísica general y filosofía primera. Para Kant es la ciencia del conocimiento
sintético a priori de las cosas, es decir, de aquellos principios del
entendimiento que hacen posible el conocimiento de las cosas. Por lo mismo, se
identifica con su filosofía trascendental, y no con el conocimiento de objetos
que estén más allá de la experiencia. Con Kant, el estudio de las
características generales de las cosas se traslada de éstas al interior del
espíritu humano y se convierte en el estudio de las condiciones trascendentales
que las hacen posibles como objetos de conocimiento. En realidad supone la
desaparición de la metafísica como ciencia y, con ella, de la ontología como
parte de la misma.
Tras introducir Husserl, a comienzos del s. XX, la noción de «ontologías
regionales», que consisten en la descripción de la esencia de la naturaleza, la
sociedad, la moral y la religión, N. Hartmann intenta una nueva fundamentación
de la ontología: distingue dos maneras básicas de ser, los particulares -el ser
real- y los universales -el ser ideal-, y dentro de cada manera varios estratos
de ser: por un lado, lo orgánico, lo inorgánico, lo consciente, lo cultural o
supraindividual y, por el otro, las esencias, los valores, los números o las
relaciones lógicas. El estudio de estos diversos estratos y de las categorías
que los definen constituye, de nuevo, distintas ontologías regionales. Heidegger
se apoya en la triple pregunta de Kant acerca de qué podemos conocer, qué
debemos hacer y qué nos es dado esperar, resumidas en una cuarta, a saber, qué
es el hombre, para referirse, reinterpretando la Crítica de la razón pura, a una
ontología que ha de servir de fundamento a la metafísica: esta ontología no es
otra que el conocimiento del ser del hombre, o ser-ahí. El positivismo lógico,
siguiendo una manera de ver ya iniciada por Hume, considerará carente de sentido
cualquier supuesto enunciado metafísico y, por ello mismo, y tras el auge de la
filosofía analítica, las preguntas de tipo ontológico no tienen, en muchos
autores contemporáneos, más finalidad que plantearse qué tipo de entidades son
los referentes de las palabras usadas en un enunciado; son preguntas acerca del
significado. W.V.O. Quine, quien define la ontología como el estudio de «lo que
hay», habla del compromiso ontológico que implica que toda teoría, y todo
lenguaje, debe decidir qué tipo de entidades o cosas constituyen sus referentes;
en palabras suyas, «lo que una teoría dice que existe».
Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.