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PRAGMATISMO. Es una concepción filosófica acerca de la verdad, es un método de análisis del significado de las proposiciones a partir de las consecuencias prácticas y efectos que generan tales enunciados. “El método pragmático trata de interpretar cada noción, trazando su respectiva consecuencia práctica (James, 1975: 25).

            El significado de un concepto o de una teoría depende de las consecuencias prácticas que se deriven de la idea o de la teoría.

            El significado depende de su uso, sus consecuencias en la acción, de su utilidad, sus efectos prácticos.

            El pragmatismo es una concepción del mundo, una filosofía de las masas de la vida cotidiana. Los hábitos, costumbres del ciudadano medio norteamericano, están permeados por una concepción de la verdad. La verdad depende de su uso en la acción.

            El pragmatismo norteamericano está presente en toda la estructura administrativa fordista y tayloriana que busca la racionalidad tecnológica.

            En una concepción pragmática, la verdad depende de su uso en la acción. La verdad se fundamenta en la experiencia, tesis del empirismo.

            Lo bueno es la utilidad, tesis del utilitarismo; la utilidad como máximo beneficio para el mayor número.

            La verdad de un concepto, teoría, depende de su uso en la acción, de su utilidad; tesis del pragmatismo.

            Estas tesis constituyen los axiomas de la cultura norteamericana, y la sociedad norteamericana es uno de los fenómenos de la modernidad.

            “El americanismo es el fenómeno de la sociedad moderna que deviene de la necesidad de llegar a una economía planificada y a la generación de un nuevo tipo de trabajo conforme a una industria fordizada y racionalizada” (Gramsci, 1986: 282).

            Las crisis periódicas del capitalismo generan la tendencia a la baja de la tasa de ganancia, por lo que la industria norteamericana se propuso intensificar la productividad para aumentarla. Al intensificar la producción mediante la administración taylorista y los estudios rigurosos de espacios, tiempos y movimientos, se consiguió aumentar la tasa de ganancia y posibilitar una política de altos salarios que a su vez intensificarían el consumo, reciclando el ciclo de producción y consumo.

            El americanismo es el espíritu de la modernidad, la realización de una utopía tecnológica, tal vez la Nueva Atlántida de Bacon, ciudad espacial, clásica y contemporánea. “Yo he buscado la América Sideral, la de la libertad absoluta de los ‘freeways’, nunca la de lo social y de la cultura, la de la ciudad desértica, de los metales y de las superficies minerales, jamás la América profunda de las costumbres y de las mentalidades” (Gramsci, 1986: 281). Expresa Baudrillard: “El sueño americano ha sido el resultado de la producción intensiva fordista-taylorista”.

            La intensificación de la producción solamente se pudo lograr con la presencia del fordista y taylorista. Gramsci llama a este fenómeno corporativismo industrial, empresa real, tecnología productiva.

 

El fordismo y el taylorismo son las tendencias contemporáneas que integran la innovación tecnológica y la economía liberal, penetradas fuertemente por la moralidad de la eficiencia y una ética protestante hacia el trabajo.

El fordismo es el proceso de reiteradas tentativas, realizadas por la industria para superar la ley tendencial de la caída de la tasa de beneficios.

Forma ultramoderna de producción y de modo de trabajo, tal cual es ofrecida por el tipo americano más perfeccionada la industria de Henry Ford (Taylor, 1985: 19).

 

            Los antepasados de Taylor eran cuáqueros ingleses y su madre descendía de una familia puritana. El taylorismo es una estructura de la acción social, administrativa, basada en una ética del trabajo, en la que subyace a la base cierta concepción del bien y la prosperidad debida al trabajador y sobre todo a la administración en el trabajo. Está fundado en la idea de que la vida tiene una finalidad, un fin, un objetivo. El objetivo es la prosperidad en la productividad, en el trabajo. La felicidad se identifica con la prosperidad, con la producción de objetos-servicios, mercancías. A mayor productividad, mayor beneficio, aparentemente para todos.

            La segunda parte de la definición presupone el máximo beneficio tanto para el capitalista como para los empleados. El liberalismo clásico y el utilitarismo coinciden en su finalidad de reconciliar al individuo y a la sociedad, el bienestar colectivo, en un esquema mental, basado en la lógica del uno más uno.

            El bienestar de todos y cada uno de los individuos debe posibilitar el bienestar del conjunto. Esto es cierto, si no hubiese una apropiación excedente por parte del capitalista y una disposición cotidiana de la energía de los empleados.

            El taylorismo gira en torno a la idea protestante de que cada hombre tiene una vocación (de vocare llamado interior), misión, aquello para lo cual nació según sus aptitudes y capacidades.

            La administración –señala Taylor– no debe basarse solamente en la búsqueda de salarios más elevados, sino que significa también la formación de cada hombre hasta llegar al estado de su máxima eficiencia. “La mayor prosperidad no puede existir más que como resultado de la mayor productividad posible de los hombres y máquinas del establecimiento: es decir, cuando cada hombre y cada máquina están dando el rendimiento más grande posible” (Taylor, 1985: 19).

            El taylorismo, así como el protestantismo, incitan al individuo a dar de sí mismo, entregar el máximo de productividad y ganancia, lo mejor de sí al trabajo.

            El capitalismo se enfrentó a una de sus crisis periódicas en 1929 debido a la declinación de la tasa de ganancia, por lo que era necesario aumentar la productividad para conservar el nivel de la tasa de beneficio. Se entró así a la productividad intensiva fordista-taylorista, donde una mayor productividad posibilitaba una política de altos salarios para conservar e incrementar los niveles de consumo de la clase empleada y garantizar la reproducción del capital.

 

            Dewey, John. Democracy and Education: An Introduction to the Philosophy of Education, Macmillan Co., New York, 1942; The development of American Pragmatism, University of Chicago, Chicago, 1916; La Ciencia y la Educación, Losada, Buenos Aires, 1941. James, Williams. Collected Essays and Reviews, Longman Green &, Co., New York, 1990; Pragmatismo, Aguilar, Buenos Aires, 1975; El Significado de la Verdad, Aguilar, Buenos Aires, 1974. Merkle, Judith. Management and Ideology: The Legacy of the International Management Movement, University of California Press, 1980. Sanders Peirce, Charles Santiago. Collected Papers, Edit. By Charles Hartshorne and Paul Weiss, Cambridge, Mas. & Harvard University Pres; Lecciones sobre Pragmatismo, Aguilar, Buenos Aires, 1971; Mi Alegato en Favor del Pragmatismo, Aguilar, Buenos Aires, 1971. Taylor, Frederick. Principios de la Administración Científica, Editorial Herrero, Hnos., Madrid, 1985.

 

(EMO)