Ferrater, Mora (1994): Diccionario de Filosofía. Tomo I. Barcelona: Ariel, pp. 834-836

 

Contexto de Descubrimiento y de Justificación

 


 

 

En Experience Prediction (1938), Hans Reichenbach propone distinguir entre la tarea de la epistemología y la de la psicología. La última se ocupa de cómo tienen lugar los procesos del pensar; la primera «trata de construir los procesos del pensar del modo como debeberían ocurrir si hubieran de ser dispuestos en un sistema consistente» (op. cit., pág. 5). Por tanto «la epistemología considera un sustituto lógico más bien que los procesos reales» (loc. cit.). Se trata de una reconstrucción racional pero, agrega Reichenbach, no arbitraria, ya que «se halla ligada al pensamiento efectivo mediante el postulado de correspondencia» (op. cit., pág. 6); sin embargo, «en cierto sentido es un modo de pensar mejor que el tiene efectivamente lugar».

 

Para distinguir entre la tarea de la psicología y la de la epistemología, Reichenbach propone dos expresiones que han hecho fortuna: «el contexto de descubrimiento» y el «contexto de justificación» (op. cit., págs. 7). Sólo el contexto de justificación -que a veces se llama asimismo de «validación»-  es de incumbencia del epistemólogo.

 

Reichenbach reconoce que hay una «correspondencia» entre el pensar construido (o reconstruido) lógicamente y el pensar efectivo, y admite, además, que las teorías científicas son sólo aproximaciones a lo que entiende por «contexto de justificación». Los que han admitido la distinción propuesta Reichenbach, o distinciones similares –los que han elaborado, siguiendo las inspiraciones lógico‑positivistas, lo que Hilary Putnam ha llamado, según frase ya consagrada «the Received View»; literalmente, «la concepción recibida»; más propiamente, «la concepción ortodoxa» y, más propiamente aún, «la concepción [otrora] vigente»‑ han alegado a menudo, contra quienes han atacado la distinción, que ésta no se propone describir los modos como se desarrolla la ciencia, y específicamente las teorías científicas. El análisis de la ciencia ‑que en tal caso es a menudo el análisis lógico de lenguajes científicos suficientemente maduros y desarrollados como para poder axiomatizarse‑ es una reconstrucción lógica de teorías científicas, o una reconstrucción racional del pensamiento» (op. Cit. pág. 382). En esta reconstrucción no de­sempeñan, según Reichenbach y otros auto­res, ningún papel las consideraciones psicoló­gicas –o, cabría agregar, sociológicas e históricas‑, las cuales se hallan dentro del con­texto del descubrimiento, pero no de la justi­ficación o validación.

 

Muchos de los autores que se han opuesto a la «concepción vigente» ‑o concepción otrora  vigente‑ niegan que haya la supuesta dicotomía entre los dos contextos. Esta negación puede asumir varias formas; la más co­nocida, representada, entre otros, por R. N. Hanson, siguiendo precedentes de Peirce, va acompañada de esfuerzos para constituir lo que se ha llamado una «lógica del descubrimiento­». Los procesos de descubrimiento no siguen necesaria­mente vías azarosas ni están condicionados y, con ello, validados por circunstancias “externas”; hay formas y modelos o patrones de descubrimiento (véase del citado autor, Patterns of Discovery, 1958, passim; trad. esp.: Patrones de descubrimiento: Observación y explicación, 1971 [reúne la trad. de dos obras]). La “lógica de la ciencia” en el sentido apuntado al principio es una “lógica del producto terminado”, en tanto que “una lógica del descubrimiento” es una lógica que, aun si parte del producto terminado, sigue los pasos que llevaron lógicamente a tal producto (cf. asimismo: “The Logic of Discovery”, Journal of Philosophy, 55 [1958], 1073-1089; “More on the ‘Logic of Discovery’”, ibid., 57 [1960], 182‑188; «Is There a Logic of Discojy?, en Current Issites in the Philosopliy of Science, ed. H. Feigl y G. Maxwell, 1961, págs. 20‑35, 4‑42; «Retroductive Inference», en Plálosophy of Science. The Delaware Seminar, ed. B. Baurririn, vol. 1, 1961, págs. 21-37; “Notes Toward a Logic of Discovery”, en Perspectives on Peirce, ed. R. J. Bernstein, 1965, págs. 42‑65). Es obvio que los modos de desarrollar la «lógica del descubrimiento» varían dependiendo de lo que se entienda por ‘contexto' en la expresión 'contexto de descubrimiento'. Cabe entender tal contexto de un modo «máximo», en cuyo caso la lógica del descubrimiento se «disuelve», en efecto, en psicología o en sociología de la ciencia, perdiéndose entonces toda estructura lógica o fiándose en «estructuras lógicas» del contexto que se recurra en cada caso. Puede entenderse de un modo «mínimo» o, cuando menos «moderado», como lo hace Hanson al hablar de la lógica del descubrimiento «filosóficamente respetable», la cual incluye, entre otros elementos, estudios de pasos inferenciales a partir del reconocimiento de anomalías y determinación de tipos de hipótesis que puedan servir para «explicar» las anomalías, y la cual constituye, en sus palabras, «un área de investigación no un manual de conclusiones» (o de recetas) («Notes, etc.», pág. 65). Aun en el sentido «mínimo» o «moderado», sin embargo, se postula que una «lógica del descubrimiento» tiene que distinguirse de una «lógica de los métodos de inducción», que Reichenbach y otros autores «ortodoxos» estiman ser la metodología apropiada para el estudio del descubrimiento científico.

 

El que el título original del libro de K. R. Popper, Logik der Forschung (1935), se haya traducido al inglés por Logic of Scientific Discovery, 1959 (la trad. esp. es: La lógica de la investigación científica, 1963), y el que Popper emplee esta expresión y haya habido debates en torno a los problemas que suscita puede prestarse a confusiones; así, por ejemplo, el trabajo de Thomas S. Kuhn, «¿Lógica del descubrimiento o psicología de la investigación?» (en Criticisim and tlie Growth of Knowledge, 1970, ed. I. Lakatos y A. Musgrave; trad. esp.: La crítica y el desarrollo del conocimiento científico, 1975) podría hacer pensar que Kuhn debate el problema de la «lógica del descubrimiento» en la acepción que hemos visto tiene esta expresión en Hanson, o como la que tuvo en Peirce. En rigor, Popper no acepta una «lógica del descubrimiento» en el sentido Peirce‑Hanson, y cuando habla, en inglés, de «lógica del descubrimiento» según el modelo, más o menos modificado, de su Logik der Forscluing, está hablando de una «lógica del conocimiento científico» (que es el título, más acertado, que se ha dado a la traducción al español del libro indicado de Popper). Por otro lado, es justo reconocer que una «lógica del descubrimiento científico», cuando abandona los últimos residuos «reconstruccionistas» y «justificacionistas» propios de la filosofía de la ciencia desarrollada por algunos positivistas, puede ‑sin convertirse en «psicología (o sociología) de la ciencia»‑ acercarse al estudio de pasos inferenciales que se dan de hecho en la investigación científica y que no se equiparan exactamente ni a procesos deductivos ni inductivos. La distancia que va del estudio de tales pasos inferenciales a un examen de la psicología (y sociología) del descubrimiento se puede hacer tan corta ‑o tan larga‑ como se quiera.

 

Herbert A. Simon sigue en parte las huellas de Hanson al sostener (cf. “Does Scientific Discovery Have a Logic?”, Philosophy of Science, 40 [1973], 471-480) que hay una lógica del descubrimiento entendida como teoría normativa de los procesos de descubrimiento, y aduce al efecto una serie de ejemplos de procesos de retroducción. Se trata, en sustancia, de descubrir estructuras o modelos de información contenidos en datos, y de usar la información obtenida para “recodificar” los datos.