Camacho, Hermelinda
En Camacho Hermelinda (2000): Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación. Tesis Doctoral. Maracaibo: URBE/LINEA-I
EL MUNDO DE LAS INVESTIGACIONES COMO SUCESIÓN DE DIFERENTES SECUENCIAS
OPERATIVAS Y DISTINTOS ENFOQUES EPISTEMOLÓGICOS
En este capítulo se describen los resultados del estudio, en términos de
evidencias halladas en el mundo de la Investigación y la Ciencia a favor de las
correspondencias entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas. El
reporte de estos hallazgos se expone en cinco secciones, la primera contiene las
evidencias encontradas en la Filosofía de la Ciencia, en el marco del
pensamiento acerca de la investigación y la ciencia; la segunda muestra
evidencias análogas, pero esta vez en la historia de la ciencia, sirviendo de
base las reseñas y reportes históricos clásicos sobre investigaciones.
La tercera sección, recoge igual información que las partes previas, pero en
este caso, sustentada en los testimonios autobiográficos de los grandes
investigadores; la cuarta, se apoya en las experiencias aportadas por
investigadores universitarios activos, a través de entrevistas personales.
Concluyendo, este capítulo, con la vinculación de los enfoques epistemológicos y
sus respectivas secuencias operativas, tomando como base, cada uno de los
hallazgos contenidos en las cuatro secciones previas. De esta manera, se cubre
todo el espectro del mundo investigativo, en atención a la necesidad de una
búsqueda exhaustiva.
Una revisión a la historia de la ciencia permite establecer que los
investigadores, llamados también científicos, han asumido desde siempre una
posición epistemológica que posteriormente se relaciona con los esquemas
operativos pertinentes a la misma, con el propósito de orientar la investigación
hacia la búsqueda de respuestas con métodos y técnicas idóneas para ese fin.
Por otra parte, es corriente, sobre todo en investigadores en formación, que se
seleccione un estilo de metodología operativa sin tomar en cuenta la
fundamentación filosófica que subyace en el enfoque con el cual dice estar
indagando. Esta aseveración se fundamenta en los resultados empíricos de
conversaciones sostenidas con maestrantes y participantes de los doctorados de
diferentes universidades locales, en las que, además, se detecta un vacío de
conocimientos teóricos sobre la filosofía de la ciencia, mostrando, así, una
seria dificultad en cuanto al establecimiento idóneo de enfoques epistemológicos
y esquemas operativos.
Se establece así una escasa articulación entre la teoría y praxis, punto
esencial en el presente estudio, para lo cual se hace necesario llevar a cabo
una revisión exhaustiva respecto a la manera como, a lo largo de la historia de
la ciencia, los investigadores han pensado y actuado. Es imprescindible también,
estudiar los enfoques de investigación surgidos en la historia de la ciencia e
igualmente, se hace necesario indagar acerca de las diferentes propuestas de
abordaje de la investigación, desde el punto de vista de las secuencias
operativas. Asimismo, se identifica qué sistema de relaciones ocurre entre el
enfoque y la secuencia operativa aplicada por el investigador.
1. La Filosofía de la Ciencia como evidencia de las correspondencias entre
Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación
Desde la antigüedad, el hombre buscaba resolver incógnitas a través de modelos
donde el conocimiento científico era de naturaleza práctica, sin demasiada
organización racional. Ejemplo de ello fue el desarrollo de la actividad
intelectual en las ciudades helénicas del mediterráneo oriental, de Hipócrates
de Cos, Anágoras de Clamazone, Anaximandro de Mileto, Pitágoras de Santos,
Herodoto de Halicarnaso, entre otros, quienes con sus ideas y libertad de
pensamiento permitieron sentar las bases de la reflexión científica, anticipando
muchas hipótesis que en la actualidad se consideran todavía como válidas.
Thales de Mileto, hace más de dos mil quinientos años, buscó las causas
fundamentales de los fenómenos naturales; este filósofo introdujo el concepto de
que la tierra era un disco plano que flotaba en el elemento universal, el agua.
Años más tarde, Pitágoras, filósofo y matemático, estableció una escuela de
pensamiento donde las matemáticas se convirtieron en una disciplina fundamental
para toda investigación científica. Según Sabino (1996, p. 18), fue en la región
de Jonia donde se inició, una auténtica revolución del pensamiento cuando varios
científicos, entre ellos, Eratósfenes, Aristarco de Samos, Arquímedes,
Teofrasto, Hiparco de Nicea, intentaron comprender la naturaleza sin invocar la
intervención de los dioses, acudiendo por el contrario a la reflexión racional,
a la experiencia organizada como vía para entender el sentido del movimiento de
los astros y la explicación al comportamiento del cosmos.
Otros testimonios señalan que en Atenas, en el siglo IV antes de Cristo, la
Filosofía Natural Jónica y la Ciencia Matemática Pitagórica, se combinaron para
producir la síntesis formada por la Filosofía Lógica de Platón y Aristóteles. En
la “Academia” de Platón se subrayaba el razonamiento deductivo y la
representación matemática; en el “Liceo” de Aristóteles prevalecía el
razonamiento inductivo y la descripción cualitativa. La interrelación entre
estos dos enfoques de la ciencia ha sido la clave para el desarrollo de la
mayoría de los avances posteriores.
Las testificaciones reseñadas, muestran la manera como se ha hecho
investigación, en este caso, los grandes hombres de ciencia construyeron sus
descubrimientos a través de observaciones, experimentos, imaginación, estudios,
ideas, intuición, lo cual conduce a pensar que hay muchas maneras de iniciar un
estudio. En ese sentido, Beveridge (1973) señalaba que, “muy a menudo los nuevos
conocimientos tienen su origen en algunas observaciones inesperadas, de
ocurrencia casual que se producen durante una investigación (p.39).
A partir de tales experiencias, la investigación, como producción del
conocimiento científico, se concibe como respuesta a dudas absolutamente
universales que interesen a todos, que trasciendan cualquiera necesidad
individual o micro-grupal y que se derivan de reglas propiamente bien definidas
de contrastación y demostración.
Años más tarde, en el siglo XIII, la recuperación de obras científicas de la
antigüedad en las universidades europeas, llevó a una controversia sobre el
método científico. Los llamados realistas apoyaron el enfoque platónico o método
deductivo y de las matemáticas, como se había dicho antes, mientras que los
nominalistas prefirieron la visión aristotélica o inductiva (Encarta, 1997). En
las universidades de Oxford y París, estas discusiones llevaron al
descubrimiento de la óptica y la cinemática, teorías que prepararon el camino
para que el astrónomo alemán Jahannes Kepler evidenciara que la distancia y el
tiempo de recorrido orbital de cada planeta podía vincularse sistemáticamente
por medio de ecuaciones cuadráticas sencillas; así mismo, para que Galileo
Galilei estudiara la caída de los cuerpos, encontrando que todos gravitaban
hacia la tierra con una misma aceleración constante.
Adam (citado en Geymonat, 1972) comenta que “la ciencia no debía ser sino una
actividad del espíritu en sí y no por sí, por encima de todas las demás,
contemplación pura sin efecto práctico alguno”(p.33); sin embargo, y en
contrastación con esta posición en la edad media, el objeto de la ciencia era
actuar sobre la naturaleza, transformar los cuerpos, acaso crearlos; pero se
imaginaban que este objeto podía alcanzarse a tientas, se investigaba sin
método, al azar, cada arte poseía sus propios procedimientos e ingredientes,
pero, en general, con medios empíricos. Este punto de vista, refería el citado
autor, “no tomaba en cuenta que la ciencia pudiera prescribir reglas al trabajo
humano más simple y fecundo y al alcance de todos”(p.34).
Tanto Galileo como Descartes y otros, buscaban edificar un saber fecundado sobre
nuevas técnicas racionales, válidas ya no sólo en el campo de las ideas
abstractas, sino en el campo mucho más rico de las experiencias concretas; esto
originó el surgimiento de grupos cada vez más numerosos de científicos,
profundamente sensibles a los intereses de la producción y capaces de darse
cuenta de la unidad indisoluble entre la práctica y la teoría.
Nuevos problemas surgen del mundo político-económico, adquiriendo especial
importancia lo práctico, planteado por ejemplo en la navegación, canalización de
ríos, construcción de puentes, levantamiento de fortalezas, que no podían ser
resueltos de manera empírica, pues exigían un planteo teórico; estas
circunstancias apartaron los estudios científicos de orden metafísico para
vincularlos a cuestiones concretas.
El viejo concepto de ciencia evolucionó profundamente y muchos instrumentos y
procedimientos de las actividades prácticas fueron utilizados y adaptados, según
Dewey (citado por Kerlinger, 1990), a las exigencia de la investigación
científica. Ejemplo de ello son los procesos ordinarios artesanales
(debilitar-intensificar, combinar-separar, disolver-evaporar, calentar-enfriar).
Tal situación generó un sentimiento de desdeño hacia las ciencias de la
investigación, sustentadas en las concepciones generales de la antigüedad
filosófica de la naturaleza; de allí que relata Dampier (1997), servía muy poco
para encauzar las aguas de riego o construir una ciudad fortificada, lo cual a
su vez planteó una nueva disyuntiva, la discusión sobre lo que es o no es
conocimiento científico, es decir, a qué método podía acudirse para diferenciar
el hacer científico del trabajo ordinario de millares de artesanos.
Geymonat (1972,p. 36) caracteriza la discusión de la siguiente manera:
1. Introducción de una instancia racional en el estudio de los problemas
2. Conciencia de la necesidad de lograr para tal estudio la más amplia
colaboración.
En el primer caso, el esquema de concepto racional introducido por la filosofía
de la naturaleza griega y medieval, pretendía ser una explicación completa de
todo el curso de la naturaleza, haciéndose el esquema muy general; en
contrastación, la nueva ciencia intentaba modelos teóricos de un campo
circunscrito de fenómenos (trayectoria de los proyectiles, funcionamiento de los
lentes, la atracción magnética) deducido de la observación de relaciones
precisas.
Con respecto al segundo caso, ya no se trata solamente de ejecutar bien una
determinada investigación, sino que además existe la convicción del absurdo del
secreto de laboratorio; en oposición a ello, se trata de describir con máxima
precisión el procedimiento empleado, se difunde para que otros también
experimenten y se recogen las ventajas de esta difusión al abrirse nuevos
caminos en posibilidad cada vez más amplia.
El resultado más importante desde el punto de vista general de la ciencia es que
el investigador ya no va en busca de oscuras “esencias” de los fenómenos, ni de
remotas causas metafísicas, ni de inverificables incidencias finales, pues la
técnica de la ciencia experimental moderna, una vez afirmado el pensamiento
científico moderno, en algunos campos particulares comenzó a desarrollarse con
ritmo creciente, se formó poco a poco y, a través de una larga serie de éxitos y
de derrotas parciales, logró adquirir finalmente esa estructura sólida que
constituye el nuevo tipo de racionalidad práctica, característica de esta época.
El siglo XVII es considerado como la fecha de nacimiento de la ciencia moderna,
se gesta una revolución de grandes proporciones en todo el campo del
conocimiento de un mundo ya no “encantado”, sino sujeto a leyes.
Galileo Galilei, hombre de gran talento, no sólo era versado en el campo de la
matemática, en filosofía y en obras de la antigüedad griega, sino también aunaba
a su razonamiento riguroso y claro, una capacidad y una inclinación indudable
hacia el trabajo artesanal, actividad que le permitía confeccionar los
instrumentos que necesitaba para poder observar con más exactitud los fenómenos
que estudiaba, ya que, como afirma Geymonat (1969), Galileo sostuvo que, ante la
imperfección de los sentidos, el científico tiene la obligación no ya de
limitarse a condenar el conocimiento sensible sino de crear los medios para
hacerlo más perfecto.
Es importante indicar que este científico añadió a los métodos antiguos de
inducción y deducción la verificación sistemática a través de experimentos
planificados, uniendo de un modo riguroso la especulación teórica con las
pruebas prácticas y utilizando instrumentos científicos de invención reciente
como el telescopio, el microscopio y el termómetro, invenciones que abrieron
nuevos e insospechados horizontes a la observación.
La ciencia experimental que tiene sus inicios en el Renacimiento (Copérnico y
Galileo) establece un dominio del saber (físico) que crea nuevos objetos
(fenómenos físicos experimentales y cuantificables), nuevos conceptos (ley,
verificación, mensura) y nuevas técnicas (observación, experimentación), todo
ello con la posibilidad de aplicación práctica al dominio de la naturaleza.
A finales del siglo XVII se amplió el experimento matemático y físico, al
emplear el barómetro Evangelista Torricelli; la bomba de vacío, el físico y
químico británico Robert Boyle y el físico alemán Otto Von Guerike y además la
publicación de la obra Philosophíae naturalis principia mathemática (Principio
matemático de la filosofía natural), del matemático y físico británico Isaac
Newton, en el año 1687, con la cual brindó al mundo su gran descubrimiento: la
“Ley de la Gravitación Universal”.
La mayoría de los autores que se han ocupado de la historia de la ciencia
coinciden en referir que toda investigación tiene su origen en una fuente, o
sea, que tiene un antecedente que proporciona un nuevo punto de vista y un
reenfoque capaz de hacer fecundar nuevas exploraciones teóricas. Ejemplo de
ellas son los estudios de Newton (citado por Sabino, 1996), quien logró vincular
los descubrimientos de Kepler, Galileo y otros que se habían producido a lo
largo del siglo XVI y XVII, en la elaboración de las leyes generales sobre el
movimiento de los cuerpos y la Ley de la Gravitación.
Otro científico que cabe mencionar, fue Pasteur, quien basó su estudio de
asimetría molecular en los trabajos realizados por Chevreul y los de Hauy, de
donde dilucidó claramente los dos métodos que le permitieron abordar el estudio
de las sustancias: el método químico y el método físico. El descubrimiento de la
asimetría molecular por el citado investigador, sin duda, uno de los más
trascendentales del siglo XIX, constituye un ejemplo característico de la
convergencia de ideas procedentes de diversos campos (la química, la
cristalografía y la física), aglutinados para poner de relieve una propiedad de
la materia.
Bernal (1973) comenta que cuando Pasteur inició las primeras etapas de
investigación, lo hizo con un bagaje de ideas claras y de objetivos definidos.
Tenía ya dos ideas clave en su mente: como químico, estaba en completo acuerdo
con la definición de las especies químicas que dio Chevreul y además, tomó de
Hauy, la idea de que el cristal es trasunto de esta disposición molecular.
Muchos autores, entre ellos Buffo (citado por Brezinski,1993), coinciden en
señalar que en la fase de preparación del trabajo creador hay que impregnarse
del tema. Por lo tanto, se debe equipar la mente con ideas para que éstas
germinen solas en la mente; si éstas no acuden, hay que cambiar la actividad o
atacar el problema por otro camino o, como decía Hilbert, encontrar nuevos
conceptos y métodos de los que se desprenderán resultados originales.
Otro aspecto a tomar en cuenta, y que permite hacer una investigación, como se
había dicho antes, es la observación; si ésta es atenta, concentrada en el
objeto y hecha de forma regular, se podrían alcanzar algunas informaciones que
proporcionen elementos de valor práctico concreto. Por eso, la observación
científica es replicativa, porque así se confirma y se enriquece, incorporando
las modificaciones que los objetos pueden sufrir en el transcurso del tiempo.
Es importante señalar que la observación, por sí misma, no alcanza a dar
explicación a los fenómenos. Se necesita de otros procesos mentales bien
diferentes para avanzar. Además, se necesita del trabajo teórico esencial para
que las informaciones lleguen a esclarecer el núcleo de lo que se quiere
averiguar.
Señala Sabino (1996) que el pensamiento antiguo tuvo dificultades para decir
algo coherente y sistemático respecto a los objetos más inmediatos de la
experiencia, por no tener un criterio general que permitiera organizar y
clasificar esa acumulación de datos producto de la observación que se obtiene en
la labor de la investigación, de allí que se considera que, sea cual fuere la
manera de adentrarse en una investigación (sea la observación, experimentación,
hipótesis, imaginación, intuición o razón), el investigador aporta su
contribución a la obra común de expandir el conocimiento científico o, como
expresa Pierre Lecomte Du Noui, (citado por Brezinski, 1993), “es fácil
comprender que para hacer avanzar la ciencia no se puede contar eternamente con
los escasos hombres geniales que la humanidad nos suministra lentamente”(p.15).
Por el contrario, interesa suscitar simplemente la aparición de hombres dotados,
inteligentes y trabajadores que, situados en un medio adecuado, produzcan,
cuando no descubrimientos sensacionales, sí al menos trabajos útiles. Esto
implicaría dar respuesta a cómo se construye el conocimiento científico, cómo se
elabora y cómo parte de la respuesta se encuentra en el hecho de que muchos de
los progresos científicos se deben a que muchas personas desconocidas prepararon
el terreno y realizaron las limpiezas previas.
La literatura que existe con relación al pensamiento del investigador plantea
diferencias en la manera como cada uno de ellos desarrolla sus procesos
mentales. De allí surge una clasificación bastante genérica que permite situar
otros componentes del descubrimiento científico y que podría establecer la pauta
operativa de los procesos de indagación. Sobre ello comenta Jean Dieudonne
(citado por Bresinski, 1993, p. 13) que existen tres categorías de
investigadores en las matemáticas:
1. Los que se limitan a sacar consecuencias fáciles de principios bien
conocidos, logrando extraer consecuencias de sus indagaciones e inspirándose en
un patrón que no es el suyo.
2. Los que son capaces de adelantar su trabajo de tesis hasta adentrarse en
caminos totalmente distintos, que permanecen con frecuencia activos en la
investigación durante una treintena de años y publican con frecuencia sus
memorias originales. Sólo ellos pueden encargarse con éxito de las enseñanzas a
otros nuevos investigadores, donde se difunden las ideas nuevas y sirven de
consejeros a los nuevos matemáticos.
3. Los grandes innovadores cuyas ideas impactan en todas las ciencias de su
tiempo y repercuten, a veces, durante más de un siglo.
Así como Dieudonné estableció la categorización comentada, Brezinski (1993),
consideró una subcategorización un tanto diferente, al comentar que en la
primera categoría pueden establecerse con facilidad dos tipos más de
investigadores, de acuerdo a la utilidad de su trabajo:
1. Aquellos que sin manifestar gran ingenio son capaces de hacer funcionar
máquinas ya rodadas y resuelven en muchas oportunidades problemas importantes y
difíciles.
2. Los que aportan ideas nuevas sin ser grandes innovadores y posibilitan el que
otros hagan funcionar la máquina y exploten las ideas más a fondo.
Al igual que existen diversos tipos de investigadores, también hay distintos
métodos de trabajo para llegar al descubrimiento científico. Así, se suele
distinguir entre espíritus lógicos y espíritus intuitivos o, como señala Padrón
(1997), inductivo-concreto, deductivo-abstracto e inductivo introspectivo.
Al respecto, Correl (1873-1994) señalaba que entre los científicos se
encontraban dos clases de espíritu: el lógico y el intuitivo; la ciencia debe su
progreso tanto a unos como a otros. Las matemáticas, aunque de estructura
puramente lógica, emplean, no obstante, la intuición.
Esa diferencia de temperamento entre los investigadores condiciona el estilo de
trabajo de cada uno. Por eso es importante que al investigador novel, que
realiza un ejercicio de investigación tipo tesis de grado, se le proporcionen
las herramientas para que la desarrollen, pero no se les debe proporcionar
patrones únicos que le coarten su imaginación y creatividad. Brezinski (1993)
comenta que los conceptos aprendidos en los libros, vigilados y criticados por
los profesores, bloquean la imaginación, por ello la ciencia verdaderamente
educativa no es la que se da como algo ya hecho, acabado, infalible en su
simplicidad y uniformidad lógica, sino la que se trabaja, busca, vacila, se
autocrítica, se corrige, se siente eternamente provincial.
La ciencia es algo vivo en continua creación, sujeta a la realidad, en lugar de
imponerse a ella, no está formada sólo por la facultad de la observación externa
y de la deducción lógica, sino que distingue la conveniencia de los métodos para
los problemas, la importancia y el valor de los resultados.
La Historia de la Ciencia señala que en ella hay un estilo, una manera de obrar
con respecto a la naturaleza y hablar de ella, una forma de elaborar
experiencias, sacar conclusiones y elaborar teorías, traducirlas para obtener
una historia que contar o que escribir, o sea, que hay un modo personal de
tratar la ciencia y de hablar de ella, lo importante es que, cualquiera que sea
el estilo del investigador, su cualidad principal deberá ser la apertura de
espíritu, el pensamiento independiente.
En el caso de las matemáticas, los investigadores comienzan a ejecutar procesos
inductivos en la realización de sus exploracioness, cuya finalidad es por
ejemplo, verificar un teorema. Sin embargo, ésta no es la única manera de
abordar un estudio, pues, como se dijo anteriormente, existen otros que lo hacen
a través de hipótesis o través de investigaciones abandonadas por otros, de allí
la importancia de que el investigador sea una persona perseverante, crítica,
reflexiva y dispuesta a empezar de nuevo cuando los resultados no representan el
esfuerzo invertido en ellos.
De acuerdo con Newman (1968), las matemáticas son una creación del espíritu
humano que se parece a un rompecabezas: se parte de una pieza y unas reglas para
ensamblarlas y se buscan los fragmentos que puedan ir juntos; si se cambian las
partes o los procedimientos, se obtendrá otra configuración. Ejemplo de ello son
los axiomas de la geometría. Para las Matemáticas, el problema de la verdad
científica ni siquiera se plantea. Se dan cartas y reglas, y con ellas se juega.
Mientras las directrices no se cambien, todas las partes que entran en juego son
válidas y verdaderas.
En ese sentido Brezinski (1993) comenta que no ocurre lo mismo con las ciencias
de la naturaleza, las cuales están sometidas a la observación y experimentación,
ya que intervienen los sentidos y el cerebro.
Pasteur, por ejemplo, dilucida claramente los dos métodos para abordar el
estudio de las sustancias: el método químico y el método físico, como se había
dicho anteriormente. Al respecto, Bernal (1993), comentando su libro sobre
cristalografía (que Pasteur no llegó a publicar) dice que en él se encuentran
notas como la siguiente:
dos son los caminos que pueden seguirse en cuanto al modo de enfocar el objetivo
al que tienden tantos y tantos esfuerzos. Uno es el que deriva las propiedades
químicas propiamente dichas: alteración de la sustancia mediante los diversos
reactivos, examen detallado de los productos resultantes, para tratar luego de
inferir la disposición de los átomos según la forma de disociación de su
disposición original. Este proceso analítico cuenta con la poderosa ayuda de la
síntesis, o sea con los procesos necesarios para reconstruir la disposición en
cuestión partiendo de otros más simples. Este es el que podemos llamar el
“método químico”, un método muy generalizado, es decir, que ha sido adoptado
casi universalmente por los químicos. Pero existe otro método de abordar el
problema, el cual consiste en no alterar la sustancia y en investigar con
detalle sus propiedades como un todo. Este procedimiento es “el método físico”.
Aún cuando su carácter es más restringido que el método químico, es tal vez el
más preciso y seguro; he seguido este método, sin abandonar por ello el
primero.(p.185)
Como puede observarse, el citado autor, aunque no utiliza la terminología
“deductivo”, “inductivo”, hace una descripción de la manera como los físicos y
los químicos operativizan su metodología de trabajo, estableciendo con claridad
en dónde ocurrió un proceso de inducción y dónde se dio la deducción. Un aspecto
interesante de esa disertación es que Pasteur no discriminó el uso de uno u otro
método, sino que estableció la necesidad de acudir a alguno de ellos, según la
situación de investigación, a diferencia de Bacon, quien siempre mostró fuerte
tendencia a considerar la deducción como poco idónea a los efectos de crear
conocimiento científico.
Sin embargo, no es necesario esperar identificar el método a utilizar para
iniciar la tarea de investigar; esto no es lo que marca el éxito de la misma,
pues por ser la investigación una actividad formadora para el mismo espíritu
humano, aunque no se desee dedicarse a ella toda la vida, a aquellos que la han
practicado durante algún tiempo les queda una manera específica de abordar los
problemas. Sobre esto se localizan comentarios encontrados, así autores como
Louie Leprince-Ringuct (1945), escribieron que para estar en condiciones de
descubrir, hay que elegir una dirección conservada durante largo tiempo y no
abandonarla si no es por razones graves, pero esta aseveración no tiene por qué
implicar que la direccionalidad a la que se refiere este autor tenga que ser la
metodología seleccionada para los fines de indagación.
Bernal (1973) decía que sólo si se comprende el curso de la ciencia en el pasado
se estaría en condiciones de controlar su acción en el presente y en el futuro.
Galileo fue el creador del método de la ciencia física, su interés fue descubrir
cómo actúan las cosas, por qué lo hacen. Por ello no despreciaba el papel de la
teoría y él mismo no tenía rivales en la estructuración de arriesgadas
hipótesis, pero reconocía que la teoría debe ajustarse a los resultados de la
observación.
La disertación hasta ahora realizada puede concretarse en los cuatro grandes
aspectos sigiuientes:
1. Las investigaciones casi siempre tienen un predecesor que incuba la idea y
otro que la desarrolla completamente, como en el caso de Bernal, que le agradaba
iniciar algo, dejar crear la idea, poner el primer pie en algo y luego,
abandonarla para que alguien produjera el trabajo final, terminarlo (Show,
1964).
2. Los científicos han asumido siempre una posición epistemológica en especial,
lo cual no significa necesariamente que, en algún momento y dadas algunas
circunstancias, no hayan abordado otra.
3. En correspondencia con cada posición, surge una secuencia operativa o
procedimental que le permite al científico llevar a cabo sus estudios,
congruentemente con sus convicciones.
4. Muchos científicos pueden hacer combinaciones de método sin detrimento de uno
o del otro, de acuerdo a las necesidades que se presenten, como en el caso de
Pasteur y Darwin.
De todo ello interesa, para efectos de este estudio, explicar las relaciones de
consistencia que se dan entre enfoques epistemológicos asumidos por el
investigador y las secuencias operativas seleccionadas para llevar a cabo su
estudio.
2. La Historia de la Ciencia como evidencia de las correspondencias entre
Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación
En primera instancia, se revisa la historia de la ciencia en el mundo
occidental, dado que hasta finales del siglo XX se han producido grandes
descubrimientos científicos cuyos hallazgos, en su mayoría, han quedado
demostrados a través del tiempo, en los relatos que sus propios gestores han
llevado a cabo, cuyos argumentos sólo muestran, en su generalidad, qué les
preocupó y hasta dónde llegaron en la búsqueda de sus respuestas, pero pocos
describieron minuciosamente el camino que siguieron para lograr la solución o la
verdad, entendida ésta como lo que en ese momento se podría establecer, según el
grado de desarrollo de la ciencia.
Sobre el tema, se encuentran referencias bastantes ricas y abundantes en
información, por lo que ha habido la necesidad de buscar ideas claves que
permitieran reconstruir tales procesos enmarcados en la época en que ocurrieron,
con los hombres que ocurrieron, cómo ocurrieron y la manera de pensar que éstos
tenían, es así como puede hablarse de diferencias en la aplicación de “método”,
conceptualizado como el camino racionalmente justificado, entre unos y otros
científicos, para abordar tanto los problemas mas inmediatos de la cotidianidad,
como la construcción de los más afinados sistemas de razonamiento y
argumentación.
Así, desde la perspectiva de la historia de la ciencia, se pueden constatar las
inquietudes que han impulsado al hombre a buscar alternativas, considerando y
combinando nuevos elementos, a crear conocimiento en respuesta a la dinámica de
su inserción en un escenario histórico-social particular.
En la antigua Babilonia, por ejemplo, el origen de la ciencia en su aspecto
práctico se cimentó sobre la base de coordinación y estandarización de los
conocimientos, el sentido común, la industria y las primeras claves se
encuentran en los edictos de los gobernantes Babilónicos (2.500 a.c.) sobre la
importancia de tener unidades fijas de medidas físicas, para la cual se
establecieron patrones oficiales de longitud, peso y capacidad, los cuales se
universalizaron y se mantienen, hasta el día de hoy, con algunas innovaciones
desarrolladas a lo largo de la historia del hombre en diferentes períodos y
lugares (Dampieri,1997).
Otros hallazgos en esta cultura lo conforman la tabla de multiplicar, de los
cuadrados y cubos; los comienzos de la geometría como ciencia abstracta derivada
de las necesidades de la vida diaria, la agrimensura con números y fórmulas
rudimentarias; la medición sistemática del tiempo y el conocimiento de las
estaciones tan importantes para el desarrollo de la agricultura. Estos son los
hechos irrefutables que aparecen en la historia de la ciencia, pero no se
encuentra información explícita sobre cómo ocurrieron los procesos de
investigación; de qué manera operativizaron el pensamiento cuando abordaban
estas preocupaciones, ni cuántas veces repitieron los procedimientos hasta
llegar a los hechos aquí relatados.
Existe un acuerdo general sobre el hecho de que la cultura científica occidental
tiene sus raíces en los desarrollos culturales de la antigüedad greco-oriental y
greco-latina, cuya conformación y expansión han estado ligadas a la presencia de
grandes civilizaciones y escuelas de pensamiento científico-filosófico que
tuvieron su asiento en diferentes locaciones de la Grecia insular, la Grecia
Continental y la Grecia de las costas occidentales del Asia Menor. En verdad,
las antiguas ciudades de la escarpada península griega raras veces estaban
alejadas del mar, lo cual marcó una influencia decisiva en su versátil historia
cultural. Los griegos fundaron colonias a lo largo de la cuenca del mar Egeo,
para después extenderse por el mar Mediterráneo y el mar Negro. Fueron estos,
junto con los fenicios, los grandes artífices de la civilización mediterránea.
En la cultura griega, en los escasos documentos que se poseen del siglo XIII al
siglo VI a.C., se pueden examinar desde el predominio del pensamiento místico
(los misterios eleusinos y los órficos) del que surge la mitología olímpica, que
formaba parte de la reflexión teológica; hasta la conjugación de sistemas de
razonamiento con sistemas observacionales, experimentales de manipulación y
registros sensoriales. Es decir, la práctica de la observación sistemática y la
atención a hechos constatables, cuya garantía se ubica en los mecanismos de la
razón humana, tuvo gran acogida en el pensamiento griego (Dampieri, 1997;
Bernal, 1968; Garcia Morente, 1952; Padrón, 1996; Vera, 1958; entre otros).
Notable ha sido el papel desempeñado por los antiguos griegos en el desarrollo
de la ciencia. La filosofía (en griego “amor a la sabiduría”), en el sentido que
se da hoy a dicho vocablo, nació en la Hélade. Los ciudadanos de las polis
evolucionadas de la Jonia, cuya ubicación estratégica incluye los espacios
adyacentes a la cuenca del mar Egeo y el Mediterráneo oriental, con grandes
posibilidades para el comercio. Además, por su cercanía con el vasto Imperio
Persa, estos territorios se convirtieron en un área de fuertes migraciones y
confluencia cultural con el cercano Egipto de los faraones, los
asirio-babilónicos, los caldeos, los hititas, los hebreos, los fenicios y hasta
la antigua china.
Refiere Sarton (1979), que cuando los caldeos observaban el curso de los astros
en el cielo como el cristal de Mesopotamia, cuando los egipcios medían, con el
fin de determinar los impuestos, los terrenos del Nilo devastaba y fertilizaba a
la vez; cuando el primero deducía de los eclipses de los grandes cuerpos
celestes la ley empírica de sus ciclos periódicos, y el segundo creaba para
obtener la medición de los campos, una técnica que contenía el embrión de la
geometría, ellos, sin saberlo y sin quererlo, preparaban el desarrollo de la
ciencia griega.
Pero entre los caldeos y egipcios, por un lado, y los griegos de los siglos VI-VII
antes de Cristo, por otro, ya existía una profunda diferencia de naturaleza
social; mientras en los primeros, los astrónomos, los agrónomos y otros sabios
del momento estaban organizados en castas de índole sacerdotal (en el sentido
que consideraban “sagrado”, por lo tanto secreto, el patrimonio de sus
conocimientos profesionales) protegidas por el poder político y económico al que
servían, los segundos ya habían superado, la era de los reyes y también la de
los jefes de carácter feudal, quienes tenían en sus manos las riquezas y el uso
de los instrumentos materiales y culturales de la producción, incluido el empleo
de los círculos cerrados de sabios.
En la Jonia, la nobleza de nacimiento fue reemplazada en el poder por mercaderes
emprendedores cuyas relaciones comerciales se habían consolidado gracias a la
colonización, resultó favorecido el audaz florecimiento del pensamiento. De la
misma manera la mitología, que durante largo tiempo había explicado la formación
del mundo y las vicisitudes humanas como obra de la voluntad caprichosa de los
dioses del Olimpo, había perdido vigor en Grecia. Incluso la primitiva forma de
la religión politeísta estaba en fase de abandono, sobre todo en la Jonia, que
por su situación geográfica recibía la poderosa influencia de los cultos
monoteístas orientales. El politeísmo se dio cada vez más ante el monoteísmo, el
conocimiento cada vez más exacto y la atenta observación de los fenómenos
naturales induce, al mismo tiempo. a la especulación acerca de la constitución
de los agentes materiales; el mundo de los dioses, de los genios y de los
demonios dejó de tener función exclusiva de ser una venda alrededor de los ojos
para interpretar la naturaleza.
El cambio de las condiciones de vida como consecuencia de lo dicho antes, sobre
todo por la tendencia a vivir en comunidades preferiblemente situadas en la
costa o en las islas y por tanto alimentadas por actividades mercantiles
marítimas, aunque con una base agrícola y artesanal más desarrollada, concentró
la atención sobre un conocimiento de la naturaleza que consintiera su mejor
dominio, hasta donde -es obvio- fuese útil y concebible. Por ello, a los
primeros filósofos griegos se les llamó también “fisiólogos”, o sea estudiosos
de los fenómenos de la naturaleza.
Mileto, polis principal de la Jonia, fue la patria del primer filósofo helénico,
Thales (hacia el 600 a.c.), padre de la concepción materialista espontánea,
hombre comerciante, estadista, ingeniero, matemático y astrónomo, concebía la
idea de que el universo es un gran complejo de orden natural, explicable sobre
la base del conocimiento común y de la investigación racional, a través de sus
observaciones sobre plantas y animales; potenció la teoría de que el agua y la
humedad constituía el germen y la esencia de todas las cosas, según él, todo lo
que existe no es en modo alguno obra de un Dios sino que proviene
espontáneamente de un elemento inicial: el agua. Thales es, pues el fundador de
la filosofía natural.
En los comentarios que otros autores, como De Gortari (1976), Vera (1970),
Serres (1991), Marias (1963), hacen sobre la vida y descubrimiento de Tales de
Mileto; puede inferirse un tipo de pensamiento calculador, concreto, sustentado
en la observación de los fenómenos naturales y argumentado sobre la base de
largos períodos de procesos de reflexión, razonamientos de orden matemático, que
hablan en apariencia de un esquema operativo de corte deductivo pero en donde no
deja de existir (en la observación) una compleja mezcla de procesos inductivos
como pilar fundamental para eregirse la creación del conocimiento ya no vulgar
sino con base científica.
El problema de la materia también fue una de las preocupaciones que abordaron
los filósofos Jónicos quienes especularon sobre la posibilidad de que existiese
un único elemento (agua, aire, tierra o fuego) como base común de las cosas;
estas ideas surgieron de procesos de experimentación y observación de esta
sustancia, hasta llegar a considerar que la formación del cuerpo del animal y la
planta derivaban de la tierra y el agua y luego al morir volvían a transformarse
en estos elementos. Esto llevó al desarrollo de la idea de la indestructibilidad
de la materia. Anaxágoras, también veía en la materia un conglomerado de
entidades diversas y consideraba que por mucho que se dividiera siempre contenía
en sus partes fracciones del todo; utilizó la disección de animales y logró
vislumbrar parte de la anatomía del cerebro, descubrió que los peces respiraban
por sus branquias; hizo progresos reales hacia el conocimiento exacto.
Anaxágoras y Empedocles, demostraron la naturaleza corporal del aire, mediante
experimentos con un reloj de arena, evidenciando que el agua sólo puede entrar
en un recipiente a medida que escapa el aire, mostrando así que el aire es
distinto del espacio vacío como del vapor. Empedocles también aportó evidencias
de que las raíces de la materia eran tierra, agua, aire y fuego, combinados en
proporciones diferentes por todo el universo pero bajo el influjo de dos fuerzas
divinas, equilibradas, una atracción (amor) y otra repulsión (odio).
Por su parte, Anaximandro, siguiendo la tendencia naturalista-realista de la
escuela de Mileto, enseñó que la materia (que él designó por el término de
Infinito), es la base del mundo; supuso que de ella han nacido los seres vivos.
Sosteniendo que “el hombre proviene primitivamente de otros animales”. Este
filósofo, hizo uso de la observación para poder concluir que la bóveda visible
del firmamento constituía la medida de una esfera completa en cuyo centro estaba
la tierra; éste y otros juicios de argumento cosmogónico, donde se admite al
principio de todo un cierto caos, una masa uniforme, de la cual procederían
todas las cosas como una especie de explicitación y perfilamiento de ese caos
indeterminado y primitivo, permitieron desarrollar una filosofía mecanicista
racional, cuyas herramientas de trabajo se constituyeron en instrumentos de
medición que enrumbaron a los científicos de la época a la representación
experimental de prototipos bases de sus argumentos matemáticos; dentro de ese
esquema operativa-racional se admitió que el principio y elemento de las cosas
es lo indeterminado, que éste no es agua ni ningún otro de los llamados
elementos, sino una naturaleza distinta, indeterminada de la cual surgen todos
los cielos y los mundos que hay en ellos (En griego este principio se llamó
ápeiron) (Marías, 1963).
En otro contexto, Pitágoras de la Isla de Samos, y sus seguidores adoptaron una
actitud mental mística derivada del orfismo (idealismo), marcada por una
decidida inclinación a la observación y experimentación; sostenían que el
universo se componía de cuatro grandes elementos (tierra, fuego, aire y agua) y
suponían que estos procedían de cuatro cualidades subyacentes: calor, frío,
humedad y sequedad. Es de hacer notar que Pitágoras y sus sucesores, de acuerdo
con lo planteado por Dekonski y otros (1966), llegaron a una concepción del
mundo idealista, partiendo de la tesis de que todo puede ser medido y expresado
en cifras, consideró el número como la esencia divina del universo. La unidad,
dos, tres, siete y diez son, según ellos, fuerzas misteriosas y sobrenaturales
que armonizan al mundo.
En línea general, se puede decir que los Pitagóricos reunieron y coordinaron
todas las asociaciones que les fue posible comprobar entre números y la armonía
de una parte, así como entre los fenómenos celestes y el conjunto universo de la
otra, y si en algún lugar aparecía una laguna, hacían uso de una suave violencia
para que todo fuera perfectamente de acuerdo con su teoría.
En esta escuela, las tendencias inductivas y deductivas no pueden establecerse
como proceso cuyos límites marcan diferencias claras entre la manera de pensar
racional deductiva y la manera de pensar racional inductiva, pues la línea
divisoria se difumina y se entremezcla en la medida en que el científico echa
manos de procedimientos directos hasta lograr operativizar el pensamiento en
acciones concretas; de hecho sus estudios permitieron la ampliación de la
geometría deductiva científica (Dampieri, 1997) y la estructuración de un orden
lógico, dieron relieve a la idea abstracta del número en matemáticas práctica
dando origen a la aritmética, pero esta manera de pensar en forma abstracta se
entreteje con la concepción mística de la naturaleza dándole así al número una
base filosófica del mundo real y el valor del elemento ordenador en diversas
áreas del conocimiento, descubrieron el principio de la dualidad o el contraste
(principio lógico matemático). Los métodos científicos planteados, hasta aquí,
son primordialmente analíticos, con fuertes tendencias a plasmar y expresar los
fenómenos estudiados en fórmulas matemáticas y en conceptos físicos.
Esta lucha de las concepciones materialistas e idealistas - racionalista se
refleja en el sistema filosófico del genial Heráclito de Efeso (fin del siglo VI
antes de Cristo), quien estableció los fundamentos de la concepción dialéctica
del mundo. Para él, el elemento o realidad primordial era el fuego etéreo y
todas las cosas se movían ordenadamente y estaban en constante flujo, según este
filósofo, todo lo que existe se halla en movimiento y en formación, argumentos
estos que se reflejan en algunos de sus enunciados “todo fluye”; “no nos bañamos
dos veces en el mismo río”; “es necesario saber que la lucha es la justicia, que
todo nace en la lucha según la ley imprescriptible de la necesidad”. Señala
además, que la verdad sólo podría encontrarse reflexionando sobre los logos o
razón universal, es decir que utilizaba la observación y el razonamiento, más no
la experimentación u otros instrumentos de tipo medicional.
Otro aspecto que relata la historia del conocimiento tiene que ver con el tipo
de filosofía crítica desarrollada por los filósofos de Elea, cuyo representante
Parménides de Elea fascinado por las operaciones de la mente humana, llevó hasta
el extremo el axioma griego de “lo que es inconcebible es imposible”, por más
que los sentidos aseguren que se da de hecho; es decir si no existe nada (ø), no
se puede concebir que salga algo de la nada; explica que las apariencias de
cambio, diversidad y multiplicidad de tiempo y espacio no son más que percepción
de los sentidos sobre el mundo externo. Sierra (1982) y Serrano (1992),
utilizaron el pensamiento como herramienta de trabajo para llegar a la verdad,
devaluando los sentidos como posibles guías hacia la búsqueda de la verdad en la
consideración de que las percepciones sensoriales son irreales, es decir, ¡no
son!.
Parménides es el primer filosofo que comprendió y formuló el principio de
identidad o de no-contradicción, principio supremo de todo pensamiento (Maritaín,
1976 y García, 1995), cuyas ideas fueron compartidas por Sócrates, pues
estimulaba que el único objeto digno de estudio era la mente, preconizaba su
supremacía por la sencilla razón de que percibe las verdades, formas e ideales
mientras que los objetos de los sentidos sólo tienden hacia ellos en un intento
de aproximación; Aristóteles le reconoce a Sócrates, de acuerdo con los escritos
de Dampierí (1950), dos aportaciones científicas: (a) las definiciones
universales y (b) el razonamiento inductivo.
Epicuro, dentro del atomismo, contradice algunos de los elementos de los que
hablan estos pensadores, consideraba que la única prueba de la realidad son las
sensaciones, pues las ideas no son más que imágenes sin relieve, producidas
mediante la repetición de las sensaciones almacenadas en la memoria y evocadas
al conjunto de sus respectivos nombres (Dampierí, 1997).
En esta misma línea Zenón de Elea, demostró la incompatibilidad de la idea de
una división ilimitada en unidades infinitesimales (planteada por la doctrina
Pitagórica con la experiencia). En general la filosofía eleática desvirtúa el
valor de la percepción sensorial en la búsqueda de la verdad y contribuyó a que
los atomistas buscasen la realidad en cosas imperceptibles a los sentidos y a
que explicasen como pura percepción, lo que más tarde se llamó cualidades
secundarias o separables de los cuerpos. Todas estas experiencias estimularon a
los físicos a buscar un elemento químico único e indujeron a los filósofos a
separar la sustancia de las cualidades y accidentes.
Los atomistas, por su parte (Demócrito y Leucipo), constituyeron su teoría de
los átomos junto con el principio de causalidad, atribuyeron realidad a la
materia con preferencia a la mente. Demócrito contribuyó al progreso de todas
las ramas del saber de su tiempo: escribió ensayos de astronomía (Las causas de
fenómenos celestes); de física (Las causas de los fenómenos aéreos, las causas
de fenómenos terrestres, etc) de biología, de matemática (sobre la tangencia del
círculo y de la esfera, sobre las líneas y los cuerpos irracionales, etc.); de
geografía, de arte. Estableció su doctrina filosófica sobre la base de
conocimientos muy extensos; todo lo que existe se compone de partículas sólidas
e invisibles (“átomos” en griego).
La diversidad de la forma de los átomos así como su disposición condicionan la
variedad del universo; los seres vivos, entre los que está incluido el hombre
con su “alma”, también se componen de átomos. Pero al lado de un número infinito
de átomos, existe un vacío sin límites, la nada, que permite a los átomos estar
animados de un movimiento continuo, principio de todos los movimientos y cambios
del universo. Así, pues, la naturaleza entera y los sentimientos, sensaciones y
pensamientos del hombre son también resultado de movimientos de átomos. De este
modo, Demócrito desarrolló la doctrina materialista, consecuente pero como se
forzaba por explicar el conjunto de los fenómenos por acciones mecánicas, su
materialismo no era aún más que un materialismo mecanicista.
Platón, discípulo de Sócrates pretendía que el mundo terrestre es irreal; es
únicamente el pálido reflejo, la sombra de un mundo real, el de las “ideas”, del
que el hombre no puede adquirir más que un conocimiento aproximado. El mundo de
las ideas no es material, en él no existen ni casas, ni mesas, ni cuerpos
humanos, ni montañas, ni mares, ni cosa alguna concreta, sino únicamente
“ideas”, esencias y materiales de todos los objetos materiales. Platón deducía
sus ideas sobre la naturaleza a priori, condenó la experimentación como impía o
como arte mecánico y ruin. Vera (1970), dice que este filósofo, despreciaba las
tareas prácticas y en lugar de considerar la ciencia como un hacer, la considero
como un pensar. Platón, estimaba las matemáticas por ser una ciencia deductiva y
dentro de ella sometió a análisis lógicos ciertos conceptos mentales
posiblemente producto de la observación, pero purificado por medio de la razón;
de allí surgió la teoría de la forma inteligible, por las cuales las formas o
ideas poseen la plenitud del ser y de la realidad de que carecen los individuos.
Aristóteles, apodado el Estagirita, fue uno de los fundadores del método
inductivo y el primero en haber concebido la idea de organizar la investigación;
uno de sus más preciados trabajos corresponden a la clasificación y
sistematización de los conocimientos. En el campo de la biología y de la vida de
los animales, son famosos sus estudios sobre las ballenas, los peces
cartilaginosos y vertebrados, el desarrollo del pollito en su estado
embrionario, la formación del corazón que estudió mediante la observación cuando
el pollito aún estaba en el cascarón y muchos otros descubrimientos. Este
filósofo consideraba que la labor inductiva no era más que un requisito
preliminar a la verdadera ciencia, que debía ser de tipo deductivo con un
propósito básico deducir por pura lógica las consecuencias que fluyen de las
premisas obtenidas por el proceso inductivo.
También fue el creador de la lógica formal con su forma silogística y su aparato
demostrativo, el hecho de que Aristóteles atribuyese mayor valor al razonamiento
deductivo que al inductivo, se debió a las circunstancias de que el producto de
la inteligencia griega que mayor éxito tuvo fue la geometría científica
deductiva, ésta constituyó un paso decisivo y permanente en el progreso del
conocimiento, comparte con la ciencia experimental moderna el más alto puesto
entre los triunfos de la inteligencia humana.
De manera global, para Aristóteles, conocer es observar y clasificar
sistemáticamente objetos distintos del sujeto que conoce; este científico fue un
gran observador y experimentador, por eso señalaba que la ciencia “debe
fundamentarse en la realidad”. García (1952) dice que este filósofo disecó con
sus manos animales y dibujó lo que había visto con los ojos de la cara, con tan
asombrada exactitud que, a pesar de carecer de nomenclaturas científica adecuada
y, sobre todo, de instrumentos de precisión, se han podido reconstruir algunos
diagramas que diseñó y comprobar su perfecta correspondencia con los hechos.
El advenimiento de la civilización helenística, una vez que las conquistas de
Alejandro Magno de Macedonia destruyeron las barreras políticas que impedían los
intercambios culturales entre dichos pueblos, permitió a Grecia implantarse
sólidamente en Oriente. Los macedonios absorbieron el imperio persa y se
extendieron hasta Libia, los Balcanes, Asia Central y la India. Esta extensión
de la civilización helenística iba acompañada de modificaciones cualitativas;
asimilaba la herencia cultural del Oriente. Ramas que en la civilización griega
clásica habían sido secundarias adquiriendo una importancia capital; las
técnicas, las ciencias exactas, las ciencias de la naturaleza, la medicina, la
cirugía y la agronomía alcanzaron un nivel sin precedente. Por el contrario, las
ciencias sociales, la filosofía, la literatura y parcialmente las artes dieron
señales de decadencia, lo cual se explica por una disminución de la actividad
social y política de las masas (Dekonsk y otros, 1966).
La construcción de ciudades en gran escala, el desarrollo del comercio marítimo
y la envergadura de las guerras entre las grandes potencias marítimas y
terrestres imponían los perfeccionamientos técnicos. La técnica helenística
consiguió realizaciones sorprendentes, el cual era el resultado de las
realizaciones científicas
Posteriormente, la civilización helénica generó nuevos conocimientos sobre la
tierra, estimuló la curiosidad sobre las cosas naturales, generándose así una
mentalidad más científica, lo que produjo un cambio en el método, y se comienzan
a aislar ciertos problemas concretos y definidos, se delimitan y se abordan por
separado.
Arquímedes es el autor de varios tratados: Del equilibrio, de la cuadratura de
la parábola, de los cuerpos flotantes, Catóptrica (teoría de los espejos) y
otros, en los que plantea y desarrolla los principios fundamentales de la
mecánica, particularmente la teoría de la palanca. Atribuyéndosele, este audaz
enunciado “dame un punto de apoyo y levantaré el mundo”. Elaboró también la
teoría de la reflexión de los rayos térmicos por los espejos planos y esféricos,
combinó la observación con los métodos deductivos aprendidos en geometría; fue
el primero en combinar las matemáticas con la investigación experimental,
abordar problemas definidos concretos y limitados y proponer hipótesis con el
único objeto de deducir primero sus consecuencias lógicas y comprobarlas después
con la observación y experimentación.
En Arquímedes se origina la idea de las densidades relativas de los cuerpos y el
principio conocido con este nombre, según el cual el peso de un cuerpo flotando
en un liquido es igual al peso del liquido que desaloja, y el peso del cuerpo
inmerso disminuye en la misma proporción. Su interés básico se focalizaba en la
geometría pura y según su propio juicio, su mayor éxito lo constituyó el
descubrimiento de la relación entre el volumen de un cilindro y el de la esfera
inscrita en él. Dampierí (1997) señala que “Arquímedes fue el que poseyó el más
alto grado el verdadero espíritu científico”(p.134).
No menos maravillosos fueron los progresos de la astronomía. Erastóstenes se
dedicó a medir las dimensiones del globo terrestre, utilizando para dicho fin el
método empleado actualmente: la triangulación. Aristarco de Samos, determinó con
bastante exactitud las magnitudes relativas del sol y la luna, pero lo más
interesante fueron los trabajos en los cuales dejó entender que todos los
movimientos de la esfera celeste resultan comprensibles si se admite que el sol
se encuentra en el centro de un sistema planetario y que los planetas giran a su
alrededor.
Hacia finales del siglo IV ó principios del III a.c., dos científicos dieron
lustre a la escuela de Alejandría: el geómetra Euclides quien creó las bases de
la geometría plana y el anatomista y medico Herófilo; los hombres de Alejandría.
Siguiendo a Arquímedes, emprendieron investigaciones limitadas y especializadas
con las cuales lograron adelantos científicos más definidos; resalta para esa
época la creación del famoso museo que funcionaba como instituto de
investigación, al mismo tiempo que era escuela de literatura, matemática,
astronomía y medicina.
Euclides, apodado el Alejandrino, partiendo de unos pocos axiomas considerados
como propiedades autoevidentes del espacio fue deduciendo por razonamiento
lógico una serie de proposiciones de manera tan definitiva que se impuso como
único método aceptable y aceptado hasta hace pocos años.
Los elementos de Euclides (geometría) constituyen una producción científica,
base del moderno pensamiento matemático. La precisión de los enunciados, el
mecanismo de las demostraciones, la concatenación de los teoremas y el reducir
al mínimo los fundamentos de las deducciones convirtieron los elementos en un
todo orgánico, donde la geometría aparece como ciencia autónoma, independiente
de la aritmética, y ésta toma de aquella los recursos que necesita para la
demostración y la nomenclatura adecuada a los entes de razón que trata.
Zenthen, quien estudió a fondo las matemáticas antiguas, llamó “Sistema
Sintético” al conjunto de proposiciones euclideas cuya trabazón lógica permite
pasar de lo desconocido a lo conocido y de lo particular a lo general, refería
que el geómetra Alejandrino ordenaba sus proposiciones de tal modo, que la base
y los materiales de cada una están dados por los que le preceden y no introduce
ningún ente en un razonamiento sin antes haber demostrado su existencia por
medio de la construcción.
Este método exige ciertas afirmaciones previas cuya exactitud se considera como
evidentes, y ciertas construcciones, también previas, cuya ejecución se supone
conocida; es decir, las definiciones, los postulados y los axiomas, a partir de
este razonamiento impecable de rigor lógico, Euclides codificó dialécticamente
la geometría dándole su armazón definitivo (Vera, 1958; Bernal, 1964).
Herófilo se destacó como anatomista humano, y presentó excelente descripción del
cerebro, nervio, ojos, hígados, arterias y venas y otros órganos internos,
sosteniendo a diferencia de Aristóteles, que el cerebro era la sede de la
inteligencia en lugar del corazón.
Erasistrato, practicó disecciones en el cuerpo humano y experimentó con animales
dado su especial interés por la fisiología, aportó nuevas adquisiciones al
conocimiento del cerebro, nervios y sistema circulatorio, afirmando que en el
cuerpo y en el cerebro había vasos especiales para la sangre y el espíritu.
Erastóstenes (III a.c.), Apolonio de Perga (II a.c.) y Claudio Ptolomeo (año 127
y 151 p.c.) se destacaron por las siguientes investigaciones: el primero, como
gran geógrafo y físico, sostuvo que la tierra era esferoidal y calculó su
circunferencia midiendo por separado las latitudes y distancias de Sienes y
Mereos, dos ciudades comprendidas casi bajo el mismo meridiano.
El segundo, impulsó las matemáticas de Alejandría, recogió los conocimientos
sobre secciones cónicas y demostró que todas estas figuras podían considerarse
como secciones de un mismo cono. Introdujo los términos de parábolas, elipse e
hipérbole, tratando a las dos ramas de esta última como una sola curva, así puso
de manifiesto la analogía, entre las tres clases de sección. Claudio Ptolomeo,
elaboró una enciclopedia astronómica que se basó en la obra de Hiparco; mejoró y
amplio la ciencia de la trigonometría con el propósito de fundamentar su obra
“Sobre las estructuras incontrovertibles de la Aritmética y de la geometría”.
Estableció la geografía sobre las bases sólidas, al insistir en que la correcta
observación de la latitud y la longitud debe preceder a cualquier intento serio
en la medición de tierras y en el trazado de mapas.
Los orígenes de la alquimia, en la que las cualidades de la materia fueron
consideradas por los Alejandrinos como lo real, dio origen a actividades
prácticas e intelectuales dentro de esa escuela, restándole importancia a la
materia en sí misma.
En la cultura Romana, las características de la producción intelectual se
inclinaron hacia la estrategia, la administración, la jurisprudencia y las
artes, el interés por las ciencias fue, desde el punto de vista práctico,
aplicado a la medicina, la agricultura y la ingeniería. Gayo (100-44 a.c.)
estableció, con el asesoramiento técnico de Sosígenes, el calendario que asigna
al año un valor de 365 días. Bajo el signo de Augusto (año 14), se fundó la
primera escuela oficial de medicina griega; Selso escribió un tratado sobre
medicina y cirugía. La medicina sigue una línea entre la escuela empírica y la
metodología de la antigüedad, sin desechar la teoría ni la observación; Galeno,
practicó la disección en animales y cuerpos humanos; hizo experimentos en
animales vivos, examinó el funcionamiento del corazón e hizo una investigación
sobre la espina dorsal.
Entre los siglos III y IX, como resultado de la existencia de un amplio mercado
limitado a los artículos de lujo, mejoraron las técnicas manufactureras,
especialmente la de los tejidos, la alfarería y la metalurgia. El telar de
lanzadera, la maquinaria de riego y probablemente muchos de los inventos claves
de la mecánica y la navegación que transformarían Europa durante la Edad Media,
nacieron en el Oriente en esta época.
Las condiciones de la producción feudal redujeron al mínimo la demanda de una
ciencia útil; ésta no volvería a crecer hasta que a finales de la Edad Media, el
comercio y la navegación crearan nuevas necesidades. El esfuerzo intelectual se
aplicó en otras direcciones y especialmente se puso al servicio de una nueva
civilización: los credos religiosos organizados, cuyo advenimiento como fuerza
política y social dominante, fue un proceso que en absoluto estuvo limitado al
cristianismo.
Entre los siglos III y VII se encuentra el nacimiento del poder y la influencia
del cristianismo, del islamismo y del budismo. La principal característica de
las nuevas religiones organizadas es la coherencia social de la iglesia y el
credo que define e impone. El triunfo del cristianismo significó, que a partir
del siglo IV en Occidente y hasta el advenimiento del islamismo en Oriente toda
la vida intelectual, incluida la ciencia, se expresó en términos del dogma
Cristiano y, de modo creciente a medida que transcurría el tiempo quedo
confinado al clero (Bernal, 1964).
En el siglo V San Agustín (354-430), empezó a elaborar un compromiso entre la fe
y la filosofía que produjo una especie de compuesto entre la tradición
escrituraria y platonismo, con fuerte tendencia de predestinación derivado de su
experiencia maniquea. Las filosofías en que se basaba la Teología, eran
fácilmente asimilables para una religión del más allá, mientras que en cambio no
lo eran las ciencias, basadas en la observación y la experimentación. En primer
lugar, las ciencias eran completamente innecesarias para la salvación y en un
segundo lugar, por su mera dependencia de los sentidos estaban por debajo del
valor de la revelación. En esta disputa religiosa la ciencia era la víctima, y
su supervivencia se debe al éxito donde fracasaba la fe, en reflejar el mundo
real.
Durante los 500 años que siguieron al colapso de Roma, el centro de la ciencia
se trasladó al este del Eufrates. Los siglos V, VI, y VII fueron un período de
gran progreso cultural no solamente en Persia y Siria sino también en la India,
especialmente de la matemática y la astronomía relacionado con los nombres de
los dos Aryabhatas y de Virahamihira en el siglo V, y con Brahmagupta en el
siglo VII. En esta época tuvo lugar un nuevo progreso decisivo; el
perfeccionamiento del sistema numérico con notación posicional, y la
introducción del cero, o sea, los llamados numerales árabes modernos, que
convirtieron el cálculo en algo susceptible de ser enseñado a los niños.
Los siglos VI y VII, fueron períodos de desarrollo de una civilización mundial
en la que el legado griego engendró nueva belleza y nuevas corrientes de
pensamiento. Así ocurrió en el superviviente Imperio Romano Oriental de
Constantinopla. Allí con emperadores como Justiniano (482-563), revivieron
intensamente las artes y las técnicas, pero aunque la tradición de la filosofía
y la ciencia griega se conservó en la cultura bizantina, le faltó fuerza para
desarrollarse; esto fue debido en parte al oscurantismo clerical, en atención al
cual, Justiniano había clausurado las escuelas de Atenas.
En el siglo VIII, los islámicos habían extendido sus conquistas al Asia Central
y España. L os dominios romanos en Africa y Asía, con la excepción de Asía Menor
cayeron en sus manos, al igual que todo el Imperio Persa que llegaba hasta Asía
Central y la India. Bernal (1964) reseña que “por primera vez en mucho tiempo,
estos territorios tuvieron una cultura, una religión y un lenguaje literario
común y que la religión y el peregrinaje garantizaron el libre paso desde
Marruecos hasta China a los estudiosos y Poetas”(p.224), señala además que,
efecto inmediato de lo anterior fue un gran impulso para la ciencia y la
cultura.
El Islam se convirtió en el punto nodal del saber Asiático y europeo.
Consecuencia de ello fue la entrada en el acervo común de nuevas series de
inventos casi desconocidos e inaccesibles para la tecnología griega y romana.
Entre ellos se incluían manufacturas como acero, la seda, el papel y la
porcelana. Los científicos de Islam aceptaron y codificaron en general el modelo
clásico de las ciencias, aunque los individuos podían especializarse la ciencia
integraba una unidad que la filosofía aglutinaba y que comprendía las dos
disciplinas gemelas de la astronomía y la medicina, unidas por una astrología
más o menos admitida que enlazaba el gran mundo exterior de los cielos, el
macrocosmo y el pequeño mundo interior del hombre microcosmos.
Durante el período de máximo florecimiento de la ciencia islámica, en los siglos
IX, X y XI, la unidad de la ciencia estuvo garantizada por la tradición del
enciclopedismo, que empujaba a todos los grandes autores islámicos y algunos de
los menores a elaborar tratados como el compendio de Astronomía de Al-Fargani
entre otros. Los árabes no sólo fueron capaces de hacer uso de la tradición
astronómica y matemática Mesopotámica, que había continuado ininterrumpidamente
desde los tiempos babilónicos, sino que utilizaron conscientemente el antiguo
saber de la India, mejoraron sus escuelas de medicinas con el estudio de las
traducciones de Galeno; también realizaron una labor nueva como impresionante en
la química primitiva que era la base de la alquimia.
Los alquimistas árabes obtuvieron sus conocimientos iniciales de dos fuentes: de
la escuela persa y de los escritos de los griegos Alejandrinos. Los pueblos de
habla árabe estudiaron la alquimia durante setecientos años; sus centros
principales de investigaciones estuvieron, primero en Irak y después en España.
Estos hombres transformaron la alquimia en química, de la que se derivo la
química europea de la alta Edad Media, principalmente a través de los moros
Españoles. En la historia de la química reviste importancia la idea de que los
principios del azufre o fuego y del mercurio o liquido constituían los elementos
primarios de las cosas, este principio se mantuvo como una alternativa de la
teoría de los cuatros elementos, de Empédodes y Aristóteles hasta la publicación
de Sceptical Chymist de Robert Boyle en 1661.
En la persona de Bubakar o Razes trabajaron en un tratado sobre el sarampión y
la viruela. Iban Al-Haitham (965-1020), realizó su obra principal en el campo de
la óptica, imprimió un gran avance al método experimental, empleó espejos
esféricos y parabólicos; y estudio la aberración esférica, el poder de aumento
de las lentes y la refracción atmosférica. Aumentó los conocimientos sobre el
ojo y sobre el proceso visual y solucionó ciertos problemas de la óptica
geométrica en su competencia en la matemática.
En el transcurso de la Edad Media, se mantuvo la división de asignaturas
académicas en un trivium elemental, que comprendía la gramática, retórica y
dialéctica y se dirigían a enseñar al alumno a hablar y escribir correctamente
el latín, a continuación venia el quadrivium, más avanzado, que abarca la
música, aritmética, geometría y astronomía; luego cuando aumentó el interés por
la filosofía, se incorporó la dialéctica lógica como una segunda parte de esos
estudios. Es importante destacar que el estudio fundamental no era solamente de
carácter secular, sino también, científico.
La antigua controversia entre Platón y Aristóteles sobre la naturaleza de las
“formas inteligibles” o “universales” pasó a los escritos de Porfirio y a los
comentarios de Boecio y a través de ellos penetró en el pensamiento medieval en
forma de problema de clasificación. Es consecuencia, la controversia de los
filósofos sobre los conceptos, que el idealismo de los platónicos les indujera a
calificar de reales unos conceptos que de hecho no correspondían a la realidad
del mundo sensible. Orientados hacia una investigación dialéctica de la
inteligencia, se sentían poco inclinados hacia el empirismo, asimismo, a una
concepción experimental de la ciencia ( Madelaine, 1975).
En el siglo XIII, (Baja Edad Media) se recuperaron los textos griegos, en
especial los de Aristóteles; el mundo occidental empezó a examinar críticamente
la filosofía griega y surgió un nuevo método experimental, el de la ciencia
moderna (Damperi, 1950), que encontró su propio método fundado en la observación
y experimentación, ilustrado por el análisis matemático en cuestiones en que se
podía aplicar.
Mas adelante, resalta Tomas de Aquino que, entre otras cosas, construyó su
esquema sobre la lógica y la ciencia de Aristóteles que se basaba en el
silogismo y que él pretendía deducir pruebas rigurosas de ciertas premisas
aceptadas, sin embargo, la idea de que los conocimientos emanaban de ciertos
axiomas intuitivos en el orden natural, o de la autoridad de la iglesia católica
hizo al procedimiento el menos apropiado para orientar a los hombres hacia la
investigación experimental de la naturaleza; se puede decir que el absoluto
racionalismo de su sistema fue el que formó el clima intelectual en el que nació
la ciencia moderna.
El racionalismo filosófico de los escolásticos, según plantea Dampieri (1950),
fue al mismo tiempo producto y elemento integrador de un esquema de pensamiento
general organizado, que suministró a la ciencia la creencia prefabricada de que
cada elemento o episodio concreto puede conectarse con sus antecedentes de una
manera perfectamente definida como un caso particular de los principios
generales.
Bacon (1210, d.c.) tuvo la visión clara de que sólo el método experimental puede
garantizar la certeza en materias científicas; proclamó ante el mundo que la
única forma de comprobar sus afirmaciones era sometiéndolas a la observación y
experimentación; la importancia del citado investigador, está en sus trabajos
donde destaca las Matemáticas como ejercicio formativo y como base para otras
ciencias, propuso una teoría del arco iris como ejemplo del razonamiento
inductivo, insistió que la ciencia experimental supera a las ciencias
construidas sobre pura especulación, ya que ambas, por muy bien razonadas que
las presenten no aportan certeza hasta que la experimentación comprueba sus
conclusiones; señaló, que sólo la ciencia experimental es capaz de averiguar lo
que puede operar la naturaleza, el arte y el fraude, de allí que esbozó con
claridad la idea de que la comprensión de la naturaleza era solamente un medio
para dominarla en beneficio del hombre. El pensamiento de Roger Bacon, se
fortalece con Guillermo de Occan, quien sostuvo que ninguna proposición
teológica podía demostrarse por razón; y además, puso de manifiesto el carácter
irracional de muchas enseñanzas de la iglesia.
El principio sobre la doble filiación de la verdad dogmática que se acepta por
fé, y la verdad filosófica, que se analiza por la razón hizo resurgir el
nominalismo, o sea, la creencia en que no hay más realidad que las cosas
individuales, que las ideas universales pertenecen al mundo de puros nombres o
conceptos mentales. Con el resurgimiento del Nomalismo se fijó más atención a
los objetos de percepción inmediata, a los sentidos, se despertó el espíritu de
desconfianza contra las abstracciones y se fomentó con el tiempo la observación
directa, la experimentación y la investigación inductiva, en línea general se
puede concluir que la obra de Occan, marcó el fin del procedimiento del
escolasticismo medieval, a partir de entonces, la filosofía pudo dedicarse mas
libremente a su obra de investigación, sin considerarse en el deber de llegar a
conclusiones prefabricadas por la Teología.
Nicolás de Cusa (1401-1464) demostró con la balanza, que las plantas al crecer
toman parte de peso del aire; propuso una reforma del calendario, se anticipo a
Copérnico rechazando el sistema geocéntrico tolemarco y defendiendo la teoría de
la rotación de la tierra.
De manera general, se puede observar que los representantes del escolasticismo
adoptaron la actitud de intérpretes, sin embargo, su intelectualismo racional
mantuvo vivo e intensificó el espíritu del análisis lógico, es así como los
hombres del renacimiento comenzaron a aprovechar las lecciones que les había
enseñado el método escolástico, empezaron a observar bajo la ciencia que la
naturaleza es coherente e inteligible, formularon por vía de la inducción sus
hipótesis para explicar sus observaciones, dedujeron por razonamiento lógico
ciertas consecuencias, que luego comprobaban experimentalmente.
La entrada a la época del Renacimiento o movimiento humanístico del siglo XVI,
que se inició en Italia y que se extendió por Francia y el norte de Europa, se
caracteriza por el espíritu de libre investigación y el impulso hacia el estudio
de todo género de materia (ciencia, arte y política). En su aspecto intelectual
fue obra de una pequeña y consciente minoría de sabios y artistas que se
opusieron al modelo de vida medieval, en el cual se destacó Petrarca
(1304-1374), quien fue el primero en proponer la recuperación del pensamiento
clásico con su imperativo de libertad de la razón.
En este periodo, lo auténticamente nuevo fue el respeto concedido a las artes
prácticas del hilado, el tejido, la alfarería, las artes, la minería y la
metalurgia. También hubo otro hecho importante que merece la pena acotar, como
fue la elevación del estatuto social de los artesanos, lo cual, hizo posible
renovar el vínculo entre sus tradiciones y la de los sabios. Ambos tenían algo
que aportar, el artesano podía añadir a las viejas técnicas de la antigüedad
clásica los artificios aparecidos durante la edad media. El sabio podía aportar
la concepción del mundo, las ideas y sobre todo los métodos lógicos de
argumentación derivados de los griegos a través de la filosofía árabe y
escolástica.
Los humanistas, entre los cuales se destacan Johann Muller (1436-1476),
prepararon el camino al futuro resurgimiento de la ciencia; este filósofo fue el
primero que combinó la ciencia con el humanismo y fundó un observatorio en
Nurnberg, donde construyó un reloj de pesas y varios instrumentos astronómicos.
En el período, 1450-1690 que presenció el desarrollo del capitalismo como
principal método de producción, fue también testigo de la experimentación y el
cálculo como nuevo método de las ciencias naturales. La transformación de
acuerdo con Bernal (1964, p.283), fue muy complicada; los cambios en las
técnicas impulsaban a las ciencias, y éstas a su vez, conducían a nuevos y más
rápidos cambios técnicos. Esta revolución general, técnica, económica y
científica, es un fenómeno social único; el profesor Butterfield, (citado por
Berna), refería que la llamada revolución científica difumina todo lo ocurrido
desde el nacimiento del cristianismo y reduce el Renacimiento y la Reforma al
nivel de nuevos episodios, de nuevos desplazamientos internos dentro de la
cristiandad medieval, difícilmente existe otro campo en que podamos ver tan
claramente las transformaciones concretas subyacentes a una determinada
transición histórica, a un capitulo especifico del progreso intelectual.
El Renacimiento contempló el triunfo del movimiento del realismo en el arte, el
cual introdujo para las figuras humanas centrales. Todo esto exigía una
observación más detallada de la naturaleza, montañas, rocas, árboles, flores,
bestias y pájaros y ponía así la base de una geología y una historia natural no
basadas ya en los libros y la lógica, exigía una anatomía del hombre para
encontrar el mecanismo subyacente del gesto y la expresión. Alberti exhortaba a
los pintores a considerar primero los huesos, luego la carne que los cubría y
sólo después, los trajes con que la figura iba vestida.
Leonardo Da Vinci (1452) fue mucho más lejos en la práctica y en sus preceptos.
De la representación de la figura estática pasó a la figura en movimiento y, de
ahí, a la fisiología y a la dinámica. Este genio de la época abrió las
perspectivas del verdadero método científico de la investigación basado en la
observación de la naturaleza y experimentación, supo comprender e intuir los
verdaderos métodos de investigación que había de emplear en cada rama del saber.
Abordó la ciencia por su lado práctico para responder a la exigencia de sus
múltiples profesiones; razonó con una mentalidad abierta y consideró de poca
ayuda la opinión de Aristóteles a la hora de sacar una pintura de un boceto, de
trazar un sistema de riego o de tomar una ciudad fortificada; para lo cual
afirmó que la observación era lo más importante para resolver estos problemas,
según el real estado de las cosas y que la consulta a los tratados de los
pensadores griegos no aportaba solución.
Este pensamiento no era compatible con la síntesis racional del escolasticismo,
a causa de ello, hubo que sustituir el sistema deductivo de Aristóteles y de
Tomas de Aquino por la inducción basada en el estudio de la naturaleza de Roger
Bacon, Guillermo de Occan, Nicolás de Cursa y para la cual se hacia
imprescindible la Matemática, la Astronomía, la Geometría e incluso lo propagado
por los anatomistas italianos.
Da Vinci, aseguraba que las Matemáticas, la Geometría, la Aritmética pueden
llegar a certeza absoluta dentro de su propio ámbito, pues manejan conceptos
mentales ideales de valor universal, según él, la verdadera ciencia se basa en
la observación y la aplicación a ella del razonamiento matemático lograría mayor
grado de certeza. La ausencia de experimentación en la ciencia es vana y está
plagada de errores, pero la práctica sin la luz de la ciencia es navegar sin
timón y brújula.
Da Vinci previó el principio de la inercia y aprovechó este conocimiento para
demostrar la ley de la palanca por el método de las velocidades virtuales,
principio del que ya se había dado cuenta Aristóteles y que utilizaron más tarde
Ubaldí y Galileo. Además, resucitó las ideas de Arquímedes sobre la presión de
fluido y demostró que los líquidos mantienen el mismo nivel en vasos
comunicantes. Bernal (1964), expresó que sus libros de notas muestran cuán
agudamente había estudiado las operaciones de los metalúrgicos e ingenieros y
cómo se convirtió en el primer gran maestro de la mecánica y la hidráulica. Su
gran tentativa condenada al fracaso consistió en construir un pájaro mecánico,
pieza maestra de la investigación en la ingeniería, que combinaba la observación
de los pájaros en la confección de modelos, cálculos y pruebas a grandes
escalas. Los trabajos de Leonardo Da Vinci impusieron sin embargo, en el mundo
oculto, la idea de que el funcionamiento de la naturaleza podía explicarse
mecánicamente.
El tiempo de la reforma fue iniciada por Copérnico (1473-1543), quien produjo el
primer gran cambio del enfoque científico. Postuló un sistema de esfera que
giraba alrededor del sol y no de la tierra como se creía en esa época, introdujo
la rotación de ésta, mostrando en detalles cómo podía influir en las
observaciones astronómicas, realizó por sí mismo, gran cantidad de
observaciones, recalculó las órbitas de la luna y el sol y fundamentó los
movimientos de rotación y traslación del planeta. Sus teorías se presentaban
como propuestas capaces de abrir nuevos caminos a la indagación; revolucionó
todo el pensar de su época, y replanteó infinidad de problemas científicos y
filosóficos ya existentes.
La historia natural, la medicina y la química, reanudaron sus estudios en el
siglo XVI y los hombres de esta era, empezaron nuevamente a observar, pensar y
experimentar por sí mismo; la química propulsada por los Alejandrinos y los
Arabes siglos antes, se alió en el siglo XVI con la medicina, dando lugar a los
iatroquímicos (médicos estudiosos de la química). Von Hohenheim comenzó a
aplicar a los problemas médicos, los resultados de sus propias observaciones y
experiencias, considerando que los ojos y las manos de los médicos son los que
informan a la mente humana sobre la naturaleza de las cosas.
Paraselso descubrió una sustancia obtenida del extracto de Vitriolo, a la cual
llamó azufre, que tenía características anestésicas. Van Helmont, comprobó la
existencia de diferentes clases aeriformes e inventó el nombre del gas, derivado
del caos, calificativo que utilizó Von Hohenheiem para designar el aire.
Santorios modifico el termómetro de Galileo para poder medir la temperatura del
cuerpo, inventó un aparato para comparar el ritmo de las pulsaciones, demostró
la perdida y ganancia del cuerpo humano. Vesalíus, tomando como base los estados
de Galeno, hizo sus propias comprobaciones sobre anatomía con disecciones, sobre
todo con relación a huesos, venas, cerebro y órganos abdominales.
Harvey (1578-1657) retomó los estudios de Aristóteles sobre el desarrollo del
pollito en el huevo y las pulsaciones de su corazón vivo; después de muchos años
de observación publicó un libro sobre el corazón. Sus estudios sobre la
circulación de la sangre y el corazón fue el resultado de la fuerza de inducción
de su pensamiento basadas en múltiples observaciones directas, mediante la
disección anatómica practicada en sus seres vivos, la acción de observar y
experimentar echó los fundamentos sólidos de la medicina y la cirugía moderna,
sus estudios sobre la mecánica fisiológica replantea las propuestas de Leonardo
Da Vinci.
Malpighi (1661), estudiando la estructura de los pulmones, descubrió que las
divisiones de la tráquea terminan en conductos dilatados de aire y redes de
arterias y venas; asimismo, estudió las glándulas y otros órganos del cuerpo,
aclaró la mecánica de la respiración, cimentó la embriología moderna.
Francisco Bacon (1561-1626) trazó un curso para asegurar el progreso en el
dominio cada vez mayor de la fuerza de la naturaleza con el nuevo método
experimental; en él proponía recoger los hechos que pudieran hallarse a mano,
hacer todas las observaciones posibles, realizar todos los experimentos
practicables, luego coleccionar y clasificar los resultados conforme a ciertas
reglas que él mismo formuló. Este autor, consideró necesario evitar toda
anticipación a la naturaleza, es decir, no prejuzgar de ningún modo los
resultados de la experiencia.
Su mayor aporte fue el análisis que hizo sobre la filosofía de la ciencia
inductiva. Señaló el cambio que había de seguir el mundo del pensamiento
filosófico para ampliar y depurar el conocimiento de la naturaleza, pero
afirmaba que la mejor demostración de todo es la experiencia, siempre que
descanse en el experimento mismo y no vaya mas allá; pues su aplicación a otros
hechos que parecen semejantes, conduce al error, a no ser que se haga con
arreglo al debido método; consideró que el método seguido hasta esa época para
hacer experimentos era ciego y sin sentido y los hombres científicos divagaban
dejándose guiar por las circunstancias rodeado de multitudes de hechos sin sacar
de los mismos el mejor partido, con experimentos a la ligera y como por juego
sin introducir variaciones en lo ya realizado desechándolos al no obtener el
éxito.
En línea general, se puede decir que Bacon de Verulam, a través de su obra Novum
Organum (1620), sienta las bases del razonamiento inductivo y del método
experimental. Establece la observación y experimentación como base del
conocimiento y la inducción como único método científico para el estudio de las
leyes o regularidades universales.
John Klepler (1571-1630), con su obra el proceso de inducción y comprobación de
tres proposiciones o leyes que rigen el movimiento planetario, sentó las bases
de la astronomía de Newton, basó el conocimiento en los caracteres o relaciones
cuantitativas, por ello la cantidad o el número debía ser el fundamento de todas
las cosas y la primera y más importante de todas las demás categorías.
Galileo Galilei (1564-1642) aprendió que los tiempos modernos exigían gran
concentración y elaboró sus problemas cuidadosamente delimitados, completos y
metódicos, a diferencia de Leonardo Da Vinci, compiló y público sus
investigaciones entregándolas para siempre al conocimiento del público. Sometió
a la comprobación práctica del telescopio la astronomía copérnica; combinó los
métodos experimentales e inductivos de Gilbert con la deducción matemática,
descubriendo y estableciendo el verdadero procedimiento de la ciencia física.
Inventó el primer termómetro que posteriormente Sanctorius, modificó adaptándolo
para medir la temperatura del cuerpo humano.
La obra principal y original de Galileo fue la fundación de la dinámica
científica (mecánica); se puso a investigar como caen las cosas, a que regla
matemática obedece. Galileo se formuló una pregunta, luego hipotetizó, esta
suposición envolvía una contradicción y entonces intento otra; el lograr una
hipótesis que no implicaba dificultad entonces dedujo sus consecuencias y las
contrastó con los resultados experimentales.
Experimentando con planos inclinados halló que los resultados de sus mediciones
coincidían con los que había calculado sobre la hipótesis y dedujo la
consecuencia matemática.
Galileo buscó las relaciones matemáticas entre los fenómenos para entender las
leyes inmutables por las que se rige la naturaleza en su actividad; creó una
nueva ciencia organizando racionalmente el caos de fenómenos observado y de
ideas vagas; fue el principal responsable de introducir los métodos
experimentales y matemáticos en todo el campo de la física; su método suponía la
medición, y afirmó que la ciencia comenzaba con la observación, por eso se
concentró en la descripción de lo que se observaba, y demostró como llegar a
teorías generales por el análisis de la experiencia, variando las condiciones de
causas aisladas y verificando o refutando las teorías por experimentos.
Insistió, en la necesidad de hacer medidas sistemáticas, exactas, de forma que
se pudieran describir las regularidades de los fenómenos cuantitativamente y
pudieran ser expresados matemáticamente. Proceso que es llamado por Bernal
(1964), demostración práctica.
Galileo combinó su estricto método experimental con expresión de las
regularidades observadas en términos de una abstracción matemática de conceptos
de los que podía deducirse la observación. La abstracción hipotética puede ser
puesta a prueba cuantitativamente a partir de sus consecuencias, o sea de la
mecánica de razonamiento. Esto dio origen al método hipotético de abstracción
matemática que le permitió establecer firmemente la técnica de investigar un
fenómeno por medio de experimento específicamente diseñado, y susceptible de
demostración práctica.
Crombie (1974) reporta que Galileo, utilizando el método de abstracción a partir
de la experiencia inmediata y directa y relacionando los fenómenos observados
por medio de relaciones matemáticas, llegó a experimentar sobre lo que no podía
haber pensado en términos antiguos (empirismo del sentido común). Galileo al
describir su método planteó cinco elementos básicos, a saber: (a) reducción del
problema a sus propiedades esenciales; (b) resolución de las relaciones de las
matemáticas esenciales en un efecto dado; (c) construcción de una suposición
hipotética; (d) composición en la que deducía las consecuencias que debían
seguirse; (e) resolución o análisis experimental de los ejemplos de los efectos
para poner a prueba la hipótesis comparando sus consecuencias deducidas mediante
la observación.
Descartes (1596-1650), quien tenía afición al saber por su utilidad práctica,
veía en ésta la mejor prueba de la veracidad de su propia filosofía y su mayor
mérito en su utilidad, sometió al mecanismo todo el dominio de los seres vivos,
incluido el cuerpo del hombre. Argüia, que el mecanicismo conduce a saber cómo
funcionan los organismos, lo que permite actuar con provecho sobre ellos o
fabricar equivalentes, el conocimiento de la causa final indica sólo el porqué
del mecanismo, que a menudo es evidente y no conlleva a ninguna actividad útil
sobre la realidad.
Refiere Wilson (1976), que Descartes profetizando la edad de la ciencia aplicada
y del industrialismo, expresaba lo siguiente:
En cuanto hube adquirido algunas nociones generales de física, y al comenzar a
probarlas en diversos problemas particulares, he visto a dónde pueden conducir y
cuánto difieren de los principios que se usaban hasta el presente y creí que no
podía tenerlos ocultos sin pecar gravemente contra la ley que nos obliga a
procurar, en la medida de nuestra fuerzas, el bien general de todos los hombres.
Pues me han hecho ver que es posible llegar a conocimientos que sean muy útiles
en la vida, y que en lugar de esa filosofía especulativa que se enseña en las
escuelas, se puede encontrar una práctica por medio de la cual, conociendo la
fuerza y las acciones del fuego, del agua, del aire, de los astros, de los
cielos y de todos los demás cuerpos que nos rodean tan distintamente como
conocemos los diversos oficios de nuestros artesanos, podríamos emplearlos, del
mismo modo, en todas las ocupaciones que les son propias, haciéndonos así
señores y dueños de la naturaleza. ( p. 54-55)
Es importante acotar que Descartes, contemporáneo con Galileo, echó los
cimientos de la filosofía crítica moderna e inventó nuevos procedimientos
matemáticos útiles a la ciencia física, intentó construir una filosofía basada
en la consecuencia y experiencia humana, que abarcaba desde la aprensión mental
directa de Dios hasta la observación y experimentación del mundo físico. Además
de ser el primer maestro del nuevo método hipotético, el cual define como una
“teoría avanzada y provisional antes del conocimiento de la realidad, que
permite una compleja verificación” (Delgado y otros, 1985, p. 42). También se le
acuña a este filósofo, entre sus aportes, sentar las bases de la geometría
analítica y forjar junto con Galileo y Kepler una nueva visión de la naturaleza
de las matemáticas y del mundo mecanicista “principia”.
En otro contexto Isaac Barrow (1630-1677), puso de relieve las implicaciones de
la física matemática de Galileo, señalaba que la ciencia tenía por objeto
estudiar el mundo sensible, especialmente en su aspecto de continuidad
cuantitativa y, que la matemática era el arte de medir y contar, que por eso la
física, en cuanto a ciencia era totalmente matemática. También indicó, que el
tiempo y el espacio son absolutos, infinitos y eternos, en virtud de la
omnipresencia y eternidad de Dios; decía, que el espacio se extiende sin límites
de una manera continuada y que el tiempo fluye eternamente de forma igual e
independiente de los movimientos sensibles.
Barrow formuló con claridad y por primera vez, las ideas de tiempo y espacio
absoluto, éste presentó el tiempo y el espacio como independientes de la
percepción y del conocimiento humano, como puntualiza el Profesor Burtt (citado
por Dampier, 1997), “el mundo de la naturaleza dejó de ser el reino de la
sustancia, con sus relaciones cualitativas y teológicas, para convertirse
definitivamente en un complejo de cuerpos que se mueven mecánicamente en el
espacio y tiempo” (p.167).
En el año 1670, Burtt quien fue maestro de Newton, produjo su obra maestra: las
Lecciones Geométricas, en las cuales se pusieron realmente, pero en forma
geométrica, los fundamentos del cálculo diferencial e integral. En este siglo
nacieron las primeras sociedades de investigación, como las academias destinadas
a agrupar a los intelectuales para discutir los nuevos temas y fomentar su
progreso. La primera de estas sociedades apareció en Nápoles en 1560, bajo el
nombre de Accademia Secretarum Naturae. De 1603 a 1630, funcionó en Roma la
primera Accademia Dei Linceí. En Inglaterra empezó a reunirse en el año 1645 una
sociedad en el Greshan College, bajo el título de Philosophical or Invisible
College, el cual en el año 1648, la mayoría de sus miembros tuvieron que
trasladarse a Oxford a causa de la Guerra Civil.
En el año 1662, Carlos II le otorgó carta formal de fundación incorporándola a
la Royal Society; éstas sociedades, no mostraron dependencia de los grupos que
controlaban el comercio y tampoco constituyeron, como sucedería siglos después,
una verdadera institucionalización del conocimiento, es decir, también su grado
de socialización como era su misión fue insuficiente.
Sin embargo, refiere Bernald (1964), el paso de este nivel al del conocimiento
más socializado y sistemático aparece situado en una misma línea de desarrollo,
como lo advertía en el siglo XVI Robert Boyle, el mismo de las leyes de los
gases y sobre el vacío, al expresar lo siguiente:
No sólo se puede hacer progresar a la filosofía experimental observando los
oficios, sino también estos mismos oficios pueden progresar bastante, de modo
que la feliz influencia que aquellos pueden tener sobre éstos no es uno de los
modos menos importantes en que el naturalista puede ser útil para promover el
imperio del hombre. ( p. 352)
A partir del siglo XVI, caben destacar las investigaciones sobre las teorías de
los gases de Boyle, el magnetismo de Gilbert, la teoría de la circulación
sanguínea de Harvey, la teoría matemática de la probabilidad de Blaise Pascal.
Gilbert y Harvey, habían enseñado los procedimientos empíricos experimentales y
Galileo demostró que podía descubrirse en un mismo movimiento terrestre la
simplicidad matemática en la que Copérnico y Kepler acertaron “Ver el sentido
latente de los fenómenos celestes”. De esta manera, se llegó a definir
claramente y por vez primera los conceptos de tiempo, espacio, materia y fuerza,
las cuales vinieron a sustituir los conceptos de “Sustancia” y “Causas”, con la
que se pretendía (escolásticos) describir vagamente el movimiento en un esfuerzo
por explicar él “por qué” se mueven las cosas, conceptos éstos, que después se
emplearon matemáticamente para averiguar “cómo” se mueven las cosas y para medir
la velocidad y aceleraciones de los cuerpos en movimientos (Dampierí, 1997).
Toda esta explosión de los procesos de investigación puede ya relacionarse con
la representación del mundo que, aún en términos muy globales, es inespecífico,
resulta bastante compactada a la representación especulativa y gratuita de la
edad media que se opone a una representación experimental, contrastable, basada
en los hechos, a un universo donde la tierra es el centro y sus relaciones son
de carácter divino, se opone un universo en el cual la tierra es uno más entre
los planetas y sus relaciones son leyes y principios naturales explicables, a
una imagen espiritualista y ambigua, se opone una imagen mecanicista y precisa.
Coincidencialmente, hay un hecho social general que, de algún modo, traduce esta
nueva representación del mundo, la nobleza de “Sangre Azul” como clase
dominante, cede el paso a las esferas de control, justamente por la fuerza de
aquellas acciones que se venían apoyando en los conocimientos técnicos: El
comercio y la naciente industria. Esta acción comienza a promover la
sistematización del conocimiento y, por lo tanto aprovecharla. La interrelación
entre acción e investigación dentro de una línea de progreso en socialización y
sistematización, queda patente en la gran producción de instrumentos generados
por dicha interrelación, el telescopio, el microscopio, los lentes, el péndulo,
el cronómetro, la brújula, los mapas, el barómetro, el micrómetro, el reloj
hasta llegar a los aparatos industriales, tales como máquina hiladora, los altos
hornos y la máquina de vapor.
Estos instrumentos en cuanto a productos de investigación, no sólo se
convirtieron en medios de acción comerciales (navegación, minería, metalurgia,
guerra, agricultura) sino también, en medios para nuevas investigaciones. Bernal
(1964) señala que el impulso dado al estudio científico de la técnica y de la
naturaleza y en la elaboración de los nuevos métodos de análisis experimentales
y matemáticos produciría su triunfo real en los siglos siguientes.
Así como crecía la interrelación entre el conocimiento y la acción dentro un
mismo eje de socialización y sistematización progresiva, del mismo modo los
conocimientos dejan de ser particulares y aislados ente sí para ir
entrecruzándose cada vez más y compactándose en una misma entidad.
Adicionalmente, el conocimiento socializado sistemático comenzó a
institucionalizarse, la cual, además de relacionarse con la creciente
integración, se relacionaba también con los típicos hechos de organización,
control y dominio, no sólo en el plano de la acción investigativa, sino también
en el plano más elevado de las relaciones de producción económica en general
(Padrón, 1996).
Entre las primeras evidencias de esta institucionalización están la Royal
Society de Londres (1662) y la Academia Royale Science en Francia (1666) las
cuales se impusieron la tarea de dedicarse a los problemas técnicos más
importantes de la época y a mejorar el conocimiento de los objetos naturales de
todas las artes útiles: las manufacturas, las prácticas mecánicas, las máquinas
y los inventos por medio de la experimentación. (Bernal, 1964). Una vez
institucionalizado el conocimiento y ya con su estatuto de “ciencia”, pasaba a
ser transmitido y divulgado a través de otras Instituciones, de las cuales la
educación resultó la más significativa. Ejemplo de ello, se puede evidenciar en
el invento de la máquina de vapor, el cual fue producto de los diversos grupos
de científicos en la Academia del Cimiento, en la Royal Society y en la Academia
Francesa.
Para los años 1642-1727, en Woolsthorpe, Newton consagró su atención a los
problemas planetarios. La investigación de Galileo había puesto de manifiesto
que tenía que haber una causa que mantuviese los planetas y a sus satélites en
sus respectivas órbitas, impidiéndoles seguir trayectorias rectilíneas en el
espacio. Galileo había imaginado esa causa como una fuerza, faltaba demostrar
que esa fuerza o su equivalente existía.
Expresó Voltaire, que Newton tuvo la intuición clave en un momento de ocio, en
que vio caer una manzana en el huerto de su casa. Esto lo indujo a cavilar sobre
la causa de su caída y a preguntarse hasta dónde se extendería la aparente
atracción de la tierra y si de hecho, así como actuaba en las más profundas
minas y en las más altas montañas, no llegase hasta la luna, la cual explicaría
su constante desviación de su camino recto y su continuo impulso hacia la
tierra. Newton, tuvo la idea de que la fuerza disminuye en proporción inversa al
cuadrado de la distancia. Esta relación de las primeras investigaciones las dejó
en una memoria escrita que se encuentra en la colección de los Newtonian papers,
que presentó a la Universidad de Cambridge en 1872 Lord Ports Mouth y donde el
científico relata lo siguiente:
En el mismo año empecé a pensar en que la gravedad pudiera extenderse hasta el
orbe de la luna, y después de averiguar la forma de calcular la fuerza con que
oprime un globo la superficie de una esfera al guiar dentro de ella, basándome
en la regla de Kepler, de que los períodos de los planetas están en una
proporción de tres a dos de sus distancias a los centros de sus esferas, deduje
que las fuerzas que mantienen los planetas en sus órbitas deben ser
proporcionales a los cuadrados de las distancias a los centros en torno a los
cuales giran. Así comparé la fuerza necesaria para mantener a la luna en su
órbita, con la fuerza de la gravedad en la superficie de la tierra, y vi que
coincidían casi por completo (Dampieri 1997).
En conclusión Newton, como lo señalaba el doctor J.M.L. Glaisher había
encontrado en su investigación matemática un método (Cálculo infinitesimal o
como él lo llamó el método de fluxiones) para convertir los principios físicos
en resultados calculables cuantitativamente y confirmables por medio de la
observación ( Bernald 1964; Dampieri, 1979; y Gutiérrez Correal, 1996).
Este método matemático, fue empleado por Newton para resolver cuestiones vitales
de la física, mecánica e hidrodinámica, razón por la cual se convirtió en el
instrumento para la comprensión de todas las variables y movimientos; y de ahí a
toda la ingeniería mecánica. También, demostró Newton que su método de
experimentos y cálculo era seguro para ser empleado por los científicos de las
épocas posteriores y que se podía aplicar con toda precisión a los problemas
reales de la astronomía.
En línea general se puede decir, que la obra de Newton tuvo, entre otras, dos
consecuencias de suma importancia; la primera, fue establecer la validez de la
mecánica terrestre en el espacio terrestre y segundo eliminar de la estructura
de las ciencias naturales los dogmas filosóficos, de que los cuerpos celestes
eran de naturaleza divina especial, no cabe duda que en esa época se realizó la
primera gran síntesis científica del saber.
Bernal (1964) dice que, pese a la variedad de los campos de estudio, la ciencia
del siglo XVII tenía una unidad subyacente con una triple base: en la persona,
las ideas y su aplicación; señala que, el científico de ese siglo era capaz de
abarcar y producir una obra original en todo el campo de la ciencia conocida.
Ejemplo de ellos lo representan Newton, quien no solamente fue matemático, sino
que también fue astrónomo, óptico, mecánico y trabajó durante años en la
química. Hooke, quien a pesar de no ser matemático, se desempeñó en este campo y
en la fisiología, además de ser un pionero del microscopio. Wren, al que se
conoce como el arquitecto, también estuvo en el centro del movimiento
científico. Como consecuencia de esta universalidad, los sabios pudieron dar una
imagen más unitaria del ámbito de la ciencia, del que sería posible en épocas
posteriores.
En el siglo XVIII hubo un avance en matemática, Taylor (1715) y Maclaurin (1746)
mostraron la forma de ampliar series o progresiones que utilizaron en la teoría
de las cuerdas vibrantes y en astronomía. Brudley dedujo una velocidad concreta
de la luz observando la aberración de las estrellas, Joseph Larange (1786-1813)
creó el cálculo de variaciones y sistematizó la materia de ecuaciones
diferenciales, fundó además, toda la mecánica sobre la conservación de la
energía en la forma de los principios de velocidad virtual y de acción mínima
llamada "Mecánica Analítica" (Gutiérrez Correal, p.55).
Laplace (1749-1827), mejoró el desarrollo de los problemas de la atracción
adaptándola al método "Potencial" de Larange; demostró que los movimientos
planetarios eran estables y que las perturbaciones producidas por influencias
recíprocas o por la intervención de cuerpos extraños como los cometas, eran
temporales, creando así la "Mecánica Celeste" de Laplace.
En cuanto a la Química, en los primeros años del siglo aparecieron muchos
observadores que hicieron progresar dicha ciencia en la fase experimental,
particularmente, Wilhelm Homberg, estudió la combinación de álcalis con ácido en
diferentes proporciones y así mostró que las sales se forman de la unión de un
ácido con una base, más tarde destacó la obra de Stephen Hales, quien investigó
los gases, como el hidrógeno, los dos óxidos de carbono, el dióxido de azufre,
el metano y otros, considerándolos a todos ellos como aire modificado o teñido
de diferentes maneras por la presencia de otros cuerpos.
Con respecto a la Astronomía, ésta iluminaba los movimientos de los cuerpos
celestes y la Fisiología se abría camino a tientas entre los misterios de la
constitución humana, los descubrimientos geográficos ampliaron el conocimiento
de la superficie terrestre. Había mejorado mucho el arte de la navegación y la
labor realizada por esta segunda serie de navegadores fue el espíritu de
investigación científica que imprimieron a sus trabajos y que contribuyó al
cambio general que experimentó la mentalidad intelectual.
En 1785 se adoptó la máquina de vapor de Watt para mover los telares, este
proceso capital de la industria textil, se produjo sin la aplicación de ningún
principio científico radicalmente nuevo, sus arquitectos eran inventores y
artesanos, elemento éste que señaló la presencia de un nuevo factor, el hombre
laborioso; quien hacía público su pretensión de cambiar y dirigir los procesos
de la producción de un modo revolucionario.
La energía de la máquina de vapor, en la industria textil, fue la que unió las
dos ramas hasta entonces separadas de la industria pesada y la industria ligera,
creando la compleja industria moderna, que se extendió por todo el mundo. El
movimiento a favor de una utilización consciente de la ciencia, para el
mejoramiento de las artes y de manufacturas, se difundió en Inglaterra, Escocia,
Francia, Rusia, Italia y Alemania. Los contemporáneos de Benjamín Franklin en
Inglaterra pusieron en práctica sus ideas, se empezó además la enseñanza
sistemática de la ciencia fuera de las escuelas de navegación.
En este período, los manufactureros, los científicos y los nuevos ingenieros
profesionales se mezclaron en su trabajo y en la vida social. Se casaban entre
sí, se divertían, conversaban sin cesar, experimentaban y se asociaban para
nuevos proyectos. Fue la época de la "Sociedad Lunar" de Birminghan con el campo
negro donde sus miembros celebraban sus reuniones las noches de luna llena.
En síntesis, entre el período 1760 y 1830, el pensamiento se mantuvo en calma,
las ideas inspiradas de las revoluciones fueron las de los filósofos Franceses
Voltaire y Rousseau basadas en la fe del hombre y en su perfectibilidad por
medio de instituciones libres y de la educación una vez desaparecidas las
cadenas de la Iglesia y la monarquía (Bernal, 1964).
Al compendiar el pensamiento científico del siglo XVIII, también hay que
considerar las obras de algunos escritores como Locke, Kant, Berkeley, Hume y
Leibniz, quienes fueron primordialmente filósofos. John Locke (1632-1704)
considerado el padre de la psicología introspectiva moderna vivió casi la
totalidad de su existencia en el siglo XVII, pero en espíritu pertenece a una
época posterior. Este filósofo, indicaba que las ideas no eran innatas, por más
que pudiera haber algunos conocimientos autoevidentes para el pensador culto;
señalaba que, los conocimientos han de adquirirse por demostración racional y
que todos los pensamientos humanos proceden de la experiencia, bien sea por vía
de la sensación - percepción de las cosas externas; o por vía de reflexión -
percepción de las operaciones de la mente.
Estudiando y observando los procesos mentales de los niños, de sus pacientes y
de su mente, con calma y tesón, llegó a la conclusión de que el conocimiento es
el discernimiento de acuerdo o desacuerdo de los pensamientos entre sí o con los
fenómenos externos, independientes de ello. Al respecto, reseña Dampieri (1997),
que Locke expresaba lo siguiente:
El hombre está seguro de que él existe, y como tuvo principio, forzosamente ha
de haber una causa primera que explique ese principio; esa causa es Dios. Razón
suprema, pero sólo por inducción, basada en casos particulares podemos
establecer la relación existente entre nuestros pensamientos y las cosas
externas, por tanto nuestros conocimientos sobre la naturaleza sólo puede
aspirar a la probabilidad y están expuestos a ser desmentidos por el
descubrimiento de hechos nuevos. ( p. 217).
En línea general se puede decir, que Locke escribió una síntesis del saber sobre
la "racionabilidad del cristianismo", e intentó fundar una religión racional,
sobre el cimiento sólido de la experiencia, con margen para adaptarse
constantemente a las necesidades cambiantes del desarrollo intelectual, a la que
insistía en el principio de tolerancia por las variadas opiniones religiosas.
Con respecto a George Berkeley (1684-1753), comprendiendo el peligro que suponía
una filosofía mecanicista y materialista dentro de la ciencia de materia en
movimiento, aceptó como cierto el nuevo conocimiento y su concepción del mundo.
Berkeley se preguntó ¿Qué clase de mundo responde a este conocimiento verdadero?
y surgió, que la única contestación es que se trata del mundo que nos revelan
los sentidos y que únicamente éstos le confieren realidad. Puesto que las mismas
cualidades llamadas primarias, es decir, la extensión, la forma y el movimiento,
son sólo ideas radicadas en la mente, ni ellas ni las cualidades secundarias
pueden existir en una sustancia privada de percepción.
Dampiere (1997) y Bohórquez (1983) coinciden en señalar que para Berkeley "el
mundo que conocemos sólo se hace real a través de los sentidos; nosotros no
podemos conocer el mundo hipotéticamente real que puede o no ocultarse tras el
que conocemos aunque podemos hacer deducciones sobre él"(p. 146). Refiere, el
segundo de los citados autores, que habiéndose anticipado el genial Berkeley a
muchas de las tesis del empirísmo moderno, éste, sin embargo, ha sido poco
reconocido por sus críticas; debido tal vez a lo polémico de su teoría
metafísica.
En esa línea de acción se encuentra Hume (1711 - 1776), para quien el
pensamiento es un instrumento práctico. Adoptó una actitud más escéptica aun
frente al conocimiento y sus posibilidades; basándose en los argumentos de
Berkeley negó la realidad del mundo material y del mundo intencional, y eliminó
el substrato oculto que inventaron los filósofos para explicar los fenómenos
mentales. Decía, no hay más realidad que una sucesión de "impresiones e ideas",
resucitó además la controversia interminable sobre el sentido de causalidad.
Según él, la creencia de que un acontecimiento, es causa de otro se debe a una
asociación de ideas de ambos, producida por una larga serie de casos que se
sucedieron en el mismo orden. "Es decir, pura cuestión de experiencia"( p. 156).
Hume hizo una observación a los empiristas que pretendían establecer principios
generales deducidos de los hechos de la experiencia, y es que, al recurrir
exclusivamente a la experiencia de los sentidos han hecho infranqueable el paso
de lo que es sólo una expectación basada en la costumbre a la deducción de más
leyes generales. Argumentó, que el principio de causalidad es una creencia
puramente instintiva; de ahí que "la naturaleza nos induce a juzgar igual que
nos induce a respirar y a sentir" (p. 8).
Otro de los sabios de esta época fue Kant (1724 - 1804), quien aceptó plenamente
la tesis de Hume, en cuanto a que la causalidad ni es evidente por sí misma ni
se puede demostrar lógicamente. Además se dio cuenta de que lo mismo se podía
decir de todos los otros principios fundamentales de la ciencia y de la
filosofía.
La prueba de las leyes generales hecha por inducción, de los datos de la
experiencia, sólo es posible, supuesta la aceptación previa de ciertos
principios racionales establecidos independientemente; es decir, que no se puede
buscar su demostración en la experiencia ya que se ha de aceptar las
conclusiones escépticas de Hume o se ha de encontrar algún criterio excento de
los defectos de los métodos demostrativos racionales y empíricos (Dampieri,
1997). Señaló Kant, que el mundo de la ciencia es el que revela los sentidos, el
mundo de los fenómenos de la apariencia, el cual no es forzosamente el mundo de
las realidades útiles.
Leibnis, por su parte, negó la posibilidad de demostrar empíricamente los
principios generales, pero aceptando su existencia sacó la condición contraria,
que la razón pura es superior a la percepción de los sentidos; que de hecho es
ella la que manifiesta no sólo la constitución real y existente del mundo
material, sino también la del mundo inversamente mayor de todas las entidades
posibles. Indicó, que lo real no es más que una de las innumerables
posibilidades que caben en el universo de la verdad. Para el citado científico,
el pensamiento es el legislador universal, el que revela el universo amplísimo
de lo eternamente posible, el que anteriormente a toda experiencia puede
determinar las condiciones fundamentales a las que deberá conformarse esa
experiencia, con estas expresiones queda demostrado claramente la tendencia
epistemológica de este filósofo.
Con relación al florecimiento de las ciencias humanas y sociales, éstas
comenzaron a definirse como “Ciencias Morales” en este siglo. De Asúa (1996)
indica que, era pretensión de los iluministas fundar una ciencia objetiva del
hombre y la sociedad sobre la base de las leyes de la naturaleza que permitiera
racionalizar las instituciones sociales. Esta ciencia debía ser objetiva y
modelarse de acuerdo al método empírico y cuantitativo de las ciencias
naturales, ejemplo de esto, es el desarrollo de las doctrinas económicas, los
fisiatras en Francia como Francois Quesnay (1694-1774), quien intentó poner en
práctica una ciencia de la actividad económica que estuviera de acuerdo con las
leyes de la naturaleza. En Inglaterra Adam Smith (1723-1790), en investigaciones
sobre la naturaleza y causa de las riquezas de las naciones.
Varias tendencias contribuyeron a concretar la idea de una ciencia de la
sociedad, en un primer lugar, el surgimiento de las Ciencias Sociales está
indisolublemente ligado a la ruptura del antiguo régimen y las dos revoluciones
del siglo XVIII. La Francesa que difundió los ideales de la democracia política
y la Revolución Industrial que instauró el capitalismo y desencadenó los
procesos de cambios tecnológicos acelerados.
Por otro lado, la ilustración había difundido nuevas corrientes de pensamiento
vinculado con el espectro de la diversidad de la experiencia humana y el interés
por las sociedades salvajes o exóticas, conocidas a través de los viajes de
exploración, que prácticamente terminaron de revelar el globo y con la idea de
que el comportamiento tiene un fuerte carácter cultural (convencionalismo)
expresado en obras como Las Cartas Persas de Montesquieu (1689-1755), El
Contrato Social de Jean Jacques Rousseau (1712-1778), Jeremy Bentham (1748-1832)
quienes darían a la luz los principios sobre la moral y la legislación.
Mercier (1979) refire que “el siglo XVIII fue también la época de las
expediciones organizadas de manera sistemática, que lentamente conducirían a la
verdadera investigación científica”(p.30), señala que la primera expedición
científica interdisciplinaria fue la dirigida por Bering al noreste de Asia y
que el descubrimiento geográfico sistemático, que cedió su lugar a la
observación de los hechos humanos fue organizado, primero con respecto a
Oceanía, esfuerzo éste inaugurado por los viajes del Capitán Cook. Hubo también
preocupación, en este siglo, por verificar la hipótesis geográfica y por el
estudio sobre el terreno, con una orientación de espíritu, predispuesta a la
recolección de datos con profundidad, como Humboltd, con el cálculo de
probabilidades, el cual llegó a ser considerado como el instrumento que
posibilitaría legislar en las ciencias sociales.
Todos los esfuerzos mencionados sirvieron de sustento para crear la disciplina
etnográfica, término utilizado a partir del siglo XIX. En línea general, se
puede decir que no existe utopía ni teoría política que no tenga en cuenta, a
partir de esta época, al hombre de la naturaleza.
En el siglo XIX, llamado también la era de la edad científica, se produce un
cambio que se ha operado en toda la concepción del universo natural, al
reconocer que el hombre forma parte inseparable del mundo que le rodea, que está
sujeto a sus mismas leyes y procesos físicos, y que los métodos científicos de
observación, inducción, deducción y experimentación no sólo son aplicables a los
temas originales de la ciencia pura, sino que también son aplicables a casi
todos los innumerables y variados campos del pensamiento y de la actividad
humana.
En esta época, la investigación científica, embarcada en la conquista del
conocimiento puro, toma la delantera y es ella la que sugiere nuevas necesidades
prácticas y nuevos inventos, los cuales abrieron nuevas perspectivas para la
investigación científica y para el desarrollo industrial. Así, por ejemplo, los
experimentos electromagnéticos de Faraday condujeron a la invención del dínamo y
de otras máquinas electromagnéticas, y éstos, por su parte plantearon nuevos
problemas y enseñaron a los hombres nuevos procedimientos y recursos para
resolverlos. Los estudios matemáticos de Maxwell sobre las ondas
electromagnéticas dieron por resultados la invención de la telegrafía sin hilos
y del teléfono, a la vez, estas invenciones plantearon nuevos problemas a los
físicos. Asi, el descubrimiento de Pasteur, en cuanto a la fermentación,
putrefacción y muchas enfermedades, se debe a la acción de organismos
microscópicos vivos que produjo frutos valiosos en la industria, medicina y
cirugía. Los experimentos que hizo Mendel, sobre las leyes de la herencia en los
guisantes condujeron con el tiempo al cultivo y cruce sistemático de las plantas
a mejorar las clases de trigo y de otros granos, así como el conocimiento de los
principios que rigen la herencia y algunas de las cualidades específicas de
plantas y animales.
También alrededor de este siglo, se logran tratamientos experimentales de las
sensaciones, percepciones y actividades nerviosas de hombres y animales, se
establecen categorías de análisis de los hechos sociales y del lenguaje natural,
etc.; como casos absolutamente distintos de los períodos anteriores, nombres
como Wundt, Pavlow, Watson, Comte, Weber, Dukhein, Sussure, Peirce, Hjelmsler,
entre otros, son referencias obligadas de esta expansión que trascendió los
límites de la investigación sobre la naturaleza física. Entre los casos que
fueron particularmente determinantes para la innovación de las acciones
racionales posteriores, cabe destacar, la ley periódica de los elementos
químicos de Mendeleiev (que se considera una teoría del desarrollo de la
sustancia orgánica) el sistema de Marx y Engels (que constituye una integración
de hechos materiales y humanos que se llamaron dialéctica y una explicación de
fondo, acerca de las relaciones que subyacen en la misma acción socializadas
sistemáticas) y la teoría evolucionista de Darwin que junto a las leyes de
Mendel, expandió la representación del universo generada en el período anterior.
Sobre la base de las ideas de Mendeleiev, fue posible comenzar a diseñar un
árbol genealógico que diera cuenta de la filogenia, es decir, del origen de una
especie a partir de otra. La teoría de la evolución fue simultáneamente
formulada para el reino vegetal por Alfred Wallace (1823-1913), el cual tuvo
influencia, no sólo en el campo biológico y geológico, sino también en las
ciencias sociales, dando origen en particular al darwinismo social, donde se
postulaba la idea de que la sociedad es una prolongación de la naturaleza y que
operan en ella los mismos mecanismos que ésta, la cual se adecuaba al ethos
victoriano del individualismo y la competencia en el contexto de la Revolución
Industrial, la expansión del imperialismo nacionalista de Inglaterra y Prusia y
la economía de Laisser-faire.
Debe señalarse también, que en este siglo XIX, las ciencias humanas y sociales
se constituyeron como tales, la psicología, la sociología y la antropología
derivadas de la filosofía moral y las especulaciones sociopolíticas de los
siglos XVII y XVIII, hicieron su aparición como disciplinas definidas que se
verificaron durante el siglo XIX y se acentuaron en el XX.
Mercier (1979) y De Asúa (1996) dicen que dos son los temas que van a recorrer
como columnas vertebrales la estructuración conceptual de las distintas
disciplinas, el evolucionismo y el positivismo. Señalan que en la antropología
fue la unidad y diversidad del género humano vigente en el siglo XVIII lo que
definió su nacimiento.
Estas disciplinas se dividen en dos corrientes principales: una etnológica,
vinculada con el florecimiento de los estudios comparativos de la lingüística
indoeuropea y otra física. Hacia finales del siglo XIX y principios del XX nació
en Estados Unidos, con Franz Boas (1858-1942), la idea de una antropología
cultural, la síntesis angloamericana de las dos tradiciones originales (la
etnografía y la física) a la vez que comienza a desarrollarse la idea de una
observación participante en las comunidades de estudio a partir de los trabajos
de Bronislaw Malinowski (1883-1942) y que conduciría hacia una interpretación de
tipo funcionalista.
Por otra parte, la sociología vio su nacimiento con Auguste Comte (1798-1857)
creador del positivismo, quien en su curso de Filosofía Positivista (1830-1842)
planteó una visión de la historia de la humanidad, en la que señaló que ésta
progresa a través de varias etapas: el estadio teológico, el metafísico y,
finalmente, el positivo, que es la culminación del proceso y se había alcanzado
cuando el pensamiento pudo liberarse de los obstáculos religiosos y metafísicos
contemplar el hombre el universo “positivamente”.
El estadio positivo es caracterizado por el predominio de la razón científica,
entendida la ciencia en un sentido empirista e inductivista, nombres como Saint
Simon, Hebert Spencer, Emilio Durkheim, Max Weber, son referencias que marcaron
el camino de gran parte de la sociología del siglo XX. Con respecto a la
sicología destacan dos corrientes, una explicitada por el filósofo Johann F.
Herbart (1776-1841) quien desarrolló su idea de una sicología preocupada no por
las facultades del alma, sino por enunciar leyes de los fenómenos sicológicos y
la de Williams James (1842-1910) fundador del pragmatismo, y en la esfera del
habla francesa, el asocianismo de Pierre Janet (1859-1947). En el ámbito de
Inglaterra, la corriente principal fue el asocianismo que consideraba que todo
conocimiento humano parte de la experiencia sensorial y que es posible
analizarlo en términos de ésta, sus máximos exponentes fueron John Stuart Mill
(1806-1873), Hebert Spencer y Alexander Bain (1818-1903).
Sin embargo, es importante acotar que el desarrollo más influyente en la
psicología, de acuerdo a lo explicado por De Asúa (1996) fue el psicoanálisis
creado por Sigmund Freud (1856-1938), originalmente una técnica de tratamiento
de la neurosis, que más tarde se fue transformando en una clave interpretativa
de la cultura humana que dejó profunda marca en el desarrollo de las ciencias
sociales.
En cuanto a la categorización de la ciencia, destaca el filósofo alemán Wilhelm
Dilthey (1833-1911), quien propuso la existencia de dos tipos de ciencia, la de
las naturalezas y las del espíritu. A las primeras les correspondía el
“explicar”, a las segundas el “comprender”, esta línea de pensamiento vinculada
a la Escuela Histórica Alemana, la Filología Clásica y el Criticismo Bíblico
Racionalista de David F. Strauss (1808-1874), dio lugar a la noción de que
existe un método propio de las ciencias humanas: la hermenéutica, es decir, la
interpretación comprensiva del texto.
Después del año 1900, los procesos de investigación alcanzaron una extensión y
profundidad, (dentro de la línea de socialización y sistematización
progresivas). Las evidencias son muchas y complejas. Marx Planck, trata de
aplicar uno de los principios de la termodinámica a la investigación de la
distribución de la energía en una cavidad cerrada, llega a concebir el "Quantum"
para explicar la forma discontinua concentrada en finitos en que se proponga la
energía. A partir de tal idea de discontinuidad la naciente física cuántica se
dedica a construir una nueva representación de la realidad material sobre la
base de las estructuras microfenoménicas (De Broglie en Francia, Schroedinger y
Heisenberg en Alemania, Dirac en Inglaterra, el Danes Niels Bohr, Yukawa,
Einstein) hasta llegar a las teorías general y especial de la relatividad, con
el importante concepto de velocidad de la luz y el impacto que estos inventos
produjeron en la sociedad de la época.
Con respecto a los hechos sociales, Noam Chomski valiéndose de las más avanzadas
producciones lógicas y matemáticas de la época construye su "modelo de
competencia lingüística" naciendo así la teoría de los lenguajes con fuertes
repercusiones en la acción racional (computación, traducción automática,
psicoterapia) y en otras áreas de conocimiento (lógica, psicológica,
neurológica, sociología, instrucción).
Es importante acotar que, en este siglo, tiene lugar una reinterpretación del
mundo material y social, óptica completamente nueva y bajo esquemas de
interdisciplinaridad y cruce de áreas (biofísica, bioquímica, neurolinguística,
astrofísica, ecoenergética) que se acercan cada vez más a una interpretación
unificada e integrada del universo material y social, aún cuando desde los
ámbitos de pensamiento humanista se declara o propugna con creciente divulgación
la propuesta de distanciamiento entre ciencia de la naturaleza y ciencia del
espíritu, entre aquellas tendencias la interdisciplinaridad total y esta otra
tendencia al distanciamiento entre dos tipos de realidades.
En la época moderna y hasta los inicios de la física cuántica, la explicación de
los procesos de investigación estuvo ligado al componente de la búsqueda
empírica activa, marcada por la observación y la experimentación.
Según Padrón (1992), parece haber sido Paul Dirac, en este siglo XX, quien
rompió ese esquema al concebir otra deducción pura partiendo sólo de estructuras
matemáticas de toda raíz cuadrada obtuvo la idea de masa negativa. De allí en
adelante en casi todo el desarrollo de la física cuántica prevaleció el modelo
hipotético-deductivo, igual cosa ocurrió en la Biología, Química, y en general,
en todas aquellas áreas en la que se obtuvieron importantes resultados y de los
que se derivaron casi todos los resultados tecnológicos de los que se disponen
hoy en día.
Este cambio, propio del siglo XX, en el que se sustituye el modelo
empírico-inductivo por el modelo racional-deductivo, fue lo que llamó la
atención de Popper (1985) cuando propuso el concepto de ciencia teórica de base
empírica sobre una representación de corte racionalista. Ejemplo de ellos se
tiene sólo en el campo social, para citar algunos la teoría
generativo-transformacional de Chomsky (1965), su modelo tuvo base en esta
explicación Popperiana vinculada a la física, algo así sucedió en la moderna
economía y en ciertos sectores de la psicología.
Además de lo señalado, son sumamente importantes dos conjuntos globales de
hechos, pertenecientes a la referencia epistemólogica, el modelo del llamado
"Circulo de Viena" y el modelo llamado "Escuela de Frankfurt", ambos han tenido
considerables influencias en las acciones investigativas y particularmente el
último agrupó muy variados y complejos casos de reinterpretación subsiguientes.
En este siglo, tal como lo señala Bernald (1964), se han derribado todas las
barreras de la ciencia; no hay campo de la naturaleza en la que ésta no pueda
penetrar, y al propio tiempo la ciencia se ha hecho creadora, construyendo un
mundo propio de artificios mecánicos, químicos, electrónicos, social y
biológico, cuyo empleo tiende a sustituir los frutos del puro desarrollo
técnico.
Las ciencias sociales se desarrollan en el sentido de una especialización
creciente, pero también en una búsqueda de fecundación interdisciplinaria. Las
teorías dejaron de ser totalizadoras y se transformaron en específicas, se
incrementaron los programas de investigación que llevaron a multiplicar los
estudios empíricos, los cuales utilizaron instrumentos matemáticos e
informáticos. En definitiva la historia de la ciencia quedó constituida en el
siglo XX como una disciplina por derecho propio, como se muestra en el Cuadro 3.
3. Los testimonio de grandes científicos como evidencia de las correspondencias
entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación
Los ejemplos que se exponen a continuación fueron seleccionados del libro
titulado “El Oficio del Investigador” de Claude Brezinski:(1993), en los cuales
se observan los distintos caminos que utilizaron los investigadores en el
desarrollo de la producción de conocimiento científico y los diferentes
instrumentos, técnicas y estrategias que aplicaron.
Análisis Espectral
Autor: Wilhem Von Bunsen
El análisis espectral fue fundado alrededor de 1850 por Wilhem Von Bunsen
(1811-1899) y Gustav Robert Kirchhoff (1825-1887). Estos se encontraron por vez
primera en Breslan (la actual Wroclaw). Después, cuando Bunser partió hacia
Heidelberg, logró obtener un puesto para su amigo Kirchhoff. Introduciendo sales
en la llama de un mechero de gas (el mechero Bunser) y observando la luz a
través de un prisma se ven aparecer rayos que son característicos de la sal
utilizada. Esa forma de observación llamada análisis espectral, permite
reconocer, por ejemplo, la presencia de ciertos elementos químicos en el sol y
las estrellas. También ofrece una manera de descubrir nuevos elementos.
Rendimientos de síntesis de las proteínas
Autor: Francois Jacob
Francois Jacob trabajó con Jacques Monod, en los rendimientos de síntesis de las
proteínas. Esos beneficios variaban a lo largo del tiempo, aunque Monod pensaba
que el sistema de síntesis funcionaba mediante marcha o paro, todo o nada. Para
Monod eso no se podía concebir, sin embargo Jacob estaba a favor de esta
hipótesis a causa de sencillez, lo que explicaba de la siguiente manera:
Se me ocurrió mientras observaba a uno de mis hijos jugando con un pequeño tren
eléctrico. No tenía reóstato y, sin embargo, lograba hacer avanzar su tren a
distintas velocidades, pero constantes, simplemente manipulando el interruptor y
haciéndolo oscilar más o menos deprisa entre las posiciones de marcha y paro. Un
mecanismo de ese género me parecía capaz de regular una velocidad de síntesis
proteica con la condición de que la inercia del sistema fuera suficiente.
(p.124)
Prensa de imprimir
Autor: Gutemberg
Gutemberg inventó la prensa de imprimir, su primera idea fue fundir los
caracteres como sellos o medallas; pero, ¿Cómo reunir millares de sellos para
hacer una impresión uniforme sobre el papel?. Durante años tropezó con este
problema hasta que un día en su Remania natal fue a la vendimia y probablemente
se embriagó, “he visto fluir el vino”, escribió y pasando del efecto a la causa
he estudiado la fuerza de esta prensa a la que nada se resiste, … . Entonces se
hizo la luz, la prensa y el sello se combinaron para dar lugar a la prensa
copiadora.
Bombillo eléctrico
Autor: Clark Edison
Clark Edison, inventor del bombillo eléctrico, decía que si las ideas no acuden
hay que atacar el problema por otro camino. Tal pensamiento lo puso en práctica
en su laboratorio, cuando dos matemáticos intentaban inútilmente calcular el
volumen de un bombillo. Era tarde, cuando el citado sabio, con una expresión
maliciosa en su mirada, pidió a la secretaria que volviera al día siguiente por
la mañana, ella cuenta al respecto:
entré a la casa y puse mi despertador a las cinco y media. A las seis ya estaba
en la biblioteca donde trabajaban los matemáticos. Edison me dijo que fuera al
laboratorio y una bombilla vacía la llenara de agua, que tomara un vaso graduado
y trajera todo a la biblioteca. Entonces Edison cogió en una mano la bombilla
llena de agua y en la otra el vaso graduado. Al verter el agua en el vaso pudo
leer sobre la escala graduada el volumen de la lámpara que los matemáticos
habían tratado de calcular inútilmente toda la noche. (p.126)
La vitamina C:
Autor: Albert Szent-Gyoryi
Todo el mundo sabe que si se deja caer una manzana tendrá, al día siguiente, un
color pardo alrededor del golpe. Este coloramiento pardo, esta oxidación es una
reacción protectora de las células. Albert Szent-Gyoryi comenzó por estudiar los
frutos que no presentaban esta oxidación como los limones y las naranjas, y se
dio cuenta de que en el caso de algunas reacciones, se podía producir un retraso
de un segundo o de medio segundo. Este retardo se debía a una sustancia que se
puso a buscar hasta que logró cristalizarla.
Faltaba todavía determinar su composición química y sintetizarla. Pero era
difícil, ya que no poseía más que una pequeña cantidad. Después de una estancia
de un año en Estados Unidos volvió con 15 gramos de la famosa sustancia, una
cantidad importante y de la cual estaba muy orgulloso.
Los quince gramos se usaron rápidamente sin que se descubriera su composición
química. Szent-Gyoryi examinó numerosas plantas pero en ninguna de ellas pudo
encontrar la sustancia en cantidad suficiente. Fue entonces cuando vino a vivir
a Szeged, que es el centro de la región donde se produce la páprika, muy
apreciada habitualmente por los húngaros. Una noche su esposa le sirvió páprika
(pimentón) para cenar sin saber que le costaba mucho digerirla, él no se atrevió
a decírselo pero se dio cuenta, de repente, de que no había buscado todavía en
la páprika la sustancia codiciada. Entonces por cobardía conyugal, como el mismo
reconoce, dijo a su mujer que no se comería la páprika sino que la llevaría a su
laboratorio para analizarla. Una semana más tarde tenía entre sus manos un kilo
y medio de la sustancia de la que él no había producido hasta entonces, más que
un miligramo cada vez, era la “vitamina C”.
La hologrofía:
Autor: Denis Garbor
Denis Garbor, premio Nobel de la física, contó su descubrimiento, de la
siguiente manera: El punto de partida de la invención fue un deseo de mejorar el
microscopio electrónico, … , pensaba en éste y era evidente que la microscopía
electrónica se detenía en el límite en el que las redes atómicas se separaban y
era visible un átomo aislado. Además no era posible construir una buena lente
atómica. Bien, entonces fabriquemos una mala lente, pensaba, tomemos una mala
imagen y mejorémosla. Esto necesitaba una representación que contuviera una
información completa, las ordinarias están desprovistas de fase. Mi idea era
añadir una fase estándar, era una idea clara porque era realizable.
La idea de que fuera tan simple de reconstruir la imagen original me sorprendió
de pronto un día de pascua, … ,estaba sentado en las gradas esperando un partido
de tenis, … , de forma general, creo que toda idea verdaderamente nueva se forma
en el subconsciente, “si os encontráis con un problema, olvidadlo, pensad en él
a continuación de forma profunda, una vez y otra, bajo cada ángulo, a
continuación olvidadlo de nuevo y esperad hasta que la solución emerja del
subconsciente” (p. 127).
La litografía:
Autor: Aloys Senefelder
La familia Senefelder vivía en Munich. El padre era actor de teatro, no es pues
sorprendente que su hijo Aloys (1771-1834) haya escrito obras en esta área. Tuvo
éxito, sus producciones y sus historias se imprimían, pero una vez que pagaba al
impresor no le quedaba más que un poco de dinero. Intentó estampar él mismo sus
obras y grabó para esto las palabras en frías placas de cobre. Pero,
evidentemente, era necesario escribir a la inversa, como en un espejo y era
difícil. El cobre también costaba caro y Aloys buscó otro material. Se decidió
por las baldosas de piedras que se utilizaban para embaldosar los suelos. Las
pulía primero con arena y después las grababa lo que era más fácil ya que la
piedra era más blanda que el cobre.
Su trabajo avanzaba rápidamente y agotó pronto su stock de papel. No le quedaba
más que una página de su historia por imprimir y no tenía más que una hoja,
cuando su madre vino a buscarle para que hiciera la lista de la ropa que ella
daba a lavar, ¿Por qué no escribir esta lista en una baldosa de piedra?. Tomó su
tinta que era hecha de cera de jabón y de carbón, dispuso de una parte y la usó
para escribir la lista en la baldosa. Cuando lavaron la ropa la lavandera la
trajo, sin olvidar ¡felizmente!, traer igualmente la famosa baldosa. Para poder
utilizarla con el fin de terminar su trabajo de imprenta Senefelder quiso
limpiarla. Pero la tinta no se borró, más bien el ácido minó la piedra donde no
había tinta, y las palabras sobresalían ahora de la superficie de la baldosa de
piedra, por lo cual Aloys pudo imprimir fácilmente la lista en el papel.
Continuó, sin embargo, sus pruebas de limpieza ya que había notado que el agua
cubría las baldosas salvo en los sitios donde había tinta. El cuerpo graso
contenido en la tinta alejaba el agua y del mismo modo la tinta no se retenía en
las partes mojadas de la baldosa. Lentamente Senefelder se dio cuenta que no
había necesidad de grabar la piedra. Todo lo que había que hacer era crear dos
tipos de superficie, una que retuviera la tinta y otra que no. Con su tinta
endurecida hizo inmediatamente un dibujo en una baldosa, la mojó completamente y
después pasó por encima tinta líquida. La tinta se quedó sólo encima del dibujo,
no había tinta donde no había dibujado, ya que la baldosa estaba húmeda no tenía
más que poner una hoja sobre la baldosa y presionar.
Había inventado la litografía. Pero la historia no se acaba allí, todavía era
necesario escribir o dibujar a la inversa, como en el espejo.
A pesar de este inconveniente, la litografía recorría, sin embargo, poco a poco
su camino. Las prensas se perfeccionaron. En 1810 un impresor alemán llamado
Friedrich Konig (1774-1833) tuvo la idea de usar un tubo para extender el papel
sobre la superficie plana de la baldosa y en 1846, Richard Marsh Hoe (1812-1886)
inventó una prensa donde la superficie en la que estaba lo que se quería
imprimir tenía igualmente forma de tubo. Más tarde se puso enfrente un rodillo
de caucho para presionar el papel contra el otro tubo.
Este tipo de prensa era corriente; un día, en una imprenta de New Jersey, un
incidente cualquiera hizo que la prensa se pusiera en marcha pero que el papel
se quedara parado. Los dos rodillos, el del dibujo en tinta y el de caucho
dieron vueltas uno contra otro sin papel. La dificultad fue rápidamente reparada
y el papel empezó a pasar. Queriendo verificar que todo había funcionado bien,
el impresor examinó la prueba y vio, con sorpresa, que los dos lados de la hoja
estaban impresos uno al revés y otro del derecho. La tinta se había puesto
simplemente sobre el rodillo de caucho y había dado una imagen invertida en el
dorso del papel porque estaba invertida en el cilindro entintador. Se podía
naturalmente partir de un rodillo entintador donde se había dibujado o escrito
al derecho y obtener de la misma forma una impresión al derecho. Es el
procedimiento de la impresión llamado offset.
La partenogénesis
Autor: E. Bataillon
E. Bataillon cuenta que un domingo de Marzo de 1910, estaba hipnotizado por la
mañana sobre el visor del microscopio contemplando un cuadro impresionable: una
preparación de huevos poliespérmico de calamita (tipo de sapo) impregnados de
esperma de tritón alpino, huevos acribillados de estos elementos masculinos
extraños cuyas cabezas voluminosas aparecían sobre los cortes como un semillero
de agujas de cirujano. Bruscamente surgió en mi mente la idea de que un
traumatismo ligero, el pinchazo de una fina aguja de vidrio o de metal, podría
revelarse tan eficaz como el calor o la hipotermia. Yo no estaba considerando
naturalmente, más que un nuevo factor de partenogénesis abortiva. Enseguida,
preparé una serie de estiletes de vidrio, y coloqué sobre algunos vidrios de
reloj los huevos de una hembra madura, los cuales pinchados en seco, son
simplemente recubiertos de agua. Experiencia que se ha vuelto clásica y cuyo
resultado está más allá de toda expectativa.
La congelación de las células vivas
Autor: B. J. Luyet
En el año 1940 el doctor B.J. Luyet trabajaba en la congelación de las células
vivas. Ya que los daños estaban causados por los cristales de hielo, sugirió
quitar todo el agua contenida en las células antes de congelarlas. Este método
había sido descubierto por la Birdseye Company que fabricaba comida congelada.
Si la deshidratación tenia éxito con las verduras ¿Por qué no iba a funcionar
con las células vivas?.
Luyet y su equipo descubrieron que podían deshidratar, en partes, las células de
pollo utilizando una mezcla azucarada. Se había obtenido un cierto éxito, pero
el método no daba siempre buenos resultados. Otros científicos hicieron nuevos
experimentos. En Londres, Alan S. Parkes utilizó azúcar de frutas. Andrey U.
Smith y Christoper Polge, repitieron todos las experiencias de Luyet con los
mismos resultados; algunas células soportaban la congelación y después la
descongelación y otras no. No perdieron, sin embargo, la esperanza de volver el
método totalmente fiable y conservaron su mezcla en un refrigerador pensando
retomar después sus experimentos con un nuevo método. Fue así como, algunos
meses más tarde, Smith y Polge recomenzaron sus experimentos que esta vez
tuvieron éxito en casi todos los casos. El sueño parece haberse hecho realidad.
Parkes volvió a hacer el experimento con toda una nueva botella de azúcar de
frutas, y todas las células murieron. Los científicos estaban perplejos. ¿Cómo
podía el mismo experimento haber dado resultados completamente diferentes?. Con
cuidado examinaron y reexaminaron todos los detalles del procedimiento para
encontrar la explicación. Por fin encontraron que simplemente se habían
equivocado. En lugar de su vieja mezcla azucarada habían utilizado una mezcla de
clara de huevo y de glicerina que tenía el mismo aspecto. Se sabía que la
glicerina impedía que se congelasen los motores pero no se había pensado nunca
en utilizarla en células vivas. Smith mejoró el método y encontró otros, fue
capaz rápidamente de congelar y conservar sangre durante largos periodos.
Los quanta
Autor: Max Planck
Max Planck, en 1897, se enfrentó al problema de encontrar la ley de emisividad
del cuerpo negro. Puesto que la radiación del cuerpo no depende más que de la
temperatura de las paredes y no de su naturaleza, el citado científico, tuvo la
idea de estudiar un cuerpo negro cuyas paredes fueron osciladores de Hertz, sus
propiedades podían ser calculadas sin hacer intervenir la estructura molecular
entonces desconocida. Planck encontró así que la emisividad era proporcional a
la energía media de los osciladores de las paredes, pero el problema seguía sin
ser resuelto. Suponiendo la validez de la ley de Wien, relativa a la
distribución de la energía espectral, que era entonces la que mejor se acomodaba
a la experiencia. Planck calculó la inversa de la derivada seguida de la
entropía respecto a la energía. Sin embargo, medidas experimentales posteriores
invalidaron estos resultados. Para pequeñas energías y, por tanto, para pequeñas
longitudes de onda el acuerdo entre la teoría y la experiencia era
satisfactorio. No era así, sin embargo, para grandes energías y grandes
longitudes de ondas. Había proporcionalidad no con relación a la energía sino
con relación a su cuadrado. Plank se entregó entonces simplemente a una
interpolación entre las dos fórmulas y obtuvo una ley conforme con la
experiencia.
Al respecto expresó Planck, lo siguiente:
más incluso admitiendo la validez absolutamente rigurosa de la fórmula de la
radiación, mientras poseía meramente el carácter de una ley descubierta por una
intuición feliz, no se podía esperar que tuviese sino un significado formal. Por
esta razón desde el mismo día que tuve formulada esta ley, comencé a acometer el
problema de su verdadera interpretación física. Esta investigación me condujo
automáticamente a estudiar las relaciones recíprocas entre entropía y
probabilidad. (p. 130)
Para calcular más fácilmente la probabilidad con los métodos del análisis
combinatorio, Planck descompuso la energía E de un oscilador en cantidades
pequeñas de la fórmula E = Pe, donde “P” es un número entero y donde “e” es tan
pequeño como se quiera. Gracias a este artificio podía colocar la energía media
de un oscilador y volver a encontrar su fórmula del cuerpo negro. La
descomposición E = Pe. no era más que un intermediario del cálculo cómodo sin
significación particular. Pero la historia no se detiene todavía aquí; para
obtener el acuerdo con la ley Wien de las bajas energías no se podía tomar “e”
tan pequeña como se quisiera. Era necesario que “e” fuera finito y proporcional
a la frecuencia “u” de la radiación o sea “e = hu”, donde “h” es una constante
de Planck. Este era un resultado revolucionario, había que renunciar en física a
la idea de continuidad y aceptar que algunos fenómenos físicos puedan tener
relaciones de causa-efecto discontinuos, cuantificados. Evidentemente un
resultado tan revolucionario y tan fundamental encontró numerosas resistencias.
Planck, durante muchos años intentó explicar sus resultados de una forma más
clásica aunque estuviera convencido de la importancia de su descubrimiento.
Él escribió más tarde: por una parte, en efecto, esta constante (h) era
absolutamente necesaria para obtener el verdadero valor de la entropía, ya que
solamente, gracias a ella, se pueden determinar los dominios o intervalos
indispensables para el cálculo de la probabilidad y, por otra parte, resultaba
absolutamente imposible, a pesar de los mayores esfuerzos, enmarcarlos dentro de
una teoría clásica cualquiera que fuera. Mientras se pudiera tratar la constante
como infinitamente pequeña todo iba muy bien; pero, en el caso general había un
momento en el que se llegaba a una solución de continuidad (...), ante el
fracaso de todos los intentos destinados a salvar el abismo, era cada vez más
difícil escapar al dilema siguiente: o bien toda mi serie de deducciones que
terminaba por encontrar por el cálculo la ley de la radiación negra, era por
principio ilusoria y nada más que un artificio de cálculo sin base real, o bien
una idea correspondiente a algún ente físicamente real dominaba toda esta
deducción y por consiguiente el quantum de acción (h) debía jugar un papel
fundamental en física. Bajo la segunda alternativa este quantum representaba
algo absolutamente novedoso insospechado hasta entonces, y que parecía destinado
a revolucionar el pensamiento físico basado sobre la misma noción de continuidad
inherente a todas las relaciones causales desde el descubrimiento del cálculo
infinitesimal por Legniz y Newton. La experiencia se inclinó por la segunda
alternativa.
La relatividad
Autor: Albert Einstein
Despreciando los apriori y las ideas recibidas, Albert Einstein decidió tomar,
como punto de partida de sus trabajos la hipótesis, de que las nuevas variables
eran verdadero, real y físicamente las del nuevo sistema y que la transformación
de Lorents era la expresión física de la relación que existe entre dos sistemas
de referencia en movimiento rectilíneo y uniforme uno con relación a otro.
Hipótesis atrevida, ya que entrañaba el abandono de la mecánica newtoniana, pero
supuesto fructuoso porque es así como nació la teoría de la relatividad
restringida en 1905.
Era evidentemente deseable extender el principio de la relatividad a movimientos
acelerados cualesquiera. Interpretando geométricamente las fuerzas de
gravitación de manera análoga a las fuerzas centrífugas en un sistema de
referencia en rotación al que se puede considerar como resultante, en este
sistema de la forma del espacio. Einstein pudo realizar la teoría de la
relatividad en 1916.
Einstein relata que llegó a esta teoría: cuando, con los fundamentos especiales
de la relatividad restringida, obtuvo la equivalencia de todos los sistemas
llamados de inercia para formular las leyes de la naturaleza (1905), se planteó
casi espontáneamente la cuestión de saber si no habría una equivalencia más
amplia para los sistemas de coordenadas. Dicho de otro modo, si no puede
atribuirse a la idea de la velocidad más que un sentido relativo ¿Se debe, sin
embargo, obstinarse en considerar la aceleración como un concepto absoluto?
Di por primera vez un paso adelante hacia la solución del problema, cuando
intenté enmarcar la ley de gravitación dentro de la teoría especial de la
relatividad restringida. Como la mayor parte de los autores de esta época, traté
de establecer una ley de campo para la gravitación, … , pero tales
investigaciones me condujeron a un resultado que me hizo desconfiar mucho, … ,
fue entonces cuando rechacé una inadecuada, la tentativa, de la que he hablado
antes, de tratar el problema de la gravitación en el marco de la relatividad
restringida. Este marco no se correspondía manifiestamente con la propiedad
fundamental de la gravitación, ... , estas reflexiones me ocuparon de 1908 a
1911, ... ,en un principio la única cosa importante era haber reconocido que no
se podía llegar a una teoría racional de la gravitación mas que extendiendo el
principio de la relatividad.
Convenía, por tanto, establecer una teoría cuyas ecuaciones conservan su forma,
incluso con transformaciones no lineales de coordenadas. Ahora bien, yo no sabía
entonces si eso debía aplicarse a transformaciones de coordenadas absolutamente
continuas cualesquiera, o bien sólo a algunas.
Vi pronto que. ... ,la interpretación simplemente física de las coordenadas
debía desaparecer, ... ,esta constatación me molestó mucho, ya que no debían, en
suma significar en física. No llegué a resolver este dilema mas que hacia 1912,
... , pero quedaban todavía dos problemas que resolver, ... , he trabajado en
esta cuestión de 1912 a 1914 con mi amigo Grossman. Dos años antes de la
publicación de la teoría de la relatividad general habíamos tomado ya en
consideración las ecuaciones correctas de la gravitación, pero no podíamos
enfocar su utilización desde el punto de vista de la física. Sobre este tema,
creía todavía poder demostrar, basándome en consideraciones generales, que una
ley de gravitación invariante relativa a las transformaciones de coordenadas
elegidas a voluntad, no podría unirse al principio de causalidad. Tales eran los
errores de mi mente que me costaron dos años de trabajo muy duro hasta que por
fin, hacia final de 1915, me di cuenta de estos errores y descubrí la conexión
con los hechos de la experiencia astronómica, después de que, todo avergonzado,
volví a la curvatura de Riemann.
Conferencia de Einstein (1922) en la Universidad de Kyoto, Japón: Cómo he creado
la Teoría de la Relatividad .
Traducción ingles- Yoshimasa A. Ono en 1982.
No es fácil hablar de la forma en la cual me surgió la idea de la teoría de la
relatividad, había tantas complejidades ocultas para motivar mi pensamiento, que
el impacto de cada idea era diferente a las distintas etapas del desarrollo de
la ,misma. Yo no las mencionaré todas aquí. No volveré a contar los artículos
que he escrito sobre el tema. En su lugar, voy a descubrir brevemente el
desarrollo de mi pensamiento en conexión directa con este problema.
Hace mas de 17 años que tuve, por primera vez, la idea de desarrollar la teoría
de la relatividad, aún cuando no puedo decir exactamente de dónde me surgió la
imagen, estoy seguro que estaba contenido en el problema de las propiedades
ópticas de los cuerpos en el movimiento. La luz se propaga a través del mar de
éter en la cual la tierra se mueve. En otros términos, el éter se desplaza con
relación a la tierra. Intenté encontrar una prueba experimental clara del flujo
del éter en la literatura física pero fue en vano.
Quise entonces verificar, yo mismo, el flujo del éter con relación a la tierra o
dicho de otro modo, el movimiento de la tierra. Cuando reflexioné por primera
vez sobre este problema, no dude de la existencia del éter o del movimiento de
la tierra a través de él. Pensaba en usar dos pares termoeléctricos, en la
experiencia siguiente: colocar unos espejos de manera que la luz proveniente de
una sola fuente sea reflejada en dos direcciones diferentes, una paralela al
desplazamiento de la tierra y la otra antiparalela. Si se supone que hay una
diferencia de energía entre los dos haces reflejados, se puede medir la
diferencia de calor generada utilizando los dos pares termoeléctricos. Aunque la
idea de esta experiencia fuera muy próxima a la de Michelson, no la llevé a
cabo.
Cuando daba vuelta a este problema siendo estudiante, supe del extraño resultado
de la experiencia de Michelson. Rápidamente llegué a la conclusión de que
nuestra idea concerniente al desplazamiento de la tierra en relación con el
éter, era no correcta si se admitía el resultado nulo de Michelson como un
hecho. Era el primer camino que me conducía a la teoría de la relatividad
restringida. Por lo que he llegado a creer que el movimiento de la tierra no
puede ser detectado por ninguna experiencia óptica aunque la tierra gire
alrededor del sol.
Tuve la ocasión de leer la monografía de Lorentz escrita en el año 1895, donde
discutía y resolvía completamente el problema de la electrodinámica en el primer
orden de aproximación; es decir, despreciando los términos de orden superior a
v/c, donde “v” es la velocidad del cuerpo en movimiento y “c” la de la luz.
Probé entonces a analizar la experiencia de Fizeau, a partir de la hipótesis de
las ecuaciones de Lorentz, para los electrones son válidas, tanto en el sistema
de referencia de los cuerpos en movimientos, como en el vacío como había sido
discutido a principio por Lorentz. En esta época yo creía firmemente que las
ecuaciones de la electrodinámica de Maxwel y las de Lorentz eran exactas.
Además, la hipótesis de estas ecuaciones debían ser válidas en el sistema de
referencia de los cuerpos en movimiento que conducen al concepto de invarianza
de la velocidad de la luz que, sin embargo, contradice la regla de la suma de
velocidades utilizadas en mecánica.
¿Por qué estos dos conceptos se contradecían? Me daba cuenta de que esta
dificultad era realmente difícil de resolver. Pasé en vano casi un año
intentando modificar la idea de Lorentz con la esperanza de resolver este
problema.
Por suerte, uno de mis amigos de Berna (Michele Besso) me ayudó a salir de
apuro. Le visité con este problema un bonito día. Comencé entonces la
conversación con él: últimamente he trabajado sobre un problema difícil. “Hoy he
venido a verte para atacar este problema contigo”. Discutimos cada aspecto de
ese problema. Después comprendí de pronto donde residía la clave del problema.
Al día siguiente volví a verlo de nuevo y, sin decir buenos días, le dije:
gracias, he resuelto completamente el problema. Un análisis del concepto de
tiempo era mi solución. El tiempo no podía ser definido de forma absoluta y
había una relación inseparable entre el tiempo y la velocidad de la señal. Con
este nuevo concepto, podía resolver completamente, por primera vez, todas las
dificultades.
En cinco semanas la teoría de la relatividad restringida estaba construida. No
dudaba que esta nueva teoría era razonable desde el punto de vista filosófico.
Pensaba igualmente que la nueva teoría estaba de acuerdo con el argumento de
Mack. Contrariamente al caso de la teoría de la relatividad general, donde el
argumento de Mack se incorporaba en la teoría, en la relatividad restringida, el
análisis de Mack tenía solamente una consecuencia indirecta.
Veamos, ahora, la forma cómo se creó la Teoría de la Relatividad General:
Mis primeras ideas sobre la teoría de la relatividad general fueron concebidas
dos años más tarde, en 1907. La idea se me ocurrió de repente. No estaba
satisfecho de la teoría de la relatividad restringida por que se limitaba a los
sistemas de referencia que se desplazaban con velocidad constante unos con
relación a otros y no podía aplicarse a un movimiento general del sistema de
referencias. Luchaba por suprimir esta restricción y quería formular el problema
para el caso general.
Ese mismo año, Johannes Stark me pidió que escribiera un artículo sobre la
teoría de la relatividad restringida en el periódico Jahrbuch Der Radioaktivitat.
Mientras lo escribía, llegué a pensar que todas las leyes de la naturaleza a
excepción de la gravitación podían ser abordadas en el cuadro de la teoría de la
relatividad restringida. Quería descubrir la razón de esto, pero no podía llegar
a ello de manera simple.
El punto que menos me satisfacía era el siguiente: así como la relación entre
inercia y energía estaba explícitamente dada por la teoría de la relatividad
restringida, la relación entre inercia y masa, o la energía del campo
gravitacional, no estaba claramente elucidada. Sentía que este problema no podía
ser resuelto en el cuadro de la teoría de la relatividad restringida.
La inspiración se produjo un día de repente. Estaba sentado en una silla en mi
oficina de patentes en Berna. De golpe me vino una idea: si un hombre cae en
caída libre, no sentirá su peso. Estaba desconcertado. Esta simple experiencia
de pensamiento me produjo una fuerte impresión. Ella me condujo a la teoría de
la gravitación. Continuaba mis reflexiones: un hombre que cae experimenta una
aceleración (entonces lo que siente y lo que observa tiene lugar en un sistema
de referencia acelerado) decidí extender la teoría de la relatividad al sistema
de referencia con aceleración. Sentí que haciendo esto podría resolver al mismo
tiempo el problema de la gravitación. Un hombre que cae no siente su peso porque
en su sistema de referencia hay un nuevo campo gravitacional que anula el campo
gravitacional debido a la tierra. En el sistema de referencia acelerado tenemos
necesidades de un nuevo campo gravitacional. En esa época no llegué a resolver
este problema completamente. Esto me entretuvo ocho años más antes de obtener
finalmente la solución completa.
Durante estos años, obtuve respuestas parciales a este problema. Ernst Mach
insistía sobre la idea de que los sistemas con aceleración eran equivalentes uno
a otros. Esta idea contradecía la geometría euclidiana puesto que en un sistema
de referencia con aceleración no puede aplicarse la geometría euclidiana.
Describir las leyes físicas sin referencias a la geometría es como describir
nuestros pensamientos sin palabras. Nosotros necesitamos de las palabras para
expresarnos ¿Qué debemos buscar para describir nuestros problemas? Este problema
estaba sin solución desde 1912 cuando tuve la buena inspiración de que la teoría
de superficies de Karl Friedrich Gauss podía ser la llave de este misterio.
Pensaba que las coordenadas de superficies de Gauss eran muy importantes para la
compresión de este problema. No sabía entonces que Bernhard Riemann (que había
sido alumno de Gauss) había discutido con profundidad los fundamentos de la
geometría.
Cuando regresé a Zurich desde Praga, mi amigo, el matemático Marcel Grussmann,
me esperaba. Él me había ayudado anteriormente en mi enriquecimiento sobre
literatura matemática cuando trabajaba en la oficina de patentes en Berna y
tenía dificultades para conseguir artículos de matemáticas. Me enseñó en primer
lugar el trabajo de Curbastro Gregorio Ricci y después el trabajo de Riemann.
Discutí con él si el problema podía ser resuelto utilizando la teoría de Riemann,
o en otros términos usando el concepto de invarianza de los puntos de una recta.
Escribíamos un artículo sobre este tema en 1913, a pesar de que no pudimos
obtener las ecuaciones correctas para la gravitación. Estudiaba más a fondo las
ecuaciones de Riemann para encontrar allí solamente múltiples razones por las
cuales los resultados deseados no podían obtenerse por esta vía.
Tras dos años de lucha, descubrí que había cometido errores en mis cálculos.
Volví a la ecuación inicial utilizando la teoría de la invarianza y probé a
construir las ecuaciones exactas. ¡En dos semanas las ecuaciones exactas
aparecieron!
En lo que concierne a mi trabajo después de 1915, quería hablar solamente del
problema de la cosmología. Este problema ha conectado a la geometría del
universo y al tiempo. La base de este problema proviene de las condiciones a los
limites de la teoría de la relatividad general y de la discusión del problema de
la inercia por Mach. A pesar de no comprender exactamente la idea de Mach sobre
la inercia, su influencia sobre mi pensamiento fue enorme.
Resolví el problema de la cosmología imponiendo la invarianza de las condiciones
a los limites para las ecuaciones gravitacionales. Eliminaba finalmente los
limites, considerando el universo como un sistema cerrado. Como resultado, la
inercia emerge como una propiedad de la materia interactuante y debe desaparecer
cuando no hay otra materia para interactuar con ella. Creo que con este
resultado, la teoría de la relatividad general puede ser comprendida de manera
satisfactoria en el plano epistemológico.
La teoría de la evolución de las especies (1809-1882)
Autor: Charles Darwin
Este ejemplo fue tomado del libro “Estructura Filosófica de las Ciencias
Biológicas” de Gladys Acurero (1991), en él se relata que el catalizador que
sirvió de base a Charles Darwin, fue la obra de Thomas Robert Matheus
(1766-1834). Al respecto decía Darwin: muy pronto me di cuenta de que la piedra
angular es la capacidad del hombre de producir razas útiles de animales y de las
plantas. Pero, en cuanto a saber cómo la selección podría aplicarse a organismos
vivos en estado natural, siguió siendo para mi un misterio durante algún tiempo.
En Octubre de 1838, es decir, quince meses después de haber empezado una
investigación sistemática, ocurrió que leí por placer una obra titulada “Marthus
y la Población”, y estando bien preparado para mi larga observación de los
hábitos de los animales y de las plantas para comprender la lucha por la
existencia que se produce en todas partes, caí en cuenta de que, en estas
circunstancias las variaciones felices debían tender a preservarse y las
infelices a destruirse. El resultado de ello sería la formación de nuevas
especies. Había encontrado por fin una teoría sobre la cual trabajar.
J. Huxley (1939, p. 20) afirmó que en el origen y en la descendencia del hombre,
Darwin adoptó un giro de razonamiento bastante raro en las ciencias, puesto que
estableció una estricta conexión entre la inducción y la deducción. El principio
de la selección natural lo hizo a través del método deductivo; y el método
inductivo lo trabajó con una doble finalidad: la primera, para establecer las
fases de su deducción, tomando, dice Huxley, las dos razones siguientes: la
existencia de la variación de los animales y de las plantas, comprendieron el
hecho de que es en esa parte, hereditaria y excedente de reproducción y la lucha
por la vida, y cuyas consecuencias es la persistencia de los más vigorosos; la
segunda parte de su razonamiento por inducción, lo hace a través de ejemplos
tales como las adaptaciones especializadas, los progresos lentos y continuos
etc. Todo esto, Darwin lo presenta a la vez como consecuencia de la evolución y
como prueba de la existencia, así como el poder de la selección natural
reuniendo así en un solo argumento la inducción y la deducción.
La aplicación del método deductivo se aprecia en el cuarto capítulo del origen
de las especies (89-90) dedicado a la selección natural. Tengamos presente el
sinnúmero de variaciones pequeñas y de diferencias individuales que aparecen en
nuestras producciones domésticas, y, en menor grado, en las que están en
condiciones naturales, así como también la fuerza de la tendencia hereditaria;
verdaderamente puede decirse que en domesticidad, todo el organismo se hace
plástico en alguna medida. Pero la variabilidad que encontramos casi
universalmente en nuestras producciones domesticas no está producida
directamente por el hombre. Involuntariamente el hombre somete a los seres
vivientes a nuevas y cambiantes condiciones de vida, y sobreviene la
variabilidad, pero cambios semejantes pueden ocurrir, y ocurren en la
naturaleza.
Tengamos también presente cuan infinitamente complejas y rigurosamente adaptadas
son las relaciones de todos los seres orgánicos entre sí y con las condiciones
físicas de vida y, en consecuencia, qué infinitamente variadas diversidades de
estructuras serian útiles a cada ser en condiciones cambiantes de vida. Puede
pues, parecer improbable el que el mismo modo, para cada ser, en las grandes y
complejas batallas de la vida, tengan que presentarse otras variaciones útiles
en el transcurso de muchas generaciones sucesivas. Si esto ocurre ¿Podemos dudar
recordando que nacen mucho más individuos de los que acaso pueden sobrevivir;
qué quienes tienen ventajas, por ligera que sea sobre otros tendrían más
probabilidades de sobrevivir y crear su especie? Por el contrario, se puede
estar seguros de que toda variación perjudicial en cualquier grado tiene que ser
rigurosamente destruida. A esta conservación de las diferencias individualmente
favorable y a la extinción de las que son perjudiciales le he llamado, selección
natural o supervivencia de los más aptos.
Se observa que las primeras premisas están fundamentadas en la teoría de Malthus,
donde se supone que los organismos vivientes, tanto los animales como las
plantas varían en virtud de la herencia de ciertas variaciones, y en este
sentido, la tasa de crecimiento aumenta geométricamente. En consecuencia, nacen
mucho más individuos de los que pueden sobrevivir, y he aquí la lucha por la
existencia. El segundo argumento deductivo que se encuentra aquí es cuando
Darwin, refiriéndose a esta lucha por la sobrevivencia y a la extinción de los
que son perjudiciales, afirma que se produce la selección natural o
supervivencia de los más aptos. La conclusión que se desprende de estas premisas
es que el organismo mejor adaptado tiene mucho más probabilidad de sobrevivir y
reproducir, que los organismos que carecen de estas condiciones.
En cuanto al método inductivo, Darwin escribió su autobiografía (Darwin 1997, p.
86), donde relata lo siguiente: empecé mi primer cuaderno de notas en julio de
1837. Trabajé sobre verdaderos principios baconianos y, sin ninguna teoría,
empecé a recoger datos en grandes cantidades, especialmente en relación con
productos domésticos, a través de estudios publicados, de conversaciones con
expertos, ganaderos y jardineros y de abundantes lecturas.
Barómetro de mercurio (1643)
Autor: Evangelista Torricelli
Este ejemplo, fue extraído del libro “Inferencias Cientificas”, de H. Jeffreys
(1957), donde se explica porqué las bombas no pueden levantar el agua a una
altura superior a los 18 codos (unos 10 metros) año 1643.
Torricelli no intentó conservar la hipótesis ortodoxa de su maestro Galileo,
quien suponía que la columna de agua se rompe por su propio peso, de acuerdo con
la larga varilla de metal, sino que intentó una conjetura distinta que era
compatible con la hidrostática de Arquímedes y Stevinius, igual que con la nueva
concepción mecanicista del mundo.
Torricelli planeó experimentos para contrastar su idea, él consideró que la
solución no estaba contada a medida para explicar exclusivamente los fenómenos
de la bomba aspirante-impelente, sino que tenía un alcance mucho más amplio, era
una pequeña teoría y, por ser, como teoría de carácter general, podía esperarse
que fuera aplicable a varios dominios de la tecnología. Partió de los dos
supuestos iniciales siguientes:
A1: El aire es fluido que obedece a las leyes de la estática de los líquidos.
A2: La tierra está rodeada por una capa de aire, o como el mismo decía “ vivimos
sumergidos en un mar de aire elemental”.
De A1, junto con la hidrostática dedujo:
T1: El aire ejerce una presión sobre todos los cuerpos en contacto con él. Y de
A2 y T1, dedujo lo siguiente:
T2: El aire atmosférico ejerce una presión sobre la superficie de la tierra (se
trata de la moderna “presión atmosférica)
Al no afirmar la existencia de nada, sino la básica identidad de los gases y los
líquidos, la inclusión de ambos en el género fluidos, su consecuencia, T1
generaliza al aire una propiedad que Stevinus había descubierto en los líquidos.
Por lo tanto hace T2, que es otro enunciado legaliforme, tiene un alcance más
restringido y se utilizará con la explicación del funcionamiento de las bombas.
Torricelli explicó la subida del líquido en las bombas como efecto de la presión
del aire atmosférico sobre la superficie libre del líquido: la función del
pistón es desalojar el aire, liberando así el agua que sube de la presión
atmosférica. La lógica de esta explicación es: de T2 se deriva por
especificación
T3: El aire atmosférico ejerce una presión sobre la superficie libre de los
líquidos.
De A1 se sigue que las leyes de los vasos comunicantes valen también para
sistemas aire-liquido. En particular, A1 en conjunción con T3 y con la
hidrostática implica:
T4: Si no hay ninguna fuerza que obre sobre una posición de la superficie sufre
la acción de la atmósfera, la primera porción sube hasta que su peso se
equilibre con el peso de la columna de aire.
Ahora se introduce el concepto de equilibrio hidrostático en el tubo en forma de
U Df. Dos fluidos se encuentran en equilibrio en un tubo en U, sí y solo sí, las
presiones que ejercen recíprocamente sobre la superficie de contacto son iguales
Df y T4 implican entonces:
T5: La altura máxima alcanzada por un liquido que sube bajo la acción de la
presión atmosférica es la que corresponde al equilibrio. (Dicho
cuantitativamente. La presión atmosférica P es igual a la presión de liquido, o
sea a su gravedad especifica, multiplicada por la altura de su columna (P=ph, de
lo cual se infiere que h=p/p).
Hace falta otro paso: la relación entre la bomba aspirante-impelente el depositó
de líquido y la atmósfera tiene que precisarse suficientemente. Esta afirmación
crucial no es una pura intuición, porque va precedida por un análisis, tampoco
es una inducción, puesto que no es generalización de un número de observaciones,
ni es una deducción porque no se infiere de premisas previamente formuladas. Es
un nuevo axioma sugerido por la comparación de dos cosas y que afirma la
semejanza de éstas: en una analogía la nueva hipótesis es:
A3: Una bomba aspirante - impelente, el liquido en la cual está parcialmente
sumergida y la atmósfera constituyen un tubo en forma de U, cuya peculiaridad
consiste en que la presión atmosférica no obra sobre una de sus ramas.
De A3 y T5 puede deducirse la posibilidad, entonces inaudita, de producir
realmente un vacío.
T6: Si, una vez que la columna liquida ha alcanzado la altura de equilibrio, la
bomba sigue trabajando, aparece un vacío entre la superficie de la columna
líquido y el pistón.
Esta conclusión, es la base teorética de las técnicas del vacío, desde entonces
hasta el día de hoy. Con ella se tiene todo lo necesario para explicar por qué
suben los líquidos en las bombas y por qué su subida tiene límites A3 y T4.
Implican al primero de los dos explicando, mientras que A3 y T5 implican el
segundo. Además, se ha conseguido un modo de evidenciar y medir la presión
atmosférica midiendo la altura de una columna de liquido en equilibrio con la
atmósfera: la hipótesis inobservable-observable, o hipótesis causa síntoma, es
parte de la teoría.
Los pasos principales del razonamiento de Torricelli hasta este punto. son los
siguientes:
1.- Enunciado del problema.
La limitada capacidad de extracción de las bombas “ de succión “ y la
inadecuación de la hipótesis del horror vacui para explicar esa generalización
empírica.
2.- Hipótesis iniciales.
A1: la aerostática y la hidrostática son básicamente una sola disciplina
analogía.
A2: existe la atmósfera (“mar de aire elemental”) analogía.
3.- Elaboración de hipótesis iniciales.
A1 Teoría hidrostática T1 Deducción
A2, T1 y T2 Deducción
T2 y T3 Deducción
A1, T3, teoría hidrostática T4 Deducción
4.-Expansión de la teoría inicial
Df Estipulación
Df; T4 T5 Deducción
A3: parte de un tubo en U que funciona como bomba analogía
A3,T5 T6 Deducción
5-. Solución del problema inicial
t4, A3 Subida de los líquidos en las bombas Deducción
t5, A3 altura limitada de la columna de líquido Deducción
que sube por la bomba
Medidas de las cargas electrónicas
Autor: Millikan
Este ejemplo fue tomado del libro “Ensayo sobre el Pensamiento Científico en la
Época de Einstein” de Holton Gerald (1981), donde se reseña que nadie, antes de
Millikan, había medido la carga de un único objeto y había encontrado que fuese
igual a uno o dos o cualquier múltiplo pequeño de una unidad de electricidad y
mucho menos, había observado como un objeto cargado cambiaba su carga, en forma
discontinua, en 1,2,3 unidades.
Millikan tampoco tenía la menor esperanza de llegar a hacer esto, cuando se puso
a medir el valor de la carga electrónica. Cuando este investigador comenzó su
trabajo, lo hizo con su discípulo L. Begeman y usaba un método esencialmente
idéntico al de H. A Wilson.
Se producían nubes de gotitas en una cámara de niebla entre las placas paralelas
y horizontales de un condensador cargado. Observan las capas superiores de las
nubes que contenían las gotitas más pequeñas, mientras caían lentamente. Un
grupo caía bajo la acción de la gravedad (con velocidad V1) y otro caía más
rápidamente (con velocidad V2) debido a la ayuda de un campo eléctrico que se
establecía entre las placas del condensador.
Suponiendo en primer lugar, que la Ley de Stokes se cumple para las gotitas, en
segundo lugar, que cada una de las gotitas se han formado sobre un único ión
cargado y que no han disminuido apreciablemente de tamaño debido a la
evaporación, y en tercer lugar, que las distintas nubes que se suceden se
formaron todas de maneras similar, uno podría obtener rápidamente la carga de la
hipotética unidad de electricidad en función de las magnitudes observables
(velocidad de cada V1 y V2; intensidad del campo eléctrico E; densidad de la
gota E, y viscosidad del gas U) la carga medida por gotita vendría entonces dada
por: G= 4.
Este método I, “carga medida por gotitas”, estaba lleno de características poco
satisfactorias, tanto en el terreno práctico como teórico.
Las medidas publicadas por Wilson habían mostrado una dispersión de valores en
la determinación de “e” que iba desde 2,0x10 ues hasta 4,4x10 ues, siendo la
medida 3,1x10 ues.
Anteriormente, en 1903, J.J. Thomson había obtenido por un método similar
e=3,4x10 sin embargo el plan de Millikan en 1907-1908 era hacer solamente
cambios menores en el procedimiento para aumentar la exactitud, así Millikan y
Begerman usaban radio en lugar de rayos X para ionizar el gas húmedo antes de la
expansión que formaba la nube. Los resultados incluidos en diez grupos de
observaciones de “e” se extienden desde 3,66x10ues hasta 4,37x10ues con un valor
medio de 4,03x10ues. Esto representaba evidentemente una mejoría sobre los
resultados de Wilson. Compartía con ellos el supuesto implícito de dar como
imposible una distribución estadística de valores divergentes de las cargas
eléctricas existentes en la naturaleza.
Método ll: El descubrimiento accidental de un experimento
Expuesto el trabajo en 1908 y publicado en el mes de febrero del mismo año, el
artículo recibió la atención de Ernest Rutherfor, quien sugirió que en esos
métodos no se tenía en cuenta en forma adecuada la evaporación de las gotitas,
con lo que el número de iones (gotitas) estimado era demasiado grande y, por lo
tanto, el valor de “e” demasiado pequeño.
Animado por la sugerencia de Rutherfor, suponiendo que de verdad la necesitase,
la estrategia de Millikan quedó clarificada: el error debido a la evaporación;
debía ser eliminado. Planificó su trabajo con su típico método gradual,
disponiendo el campo eléctrico de tal forma que la superficie superior de la
nube cargada se mantuviese estacionaria, manteniéndolo quieta para estudiar su
tasa de evaporación, en principio parecía requerir esencialmente sólo pequeñas
modificaciones de las técnicas existentes, usando, sobre todo, una para
establecer un campo eléctrico más intenso, que ahora se opondría al efecto de la
gravedad.
Cuando Millikan aplicó el campo eléctrico sucedió algo que al fin le permitió
orientar y encabezar su inmensa energía, su talento como observador e
investigador, su habilidad para emplear a los discípulos, su instinto para
reconocer problemas importantes y básicos y su perspicacia para descubrir el
accidente que abre una vía insospechada.
Le sucedieron una serie de accidentes que describió según sus propias palabras:
“el accidente hizo posible, por vez primera hacer todas las medidas sobre una
única gotita (y siempre la misma “e”)... hizo posible examinar las propiedades
atractivas o repulsivas de un único electrón aislado”.
Cuando accionó el interruptor, la nube, lejos de mantenerse estacionaria, se
disipó instantánea y completamente. Al actuar el intenso campo sobre las gotitas
cargadas diferentemente (y no igualmente como siempre se había supuesto) las
barrió y por tanto, ya no quedaba superficie superior de la nube sobre la cual
hacer mediciones, aquello significaba el fin repentino de la técnica de medición
de “e” por observación de la nube. Pero al repetir la prueba, vi inmediatamente
que tenía ante mí algo de mucha mayor importancia que la superficie superior;
porque pruebas repetidas mostraron que siempre que la nube era dispersada de
esta forma por mi potente campo, quedaban en el campo de visión una cuantas
gotitas aisladas, aquellas que tenían exactamente la carga adecuada, en relación
con su masa, para conseguir equilibrar su peso en el campo eléctrico.
Era la primera vez que uno de sus experimentadores, que se ocupaba del
comportamiento de la nube, concentraba sus esfuerzos en la observación de las
gotitas individuales. Su percepción del problema la había hecho encontrar una
herramienta con la cual abrir un nuevo campo de experimentación.
Comentaba Millikan, lo siguiente: “tuve la suerte de observar en varias
ocasiones en que no había bloqueado convenientemente los rayos provenientes del
radio (usado para ionizar antes de producirse la nube) que de vez en cuando una
(de las gotitas equilibradas) cambiaba súbitamente su carga y se empezaba a
mover hacia arriba o hacia abajo en el campo. Esto introducía la posibilidad de
medir (posteriormente) con certeza no solamente las cargas en gotitas aisladas
sino también la carga de un ión de la atmósfera, comparando las velocidades que
adquiría en el campo eléctrico una gota, antes y después de que se encontrase
con un ión”.
Al recorrer el análisis en detalle de Millikan, se encuentra en cada momento
decisiones ingeniosas y detalles que denotan astucia. Henry A. Murray, decía “la
ciencia es el producto imaginativo, resultante de la interacción entre la mente
del científico y el acontecimiento al que presta atención”.
El proceso de pensar en la obra de la creación científica
Este estudio fue tomado del libro “El Ser y la Conciencia, el Pensamiento y los
Caminos de su Investigación”, de S.L. Rubinstein (1963), donde destaca el
siguiente comentario: Hemos sometido a análisis los procesos elementales del
pensar para resolver problemas, con el fin de descubrir las leyes generales que
rigen dichos procesos elementales. Naturalmente, esto sería de importancia
capital para confrontar los resultados obtenidos por nosotros con otros que
reflejaran el curso que sigue el pensamiento del sabio aplicado a resolver algún
problema científico serio. Pero es difícil hacer objeto de experimentación el
pensamiento del sabio mientras se encuentra éste ocupado en sus investigaciones.
Para conseguir este objetivo no cabe más solución que seguir otro procedimiento:
analizar los documentos en que se haya fijado objetivamente el curso de sus
raciocinios. Gracias a los datos documentales que con rigurosa exactitud y
fechas aporta B. M. Kédrov en su trabajo “Acerca de la psicología de la creación
científica (con motivo del descubrimiento de la ley periódica por D. M.
Mendeléiev) “, se estima posible analizar el proceso del pensamiento que llevó
al famoso químico a descubrir la ley periódica.
Dado el interés que despierta el análisis del curso que sigue el pensamiento de
un sabio y la comparación de los resultados que se obtengan, con los que
proporciona esta investigación, se consideró provechoso incluir en este lugar el
presente ensayo, el cual se incorpora en calidad de apéndice por la
heterogeneidad que presenta el material, respecto al que se ha utilizado en el
estudio.
El análisis de los documentos dados a conocer por B.M. Kedrov permite
restablecer, como se verifica a continuación, el curso del pensamiento que llevo
a Mendeléiev a descubrir la ley periódica.
Ley periódica
Autor: D. M. Mendeléiev
En el transcurso de un largo periodo (unos quince años) que precedió al
descubrimiento del sistema periódico (concretamente, anterior al 17 de febrero
de 1869, fecha en que fue compuesta la primera tabla de los elementos
descubierta por B. M. Kéndrov), Mendeléiev estudió diversas interrelaciones de
los elementos y sus combinaciones desde distintos puntos de vista: parecido de
sus formas cristalográficas, correlaciones de los volúmenes específicos
(incluyendo los atómicos), regularidad en la composición de las combinaciones,
correlación respecto al peso atómico entre todos los elementos químicamente
semejantes que forman parte de un mismo grupo natural, etc. y se encontró con el
problema del orden en que habían de estudiarse los elementos químicos al
escribir su obra Fundamentos de la Química. Entonces decidió ordenar los
elementos químicos formando un sistema estructurado con base en un principio
unívoco.
Para resolver dicho problema necesitaba delimitar mentalmente en el conjunto de
las distintas conexiones de los elementos entre sí, por medio del análisis, las
que permitieran ordenarlos según una determinada ley.
Entonces, como resultado del análisis multilateral de las correlaciones
descubiertas entre los elementos químicos, Medeléiev tuvo la idea de que debía
existir cierta conexión entre las propiedades químicas de los elementos y sus
pesos específicos. Esta hipótesis determinó el sentido del subsiguiente
análisis. “he comenzado a seleccionar, escribió D.I. Mendeléiev, anotando en
fichas especiales, los elementos y sus pesos atómicos así como sus propiedades
esenciales, los elementos análogos y los pesos atómicos inmediatos, todo lo cual
me ha llevado rápidamente a la conclusión de que las propiedades de los
elementos se encuentran en dependencia periódica de sus pesos atómicos”.
Aunque los momentos decisivos para el proceso del descubrimiento de la ley
periódica se dieron en un plazo muy breve, el proceso no fue, en realidad, cosa
de poca monta, pues atrás quedaba un prolongado y gran trabajo del pensamiento.
El curso de la comprobación y desarrollo de la hipótesis fue como sigue: el 17
de febrero de 1869, Mendeléiev intentó confrontar a un grupo de metales
alcalinos con otro de metales de otra clase calculando la diferencia de sus
pesos atómicos. Al correlacionar los dos grupos de metales aludidos no se hizo
patente aún ninguna regularidad. Entonces Mendeléiev realizó otra prueba:
confrontó grupos de no metales, y anotó los resultados obtenidos, que fueron:
F 19 CI 35 Br 80 I 127
O 16 S 32 Se 79 Te 128
N 14 P 31 As 75 Sb 122
C 12 Si 28 Sn 118
La comparación de los elementos de este grupo (excepción hecha del telurio) puso
de manifiesto una disminución de sus pesos atómicos aproximadamente en una misma
cantidad insignificante de unidades atómicas. De esto seguía que la ulterior
selección de los elementos había de realizarse de modo que su confrontación
pudiera verificarse según una determinada norma. Por lo visto había que situar
primero los grupos que no se diferenciaran mucho por su peso atómico (como
ocurrió en la primera prueba) y había que buscar cierta regularidad en las
diferencias resultantes. Vemos pues que, a consecuencia de la segunda prueba, se
presenta un requisito complementario para seguir realizando el trabajo de
síntesis: consiste en confrontar los distintos grupos naturales de elementos
químicos y analizar sus correlaciones.
La prueba siguiente, la tercera, consistió en relacionar los metales alcalinos
con la tabla de los no metales antes indicada. A continuación de la tablita en
que Mendeléiev recoge el resultado de esta última confrontación, elabora otra en
la que se correlaciona los metales alcalinos con los halógenos, o sea los dos
grupos de elementos más distintos por su composición química.
Li 7 Na 23 K 39 Rb 85 Cs 133
F 19 CI 35 Br 80 I 127
En este caso las subsiguientes diferencias de los pesos atómicos resultaron
iguales a 4,4,5,6, es decir, se ajustaban a las correlaciones anteriormente
observadas. Análogo fue el resultado obtenido al comparar las diferencias en
peso atómico al pasar a los metales alcalinotérreos (1,2,4). De esta suerte
llegó Mendeléiev a resolver el problema que tenía planteado entonces de valor
práctico acerca de cuál era el grupo de metales que debía pasar a estudiar
después de los alcalinos en sus Fundamentos de Química. El problema de la
correlación existente entre el grupo de metales alcalinos y el de metales más
próximos a estos últimos quedó resuelto por un procedimiento de relaciones
mediatas. Primero se resolvió la cuestión en lo tocante al grupo de no metales
próximos a los halógenos y el de los metales alcalinos, y por fin, se concretó
la correlación entre los metales alcalinos y el grupo de los que le son más
próximo. Este grupo fue el de los metales alcalinotérreos, según se puso de
manifiesto en el transcurso de dichas confrontaciones sistemáticas.
En líneas generales los hechos fueron los siguientes: cuando la hipótesis
inicial que postulaba cierta dependencia de las propiedades esenciales de los
elementos químicos respecto a su peso específico hubo orientado el pensamiento
hacia la delimitación y correlación de los mismos, Mendeléiev comenzó a
confrontar los grupos naturales de los elementos químicos, determinados por sus
propiedades químicas esenciales, a la vez que aclaraba cuál era la correlación
de sus pesos específicos. Luego, partiendo de la correlación de los pesos
específicos de los grupos en que se observaba cierta regularidad, Mendeléiev,
siguiendo un proceso inverso empezó a elegir y comparar los elementos en que
aparecía la misma regularidad.
El pensamiento iba de las propiedades de los elementos químicos, de sus grupos
naturales, a la correlación de sus pesos específicos, y de éstos otra vez a la
selección de grupos que satisficieran la misma correlación de los pesos
específicos hasta que por fin se puso de manifiesto la ley general, y en los
elementos ordenados según la magnitud de sus pesos atómicos apareció la
periodicidad de sus propiedades relacionada con dicha magnitud según una
determinada ley. Mendeléiev tuvo que superar, además numerosas dificultades
dependientes, sobre todo, de que las propiedades y el peso específico de varios
elementos (más de veinte) aún no eran conocidos con exactitud (aparte de que en
aquel entonces algunos elementos se desconocían por completo). No obstante,
antes de que la ley general apareciera con toda nitidez, Medeléiev tuvo que
vencer, aun, otra dificultad.
En las tablas iniciales en las que fijaba la correlación de los elementos en
función de su peso atómico y de homogeneidad de propiedades químicas, los
elementos eran distribuidos en dos direcciones: en sentido horizontal según la
comunidad (o analogía) de las propiedades químicas; en sentido vertical, según
la proximidad de sus pesos atómicos. En el bosquejo inicial, los elementos se
ordenaban en columnas verticales partiendo de la disminución de sus pesos
atómicos. Pero con esta disposición no aparecía la continuidad de la serie.
Después Mendeléiev ordenó los elementos según el aumento de su peso específico.
Luego introdujo todavía otro cambio en su tabla: de la forma vertical pasó a la
horizontal, aceptada hoy por todo el mundo. Sería erróneo creer que este cambio
de forma de la tabla obedecía a meras consideraciones externas de comodidad:
reflejaba el curso mismo del pensamiento y revelaba la orientación del análisis.
Al principio, durante el proceso que llevó al descubrimiento de la ley, aparecía
en un primer plano la diferencia de peso atómico de los elementos; entonces era
natural que los elementos se ordenaran en columnas verticales, tal como suelen
disponer los números para la suma o la resta. En cambio, cuando el pensamiento
hubo recorrido su ciclo correspondiente en el primer plano, apareció con el
mismo rigor el aumento sistemático general del peso atómico de los elementos
ordenados en hilera; entonces dichas hileras, como es natural, se dispusieron en
el sentido horizontal de las líneas, escritas de izquierda a derecha. En las
distintas etapas de la solución del problema planteado, el análisis delimitó y
subrayó, en dicho problema, otros rasgos. En el decurso de la solución, el
problema planteado ante Mendeléiev se modifica, y al modificarse, como resultado
del análisis, se resuelve. El paso de la forma primera de la tabla a su forma
definitiva se inició a últimos de Febrero de 1869 inmediatamente después de que
se quedó perfilada la idea básica de Mendeléiev. La modificación de la tabla
avanzó a medida que progresaba el trabajo para conseguir que el descubrimiento
fuera una realidad plena, hasta que culminó en Noviembre de 1870 con la creación
del “Sistema Natural de los Elementos”.
Así pues, el análisis del material pone de manifiesto sus cualidades más
esenciales (en el caso dado, el peso atómico de los elementos y sus propiedades
químicas básicas); su diferenciación permite dedicarse a la búsqueda de las
relaciones de dependencia, sujetas a la ley, existentes entre ellas. Con este
fin, se confrontan algunos elementos iniciales, se diferencian las relaciones
que entre ellos existen y se observa que obedecen a una determinada regularidad
(en el caso dado concerniente a la diferencia de peso atómico de los elementos).
Luego, partiendo de la regularidad con que aparecen las relaciones de
dependencia, se eligen y se incluyen en la serie de esta manera estructurada los
elementos que responden a tales correlaciones. Por medio de este análisis de las
propiedades esenciales de los elementos, el cual se realiza a través de actos
sintéticos de su correlación y también por medio de la síntesis que estriba en
concluir todos los elementos en una serie única se llega a la elaboración de un
sistema único de los elementos (sistema periódico de los elementos, basados en
una ley universal).
Se deriva de lo anterior, que el estudio del pensamiento científico tal como
transcurre, en la mente de un sabio al llegar a descubrir una nueva ley de suma
importancia, muestra que el pensar también en este caso sigue el camino según
determinadas leyes que es ya conocido.
Geometría j Elementos
Autor: Euclides de Alejandría
Esta narración fue tomada del libro “Historia de la Cultura Científica. La
Ciencia Griega y Romana”, de Francisco Vera (1958), y en ella se narra como
Euclides partió de las definiciones ÖOOT, en las que se advierte enseguida más
preocupación por la claridad del lenguaje. Son definiciones nominales, a la
manera de las de un diccionario, y no reales en cuanto éstas, según Leibniz
“hacen ver la posibilidad de lo definido”, toda vez que Euclides lo suponía ya
que los entes abstractos definidos por él surgían de los datos inmediatos de la
experiencia, y por consiguiente, no los hacia corresponder a los elementos
inteligibles. En segundo lugar, las definiciones de los elementos están
dispuestas según una jerarquía de géneros y especies; y así el ángulo plano
género pasa al rectilíneo especie como la figura al círculo de tal modo que,
caracterizadas por el género próximo y la diferencia específica, las
definiciones euclidianas caen dentro del tipo Aristotélico.
A los axiomas siguen los postulados, que son las proposiciones mas disentidas en
este orden:
l. Trazar una línea recta desde un punto cualquiera a otro punto.
ll. Prolongar por continuidad en línea recta una recta limitada.
III. Describir un círculo de centro y radios dados.
IV. Todos los ángulos rectos son iguales entre sí.
V. Si una recta que encuentra a otras dos formas con ellas y de la misma parte
ángulos internos cuya suma es menor que dos rectas, esas dos rectas prolongadas
al infinito, se encontrarán por la parte en que aquella suma es menor que dos
rectas.
VI. Dos rectas no contienen espacios.
En virtud del primer postulado queda definido la distancia entre dos puntos.
Aunque Euclides no establece la unicidad de la recta, porque la coincidencia de
sus extremos permiten establecer la igualdad de los dos segmentos rectilíneos;
el segundo hace posible la suma de estos segmentos; el tercero, además de
definir la circunferencia, determina la igualdad dinámica del radio para
sustituir a la igualdad estática de la superposición; el cuarto es un teorema
que se puede demostrar apodícticamente, y los quintos y sextos constituyen el
fundamento de toda Geometría, especialmente el quinto, el llamado postulado por
antonomasia punto neurálgico de tantas cuestiones y causantes de una inacabable
serie de absurdidades perpetradas por los cultivadores de la matemática
patológica.
Después de las definiciones, Euclides establece las nociones comunes o axiomas:
El primeros de los cuales puede considerarse como el principio del silogismo
matemático: dos cosas iguales a otra, son iguales entre sí, o en forma
silogística si A es igual a B y B igual a C, es C igual a A, y el axioma queda
reducido al criterio de igualdad: propiedad transitiva, Euclides, según la
distinción de Klein, trasforma mediante una sabia elaboración la intuición
ingenua en intuición refinada, utilizando la noción abstracta de igualdad para
construir el cuadro lógico en el que ha de desarrollar sus razonamientos y
determina las condiciones que le permitan adoptar a este cuadro las magnitudes
objeto de la geometría para formar un conjunto vertebrado en el que vuelve a
aparecer la misma trabazón que en la lógico-formal de Aristóteles.
Para componer su obra, Euclides no aprovecho todos los conocimientos anteriores
a él, sino que hizo una selección adecuada al objeto que perseguía: Sistematizar
la geometría, desarrollando y coordinando los conocimientos, que le permitieron
poner en claro el carácter esencialmente racional de la ciencia geométrica y dio
el modelo del método científico que consiste en partir, de lo simple para llegar
a lo compuesto y de aquí el titulo de elementos como conjunto de problemas y
teoremas. El método sintético de los elementos es el racional de deducción.
Criterios: se empieza por definiciones y postulados a fin de poder demostrar
rigurosamente los teoremas.
Los experimentos que se exponen a continuación, como: el árbol, el plano
inclinado, circulación de la sangre, sobre el aire, el aire, el vacío, efectos
del vacío en la propagación del sonido, fueron seleccionados del texto “Orígenes
de la Ciencia Moderna 1500-1700”, cuyo autor es Hugh Kearney (1970).
Experimento del árbol
Autor: Helmont Van.
Helmont creyó también que, un proceso, tan natural cómo la fermentación, ofrecía
mejores indicios del funcionamiento de la naturaleza que los suministrados por
las analogías mecánicas. Lo que le llevó a desarrollar las técnicas de la
destilación hasta un punto que nunca alcanzaron en las dos tradiciones rivales.
Helmont practicó este tipo de experimentos meticulosamente; tanto es así que
mereció grandes elogios de Robert Boyle.
Helmont llevó también a cabo experimentos con gases como consecuencia de su
repulsa de la doctrina aristotélica sobre el aire. Hasta entonces, todas las
formas de las hoy consideradas como fenómenos de los gases, eran explicados en
el contexto de uno de los cuatro elementos: el aire. Helmont fue capaz de probar
experimentalmente que había distintas formas de aire, que él llamó “gases”. Este
interés por los experimentos, a menudo peligrosos, se apoyaba en ciertas
suposiciones de Helmont acerca del universo.
El “gas” derivó este nombre del termino griego “caos”. No era, pues un termino
neutral, sino cargado de resonancias sobre la estructura del universo. Los
experimentos de Helmont, tan admirables, fueron parte de su estilo general de
pensamiento y de lenguaje.
Experimento del plano inclinado
Autor: Galileo Galilei
El enfoque seguido por Galileo Galilei, se puede observar en un relato que él
mismo hizo de cierto experimento con un plano inclinado, el el cual describe lo
siguiente:
La petición que tú como hombre de ciencia, me haces es razonable; porque (dicho
experimento) es habitual precisamente en aquellas ciencias que aplican las
demostraciones matemáticas al estudio de los fenómenos naturales, como es obvio
en el caso de la perspectiva, astronomía, mecánica, música y otras donde los
principios, una vez establecidos mediante experimentos bien seleccionados, se
convierten en base de toda la superestructura. Espero, por ello, que no te
parezca pérdida de tiempo si discutimos con calma esta primera y
fundamentalísima cuestión. He tratado de cerciorarme sobre la aceleración que
experimentan los cuerpos al caer, de la siguiente manera.
Tomé una pieza de madera tipo moldura o escantillón, de unos 12 codos de largo,
medio de ancho y tres dedos de espesor; sobre su canto practiqué una hendidura
con algo mas de un dedo de ancho; con la precaución de que el canal fuera muy
recto, liso y pulido, y cuidando de revestirlo con pergamino liso también y lo
mas bruñido posible, hice rodar por él una bola de bronce pesada, lisa y muy
redonda. Habiendo colocado la tabla en una posición inclinada, elevando uno o
dos codos un extremo mas que el otro, hice rodar la bola a lo largo del canal,
anotando del modo que voy a exponer los tiempos requeridos para verificar el
descenso.
Repetí el experimento para medir el tiempo con tal precisión que la diferencia
entre dos observaciones nunca excedió de un décimo de pulsación. Realizada esta
operación y habiéndome asegurado de qué podía dársele el crédito, hice rodar la
bola solamente una cuarta parte de la longitud del canal; y medido el tiempo de
descenso, lo hallé exactamente la mitad del anterior.
Luego probé otras distancias, comparando el tiempo invertido en recorrer la
longitud entera con el invertido en su mitad, o en sus dos tercios, o en sus
tres cuartos, y así en cualquiera fracción, en tales experimentos, repetidos un
centenar de veces, siempre encontré que los espacios recorridos eran
proporcionales a los cuadrados de los tiempos; y esto era valido para todas las
inclinaciones del plano; es decir, del canal a lo largo del cual hice rodar la
bola.
Observé también que los tiempos de bajada guardaban entre sí aquella relación
que le había señalado y fijado con anterioridad a la prueba.
Para la medida del tiempo, utilicé un gran recipiente de agua colocado en
posición elevada; a la base de este recipiente se hallaba soldado un tubo de
pequeño diámetro que permitía el paso de un débil chorro de agua, la cual
recogía en un vaso de vidrio durante el tiempo de descenso, ya recorriese el
canal entero, ya parte nada más de su longitud; el agua así recogida la pesaba
con gran cuidado, después de cada descenso, en una balanza de precisión; las
diferencias y relaciones de los pesos me daban las diferencias y relaciones de
los tiempos; y esto con tal exactitud que, pese a repetir gran número de veces
la operación, no hubo discrepancia apreciable en los resultados.
Acerca de este experimento merecen notarse algunos puntos. En primer término,
que se repitió un centenar de veces. Luego, que se tuvo gran cuidado de lograr
la medición exacta. Por fin, que las circunstancias ajenas del experimento,
tales como la fricción se redujeron al mínimo. En las condiciones de tiempo,
esto era lo más que Galileo podía obtener con miras a la creación de un entorno
artificial, que permitiera medir los factores esenciales.
Experimento circulación de la sangre
Autor: William Harvey
El relato que Harvey hace de su descubrimiento de la circulación de la sangre es
el siguiente: comencé a pensar si no podía tratarse de un movimiento, por
decirlo así, en forma de círculo. Pues bien, posteriormente descubrí que esa era
la verdad y que podíamos permitirnos llamarle circular a dichos movimientos, de
modo parecido a como Aristóteles afirma que el aire y la lluvia imitan el
movimiento circular de los cuerpos celestes, por el hecho de que la tierra
humedecida sufre evaporación al ser calentada por el sol, los vapores condensan
en lo alto y descienden en forma de lluvia que empapa de nuevo a la tierra; y de
este modo, acontecen las generalidades de los seres vivos; y así también, se
producen las tempestades y meteoros, por un movimiento circular y por la
aproximación y receso del sol.
Otro tanto acontece con toda la probabilidad en el cuerpo gracias al movimiento
de la sangre; sus diversas partes son alimentadas, acariciadas y revitalizadas
por la sangre más caliente, más perfecta, vaporosa, fluida y yo diría que más
alimenticia; pero esa sangre, en contactos con los miembros, se enfría, se
coagula y, por decirlo así, se empobrece; de ahí que vuelva a su soberano, el
corazón como a su fuente o la morada más íntima del cuerpo para recobrar su
estado de excelencia y perfección. Allí recupera su debida fluidez y recibe una
infusión de calor natural intenso, hirviente, una especie de tesoro de vida,
queda impregnada de espíritu, podríamos decir que de bálsamo, y desde allí es
dispersada otra vez; y todo esto se debe al movimiento y actividad del corazón.
El corazón pues, constituye el principio de vida, el sol del microcosmos, como
también el sol, a su vez, puede recibir el título de corazón del universo;
porque el corazón es en efecto, el fundamento de la vida y la fuente de toda
actividad.
Fenómeno natural. Experimento sobre el aire
Autor: Francis Bacon
La actitud organicista de Bacon quedó también de manifiesto en su relato del
siguiente experimento: Entre todas las sustancias conocidas, una de las que más
rápidamente acoge y pierde el calor es el aire; esto puede comprobarse muy bien
en los calendarios de vidrio (termoscopios de aire), que se fabrican de este
modo. Se toma un vaso de vidrio de panza huera y de cuello estrecho y oblongo;
se le da la vuelta y se coloca con la boca hacia abajo y la panza hacia arriba
en otra vasija de cristal que tenga agua; la boca del vaso introducido debe
tocar el fondo de la vasija receptora y su cuello mantenerse inclinado levemente
hacia la boca de la vasija, de modo que pueda estar de pie. Y ahora que esto se
lleve a cabo de manera más adecuada, conviene aplicar un poco de cera a la boca
de la vasija receptora, pero sin cerrar del todo, su boca, para que el
movimiento de que hablamos enseguida y que es muy sutil y delicado no sea
impedimento por falta de aire.
El vaso invertido hay que calentarlo al fuego por su parte superior, la ventral,
antes de introducirlo en la vasija. Una vez colocado en la posición descrita, el
aire dilatado por el calor, tras un lapso de tiempo suficiente para permitir la
extinción de ese calor adventicio, se retirará y contraerá a la dimensión y
extensión del aire ambiente en el momento de la inmersión del vaso, y permitirá
que el agua suba hasta cierta altura. En un lado del vaso, debe colocarse una
tira de papel estrecha y oblonga, señalada con muchas rayas o grados a elección.
En tales condiciones, no estará permitido observar, según que el día sea
caluroso o frío, cómo el aire se contrae por acción del calor, puesto que el
agua sube al contraerse el aire y baja al dilatarse. Pero la sensibilidad del
aire al calor y al frío es tan sutil y delicada, que excede con mucho la
percepción del tacto humano, hasta el punto de que un rayo de sol o del calor
del aliento, y más aún el calor de una mano colocada en el borde del vaso,
producirá el descenso inmediato del agua en un grado perceptible. Creo, sin
embargo, que los espíritus animales están dotados de sensibilidad aún más aguda
al calor, comprobable si no la dificultara y disminuyera la pesadez del cuerpo.
El aire
Autor: Blaise Pascal
El experimento de Pascal, está relacionado con un experimento hecho en dos
lugares elevados, uno cerca de quinientos brazos más alto que el otro y consiste
en: si se toma un globo a medio inflar de aire, encogido y fláccido, y se lleva
atado con un hilo a la cima de una montaña de 500 brazas de altura, se irá
inflando espontáneamente a medida que sube, hasta que en la cumbre se halle
completamente lleno, igual que si se le hubiera inyectado más aire. Al descender
irá vaciándose en la misma proporción, de modo que al pie de la montaña habrá
vuelto a su estado primitivo.
Al respecto, decía Pascal, este experimento demuestra todo cuanto he dicho de la
masa del aire, sin dejar lugar a dudas; pero tiene que ser debidamente
confirmado, puesto que todo mi raciocinio descansa sobre esta base. Entre tanto,
cabe dar por sentado solamente, que la masa de aire pesa más o menos en tiempos
distintos, según se halle más cargada de vapor o más contraída por el frío.
Dejemos pues claro: (a) que la masa de aire tiene peso, (b) que su peso es
limitado, (c) que pesa más unas veces que otras, (d) que su peso es mayor en
unos sitios que en otros, como en zonas altas y zonas bajas y (e) que con su
peso oprime a todos los cuerpos que rodea, tanto más fuertemente cuando su peso
es mayor.
Experimento: el vacío
Autor: Blaise Pascal
En este caso, Pascal relata lo siguiente: primero puse en una vasija, seis
libras de mercurio que yo había controlado durante los tres días precedentes; y,
habiendo tomado dos tubos de vidrio de idénticas dimensiones, ambos con cuatro
pies de longitud y herméticamente cerrados por un extremo y abiertos por el
otro, los coloque en la misma vasija y lleve a cabo con ellos el habitual
experimento del vacío. Luego, puesto uno junto al otro sin sacarlos de la
vasija, encontré que el mercurio se había detenido al mismo nivel en los dos,
que era 26 pulgadas y tres líneas y media sobre la superficie del mercurio en la
vasija. Repetí este experimento por segunda vez en el mismo lugar, en los mismos
tubos con el mismo mercurio y en la misma vasija, y en todos los casos hallé que
el mercurio de los tubos se detenía al mismo nivel horizontal y a la misma
altura que en el primer experimento.
Hecho esto, fijé uno de los tubos en su vasija para una prueba continuada.
Señale en el vidrio la altura del mercurio y, dejando el tubo donde estaba, pedí
al padre Chastin, que tuviese el cuidado de observar, a menudo, durante todo el
día, cualquier cambio que pudiera ocurrir. Con el otro tubo y parte del mismo
mercurio me dirigí hacia la cima del Puy de Dóme, que se eleva a unas 500 brazas
sobre el convento. Allí arriba, repetido el mismo experimento de idéntica manera
a como fuera hecho en los Mínimos, encontré que se mantenía en el tubo una
altura de sólo 23 pulgadas y dos líneas de mercurio; mientras en el mismo tubo,
en los Mínimos, advertimos una altura de 26 pulgadas y tres líneas y media. Así
pues, entre las alturas del mercurio en los dos experimentos resultaba haber una
diferencia de tres pulgadas y una línea y media. Nos sentimos tan maravillados y
contentos, a la vez, nuestra sorpresa fue tan grande, que quisimos repetir el
experimento para satisfacción propia. Y así lo llevé a cabo con mucho cuidado
cinco veces más en puntos diferentes de la cumbre de la montaña; una vez al
abrigo de una capillita que hay allí, otra a cielo abierto, la tercera
resguardada del viento, la cuarta expuesto al viento, la quinta con buen tiempo
y también en presencia de la lluvia y la neblina que nos visitaron
ocasionalmente. En todos los casos, quité cuidadosamente el aire del tubo, y en
todos estos experimentos encontramos invariablemente la misma altura de
mercurio. Que era de 23 pulgadas y dos líneas, que dan la discrepancia de tres
pulgadas y una línea y media, en comparación con las 26 pulgadas y tres líneas y
media que se habían hallado en los Mínimos. Estos nos satisfizo plenamente.
Experimento: efecto del vacío en la propagación del sonido
Autor: Robert Boyle
Relata Boyle, lo siguiente: el resultado de nuestro experimento fue que cuando
el recipiente estaba bien vacío, algunas veces parecía dudoso, si se producía o
no algún sonido; pero a mí casi siempre me pareció, tras de prestar mucha
atención, que oía un sonido apenas perceptible; además y esto es extraño, daba
la impresión de tener algo de estridencia, aunque esto no es raro parecía venir
desde muy lejos. A fin de hallar que influjo podía tener la presencia o ausencia
del aire en la mayor intensidad o suavidad del sonido, hice que entrara algo de
aire en el recipiente, no todo de golpe, sino en diversos tiempos separados por
intervalos convenientes; y así fue fácil observar que cuando había dentro un
poco de aire, el golpe del martillo sobre la campana, que antes o no podía oírse
o se oía muy suavemente, comenzó a percibirse con más facilidad; y cuando
inyectamos un poco más de aire, el sonido aumentó y se hizo más audible, y fue
agrandándose hasta que el recipiente volvió a estar lleno de aire.
Y si ya en los experimentos físicos-mecánicos dados a conocer, yo participé a
vuestra señoría cuando pude observar acerca del sonido de un reloj ordinario en
un recipiente vacío, añado ahora que dicho experimento fue repetido no hace
mucho, con la variante de suspender en el recipiente un reloj despertador
bastante grande, intencionadamente dispuesto de tal modo que, antes de que
comenzara a sonar, nos diese tiempo a sellar con gran cuidado el recipiente,
vaciarlo con suma diligencia y a colocarnos nosotros mismos en actitud
silenciosa y atenta. Y, para realizar este experimento con mayor precisión si
cabe que los anteriores sobre el sonido, nos cercioramos de que no había escape
alguno por la parte superior mediante el ejemplo de un recipiente hecho todo él
de una sola pieza de vidrio (y, por tanto, sin tapadera alguna) y provisto
únicamente (por fabricación) de un botón de vidrio al que se pudiera atar una
cuerda. Y puesto que podría sospecharse que si el reloj era suspendido con su
propia cadena de plata la trepidación de la campana sonora se propagase a través
de esa cadena metálica a la parte superior del vidrio, para evitar esto lo más
posible, colgamos el reloj no de su cadena, sino de un hilo muy delgado, cuyo
extremo fue adaptado al botón antedicho.
Una vez tomadas estas precauciones y expulsado cuidadosamente el aire mediante
una bomba, aguardamos en silencio el momento en que el despertador comenzara a
sonar; momento fácil de saber con ayuda de nuestros relojes personales; más como
no oyésemos ruido alguno en el instante esperado, pedí a un caballero instruido
que aplicara su oreja al botón de donde colgaba el reloj y que la mantuviera
también muy próxima al recipiente; y nos aseguró que lograba percibir muy
débilmente un sonido que parecía venir de lejos; pero ni nosotros, que
escuchábamos atentamente desde otros puntos del recipiente, ni él cuando sus
oídos dejaban de tener ventaja posicional sobre los nuestros, lográbamos
cerciorarnos de oír, siquiera levemente, el despertador. Más, habiendo ordenado
que se inyectara un poco de aire, al prestar atención de nuevo comenzamos a oír
el timbre, cuyo sonido era bastante raro; y cerrada la llave para impedir el
acceso de más aire, mantuvimos el sonido suave durante cierto tiempo;
posteriormente permitimos que el aire entrase de nuevo, con lo que el sonido se
hizo más audible; y cuando abrimos del todo el paso del aire, los circunstantes
pudieron oír claramente el ruido del despertador a una distancia considerable
del recipiente.
De cuanto queda dicho, puede deducirse, qué juicio merece la afirmación del
erudito Mersenne en el libro de sus Harmónicos; a saber, que los sonidos se
transmiten en el vacío.
Fiebre puerperal
Autor: Semmelweis Ignacio
A continuación se exponen los trabajos científicos desarrollados por Semmelweis
Ignacio y Kekulé, los cuales fueron seleccionados del libro “Filosofía de la
Ciencia y Metodología Científica” de N. Ursua Lezaun W. K. Essler D. Antiseri y
otros (1983), donde el citado autor reseña lo siguiente: Semmelweis fue un
médico de origen húngaro, que realizó trabajos entre 1844 y 1848 en relación con
la fiebre puerperal en el hospital general de Viena. Como miembro del equipo
médico de la Primera División de Maternidad del Hospital, Ognaz Semmelweis, se
sentía angustiado al ver que una gran proporción de las mujeres, que habían dado
a luz en esa división, contraían una seria y con frecuencia fatal enfermedad
conocida como fiebre puerperal o fiebre de postparto. En 1844, hasta 260, de un
total de 3157 madres de la división primera, un 8,2 por 100 murieron de esa
enfermedad; en 1945, el índice de muertes era del 6,8 por ciento, y en 1846 del
11,4. Esas cifras eran sumamente alarmantes, porque en la “filosofía de la
Ciencia y Metodología Científica” de N. Ursua Lezaun W. K. Essler D. Antiseri y
otros (1983 adyacente segunda división de maternidad del mismo hospital, en la
que se hallaban instaladas casi tantas mujeres como en la primera, el porcentaje
de muertes por fiebre puerperal era mucho más bajo: 2,3; 2,0 y 2,7 en los mismos
años). En un libro que escribió más tarde sobre las causas y la prevención de la
fiebre puerperal, Semmelweis relata sus esfuerzos por resolver este terrible
rompecabezas, empezó por examinar varias explicaciones del fenómeno corriente en
la época; rechazó algunas que se mostraban incompatibles con hechos bien
establecidos; a otras las sometió a contrastación.
Una opinión ampliamente aceptada atribuía las olas de fiebre puerperal a
“influencias epidémicas” que se describían vagamente como “cambios
atmosférico-cósmico telúricos” que se extendían por distritos enteros y
producían la fiebre puerperal en mujeres que se hallaban en post-parto. Pero
¿Cómo argüía Semmelweis que esas influencias podían haber infectado durante años
la división primera y haber respetado la segunda?. Y ¿Cómo podía hacerse
compatible esta concepción con el hecho de que mientras la fiebre asolaba el
hospital, apenas se producía caso alguno en la ciudad de Viena o sus
alrededores? Una epidemia de verdad, como el cólera, no sería tan selectiva.
Finalmente, Semmelweis señaló que algunas de las mujeres internadas en la
división primera, que vivían lejos del hospital se habían visto sorprendidas por
los dolores de parto cuando iban de camino, y habían dado a luz en la calle; sin
embargo, a pesar de estas condiciones adversas, el porcentaje de muertes por
fiebre puerperal, entre estos casos de “parto callejero” era más bajo que el de
la división primera.
Según otra opinión, una causa de mortandad en la división primera era el
hacinamiento. Pero Semmelweis señaló que, de hecho el hacinamiento era mayor en
la división segunda, en parte como consecuencia de los esfuerzos desesperados de
las pacientes para evitar que las ingresaran en la tristemente célebre división
primera. Semmelweis descartó, asimismo, dos conjeturas similares, haciendo notar
que no había diferencias entre las dos divisiones en lo que se refería a la
dieta y al cuidado general de las pacientes.
En 1846, una comisión designada para investigar el asunto atribuyó la frecuencia
de la enfermedad en la división primera a las lesiones producidas por los
reconocimientos poco cuidadosos a que sometían a las pacientes los estudiantes
de medicina, todos los cuales realizaban sus prácticas de obstetricia en esta
división. Semmelweis señaló, para refutar esta opinión, que (a) las lesiones,
producidas naturalmente en el proceso del parto, son mucho mayores que las que
pudiera producir un examen poco cuidadoso; (b) las comadronas que recibían
enseñanzas en la división segunda reconocían a sus pacientes de modo muy
análogo, sin por ello producir los mismos efectos (c) cuando, respondiendo al
informe de la comisión, se redujo a la mitad el número de estudiantes y se
restringió al mínimo el reconocimiento de las mujeres por parte de ellos, la
mortalidad, después de un breve descenso, alcanzó sus cuotas más altas.
Se acudió a varias explicaciones psicológicas. Una de ellas hacía notar que la
división primera estaba organizada, de tal modo, que un sacerdote que prestaba
los últimos auxilios a una moribunda tenía que pasar por cinco salas ante de
llegar a la enfermería: se sostenía que la aparición del sacerdote, precedido
por un acólito que hacia sonar una campanilla, producía un efecto terrorífico y
debilitante en las pacientes de las salas y las hacia así más propicias a
contraer la fiebre puerperal. En la división segunda no se daba este factor
adverso, porque el sacerdote tenía acceso directo a la enfermería.
Semmelweis decidió someter a prueba esta suposición. Convenció al sacerdote que
debía dar un rodeo y suprimir el toque de campanilla para conseguir que llegara
a la habitación de la enfermera en silencio y sin ser observado. Pero la
mortalidad no decreció en la división primera.
A Semmelweis se le ocurrió una nueva idea: las mujeres en la división primera,
yacían de espaldas; en la segunda de lado. Aunque esta circunstancia le parecía
irrelevante, probar a ver si la diferencia de posición resultaba significativa.
Hizo, pues, que las mujeres internadas en la división primera se acostaran de
lado, una vez más la mortalidad continuó.
Finalmente en 1847, la casualidad dio a Semmelweis la clave para la solución del
problema. Un colega suyo, Kolletschka, recibió una herida penetrante en un dedo,
producida por el escalpelo de un estudiante con el que estaba realizando una
autopsia, y murió después de una agonía durante la cual mostró los mismos
síntomas que Semmelweis había observado en las víctimas de la fiebre puerperal.
Aunque por esa época no se había descubierto todavía el papel de los
microorganismos en ese tipo de infecciones, Semmelweis comprendió que la
“materia cadavérica” que el escalpelo del estudiante había introducido en la
corriente sanguínea de Kolletschka había sido la causa de la fatal enfermedad de
su colega, y las semejanzas entre el curso de la dolencia de Kolletschka y el de
las mujeres de su clínica, llevó a Semmelweis a la conclusión de que sus
pacientes habían muerto por un envenenamiento de la sangre del mismo tipo; él,
sus colegas y los estudiantes de medicina habían sido los portadores de la
materia infecciosa, porque él y su equipo solían llegar a las salas
inmediatamente después de realizar disecciones en la sala de autopsias, y
reconocían a las parturientas después de haberse lavado las manos de un modo
superficial, de modo que éstas conservaban a menudo un característico olor a
suciedad.
Una vez más, Semmelweis puso a prueba esta posibilidad. Argumentaba él que la
suposición fuera correcta, entonces se podría prevenir la fiebre puerperal
destruyendo químicamente el material infeccioso adherido a las manos. Por tanto,
una orden por la que se exigía a todos los estudiantes de medicina que se
lavaran las manos con una solución de cal clorurada antes de reconocer a ninguna
enferma. La mortalidad puerperal comenzó a decrecer y en un año 1848 descendió
hasta el 1,27 por 100 en la división primera, frente al 1,33 de la segunda.
En apoyo de su idea o de su hipótesis, Semmelweis hizo notar además, que con
ella se explica el hecho de que la mortalidad en la división segunda fuera mucho
más baja: en ésta las pacientes estaban atendidas por comadronas, en cuya
preparación no estaban incluidas las prácticas de anatomía mediante la disección
de cadáveres.
La hipótesis explicaba también el hecho de que la mortalidad fuera menor entre
los casos de "parto callejeros “, a las mujeres que llegaban con el niño en
brazos, casi nunca se las sometía a reconocimiento después de su ingreso y, de
este modo, tenían mayores posibilidades de escapar a la infección.
Asimismo, la hipótesis daba cuenta del hecho de que todos los recién nacidos que
habían contraído la enfermedad durante el parto; porque en ese caso la infección
se le podía transmitir al niño antes de su nacimiento, a través de la corriente
sanguínea común de madre e hijo, lo cual en cambio, resultaba imposible cuando
la madre estaba sana.
Posteriores experiencias clínicas llevaron pronto a Semmelweis a ampliar su
hipótesis. En una ocasión, por ejemplo, él y sus colaboradores, después de
haberse desinfectado cuidadosamente las manos, examinaron primero una
parturienta aquejada de cáncer cervical ulcerado; procedieron luego a examinar a
otras doce mujeres de la misma sala, después de un lavado rutinario, sin
desinfectarse de nuevo. Once de las doce pacientes murieron de fiebre puerperal.
Semmelweis llegó a la conclusión de que la fiebre puerperal podía ser producida,
no sólo por “materia cadavérica, sino también por materia pútrida procedente de
organismos vivos”.
Descubrimiento del químico Kekulé de la fórmula de la estructura de la molécula
de Benceno
Autor: Kekulé
El químico Kekulé cuenta que durante mucho tiempo intentó, sin éxito, hallar una
fórmula de la estructura de la molécula de benceno, hasta que una tarde de 1865,
encontró una solución a su problema. Mientras dormitaba frente a la chimenea, y
contemplaba las llamas, le pareció ver átomos que danzaban serpenteando. De
repente, una de las serpientes se asió la cola y formó un anillo, y luego giró
burlonamente ante él. Kekulé se despertó de golpe: se le había ocurrido la idea,
ahora famosa y familiar, de representar la estructura molecular del benceno
mediante un anillo hexagonal. El resto de la noche lo pasó extrayendo las
consecuencias de esta hipótesis.
Identidad entre el rayo y la materia eléctrica
Autor: Benjamín Franklin
El hallazgo cientíco de identidad entre el rayo y la materia eléctrica y la
inducción electromagnética, que se describen a continuación, fueron extraídos
del libro “Historia de la Ciencia y sus relaciones con al Filosofía y la
Religión”, de William Cecil Dampier. Respecto al primero, se comenta lo
siguiente: en el extremo de la caña vertical de la cometa hay que fijar un
alambre terminado en una punta muy aguda, y que sobresalga de la caña o madera
un pie o más. Al extremo del hilo próximo a la mano, hay que atar una cinta de
seda, y en el nudo que forman el hilo y la seda puede sujetarse una llave. Debe
echarse a volar la cometa cuando se sienta venir una ráfaga tormentosa. La
persona que sostiene la cuerda debe mantenerse dentro de la puerta o ventana o a
cubierto, con el fin de que no se moje la cinta de seda, pero cuidando de que el
hilo no toque el marco de la puerta o ventana.
En cuanto cualquiera de las nubes tormentosas entre en contacto con el cometa,
el alambre puntiagudo extraerá de ella la chispa, la cometa y todo el hilo
quedarán electrizados; los filamentos sueltos de la cuerda se pondrán de punta y
se sentirán atraídos cada vez que se acerque a ellos un dedo. Cuando la lluvia
haya mojado la cometa y el hilo, de forma que puedan conducir libremente el
fuego eléctrico, se notará su caudalosa corriente por la llave al tocarla con
los nudillos. En esta llave puede cargarse la batería, y del fuego eléctrico así
obtenido pueden encenderse gases y pueden realizarse todos los otros
experimentos eléctricos, que suelen hacerse ordinariamente frotando un tubo o
globo: con ello queda plenamente demostrada la identidad entre el rayo y la
materia eléctrica.
La inducción electromagnética
Autor: Michael Faraday
El primer experimento de Faraday, abrió una nueva era en la historia de la
ciencia de la electricidad. Quien al respecto cuenta lo siguiente: Enrollé en
torno a un voluminoso bloque de madera 70 metros de alambre de cobre en la
longitud, e interpuse otros 70 metros de idéntico material formando espiral
entre las vueltas de la primera bobina, impidiendo con bramante cualquier
posible contacto metálico. Conecté una de estas espirales con un galvanómetro y
la otra con batería de 100 pares de láminas de diez centímetros cuadrados, de
doble espesor y bien cargadas. Al hacer el contacto, se produjo de repente un
efecto ligerísimo en el galvanómetro; efecto parecido se produjo al cerrar el
contacto, pero mientras continuaba pasando la corriente voltaica por una de los
espirales. No se notaba la menor impresión galvanométrica ni nada que indicase
que producía inducción entre ellas, a pesar de que saltaba a la vista la intensa
fuerza de la batería por el calor que desarrollaba en la espiral y por la
brillante descarga que producía cuando se le pasaba por el carbón.
Repetí el experimento utilizando una batería de 120 pares de laminas; el
resultado fue idéntico; lo único que averigüe en ambos casos fue que la ligera
desviación que experimentó la aguja en el momento de conectar fue siempre en una
dirección, y la producida al desconectar fue igualmente pequeña, pero en
dirección contraria.
Los resultados que había obtenido yo, para entonces con imanes, me indujeron a
creer que el paso de la corriente de la batería por uno de los alambres inducía
de hecho una corriente semejante en el otro, pero que duraba sólo un instante, y
que participaba más de la naturaleza de una onda eléctrica provocada por el choc
de una botella corriente de Leyden, que de la corriente producida por una
batería voltaica y que, por consiguiente, podría imantar una aguja de acero,
aunque apenas afectase al galvanómetro.
Los hechos confirmaron esta suposición: en efecto, sustituyendo al galvanómetro
por una pequeña espiral hueca, enrollada a un tubo de vidrio e introduciendo una
aguja de acero, conecté como antes la batería con el alambre inductor y retiré
la aguja antes de cortar el contacto: la aguja se había imantado.
Luego, empecé por conectar la batería, después introduje la aguja desimantada en
una pequeña espiral registradora y entonces cerré el contacto: la aguja quedó
imantada, aparentemente con la misma intensidad que antes, pero con los polos de
signo contrario.
Todas las investigaciones de los testimonios de descubrimientos científicos,
relatadas previamente, se sintetizan en el Cuadro 4.
Los Hijos de Sánchez
Autor: Oscar Lewis
La autobiografía sobre la familia Sánchez, conformada por Jesús Sánchez, de 50
años de edad y sus cuatro hijos, Manuel de 32, Roberto de 29, Consuelo de 27 y
Marta de 25, fue publicada por Oscar Lewis en el año 1964. Esta historia tuvo
como escenario general una familia pobre de una vecindad de México y como
contexto específico, la comunidad Bella Vista en el corazón de la ciudad, entre
las calles de Marte y Camelia.
El objetivo de la investigación fue comparar la vida de las familias que vivían
en las vecindades de la ciudad, con las que vivían en la aldea. Para llevar a
cabo el propósito del estudio, el autor desarrolló las siguientes rutinas
procedimentales:
Estableció un contexto específico, de acuerdo a los siguientes criterios de
selección: (a) la vecindad, alberga más de 700 personas, procedentes de 24 de
las 32 entidades que integran la nación mexicana, donde la mayoría de sus
residentes tienen diferentes oficios, ubicándolos entre comerciantes pobres,
artesanos y obreros; además, tienen más de 20 años viviendo en ella y con un
ingreso económico mensual entre 23 a 500 pesos, (b) la familia Sánchez, la cual
formó parte de una muestra al azar de setenta y una (71) familias seleccionadas
en la vecindad.
Señala el autor, que el trabajo de campo se desarrolló en semanas y meses con
las demás familias y que completó los datos que necesitaba con la familia
Sánchez, después de cuatro entrevistas, porque frecuentemente visitaba su casa
para conversar, casualmente con Consuelo, Marta o Roberto. Explica que cuando
comenzó a aprender algo acerca de cada uno de los integrantes de esta familia,
se dio cuenta que ésta sola familia parecía ilustrar muchos problemas sociales y
psicológicos de la vida mexicana de la clase humilde. Fue allí cuando decidió
iniciar un estudio que denominó en profundidad; primero con Consuelo, después
Roberto y Marta y, por último, con Manuel, quien estaba fuera del país.
Este trabajo duró, aproximadamente, seis (6) meses, tiempo que permitió al autor
ganarse la confianza de Jesús, el padre, quien después de aceptar grabar la
historia de su vida, hizo que se vigorizaran las relaciones autor e individuos
en estudios.
2. Las técnicas y estrategias de recolección de datos se centraron en preguntas
abiertas, entrevistas con métodos directos, narración de sus historias de vida,
este hecho fue posible por la empatía que surgió entre investigador y los
entrevistados, discusiones de trabajo, al mismo tiempo, entre dos o tres
integrantes de la familia; además, de sesiones individuales.
3. Los instrumentos, utilizados en el estudio, fueron cuestionarios
estructurados, entrevistas abiertas, grabadores, cintas y micrófono.
4. Con respecto al método, existió una simbiosis entre los sujetos del estudio y
el investigador, lo cual se infiere de la lectura, cuando el autor expresa
sentir que tiene dos familias, la propia y la Sánchez, porque los problemas de
esa familia eran vividos, sentidos y compartidos por él. De allí que se deduce
que el método utilizado fue el de historia de vida, donde los sujetos expresan
en sí toda la realidad social vivida, se concreta el grupo social al cual
pertenecen y la cultura en la que ha transcurrido su existencia.
5. La sistematización de la información, sobre sus recuerdos, sueños,
esperanzas, temores, alegrías, sufrimientos, sus conceptos de justicia, entre
otros, se hizo en etapas, las cuales fueron organizadas y ordenadas en tres
grandes capítulos y el epílogo sobre Jesús Sánchez, para su posterior
publicación en la obra clásica “Los Hijos de Sánchez” (Cuadro 5).
6. Entre los hallazgos más resaltantes de esta historia, cabe destacar el
marcado contraste existente entre Jesús Sánchez y sus hijos, lo que refleja, no
sólo la diferencia entre la formación en el campo y la urbana, sino también la
diferencia entre México pre-revolucionario y el post-revolucionario; de igual
manera, se evidencia un mundo de violencia, muerte, sufrimiento, infidelidades,
así como la crueldad, de los pobres entre sí, revela una intensidad de
sentimientos y de calor humano, esperanza por una vida mejor y disposición para
compartir lo que poseen.
En el estudio subyace una teoría, que resalta una relación humana personal,
compartida y comunicable en torno al vínculo afectivo y de relaciones sociales
de una familia concreta de una vecindad de México, donde se reflejan las
complejidades económicas, sociales y psicológicas, a las que deben hacer frente
los gobiernos de los países tercermundistas y, especialmente, Estados Unidos,
para transformar y eliminar del mundo la cultura de la pobreza, ya que la
investigación determinó que, tanto los cambios básicos en las actitudes como en
los sistemas de valores de los pobres, tienen que ir de la mano con
mejoramientos realizados en las condiciones materiales de vida (Cuadro 6).
Gorilas en la niebla
Autor: Dian Fossey
Dian Fossey, investigadora de campo de los gorilas de la nieve, realizó una
investigación que tuvo como motivación inicial, estudiar los gorilas como los
parientes más próximos al hombre, con la finalidad de observar su comportamiento
y compararlo con el de los humanos.
Las secuencias operativas, desarrolladas a lo largo de su investigación, se
centran en las siguientes fases:
1. Selección de un contexto general, el cual fue los Montes de Virunga,
conformado por ocho (8) volcanes situados en la frontera del Zaire, Ruanda y
Uganda, y un contexto específico que constituyó el escenario de cinco (5)
volcanes, seleccionado según los siguientes criterios: (a) el hábitat de los
primates, caracterizado por zonas de abundante vegetación, donde se producía el
tipo de alimento que ellos consumían, (b) los lugares de vidificación, debido a
la abundancia de vegetación, ya que los gorilas pasan el 40% de su jornada en
reposo, (c) el estudio detallado de los 15 km2 donde instaló su centro de
investigación de Karisoke, donde hay siete (7) grandes zonas de vegetación,
atractivas para los gorilas en diferentes momentos del año, según la estación y
el estado del tiempo.
Es de hacer notar, que Dian Fossey no predeterminó estos criterios, sino que
ellos emergieron como una necesidad en el lugar de estudio.
Para definir, con precisión, la magnitud del problema, la investigadora se basó
en diversas técnicas y estrategias de recolección de datos, dentro de las cuales
se señalan: la técnica observación participante durante 13 años, como elemento
clave del desarrollo de la investigación. Las estrategias para la puesta en
práctica de esta técnica fueron: trepar los árboles más altos de la vegetación,
andar a gatas (cuatro patas), permanecer sentada ante la proximidad de los
gorilas, permanecer en tierra cuando el gorila trepaba los árboles, simular que
estaba comiendo para despertar la curiosidad de los primates, darse golpes de
pecho para su reteración, imitación corporal y vocal, intercambio de miradas,
estudio del excremento con la finalidad de determinar el estado de salud de
estas unidades y las estrategias de rastreos para obtener pistas, que le
indicaran que estaba en la ruta correcta.
Los instrumentos utilizados para plasmar los datos fueron: cuaderno de notas,
grabadores, prismáticos, cronómetro, cámara fotográfica, micrófono, máquina de
escribir y películas.
El medio de aproximación, al objeto de estudio, consistió en esconderse para
poder observar, más de cerca, las características de los primates, este medio lo
llamó la autora a escondidas. También se deja ver, cuando era descubierta por
estos individuos, medio que denominó a descubierto. Asimismo, estimuló la
curiosidad de los gorilas a través de la simulación de indiferencia hacia ellos
y de estar corriendo.
Los individuos, objetos de estudio, estuvieron constituidos por cuatro (4)
grupos (4 - 5 - 8 - 9), números que fueron asignados de acuerdo al orden
tropiezo, los cuales estuvieron caracterizados por nombre, sexo, edad,
estructura familiar, rasgos fisiológicos. Es de hacer notar, que la población es
no intencional, ya que el proceso de su selección fue determinado según la
situación.
La forma como organizó la información (sistematización) fue de la siguiente
manera: elaboración escrita de las observaciones diarias, que le permitieron
construir descripciones de los rasgos físicos, como las características de la
nariz, lo que le permitió diferenciar un grupo de otro, porque descubrió que no
existen dos gorilas que tengan las mismas “huellas nasales”, la forma de las
ventanas de la nariz y de los conspicuos surcos de la piel que recubre el
apéndice nasal. Hizo gráficos, elaboró listados de temas de investigación, mapas
topográficos, censó a los gorilas, artículos de divulgación y el árbol
genealógico de los mismos.
Con respecto a los hallazgos encontrados, se pueden destacar: obtención de
conocimiento sobre las características fisiológicas que tipifican el
comportamiento de los gorilas y su semejanza con el comportamiento humano,
elemento que dedujo a partir de la relación evidencia en la estructura familiar
de los primates, ya que observó que las pautas del comportamiento del grupo la
establece el gorila de dorso plateado, el cual funge como jefe y guía del grupo
y, además de ello, reseña que existe un tipo de relaciones afectuosas entre los
padres e hijos, que hace que se establezcan fuertes lazos de parentesco que
mantiene la cohesión familiar.
También es importante destacar, el conocimiento adquirido acerca de la forma de
comunicación que mantienen los gorilas, mediante una cadena de vocalizaciones
con diferentes significados y codificación.
Los resultados de estos hallazgos, los hizo la autora a través de relatos
escritos en cada capítulo del libro, mediante la descripción e interpretación de
las anotaciones de sus observaciones. Al final, la autora presentó una teoría
amplia sobre sus resultados; sin embargo, en cada capítulo subyace la teoría
sobre el comportamiento de los gorilas y su semejanza con el humano, en cuanto a
parentesco, estructura familiar, lazos de consanguinidad, modo de
comportamiento, afectividad, comunicación y pautas de interacción.
Es importante acotar, que todo este relato de los gorilas en las montañas, lo
hizo Dian Fossey en un lenguaje ordenado, donde llama a la reflexión y a la
conciencia humana sobre el uso racional de políticas turísticas para evitar la
extinción de esta especie, ya que logró sensibilizarse y socializar el
conocimiento ante esta realidad, la cual difundió a través de distintos medios
de comunicacionales, como prensa, radio, charlas, artículos en revistas
científicas y fotografías, entre otros (Cuadro 7).
Cuadro 7
Categorías de estudio de campo “Gorilas en la niebla”
Sexo y temperamento en las sociedades primitivas
Autor: Margaret Mead
El escenario donde se realizó el estudio de Margaret Mead, fue Nueva Guinea,
entre 1931 y 1933. El campo de estudio específico resultó ser tres tribus: los
Arapesh, los Mundugumos y los Chambuli.
Según narra la citada investigadora, en 1931, se internó en aquellos parajes
para estudiar un problema: el condicionamiento de las personalidades sociales en
ambos sexos, tratando de clasificar cuestiones respecto a las diferencias
temperamentales; es decir, las diferencias entre las cualidades individuales
innatas con independencia del sexo.
Como puede apreciarse, parte de un interés o una idea previa, a la que quería
encontrar respuesta. En esa búsqueda de luz sobre el tema, descubrió tres
tribus, en un área sumamente extensa. Quiere decir, que los sujetos de estudio
de la investigación, no habían sido seleccionados de antemano, esto es los
Arapesh, los Mundugumos y los Chambuli.
El trabajo se realizó en equipo (dos investigadores), lo cual hizo posible que
la autora penetrara en pueblos tan salvajes y tan inaccesibles. Se basó en la
contribución lingüística y etnológica recopilada por el Dr. Fortune y por un
aporte más concreto relativo a los cultos de los hombres, el análisis del idioma
Arapesh, tribu que la autora estudió más profundamente. Esto denota que, en el
proceso investigativo, hubo un punto de partida y unos referentes teóricos que
sirvieron como marco de referencia.
En la selección del campo de estudio, la autora se orientó en exploraciones
previas realizadas años antes por el Dr. Briggs, de la Universidad de Sydney y
los trabajos publicados por G. Bateson, los cuales les permitieron obtener un
conocimiento somero de la cultura del Sepik medio.
Por la estructura de la obra, se revela que la autora cumplió los siguientes
pasos:
1. Procedimientos operativos, como requisitos indispensables para poder lograr:
(a) estudiar el sistema de vida de las tribus en el propio terreno, sus
costumbres, tradiciones, modo de relacionarse, creencias, sistema político,
etc., para poder comprender su sentido y significado, (b) observar la naturaleza
física de los individuos, como edad, sexo, parentesco, nacimiento, madurez, (c)
indagar, de manera directa, las características del lugar y la forma cómo
desenvolverse exitosamente dentro de él. Esto permitió hacer una caracterización
cultural de cada una de las tres tribus. Tipificar a los Arapesh como una
sociedad cooperativista, dado que estaba organizada de acuerdo a las
potencialidades fisiológicas de hombres y mujeres, orientadas hacia las
necesidades de la generación siguiente, donde prevalecía la simpatía hacia las
preocupaciones de los otros.
2. La técnica empleada fue observación participante, vivieron muchos meses en
cada lugar, para poder evidenciar el modo de vida de los pobladores, los cuales
son registrados por escrito.
3. Realizaron descripciones minuciosas de paisajes y de las narraciones de
acontecimientos.
4. Se orientaron con mapas de la región, para llegar a cada tribu. En ocasiones,
seguían el curso del río Sepik.
5. Desde el primer momento, hubo perplejidad ante los hallazgos, sobresaltos,
sorpresas e incidentes, adaptando su sistema de vida ante lo inesperado.
6. La selección resultó ser acertada, aún cuando no estuvo guiada por criterios
previos, sólo algunas pistas y orientaciones, pero in situ.
En relación con los hallazgos, esta investigación aporta el conocimiento sobre
aquellos elementos que son construcciones sociales originarias, sin conexión con
hechos biológicos de género sexual. Cada una de estas tribus desarrolla, en
forma diferente, las desigualdades sexuales.
Así, concluye, que lo determinante sobre las personalidades de los dos sexos no
son condiciones innatas, sino construcciones sociales. De ello, se podría
derivar que a las chicas se les puede educar igual que a los muchachos, enseñar
las mismas reglas, las mismas formas de expresión y las mismas ocupaciones.
Los Arapesh admiten una distinción mínima de personalidad entre viejos y
jóvenes, entre hombre y mujeres, pero carecen de categorías de rango o de estado
legal.
La citada investigadora concluye su trabajo, reflexionando sobre la necesidad de
admitir todas las potencialidades humanas y tramar un edificio social menos
arbitrario, en el cual, cada don humano disponga de un puesto adecuado (Cuadro
8).
Historia de la vida de Felicia Valera
Autor: Alejandro Moreno
Desde 1980, el autor llega al barrio como sacerdote a trabajar con los jóvenes
en un centro juvenil. Adquirió su casa y se quedó viviendo en la comunidad, lo
que él denomina el vivimiento, dice el autor que no fue a las zanjas como
investigador, pero la investigación se le impuso muy pronto, mas ésta no fue
para conocer el barrio sino para invivir la vida del barrio plenamente, lo cual
hizo que la vida se le convirtiera en investigación-comprensión, por lo cual
llegó a comprender que allí, en el barrio, existían otras reglas, diferentes a
las que él poseía y esto no es lo revelaba la teoría sino la vida misma.
No obstante, el autor comenzó a elaborar un registro sistemático del vivimiento,
señala que no predeterminó de antemano ningún tema de investigación, pues la
misma emergió del contexto, tampoco seleccionó muestras, ni sujetos. Dice que
“en un recodo del camino me he encontrado con Felicia, primero, fueron sus
hijos, por ellos llegué a la madre y, en torno a ellos, se tejió nuestro
encuentro”.
Indica, además, que existieron unas condiciones previas, sin las cuales la
elaboración de la historia de vida no sería comprensible, esto es: relación
previa, confianza, mutua implicación, la comunicación en sus clases.
El trabajo se realiza en equipo, con la participación de Felicia en la
interpretación de su historia.
¿Hubo un punto de partida?; sí, se partió de una relación de apostolado, desde
la cual surge el interés de centrarse en la juventud. Al principio fue una
investigación externa, guiada por conceptos, reglas del mundo de vida al que
pertenecía el autor, intelectualmente pensaba de una manera y en la practicación
de la vida actuaba de otra. Estaba dividido, sus marcos de referencias al menos
sirvieron para “darse cuenta” de la existencia de otro mundo de vida, otra
episteme, distinta al mundo de vida moderno y lo llamó mundo de vida popular.
El proceso del vivimiento lo llama investigación compartida, mediante grupos de
discusión periódica, comunidad de convivencia, grupo de investigación hasta
posicionarse como Centro de Investigación Popular (CIP), en el barrio.
Los hallazgos más importantes pudieran sintetizase así:
Ø Encontrar un mundo de vida que actúa con otras reglas.
Ø Que este mundo de vida tiene un origen, una raíz.
Ø Que este mundo de vida es fundamentalmente relacional y que el centro de esa
relación gira en torno a la madre.
En consecuencia, los aportes de esta historia de vida al conocimiento científico
son básicamente, que hay otra manera de hacer conocimiento y de hacer ciencia,
distinta de la conocida hasta ahora y, por lo tanto, es una puerta abierta para
la reflexión, el discernimiento y una nueva posibilidad de acercarse a la
comprensión de lo humano, desde otra episteme, la episteme del mundo de la vida
popular venezolana, en contraste con el mundo de la vida moderno (la episteme
moderna).
La obra de Moreno mantiene una tesis central y es que el ser humano del mundo de
vida popular es ser en la madre, antes que ser en el mundo, y esto queda
revelado en la Historia de Vida de Felicia Valera.
Es claro que el autor, desde el primer momento, considera que “es esencial el
conocimiento de la realidad en la posición hermenéutica del conocedor, siendo
este el horizonte interpretativo en el que conoce. Si el conocedor está ubicado
en un horizonte hermenéutico radicalmente distinto de aquel en el que tiene su
existencia la historia, lo conocido será un artificio, una ficción técnica de
quien lo elabora” (p.15).
No siguen un método determinado, porque no existen reglas de procedimiento para
conocer la historia de Felicia. Siguen una metódica, esto es una posición
abierta a toda posibilidad de método e instrumento, según la historia misma lo
va sugiriendo (fenomenología, análisis del lenguaje, confrontación con la propia
experiencia).
No se buscan datos, sino sentido y significado. No es un observador, es un
conviviente de la historia y de la vida que palpita en ella.
Para construir e interpretar la historia hacen el apalabramiento, esto es la
palabra narrada. Por eso, la interpretación es la narración del sentido y
significado de esa historia.
Esta forma de investigar exige la transdisciplinariedad: servirse de todas las
disciplinas, sin detenerse ni adscribirse a ninguna, para elaborar un
pensamiento que no pertenezca a ninguna.
4. Referencias en Testimonios de Investigadores Reconocidos
Los análisis anteriormente expuestos coinciden con la información que aportaron
investigadores de reconocido prestigio en las entrevistas, testimonio que
refleja una perfecta correspondencia entre los enfoques epistemológicos y las
secuencias operativas desarrolladas por cada uno de ellos en su acción
investigativa. A continuación, el reporte de estas entrevistas.
Entrevista 1
Ø “Yo tenía mucho interés en investigar en enfermedades hematológicas,
examinábamos la sangre de pacientes que tenían enfermedades virales o tenían
leucemia y esos primeros estudios, también dentro de las investigaciones de
medicina de los últimos años, eran muy motivadores para hacer investigación”.
Ø “Para la dedicación exclusiva, un laboratorio muy bien dotado, unos maestros
también paradigmáticos, muy inspiradores, yo creo que esas circunstancias fueron
las que hicieron que uno se iniciara en la investigación, de poder disponer de
esos maestros y de esos escenarios”.
Ø “Ese tutor, ese maestro, le da a uno la primera idea. En mi caso, en el
Instituto de Investigaciones Científicas, era la Doctora Gloria Villegas, la
jefe de Laboratorio de Microscopia Electrónica, para esa época y nos asignó el
tema de investigar la sinapsis, las interacciones entre células nerviosas en
invertebrados marinos, en el caso del calamar que es una sinapsis gigantes que
sirve de modelo para investigaciones en neurotransmisión”.
Ø “Hay una parte que no viene de afuera, que viene de adentro, como intuición,
el poder vislumbrar, visualizar cosas que otros no ven pero que uno intuye que
existen”.
Ø “Una especie de mente predictiva que se va desarrollando a medida que se tiene
la experiencia, yo diría que ese es un componente endógeno del investigador. Hay
también otro componente que pareciera ser genético o que se necesita tener como
genes especiales para un trabajo que necesita aislamiento, concentración,
pensamiento reflexivo, analítico, capacidad heurística, capacidad imaginativa”.
Ø “La microscopia electrónica, la microscopia óptica, las técnicas de,
generalmente técnicas microscópicas, se tiene también afinidad por las técnicas,
yo tengo afinidad con la microscopia”.
Ø “En realidad un problema de investigación puede ser planteado por un
investigador o puede ser resuelto por un equipo de investigación o puede ser
planteado por un equipo, depende si el problema de investigación es
multidisciplinario; en este caso, realmente requiere el concurso de varias
personas que manejen áreas afines, para resolverlo”.
Ø “En las primeras ideas, lo que se llama ideas a priori, sí; pero luego, yo
tengo que contrastar eso con una búsqueda bibliográfica muy exhaustiva para
saber si realmente estoy tratando con un problema original o no, o sea, a mí se
me puede ocurrir una idea, pero inmediatamente me voy a las fuentes
bibliográficas para saber si ha sido desarrollada en el pasado o no”.
Ø “Existe toda una fertilización cruzada de ideas que se dan entre las
diferentes disciplinas, entre los participantes de las diferentes disciplinas; a
menudo el código del lenguaje que utilizan los diferentes...., no es el mismo
porque vienen de disciplinas científicas, pero el enfoque del problema es
bastante parecido, entonces por ejemplo, en el caso de las ciencias cognitivas,
que viene siendo donde participa la psicología, la neurología, la antropología,
la filosofía, la lingüística la neurociencia, entonces cuando uno estudia el
problema de la mente humana, qué es la mente, cómo funciona, tenemos ideas que
vienen de la neurociencia , de personas que piensan que el funcionamiento de la
mente está en el cerebro, exclusivamente, ¿Verdad?, porque él, lo que estudia es
el cerebro, entonces trata de localizar las funciones cognitivas en diferentes
partes del cerebro; pero cuando se trata, por ejemplo, de un filosofo cognitivo,
el enfoque es más global porque piensa que además de participar el cerebro,
participan también estructuras que son extracerebrales, porque la mente no la
concibe él funcionando en una estructura biológica sino también interaccionando
con el ambiente; si se trata de un lingüista, entonces eso va hacia un terreno,
cómo es el explorar dentro del sistema nervioso, cómo son los centros del
lenguaje, cómo son las vías cognitivas para el lenguaje, qué centros participan
allí, cómo se desarrollan esos con respecto a lo exterior, en fin, es allí donde
se nota la mayor importancia de las ciencias, que es el abordar el problema de
fronteras entre ciencias, que es donde se dan los hallazgos originales, por
ejemplo, los que puede dar ahorita un experto en neurociencias con un experto en
computación, en donde éste conoce de redes neurales, de cómo funcionan las redes
neurales de una computadora y el neurocientífico sabe cómo funciona el cerebro y
cómo funcionan los circuitos intracorticales y conociendo cómo funciona una
computadora y cómo funciona el cerebro, se puede llegar a proponer ciertos
modelos de cómo funciona la mente y eso no sería, pues sino el esfuerzo
conjugado de especialistas en ..... y en neurociencias; esa es ahorita, de las
investigaciones modernas, que dan más idea de la investigación
interdisciplinaria, investigación de fronteras se llama.
Entrevista 2
Ø “En primer lugar, para decidir si un problema tiene trascendencia o no primero
se necesita un marco teórico constante, un marco teórico bastante amplio,
conocer gente en un área que esté trabajándolo desde hace mucho tiempo, por
ejemplo, mi área predilecta con lo cual yo siento que puedo hacer, tengo alguna
posibilidad de hacer investigación, es la parte de farmacia, la parte de
medicamentos para efectos de diábetes, entonces cualquier cosa que yo vea allí,
que me llame la atención, que no le consiga una solución realmente adecuada se
convierte realmente en un problema de trascendencia para mí, que esté, que el
problema esté dentro del marco teórico que uno tiene, que encaje además dentro
de la infraestructura que tenemos aquí, (tienen trascendencia) hay gente que
dice, no, es ciencia básica, no puede ser cualquier cosa; pero también es
importante la parte de la sociedad, cuántos de seres humanos se pueden
beneficiar con la solución de este problema, que es algo que casi nadie tiene en
cuenta muchas veces”.
Ø “Estamos trabajando ahora, reproduciendo un medicamento para la diabetes, esa
es ciencia aplicada, tan aplicada es que vamos a solucionarle el problema a un
poco de gente, un medicamento como la Trovitazona que sale en 70.000 Bs. a la
semana de tratamiento, pero vamos a producir un medicamento similar con un costo
mucho más bajo y hecho aquí en Venezuela y estamos haciendo ciencia. ¿Cómo se va
a obtener eso?, bueno, en eso estamos trabajando, estamos también indagando en
el área de oxidación celular, los radicales libres, etc., como: las
complicaciones, cómo afectan, cómo pueden usarse los radicales libres y el
estado de oxidación para pronosticar enfermedades; porque eso también tiene
aplicación, es decir, yo te digo, primero es que esté dentro de un marco
teórico, que es lo que yo adoro, con lo que yo me identifico, que tenga la
trascendencia, allí es donde yo considero que el problema es digno de
estudiarse, que sea factible, que tenga movilidad.
Ø “Para ser realmente un investigador, tiene que tener un marco teórico bien
profundo, tiene que haber un control de las variables y la única forma que tú
sabes cuando, si tus variables están controladas es precisamente teniendo un
conocimiento muy amplio de las teorías sobre el tema, porque cuando no tiene
control de las variables, todo cae en el campo de la curiosidad, ¿Por qué?,
Porque tú estás estudiando una causa que te va a producir un efecto, muchos
efectos, pero tú tienes otras causas, a la final no sabes a cual de las
variables pertenece, por eso tienes que controlar las variables, es decir,
cuando controles la variable independiente, cuando lo haces, aislas la causa que
quieres; y esa destreza te la da una buena información (saber el tema)”.
Ø “Yo creo que el movimiento de la ciencia en esta área ha ido adoptando una
serie de pautas que han servido..., don de brotar los caminos por los cuales uno
debe transitar, entonces, yo considero que la gran diferencia entre el curioso y
el científico realmente el control de las variables, si está a tu alcance porque
tenga una estructura adecuada que lo haga viable”.
Ø “Uno de los problemas que encaja en nuestra vocación como científico es la
diabetes, estamos dentro de la investigación básica , esa que hacemos nosotros,
molecular, estamos emparentados con estos problemas y al final que resulta, una
solución, mejor estado de vida para los individuos, aquí los pacientes que
llegan ... bueno, aquí cuando tratamos un paciente, yo digo, vamos a meternos
por este camino, que no es el camino escrito ya, porque el problema es que aquí
se forman los médicos a punta de enmiendas, es decir, las fallas como las
fallas, el manual de fallas, si se prende la luz ésta hay que abrir la
fotocopiadora para sacar la hoja; quieren tratar un paciente como un manual de
fallas, ya el tratamiento del paciente se está haciendo con pautas moleculares
con pautas científicas, es muy diferente a tratar al paciente como un manual de
fallas, como si fuera una fotocopiadora, a establecer un tratamiento en base a
una serie de raciocinios, porque por eso es que nosotros hacemos ciencias
básicas, pero hacer ciencias básica es el porqué de lo que tú estás viendo, el
fenómeno que tú estás viendo, entonces esa ciencia básica tiene alguna
repercusión en el medio ambiente, en el individuo, en el hombre para que pueda
tener validez, yo hago investigación orientado bajo algunos aspectos, por
ejemplo el estado de oxidación, los radicales libres que uno produce, cómo están
los asfixiantes en el cuerpo, todo eso, es decir, el fenómeno químico antecede
meses al cambio físico. Cuando tú sientes la inflamación ese es un cambio
físico”.
“Estamos tratando de implementar una serie de métodos nuevos, así como a una
persona le miden glucosa en la sangre, y se sabe si se es diabético o no es
diabético, así mismo el estado de oxidación va a servir para saber si a un
individuo le va a dar un infarto, o no le va a dar, así esté aparentemente sano
o va a ser diabético, o va a sufrir de los riñones, porque todo eso antecede
meses a los cambios en la sintomatología, por ejemplo, la parte de los
medicamentos, los medicamentos lo que hacen es restablecer el equilibrio, los
medicamentos no producen ningún efecto, restablecen el equilibrio, entonces
nuestra investigación está dedicada a producir medicamentos, como te digo, es
ciencia básica pero lo más aplicada posible, que lleguen a otros”.
Entrevista 3
Ø “Estudio las alteraciones de los vasos sanguíneos en tumores intracraneales,
fundamentalmente de unos tumores que se llaman gliomas que provienen de uno de
los tipos histológicos de células del tejido nervioso; en esos tumores
estudiamos las alteraciones de los vasos sanguíneos, fundamentalmente de la
pared del vaso más pequeño que es el capilar sanguíneo dentro del tejido...... y
ahí vemos con la microscopia electrónica, que ha sido mi herramienta de trabajo
desde que yo me formé”.
Ø “Yo creo que la observación y el análisis; muchas veces en el método uno tiene
que observar primero y después analizar; pero en este tipo de indagación que
hacemos nosotros acá en la institución, tenemos que hacer la revisión
bibliográfica que es nuestro primer paso; yo desde el momento en que comienzo a
leer separatas de trabajos de investigación, primero observo las tablas, los
gráficos y miro las litografías electrónicas y comienzo un proceso de análisis y
relación con las inquietudes que tengo”.
Ø “Porque cuando uno realiza un trabajo de investigación, el protocolo tiene sus
hipótesis, lanza unos objetivos, unas metas trazadas, pero muchas veces lo que
uno llega a probar o a demostrar es tan solo una parte de una sucesión de ideas
que hemos tenido, de hecho, cuando se prepara el informe final de investigación,
uno le está dando respuesta a algunas ideas, pero hay otras ideas que han
quedado y que sirven como de base para trabajos futuros y, muchas veces, lo dice
cuando está exponiendo el informe; uno dice, yo estoy con este trabajo arrojando
luces sobre determinadas cosas pero queda la posibilidad de que más adelante y,
con otros equipos que iremos adquiriendo después... queda siempre esas ideas
como a desarrollar en el futuro.
Entrevista 4
Ø “Las ideas las recogemos del medio del contexto de lo que diga la comunidad
donde uno está inmerso, en la comunidad hay mucha influencia agropecuaria, los
problemas del agro nos llegan de una u otra forma, bien sea a través de los
ganaderos de los estudiantes que hacen sus prácticas profesionales en el campo,
colegas que trabajamos en el mismo medio y nos orientamos lentamente el problema
hasta que damos con lo que queremos trabajar, a veces no llega de una manera muy
amplia lo llevaremos a nuestro campo de trabajo”.
Ø “No tenemos un método específico, utilizamos uno u otro dependiendo del
trabajo que vayamos a hacer, utilizamos más el método por descarte, el método
inductivo,”.
Ø “Usamos la estadística para reflejar la tendencia que, en un momento
determinado, tenga el estudio en cuestion”.
Entrevista 5
Ø “La forma de operacionalizarlo, es la forma de confrontación, tú te encuentras
lo que te dice la experiencia y lo que dice la teoría, sobre esa base estableces
los elementos que encuentras comunes que son los que te pudieran llevar a
ampliar el proceso que estás realizando, yo diría que la operacionalización
surge de esa confrontación, un conocimiento que tú tienes, que has adquirido,
que se sustenta en unas bases teóricas y lo que encuentras en la realidad a
través de la observación. Yo estoy muy involucrada en el enfoque positivista;
dicho enfoque busca mucho el dato, nosotros indagamos para ver qué hay en ese
medio, la empiria la trabajamos a través de la recabación del dato, entonces, la
operacionalización estaría desde ese punto de vista, de la confrontación de esos
dos elementos”.
Ø “Se utiliza mucho la parte de instrumento, generalmente es la que aporta la
información, aún cuando también en la parte de instrumentos busco dos abordajes,
uno sería la teoría y otro explorar a través de los sujetos para poder construir
el instrumento y veo que es muy positivo, favorece mucho al proceso el buscar la
información en los sujetos, con los cuales voy a trabajar”.
Ø “Utilizo diferentes tipos de estadísticas, tú sabes que hay la frecuencia,
porcentaje, técnicas multivariadas que permiten la comparación entre grupos de
sujetos que integran una muestra, para ver de qué manera puede uno encontrar
diferencias significativas, siempre apoyándose en los elementos teóricos, por
ejemplo, saber que una variable, la edad, el sexo, la inteligencia, el nivel
socio económico es importante, a qué nivel es significativo o no significativo,
por ejemplo, en el caso venezolano, donde se dice que el nivel socioeconómico es
importante para el rendimiento, que si es pobre o no, el nivel socio-económico,
no establece ninguna diferencia significativa, el nivel de rendimiento académico
es interés personal, siempre utilizo la estadística como una herramienta del
enfoque positivista”.
Entrevista 6
Ø “Nosotros estamos aceptando la intersubjetividad como criterio de validación
en las ciencias sociales. El aporte de este concepto nos ha resuelto unos
cuantos problemas, desde el punto de vista de producción de conocimiento”.
Ø “Yo creo que el conocimiento científico en educación, debe estar orientado a
la solución de problemas y a la transformación, para tener una mejor educación
y, al final, vivir mejor, ser más felices”.
Ø “Para abordar el proceso de conocimiento, se cumple un ciclo que, a partir de
respuestas, se van generando interrogantes y ubicas el problema en un contexto
seleccionado. Yo tengo un contexto seleccionado para mi acción investigativa que
es la escuela en todos los niveles”.
Ø “En la investigación se lleva un objetivo prefijado, pero en la invivencia con
los individuos en estudio, éste puede variar de acuerdo a las circunstacias que
se presenten.
Entrevista 7
Ø “Si yo tengo que ubicarme en un enfoque metodológico, me ubico en el
cualitativo, con énfasis en la interrelación de los significados que es posible
construir, a partir de la vida y de la acción y del conocimiento previo que se
tenga sobre la problemática”.
Ø “Yo hago énfasis en conocer una realidad, conocerla con profundidad, extraer
generalizaciones, pero estoy comprometida con esa realidad, porque es meterme
allí, hacerme parte de ese contexto; claro, nunca voy a ser como los autores
principales, ni siquiera pretendo, pero sí tener una relación más directa,
compartir significados y, en algunos casos, compartir sentimientos”.
Ø “Yo me involucro en las discusiones y participo en la toma de decisiones, pero
siempre considerando el punto de vista de las otras personas, porque no se trata
ahora de ver uno solo, porque hay que compartirla con los autores involucrados
en el proceso”.
Entrevista 8
Ø “Analizo el problema, luego de tener un objetivo formulado, traduciéndolo en
algún cálculo lógico”.
Ø “Me voy al sector de los hechos, le doy vuelta y más vuelta, y al final, trato
de convertirlo en lo que llaman una estructura empírica, o sea, un sistema
compuesto por uno o más conjuntos y por relaciones, tanto internas como
externas”.
Ø “Busco en las teorías ya existentes, algo que me cobije esa estructura
empírica. Esto lo hago formulando poco a poco hipótesis que ligue mi estructura
empírica con alguna teoría general”.
Entrevista 9
Ø “El problema del origen de las ideas de investigación es tan variado como
investigadores haya, además hay que tener en cuenta también que esté presente la
selección del método, aunque en las Universidades hay una materia que se llama
metodología, dictada por gente que en su vida ha hecho investigación, en
consecuencia, le llenan la cabeza al estudiante de ideas falsas como
consecuencia de lecturas mal digeridas. Fíjate, hay un autor que se llama
Feyerabend que se ríe de estos metodólogos y la verdad es que las variaciones
sobre el método son tan grandes, de tal manera que el origen de una
investigación determinada puede ser muy variado, en primer lugar y, en segundo
lugar, el método puede ser distinto, también depende de cada investigador”. Por
eso es importante que el estudioso en este terreno tenga claramente definido
cuál es la posición epistemológica que va a asumir ante un determinado problema
y que, además, tome en cuenta el proceso de búsqueda de la información de los
alumnos, porque no es posible que la investigación, en vez de ser de este
(maestrantes, doctorantes, estudiantes) sea de lo que el tutor, llamado también
metodólogo, quiera imponer, de allí la necesidad que las Universidades formen a
sus profesores en comunidades académicas y los agrupe en lo que hoy se llama
líneas de investigación, para que pueda existir complementaridad de acción y
apertura a nuevas formas de hacer investigación.
Los tres enfoques evidenciados en las entrevistas, se observan en forma más
detallada en el anexo 1.
5. Análisis de las correspondencias entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias
Operativas en la Filosofía de la Ciencia, en la Historia de la Ciencia, en los
testimonios de grandes Científicos y en la información obtenida en las
entrevistas a investigadores de reconocido prestigio.
A través del proceso de investigación se observa la presencia de tres grandes
enfoques epistemológicos que han sustentado la investigación en el proceso
histórico; son ellos: el Empirista Inductivo, el Racionalista Deductivo y el
Introspectivo Vivencial, cada uno de ellos asociado o ligado a secuencias
operativas específicas que los caracterizan y que diferencian, de manera
especial, las distintas formas de alcanzar el conocimiento.
Con respecto al enfoque epistemológico Empírico-Inductivo y su Secuencia
Operativa identificada como Nº 1, se observa su presencia, fundamentalmente, a
partir de la época del renacimiento, la meta de este enfoque era la comprobación
empírica directamente asociada a la experiencia medible.
El enfoque Racional-Deductivo y su Secuencia Operativa identificada como Nº 2,
tiene sus más fieles exponentes en los autores ubicados en la antigua Grecia,
quienes muestran un razonamiento y una argumentación, sustentados en el modelo
axiomático e hipotético deductivo y en mecanismos definidos de demostración
asociados al método deductivo.
El enfoque epistemológico Introspectivo-vivencial y su Secuencia Operativa
identificada como Nº 3, tiene su mayor auge en el siglo XX, como horizonte en
una transformación y emancipación del ser humano, predomina en el estudio de las
ciencias sociales, específicamente en la Antropología, la Lingüística, la
Psicología y la Sociología entre otras.
A. El Modelo Empírico Inductivo y su Secuencia Operativa (Nº 1)
A.1. Referencias en la Historia de la Ciencia.
La Secuencia Operativa Nº 1, derivada del enfoque epistemológico
empírico-inductivo, sigue una rutina procedimental que está conformada por la
observación sistemática, medición y organización aritmética, los datos
observados, experimentación formulación de leyes o principios donde prevalece el
lenguaje científico.
De la investigación se deriva que los babilonios se ubicaron en el modelo
Empírico Inductivo y su respectiva Secuencia Operativa (Nº 1) por la necesidad
que ellos tuvieron de buscar unidades fijas de medida como fueron el peso, la
longitud y la capacidad, aspectos que se utilizaron en la medición de terrenos.
Se puede afirmar que en las secuencias operativas de sus trabajos científicos,
llegaron a establecer unidades de medida que dieron inicio al nacimiento de la
Geometría como ciencia abstracta aplicada a la agrimensura; sin embargo, no
coincidieron en la formulación de leyes debido a lo rudimentario de los
instrumentos que utilizaron. Posteriormente en Roma, en el año 129 d.C., Galeno
hizo observación sistemática en el campo de las Ciencias Naturales (Anatomía),
basadas en criterios previos, en la experimentación y, como elemento de
diferenciación con los primeros, se observa la primera construcción teórica que
aunque no conduce a la formulación de leyes constituyen los primeros cimientos
de avance en el desarrollo de la ciencia.
Años más tarde ( 1210 d. C., siglo XIII), Roger Bacon le da importancia a la
experimentación, como base para el logro de certeza en materia científica,
inicia la experimentación estructurada y valida los experimentos para comprobar
su validez. Con este investigador se dan los primeros pasos conducentes a la
rigurosidad científica y se comienza con la proposición de teorías y formulación
de leyes mediante el razonamiento inductivo.
Por su parte, en el siglo XV, año 1452 d.C., Leonardo Da Vinci aporta un nuevo
elemento a la ciencia como es la instrumentación, utiliza instrumentos mecánicos
provenientes de la Física para hacer los experimentos, demostrarlos y
validarlos; además introduce la medición a través de la Aritmética y del
lenguaje numérico, haciendo pruebas a gran escala para la demostración de leyes.
Francis Bacon (año 1561a 1626 entre el siglo XVI y XVII), a quien se le
considera el padre del método científico, hace énfasis en la observación y en la
experimentación como base del conocimiento y como único método científico para
el estudio de las leyes o regularidades universales y en la experiencia como el
elemento clave para la investigación. Con este autor aparecen elementos de
construcción teórico-epistemológica, centrados en la Filosofía de la Ciencia
inductiva y en el método experimental.
En los siglos anteriormente señalados, se produce con Galileo Galilei lo que
podría denominarse una revolución científica. En concordancia con Bacon, asume
el método científico; sin embargo, avanza con relación a éste puesto que plantea
la verificación sistemática de experimentos planificados, uniendo de un modo
riguroso la especulación teórica con las pruebas prácticas y utilizando
instrumentos científicos más avanzados.
Galileo planifica su método de abstracción matemática, a partir de las
experiencias inmediatas y directas y lo sistematiza en cinco elementos básicos:
Ø Estudio sustantivo del problema,
Ø Establecimiento de las relaciones matemáticas intrínsecas al problema,
Ø Construcción de hipótesis,
Ø Encadenamiento inferencial de las consecuencias en los eventos estudiados,
Ø Estudio experimental para probar las hipótesis y comparar los resultados.
Esta sistematización conduce a afirmar que, Galileo Galilei fue el primero en
considerar que la naturaleza y sus leyes están sometidas a las leyes
matemáticas, el autor en estudio superó a sus predecesores, porque combinó los
métodos experimentales o inductivos de la deducción matemática, además fue capaz
de describir y establecer el verdadero método de la ciencia física, esto es, la
existencia de la Física como ciencia autónoma unida a la matemática pero no
reducible a ella; es decir, como ciencia provista de su propio método, de sus
problemas y de sus aplicaciones características.
A.2. Referencias en los descubrimientos científicos
Tal como se observó en los cuadros 3 y 4 se infiere, de la investigación, que
los grandes descubrimientos realizados en los siglos XVI y XVII, años 1564-1642,
se sustentan en los avances científicos propuestos por Galileo, a quien se puede
referir como el incursionador de una nueva fase en el desarrollo científico,
como es su dominio instrumental y sus métodos, estos aspectos contribuyeron a la
construcción de los pilares fundamentales de la dinámica de la ciencia, ámbito
en cual se definió el marco donde se realizaron casi todos los trabajos
científicos, creativos, que permitieron humanizarla.
Este proceso de nuevos descubrimientos en la historia de la ciencia, propicia el
avance desde el razonamiento propio de la ciencia griega al de la ciencia
empírica experimental, elementos que se evidencian en las actividades
científicas de investigadores como Helmont Van(1577-1644), Francis Bacon
(1561-1626), William Harvey (1628), Blaise Pascal (1623-1662), Evangelista
Torricelli (1643), Robert Boyle (1660), Benjamin Franklin (1706-1790), James
Watt (1736-1819), Aloys Senefelder (1771-1834), Michael Faraday (1831), Ignacio
Ognaz Semmelweis (1844) Wilhem Von Bunsen (1850), D.M. Mendeleiev (1869), Albert
Szent Gyoryi (1893), Max Planck (1897), Denis Garbor (1900), Millikan (1907). E.
Bataillon (1910), B.J. Luyet y otros (1940) y Clark Edinson (1986).
A.3. Referencias en testimonios de investigadores reconocidos.
El análisis de las entrevistas realizadas a los investigadores reconocidos de La
Universidad del Zulia en las distintas áreas del conocimiento, produjo como
resultado un predominio absoluto de las secuencias operativas
empírico-inductivas (Nº 1), por cuanto manifestaron utilizar la observación
sistemática, la experimentación, un conjunto de instrumentos como medio para
verificar los resultados; además señalan que elaboran teorías que son difundidas
a través de revistas arbitradas tanto en Venezuela como en otros países.
B. El Modelo racionalista Deductivo y su Secuencia Operativa (Nº 2)
La Secuencia 2, propia del enfoque Racional-Deductivo, sigue una rutina
procedimental conformada por observaciones no sistemáticas, análisis teórico,
razonamiento, formulación de hipótesis, derivaciones, validación lógica, el
leguaje que prevalece en esa secuencia es el lógico-matemático.
B.1. Referencias en la Historia de la Ciencia.
A partir de los Babilonios, se observa un cambio en la producción científica de
la antigua Grecia; es decir, tuvieron gran acogida en el pensamiento griego, la
práctica de la observación sistemática y la atención de los hechos constatables,
cuya garantía se ubica en los mecanismos de la razón humana.
Thales de Mileto (año 600 a.C.), padre de la concepción materialista espontánea,
concebía el universo como un gran complejo de orden natural y potencialmente,
explicable mediante el conocimiento ordinario y la investigación racional. Este
sabio, mostró un pensamiento calculador, concreto, sustentado en la observación
de los fenómenos naturales y argumentada sobre la base de largos períodos de
procesos de reflexión, razonamiento de orden matemático que aparentemente dice
de un pensamiento deductivo en donde está presente una compleja mezcla de
procesos inductivos, como pilar fundamental donde se erige la creación del
conocimiento con base científica; procesos de pensamiento que conducen a la
formulación de hipótesis, que especulan sobre la existencia de un elemento único
como soporte elemental de las cosas.
Por su parte Anaximandro (años 610-545 a.C.), siguiendo la tendencia
naturalista-realista, enseñó que la materia es la base del mundo y que de ella
han nacido los seres vivos. Hizo uso de la observación y de la argumentación que
conducen al desarrollo de una filosofía mecanicista-racional, cuyas herramientas
de trabajo se constituyeron en instrumento de medición, que enrumbaron a los
científicos de la época a la representación experimental del prototipo base de
sus argumentos matemáticos.
Pitágoras (año 530 a.C.) adoptó una actitud mística derivada del idealismo y
marcada por una decidida inclinación a la observación y experimentación. En la
escuela pitagórica la tendencia inductiva y deductiva no pudieron entenderse
como procesos cuyos límites marcan diferencias claras entre las maneras de
pensar racional deductiva y la racional inductiva pues la línea divisoria se
difumina y se entremezcla en la medida en que el científico echa mano de
procedimientos diversos hasta lograr operativizar el pensamiento en acciones
concretas. El análisis teórico se hacía primordialmente a través del método
científico analítico y la hipótesis se planteaba a partir de la concepción del
mundo idealista de que todo podía ser medido y expresado en cifras.
Heráclito de Efeso (año 502 a.C.) y su Filosofía supone desde el plano teórico,
un salto cualitativo respecto a sus antecesores; este autor estableció la
concepción dialéctica del mundo, utilizaba la observación y el razonamiento, más
no la experimentación u otros instrumentos de tipo medicional, la verdad, según
él, sólo puede encontrarse reflexionando sobre el logro o razón universal, lo
que otorga a este tipo de pensamiento un carácter deductivo.
Parménides de Eleas (año 480 a.C.) exageró el razonamiento deductivo,
constituyéndose en el filósofo de la razón pura, comprendió y formuló el
principio de identidad o no-contradicción, utilizó el pensamiento como
herramienta de trabajo para llegar a la verdad.
Platón (año 428-328 a.C.), planteó la irrealidad del mundo terrestre, según él,
el mundo real único existente era el de las ideas, de las que el hombre no puede
adquirir más que un conocimiento aproximado. Para el citado sabio, el mundo de
las ideas no es material, sino únicamente idea esencial y material de todos los
objetos materiales. Deducía sus pensamientos a priori sobre la naturaleza y
condenó la experimentación como arte mecánico, considerando que la ciencia se
desarrollaba a través del pensamiento; estimaba las matemáticas por ser una
ciencia deductiva y dentro de ellas sometió a análisis lógico ciertos conceptos
mentales, purificados por medio de la razón, de donde surgió la teoría de la
forma inteligible por las cuales la forma o idea poseen la plenitud del ser y de
la realidad de que carecen los individuos.
Para Platón el mundo, aparentemente objetivo, era engañoso, un reflejo
proyectado sobre la mente humana en forma de ideas provenientes de otras esferas
ocultas y que sólo podía ser conocido en relación con otros mundos originales
subyacentes; decía, que el conocimiento sobre las cosas siempre estaría
condicionado por la manera de verlas, por la estructura de percepción y de
pensamiento. Este pensar estaba asociado a una base subjetiva de corte
idealista.
Aristóteles, llamado también el estagirita (año 384 a.C.), fue uno de los
fundadores del método inductivo y el primero en haber concebido la idea de
organizar la investigación, clasificó y sistematizó el conocimiento, consideraba
la labor inductiva como un requisito preliminar a la verdadera ciencia, que
debía ser de tipo deductivo, con un propósito básico que era deducir por pura
lógica las consecuencias que fluyen de las premisas obtenidas por el proceso
inductivo; también fue el creador de la lógica formal con su forma silogística y
su aparato demostrativo. El conocimiento según Aristóteles consistía en observar
y clasificar sistemáticamente objetos distintos del sujeto que conoce, además
señaló que la ciencia debe ser fundamentada en la realidad.
B.2. Referencias en descubrimientos científicos.
Entre los descubrimientos científicos que se corresponden con la secuencia 2, se
encuentran entre los años 1809-1988 siglo XVIV, dos evidencias de trabajo que
ponen de manifiesto tal secuencia, ellas son, las de Charles Darwin en la Teoría
de la Evolución de las especies (1809-1882) y la de Albert Einsten en la de la
Relatividad General (1905-1916).
Con relación al método inductivo Darwin comenzó haciendo su autobiografía,
señaló que sus primeras impresiones las hizo en cuaderno de notas en julio de
1837, donde trabajó sobre los principios baconianos y sin utilizar ninguna
teoría, recogió datos en grandes cantidades especialmente en relación con
productos domésticos a través de estudios publicados de conversaciones con
expertos ganaderos y jardineros, luego adoptó un giro de razonamiento donde
establece una estricta conexión entre la inducción y la deducción, este último
lo planteó Darwin a través de dos grandes argumentos. que conducen a la
hipótesis general. Estos argumentos son:
1. El sinnúmero de variaciones pequeñas y de diferencias individuales que
aparecen en la producción doméstica, y en menor grado en las que están en
condiciones naturales, así como también la fuerza de la tendencia hereditaria;
permiten que el organismo se haga plástico en alguna medida.
2. La variabilidad que se encuentra en las producciones domésticas no está
originada directamente por el hombre, in voluntariamente el hombre somete los
seres vivientes a nuevas y cambiantes condiciones de vida y sobreviene la
variabilidad, pero cambios semejantes pueden ocurrir y ocurren en la naturaleza.
La hipótesis general planteada por el citado autor se expresa en los términos
siguientes:
nacen mucho más individuos de los que acaso pueden sobrevivir; quienes tienen
ventaja, por ligera que sea sobre otros tendrían más probabilidades de
sobrevivir y crear su especie, por el contrario hay la seguridad de que toda
variación perjudicial en cualquier grado tiene que ser rigurosamente destruida.
Como puede observarse, Darwin no va directamente a los hechos sino que parte de
grandes hipótesis, o sea de hipótesis generales de gran cobertura, de las que se
puede inferir la solución del problema y a partir de las cuales construye su
teoría de la evolución de las especies.
Albert Einstein, por su parte, despreció los a priori y las ideas recibidas,
decidió tomar como punto de partida de su trabajo la siguiente hipótesis “las
nuevas variables eran reales y verdaderas y físicamente las del nuevo sistema y
que la transformación de Lorentz era la expresión física de la relación que
existía entre dos sistemas de referencia en movimiento rectilíneo y uniforme uno
con relación a otro”. Esta Hipótesis entrañaba el abandono de la mecánica
newtoniana; sin embargo, fue fructuosa porque así nacieron las teorías de la
Relatividad Restringida en el año 1905 y la Teoría de la Relatividad General en
el año 1915
Para proponer la Teoría de la Relatividad General, partió de la hipótesis de que
la relación entre la inercia y la masa o la energía del campo gravitacional, no
estaba claramente elucidada, para resolver este problema que lo condujo a la
formulación de la Teoría de la Relatividad General partió de un estudio y
discusión encadenada de los aportes de científicos tales como: Karl Fredrich
Gaus y su Teoría de la Superficie, Bernhard Riemann y sus fundamentos de la
Geometría, Marcel Grussmann quien le propuso revisar el trabajo de Curbastro
Gregorio Ricci ; en este estudio se percató que había cometido errores en sus
cálculos iniciales, lo que lo hizo volver sobre ellos para resolver las
ecuaciones de manera exacta, lo que condujo a la creación de la Teoría de la
Relatividad General.
B.3. Referencias en los testimonios de investigadores reconocidos
Las entrevistas realizadas a los investigadores reconocidos, evidenciaron
secuencias operativas de corte racional deductivo tal como se observa en los
siguientes textos:
Ø “Parto de una gran hipótesis como idea primaria que luego voy contrastando con
una teoría que me sirve de base en la investigación”.
Ø “Parto de un enfoque más global porque pienso que además de participar el
cerebro, participan también estructuras que son extracerebrales, porque la mente
no la concibo funcionando sólo como una estructura biológica.... entonces eso va
hacia un terreno que conlleva a explorar dentro del sistema nervioso cómo son
los centros del lenguaje, cómo son las vías cognitivas para el lenguaje, qué
centros participan allí, en fin, es allí donde se nota la mayor importancia de
las ciencias”.
Ø “Los hallazgos que puede dar ahorita un experto en neurociencia con un experto
en computación, donde este último conoce de redes neurales y de cómo funcionan
las redes neurales de una computadora y el neurocientífico sabe cómo funciona el
cerebro y cómo funcionan los circuitos intracorticales, se puede llegar a
proponer cierto modelo de cómo funciona la mente”.
Ø “Uno tiene una formación en lo metodológico, pero al mismo tiempo tiene una
formación en lo teórico-conceptual sobre el ámbito que se va a investigar y a
partir de esas dos grandes herramientas ya uno comienza a construir lo restante,
ya uno empieza a crear un proceso de construcción y explicación sobre el objeto
que está estudiando”.
C. El Modelo Introspectivo Vivencial y su Secuencia Operativa (Nº 3)
La secuencia 3 sigue la siguiente rutina procedimental: observación
participante, interpretación de situaciones, validación por consenso, simbolismo
sociocultural con predominio, en todo el proceso, del lenguaje ordinario.
C.1. Referencia en la Historia de la Ciencia.
El enfoque introspectivo vivencial surge con las expediciones organizadas de
manera sistemática que lentamente condujeron a la verdadera investigación
científica. Así, la primera expedición científica de índole interdisciplinaria
fue dirigida por V. Bering al noroeste de Asia y el descubrimiento geográfico
sistemático que cedió su lugar a la observación de los hechos humanos fue
organizada por primera vez a Oceanía, esfuerzo este inaugurado por el capitán
Cook. Hubo también preocupación por el estudio sobre el terreno con una
orientación de espíritu predispuesto a la recolección de datos con profundidad
como A. de Humbold. Todos esos impulsos sirvieron de sustento para crear la
disciplina etnográfica, término utilizado a partir del siglo XIX, cuando se
establecieron categorías de análisis de los hechos sociales y del lenguaje
natural.
Con Marx y Engels, en ese mismo siglo, surgió un sistema que constituye una
integración de hechos materiales y humanos a los que se le llamó dialéctica y
una explicación de fondo acerca de las relaciones que subyacen en la misma
acción socializada y sistemática.
Además en el siglo XIX aparecen las ciencias humanas y sociales como la
Sociología, la Psicología y la Antropología, el nacimiento de esta última fue
definido por la unidad y diversidad del género humano vigente en el siglo XVIII,
siendo la primera disciplina que se valió del método biográfico en sus
investigaciones de campo.
Dilthey (1833-1911), por su parte, definió una categorización de la ciencia (Las
de la naturaleza y las del espíritu), este autor, vinculado con la Escuela
Histórica Alemana, la Filología Clásica y el Criticismo Bíblico Racionalista de
David F. Strauss, dio lugar a la noción de que la Hermenéutica ó interpretación
comprensiva del texto, es el método propio de las ciencias humanas.
Hacia finales del siglo XIX y primera mitad del XX nació en Estados Unidos con
Frank de Boas ( 1858-1942) la idea de una Antropología Cultural y comenzó a
desarrollarse la idea de una observación participante en las comunidades de
estudio a partir de los trabajos de Malinowski (1883-1942) los que condujeron
hacia una interpretación de tipo funcionalista.
C.2. Referencias en descubrimientos científicos
En los trabajos de investigación analizados, se observa que todos parten de una
motivación inicial y de una teoría implícita que no conduce a la construcción de
una teoría general, tal como se aprecia en los trabajos de Margaret Smith (1981)
Oscar Lewis (1964), Dian Fossey (1985), Bronislaw Malinovski (1958) y Alejandro
Moreno Moreno (1998), quienes presentan unas secuencias operativas definidas por
la selección de un contexto general, un contexto específico, la categorización
observacional del problema, utilización de técnicas y estrategias para la
recolección de datos, entre las cuales se señalan la técnica de observación
participante, estudios en profundidad; los instrumentos y herramientas están
conformados por entrevistas, cuestionarios grabadores, cuadernos de notas,
cámaras fotográficas, micrófonos, máquinas de escribir, películas, entre otros.
La información es sistematizada y organizada, bien por etapas o a través de la
elaboración escrita, de las observaciones diarias que conducen a la construcción
de las descripciones del objeto de estudio, proceso a partir del cual se generan
y evidencian los hallazgos correspondientes y se organizan para su posterior
publicación.
C.3. Referencias en testimonios de investigadores reconocidos
En las entrevistas realizadas, se evidenció la presencia de secuencias
operativas que permiten percibir una ubicación de algunos investigadores
reconocidos en el enfoque epistemológico Introspectivo vivencial, cuestión que
se aprecia en los siguientes planteamientos:
Ø “Para transformar la educación, es necesario insertarse en la escuela y
compartir con los actores (maestros) involucrados en el proceso de cambio”.
Ø “A partir de la observación participante se estudian los problemas de la
educación y se establecen las categorías de análisis”
Ø “El análisis de la situación problema se hace a partir de registros de hechos,
historias de vida”.
Ø “La interpretación de la situación se hace de manera hermenéutica y en el
contexto sociocultural circundante”.