Camacho, Hermelinda

En Camacho Hermelinda (2000): Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación. Tesis Doctoral. Maracaibo: URBE/LINEA-I


EL MUNDO DE LAS INVESTIGACIONES COMO SUCESIÓN DE DIFERENTES SECUENCIAS OPERATIVAS Y DISTINTOS ENFOQUES EPISTEMOLÓGICOS


En este capítulo se describen los resultados del estudio, en términos de evidencias halladas en el mundo de la Investigación y la Ciencia a favor de las correspondencias entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas. El reporte de estos hallazgos se expone en cinco secciones, la primera contiene las evidencias encontradas en la Filosofía de la Ciencia, en el marco del pensamiento acerca de la investigación y la ciencia; la segunda muestra evidencias análogas, pero esta vez en la historia de la ciencia, sirviendo de base las reseñas y reportes históricos clásicos sobre investigaciones.
La tercera sección, recoge igual información que las partes previas, pero en este caso, sustentada en los testimonios autobiográficos de los grandes investigadores; la cuarta, se apoya en las experiencias aportadas por investigadores universitarios activos, a través de entrevistas personales. Concluyendo, este capítulo, con la vinculación de los enfoques epistemológicos y sus respectivas secuencias operativas, tomando como base, cada uno de los hallazgos contenidos en las cuatro secciones previas. De esta manera, se cubre todo el espectro del mundo investigativo, en atención a la necesidad de una búsqueda exhaustiva.
Una revisión a la historia de la ciencia permite establecer que los investigadores, llamados también científicos, han asumido desde siempre una posición epistemológica que posteriormente se relaciona con los esquemas operativos pertinentes a la misma, con el propósito de orientar la investigación hacia la búsqueda de respuestas con métodos y técnicas idóneas para ese fin.
Por otra parte, es corriente, sobre todo en investigadores en formación, que se seleccione un estilo de metodología operativa sin tomar en cuenta la fundamentación filosófica que subyace en el enfoque con el cual dice estar indagando. Esta aseveración se fundamenta en los resultados empíricos de conversaciones sostenidas con maestrantes y participantes de los doctorados de diferentes universidades locales, en las que, además, se detecta un vacío de conocimientos teóricos sobre la filosofía de la ciencia, mostrando, así, una seria dificultad en cuanto al establecimiento idóneo de enfoques epistemológicos y esquemas operativos.
Se establece así una escasa articulación entre la teoría y praxis, punto esencial en el presente estudio, para lo cual se hace necesario llevar a cabo una revisión exhaustiva respecto a la manera como, a lo largo de la historia de la ciencia, los investigadores han pensado y actuado. Es imprescindible también, estudiar los enfoques de investigación surgidos en la historia de la ciencia e igualmente, se hace necesario indagar acerca de las diferentes propuestas de abordaje de la investigación, desde el punto de vista de las secuencias operativas. Asimismo, se identifica qué sistema de relaciones ocurre entre el enfoque y la secuencia operativa aplicada por el investigador.

1. La Filosofía de la Ciencia como evidencia de las correspondencias entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación

Desde la antigüedad, el hombre buscaba resolver incógnitas a través de modelos donde el conocimiento científico era de naturaleza práctica, sin demasiada organización racional. Ejemplo de ello fue el desarrollo de la actividad intelectual en las ciudades helénicas del mediterráneo oriental, de Hipócrates de Cos, Anágoras de Clamazone, Anaximandro de Mileto, Pitágoras de Santos, Herodoto de Halicarnaso, entre otros, quienes con sus ideas y libertad de pensamiento permitieron sentar las bases de la reflexión científica, anticipando muchas hipótesis que en la actualidad se consideran todavía como válidas.
Thales de Mileto, hace más de dos mil quinientos años, buscó las causas fundamentales de los fenómenos naturales; este filósofo introdujo el concepto de que la tierra era un disco plano que flotaba en el elemento universal, el agua. Años más tarde, Pitágoras, filósofo y matemático, estableció una escuela de pensamiento donde las matemáticas se convirtieron en una disciplina fundamental para toda investigación científica. Según Sabino (1996, p. 18), fue en la región de Jonia donde se inició, una auténtica revolución del pensamiento cuando varios científicos, entre ellos, Eratósfenes, Aristarco de Samos, Arquímedes, Teofrasto, Hiparco de Nicea, intentaron comprender la naturaleza sin invocar la intervención de los dioses, acudiendo por el contrario a la reflexión racional, a la experiencia organizada como vía para entender el sentido del movimiento de los astros y la explicación al comportamiento del cosmos.
Otros testimonios señalan que en Atenas, en el siglo IV antes de Cristo, la Filosofía Natural Jónica y la Ciencia Matemática Pitagórica, se combinaron para producir la síntesis formada por la Filosofía Lógica de Platón y Aristóteles. En la “Academia” de Platón se subrayaba el razonamiento deductivo y la representación matemática; en el “Liceo” de Aristóteles prevalecía el razonamiento inductivo y la descripción cualitativa. La interrelación entre estos dos enfoques de la ciencia ha sido la clave para el desarrollo de la mayoría de los avances posteriores.
Las testificaciones reseñadas, muestran la manera como se ha hecho investigación, en este caso, los grandes hombres de ciencia construyeron sus descubrimientos a través de observaciones, experimentos, imaginación, estudios, ideas, intuición, lo cual conduce a pensar que hay muchas maneras de iniciar un estudio. En ese sentido, Beveridge (1973) señalaba que, “muy a menudo los nuevos conocimientos tienen su origen en algunas observaciones inesperadas, de ocurrencia casual que se producen durante una investigación (p.39).
A partir de tales experiencias, la investigación, como producción del conocimiento científico, se concibe como respuesta a dudas absolutamente universales que interesen a todos, que trasciendan cualquiera necesidad individual o micro-grupal y que se derivan de reglas propiamente bien definidas de contrastación y demostración.
Años más tarde, en el siglo XIII, la recuperación de obras científicas de la antigüedad en las universidades europeas, llevó a una controversia sobre el método científico. Los llamados realistas apoyaron el enfoque platónico o método deductivo y de las matemáticas, como se había dicho antes, mientras que los nominalistas prefirieron la visión aristotélica o inductiva (Encarta, 1997). En las universidades de Oxford y París, estas discusiones llevaron al descubrimiento de la óptica y la cinemática, teorías que prepararon el camino para que el astrónomo alemán Jahannes Kepler evidenciara que la distancia y el tiempo de recorrido orbital de cada planeta podía vincularse sistemáticamente por medio de ecuaciones cuadráticas sencillas; así mismo, para que Galileo Galilei estudiara la caída de los cuerpos, encontrando que todos gravitaban hacia la tierra con una misma aceleración constante.
Adam (citado en Geymonat, 1972) comenta que “la ciencia no debía ser sino una actividad del espíritu en sí y no por sí, por encima de todas las demás, contemplación pura sin efecto práctico alguno”(p.33); sin embargo, y en contrastación con esta posición en la edad media, el objeto de la ciencia era actuar sobre la naturaleza, transformar los cuerpos, acaso crearlos; pero se imaginaban que este objeto podía alcanzarse a tientas, se investigaba sin método, al azar, cada arte poseía sus propios procedimientos e ingredientes, pero, en general, con medios empíricos. Este punto de vista, refería el citado autor, “no tomaba en cuenta que la ciencia pudiera prescribir reglas al trabajo humano más simple y fecundo y al alcance de todos”(p.34).
Tanto Galileo como Descartes y otros, buscaban edificar un saber fecundado sobre nuevas técnicas racionales, válidas ya no sólo en el campo de las ideas abstractas, sino en el campo mucho más rico de las experiencias concretas; esto originó el surgimiento de grupos cada vez más numerosos de científicos, profundamente sensibles a los intereses de la producción y capaces de darse cuenta de la unidad indisoluble entre la práctica y la teoría.
Nuevos problemas surgen del mundo político-económico, adquiriendo especial importancia lo práctico, planteado por ejemplo en la navegación, canalización de ríos, construcción de puentes, levantamiento de fortalezas, que no podían ser resueltos de manera empírica, pues exigían un planteo teórico; estas circunstancias apartaron los estudios científicos de orden metafísico para vincularlos a cuestiones concretas.
El viejo concepto de ciencia evolucionó profundamente y muchos instrumentos y procedimientos de las actividades prácticas fueron utilizados y adaptados, según Dewey (citado por Kerlinger, 1990), a las exigencia de la investigación científica. Ejemplo de ello son los procesos ordinarios artesanales (debilitar-intensificar, combinar-separar, disolver-evaporar, calentar-enfriar).
Tal situación generó un sentimiento de desdeño hacia las ciencias de la investigación, sustentadas en las concepciones generales de la antigüedad filosófica de la naturaleza; de allí que relata Dampier (1997), servía muy poco para encauzar las aguas de riego o construir una ciudad fortificada, lo cual a su vez planteó una nueva disyuntiva, la discusión sobre lo que es o no es conocimiento científico, es decir, a qué método podía acudirse para diferenciar el hacer científico del trabajo ordinario de millares de artesanos.
Geymonat (1972,p. 36) caracteriza la discusión de la siguiente manera:
1. Introducción de una instancia racional en el estudio de los problemas
2. Conciencia de la necesidad de lograr para tal estudio la más amplia colaboración.
En el primer caso, el esquema de concepto racional introducido por la filosofía de la naturaleza griega y medieval, pretendía ser una explicación com­ple­ta de todo el curso de la naturaleza, haciéndose el esquema muy general; en contrastación, la nueva ciencia intentaba modelos teóricos de un campo circunscrito de fenómenos (trayectoria de los proyectiles, funcionamiento de los lentes, la atracción magnética) deducido de la observación de relaciones precisas.
Con respecto al segundo caso, ya no se trata solamente de ejecutar bien una determinada investigación, sino que además existe la convicción del absurdo del secreto de laboratorio; en oposición a ello, se trata de describir con máxima precisión el procedimiento empleado, se difunde para que otros también experimenten y se recogen las ventajas de esta difusión al abrirse nuevos caminos en posibilidad cada vez más amplia.
El resultado más importante desde el punto de vista general de la ciencia es que el investigador ya no va en busca de oscuras “esencias” de los fenómenos, ni de remotas causas metafísicas, ni de inverificables incidencias finales, pues la técnica de la ciencia experimental moderna, una vez afirmado el pensamiento científico moderno, en algunos campos particulares comenzó a desarrollarse con ritmo creciente, se formó poco a poco y, a través de una larga serie de éxitos y de derrotas parciales, logró adquirir finalmente esa estructura sólida que constituye el nuevo tipo de racionalidad práctica, característica de esta época.
El siglo XVII es considerado como la fecha de nacimiento de la ciencia moderna, se gesta una revolución de grandes proporciones en todo el campo del conocimiento de un mundo ya no “encantado”, sino sujeto a leyes.
Galileo Galilei, hombre de gran talento, no sólo era versado en el campo de la matemática, en filosofía y en obras de la antigüedad griega, sino también aunaba a su razonamiento riguroso y claro, una capacidad y una inclinación indudable hacia el trabajo artesanal, actividad que le permitía confeccionar los instrumentos que necesitaba para poder observar con más exactitud los fenómenos que estudiaba, ya que, como afirma Geymonat (1969), Galileo sostuvo que, ante la imperfección de los sentidos, el científico tiene la obligación no ya de limitarse a condenar el conocimiento sensible sino de crear los medios para hacerlo más perfecto.
Es importante indicar que este científico añadió a los métodos antiguos de inducción y deducción la verificación sistemática a través de experimentos planificados, uniendo de un modo riguroso la especulación teórica con las pruebas prácticas y utilizando instrumentos científicos de invención reciente como el telescopio, el microscopio y el termómetro, invenciones que abrieron nuevos e insospechados horizontes a la observación.
La ciencia experimental que tiene sus inicios en el Renacimiento (Copérnico y Galileo) establece un dominio del saber (físico) que crea nuevos objetos (fenómenos físicos experimentales y cuantificables), nuevos conceptos (ley, verificación, mensura) y nuevas técnicas (observación, experimentación), todo ello con la posibilidad de aplicación práctica al dominio de la naturaleza.
A finales del siglo XVII se amplió el experimento matemático y físico, al emplear el barómetro Evangelista Torricelli; la bomba de vacío, el físico y químico británico Robert Boyle y el físico alemán Otto Von Guerike y además la publicación de la obra Philosophíae naturalis principia mathemática (Principio matemático de la filosofía natural), del matemático y físico británico Isaac Newton, en el año 1687, con la cual brindó al mundo su gran descubrimiento: la “Ley de la Gravitación Universal”.
La mayoría de los autores que se han ocupado de la historia de la ciencia coinciden en referir que toda investigación tiene su origen en una fuente, o sea, que tiene un antecedente que proporciona un nuevo punto de vista y un reenfoque capaz de hacer fecundar nuevas exploraciones teóricas. Ejemplo de ellas son los estudios de Newton (citado por Sabino, 1996), quien logró vincular los descubrimientos de Kepler, Galileo y otros que se habían producido a lo largo del siglo XVI y XVII, en la elaboración de las leyes generales sobre el movimiento de los cuerpos y la Ley de la Gravitación.
Otro científico que cabe mencionar, fue Pasteur, quien basó su estudio de asimetría molecular en los trabajos realizados por Chevreul y los de Hauy, de donde dilucidó claramente los dos métodos que le permitieron abordar el estudio de las sustancias: el método químico y el método físico. El descubrimiento de la asimetría molecular por el citado investigador, sin duda, uno de los más trascendentales del siglo XIX, constituye un ejemplo característico de la convergencia de ideas procedentes de diversos campos (la química, la cristalografía y la física), aglutinados para poner de relieve una propiedad de la materia.
Bernal (1973) comenta que cuando Pasteur inició las primeras etapas de investigación, lo hizo con un bagaje de ideas claras y de objetivos definidos. Tenía ya dos ideas clave en su mente: como químico, estaba en completo acuerdo con la definición de las especies químicas que dio Chevreul y además, tomó de Hauy, la idea de que el cristal es trasunto de esta disposición molecular.
Muchos autores, entre ellos Buffo (citado por Brezinski,1993), coinciden en señalar que en la fase de preparación del trabajo creador hay que impregnarse del tema. Por lo tanto, se debe equipar la mente con ideas para que éstas germinen solas en la mente; si éstas no acuden, hay que cambiar la actividad o atacar el problema por otro camino o, como decía Hilbert, encontrar nuevos conceptos y métodos de los que se desprenderán resultados originales.
Otro aspecto a tomar en cuenta, y que permite hacer una investigación, como se había dicho antes, es la observación; si ésta es atenta, concentrada en el objeto y hecha de forma regular, se podrían alcanzar algunas informaciones que proporcionen elementos de valor práctico concreto. Por eso, la observación científica es replicativa, porque así se confirma y se enriquece, incorporando las modificaciones que los objetos pueden sufrir en el transcurso del tiempo.
Es importante señalar que la observación, por sí misma, no alcanza a dar explicación a los fenómenos. Se necesita de otros procesos mentales bien diferentes para avanzar. Además, se necesita del trabajo teórico esencial para que las informaciones lleguen a esclarecer el núcleo de lo que se quiere averiguar.
Señala Sabino (1996) que el pensamiento antiguo tuvo dificultades para decir algo coherente y sistemático respecto a los objetos más inmediatos de la experiencia, por no tener un criterio general que permitiera organizar y clasificar esa acumulación de datos producto de la observación que se obtiene en la labor de la investigación, de allí que se considera que, sea cual fuere la manera de adentrarse en una investigación (sea la observación, experimentación, hipótesis, imaginación, intuición o razón), el investigador aporta su contribución a la obra común de expandir el conocimiento científico o, como expresa Pierre Lecomte Du Noui, (citado por Brezinski, 1993), “es fácil comprender que para hacer avanzar la ciencia no se puede contar eternamente con los escasos hombres geniales que la humanidad nos suministra lentamente”(p.15).
Por el contrario, interesa suscitar simplemente la aparición de hombres dotados, inteligentes y trabajadores que, situados en un medio adecuado, produzcan, cuando no descubrimientos sensacionales, sí al menos trabajos útiles. Esto implicaría dar respuesta a cómo se construye el conocimiento científico, cómo se elabora y cómo parte de la respuesta se encuentra en el hecho de que muchos de los progresos científicos se deben a que muchas personas desconocidas prepararon el terreno y realizaron las limpiezas previas.
La literatura que existe con relación al pensamiento del investigador plantea diferencias en la manera como cada uno de ellos desarrolla sus procesos mentales. De allí surge una clasificación bastante genérica que permite situar otros componentes del descubrimiento científico y que podría establecer la pauta operativa de los procesos de indagación. Sobre ello comenta Jean Dieudonne (citado por Bresinski, 1993, p. 13) que existen tres categorías de investigadores en las matemáticas:
1. Los que se limitan a sacar consecuencias fáciles de principios bien conocidos, logrando extraer consecuencias de sus indagaciones e inspirándose en un patrón que no es el suyo.
2. Los que son capaces de adelantar su trabajo de tesis hasta adentrarse en caminos totalmente distintos, que permanecen con frecuencia activos en la investigación durante una treintena de años y publican con frecuencia sus memorias originales. Sólo ellos pueden encargarse con éxito de las enseñanzas a otros nuevos investigadores, donde se difunden las ideas nuevas y sirven de consejeros a los nuevos matemáticos.
3. Los grandes innovadores cuyas ideas impactan en todas las ciencias de su tiempo y repercuten, a veces, durante más de un siglo.
Así como Dieudonné estableció la categorización comentada, Brezinski (1993), consideró una subcategorización un tanto diferente, al comentar que en la primera categoría pueden establecerse con facilidad dos tipos más de investigadores, de acuerdo a la utilidad de su trabajo:
1. Aquellos que sin manifestar gran ingenio son capaces de hacer funcionar máquinas ya rodadas y resuelven en muchas oportunidades problemas importantes y difíciles.
2. Los que aportan ideas nuevas sin ser grandes innovadores y posibilitan el que otros hagan funcionar la máquina y exploten las ideas más a fondo.
Al igual que existen diversos tipos de investigadores, también hay distintos métodos de trabajo para llegar al descubrimiento científico. Así, se suele distinguir entre espíritus lógicos y espíritus intuitivos o, como señala Padrón (1997), inductivo-concreto, deductivo-abstracto e inductivo introspec­tivo.
Al respecto, Correl (1873-1994) señalaba que entre los científicos se encontraban dos clases de espíritu: el lógico y el intuitivo; la ciencia debe su progreso tanto a unos como a otros. Las matemáticas, aunque de estructura puramente lógica, emplean, no obstante, la intuición.
Esa diferencia de temperamento entre los investigadores condiciona el estilo de trabajo de cada uno. Por eso es importante que al investigador novel, que realiza un ejercicio de investigación tipo tesis de grado, se le proporcionen las herramientas para que la desarrollen, pero no se les debe proporcionar patrones únicos que le coarten su imaginación y creatividad. Brezinski (1993) comenta que los conceptos aprendidos en los libros, vigilados y criticados por los profesores, bloquean la imaginación, por ello la ciencia verdaderamente educativa no es la que se da como algo ya hecho, acabado, infalible en su simplicidad y uniformidad lógica, sino la que se trabaja, busca, vacila, se autocrítica, se corrige, se siente eternamente provincial.
La ciencia es algo vivo en continua creación, sujeta a la realidad, en lugar de imponerse a ella, no está formada sólo por la facultad de la observación externa y de la deducción lógica, sino que distingue la conveniencia de los métodos para los problemas, la importancia y el valor de los resultados.
La Historia de la Ciencia señala que en ella hay un estilo, una manera de obrar con respecto a la naturaleza y hablar de ella, una forma de elaborar experiencias, sacar conclusiones y elaborar teorías, traducirlas para obtener una historia que contar o que escribir, o sea, que hay un modo personal de tratar la ciencia y de hablar de ella, lo importante es que, cualquiera que sea el estilo del investigador, su cualidad principal deberá ser la apertura de espíritu, el pensamiento independiente.
En el caso de las matemáticas, los investigadores comienzan a ejecutar procesos inductivos en la realización de sus exploracioness, cuya finalidad es por ejemplo, verificar un teorema. Sin embargo, ésta no es la única manera de abordar un estudio, pues, como se dijo anteriormente, existen otros que lo hacen a través de hipótesis o través de investigaciones abandonadas por otros, de allí la importancia de que el investigador sea una persona perseverante, crítica, reflexiva y dispuesta a empezar de nuevo cuando los resultados no representan el esfuerzo invertido en ellos.
De acuerdo con Newman (1968), las matemáticas son una creación del espíritu humano que se parece a un rompecabezas: se parte de una pieza y unas reglas para ensamblarlas y se buscan los fragmentos que puedan ir juntos; si se cambian las partes o los procedimientos, se obtendrá otra configuración. Ejemplo de ello son los axiomas de la geometría. Para las Matemáticas, el problema de la verdad científica ni siquiera se plantea. Se dan cartas y reglas, y con ellas se juega. Mientras las directrices no se cambien, todas las partes que entran en juego son válidas y verdaderas.
En ese sentido Brezinski (1993) comenta que no ocurre lo mismo con las ciencias de la naturaleza, las cuales están sometidas a la observación y experimentación, ya que intervienen los sentidos y el cerebro.
Pasteur, por ejemplo, dilucida claramente los dos métodos para abordar el estudio de las sustancias: el método químico y el método físico, como se había dicho anteriormente. Al respecto, Bernal (1993), comentando su libro sobre cristalografía (que Pasteur no llegó a publicar) dice que en él se encuentran notas como la siguiente:
dos son los caminos que pueden seguirse en cuanto al modo de enfocar el objetivo al que tienden tantos y tantos esfuerzos. Uno es el que deriva las propiedades químicas propiamente dichas: alteración de la sustancia mediante los diversos reactivos, examen detallado de los productos resultantes, para tratar luego de inferir la disposición de los átomos según la forma de disociación de su disposición original. Este proceso analítico cuenta con la poderosa ayuda de la síntesis, o sea con los procesos necesarios para reconstruir la disposición en cuestión partiendo de otros más simples. Este es el que podemos llamar el “método químico”, un método muy generalizado, es decir, que ha sido adoptado casi universalmente por los químicos. Pero existe otro método de abordar el problema, el cual consiste en no alterar la sustancia y en investigar con detalle sus propiedades como un todo. Este procedimiento es “el método físico”. Aún cuando su carácter es más restringido que el método químico, es tal vez el más preciso y seguro; he seguido este método, sin abandonar por ello el primero.(p.185)

Como puede observarse, el citado autor, aunque no utiliza la terminología “deductivo”, “inductivo”, hace una descripción de la manera como los físicos y los químicos operativizan su metodología de trabajo, estableciendo con claridad en dónde ocurrió un proceso de inducción y dónde se dio la deducción. Un aspecto interesante de esa disertación es que Pasteur no discriminó el uso de uno u otro método, sino que estableció la necesidad de acudir a alguno de ellos, según la situación de investigación, a diferencia de Bacon, quien siempre mostró fuerte tendencia a considerar la deducción como poco idónea a los efectos de crear conocimiento científico.
Sin embargo, no es necesario esperar identificar el método a utilizar para iniciar la tarea de investigar; esto no es lo que marca el éxito de la misma, pues por ser la investigación una actividad formadora para el mismo espíritu humano, aunque no se desee dedicarse a ella toda la vida, a aquellos que la han practicado durante algún tiempo les queda una manera específica de abordar los problemas. Sobre esto se localizan comentarios encontrados, así autores como Louie Leprince-Ringuct (1945), escribieron que para estar en condiciones de descubrir, hay que elegir una dirección conservada durante largo tiempo y no abandonarla si no es por razones graves, pero esta aseveración no tiene por qué implicar que la direccionalidad a la que se refiere este autor tenga que ser la metodología seleccionada para los fines de indagación.
Bernal (1973) decía que sólo si se comprende el curso de la ciencia en el pasado se estaría en condiciones de controlar su acción en el presente y en el futuro.
Galileo fue el creador del método de la ciencia física, su interés fue descubrir cómo actúan las cosas, por qué lo hacen. Por ello no despreciaba el papel de la teoría y él mismo no tenía rivales en la estructuración de arriesgadas hipótesis, pero reconocía que la teoría debe ajustarse a los resultados de la observación.
La disertación hasta ahora realizada puede concretarse en los cuatro grandes aspectos sigiuientes:
1. Las investigaciones casi siempre tienen un predecesor que incuba la idea y otro que la desarrolla completamente, como en el caso de Bernal, que le agradaba iniciar algo, dejar crear la idea, poner el primer pie en algo y luego, abandonarla para que alguien produjera el trabajo final, terminarlo (Show, 1964).
2. Los científicos han asumido siempre una posición epistemológica en especial, lo cual no significa necesariamente que, en algún momento y dadas algunas circunstancias, no hayan abordado otra.
3. En correspondencia con cada posición, surge una secuencia operativa o procedimental que le permite al científico llevar a cabo sus estudios, congruentemente con sus convicciones.
4. Muchos científicos pueden hacer combinaciones de método sin detrimento de uno o del otro, de acuerdo a las necesidades que se presenten, como en el caso de Pasteur y Darwin.
De todo ello interesa, para efectos de este estudio, explicar las relaciones de consistencia que se dan entre enfoques epistemológicos asumidos por el investigador y las secuencias operativas seleccionadas para llevar a cabo su estudio.

2. La Historia de la Ciencia como evidencia de las correspondencias entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación

En primera instancia, se revisa la historia de la ciencia en el mundo occidental, dado que hasta finales del siglo XX se han producido grandes descubrimientos científicos cuyos hallazgos, en su mayoría, han quedado demostrados a través del tiempo, en los relatos que sus propios gestores han llevado a cabo, cuyos argumentos sólo muestran, en su generalidad, qué les preocupó y hasta dónde llegaron en la búsqueda de sus respuestas, pero pocos describieron minuciosamente el camino que siguieron para lograr la solución o la verdad, entendida ésta como lo que en ese momento se podría establecer, según el grado de desarrollo de la ciencia.
Sobre el tema, se encuentran referencias bastantes ricas y abundantes en información, por lo que ha habido la necesidad de buscar ideas claves que permitieran reconstruir tales procesos enmarcados en la época en que ocurrieron, con los hombres que ocurrieron, cómo ocurrieron y la manera de pensar que éstos tenían, es así como puede hablarse de diferencias en la aplicación de “método”, conceptualizado como el camino racionalmente justificado, entre unos y otros científicos, para abordar tanto los problemas mas inmediatos de la cotidianidad, como la construcción de los más afinados sistemas de razonamiento y argumentación.
Así, desde la perspectiva de la historia de la ciencia, se pueden constatar las inquietudes que han impulsado al hombre a buscar alternativas, considerando y combinando nuevos elementos, a crear conocimiento en respuesta a la dinámica de su inserción en un escenario histórico-social particular.
En la antigua Babilonia, por ejemplo, el origen de la ciencia en su aspecto práctico se cimentó sobre la base de coordinación y estandarización de los conocimientos, el sentido común, la industria y las primeras claves se encuentran en los edictos de los gobernantes Babilónicos (2.500 a.c.) sobre la importancia de tener unidades fijas de medidas físicas, para la cual se establecieron patrones oficiales de longitud, peso y capacidad, los cuales se universalizaron y se mantienen, hasta el día de hoy, con algunas innovaciones desarrolladas a lo largo de la historia del hombre en diferentes períodos y lugares (Dampieri,1997).
Otros hallazgos en esta cultura lo conforman la tabla de multiplicar, de los cuadrados y cubos; los comienzos de la geometría como ciencia abstracta derivada de las necesidades de la vida diaria, la agrimensura con números y fórmulas rudimentarias; la medición sistemática del tiempo y el conocimiento de las estaciones tan importantes para el desarrollo de la agricultura. Estos son los hechos irrefutables que aparecen en la historia de la ciencia, pero no se encuentra información explícita sobre cómo ocurrieron los procesos de investigación; de qué manera operativizaron el pensamiento cuando abordaban estas preocupaciones, ni cuántas veces repitieron los procedimientos hasta llegar a los hechos aquí relatados.
Existe un acuerdo general sobre el hecho de que la cultura científica occidental tiene sus raíces en los desarrollos culturales de la antigüedad greco-oriental y greco-latina, cuya conformación y expansión han estado ligadas a la presencia de grandes civilizaciones y escuelas de pensamiento científico-filosófico que tuvieron su asiento en diferentes locaciones de la Grecia insular, la Grecia Continental y la Grecia de las costas occidentales del Asia Menor. En verdad, las antiguas ciudades de la escarpada península griega raras veces estaban alejadas del mar, lo cual marcó una influencia decisiva en su versátil historia cultural. Los griegos fundaron colonias a lo largo de la cuenca del mar Egeo, para después extenderse por el mar Mediterráneo y el mar Negro. Fueron estos, junto con los fenicios, los grandes artífices de la civilización mediterránea.
En la cultura griega, en los escasos documentos que se poseen del siglo XIII al siglo VI a.C., se pueden examinar desde el predominio del pensamiento místico (los misterios eleusinos y los órficos) del que surge la mitología olímpica, que formaba parte de la reflexión teológica; hasta la conjugación de sistemas de razonamiento con sistemas observacionales, experimentales de manipulación y registros sensoriales. Es decir, la práctica de la observación sistemática y la atención a hechos constatables, cuya garantía se ubica en los mecanismos de la razón humana, tuvo gran acogida en el pensamiento griego (Dampieri, 1997; Bernal, 1968; Garcia Morente, 1952; Padrón, 1996; Vera, 1958; entre otros).
Notable ha sido el papel desempeñado por los antiguos griegos en el desarrollo de la ciencia. La filosofía (en griego “amor a la sabiduría”), en el sentido que se da hoy a dicho vocablo, nació en la Hélade. Los ciudadanos de las polis evolucionadas de la Jonia, cuya ubicación estratégica incluye los espacios adyacentes a la cuenca del mar Egeo y el Mediterráneo oriental, con grandes posibilidades para el comercio. Además, por su cercanía con el vasto Imperio Persa, estos territorios se convirtieron en un área de fuertes migraciones y confluencia cultural con el cercano Egipto de los faraones, los asirio-babilónicos, los caldeos, los hititas, los hebreos, los fenicios y hasta la antigua china.
Refiere Sarton (1979), que cuando los caldeos observaban el curso de los astros en el cielo como el cristal de Mesopotamia, cuando los egipcios medían, con el fin de determinar los impuestos, los terrenos del Nilo devastaba y fertilizaba a la vez; cuando el primero deducía de los eclipses de los grandes cuerpos celestes la ley empírica de sus ciclos periódicos, y el segundo creaba para obtener la medición de los campos, una técnica que contenía el embrión de la geometría, ellos, sin saberlo y sin quererlo, preparaban el desarrollo de la ciencia griega.
Pero entre los caldeos y egipcios, por un lado, y los griegos de los siglos VI-VII antes de Cristo, por otro, ya existía una profunda diferencia de naturaleza social; mientras en los primeros, los astrónomos, los agrónomos y otros sabios del momento estaban organizados en castas de índole sacerdotal (en el sentido que consideraban “sagrado”, por lo tanto secreto, el patrimonio de sus conocimientos profesionales) protegidas por el poder político y económico al que servían, los segundos ya habían superado, la era de los reyes y también la de los jefes de carácter feudal, quienes tenían en sus manos las riquezas y el uso de los instrumentos materiales y culturales de la producción, incluido el empleo de los círculos cerrados de sabios.
En la Jonia, la nobleza de nacimiento fue reemplazada en el poder por mercaderes emprendedores cuyas relaciones comerciales se habían consolidado gracias a la colonización, resultó favorecido el audaz florecimiento del pensamiento. De la misma manera la mitología, que durante largo tiempo había explicado la formación del mundo y las vicisitudes humanas como obra de la voluntad caprichosa de los dioses del Olimpo, había perdido vigor en Grecia. Incluso la primitiva forma de la religión politeísta estaba en fase de abandono, sobre todo en la Jonia, que por su situación geográfica recibía la poderosa influencia de los cultos monoteístas orientales. El politeísmo se dio cada vez más ante el monoteísmo, el conocimiento cada vez más exacto y la atenta observación de los fenómenos naturales induce, al mismo tiempo. a la especulación acerca de la constitución de los agentes materiales; el mundo de los dioses, de los genios y de los demonios dejó de tener función exclusiva de ser una venda alrededor de los ojos para interpretar la naturaleza.
El cambio de las condiciones de vida como consecuencia de lo dicho antes, sobre todo por la tendencia a vivir en comunidades preferiblemente situadas en la costa o en las islas y por tanto alimentadas por actividades mercantiles marítimas, aunque con una base agrícola y artesanal más desarrollada, concentró la atención sobre un conocimiento de la naturaleza que consintiera su mejor dominio, hasta donde -es obvio- fuese útil y concebible. Por ello, a los primeros filósofos griegos se les llamó también “fisiólogos”, o sea estudiosos de los fenómenos de la naturaleza.
Mileto, polis principal de la Jonia, fue la patria del primer filósofo helénico, Thales (hacia el 600 a.c.), padre de la concepción materialista espontánea, hombre comerciante, estadista, ingeniero, matemático y astrónomo, concebía la idea de que el universo es un gran complejo de orden natural, explicable sobre la base del conocimiento común y de la investigación racional, a través de sus observaciones sobre plantas y animales; potenció la teoría de que el agua y la humedad constituía el germen y la esencia de todas las cosas, según él, todo lo que existe no es en modo alguno obra de un Dios sino que proviene espontáneamente de un elemento inicial: el agua. Thales es, pues el fundador de la filosofía natural.
En los comentarios que otros autores, como De Gortari (1976), Vera (1970), Serres (1991), Marias (1963), hacen sobre la vida y descubrimiento de Tales de Mileto; puede inferirse un tipo de pensamiento calculador, concreto, sustentado en la observación de los fenómenos naturales y argumentado sobre la base de largos períodos de procesos de reflexión, razonamientos de orden matemático, que hablan en apariencia de un esquema operativo de corte deductivo pero en donde no deja de existir (en la observación) una compleja mezcla de procesos inductivos como pilar fundamental para eregirse la creación del conocimiento ya no vulgar sino con base científica.
El problema de la materia también fue una de las preocupaciones que abordaron los filósofos Jónicos quienes especularon sobre la posibilidad de que existiese un único elemento (agua, aire, tierra o fuego) como base común de las cosas; estas ideas surgieron de procesos de experimentación y observación de esta sustancia, hasta llegar a considerar que la formación del cuerpo del animal y la planta derivaban de la tierra y el agua y luego al morir volvían a transformarse en estos elementos. Esto llevó al desarrollo de la idea de la indestructibilidad de la materia. Anaxágoras, también veía en la materia un conglomerado de entidades diversas y consideraba que por mucho que se dividiera siempre contenía en sus partes fracciones del todo; utilizó la disección de animales y logró vislumbrar parte de la anatomía del cerebro, descubrió que los peces respiraban por sus branquias; hizo progresos reales hacia el conocimiento exacto.
Anaxágoras y Empedocles, demostraron la naturaleza corporal del aire, mediante experimentos con un reloj de arena, evidenciando que el agua sólo puede entrar en un recipiente a medida que escapa el aire, mostrando así que el aire es distinto del espacio vacío como del vapor. Empedocles también aportó evidencias de que las raíces de la materia eran tierra, agua, aire y fuego, combinados en proporciones diferentes por todo el universo pero bajo el influjo de dos fuerzas divinas, equilibradas, una atracción (amor) y otra repulsión (odio).
Por su parte, Anaximandro, siguiendo la tendencia naturalista-realista de la escuela de Mileto, enseñó que la materia (que él designó por el término de Infinito), es la base del mundo; supuso que de ella han nacido los seres vivos. Sosteniendo que “el hombre proviene primitivamente de otros animales”. Este filósofo, hizo uso de la observación para poder concluir que la bóveda visible del firmamento constituía la medida de una esfera completa en cuyo centro estaba la tierra; éste y otros juicios de argumento cosmogónico, donde se admite al principio de todo un cierto caos, una masa uniforme, de la cual procederían todas las cosas como una especie de explicitación y perfilamiento de ese caos indeterminado y primitivo, permitieron desarrollar una filosofía mecanicista racional, cuyas herramientas de trabajo se constituyeron en instrumentos de medición que enrumbaron a los científicos de la época a la representación experimental de prototipos bases de sus argumentos matemáticos; dentro de ese esquema operativa-racional se admitió que el principio y elemento de las cosas es lo indeterminado, que éste no es agua ni ningún otro de los llamados elementos, sino una naturaleza distinta, indeterminada de la cual surgen todos los cielos y los mundos que hay en ellos (En griego este principio se llamó ápeiron) (Marías, 1963).
En otro contexto, Pitágoras de la Isla de Samos, y sus seguidores adoptaron una actitud mental mística derivada del orfismo (idealismo), marcada por una decidida inclinación a la observación y experimentación; sostenían que el universo se componía de cuatro grandes elementos (tierra, fuego, aire y agua) y suponían que estos procedían de cuatro cualidades subyacentes: calor, frío, humedad y sequedad. Es de hacer notar que Pitágoras y sus sucesores, de acuerdo con lo planteado por Dekonski y otros (1966), llegaron a una concepción del mundo idealista, partiendo de la tesis de que todo puede ser medido y expresado en cifras, consideró el número como la esencia divina del universo. La unidad, dos, tres, siete y diez son, según ellos, fuerzas misteriosas y sobrenaturales que armonizan al mundo.
En línea general, se puede decir que los Pitagóricos reunieron y coordinaron todas las asociaciones que les fue posible comprobar entre números y la armonía de una parte, así como entre los fenómenos celestes y el conjunto universo de la otra, y si en algún lugar aparecía una laguna, hacían uso de una suave violencia para que todo fuera perfectamente de acuerdo con su teoría.
En esta escuela, las tendencias inductivas y deductivas no pueden establecerse como proceso cuyos límites marcan diferencias claras entre la manera de pensar racional deductiva y la manera de pensar racional inductiva, pues la línea divisoria se difumina y se entremezcla en la medida en que el científico echa manos de procedimientos directos hasta lograr operativizar el pensamiento en acciones concretas; de hecho sus estudios permitieron la ampliación de la geometría deductiva científica (Dampieri, 1997) y la estructuración de un orden lógico, dieron relieve a la idea abstracta del número en matemáticas práctica dando origen a la aritmética, pero esta manera de pensar en forma abstracta se entreteje con la concepción mística de la naturaleza dándole así al número una base filosófica del mundo real y el valor del elemento ordenador en diversas áreas del conocimiento, descubrieron el principio de la dualidad o el contraste (principio lógico matemático). Los métodos científicos planteados, hasta aquí, son primordialmente analíticos, con fuertes tendencias a plasmar y expresar los fenómenos estudiados en fórmulas matemáticas y en conceptos físicos.
Esta lucha de las concepciones materialistas e idealistas - racionalista se refleja en el sistema filosófico del genial Heráclito de Efeso (fin del siglo VI antes de Cristo), quien estableció los fundamentos de la concepción dialéctica del mundo. Para él, el elemento o realidad primordial era el fuego etéreo y todas las cosas se movían ordenadamente y estaban en constante flujo, según este filósofo, todo lo que existe se halla en movimiento y en formación, argumentos estos que se reflejan en algunos de sus enunciados “todo fluye”; “no nos bañamos dos veces en el mismo río”; “es necesario saber que la lucha es la justicia, que todo nace en la lucha según la ley imprescriptible de la necesidad”. Señala además, que la verdad sólo podría encontrarse reflexionando sobre los logos o razón universal, es decir que utilizaba la observación y el razonamiento, más no la experimentación u otros instrumentos de tipo medicional.
Otro aspecto que relata la historia del conocimiento tiene que ver con el tipo de filosofía crítica desarrollada por los filósofos de Elea, cuyo representante Parménides de Elea fascinado por las operaciones de la mente humana, llevó hasta el extremo el axioma griego de “lo que es inconcebible es imposible”, por más que los sentidos aseguren que se da de hecho; es decir si no existe nada (ø), no se puede concebir que salga algo de la nada; explica que las apariencias de cambio, diversidad y multiplicidad de tiempo y espacio no son más que percepción de los sentidos sobre el mundo externo. Sierra (1982) y Serrano (1992), utilizaron el pensamiento como herramienta de trabajo para llegar a la verdad, devaluando los sentidos como posibles guías hacia la búsqueda de la verdad en la consideración de que las percepciones sensoriales son irreales, es decir, ¡no son!.
Parménides es el primer filosofo que comprendió y formuló el principio de identidad o de no-contradicción, principio supremo de todo pensamiento (Maritaín, 1976 y García, 1995), cuyas ideas fueron compartidas por Sócrates, pues estimulaba que el único objeto digno de estudio era la mente, preconizaba su supremacía por la sencilla razón de que percibe las verdades, formas e ideales mientras que los objetos de los sentidos sólo tienden hacia ellos en un intento de aproximación; Aristóteles le reconoce a Sócrates, de acuerdo con los escritos de Dampierí (1950), dos aportaciones científicas: (a) las definiciones universales y (b) el razonamiento inductivo.
Epicuro, dentro del atomismo, contradice algunos de los elementos de los que hablan estos pensadores, consideraba que la única prueba de la realidad son las sensaciones, pues las ideas no son más que imágenes sin relieve, producidas mediante la repetición de las sensaciones almacenadas en la memoria y evocadas al conjunto de sus respectivos nombres (Dampierí, 1997).
En esta misma línea Zenón de Elea, demostró la incompatibilidad de la idea de una división ilimitada en unidades infinitesimales (planteada por la doctrina Pitagórica con la experiencia). En general la filosofía eleática desvirtúa el valor de la percepción sensorial en la búsqueda de la verdad y contribuyó a que los atomistas buscasen la realidad en cosas imperceptibles a los sentidos y a que explicasen como pura percepción, lo que más tarde se llamó cualidades secundarias o separables de los cuerpos. Todas estas experiencias estimularon a los físicos a buscar un elemento químico único e indujeron a los filósofos a separar la sustancia de las cualidades y accidentes.
Los atomistas, por su parte (Demócrito y Leucipo), constituyeron su teoría de los átomos junto con el principio de causalidad, atribuyeron realidad a la materia con preferencia a la mente. Demócrito contribuyó al progreso de todas las ramas del saber de su tiempo: escribió ensayos de astronomía (Las causas de fenómenos celestes); de física (Las causas de los fenómenos aéreos, las causas de fenómenos terrestres, etc) de biología, de matemática (sobre la tangencia del círculo y de la esfera, sobre las líneas y los cuerpos irracionales, etc.); de geografía, de arte. Estableció su doctrina filosófica sobre la base de conocimientos muy extensos; todo lo que existe se compone de partículas sólidas e invisibles (“átomos” en griego).
La diversidad de la forma de los átomos así como su disposición condicionan la variedad del universo; los seres vivos, entre los que está incluido el hombre con su “alma”, también se componen de átomos. Pero al lado de un número infinito de átomos, existe un vacío sin límites, la nada, que permite a los átomos estar animados de un movimiento continuo, principio de todos los movimientos y cambios del universo. Así, pues, la naturaleza entera y los sentimientos, sensaciones y pensamientos del hombre son también resultado de movimientos de átomos. De este modo, Demócrito desarrolló la doctrina materialista, consecuente pero como se forzaba por explicar el conjunto de los fenómenos por acciones mecánicas, su materialismo no era aún más que un materialismo mecanicista.
Platón, discípulo de Sócrates pretendía que el mundo terrestre es irreal; es únicamente el pálido reflejo, la sombra de un mundo real, el de las “ideas”, del que el hombre no puede adquirir más que un conocimiento aproximado. El mundo de las ideas no es material, en él no existen ni casas, ni mesas, ni cuerpos humanos, ni montañas, ni mares, ni cosa alguna concreta, sino únicamente “ideas”, esencias y materiales de todos los objetos materiales. Platón deducía sus ideas sobre la naturaleza a priori, condenó la experimentación como impía o como arte mecánico y ruin. Vera (1970), dice que este filósofo, despreciaba las tareas prácticas y en lugar de considerar la ciencia como un hacer, la considero como un pensar. Platón, estimaba las matemáticas por ser una ciencia deductiva y dentro de ella sometió a análisis lógicos ciertos conceptos mentales posiblemente producto de la observación, pero purificado por medio de la razón; de allí surgió la teoría de la forma inteligible, por las cuales las formas o ideas poseen la plenitud del ser y de la realidad de que carecen los individuos.
Aristóteles, apodado el Estagirita, fue uno de los fundadores del método inductivo y el primero en haber concebido la idea de organizar la investigación; uno de sus más preciados trabajos corresponden a la clasificación y sistematización de los conocimientos. En el campo de la biología y de la vida de los animales, son famosos sus estudios sobre las ballenas, los peces cartilaginosos y vertebrados, el desarrollo del pollito en su estado embrionario, la formación del corazón que estudió mediante la observación cuando el pollito aún estaba en el cascarón y muchos otros descubrimientos. Este filósofo consideraba que la labor inductiva no era más que un requisito preliminar a la verdadera ciencia, que debía ser de tipo deductivo con un propósito básico deducir por pura lógica las consecuencias que fluyen de las premisas obtenidas por el proceso inductivo.
También fue el creador de la lógica formal con su forma silogística y su aparato demostrativo, el hecho de que Aristóteles atribuyese mayor valor al razonamiento deductivo que al inductivo, se debió a las circunstancias de que el producto de la inteligencia griega que mayor éxito tuvo fue la geometría científica deductiva, ésta constituyó un paso decisivo y permanente en el progreso del conocimiento, comparte con la ciencia experimental moderna el más alto puesto entre los triunfos de la inteligencia humana.
De manera global, para Aristóteles, conocer es observar y clasificar sistemáticamente objetos distintos del sujeto que conoce; este científico fue un gran observador y experimentador, por eso señalaba que la ciencia “debe fundamentarse en la realidad”. García (1952) dice que este filósofo disecó con sus manos animales y dibujó lo que había visto con los ojos de la cara, con tan asombrada exactitud que, a pesar de carecer de nomenclaturas científica adecuada y, sobre todo, de instrumentos de precisión, se han podido reconstruir algunos diagramas que diseñó y comprobar su perfecta correspondencia con los hechos.
El advenimiento de la civilización helenística, una vez que las conquistas de Alejandro Magno de Macedonia destruyeron las barreras políticas que impedían los intercambios culturales entre dichos pueblos, permitió a Grecia implantarse sólidamente en Oriente. Los macedonios absorbieron el imperio persa y se extendieron hasta Libia, los Balcanes, Asia Central y la India. Esta extensión de la civilización helenística iba acompañada de modificaciones cualitativas; asimilaba la herencia cultural del Oriente. Ramas que en la civilización griega clásica habían sido secundarias adquiriendo una importancia capital; las técnicas, las ciencias exactas, las ciencias de la naturaleza, la medicina, la cirugía y la agronomía alcanzaron un nivel sin precedente. Por el contrario, las ciencias sociales, la filosofía, la literatura y parcialmente las artes dieron señales de decadencia, lo cual se explica por una disminución de la actividad social y política de las masas (Dekonsk y otros, 1966).
La construcción de ciudades en gran escala, el desarrollo del comercio marítimo y la envergadura de las guerras entre las grandes potencias marítimas y terrestres imponían los perfeccionamientos técnicos. La técnica helenística consiguió realizaciones sorprendentes, el cual era el resultado de las realizaciones científicas
Posteriormente, la civilización helénica generó nuevos conocimientos sobre la tierra, estimuló la curiosidad sobre las cosas naturales, generándose así una mentalidad más científica, lo que produjo un cambio en el método, y se comienzan a aislar ciertos problemas concretos y definidos, se delimitan y se abordan por separado.
Arquímedes es el autor de varios tratados: Del equilibrio, de la cuadratura de la parábola, de los cuerpos flotantes, Catóptrica (teoría de los espejos) y otros, en los que plantea y desarrolla los principios fundamentales de la mecánica, particularmente la teoría de la palanca. Atribuyéndosele, este audaz enunciado “dame un punto de apoyo y levantaré el mundo”. Elaboró también la teoría de la reflexión de los rayos térmicos por los espejos planos y esféricos, combinó la observación con los métodos deductivos aprendidos en geometría; fue el primero en combinar las matemáticas con la investigación experimental, abordar problemas definidos concretos y limitados y proponer hipótesis con el único objeto de deducir primero sus consecuencias lógicas y comprobarlas después con la observación y experimentación.
En Arquímedes se origina la idea de las densidades relativas de los cuerpos y el principio conocido con este nombre, según el cual el peso de un cuerpo flotando en un liquido es igual al peso del liquido que desaloja, y el peso del cuerpo inmerso disminuye en la misma proporción. Su interés básico se focalizaba en la geometría pura y según su propio juicio, su mayor éxito lo constituyó el descubrimiento de la relación entre el volumen de un cilindro y el de la esfera inscrita en él. Dampierí (1997) señala que “Arquímedes fue el que poseyó el más alto grado el verdadero espíritu científico”(p.134).
No menos maravillosos fueron los progresos de la astronomía. Erastóstenes se dedicó a medir las dimensiones del globo terrestre, utilizando para dicho fin el método empleado actualmente: la triangulación. Aristarco de Samos, determinó con bastante exactitud las magnitudes relativas del sol y la luna, pero lo más interesante fueron los trabajos en los cuales dejó entender que todos los movimientos de la esfera celeste resultan comprensibles si se admite que el sol se encuentra en el centro de un sistema planetario y que los planetas giran a su alrededor.
Hacia finales del siglo IV ó principios del III a.c., dos científicos dieron lustre a la escuela de Alejandría: el geómetra Euclides quien creó las bases de la geometría plana y el anatomista y medico Herófilo; los hombres de Alejandría. Siguiendo a Arquímedes, emprendieron investigaciones limitadas y especializadas con las cuales lograron adelantos científicos más definidos; resalta para esa época la creación del famoso museo que funcionaba como instituto de investigación, al mismo tiempo que era escuela de literatura, matemática, astronomía y medicina.
Euclides, apodado el Alejandrino, partiendo de unos pocos axiomas considerados como propiedades autoevidentes del espacio fue deduciendo por razonamiento lógico una serie de proposiciones de manera tan definitiva que se impuso como único método aceptable y aceptado hasta hace pocos años.
Los elementos de Euclides (geometría) constituyen una producción científica, base del moderno pensamiento matemático. La precisión de los enunciados, el mecanismo de las demostraciones, la concatenación de los teoremas y el reducir al mínimo los fundamentos de las deducciones convirtieron los elementos en un todo orgánico, donde la geometría aparece como ciencia autónoma, independiente de la aritmética, y ésta toma de aquella los recursos que necesita para la demostración y la nomenclatura adecuada a los entes de razón que trata.
Zenthen, quien estudió a fondo las matemáticas antiguas, llamó “Sistema Sintético” al conjunto de proposiciones euclideas cuya trabazón lógica permite pasar de lo desconocido a lo conocido y de lo particular a lo general, refería que el geómetra Alejandrino ordenaba sus proposiciones de tal modo, que la base y los materiales de cada una están dados por los que le preceden y no introduce ningún ente en un razonamiento sin antes haber demostrado su existencia por medio de la construcción.
Este método exige ciertas afirmaciones previas cuya exactitud se considera como evidentes, y ciertas construcciones, también previas, cuya ejecución se supone conocida; es decir, las definiciones, los postulados y los axiomas, a partir de este razonamiento impecable de rigor lógico, Euclides codificó dialécticamente la geometría dándole su armazón definitivo (Vera, 1958; Bernal, 1964).
Herófilo se destacó como anatomista humano, y presentó excelente descripción del cerebro, nervio, ojos, hígados, arterias y venas y otros órganos internos, sosteniendo a diferencia de Aristóteles, que el cerebro era la sede de la inteligencia en lugar del corazón.
Erasistrato, practicó disecciones en el cuerpo humano y experimentó con animales dado su especial interés por la fisiología, aportó nuevas adquisiciones al conocimiento del cerebro, nervios y sistema circulatorio, afirmando que en el cuerpo y en el cerebro había vasos especiales para la sangre y el espíritu.
Erastóstenes (III a.c.), Apolonio de Perga (II a.c.) y Claudio Ptolomeo (año 127 y 151 p.c.) se destacaron por las siguientes investigaciones: el primero, como gran geógrafo y físico, sostuvo que la tierra era esferoidal y calculó su circunferencia midiendo por separado las latitudes y distancias de Sienes y Mereos, dos ciudades comprendidas casi bajo el mismo meridiano.
El segundo, impulsó las matemáticas de Alejandría, recogió los conocimientos sobre secciones cónicas y demostró que todas estas figuras podían considerarse como secciones de un mismo cono. Introdujo los términos de parábolas, elipse e hipérbole, tratando a las dos ramas de esta última como una sola curva, así puso de manifiesto la analogía, entre las tres clases de sección. Claudio Ptolomeo, elaboró una enciclopedia astronómica que se basó en la obra de Hiparco; mejoró y amplio la ciencia de la trigonometría con el propósito de fundamentar su obra “Sobre las estructuras incontrovertibles de la Aritmética y de la geometría”. Estableció la geografía sobre las bases sólidas, al insistir en que la correcta observación de la latitud y la longitud debe preceder a cualquier intento serio en la medición de tierras y en el trazado de mapas.
Los orígenes de la alquimia, en la que las cualidades de la materia fueron consideradas por los Alejandrinos como lo real, dio origen a actividades prácticas e intelectuales dentro de esa escuela, restándole importancia a la materia en sí misma.
En la cultura Romana, las características de la producción intelectual se inclinaron hacia la estrategia, la administración, la jurisprudencia y las artes, el interés por las ciencias fue, desde el punto de vista práctico, aplicado a la medicina, la agricultura y la ingeniería. Gayo (100-44 a.c.) estableció, con el asesoramiento técnico de Sosígenes, el calendario que asigna al año un valor de 365 días. Bajo el signo de Augusto (año 14), se fundó la primera escuela oficial de medicina griega; Selso escribió un tratado sobre medicina y cirugía. La medicina sigue una línea entre la escuela empírica y la metodología de la antigüedad, sin desechar la teoría ni la observación; Galeno, practicó la disección en animales y cuerpos humanos; hizo experimentos en animales vivos, examinó el funcionamiento del corazón e hizo una investigación sobre la espina dorsal.
Entre los siglos III y IX, como resultado de la existencia de un amplio mercado limitado a los artículos de lujo, mejoraron las técnicas manufactureras, especialmente la de los tejidos, la alfarería y la metalurgia. El telar de lanzadera, la maquinaria de riego y probablemente muchos de los inventos claves de la mecánica y la navegación que transformarían Europa durante la Edad Media, nacieron en el Oriente en esta época.
Las condiciones de la producción feudal redujeron al mínimo la demanda de una ciencia útil; ésta no volvería a crecer hasta que a finales de la Edad Media, el comercio y la navegación crearan nuevas necesidades. El esfuerzo intelectual se aplicó en otras direcciones y especialmente se puso al servicio de una nueva civilización: los credos religiosos organizados, cuyo advenimiento como fuerza política y social dominante, fue un proceso que en absoluto estuvo limitado al cristianismo.
Entre los siglos III y VII se encuentra el nacimiento del poder y la influencia del cristianismo, del islamismo y del budismo. La principal característica de las nuevas religiones organizadas es la coherencia social de la iglesia y el credo que define e impone. El triunfo del cristianismo significó, que a partir del siglo IV en Occidente y hasta el advenimiento del islamismo en Oriente toda la vida intelectual, incluida la ciencia, se expresó en términos del dogma Cristiano y, de modo creciente a medida que transcurría el tiempo quedo confinado al clero (Bernal, 1964).
En el siglo V San Agustín (354-430), empezó a elaborar un compromiso entre la fe y la filosofía que produjo una especie de compuesto entre la tradición escrituraria y platonismo, con fuerte tendencia de predestinación derivado de su experiencia maniquea. Las filosofías en que se basaba la Teología, eran fácilmente asimilables para una religión del más allá, mientras que en cambio no lo eran las ciencias, basadas en la observación y la experimentación. En primer lugar, las ciencias eran completamente innecesarias para la salvación y en un segundo lugar, por su mera dependencia de los sentidos estaban por debajo del valor de la revelación. En esta disputa religiosa la ciencia era la víctima, y su supervivencia se debe al éxito donde fracasaba la fe, en reflejar el mundo real.
Durante los 500 años que siguieron al colapso de Roma, el centro de la ciencia se trasladó al este del Eufrates. Los siglos V, VI, y VII fueron un período de gran progreso cultural no solamente en Persia y Siria sino también en la India, especialmente de la matemática y la astronomía relacionado con los nombres de los dos Aryabhatas y de Virahamihira en el siglo V, y con Brahmagupta en el siglo VII. En esta época tuvo lugar un nuevo progreso decisivo; el perfeccionamiento del sistema numérico con notación posicional, y la introducción del cero, o sea, los llamados numerales árabes modernos, que convirtieron el cálculo en algo susceptible de ser enseñado a los niños.
Los siglos VI y VII, fueron períodos de desarrollo de una civilización mundial en la que el legado griego engendró nueva belleza y nuevas corrientes de pensamiento. Así ocurrió en el superviviente Imperio Romano Oriental de Constantinopla. Allí con emperadores como Justiniano (482-563), revivieron intensamente las artes y las técnicas, pero aunque la tradición de la filosofía y la ciencia griega se conservó en la cultura bizantina, le faltó fuerza para desarrollarse; esto fue debido en parte al oscurantismo clerical, en atención al cual, Justiniano había clausurado las escuelas de Atenas.
En el siglo VIII, los islámicos habían extendido sus conquistas al Asia Central y España. L os dominios romanos en Africa y Asía, con la excepción de Asía Menor cayeron en sus manos, al igual que todo el Imperio Persa que llegaba hasta Asía Central y la India. Bernal (1964) reseña que “por primera vez en mucho tiempo, estos territorios tuvieron una cultura, una religión y un lenguaje literario común y que la religión y el peregrinaje garantizaron el libre paso desde Marruecos hasta China a los estudiosos y Poetas”(p.224), señala además que, efecto inmediato de lo anterior fue un gran impulso para la ciencia y la cultura.
El Islam se convirtió en el punto nodal del saber Asiático y europeo. Consecuencia de ello fue la entrada en el acervo común de nuevas series de inventos casi desconocidos e inaccesibles para la tecnología griega y romana. Entre ellos se incluían manufacturas como acero, la seda, el papel y la porcelana. Los científicos de Islam aceptaron y codificaron en general el modelo clásico de las ciencias, aunque los individuos podían especializarse la ciencia integraba una unidad que la filosofía aglutinaba y que comprendía las dos disciplinas gemelas de la astronomía y la medicina, unidas por una astrología más o menos admitida que enlazaba el gran mundo exterior de los cielos, el macrocosmo y el pequeño mundo interior del hombre microcosmos.
Durante el período de máximo florecimiento de la ciencia islámica, en los siglos IX, X y XI, la unidad de la ciencia estuvo garantizada por la tradición del enciclopedismo, que empujaba a todos los grandes autores islámicos y algunos de los menores a elaborar tratados como el compendio de Astronomía de Al-Fargani entre otros. Los árabes no sólo fueron capaces de hacer uso de la tradición astronómica y matemática Mesopotámica, que había continuado ininterrumpidamente desde los tiempos babilónicos, sino que utilizaron conscientemente el antiguo saber de la India, mejoraron sus escuelas de medicinas con el estudio de las traducciones de Galeno; también realizaron una labor nueva como impresionante en la química primitiva que era la base de la alquimia.
Los alquimistas árabes obtuvieron sus conocimientos iniciales de dos fuentes: de la escuela persa y de los escritos de los griegos Alejandrinos. Los pueblos de habla árabe estudiaron la alquimia durante setecientos años; sus centros principales de investigaciones estuvieron, primero en Irak y después en España. Estos hombres transformaron la alquimia en química, de la que se derivo la química europea de la alta Edad Media, principalmente a través de los moros Españoles. En la historia de la química reviste importancia la idea de que los principios del azufre o fuego y del mercurio o liquido constituían los elementos primarios de las cosas, este principio se mantuvo como una alternativa de la teoría de los cuatros elementos, de Empédodes y Aristóteles hasta la publicación de Sceptical Chymist de Robert Boyle en 1661.
En la persona de Bubakar o Razes trabajaron en un tratado sobre el sarampión y la viruela. Iban Al-Haitham (965-1020), realizó su obra principal en el campo de la óptica, imprimió un gran avance al método experimental, empleó espejos esféricos y parabólicos; y estudio la aberración esférica, el poder de aumento de las lentes y la refracción atmosférica. Aumentó los conocimientos sobre el ojo y sobre el proceso visual y solucionó ciertos problemas de la óptica geométrica en su competencia en la matemática.
En el transcurso de la Edad Media, se mantuvo la división de asignaturas académicas en un trivium elemental, que comprendía la gramática, retórica y dialéctica y se dirigían a enseñar al alumno a hablar y escribir correctamente el latín, a continuación venia el quadrivium, más avanzado, que abarca la música, aritmética, geometría y astronomía; luego cuando aumentó el interés por la filosofía, se incorporó la dialéctica lógica como una segunda parte de esos estudios. Es importante destacar que el estudio fundamental no era solamente de carácter secular, sino también, científico.
La antigua controversia entre Platón y Aristóteles sobre la naturaleza de las “formas inteligibles” o “universales” pasó a los escritos de Porfirio y a los comentarios de Boecio y a través de ellos penetró en el pensamiento medieval en forma de problema de clasificación. Es consecuencia, la controversia de los filósofos sobre los conceptos, que el idealismo de los platónicos les indujera a calificar de reales unos conceptos que de hecho no correspondían a la realidad del mundo sensible. Orientados hacia una investigación dialéctica de la inteligencia, se sentían poco inclinados hacia el empirismo, asimismo, a una concepción experimental de la ciencia ( Madelaine, 1975).
En el siglo XIII, (Baja Edad Media) se recuperaron los textos griegos, en especial los de Aristóteles; el mundo occidental empezó a examinar críticamente la filosofía griega y surgió un nuevo método experimental, el de la ciencia moderna (Damperi, 1950), que encontró su propio método fundado en la observación y experimentación, ilustrado por el análisis matemático en cuestiones en que se podía aplicar.
Mas adelante, resalta Tomas de Aquino que, entre otras cosas, construyó su esquema sobre la lógica y la ciencia de Aristóteles que se basaba en el silogismo y que él pretendía deducir pruebas rigurosas de ciertas premisas aceptadas, sin embargo, la idea de que los conocimientos emanaban de ciertos axiomas intuitivos en el orden natural, o de la autoridad de la iglesia católica hizo al procedimiento el menos apropiado para orientar a los hombres hacia la investigación experimental de la naturaleza; se puede decir que el absoluto racionalismo de su sistema fue el que formó el clima intelectual en el que nació la ciencia moderna.
El racionalismo filosófico de los escolásticos, según plantea Dampieri (1950), fue al mismo tiempo producto y elemento integrador de un esquema de pensamiento general organizado, que suministró a la ciencia la creencia prefabricada de que cada elemento o episodio concreto puede conectarse con sus antecedentes de una manera perfectamente definida como un caso particular de los principios generales.
Bacon (1210, d.c.) tuvo la visión clara de que sólo el método experimental puede garantizar la certeza en materias científicas; proclamó ante el mundo que la única forma de comprobar sus afirmaciones era sometiéndolas a la observación y experimentación; la importancia del citado investigador, está en sus trabajos donde destaca las Matemáticas como ejercicio formativo y como base para otras ciencias, propuso una teoría del arco iris como ejemplo del razonamiento inductivo, insistió que la ciencia experimental supera a las ciencias construidas sobre pura especulación, ya que ambas, por muy bien razonadas que las presenten no aportan certeza hasta que la experimentación comprueba sus conclusiones; señaló, que sólo la ciencia experimental es capaz de averiguar lo que puede operar la naturaleza, el arte y el fraude, de allí que esbozó con claridad la idea de que la comprensión de la naturaleza era solamente un medio para dominarla en beneficio del hombre. El pensamiento de Roger Bacon, se fortalece con Guillermo de Occan, quien sostuvo que ninguna proposición teológica podía demostrarse por razón; y además, puso de manifiesto el carácter irracional de muchas enseñanzas de la iglesia.
El principio sobre la doble filiación de la verdad dogmática que se acepta por fé, y la verdad filosófica, que se analiza por la razón hizo resurgir el nominalismo, o sea, la creencia en que no hay más realidad que las cosas individuales, que las ideas universales pertenecen al mundo de puros nombres o conceptos mentales. Con el resurgimiento del Nomalismo se fijó más atención a los objetos de percepción inmediata, a los sentidos, se despertó el espíritu de desconfianza contra las abstracciones y se fomentó con el tiempo la observación directa, la experimentación y la investigación inductiva, en línea general se puede concluir que la obra de Occan, marcó el fin del procedimiento del escolasticismo medieval, a partir de entonces, la filosofía pudo dedicarse mas libremente a su obra de investigación, sin considerarse en el deber de llegar a conclusiones prefabricadas por la Teología.
Nicolás de Cusa (1401-1464) demostró con la balanza, que las plantas al crecer toman parte de peso del aire; propuso una reforma del calendario, se anticipo a Copérnico rechazando el sistema geocéntrico tolemarco y defendiendo la teoría de la rotación de la tierra.
De manera general, se puede observar que los representantes del escolasticismo adoptaron la actitud de intérpretes, sin embargo, su intelectualismo racional mantuvo vivo e intensificó el espíritu del análisis lógico, es así como los hombres del renacimiento comenzaron a aprovechar las lecciones que les había enseñado el método escolástico, empezaron a observar bajo la ciencia que la naturaleza es coherente e inteligible, formularon por vía de la inducción sus hipótesis para explicar sus observaciones, dedujeron por razonamiento lógico ciertas consecuencias, que luego comprobaban experimentalmente.
La entrada a la época del Renacimiento o movimiento humanístico del siglo XVI, que se inició en Italia y que se extendió por Francia y el norte de Europa, se caracteriza por el espíritu de libre investigación y el impulso hacia el estudio de todo género de materia (ciencia, arte y política). En su aspecto intelectual fue obra de una pequeña y consciente minoría de sabios y artistas que se opusieron al modelo de vida medieval, en el cual se destacó Petrarca (1304-1374), quien fue el primero en proponer la recuperación del pensamiento clásico con su imperativo de libertad de la razón.
En este periodo, lo auténticamente nuevo fue el respeto concedido a las artes prácticas del hilado, el tejido, la alfarería, las artes, la minería y la metalurgia. También hubo otro hecho importante que merece la pena acotar, como fue la elevación del estatuto social de los artesanos, lo cual, hizo posible renovar el vínculo entre sus tradiciones y la de los sabios. Ambos tenían algo que aportar, el artesano podía añadir a las viejas técnicas de la antigüedad clásica los artificios aparecidos durante la edad media. El sabio podía aportar la concepción del mundo, las ideas y sobre todo los métodos lógicos de argumentación derivados de los griegos a través de la filosofía árabe y escolástica.
Los humanistas, entre los cuales se destacan Johann Muller (1436-1476), prepararon el camino al futuro resurgimiento de la ciencia; este filósofo fue el primero que combinó la ciencia con el humanismo y fundó un observatorio en Nurnberg, donde construyó un reloj de pesas y varios instrumentos astronómicos.
En el período, 1450-1690 que presenció el desarrollo del capitalismo como principal método de producción, fue también testigo de la experimentación y el cálculo como nuevo método de las ciencias naturales. La transformación de acuerdo con Bernal (1964, p.283), fue muy complicada; los cambios en las técnicas impulsaban a las ciencias, y éstas a su vez, conducían a nuevos y más rápidos cambios técnicos. Esta revolución general, técnica, económica y científica, es un fenómeno social único; el profesor Butterfield, (citado por Berna), refería que la llamada revolución científica difumina todo lo ocurrido desde el nacimiento del cristianismo y reduce el Renacimiento y la Reforma al nivel de nuevos episodios, de nuevos desplazamientos internos dentro de la cristiandad medieval, difícilmente existe otro campo en que podamos ver tan claramente las transformaciones concretas subyacentes a una determinada transición histórica, a un capitulo especifico del progreso intelectual.
El Renacimiento contempló el triunfo del movimiento del realismo en el arte, el cual introdujo para las figuras humanas centrales. Todo esto exigía una observación más detallada de la naturaleza, montañas, rocas, árboles, flores, bestias y pájaros y ponía así la base de una geología y una historia natural no basadas ya en los libros y la lógica, exigía una anatomía del hombre para encontrar el mecanismo subyacente del gesto y la expresión. Alberti exhortaba a los pintores a considerar primero los huesos, luego la carne que los cubría y sólo después, los trajes con que la figura iba vestida.
Leonardo Da Vinci (1452) fue mucho más lejos en la práctica y en sus preceptos. De la representación de la figura estática pasó a la figura en movimiento y, de ahí, a la fisiología y a la dinámica. Este genio de la época abrió las perspectivas del verdadero método científico de la investigación basado en la observación de la naturaleza y experimentación, supo comprender e intuir los verdaderos métodos de investigación que había de emplear en cada rama del saber. Abordó la ciencia por su lado práctico para responder a la exigencia de sus múltiples profesiones; razonó con una mentalidad abierta y consideró de poca ayuda la opinión de Aristóteles a la hora de sacar una pintura de un boceto, de trazar un sistema de riego o de tomar una ciudad fortificada; para lo cual afirmó que la observación era lo más importante para resolver estos problemas, según el real estado de las cosas y que la consulta a los tratados de los pensadores griegos no aportaba solución.
Este pensamiento no era compatible con la síntesis racional del escolasticismo, a causa de ello, hubo que sustituir el sistema deductivo de Aristóteles y de Tomas de Aquino por la inducción basada en el estudio de la naturaleza de Roger Bacon, Guillermo de Occan, Nicolás de Cursa y para la cual se hacia imprescindible la Matemática, la Astronomía, la Geometría e incluso lo propagado por los anatomistas italianos.
Da Vinci, aseguraba que las Matemáticas, la Geometría, la Aritmética pueden llegar a certeza absoluta dentro de su propio ámbito, pues manejan conceptos mentales ideales de valor universal, según él, la verdadera ciencia se basa en la observación y la aplicación a ella del razonamiento matemático lograría mayor grado de certeza. La ausencia de experimentación en la ciencia es vana y está plagada de errores, pero la práctica sin la luz de la ciencia es navegar sin timón y brújula.
Da Vinci previó el principio de la inercia y aprovechó este conocimiento para demostrar la ley de la palanca por el método de las velocidades virtuales, principio del que ya se había dado cuenta Aristóteles y que utilizaron más tarde Ubaldí y Galileo. Además, resucitó las ideas de Arquímedes sobre la presión de fluido y demostró que los líquidos mantienen el mismo nivel en vasos comunicantes. Bernal (1964), expresó que sus libros de notas muestran cuán agudamente había estudiado las operaciones de los metalúrgicos e ingenieros y cómo se convirtió en el primer gran maestro de la mecánica y la hidráulica. Su gran tentativa condenada al fracaso consistió en construir un pájaro mecánico, pieza maestra de la investigación en la ingeniería, que combinaba la observación de los pájaros en la confección de modelos, cálculos y pruebas a grandes escalas. Los trabajos de Leonardo Da Vinci impusieron sin embargo, en el mundo oculto, la idea de que el funcionamiento de la naturaleza podía explicarse mecánicamente.
El tiempo de la reforma fue iniciada por Copérnico (1473-1543), quien produjo el primer gran cambio del enfoque científico. Postuló un sistema de esfera que giraba alrededor del sol y no de la tierra como se creía en esa época, introdujo la rotación de ésta, mostrando en detalles cómo podía influir en las observaciones astronómicas, realizó por sí mismo, gran cantidad de observaciones, recalculó las órbitas de la luna y el sol y fundamentó los movimientos de rotación y traslación del planeta. Sus teorías se presentaban como propuestas capaces de abrir nuevos caminos a la indagación; revolucionó todo el pensar de su época, y replanteó infinidad de problemas científicos y filosóficos ya existentes.
La historia natural, la medicina y la química, reanudaron sus estudios en el siglo XVI y los hombres de esta era, empezaron nuevamente a observar, pensar y experimentar por sí mismo; la química propulsada por los Alejandrinos y los Arabes siglos antes, se alió en el siglo XVI con la medicina, dando lugar a los iatroquímicos (médicos estudiosos de la química). Von Hohenheim comenzó a aplicar a los problemas médicos, los resultados de sus propias observaciones y experiencias, considerando que los ojos y las manos de los médicos son los que informan a la mente humana sobre la naturaleza de las cosas.
Paraselso descubrió una sustancia obtenida del extracto de Vitriolo, a la cual llamó azufre, que tenía características anestésicas. Van Helmont, comprobó la existencia de diferentes clases aeriformes e inventó el nombre del gas, derivado del caos, calificativo que utilizó Von Hohenheiem para designar el aire. Santorios modifico el termómetro de Galileo para poder medir la temperatura del cuerpo, inventó un aparato para comparar el ritmo de las pulsaciones, demostró la perdida y ganancia del cuerpo humano. Vesalíus, tomando como base los estados de Galeno, hizo sus propias comprobaciones sobre anatomía con disecciones, sobre todo con relación a huesos, venas, cerebro y órganos abdominales.

Harvey (1578-1657) retomó los estudios de Aristóteles sobre el desarrollo del pollito en el huevo y las pulsaciones de su corazón vivo; después de muchos años de observación publicó un libro sobre el corazón. Sus estudios sobre la circulación de la sangre y el corazón fue el resultado de la fuerza de inducción de su pensamiento basadas en múltiples observaciones directas, mediante la disección anatómica practicada en sus seres vivos, la acción de observar y experimentar echó los fundamentos sólidos de la medicina y la cirugía moderna, sus estudios sobre la mecánica fisiológica replantea las propuestas de Leonardo Da Vinci.
Malpighi (1661), estudiando la estructura de los pulmones, descubrió que las divisiones de la tráquea terminan en conductos dilatados de aire y redes de arterias y venas; asimismo, estudió las glándulas y otros órganos del cuerpo, aclaró la mecánica de la respiración, cimentó la embriología moderna.
Francisco Bacon (1561-1626) trazó un curso para asegurar el progreso en el dominio cada vez mayor de la fuerza de la naturaleza con el nuevo método experimental; en él proponía recoger los hechos que pudieran hallarse a mano, hacer todas las observaciones posibles, realizar todos los experimentos practicables, luego coleccionar y clasificar los resultados conforme a ciertas reglas que él mismo formuló. Este autor, consideró necesario evitar toda anticipación a la naturaleza, es decir, no prejuzgar de ningún modo los resultados de la experiencia.
Su mayor aporte fue el análisis que hizo sobre la filosofía de la ciencia inductiva. Señaló el cambio que había de seguir el mundo del pensamiento filosófico para ampliar y depurar el conocimiento de la naturaleza, pero afirmaba que la mejor demostración de todo es la experiencia, siempre que descanse en el experimento mismo y no vaya mas allá; pues su aplicación a otros hechos que parecen semejantes, conduce al error, a no ser que se haga con arreglo al debido método; consideró que el método seguido hasta esa época para hacer experimentos era ciego y sin sentido y los hombres científicos divagaban dejándose guiar por las circunstancias rodeado de multitudes de hechos sin sacar de los mismos el mejor partido, con experimentos a la ligera y como por juego sin introducir variaciones en lo ya realizado desechándolos al no obtener el éxito.
En línea general, se puede decir que Bacon de Verulam, a través de su obra Novum Organum (1620), sienta las bases del razonamiento inductivo y del método experimental. Establece la observación y experimentación como base del conocimiento y la inducción como único método científico para el estudio de las leyes o regularidades universales.
John Klepler (1571-1630), con su obra el proceso de inducción y comprobación de tres proposiciones o leyes que rigen el movimiento planetario, sentó las bases de la astronomía de Newton, basó el conocimiento en los caracteres o relaciones cuantitativas, por ello la cantidad o el número debía ser el fundamento de todas las cosas y la primera y más importante de todas las demás categorías.
Galileo Galilei (1564-1642) aprendió que los tiempos modernos exigían gran concentración y elaboró sus problemas cuidadosamente delimitados, completos y metódicos, a diferencia de Leonardo Da Vinci, compiló y público sus investigaciones entregándolas para siempre al conocimiento del público. Sometió a la comprobación práctica del telescopio la astronomía copérnica; combinó los métodos experimentales e inductivos de Gilbert con la deducción matemática, descubriendo y estableciendo el verdadero procedimiento de la ciencia física. Inventó el primer termómetro que posteriormente Sanctorius, modificó adaptándolo para medir la temperatura del cuerpo humano.
La obra principal y original de Galileo fue la fundación de la dinámica científica (mecánica); se puso a investigar como caen las cosas, a que regla matemática obedece. Galileo se formuló una pregunta, luego hipotetizó, esta suposición envolvía una contradicción y entonces intento otra; el lograr una hipótesis que no implicaba dificultad entonces dedujo sus consecuencias y las contrastó con los resultados experimentales.
Experimentando con planos inclinados halló que los resultados de sus mediciones coincidían con los que había calculado sobre la hipótesis y dedujo la consecuencia matemática.
Galileo buscó las relaciones matemáticas entre los fenómenos para entender las leyes inmutables por las que se rige la naturaleza en su actividad; creó una nueva ciencia organizando racionalmente el caos de fenómenos observado y de ideas vagas; fue el principal responsable de introducir los métodos experimentales y matemáticos en todo el campo de la física; su método suponía la medición, y afirmó que la ciencia comenzaba con la observación, por eso se concentró en la descripción de lo que se observaba, y demostró como llegar a teorías generales por el análisis de la experiencia, variando las condiciones de causas aisladas y verificando o refutando las teorías por experimentos. Insistió, en la necesidad de hacer medidas sistemáticas, exactas, de forma que se pudieran describir las regularidades de los fenómenos cuantitativamente y pudieran ser expresados matemáticamente. Proceso que es llamado por Bernal (1964), demostración práctica.
Galileo combinó su estricto método experimental con expresión de las regularidades observadas en términos de una abstracción matemática de conceptos de los que podía deducirse la observación. La abstracción hipotética puede ser puesta a prueba cuantitativamente a partir de sus consecuencias, o sea de la mecánica de razonamiento. Esto dio origen al método hipotético de abstracción matemática que le permitió establecer firmemente la técnica de investigar un fenómeno por medio de experimento específicamente diseñado, y susceptible de demostración práctica.
Crombie (1974) reporta que Galileo, utilizando el método de abstracción a partir de la experiencia inmediata y directa y relacionando los fenómenos observados por medio de relaciones matemáticas, llegó a experimentar sobre lo que no podía haber pensado en términos antiguos (empirismo del sentido común). Galileo al describir su método planteó cinco elementos básicos, a saber: (a) reducción del problema a sus propiedades esenciales; (b) resolución de las relaciones de las matemáticas esenciales en un efecto dado; (c) construcción de una suposición hipotética; (d) composición en la que deducía las consecuencias que debían seguirse; (e) resolución o análisis experimental de los ejemplos de los efectos para poner a prueba la hipótesis comparando sus consecuencias deducidas mediante la observación.
Descartes (1596-1650), quien tenía afición al saber por su utilidad práctica, veía en ésta la mejor prueba de la veracidad de su propia filosofía y su mayor mérito en su utilidad, sometió al mecanismo todo el dominio de los seres vivos, incluido el cuerpo del hombre. Argüia, que el mecanicismo conduce a saber cómo funcionan los organismos, lo que permite actuar con provecho sobre ellos o fabricar equivalentes, el conocimiento de la causa final indica sólo el porqué del mecanismo, que a menudo es evidente y no conlleva a ninguna actividad útil sobre la realidad.
Refiere Wilson (1976), que Descartes profetizando la edad de la ciencia aplicada y del industrialismo, expresaba lo siguiente:
En cuanto hube adquirido algunas nociones generales de física, y al comenzar a probarlas en diversos problemas particulares, he visto a dónde pueden conducir y cuánto difieren de los principios que se usaban hasta el presente y creí que no podía tenerlos ocultos sin pecar gravemente contra la ley que nos obliga a procurar, en la medida de nuestra fuerzas, el bien general de todos los hombres. Pues me han hecho ver que es posible llegar a conocimientos que sean muy útiles en la vida, y que en lugar de esa filosofía especulativa que se enseña en las escuelas, se puede encontrar una práctica por medio de la cual, conociendo la fuerza y las acciones del fuego, del agua, del aire, de los astros, de los cielos y de todos los demás cuerpos que nos rodean tan distintamente como conocemos los diversos oficios de nuestros artesanos, podríamos emplearlos, del mismo modo, en todas las ocupaciones que les son propias, haciéndonos así señores y dueños de la naturaleza. ( p. 54-55)

Es importante acotar que Descartes, contemporáneo con Galileo, echó los cimientos de la filosofía crítica moderna e inventó nuevos procedimientos matemáticos útiles a la ciencia física, intentó construir una filosofía basada en la consecuencia y experiencia humana, que abarcaba desde la aprensión mental directa de Dios hasta la observación y experimentación del mundo físico. Además de ser el primer maestro del nuevo método hipotético, el cual define como una “teoría avanzada y provisional antes del conocimiento de la realidad, que permite una compleja verificación” (Delgado y otros, 1985, p. 42). También se le acuña a este filósofo, entre sus aportes, sentar las bases de la geometría analítica y forjar junto con Galileo y Kepler una nueva visión de la naturaleza de las matemáticas y del mundo mecanicista “principia”.
En otro contexto Isaac Barrow (1630-1677), puso de relieve las implicaciones de la física matemática de Galileo, señalaba que la ciencia tenía por objeto estudiar el mundo sensible, especialmente en su aspecto de continuidad cuantitativa y, que la matemática era el arte de medir y contar, que por eso la física, en cuanto a ciencia era totalmente matemática. También indicó, que el tiempo y el espacio son absolutos, infinitos y eternos, en virtud de la omnipresencia y eternidad de Dios; decía, que el espacio se extiende sin límites de una manera continuada y que el tiempo fluye eternamente de forma igual e independiente de los movimientos sensibles.
Barrow formuló con claridad y por primera vez, las ideas de tiempo y espacio absoluto, éste presentó el tiempo y el espacio como independientes de la percepción y del conocimiento humano, como puntualiza el Profesor Burtt (citado por Dampier, 1997), “el mundo de la naturaleza dejó de ser el reino de la sustancia, con sus relaciones cualitativas y teológicas, para convertirse definitivamente en un complejo de cuerpos que se mueven mecánicamente en el espacio y tiempo” (p.167).
En el año 1670, Burtt quien fue maestro de Newton, produjo su obra maestra: las Lecciones Geométricas, en las cuales se pusieron realmente, pero en forma geométrica, los fundamentos del cálculo diferencial e integral. En este siglo nacieron las primeras sociedades de investigación, como las academias destinadas a agrupar a los intelectuales para discutir los nuevos temas y fomentar su progreso. La primera de estas sociedades apareció en Nápoles en 1560, bajo el nombre de Accademia Secretarum Naturae. De 1603 a 1630, funcionó en Roma la primera Accademia Dei Linceí. En Inglaterra empezó a reunirse en el año 1645 una sociedad en el Greshan College, bajo el título de Philosophical or Invisible College, el cual en el año 1648, la mayoría de sus miembros tuvieron que trasladarse a Oxford a causa de la Guerra Civil.
En el año 1662, Carlos II le otorgó carta formal de fundación incorporándola a la Royal Society; éstas sociedades, no mostraron dependencia de los grupos que controlaban el comercio y tampoco constituyeron, como sucedería siglos después, una verdadera institucionalización del conocimiento, es decir, también su grado de socialización como era su misión fue insuficiente.
Sin embargo, refiere Bernald (1964), el paso de este nivel al del conocimiento más socializado y sistemático aparece situado en una misma línea de desarrollo, como lo advertía en el siglo XVI Robert Boyle, el mismo de las leyes de los gases y sobre el vacío, al expresar lo siguiente:
No sólo se puede hacer progresar a la filosofía experimental observando los oficios, sino también estos mismos oficios pueden progresar bastante, de modo que la feliz influencia que aquellos pueden tener sobre éstos no es uno de los modos menos importantes en que el naturalista puede ser útil para promover el imperio del hombre. ( p. 352)

A partir del siglo XVI, caben destacar las investigaciones sobre las teorías de los gases de Boyle, el magnetismo de Gilbert, la teoría de la circulación sanguínea de Harvey, la teoría matemática de la probabilidad de Blaise Pascal. Gilbert y Harvey, habían enseñado los procedimientos empíricos experimentales y Galileo demostró que podía descubrirse en un mismo movimiento terrestre la simplicidad matemática en la que Copérnico y Kepler acertaron “Ver el sentido latente de los fenómenos celestes”. De esta manera, se llegó a definir claramente y por vez primera los conceptos de tiempo, espacio, materia y fuerza, las cuales vinieron a sustituir los conceptos de “Sustancia” y “Causas”, con la que se pretendía (escolásticos) describir vagamente el movimiento en un esfuerzo por explicar él “por qué” se mueven las cosas, conceptos éstos, que después se emplearon matemáticamente para averiguar “cómo” se mueven las cosas y para medir la velocidad y aceleraciones de los cuerpos en movimientos (Dampierí, 1997).
Toda esta explosión de los procesos de investigación puede ya relacionarse con la representación del mundo que, aún en términos muy globales, es inespecífico, resulta bastante compactada a la representación especulativa y gratuita de la edad media que se opone a una representación experimental, contrastable, basada en los hechos, a un universo donde la tierra es el centro y sus relaciones son de carácter divino, se opone un universo en el cual la tierra es uno más entre los planetas y sus relaciones son leyes y principios naturales explicables, a una imagen espiritualista y ambigua, se opone una imagen mecanicista y precisa.
Coincidencialmente, hay un hecho social general que, de algún modo, traduce esta nueva representación del mundo, la nobleza de “Sangre Azul” como clase dominante, cede el paso a las esferas de control, justamente por la fuerza de aquellas acciones que se venían apoyando en los conocimientos técnicos: El comercio y la naciente industria. Esta acción comienza a promover la sistematización del conocimiento y, por lo tanto aprovecharla. La interrelación entre acción e investigación dentro de una línea de progreso en socialización y sistematización, queda patente en la gran producción de instrumentos generados por dicha interrelación, el telescopio, el microscopio, los lentes, el péndulo, el cronómetro, la brújula, los mapas, el barómetro, el micrómetro, el reloj hasta llegar a los aparatos industriales, tales como máquina hiladora, los altos hornos y la máquina de vapor.
Estos instrumentos en cuanto a productos de investigación, no sólo se convirtieron en medios de acción comerciales (navegación, minería, metalurgia, guerra, agricultura) sino también, en medios para nuevas investigaciones. Bernal (1964) señala que el impulso dado al estudio científico de la técnica y de la naturaleza y en la elaboración de los nuevos métodos de análisis experimentales y matemáticos produciría su triunfo real en los siglos siguientes.
Así como crecía la interrelación entre el conocimiento y la acción dentro un mismo eje de socialización y sistematización progresiva, del mismo modo los conocimientos dejan de ser particulares y aislados ente sí para ir entrecruzándose cada vez más y compactándose en una misma entidad. Adicionalmente, el conocimiento socializado sistemático comenzó a institucionalizarse, la cual, además de relacionarse con la creciente integración, se relacionaba también con los típicos hechos de organización, control y dominio, no sólo en el plano de la acción investigativa, sino también en el plano más elevado de las relaciones de producción económica en general (Padrón, 1996).
Entre las primeras evidencias de esta institucionalización están la Royal Society de Londres (1662) y la Academia Royale Science en Francia (1666) las cuales se impusieron la tarea de dedicarse a los problemas técnicos más importantes de la época y a mejorar el conocimiento de los objetos naturales de todas las artes útiles: las manufacturas, las prácticas mecánicas, las máquinas y los inventos por medio de la experimentación. (Bernal, 1964). Una vez institucionalizado el conocimiento y ya con su estatuto de “ciencia”, pasaba a ser transmitido y divulgado a través de otras Instituciones, de las cuales la educación resultó la más significativa. Ejemplo de ello, se puede evidenciar en el invento de la máquina de vapor, el cual fue producto de los diversos grupos de científicos en la Academia del Cimiento, en la Royal Society y en la Academia Francesa.
Para los años 1642-1727, en Woolsthorpe, Newton consagró su atención a los problemas planetarios. La investigación de Galileo había puesto de manifiesto que tenía que haber una causa que mantuviese los planetas y a sus satélites en sus respectivas órbitas, impidiéndoles seguir trayectorias rectilíneas en el espacio. Galileo había imaginado esa causa como una fuerza, faltaba demostrar que esa fuerza o su equivalente existía.
Expresó Voltaire, que Newton tuvo la intuición clave en un momento de ocio, en que vio caer una manzana en el huerto de su casa. Esto lo indujo a cavilar sobre la causa de su caída y a preguntarse hasta dónde se extendería la aparente atracción de la tierra y si de hecho, así como actuaba en las más profundas minas y en las más altas montañas, no llegase hasta la luna, la cual explicaría su constante desviación de su camino recto y su continuo impulso hacia la tierra. Newton, tuvo la idea de que la fuerza disminuye en proporción inversa al cuadrado de la distancia. Esta relación de las primeras investigaciones las dejó en una memoria escrita que se encuentra en la colección de los Newtonian papers, que presentó a la Universidad de Cambridge en 1872 Lord Ports Mouth y donde el científico relata lo siguiente:
En el mismo año empecé a pensar en que la gravedad pudiera extenderse hasta el orbe de la luna, y después de averiguar la forma de calcular la fuerza con que oprime un globo la superficie de una esfera al guiar dentro de ella, basándome en la regla de Kepler, de que los períodos de los planetas están en una proporción de tres a dos de sus distancias a los centros de sus esferas, deduje que las fuerzas que mantienen los planetas en sus órbitas deben ser proporcionales a los cuadrados de las distancias a los centros en torno a los cuales giran. Así comparé la fuerza necesaria para mantener a la luna en su órbita, con la fuerza de la gravedad en la superficie de la tierra, y vi que coincidían casi por completo (Dampieri 1997).
En conclusión Newton, como lo señalaba el doctor J.M.L. Glaisher había encontrado en su investigación matemática un método (Cálculo infinitesimal o como él lo llamó el método de fluxiones) para convertir los principios físicos en resultados calculables cuantitativamente y confirmables por medio de la observación ( Bernald 1964; Dampieri, 1979; y Gutiérrez Correal, 1996).
Este método matemático, fue empleado por Newton para resolver cuestiones vitales de la física, mecánica e hidrodinámica, razón por la cual se convirtió en el instrumento para la comprensión de todas las variables y movimientos; y de ahí a toda la ingeniería mecánica. También, demostró Newton que su método de experimentos y cálculo era seguro para ser empleado por los científicos de las épocas posteriores y que se podía aplicar con toda precisión a los problemas reales de la astronomía.
En línea general se puede decir, que la obra de Newton tuvo, entre otras, dos consecuencias de suma importancia; la primera, fue establecer la validez de la mecánica terrestre en el espacio terrestre y segundo eliminar de la estructura de las ciencias naturales los dogmas filosóficos, de que los cuerpos celestes eran de naturaleza divina especial, no cabe duda que en esa época se realizó la primera gran síntesis científica del saber.
Bernal (1964) dice que, pese a la variedad de los campos de estudio, la ciencia del siglo XVII tenía una unidad subyacente con una triple base: en la persona, las ideas y su aplicación; señala que, el científico de ese siglo era capaz de abarcar y producir una obra original en todo el campo de la ciencia conocida. Ejemplo de ellos lo representan Newton, quien no solamente fue matemático, sino que también fue astrónomo, óptico, mecánico y trabajó durante años en la química. Hooke, quien a pesar de no ser matemático, se desempeñó en este campo y en la fisiología, además de ser un pionero del microscopio. Wren, al que se conoce como el arquitecto, también estuvo en el centro del movimiento científico. Como consecuencia de esta universalidad, los sabios pudieron dar una imagen más unitaria del ámbito de la ciencia, del que sería posible en épocas posteriores.
En el siglo XVIII hubo un avance en matemática, Taylor (1715) y Maclaurin (1746) mostraron la forma de ampliar series o progresiones que utilizaron en la teoría de las cuerdas vibrantes y en astronomía. Brudley dedujo una velocidad concreta de la luz observando la aberración de las estrellas, Joseph Larange (1786-1813) creó el cálculo de variaciones y sistematizó la materia de ecuaciones diferenciales, fundó además, toda la mecánica sobre la conservación de la energía en la forma de los principios de velocidad virtual y de acción mínima llamada "Mecánica Analítica" (Gutiérrez Correal, p.55).
Laplace (1749-1827), mejoró el desarrollo de los problemas de la atracción adaptándola al método "Potencial" de Larange; demostró que los movimientos planetarios eran estables y que las perturbaciones producidas por influencias recíprocas o por la intervención de cuerpos extraños como los cometas, eran temporales, creando así la "Mecánica Celeste" de Laplace.
En cuanto a la Química, en los primeros años del siglo aparecieron muchos observadores que hicieron progresar dicha ciencia en la fase experimental, particularmente, Wilhelm Homberg, estudió la combinación de álcalis con ácido en diferentes proporciones y así mostró que las sales se forman de la unión de un ácido con una base, más tarde destacó la obra de Stephen Hales, quien investigó los gases, como el hidrógeno, los dos óxidos de carbono, el dióxido de azufre, el metano y otros, considerándolos a todos ellos como aire modificado o teñido de diferentes maneras por la presencia de otros cuerpos.
Con respecto a la Astronomía, ésta iluminaba los movimientos de los cuerpos celestes y la Fisiología se abría camino a tientas entre los misterios de la constitución humana, los descubrimientos geográficos ampliaron el conocimiento de la superficie terrestre. Había mejorado mucho el arte de la navegación y la labor realizada por esta segunda serie de navegadores fue el espíritu de investigación científica que imprimieron a sus trabajos y que contribuyó al cambio general que experimentó la mentalidad intelectual.
En 1785 se adoptó la máquina de vapor de Watt para mover los telares, este proceso capital de la industria textil, se produjo sin la aplicación de ningún principio científico radicalmente nuevo, sus arquitectos eran inventores y artesanos, elemento éste que señaló la presencia de un nuevo factor, el hombre laborioso; quien hacía público su pretensión de cambiar y dirigir los procesos de la producción de un modo revolucionario.
La energía de la máquina de vapor, en la industria textil, fue la que unió las dos ramas hasta entonces separadas de la industria pesada y la industria ligera, creando la compleja industria moderna, que se extendió por todo el mundo. El movimiento a favor de una utilización consciente de la ciencia, para el mejoramiento de las artes y de manufacturas, se difundió en Inglaterra, Escocia, Francia, Rusia, Italia y Alemania. Los contemporáneos de Benjamín Franklin en Inglaterra pusieron en práctica sus ideas, se empezó además la enseñanza sistemática de la ciencia fuera de las escuelas de navegación.
En este período, los manufactureros, los científicos y los nuevos ingenieros profesionales se mezclaron en su trabajo y en la vida social. Se casaban entre sí, se divertían, conversaban sin cesar, experimentaban y se asociaban para nuevos proyectos. Fue la época de la "Sociedad Lunar" de Birminghan con el campo negro donde sus miembros celebraban sus reuniones las noches de luna llena.
En síntesis, entre el período 1760 y 1830, el pensamiento se mantuvo en calma, las ideas inspiradas de las revoluciones fueron las de los filósofos Franceses Voltaire y Rousseau basadas en la fe del hombre y en su perfectibilidad por medio de instituciones libres y de la educación una vez desaparecidas las cadenas de la Iglesia y la monarquía (Bernal, 1964).
Al compendiar el pensamiento científico del siglo XVIII, también hay que considerar las obras de algunos escritores como Locke, Kant, Berkeley, Hume y Leibniz, quienes fueron primordialmente filósofos. John Locke (1632-1704) considerado el padre de la psicología introspectiva moderna vivió casi la totalidad de su existencia en el siglo XVII, pero en espíritu pertenece a una época posterior. Este filósofo, indicaba que las ideas no eran innatas, por más que pudiera haber algunos conocimientos autoevidentes para el pensador culto; señalaba que, los conocimientos han de adquirirse por demostración racional y que todos los pensamientos humanos proceden de la experiencia, bien sea por vía de la sensación - percepción de las cosas externas; o por vía de reflexión - percepción de las operaciones de la mente.
Estudiando y observando los procesos mentales de los niños, de sus pacientes y de su mente, con calma y tesón, llegó a la conclusión de que el conocimiento es el discernimiento de acuerdo o desacuerdo de los pensamientos entre sí o con los fenómenos externos, independientes de ello. Al respecto, reseña Dampieri (1997), que Locke expresaba lo siguiente:
El hombre está seguro de que él existe, y como tuvo principio, forzosamente ha de haber una causa primera que explique ese principio; esa causa es Dios. Razón suprema, pero sólo por inducción, basada en casos particulares podemos establecer la relación existente entre nuestros pensamientos y las cosas externas, por tanto nuestros conocimientos sobre la naturaleza sólo puede aspirar a la probabilidad y están expuestos a ser desmentidos por el descubrimiento de hechos nuevos. ( p. 217).

En línea general se puede decir, que Locke escribió una síntesis del saber sobre la "racionabilidad del cristianismo", e intentó fundar una religión racional, sobre el cimiento sólido de la experiencia, con margen para adaptarse constantemente a las necesidades cambiantes del desarrollo intelectual, a la que insistía en el principio de tolerancia por las variadas opiniones religiosas.
Con respecto a George Berkeley (1684-1753), comprendiendo el peligro que suponía una filosofía mecanicista y materialista dentro de la ciencia de materia en movimiento, aceptó como cierto el nuevo conocimiento y su concepción del mundo. Berkeley se preguntó ¿Qué clase de mundo responde a este conocimiento verdadero? y surgió, que la única contestación es que se trata del mundo que nos revelan los sentidos y que únicamente éstos le confieren realidad. Puesto que las mismas cualidades llamadas primarias, es decir, la extensión, la forma y el movimiento, son sólo ideas radicadas en la mente, ni ellas ni las cualidades secundarias pueden existir en una sustancia privada de percepción.
Dampiere (1997) y Bohórquez (1983) coinciden en señalar que para Berkeley "el mundo que conocemos sólo se hace real a través de los sentidos; nosotros no podemos conocer el mundo hipotéticamente real que puede o no ocultarse tras el que conocemos aunque podemos hacer deducciones sobre él"(p. 146). Refiere, el segundo de los citados autores, que habiéndose anticipado el genial Berkeley a muchas de las tesis del empirísmo moderno, éste, sin embargo, ha sido poco reconocido por sus críticas; debido tal vez a lo polémico de su teoría metafísica.
En esa línea de acción se encuentra Hume (1711 - 1776), para quien el pensamiento es un instrumento práctico. Adoptó una actitud más escéptica aun frente al conocimiento y sus posibilidades; basándose en los argumentos de Berkeley negó la realidad del mundo material y del mundo intencional, y eliminó el substrato oculto que inventaron los filósofos para explicar los fenómenos mentales. Decía, no hay más realidad que una sucesión de "impresiones e ideas", resucitó además la controversia interminable sobre el sentido de causalidad. Según él, la creencia de que un acontecimiento, es causa de otro se debe a una asociación de ideas de ambos, producida por una larga serie de casos que se sucedieron en el mismo orden. "Es decir, pura cuestión de experiencia"( p. 156).
Hume hizo una observación a los empiristas que pretendían establecer principios generales deducidos de los hechos de la experiencia, y es que, al recurrir exclusivamente a la experiencia de los sentidos han hecho infranqueable el paso de lo que es sólo una expectación basada en la costumbre a la deducción de más leyes generales. Argumentó, que el principio de causalidad es una creencia puramente instintiva; de ahí que "la naturaleza nos induce a juzgar igual que nos induce a respirar y a sentir" (p. 8).
Otro de los sabios de esta época fue Kant (1724 - 1804), quien aceptó plenamente la tesis de Hume, en cuanto a que la causalidad ni es evidente por sí misma ni se puede demostrar lógicamente. Además se dio cuenta de que lo mismo se podía decir de todos los otros principios fundamentales de la ciencia y de la filosofía.
La prueba de las leyes generales hecha por inducción, de los datos de la experiencia, sólo es posible, supuesta la aceptación previa de ciertos principios racionales establecidos independientemente; es decir, que no se puede buscar su demostración en la experiencia ya que se ha de aceptar las conclusiones escépticas de Hume o se ha de encontrar algún criterio excento de los defectos de los métodos demostrativos racionales y empíricos (Dampieri, 1997). Señaló Kant, que el mundo de la ciencia es el que revela los sentidos, el mundo de los fenómenos de la apariencia, el cual no es forzosamente el mundo de las realidades útiles.
Leibnis, por su parte, negó la posibilidad de demostrar empíricamente los principios generales, pero aceptando su existencia sacó la condición contraria, que la razón pura es superior a la percepción de los sentidos; que de hecho es ella la que manifiesta no sólo la constitución real y existente del mundo material, sino también la del mundo inversamente mayor de todas las entidades posibles. Indicó, que lo real no es más que una de las innumerables posibilidades que caben en el universo de la verdad. Para el citado científico, el pensamiento es el legislador universal, el que revela el universo amplísimo de lo eternamente posible, el que anteriormente a toda experiencia puede determinar las condiciones fundamentales a las que deberá conformarse esa experiencia, con estas expresiones queda demostrado claramente la tendencia epistemológica de este filósofo.
Con relación al florecimiento de las ciencias humanas y sociales, éstas comenzaron a definirse como “Ciencias Morales” en este siglo. De Asúa (1996) indica que, era pretensión de los iluministas fundar una ciencia objetiva del hombre y la sociedad sobre la base de las leyes de la naturaleza que permitiera racionalizar las instituciones sociales. Esta ciencia debía ser objetiva y modelarse de acuerdo al método empírico y cuantitativo de las ciencias naturales, ejemplo de esto, es el desarrollo de las doctrinas económicas, los fisiatras en Francia como Francois Quesnay (1694-1774), quien intentó poner en práctica una ciencia de la actividad económica que estuviera de acuerdo con las leyes de la naturaleza. En Inglaterra Adam Smith (1723-1790), en investigaciones sobre la naturaleza y causa de las riquezas de las naciones.
Varias tendencias contribuyeron a concretar la idea de una ciencia de la sociedad, en un primer lugar, el surgimiento de las Ciencias Sociales está indisolublemente ligado a la ruptura del antiguo régimen y las dos revoluciones del siglo XVIII. La Francesa que difundió los ideales de la democracia política y la Revolución Industrial que instauró el capitalismo y desencadenó los procesos de cambios tecnológicos acelerados.
Por otro lado, la ilustración había difundido nuevas corrientes de pensamiento vinculado con el espectro de la diversidad de la experiencia humana y el interés por las sociedades salvajes o exóticas, conocidas a través de los viajes de exploración, que prácticamente terminaron de revelar el globo y con la idea de que el comportamiento tiene un fuerte carácter cultural (convencionalismo) expresado en obras como Las Cartas Persas de Montesquieu (1689-1755), El Contrato Social de Jean Jacques Rousseau (1712-1778), Jeremy Bentham (1748-1832) quienes darían a la luz los principios sobre la moral y la legislación.
Mercier (1979) refire que “el siglo XVIII fue también la época de las expediciones organizadas de manera sistemática, que lentamente conducirían a la verdadera investigación científica”(p.30), señala que la primera expedición científica interdisciplinaria fue la dirigida por Bering al noreste de Asia y que el descubrimiento geográfico sistemático, que cedió su lugar a la observación de los hechos humanos fue organizado, primero con respecto a Oceanía, esfuerzo éste inaugurado por los viajes del Capitán Cook. Hubo también preocupación, en este siglo, por verificar la hipótesis geográfica y por el estudio sobre el terreno, con una orientación de espíritu, predispuesta a la recolección de datos con profundidad, como Humboltd, con el cálculo de probabilidades, el cual llegó a ser considerado como el instrumento que posibilitaría legislar en las ciencias sociales.
Todos los esfuerzos mencionados sirvieron de sustento para crear la disciplina etnográfica, término utilizado a partir del siglo XIX. En línea general, se puede decir que no existe utopía ni teoría política que no tenga en cuenta, a partir de esta época, al hombre de la naturaleza.
En el siglo XIX, llamado también la era de la edad científica, se produce un cambio que se ha operado en toda la concepción del universo natural, al reconocer que el hombre forma parte inseparable del mundo que le rodea, que está sujeto a sus mismas leyes y procesos físicos, y que los métodos científicos de observación, inducción, deducción y experimentación no sólo son aplicables a los temas originales de la ciencia pura, sino que también son aplicables a casi todos los innumerables y variados campos del pensamiento y de la actividad humana.
En esta época, la investigación científica, embarcada en la conquista del conocimiento puro, toma la delantera y es ella la que sugiere nuevas necesidades prácticas y nuevos inventos, los cuales abrieron nuevas perspectivas para la investigación científica y para el desarrollo industrial. Así, por ejemplo, los experimentos electromagnéticos de Faraday condujeron a la invención del dínamo y de otras máquinas electromagnéticas, y éstos, por su parte plantearon nuevos problemas y enseñaron a los hombres nuevos procedimientos y recursos para resolverlos. Los estudios matemáticos de Maxwell sobre las ondas electromagnéticas dieron por resultados la invención de la telegrafía sin hilos y del teléfono, a la vez, estas invenciones plantearon nuevos problemas a los físicos. Asi, el descubrimiento de Pasteur, en cuanto a la fermentación, putrefacción y muchas enfermedades, se debe a la acción de organismos microscópicos vivos que produjo frutos valiosos en la industria, medicina y cirugía. Los experimentos que hizo Mendel, sobre las leyes de la herencia en los guisantes condujeron con el tiempo al cultivo y cruce sistemático de las plantas a mejorar las clases de trigo y de otros granos, así como el conocimiento de los principios que rigen la herencia y algunas de las cualidades específicas de plantas y animales.
También alrededor de este siglo, se logran tratamientos experimentales de las sensaciones, percepciones y actividades nerviosas de hombres y animales, se establecen categorías de análisis de los hechos sociales y del lenguaje natural, etc.; como casos absolutamente distintos de los períodos anteriores, nombres como Wundt, Pavlow, Watson, Comte, Weber, Dukhein, Sussure, Peirce, Hjelmsler, entre otros, son referencias obligadas de esta expansión que trascendió los límites de la investigación sobre la naturaleza física. Entre los casos que fueron particularmente determinantes para la innovación de las acciones racionales posteriores, cabe destacar, la ley periódica de los elementos químicos de Mendeleiev (que se considera una teoría del desarrollo de la sustancia orgánica) el sistema de Marx y Engels (que constituye una integración de hechos materiales y humanos que se llamaron dialéctica y una explicación de fondo, acerca de las relaciones que subyacen en la misma acción socializadas sistemáticas) y la teoría evolucionista de Darwin que junto a las leyes de Mendel, expandió la representación del universo generada en el período anterior.
Sobre la base de las ideas de Mendeleiev, fue posible comenzar a diseñar un árbol genealógico que diera cuenta de la filogenia, es decir, del origen de una especie a partir de otra. La teoría de la evolución fue simultáneamente formulada para el reino vegetal por Alfred Wallace (1823-1913), el cual tuvo influencia, no sólo en el campo biológico y geológico, sino también en las ciencias sociales, dando origen en particular al darwinismo social, donde se postulaba la idea de que la sociedad es una prolongación de la naturaleza y que operan en ella los mismos mecanismos que ésta, la cual se adecuaba al ethos victoriano del individualismo y la competencia en el contexto de la Revolución Industrial, la expansión del imperialismo nacionalista de Inglaterra y Prusia y la economía de Laisser-faire.
Debe señalarse también, que en este siglo XIX, las ciencias humanas y sociales se constituyeron como tales, la psicología, la sociología y la antropología derivadas de la filosofía moral y las especulaciones sociopolíticas de los siglos XVII y XVIII, hicieron su aparición como disciplinas definidas que se verificaron durante el siglo XIX y se acentuaron en el XX.
Mercier (1979) y De Asúa (1996) dicen que dos son los temas que van a recorrer como columnas vertebrales la estructuración conceptual de las distintas disciplinas, el evolucionismo y el positivismo. Señalan que en la antropología fue la unidad y diversidad del género humano vigente en el siglo XVIII lo que definió su nacimiento.
Estas disciplinas se dividen en dos corrientes principales: una etnológica, vinculada con el florecimiento de los estudios comparativos de la lingüística indoeuropea y otra física. Hacia finales del siglo XIX y principios del XX nació en Estados Unidos, con Franz Boas (1858-1942), la idea de una antropología cultural, la síntesis angloamericana de las dos tradiciones originales (la etnografía y la física) a la vez que comienza a desarrollarse la idea de una observación participante en las comunidades de estudio a partir de los trabajos de Bronislaw Malinowski (1883-1942) y que conduciría hacia una interpretación de tipo funcionalista.
Por otra parte, la sociología vio su nacimiento con Auguste Comte (1798-1857) creador del positivismo, quien en su curso de Filosofía Positivista (1830-1842) planteó una visión de la historia de la humanidad, en la que señaló que ésta progresa a través de varias etapas: el estadio teológico, el metafísico y, finalmente, el positivo, que es la culminación del proceso y se había alcanzado cuando el pensamiento pudo liberarse de los obstáculos religiosos y metafísicos contemplar el hombre el universo “positivamente”.
El estadio positivo es caracterizado por el predominio de la razón científica, entendida la ciencia en un sentido empirista e inductivista, nombres como Saint Simon, Hebert Spencer, Emilio Durkheim, Max Weber, son referencias que marcaron el camino de gran parte de la sociología del siglo XX. Con respecto a la sicología destacan dos corrientes, una explicitada por el filósofo Johann F. Herbart (1776-1841) quien desarrolló su idea de una sicología preocupada no por las facultades del alma, sino por enunciar leyes de los fenómenos sicológicos y la de Williams James (1842-1910) fundador del pragmatismo, y en la esfera del habla francesa, el asocianismo de Pierre Janet (1859-1947). En el ámbito de Inglaterra, la corriente principal fue el asocianismo que consideraba que todo conocimiento humano parte de la experiencia sensorial y que es posible analizarlo en términos de ésta, sus máximos exponentes fueron John Stuart Mill (1806-1873), Hebert Spencer y Alexander Bain (1818-1903).
Sin embargo, es importante acotar que el desarrollo más influyente en la psicología, de acuerdo a lo explicado por De Asúa (1996) fue el psicoanálisis creado por Sigmund Freud (1856-1938), originalmente una técnica de tratamiento de la neurosis, que más tarde se fue transformando en una clave interpretativa de la cultura humana que dejó profunda marca en el desarrollo de las ciencias sociales.
En cuanto a la categorización de la ciencia, destaca el filósofo alemán Wilhelm Dilthey (1833-1911), quien propuso la existencia de dos tipos de ciencia, la de las naturalezas y las del espíritu. A las primeras les correspondía el “explicar”, a las segundas el “comprender”, esta línea de pensamiento vinculada a la Escuela Histórica Alemana, la Filología Clásica y el Criticismo Bíblico Racionalista de David F. Strauss (1808-1874), dio lugar a la noción de que existe un método propio de las ciencias humanas: la hermenéutica, es decir, la interpretación comprensiva del texto.
Después del año 1900, los procesos de investigación alcanzaron una extensión y profundidad, (dentro de la línea de socialización y sistematización progresivas). Las evidencias son muchas y complejas. Marx Planck, trata de aplicar uno de los principios de la termodinámica a la investigación de la distribución de la energía en una cavidad cerrada, llega a concebir el "Quantum" para explicar la forma discontinua concentrada en finitos en que se proponga la energía. A partir de tal idea de discontinuidad la naciente física cuántica se dedica a construir una nueva representación de la realidad material sobre la base de las estructuras microfenoménicas (De Broglie en Francia, Schroedinger y Heisenberg en Alemania, Dirac en Inglaterra, el Danes Niels Bohr, Yukawa, Einstein) hasta llegar a las teorías general y especial de la relatividad, con el importante concepto de velocidad de la luz y el impacto que estos inventos produjeron en la sociedad de la época.
Con respecto a los hechos sociales, Noam Chomski valiéndose de las más avanzadas producciones lógicas y matemáticas de la época construye su "modelo de competencia lingüística" naciendo así la teoría de los lenguajes con fuertes repercusiones en la acción racional (computación, traducción automática, psicoterapia) y en otras áreas de conocimiento (lógica, psicológica, neurológica, sociología, instrucción).
Es importante acotar que, en este siglo, tiene lugar una reinterpretación del mundo material y social, óptica completamente nueva y bajo esquemas de interdisciplinaridad y cruce de áreas (biofísica, bioquímica, neurolinguística, astrofísica, ecoenergética) que se acercan cada vez más a una interpretación unificada e integrada del universo material y social, aún cuando desde los ámbitos de pensamiento humanista se declara o propugna con creciente divulgación la propuesta de distanciamiento entre ciencia de la naturaleza y ciencia del espíritu, entre aquellas tendencias la interdisciplinaridad total y esta otra tendencia al distanciamiento entre dos tipos de realidades.
En la época moderna y hasta los inicios de la física cuántica, la explicación de los procesos de investigación estuvo ligado al componente de la búsqueda empírica activa, marcada por la observación y la experimentación.
Según Padrón (1992), parece haber sido Paul Dirac, en este siglo XX, quien rompió ese esquema al concebir otra deducción pura partiendo sólo de estructuras matemáticas de toda raíz cuadrada obtuvo la idea de masa negativa. De allí en adelante en casi todo el desarrollo de la física cuántica prevaleció el modelo hipotético-deductivo, igual cosa ocurrió en la Biología, Química, y en general, en todas aquellas áreas en la que se obtuvieron importantes resultados y de los que se derivaron casi todos los resultados tecnológicos de los que se disponen hoy en día.
Este cambio, propio del siglo XX, en el que se sustituye el modelo empírico-inductivo por el modelo racional-deductivo, fue lo que llamó la atención de Popper (1985) cuando propuso el concepto de ciencia teórica de base empírica sobre una representación de corte racionalista. Ejemplo de ellos se tiene sólo en el campo social, para citar algunos la teoría generativo-transformacional de Chomsky (1965), su modelo tuvo base en esta explicación Popperiana vinculada a la física, algo así sucedió en la moderna economía y en ciertos sectores de la psicología.
Además de lo señalado, son sumamente importantes dos conjuntos globales de hechos, pertenecientes a la referencia epistemólogica, el modelo del llamado "Circulo de Viena" y el modelo llamado "Escuela de Frankfurt", ambos han tenido considerables influencias en las acciones investigativas y particularmente el último agrupó muy variados y complejos casos de reinterpretación subsiguientes. En este siglo, tal como lo señala Bernald (1964), se han derribado todas las barreras de la ciencia; no hay campo de la naturaleza en la que ésta no pueda penetrar, y al propio tiempo la ciencia se ha hecho creadora, construyendo un mundo propio de artificios mecánicos, químicos, electrónicos, social y biológico, cuyo empleo tiende a sustituir los frutos del puro desarrollo técnico.
Las ciencias sociales se desarrollan en el sentido de una especialización creciente, pero también en una búsqueda de fecundación interdisciplinaria. Las teorías dejaron de ser totalizadoras y se transformaron en específicas, se incrementaron los programas de investigación que llevaron a multiplicar los estudios empíricos, los cuales utilizaron instrumentos matemáticos e informáticos. En definitiva la historia de la ciencia quedó constituida en el siglo XX como una disciplina por derecho propio, como se muestra en el Cuadro 3.

3. Los testimonio de grandes científicos como evidencia de las correspondencias entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas de Investigación

Los ejemplos que se exponen a continuación fueron seleccionados del libro titulado “El Oficio del Investigador” de Claude Brezinski:(1993), en los cuales se observan los distintos caminos que utilizaron los investigadores en el desarrollo de la producción de conocimiento científico y los diferentes instrumentos, técnicas y estrategias que aplicaron.

Análisis Espectral
Autor: Wilhem Von Bunsen
El análisis espectral fue fundado alrededor de 1850 por Wilhem Von Bunsen (1811-1899) y Gustav Robert Kirchhoff (1825-1887). Estos se encontraron por vez primera en Breslan (la actual Wroclaw). Después, cuando Bunser partió hacia Heidelberg, logró obtener un puesto para su amigo Kirchhoff. Introduciendo sales en la llama de un mechero de gas (el mechero Bunser) y observando la luz a través de un prisma se ven aparecer rayos que son característicos de la sal utilizada. Esa forma de observación llamada análisis espectral, permite reconocer, por ejemplo, la presencia de ciertos elementos químicos en el sol y las estrellas. También ofrece una manera de descubrir nuevos elementos.

Rendimientos de síntesis de las proteínas
Autor: Francois Jacob


Francois Jacob trabajó con Jacques Monod, en los rendimientos de síntesis de las proteínas. Esos beneficios variaban a lo largo del tiempo, aunque Monod pensaba que el sistema de síntesis funcionaba mediante marcha o paro, todo o nada. Para Monod eso no se podía concebir, sin embargo Jacob estaba a favor de esta hipótesis a causa de sencillez, lo que explicaba de la siguiente manera:

Se me ocurrió mientras observaba a uno de mis hijos jugando con un pequeño tren eléctrico. No tenía reóstato y, sin embargo, lograba hacer avanzar su tren a distintas velocidades, pero constantes, simplemente manipulando el interruptor y haciéndolo oscilar más o menos deprisa entre las posiciones de marcha y paro. Un mecanismo de ese género me parecía capaz de regular una velocidad de síntesis proteica con la condición de que la inercia del sistema fuera suficiente. (p.124)




Prensa de imprimir
Autor: Gutemberg


Gutemberg inventó la prensa de imprimir, su primera idea fue fundir los caracteres como sellos o medallas; pero, ¿Cómo reunir millares de sellos para hacer una impresión uniforme sobre el papel?. Durante años tropezó con este problema hasta que un día en su Remania natal fue a la vendimia y probablemente se embriagó, “he visto fluir el vino”, escribió y pasando del efecto a la causa he estudiado la fuerza de esta prensa a la que nada se resiste, … . Entonces se hizo la luz, la prensa y el sello se combinaron para dar lugar a la prensa copiadora.

Bombillo eléctrico
Autor: Clark Edison


Clark Edison, inventor del bombillo eléctrico, decía que si las ideas no acuden hay que atacar el problema por otro camino. Tal pensamiento lo puso en práctica en su laboratorio, cuando dos matemáticos intentaban inútilmente calcular el volumen de un bombillo. Era tarde, cuando el citado sabio, con una expresión maliciosa en su mirada, pidió a la secretaria que volviera al día siguiente por la mañana, ella cuenta al respecto:
entré a la casa y puse mi despertador a las cinco y media. A las seis ya estaba en la biblioteca donde trabajaban los matemáticos. Edison me dijo que fuera al laboratorio y una bombilla vacía la llenara de agua, que tomara un vaso graduado y trajera todo a la biblioteca. Entonces Edison cogió en una mano la bombilla llena de agua y en la otra el vaso graduado. Al verter el agua en el vaso pudo leer sobre la escala graduada el volumen de la lámpara que los matemáticos habían tratado de calcular inútilmente toda la noche. (p.126)



La vitamina C:
Autor: Albert Szent-Gyoryi


Todo el mundo sabe que si se deja caer una manzana tendrá, al día siguiente, un color pardo alrededor del golpe. Este coloramiento pardo, esta oxidación es una reacción protectora de las células. Albert Szent-Gyoryi comenzó por estudiar los frutos que no presentaban esta oxidación como los limones y las naranjas, y se dio cuenta de que en el caso de algunas reacciones, se podía producir un retraso de un segundo o de medio segundo. Este retardo se debía a una sustancia que se puso a buscar hasta que logró cristalizarla.
Faltaba todavía determinar su composición química y sintetizarla. Pero era difícil, ya que no poseía más que una pequeña cantidad. Después de una estancia de un año en Estados Unidos volvió con 15 gramos de la famosa sustancia, una cantidad importante y de la cual estaba muy orgulloso.
Los quince gramos se usaron rápidamente sin que se descubriera su composición química. Szent-Gyoryi examinó numerosas plantas pero en ninguna de ellas pudo encontrar la sustancia en cantidad suficiente. Fue entonces cuando vino a vivir a Szeged, que es el centro de la región donde se produce la páprika, muy apreciada habitualmente por los húngaros. Una noche su esposa le sirvió páprika (pimentón) para cenar sin saber que le costaba mucho digerirla, él no se atrevió a decírselo pero se dio cuenta, de repente, de que no había buscado todavía en la páprika la sustancia codiciada. Entonces por cobardía conyugal, como el mismo reconoce, dijo a su mujer que no se comería la páprika sino que la llevaría a su laboratorio para analizarla. Una semana más tarde tenía entre sus manos un kilo y medio de la sustancia de la que él no había producido hasta entonces, más que un miligramo cada vez, era la “vitamina C”.

La hologrofía:
Autor: Denis Garbor


Denis Garbor, premio Nobel de la física, contó su descubrimiento, de la siguiente manera: El punto de partida de la invención fue un deseo de mejorar el microscopio electrónico, … , pensaba en éste y era evidente que la microscopía electrónica se detenía en el límite en el que las redes atómicas se separaban y era visible un átomo aislado. Además no era posible construir una buena lente atómica. Bien, entonces fabriquemos una mala lente, pensaba, tomemos una mala imagen y mejorémosla. Esto necesitaba una representación que contuviera una información completa, las ordinarias están desprovistas de fase. Mi idea era añadir una fase estándar, era una idea clara porque era realizable.
La idea de que fuera tan simple de reconstruir la imagen original me sorprendió de pronto un día de pascua, … ,estaba sentado en las gradas esperando un partido de tenis, … , de forma general, creo que toda idea verdaderamente nueva se forma en el subconsciente, “si os encontráis con un problema, olvidadlo, pensad en él a continuación de forma profunda, una vez y otra, bajo cada ángulo, a continuación olvidadlo de nuevo y esperad hasta que la solución emerja del subconsciente” (p. 127).

La litografía:
Autor: Aloys Senefelder

La familia Senefelder vivía en Munich. El padre era actor de teatro, no es pues sorprendente que su hijo Aloys (1771-1834) haya escrito obras en esta área. Tuvo éxito, sus producciones y sus historias se imprimían, pero una vez que pagaba al impresor no le quedaba más que un poco de dinero. Intentó estampar él mismo sus obras y grabó para esto las palabras en frías placas de cobre. Pero, evidentemente, era necesario escribir a la inversa, como en un espejo y era difícil. El cobre también costaba caro y Aloys buscó otro material. Se decidió por las baldosas de piedras que se utilizaban para embaldosar los suelos. Las pulía primero con arena y después las grababa lo que era más fácil ya que la piedra era más blanda que el cobre.
Su trabajo avanzaba rápidamente y agotó pronto su stock de papel. No le quedaba más que una página de su historia por imprimir y no tenía más que una hoja, cuando su madre vino a buscarle para que hiciera la lista de la ropa que ella daba a lavar, ¿Por qué no escribir esta lista en una baldosa de piedra?. Tomó su tinta que era hecha de cera de jabón y de carbón, dispuso de una parte y la usó para escribir la lista en la baldosa. Cuando lavaron la ropa la lavandera la trajo, sin olvidar ¡felizmente!, traer igualmente la famosa baldosa. Para poder utilizarla con el fin de terminar su trabajo de imprenta Senefelder quiso limpiarla. Pero la tinta no se borró, más bien el ácido minó la piedra donde no había tinta, y las palabras sobresalían ahora de la superficie de la baldosa de piedra, por lo cual Aloys pudo imprimir fácilmente la lista en el papel.
Continuó, sin embargo, sus pruebas de limpieza ya que había notado que el agua cubría las baldosas salvo en los sitios donde había tinta. El cuerpo graso contenido en la tinta alejaba el agua y del mismo modo la tinta no se retenía en las partes mojadas de la baldosa. Lentamente Senefelder se dio cuenta que no había necesidad de grabar la piedra. Todo lo que había que hacer era crear dos tipos de superficie, una que retuviera la tinta y otra que no. Con su tinta endurecida hizo inmediatamente un dibujo en una baldosa, la mojó completamente y después pasó por encima tinta líquida. La tinta se quedó sólo encima del dibujo, no había tinta donde no había dibujado, ya que la baldosa estaba húmeda no tenía más que poner una hoja sobre la baldosa y presionar.
Había inventado la litografía. Pero la historia no se acaba allí, todavía era necesario escribir o dibujar a la inversa, como en el espejo.
A pesar de este inconveniente, la litografía recorría, sin embargo, poco a poco su camino. Las prensas se perfeccionaron. En 1810 un impresor alemán llamado Friedrich Konig (1774-1833) tuvo la idea de usar un tubo para extender el papel sobre la superficie plana de la baldosa y en 1846, Richard Marsh Hoe (1812-1886) inventó una prensa donde la superficie en la que estaba lo que se quería imprimir tenía igualmente forma de tubo. Más tarde se puso enfrente un rodillo de caucho para presionar el papel contra el otro tubo.
Este tipo de prensa era corriente; un día, en una imprenta de New Jersey, un incidente cualquiera hizo que la prensa se pusiera en marcha pero que el papel se quedara parado. Los dos rodillos, el del dibujo en tinta y el de caucho dieron vueltas uno contra otro sin papel. La dificultad fue rápidamente reparada y el papel empezó a pasar. Queriendo verificar que todo había funcionado bien, el impresor examinó la prueba y vio, con sorpresa, que los dos lados de la hoja estaban impresos uno al revés y otro del derecho. La tinta se había puesto simplemente sobre el rodillo de caucho y había dado una imagen invertida en el dorso del papel porque estaba invertida en el cilindro entintador. Se podía naturalmente partir de un rodillo entintador donde se había dibujado o escrito al derecho y obtener de la misma forma una impresión al derecho. Es el procedimiento de la impresión llamado offset.

La partenogénesis
Autor: E. Bataillon


E. Bataillon cuenta que un domingo de Marzo de 1910, estaba hipnotizado por la mañana sobre el visor del microscopio contemplando un cuadro impresionable: una preparación de huevos poliespérmico de calamita (tipo de sapo) impregnados de esperma de tritón alpino, huevos acribillados de estos elementos masculinos extraños cuyas cabezas voluminosas aparecían sobre los cortes como un semillero de agujas de cirujano. Bruscamente surgió en mi mente la idea de que un traumatismo ligero, el pinchazo de una fina aguja de vidrio o de metal, podría revelarse tan eficaz como el calor o la hipotermia. Yo no estaba considerando naturalmente, más que un nuevo factor de partenogénesis abortiva. Enseguida, preparé una serie de estiletes de vidrio, y coloqué sobre algunos vidrios de reloj los huevos de una hembra madura, los cuales pinchados en seco, son simplemente recubiertos de agua. Experiencia que se ha vuelto clásica y cuyo resultado está más allá de toda expectativa.

La congelación de las células vivas
Autor: B. J. Luyet


En el año 1940 el doctor B.J. Luyet trabajaba en la congelación de las células vivas. Ya que los daños estaban causados por los cristales de hielo, sugirió quitar todo el agua contenida en las células antes de congelarlas. Este método había sido descubierto por la Birdseye Company que fabricaba comida congelada. Si la deshidratación tenia éxito con las verduras ¿Por qué no iba a funcionar con las células vivas?.
Luyet y su equipo descubrieron que podían deshidratar, en partes, las células de pollo utilizando una mezcla azucarada. Se había obtenido un cierto éxito, pero el método no daba siempre buenos resultados. Otros científicos hicieron nuevos experimentos. En Londres, Alan S. Parkes utilizó azúcar de frutas. Andrey U. Smith y Christoper Polge, repitieron todos las experiencias de Luyet con los mismos resultados; algunas células soportaban la congelación y después la descongelación y otras no. No perdieron, sin embargo, la esperanza de volver el método totalmente fiable y conservaron su mezcla en un refrigerador pensando retomar después sus experimentos con un nuevo método. Fue así como, algunos meses más tarde, Smith y Polge recomenzaron sus experimentos que esta vez tuvieron éxito en casi todos los casos. El sueño parece haberse hecho realidad. Parkes volvió a hacer el experimento con toda una nueva botella de azúcar de frutas, y todas las células murieron. Los científicos estaban perplejos. ¿Cómo podía el mismo experimento haber dado resultados completamente diferentes?. Con cuidado examinaron y reexaminaron todos los detalles del procedimiento para encontrar la explicación. Por fin encontraron que simplemente se habían equivocado. En lugar de su vieja mezcla azucarada habían utilizado una mezcla de clara de huevo y de glicerina que tenía el mismo aspecto. Se sabía que la glicerina impedía que se congelasen los motores pero no se había pensado nunca en utilizarla en células vivas. Smith mejoró el método y encontró otros, fue capaz rápidamente de congelar y conservar sangre durante largos periodos.

Los quanta
Autor: Max Planck


Max Planck, en 1897, se enfrentó al problema de encontrar la ley de emisividad del cuerpo negro. Puesto que la radiación del cuerpo no depende más que de la temperatura de las paredes y no de su naturaleza, el citado científico, tuvo la idea de estudiar un cuerpo negro cuyas paredes fueron osciladores de Hertz, sus propiedades podían ser calculadas sin hacer intervenir la estructura molecular entonces desconocida. Planck encontró así que la emisividad era proporcional a la energía media de los osciladores de las paredes, pero el problema seguía sin ser resuelto. Suponiendo la validez de la ley de Wien, relativa a la distribución de la energía espectral, que era entonces la que mejor se acomodaba a la experiencia. Planck calculó la inversa de la derivada seguida de la entropía respecto a la energía. Sin embargo, medidas experimentales posteriores invalidaron estos resultados. Para pequeñas energías y, por tanto, para pequeñas longitudes de onda el acuerdo entre la teoría y la experiencia era satisfactorio. No era así, sin embargo, para grandes energías y grandes longitudes de ondas. Había proporcionalidad no con relación a la energía sino con relación a su cuadrado. Plank se entregó entonces simplemente a una interpolación entre las dos fórmulas y obtuvo una ley conforme con la experiencia.
Al respecto expresó Planck, lo siguiente:
más incluso admitiendo la validez absolutamente rigurosa de la fórmula de la radiación, mientras poseía meramente el carácter de una ley descubierta por una intuición feliz, no se podía esperar que tuviese sino un significado formal. Por esta razón desde el mismo día que tuve formulada esta ley, comencé a acometer el problema de su verdadera interpretación física. Esta investigación me condujo automáticamente a estudiar las relaciones recíprocas entre entropía y probabilidad. (p. 130)

Para calcular más fácilmente la probabilidad con los métodos del análisis combinatorio, Planck descompuso la energía E de un oscilador en cantidades pequeñas de la fórmula E = Pe, donde “P” es un número entero y donde “e” es tan pequeño como se quiera. Gracias a este artificio podía colocar la energía media de un oscilador y volver a encontrar su fórmula del cuerpo negro. La descomposición E = Pe. no era más que un intermediario del cálculo cómodo sin significación particular. Pero la historia no se detiene todavía aquí; para obtener el acuerdo con la ley Wien de las bajas energías no se podía tomar “e” tan pequeña como se quisiera. Era necesario que “e” fuera finito y proporcional a la frecuencia “u” de la radiación o sea “e = hu”, donde “h” es una constante de Planck. Este era un resultado revolucionario, había que renunciar en física a la idea de continuidad y aceptar que algunos fenómenos físicos puedan tener relaciones de causa-efecto discontinuos, cuantificados. Evidentemente un resultado tan revolucionario y tan fundamental encontró numerosas resistencias. Planck, durante muchos años intentó explicar sus resultados de una forma más clásica aunque estuviera convencido de la importancia de su descubrimiento.
Él escribió más tarde: por una parte, en efecto, esta constante (h) era absolutamente necesaria para obtener el verdadero valor de la entropía, ya que solamente, gracias a ella, se pueden determinar los dominios o intervalos indispensables para el cálculo de la probabilidad y, por otra parte, resultaba absolutamente imposible, a pesar de los mayores esfuerzos, enmarcarlos dentro de una teoría clásica cualquiera que fuera. Mientras se pudiera tratar la constante como infinitamente pequeña todo iba muy bien; pero, en el caso general había un momento en el que se llegaba a una solución de continuidad (...), ante el fracaso de todos los intentos destinados a salvar el abismo, era cada vez más difícil escapar al dilema siguiente: o bien toda mi serie de deducciones que terminaba por encontrar por el cálculo la ley de la radiación negra, era por principio ilusoria y nada más que un artificio de cálculo sin base real, o bien una idea correspondiente a algún ente físicamente real dominaba toda esta deducción y por consiguiente el quantum de acción (h) debía jugar un papel fundamental en física. Bajo la segunda alternativa este quantum representaba algo absolutamente novedoso insospechado hasta entonces, y que parecía destinado a revolucionar el pensamiento físico basado sobre la misma noción de continuidad inherente a todas las relaciones causales desde el descubrimiento del cálculo infinitesimal por Legniz y Newton. La experiencia se inclinó por la segunda alternativa.

La relatividad
Autor: Albert Einstein


Despreciando los apriori y las ideas recibidas, Albert Einstein decidió tomar, como punto de partida de sus trabajos la hipótesis, de que las nuevas variables eran verdadero, real y físicamente las del nuevo sistema y que la transformación de Lorents era la expresión física de la relación que existe entre dos sistemas de referencia en movimiento rectilíneo y uniforme uno con relación a otro. Hipótesis atrevida, ya que entrañaba el abandono de la mecánica newtoniana, pero supuesto fructuoso porque es así como nació la teoría de la relatividad restringida en 1905.
Era evidentemente deseable extender el principio de la relatividad a movimientos acelerados cualesquiera. Interpretando geométricamente las fuerzas de gravitación de manera análoga a las fuerzas centrífugas en un sistema de referencia en rotación al que se puede considerar como resultante, en este sistema de la forma del espacio. Einstein pudo realizar la teoría de la relatividad en 1916.
Einstein relata que llegó a esta teoría: cuando, con los fundamentos especiales de la relatividad restringida, obtuvo la equivalencia de todos los sistemas llamados de inercia para formular las leyes de la naturaleza (1905), se planteó casi espontáneamente la cuestión de saber si no habría una equivalencia más amplia para los sistemas de coordenadas. Dicho de otro modo, si no puede atribuirse a la idea de la velocidad más que un sentido relativo ¿Se debe, sin embargo, obstinarse en considerar la aceleración como un concepto absoluto?
Di por primera vez un paso adelante hacia la solución del problema, cuando intenté enmarcar la ley de gravitación dentro de la teoría especial de la relatividad restringida. Como la mayor parte de los autores de esta época, traté de establecer una ley de campo para la gravitación, … , pero tales investigaciones me condujeron a un resultado que me hizo desconfiar mucho, … , fue entonces cuando rechacé una inadecuada, la tentativa, de la que he hablado antes, de tratar el problema de la gravitación en el marco de la relatividad restringida. Este marco no se correspondía manifiestamente con la propiedad fundamental de la gravitación, ... , estas reflexiones me ocuparon de 1908 a 1911, ... ,en un principio la única cosa importante era haber reconocido que no se podía llegar a una teoría racional de la gravitación mas que extendiendo el principio de la relatividad.
Convenía, por tanto, establecer una teoría cuyas ecuaciones conservan su forma, incluso con transformaciones no lineales de coordenadas. Ahora bien, yo no sabía entonces si eso debía aplicarse a transformaciones de coordenadas absolutamente continuas cualesquiera, o bien sólo a algunas.
Vi pronto que. ... ,la interpretación simplemente física de las coordenadas debía desaparecer, ... ,esta constatación me molestó mucho, ya que no debían, en suma significar en física. No llegué a resolver este dilema mas que hacia 1912, ... , pero quedaban todavía dos problemas que resolver, ... , he trabajado en esta cuestión de 1912 a 1914 con mi amigo Grossman. Dos años antes de la publicación de la teoría de la relatividad general habíamos tomado ya en consideración las ecuaciones correctas de la gravitación, pero no podíamos enfocar su utilización desde el punto de vista de la física. Sobre este tema, creía todavía poder demostrar, basándome en consideraciones generales, que una ley de gravitación invariante relativa a las transformaciones de coordenadas elegidas a voluntad, no podría unirse al principio de causalidad. Tales eran los errores de mi mente que me costaron dos años de trabajo muy duro hasta que por fin, hacia final de 1915, me di cuenta de estos errores y descubrí la conexión con los hechos de la experiencia astronómica, después de que, todo avergonzado, volví a la curvatura de Riemann.

Conferencia de Einstein (1922) en la Universidad de Kyoto, Japón: Cómo he creado la Teoría de la Relatividad .
Traducción ingles- Yoshimasa A. Ono en 1982.

No es fácil hablar de la forma en la cual me surgió la idea de la teoría de la relatividad, había tantas complejidades ocultas para motivar mi pensamiento, que el impacto de cada idea era diferente a las distintas etapas del desarrollo de la ,misma. Yo no las mencionaré todas aquí. No volveré a contar los artículos que he escrito sobre el tema. En su lugar, voy a descubrir brevemente el desarrollo de mi pensamiento en conexión directa con este problema.
Hace mas de 17 años que tuve, por primera vez, la idea de desarrollar la teoría de la relatividad, aún cuando no puedo decir exactamente de dónde me surgió la imagen, estoy seguro que estaba contenido en el problema de las propiedades ópticas de los cuerpos en el movimiento. La luz se propaga a través del mar de éter en la cual la tierra se mueve. En otros términos, el éter se desplaza con relación a la tierra. Intenté encontrar una prueba experimental clara del flujo del éter en la literatura física pero fue en vano.
Quise entonces verificar, yo mismo, el flujo del éter con relación a la tierra o dicho de otro modo, el movimiento de la tierra. Cuando reflexioné por primera vez sobre este problema, no dude de la existencia del éter o del movimiento de la tierra a través de él. Pensaba en usar dos pares termoeléctricos, en la experiencia siguiente: colocar unos espejos de manera que la luz proveniente de una sola fuente sea reflejada en dos direcciones diferentes, una paralela al desplazamiento de la tierra y la otra antiparalela. Si se supone que hay una diferencia de energía entre los dos haces reflejados, se puede medir la diferencia de calor generada utilizando los dos pares termoeléctricos. Aunque la idea de esta experiencia fuera muy próxima a la de Michelson, no la llevé a cabo.
Cuando daba vuelta a este problema siendo estudiante, supe del extraño resultado de la experiencia de Michelson. Rápidamente llegué a la conclusión de que nuestra idea concerniente al desplazamiento de la tierra en relación con el éter, era no correcta si se admitía el resultado nulo de Michelson como un hecho. Era el primer camino que me conducía a la teoría de la relatividad restringida. Por lo que he llegado a creer que el movimiento de la tierra no puede ser detectado por ninguna experiencia óptica aunque la tierra gire alrededor del sol.
Tuve la ocasión de leer la monografía de Lorentz escrita en el año 1895, donde discutía y resolvía completamente el problema de la electrodinámica en el primer orden de aproximación; es decir, despreciando los términos de orden superior a v/c, donde “v” es la velocidad del cuerpo en movimiento y “c” la de la luz. Probé entonces a analizar la experiencia de Fizeau, a partir de la hipótesis de las ecuaciones de Lorentz, para los electrones son válidas, tanto en el sistema de referencia de los cuerpos en movimientos, como en el vacío como había sido discutido a principio por Lorentz. En esta época yo creía firmemente que las ecuaciones de la electrodinámica de Maxwel y las de Lorentz eran exactas. Además, la hipótesis de estas ecuaciones debían ser válidas en el sistema de referencia de los cuerpos en movimiento que conducen al concepto de invarianza de la velocidad de la luz que, sin embargo, contradice la regla de la suma de velocidades utilizadas en mecánica.
¿Por qué estos dos conceptos se contradecían? Me daba cuenta de que esta dificultad era realmente difícil de resolver. Pasé en vano casi un año intentando modificar la idea de Lorentz con la esperanza de resolver este problema.
Por suerte, uno de mis amigos de Berna (Michele Besso) me ayudó a salir de apuro. Le visité con este problema un bonito día. Comencé entonces la conversación con él: últimamente he trabajado sobre un problema difícil. “Hoy he venido a verte para atacar este problema contigo”. Discutimos cada aspecto de ese problema. Después comprendí de pronto donde residía la clave del problema.
Al día siguiente volví a verlo de nuevo y, sin decir buenos días, le dije: gracias, he resuelto completamente el problema. Un análisis del concepto de tiempo era mi solución. El tiempo no podía ser definido de forma absoluta y había una relación inseparable entre el tiempo y la velocidad de la señal. Con este nuevo concepto, podía resolver completamente, por primera vez, todas las dificultades.
En cinco semanas la teoría de la relatividad restringida estaba construida. No dudaba que esta nueva teoría era razonable desde el punto de vista filosófico. Pensaba igualmente que la nueva teoría estaba de acuerdo con el argumento de Mack. Contrariamente al caso de la teoría de la relatividad general, donde el argumento de Mack se incorporaba en la teoría, en la relatividad restringida, el análisis de Mack tenía solamente una consecuencia indirecta.
Veamos, ahora, la forma cómo se creó la Teoría de la Relatividad General:
Mis primeras ideas sobre la teoría de la relatividad general fueron concebidas dos años más tarde, en 1907. La idea se me ocurrió de repente. No estaba satisfecho de la teoría de la relatividad restringida por que se limitaba a los sistemas de referencia que se desplazaban con velocidad constante unos con relación a otros y no podía aplicarse a un movimiento general del sistema de referencias. Luchaba por suprimir esta restricción y quería formular el problema para el caso general.
Ese mismo año, Johannes Stark me pidió que escribiera un artículo sobre la teoría de la relatividad restringida en el periódico Jahrbuch Der Radioaktivitat. Mientras lo escribía, llegué a pensar que todas las leyes de la naturaleza a excepción de la gravitación podían ser abordadas en el cuadro de la teoría de la relatividad restringida. Quería descubrir la razón de esto, pero no podía llegar a ello de manera simple.
El punto que menos me satisfacía era el siguiente: así como la relación entre inercia y energía estaba explícitamente dada por la teoría de la relatividad restringida, la relación entre inercia y masa, o la energía del campo gravitacional, no estaba claramente elucidada. Sentía que este problema no podía ser resuelto en el cuadro de la teoría de la relatividad restringida.
La inspiración se produjo un día de repente. Estaba sentado en una silla en mi oficina de patentes en Berna. De golpe me vino una idea: si un hombre cae en caída libre, no sentirá su peso. Estaba desconcertado. Esta simple experiencia de pensamiento me produjo una fuerte impresión. Ella me condujo a la teoría de la gravitación. Continuaba mis reflexiones: un hombre que cae experimenta una aceleración (entonces lo que siente y lo que observa tiene lugar en un sistema de referencia acelerado) decidí extender la teoría de la relatividad al sistema de referencia con aceleración. Sentí que haciendo esto podría resolver al mismo tiempo el problema de la gravitación. Un hombre que cae no siente su peso porque en su sistema de referencia hay un nuevo campo gravitacional que anula el campo gravitacional debido a la tierra. En el sistema de referencia acelerado tenemos necesidades de un nuevo campo gravitacional. En esa época no llegué a resolver este problema completamente. Esto me entretuvo ocho años más antes de obtener finalmente la solución completa.
Durante estos años, obtuve respuestas parciales a este problema. Ernst Mach insistía sobre la idea de que los sistemas con aceleración eran equivalentes uno a otros. Esta idea contradecía la geometría euclidiana puesto que en un sistema de referencia con aceleración no puede aplicarse la geometría euclidiana. Describir las leyes físicas sin referencias a la geometría es como describir nuestros pensamientos sin palabras. Nosotros necesitamos de las palabras para expresarnos ¿Qué debemos buscar para describir nuestros problemas? Este problema estaba sin solución desde 1912 cuando tuve la buena inspiración de que la teoría de superficies de Karl Friedrich Gauss podía ser la llave de este misterio. Pensaba que las coordenadas de superficies de Gauss eran muy importantes para la compresión de este problema. No sabía entonces que Bernhard Riemann (que había sido alumno de Gauss) había discutido con profundidad los fundamentos de la geometría.
Cuando regresé a Zurich desde Praga, mi amigo, el matemático Marcel Grussmann, me esperaba. Él me había ayudado anteriormente en mi enriquecimiento sobre literatura matemática cuando trabajaba en la oficina de patentes en Berna y tenía dificultades para conseguir artículos de matemáticas. Me enseñó en primer lugar el trabajo de Curbastro Gregorio Ricci y después el trabajo de Riemann. Discutí con él si el problema podía ser resuelto utilizando la teoría de Riemann, o en otros términos usando el concepto de invarianza de los puntos de una recta.
Escribíamos un artículo sobre este tema en 1913, a pesar de que no pudimos obtener las ecuaciones correctas para la gravitación. Estudiaba más a fondo las ecuaciones de Riemann para encontrar allí solamente múltiples razones por las cuales los resultados deseados no podían obtenerse por esta vía.
Tras dos años de lucha, descubrí que había cometido errores en mis cálculos. Volví a la ecuación inicial utilizando la teoría de la invarianza y probé a construir las ecuaciones exactas. ¡En dos semanas las ecuaciones exactas aparecieron!
En lo que concierne a mi trabajo después de 1915, quería hablar solamente del problema de la cosmología. Este problema ha conectado a la geometría del universo y al tiempo. La base de este problema proviene de las condiciones a los limites de la teoría de la relatividad general y de la discusión del problema de la inercia por Mach. A pesar de no comprender exactamente la idea de Mach sobre la inercia, su influencia sobre mi pensamiento fue enorme.
Resolví el problema de la cosmología imponiendo la invarianza de las condiciones a los limites para las ecuaciones gravitacionales. Eliminaba finalmente los limites, considerando el universo como un sistema cerrado. Como resultado, la inercia emerge como una propiedad de la materia interactuante y debe desaparecer cuando no hay otra materia para interactuar con ella. Creo que con este resultado, la teoría de la relatividad general puede ser comprendida de manera satisfactoria en el plano epistemológico.

La teoría de la evolución de las especies (1809-1882)
Autor: Charles Darwin


Este ejemplo fue tomado del libro “Estructura Filosófica de las Ciencias Biológicas” de Gladys Acurero (1991), en él se relata que el catalizador que sirvió de base a Charles Darwin, fue la obra de Thomas Robert Matheus (1766-1834). Al respecto decía Darwin: muy pronto me di cuenta de que la piedra angular es la capacidad del hombre de producir razas útiles de animales y de las plantas. Pero, en cuanto a saber cómo la selección podría aplicarse a organismos vivos en estado natural, siguió siendo para mi un misterio durante algún tiempo. En Octubre de 1838, es decir, quince meses después de haber empezado una investigación sistemática, ocurrió que leí por placer una obra titulada “Marthus y la Población”, y estando bien preparado para mi larga observación de los hábitos de los animales y de las plantas para comprender la lucha por la existencia que se produce en todas partes, caí en cuenta de que, en estas circunstancias las variaciones felices debían tender a preservarse y las infelices a destruirse. El resultado de ello sería la formación de nuevas especies. Había encontrado por fin una teoría sobre la cual trabajar.
J. Huxley (1939, p. 20) afirmó que en el origen y en la descendencia del hombre, Darwin adoptó un giro de razonamiento bastante raro en las ciencias, puesto que estableció una estricta conexión entre la inducción y la deducción. El principio de la selección natural lo hizo a través del método deductivo; y el método inductivo lo trabajó con una doble finalidad: la primera, para establecer las fases de su deducción, tomando, dice Huxley, las dos razones siguientes: la existencia de la variación de los animales y de las plantas, comprendieron el hecho de que es en esa parte, hereditaria y excedente de reproducción y la lucha por la vida, y cuyas consecuencias es la persistencia de los más vigorosos; la segunda parte de su razonamiento por inducción, lo hace a través de ejemplos tales como las adaptaciones especializadas, los progresos lentos y continuos etc. Todo esto, Darwin lo presenta a la vez como consecuencia de la evolución y como prueba de la existencia, así como el poder de la selección natural reuniendo así en un solo argumento la inducción y la deducción.
La aplicación del método deductivo se aprecia en el cuarto capítulo del origen de las especies (89-90) dedicado a la selección natural. Tengamos presente el sinnúmero de variaciones pequeñas y de diferencias individuales que aparecen en nuestras producciones domésticas, y, en menor grado, en las que están en condiciones naturales, así como también la fuerza de la tendencia hereditaria; verdaderamente puede decirse que en domesticidad, todo el organismo se hace plástico en alguna medida. Pero la variabilidad que encontramos casi universalmente en nuestras producciones domesticas no está producida directamente por el hombre. Involuntariamente el hombre somete a los seres vivientes a nuevas y cambiantes condiciones de vida, y sobreviene la variabilidad, pero cambios semejantes pueden ocurrir, y ocurren en la naturaleza.
Tengamos también presente cuan infinitamente complejas y rigurosamente adaptadas son las relaciones de todos los seres orgánicos entre sí y con las condiciones físicas de vida y, en consecuencia, qué infinitamente variadas diversidades de estructuras serian útiles a cada ser en condiciones cambiantes de vida. Puede pues, parecer improbable el que el mismo modo, para cada ser, en las grandes y complejas batallas de la vida, tengan que presentarse otras variaciones útiles en el transcurso de muchas generaciones sucesivas. Si esto ocurre ¿Podemos dudar recordando que nacen mucho más individuos de los que acaso pueden sobrevivir; qué quienes tienen ventajas, por ligera que sea sobre otros tendrían más probabilidades de sobrevivir y crear su especie? Por el contrario, se puede estar seguros de que toda variación perjudicial en cualquier grado tiene que ser rigurosamente destruida. A esta conservación de las diferencias individualmente favorable y a la extinción de las que son perjudiciales le he llamado, selección natural o supervivencia de los más aptos.
Se observa que las primeras premisas están fundamentadas en la teoría de Malthus, donde se supone que los organismos vivientes, tanto los animales como las plantas varían en virtud de la herencia de ciertas variaciones, y en este sentido, la tasa de crecimiento aumenta geométricamente. En consecuencia, nacen mucho más individuos de los que pueden sobrevivir, y he aquí la lucha por la existencia. El segundo argumento deductivo que se encuentra aquí es cuando Darwin, refiriéndose a esta lucha por la sobrevivencia y a la extinción de los que son perjudiciales, afirma que se produce la selección natural o supervivencia de los más aptos. La conclusión que se desprende de estas premisas es que el organismo mejor adaptado tiene mucho más probabilidad de sobrevivir y reproducir, que los organismos que carecen de estas condiciones.
En cuanto al método inductivo, Darwin escribió su autobiografía (Darwin 1997, p. 86), donde relata lo siguiente: empecé mi primer cuaderno de notas en julio de 1837. Trabajé sobre verdaderos principios baconianos y, sin ninguna teoría, empecé a recoger datos en grandes cantidades, especialmente en relación con productos domésticos, a través de estudios publicados, de conversaciones con expertos, ganaderos y jardineros y de abundantes lecturas.

Barómetro de mercurio (1643)
Autor: Evangelista Torricelli


Este ejemplo, fue extraído del libro “Inferencias Cientificas”, de H. Jeffreys (1957), donde se explica porqué las bombas no pueden levantar el agua a una altura superior a los 18 codos (unos 10 metros) año 1643.
Torricelli no intentó conservar la hipótesis ortodoxa de su maestro Galileo, quien suponía que la columna de agua se rompe por su propio peso, de acuerdo con la larga varilla de metal, sino que intentó una conjetura distinta que era compatible con la hidrostática de Arquímedes y Stevinius, igual que con la nueva concepción mecanicista del mundo.
Torricelli planeó experimentos para contrastar su idea, él consideró que la solución no estaba contada a medida para explicar exclusivamente los fenómenos de la bomba aspirante-impelente, sino que tenía un alcance mucho más amplio, era una pequeña teoría y, por ser, como teoría de carácter general, podía esperarse que fuera aplicable a varios dominios de la tecnología. Partió de los dos supuestos iniciales siguientes:

A1: El aire es fluido que obedece a las leyes de la estática de los líquidos.
A2: La tierra está rodeada por una capa de aire, o como el mismo decía “ vivimos sumergidos en un mar de aire elemental”.
De A1, junto con la hidrostática dedujo:
T1: El aire ejerce una presión sobre todos los cuerpos en contacto con él. Y de A2 y T1, dedujo lo siguiente:
T2: El aire atmosférico ejerce una presión sobre la superficie de la tierra (se trata de la moderna “presión atmosférica)
Al no afirmar la existencia de nada, sino la básica identidad de los gases y los líquidos, la inclusión de ambos en el género fluidos, su consecuencia, T1 generaliza al aire una propiedad que Stevinus había descubierto en los líquidos. Por lo tanto hace T2, que es otro enunciado legaliforme, tiene un alcance más restringido y se utilizará con la explicación del funcionamiento de las bombas.
Torricelli explicó la subida del líquido en las bombas como efecto de la presión del aire atmosférico sobre la superficie libre del líquido: la función del pistón es desalojar el aire, liberando así el agua que sube de la presión atmosférica. La lógica de esta explicación es: de T2 se deriva por especificación
T3: El aire atmosférico ejerce una presión sobre la superficie libre de los líquidos.
De A1 se sigue que las leyes de los vasos comunicantes valen también para sistemas aire-liquido. En particular, A1 en conjunción con T3 y con la hidrostática implica:
T4: Si no hay ninguna fuerza que obre sobre una posición de la superficie sufre la acción de la atmósfera, la primera porción sube hasta que su peso se equilibre con el peso de la columna de aire.
Ahora se introduce el concepto de equilibrio hidrostático en el tubo en forma de U Df. Dos fluidos se encuentran en equilibrio en un tubo en U, sí y solo sí, las presiones que ejercen recíprocamente sobre la superficie de contacto son iguales Df y T4 implican entonces:
T5: La altura máxima alcanzada por un liquido que sube bajo la acción de la presión atmosférica es la que corresponde al equilibrio. (Dicho cuantitativamente. La presión atmosférica P es igual a la presión de liquido, o sea a su gravedad especifica, multiplicada por la altura de su columna (P=ph, de lo cual se infiere que h=p/p).
Hace falta otro paso: la relación entre la bomba aspirante-impelente el depositó de líquido y la atmósfera tiene que precisarse suficientemente. Esta afirmación crucial no es una pura intuición, porque va precedida por un análisis, tampoco es una inducción, puesto que no es generalización de un número de observaciones, ni es una deducción porque no se infiere de premisas previamente formuladas. Es un nuevo axioma sugerido por la comparación de dos cosas y que afirma la semejanza de éstas: en una analogía la nueva hipótesis es:
A3: Una bomba aspirante - impelente, el liquido en la cual está parcialmente sumergida y la atmósfera constituyen un tubo en forma de U, cuya peculiaridad consiste en que la presión atmosférica no obra sobre una de sus ramas.
De A3 y T5 puede deducirse la posibilidad, entonces inaudita, de producir realmente un vacío.
T6: Si, una vez que la columna liquida ha alcanzado la altura de equilibrio, la bomba sigue trabajando, aparece un vacío entre la superficie de la columna líquido y el pistón.
Esta conclusión, es la base teorética de las técnicas del vacío, desde entonces hasta el día de hoy. Con ella se tiene todo lo necesario para explicar por qué suben los líquidos en las bombas y por qué su subida tiene límites A3 y T4. Implican al primero de los dos explicando, mientras que A3 y T5 implican el segundo. Además, se ha conseguido un modo de evidenciar y medir la presión atmosférica midiendo la altura de una columna de liquido en equilibrio con la atmósfera: la hipótesis inobservable-observable, o hipótesis causa síntoma, es parte de la teoría.
Los pasos principales del razonamiento de Torricelli hasta este punto. son los siguientes:
1.- Enunciado del problema.

La limitada capacidad de extracción de las bombas “ de succión “ y la inadecuación de la hipótesis del horror vacui para explicar esa generalización empírica.

2.- Hipótesis iniciales.

A1: la aerostática y la hidrostática son básicamente una sola disciplina analogía.
A2: existe la atmósfera (“mar de aire elemental”) analogía.
3.- Elaboración de hipótesis iniciales.
A1 Teoría hidrostática T1 Deducción
A2, T1 y T2 Deducción
T2 y T3 Deducción
A1, T3, teoría hidrostática T4 Deducción
4.-Expansión de la teoría inicial
Df Estipulación
Df; T4 T5 Deducción
A3: parte de un tubo en U que funciona como bomba analogía
A3,T5 T6 Deducción
5-. Solución del problema inicial
t4, A3 Subida de los líquidos en las bombas Deducción
t5, A3 altura limitada de la columna de líquido Deducción
que sube por la bomba

Medidas de las cargas electrónicas
Autor: Millikan


Este ejemplo fue tomado del libro “Ensayo sobre el Pensamiento Científico en la Época de Einstein” de Holton Gerald (1981), donde se reseña que nadie, antes de Millikan, había medido la carga de un único objeto y había encontrado que fuese igual a uno o dos o cualquier múltiplo pequeño de una unidad de electricidad y mucho menos, había observado como un objeto cargado cambiaba su carga, en forma discontinua, en 1,2,3 unidades.
Millikan tampoco tenía la menor esperanza de llegar a hacer esto, cuando se puso a medir el valor de la carga electrónica. Cuando este investigador comenzó su trabajo, lo hizo con su discípulo L. Begeman y usaba un método esencialmente idéntico al de H. A Wilson.
Se producían nubes de gotitas en una cámara de niebla entre las placas paralelas y horizontales de un condensador cargado. Observan las capas superiores de las nubes que contenían las gotitas más pequeñas, mientras caían lentamente. Un grupo caía bajo la acción de la gravedad (con velocidad V1) y otro caía más rápidamente (con velocidad V2) debido a la ayuda de un campo eléctrico que se establecía entre las placas del condensador.
Suponiendo en primer lugar, que la Ley de Stokes se cumple para las gotitas, en segundo lugar, que cada una de las gotitas se han formado sobre un único ión cargado y que no han disminuido apreciablemente de tamaño debido a la evaporación, y en tercer lugar, que las distintas nubes que se suceden se formaron todas de maneras similar, uno podría obtener rápidamente la carga de la hipotética unidad de electricidad en función de las magnitudes observables (velocidad de cada V1 y V2; intensidad del campo eléctrico E; densidad de la gota E, y viscosidad del gas U) la carga medida por gotita vendría entonces dada por: G= 4.
Este método I, “carga medida por gotitas”, estaba lleno de características poco satisfactorias, tanto en el terreno práctico como teórico.
Las medidas publicadas por Wilson habían mostrado una dispersión de valores en la determinación de “e” que iba desde 2,0x10 ues hasta 4,4x10 ues, siendo la medida 3,1x10 ues.
Anteriormente, en 1903, J.J. Thomson había obtenido por un método similar e=3,4x10 sin embargo el plan de Millikan en 1907-1908 era hacer solamente cambios menores en el procedimiento para aumentar la exactitud, así Millikan y Begerman usaban radio en lugar de rayos X para ionizar el gas húmedo antes de la expansión que formaba la nube. Los resultados incluidos en diez grupos de observaciones de “e” se extienden desde 3,66x10ues hasta 4,37x10ues con un valor medio de 4,03x10ues. Esto representaba evidentemente una mejoría sobre los resultados de Wilson. Compartía con ellos el supuesto implícito de dar como imposible una distribución estadística de valores divergentes de las cargas eléctricas existentes en la naturaleza.

Método ll: El descubrimiento accidental de un experimento

Expuesto el trabajo en 1908 y publicado en el mes de febrero del mismo año, el artículo recibió la atención de Ernest Rutherfor, quien sugirió que en esos métodos no se tenía en cuenta en forma adecuada la evaporación de las gotitas, con lo que el número de iones (gotitas) estimado era demasiado grande y, por lo tanto, el valor de “e” demasiado pequeño.
Animado por la sugerencia de Rutherfor, suponiendo que de verdad la necesitase, la estrategia de Millikan quedó clarificada: el error debido a la evaporación; debía ser eliminado. Planificó su trabajo con su típico método gradual, disponiendo el campo eléctrico de tal forma que la superficie superior de la nube cargada se mantuviese estacionaria, manteniéndolo quieta para estudiar su tasa de evaporación, en principio parecía requerir esencialmente sólo pequeñas modificaciones de las técnicas existentes, usando, sobre todo, una para establecer un campo eléctrico más intenso, que ahora se opondría al efecto de la gravedad.
Cuando Millikan aplicó el campo eléctrico sucedió algo que al fin le permitió orientar y encabezar su inmensa energía, su talento como observador e investigador, su habilidad para emplear a los discípulos, su instinto para reconocer problemas importantes y básicos y su perspicacia para descubrir el accidente que abre una vía insospechada.
Le sucedieron una serie de accidentes que describió según sus propias palabras: “el accidente hizo posible, por vez primera hacer todas las medidas sobre una única gotita (y siempre la misma “e”)... hizo posible examinar las propiedades atractivas o repulsivas de un único electrón aislado”.
Cuando accionó el interruptor, la nube, lejos de mantenerse estacionaria, se disipó instantánea y completamente. Al actuar el intenso campo sobre las gotitas cargadas diferentemente (y no igualmente como siempre se había supuesto) las barrió y por tanto, ya no quedaba superficie superior de la nube sobre la cual hacer mediciones, aquello significaba el fin repentino de la técnica de medición de “e” por observación de la nube. Pero al repetir la prueba, vi inmediatamente que tenía ante mí algo de mucha mayor importancia que la superficie superior; porque pruebas repetidas mostraron que siempre que la nube era dispersada de esta forma por mi potente campo, quedaban en el campo de visión una cuantas gotitas aisladas, aquellas que tenían exactamente la carga adecuada, en relación con su masa, para conseguir equilibrar su peso en el campo eléctrico.
Era la primera vez que uno de sus experimentadores, que se ocupaba del comportamiento de la nube, concentraba sus esfuerzos en la observación de las gotitas individuales. Su percepción del problema la había hecho encontrar una herramienta con la cual abrir un nuevo campo de experimentación.
Comentaba Millikan, lo siguiente: “tuve la suerte de observar en varias ocasiones en que no había bloqueado convenientemente los rayos provenientes del radio (usado para ionizar antes de producirse la nube) que de vez en cuando una (de las gotitas equilibradas) cambiaba súbitamente su carga y se empezaba a mover hacia arriba o hacia abajo en el campo. Esto introducía la posibilidad de medir (posteriormente) con certeza no solamente las cargas en gotitas aisladas sino también la carga de un ión de la atmósfera, comparando las velocidades que adquiría en el campo eléctrico una gota, antes y después de que se encontrase con un ión”.
Al recorrer el análisis en detalle de Millikan, se encuentra en cada momento decisiones ingeniosas y detalles que denotan astucia. Henry A. Murray, decía “la ciencia es el producto imaginativo, resultante de la interacción entre la mente del científico y el acontecimiento al que presta atención”.

El proceso de pensar en la obra de la creación científica

Este estudio fue tomado del libro “El Ser y la Conciencia, el Pensamiento y los Caminos de su Investigación”, de S.L. Rubinstein (1963), donde destaca el siguiente comentario: Hemos sometido a análisis los procesos elementales del pensar para resolver problemas, con el fin de descubrir las leyes generales que rigen dichos procesos elementales. Naturalmente, esto sería de importancia capital para confrontar los resultados obtenidos por nosotros con otros que reflejaran el curso que sigue el pensamiento del sabio aplicado a resolver algún problema científico serio. Pero es difícil hacer objeto de experimentación el pensamiento del sabio mientras se encuentra éste ocupado en sus investigaciones. Para conseguir este objetivo no cabe más solución que seguir otro procedimiento: analizar los documentos en que se haya fijado objetivamente el curso de sus raciocinios. Gracias a los datos documentales que con rigurosa exactitud y fechas aporta B. M. Kédrov en su trabajo “Acerca de la psicología de la creación científica (con motivo del descubrimiento de la ley periódica por D. M. Mendeléiev) “, se estima posible analizar el proceso del pensamiento que llevó al famoso químico a descubrir la ley periódica.
Dado el interés que despierta el análisis del curso que sigue el pensamiento de un sabio y la comparación de los resultados que se obtengan, con los que proporciona esta investigación, se consideró provechoso incluir en este lugar el presente ensayo, el cual se incorpora en calidad de apéndice por la heterogeneidad que presenta el material, respecto al que se ha utilizado en el estudio.
El análisis de los documentos dados a conocer por B.M. Kedrov permite restablecer, como se verifica a continuación, el curso del pensamiento que llevo a Mendeléiev a descubrir la ley periódica.

Ley periódica
Autor: D. M. Mendeléiev

En el transcurso de un largo periodo (unos quince años) que precedió al descubrimiento del sistema periódico (concretamente, anterior al 17 de febrero de 1869, fecha en que fue compuesta la primera tabla de los elementos descubierta por B. M. Kéndrov), Mendeléiev estudió diversas interrelaciones de los elementos y sus combinaciones desde distintos puntos de vista: parecido de sus formas cristalográficas, correlaciones de los volúmenes específicos (incluyendo los atómicos), regularidad en la composición de las combinaciones, correlación respecto al peso atómico entre todos los elementos químicamente semejantes que forman parte de un mismo grupo natural, etc. y se encontró con el problema del orden en que habían de estudiarse los elementos químicos al escribir su obra Fundamentos de la Química. Entonces decidió ordenar los elementos químicos formando un sistema estructurado con base en un principio unívoco.
Para resolver dicho problema necesitaba delimitar mentalmente en el conjunto de las distintas conexiones de los elementos entre sí, por medio del análisis, las que permitieran ordenarlos según una determinada ley.
Entonces, como resultado del análisis multilateral de las correlaciones descubiertas entre los elementos químicos, Medeléiev tuvo la idea de que debía existir cierta conexión entre las propiedades químicas de los elementos y sus pesos específicos. Esta hipótesis determinó el sentido del subsiguiente análisis. “he comenzado a seleccionar, escribió D.I. Mendeléiev, anotando en fichas especiales, los elementos y sus pesos atómicos así como sus propiedades esenciales, los elementos análogos y los pesos atómicos inmediatos, todo lo cual me ha llevado rápidamente a la conclusión de que las propiedades de los elementos se encuentran en dependencia periódica de sus pesos atómicos”.
Aunque los momentos decisivos para el proceso del descubrimiento de la ley periódica se dieron en un plazo muy breve, el proceso no fue, en realidad, cosa de poca monta, pues atrás quedaba un prolongado y gran trabajo del pensamiento. El curso de la comprobación y desarrollo de la hipótesis fue como sigue: el 17 de febrero de 1869, Mendeléiev intentó confrontar a un grupo de metales alcalinos con otro de metales de otra clase calculando la diferencia de sus pesos atómicos. Al correlacionar los dos grupos de metales aludidos no se hizo patente aún ninguna regularidad. Entonces Mendeléiev realizó otra prueba: confrontó grupos de no metales, y anotó los resultados obtenidos, que fueron:

F 19 CI 35 Br 80 I 127
O 16 S 32 Se 79 Te 128
N 14 P 31 As 75 Sb 122
C 12 Si 28 Sn 118

La comparación de los elementos de este grupo (excepción hecha del telurio) puso de manifiesto una disminución de sus pesos atómicos aproximadamente en una misma cantidad insignificante de unidades atómicas. De esto seguía que la ulterior selección de los elementos había de realizarse de modo que su confrontación pudiera verificarse según una determinada norma. Por lo visto había que situar primero los grupos que no se diferenciaran mucho por su peso atómico (como ocurrió en la primera prueba) y había que buscar cierta regularidad en las diferencias resultantes. Vemos pues que, a consecuencia de la segunda prueba, se presenta un requisito complementario para seguir realizando el trabajo de síntesis: consiste en confrontar los distintos grupos naturales de elementos químicos y analizar sus correlaciones.
La prueba siguiente, la tercera, consistió en relacionar los metales alcalinos con la tabla de los no metales antes indicada. A continuación de la tablita en que Mendeléiev recoge el resultado de esta última confrontación, elabora otra en la que se correlaciona los metales alcalinos con los halógenos, o sea los dos grupos de elementos más distintos por su composición química.

Li 7 Na 23 K 39 Rb 85 Cs 133
F 19 CI 35 Br 80 I 127

En este caso las subsiguientes diferencias de los pesos atómicos resultaron iguales a 4,4,5,6, es decir, se ajustaban a las correlaciones anteriormente observadas. Análogo fue el resultado obtenido al comparar las diferencias en peso atómico al pasar a los metales alcalinotérreos (1,2,4). De esta suerte llegó Mendeléiev a resolver el problema que tenía planteado entonces de valor práctico acerca de cuál era el grupo de metales que debía pasar a estudiar después de los alcalinos en sus Fundamentos de Química. El problema de la correlación existente entre el grupo de metales alcalinos y el de metales más próximos a estos últimos quedó resuelto por un procedimiento de relaciones mediatas. Primero se resolvió la cuestión en lo tocante al grupo de no metales próximos a los halógenos y el de los metales alcalinos, y por fin, se concretó la correlación entre los metales alcalinos y el grupo de los que le son más próximo. Este grupo fue el de los metales alcalinotérreos, según se puso de manifiesto en el transcurso de dichas confrontaciones sistemáticas.
En líneas generales los hechos fueron los siguientes: cuando la hipótesis inicial que postulaba cierta dependencia de las propiedades esenciales de los elementos químicos respecto a su peso específico hubo orientado el pensamiento hacia la delimitación y correlación de los mismos, Mendeléiev comenzó a confrontar los grupos naturales de los elementos químicos, determinados por sus propiedades químicas esenciales, a la vez que aclaraba cuál era la correlación de sus pesos específicos. Luego, partiendo de la correlación de los pesos específicos de los grupos en que se observaba cierta regularidad, Mendeléiev, siguiendo un proceso inverso empezó a elegir y comparar los elementos en que aparecía la misma regularidad.
El pensamiento iba de las propiedades de los elementos químicos, de sus grupos naturales, a la correlación de sus pesos específicos, y de éstos otra vez a la selección de grupos que satisficieran la misma correlación de los pesos específicos hasta que por fin se puso de manifiesto la ley general, y en los elementos ordenados según la magnitud de sus pesos atómicos apareció la periodicidad de sus propiedades relacionada con dicha magnitud según una determinada ley. Mendeléiev tuvo que superar, además numerosas dificultades dependientes, sobre todo, de que las propiedades y el peso específico de varios elementos (más de veinte) aún no eran conocidos con exactitud (aparte de que en aquel entonces algunos elementos se desconocían por completo). No obstante, antes de que la ley general apareciera con toda nitidez, Medeléiev tuvo que vencer, aun, otra dificultad.
En las tablas iniciales en las que fijaba la correlación de los elementos en función de su peso atómico y de homogeneidad de propiedades químicas, los elementos eran distribuidos en dos direcciones: en sentido horizontal según la comunidad (o analogía) de las propiedades químicas; en sentido vertical, según la proximidad de sus pesos atómicos. En el bosquejo inicial, los elementos se ordenaban en columnas verticales partiendo de la disminución de sus pesos atómicos. Pero con esta disposición no aparecía la continuidad de la serie. Después Mendeléiev ordenó los elementos según el aumento de su peso específico. Luego introdujo todavía otro cambio en su tabla: de la forma vertical pasó a la horizontal, aceptada hoy por todo el mundo. Sería erróneo creer que este cambio de forma de la tabla obedecía a meras consideraciones externas de comodidad: reflejaba el curso mismo del pensamiento y revelaba la orientación del análisis.
Al principio, durante el proceso que llevó al descubrimiento de la ley, aparecía en un primer plano la diferencia de peso atómico de los elementos; entonces era natural que los elementos se ordenaran en columnas verticales, tal como suelen disponer los números para la suma o la resta. En cambio, cuando el pensamiento hubo recorrido su ciclo correspondiente en el primer plano, apareció con el mismo rigor el aumento sistemático general del peso atómico de los elementos ordenados en hilera; entonces dichas hileras, como es natural, se dispusieron en el sentido horizontal de las líneas, escritas de izquierda a derecha. En las distintas etapas de la solución del problema planteado, el análisis delimitó y subrayó, en dicho problema, otros rasgos. En el decurso de la solución, el problema planteado ante Mendeléiev se modifica, y al modificarse, como resultado del análisis, se resuelve. El paso de la forma primera de la tabla a su forma definitiva se inició a últimos de Febrero de 1869 inmediatamente después de que se quedó perfilada la idea básica de Mendeléiev. La modificación de la tabla avanzó a medida que progresaba el trabajo para conseguir que el descubrimiento fuera una realidad plena, hasta que culminó en Noviembre de 1870 con la creación del “Sistema Natural de los Elementos”.
Así pues, el análisis del material pone de manifiesto sus cualidades más esenciales (en el caso dado, el peso atómico de los elementos y sus propiedades químicas básicas); su diferenciación permite dedicarse a la búsqueda de las relaciones de dependencia, sujetas a la ley, existentes entre ellas. Con este fin, se confrontan algunos elementos iniciales, se diferencian las relaciones que entre ellos existen y se observa que obedecen a una determinada regularidad (en el caso dado concerniente a la diferencia de peso atómico de los elementos). Luego, partiendo de la regularidad con que aparecen las relaciones de dependencia, se eligen y se incluyen en la serie de esta manera estructurada los elementos que responden a tales correlaciones. Por medio de este análisis de las propiedades esenciales de los elementos, el cual se realiza a través de actos sintéticos de su correlación y también por medio de la síntesis que estriba en concluir todos los elementos en una serie única se llega a la elaboración de un sistema único de los elementos (sistema periódico de los elementos, basados en una ley universal).
Se deriva de lo anterior, que el estudio del pensamiento científico tal como transcurre, en la mente de un sabio al llegar a descubrir una nueva ley de suma importancia, muestra que el pensar también en este caso sigue el camino según determinadas leyes que es ya conocido.

Geometría j Elementos
Autor: Euclides de Alejandría


Esta narración fue tomada del libro “Historia de la Cultura Científica. La Ciencia Griega y Romana”, de Francisco Vera (1958), y en ella se narra como Euclides partió de las definiciones ÖOOT, en las que se advierte enseguida más preocupación por la claridad del lenguaje. Son definiciones nominales, a la manera de las de un diccionario, y no reales en cuanto éstas, según Leibniz “hacen ver la posibilidad de lo definido”, toda vez que Euclides lo suponía ya que los entes abstractos definidos por él surgían de los datos inmediatos de la experiencia, y por consiguiente, no los hacia corresponder a los elementos inteligibles. En segundo lugar, las definiciones de los elementos están dispuestas según una jerarquía de géneros y especies; y así el ángulo plano género pasa al rectilíneo especie como la figura al círculo de tal modo que, caracterizadas por el género próximo y la diferencia específica, las definiciones euclidianas caen dentro del tipo Aristotélico.
A los axiomas siguen los postulados, que son las proposiciones mas disentidas en este orden:
l. Trazar una línea recta desde un punto cualquiera a otro punto.
ll. Prolongar por continuidad en línea recta una recta limitada.
III. Describir un círculo de centro y radios dados.
IV. Todos los ángulos rectos son iguales entre sí.
V. Si una recta que encuentra a otras dos formas con ellas y de la misma parte ángulos internos cuya suma es menor que dos rectas, esas dos rectas prolongadas al infinito, se encontrarán por la parte en que aquella suma es menor que dos rectas.
VI. Dos rectas no contienen espacios.

En virtud del primer postulado queda definido la distancia entre dos puntos. Aunque Euclides no establece la unicidad de la recta, porque la coincidencia de sus extremos permiten establecer la igualdad de los dos segmentos rectilíneos; el segundo hace posible la suma de estos segmentos; el tercero, además de definir la circunferencia, determina la igualdad dinámica del radio para sustituir a la igualdad estática de la superposición; el cuarto es un teorema que se puede demostrar apodícticamente, y los quintos y sextos constituyen el fundamento de toda Geometría, especialmente el quinto, el llamado postulado por antonomasia punto neurálgico de tantas cuestiones y causantes de una inacabable serie de absurdidades perpetradas por los cultivadores de la matemática patológica.
Después de las definiciones, Euclides establece las nociones comunes o axiomas: El primeros de los cuales puede considerarse como el principio del silogismo matemático: dos cosas iguales a otra, son iguales entre sí, o en forma silogística si A es igual a B y B igual a C, es C igual a A, y el axioma queda reducido al criterio de igualdad: propiedad transitiva, Euclides, según la distinción de Klein, trasforma mediante una sabia elaboración la intuición ingenua en intuición refinada, utilizando la noción abstracta de igualdad para construir el cuadro lógico en el que ha de desarrollar sus razonamientos y determina las condiciones que le permitan adoptar a este cuadro las magnitudes objeto de la geometría para formar un conjunto vertebrado en el que vuelve a aparecer la misma trabazón que en la lógico-formal de Aristóteles.
Para componer su obra, Euclides no aprovecho todos los conocimientos anteriores a él, sino que hizo una selección adecuada al objeto que perseguía: Sistematizar la geometría, desarrollando y coordinando los conocimientos, que le permitieron poner en claro el carácter esencialmente racional de la ciencia geométrica y dio el modelo del método científico que consiste en partir, de lo simple para llegar a lo compuesto y de aquí el titulo de elementos como conjunto de problemas y teoremas. El método sintético de los elementos es el racional de deducción. Criterios: se empieza por definiciones y postulados a fin de poder demostrar rigurosamente los teoremas.
Los experimentos que se exponen a continuación, como: el árbol, el plano inclinado, circulación de la sangre, sobre el aire, el aire, el vacío, efectos del vacío en la propagación del sonido, fueron seleccionados del texto “Orígenes de la Ciencia Moderna 1500-1700”, cuyo autor es Hugh Kearney (1970).

Experimento del árbol
Autor: Helmont Van.


Helmont creyó también que, un proceso, tan natural cómo la fermentación, ofrecía mejores indicios del funcionamiento de la naturaleza que los suministrados por las analogías mecánicas. Lo que le llevó a desarrollar las técnicas de la destilación hasta un punto que nunca alcanzaron en las dos tradiciones rivales. Helmont practicó este tipo de experimentos meticulosamente; tanto es así que mereció grandes elogios de Robert Boyle.
Helmont llevó también a cabo experimentos con gases como consecuencia de su repulsa de la doctrina aristotélica sobre el aire. Hasta entonces, todas las formas de las hoy consideradas como fenómenos de los gases, eran explicados en el contexto de uno de los cuatro elementos: el aire. Helmont fue capaz de probar experimentalmente que había distintas formas de aire, que él llamó “gases”. Este interés por los experimentos, a menudo peligrosos, se apoyaba en ciertas suposiciones de Helmont acerca del universo.
El “gas” derivó este nombre del termino griego “caos”. No era, pues un termino neutral, sino cargado de resonancias sobre la estructura del universo. Los experimentos de Helmont, tan admirables, fueron parte de su estilo general de pensamiento y de lenguaje.
Experimento del plano inclinado
Autor: Galileo Galilei

El enfoque seguido por Galileo Galilei, se puede observar en un relato que él mismo hizo de cierto experimento con un plano inclinado, el el cual describe lo siguiente:
La petición que tú como hombre de ciencia, me haces es razonable; porque (dicho experimento) es habitual precisamente en aquellas ciencias que aplican las demostraciones matemáticas al estudio de los fenómenos naturales, como es obvio en el caso de la perspectiva, astronomía, mecánica, música y otras donde los principios, una vez establecidos mediante experimentos bien seleccionados, se convierten en base de toda la superestructura. Espero, por ello, que no te parezca pérdida de tiempo si discutimos con calma esta primera y fundamentalísima cuestión. He tratado de cerciorarme sobre la aceleración que experimentan los cuerpos al caer, de la siguiente manera.
Tomé una pieza de madera tipo moldura o escantillón, de unos 12 codos de largo, medio de ancho y tres dedos de espesor; sobre su canto practiqué una hendidura con algo mas de un dedo de ancho; con la precaución de que el canal fuera muy recto, liso y pulido, y cuidando de revestirlo con pergamino liso también y lo mas bruñido posible, hice rodar por él una bola de bronce pesada, lisa y muy redonda. Habiendo colocado la tabla en una posición inclinada, elevando uno o dos codos un extremo mas que el otro, hice rodar la bola a lo largo del canal, anotando del modo que voy a exponer los tiempos requeridos para verificar el descenso.
Repetí el experimento para medir el tiempo con tal precisión que la diferencia entre dos observaciones nunca excedió de un décimo de pulsación. Realizada esta operación y habiéndome asegurado de qué podía dársele el crédito, hice rodar la bola solamente una cuarta parte de la longitud del canal; y medido el tiempo de descenso, lo hallé exactamente la mitad del anterior.
Luego probé otras distancias, comparando el tiempo invertido en recorrer la longitud entera con el invertido en su mitad, o en sus dos tercios, o en sus tres cuartos, y así en cualquiera fracción, en tales experimentos, repetidos un centenar de veces, siempre encontré que los espacios recorridos eran proporcionales a los cuadrados de los tiempos; y esto era valido para todas las inclinaciones del plano; es decir, del canal a lo largo del cual hice rodar la bola.
Observé también que los tiempos de bajada guardaban entre sí aquella relación que le había señalado y fijado con anterioridad a la prueba.
Para la medida del tiempo, utilicé un gran recipiente de agua colocado en posición elevada; a la base de este recipiente se hallaba soldado un tubo de pequeño diámetro que permitía el paso de un débil chorro de agua, la cual recogía en un vaso de vidrio durante el tiempo de descenso, ya recorriese el canal entero, ya parte nada más de su longitud; el agua así recogida la pesaba con gran cuidado, después de cada descenso, en una balanza de precisión; las diferencias y relaciones de los pesos me daban las diferencias y relaciones de los tiempos; y esto con tal exactitud que, pese a repetir gran número de veces la operación, no hubo discrepancia apreciable en los resultados.
Acerca de este experimento merecen notarse algunos puntos. En primer término, que se repitió un centenar de veces. Luego, que se tuvo gran cuidado de lograr la medición exacta. Por fin, que las circunstancias ajenas del experimento, tales como la fricción se redujeron al mínimo. En las condiciones de tiempo, esto era lo más que Galileo podía obtener con miras a la creación de un entorno artificial, que permitiera medir los factores esenciales.

Experimento circulación de la sangre
Autor: William Harvey

El relato que Harvey hace de su descubrimiento de la circulación de la sangre es el siguiente: comencé a pensar si no podía tratarse de un movimiento, por decirlo así, en forma de círculo. Pues bien, posteriormente descubrí que esa era la verdad y que podíamos permitirnos llamarle circular a dichos movimientos, de modo parecido a como Aristóteles afirma que el aire y la lluvia imitan el movimiento circular de los cuerpos celestes, por el hecho de que la tierra humedecida sufre evaporación al ser calentada por el sol, los vapores condensan en lo alto y descienden en forma de lluvia que empapa de nuevo a la tierra; y de este modo, acontecen las generalidades de los seres vivos; y así también, se producen las tempestades y meteoros, por un movimiento circular y por la aproximación y receso del sol.
Otro tanto acontece con toda la probabilidad en el cuerpo gracias al movimiento de la sangre; sus diversas partes son alimentadas, acariciadas y revitalizadas por la sangre más caliente, más perfecta, vaporosa, fluida y yo diría que más alimenticia; pero esa sangre, en contactos con los miembros, se enfría, se coagula y, por decirlo así, se empobrece; de ahí que vuelva a su soberano, el corazón como a su fuente o la morada más íntima del cuerpo para recobrar su estado de excelencia y perfección. Allí recupera su debida fluidez y recibe una infusión de calor natural intenso, hirviente, una especie de tesoro de vida, queda impregnada de espíritu, podríamos decir que de bálsamo, y desde allí es dispersada otra vez; y todo esto se debe al movimiento y actividad del corazón.
El corazón pues, constituye el principio de vida, el sol del microcosmos, como también el sol, a su vez, puede recibir el título de corazón del universo; porque el corazón es en efecto, el fundamento de la vida y la fuente de toda actividad.

Fenómeno natural. Experimento sobre el aire
Autor: Francis Bacon


La actitud organicista de Bacon quedó también de manifiesto en su relato del siguiente experimento: Entre todas las sustancias conocidas, una de las que más rápidamente acoge y pierde el calor es el aire; esto puede comprobarse muy bien en los calendarios de vidrio (termoscopios de aire), que se fabrican de este modo. Se toma un vaso de vidrio de panza huera y de cuello estrecho y oblongo; se le da la vuelta y se coloca con la boca hacia abajo y la panza hacia arriba en otra vasija de cristal que tenga agua; la boca del vaso introducido debe tocar el fondo de la vasija receptora y su cuello mantenerse inclinado levemente hacia la boca de la vasija, de modo que pueda estar de pie. Y ahora que esto se lleve a cabo de manera más adecuada, conviene aplicar un poco de cera a la boca de la vasija receptora, pero sin cerrar del todo, su boca, para que el movimiento de que hablamos enseguida y que es muy sutil y delicado no sea impedimento por falta de aire.
El vaso invertido hay que calentarlo al fuego por su parte superior, la ventral, antes de introducirlo en la vasija. Una vez colocado en la posición descrita, el aire dilatado por el calor, tras un lapso de tiempo suficiente para permitir la extinción de ese calor adventicio, se retirará y contraerá a la dimensión y extensión del aire ambiente en el momento de la inmersión del vaso, y permitirá que el agua suba hasta cierta altura. En un lado del vaso, debe colocarse una tira de papel estrecha y oblonga, señalada con muchas rayas o grados a elección.
En tales condiciones, no estará permitido observar, según que el día sea caluroso o frío, cómo el aire se contrae por acción del calor, puesto que el agua sube al contraerse el aire y baja al dilatarse. Pero la sensibilidad del aire al calor y al frío es tan sutil y delicada, que excede con mucho la percepción del tacto humano, hasta el punto de que un rayo de sol o del calor del aliento, y más aún el calor de una mano colocada en el borde del vaso, producirá el descenso inmediato del agua en un grado perceptible. Creo, sin embargo, que los espíritus animales están dotados de sensibilidad aún más aguda al calor, comprobable si no la dificultara y disminuyera la pesadez del cuerpo.

El aire
Autor: Blaise Pascal

El experimento de Pascal, está relacionado con un experimento hecho en dos lugares elevados, uno cerca de quinientos brazos más alto que el otro y consiste en: si se toma un globo a medio inflar de aire, encogido y fláccido, y se lleva atado con un hilo a la cima de una montaña de 500 brazas de altura, se irá inflando espontáneamente a medida que sube, hasta que en la cumbre se halle completamente lleno, igual que si se le hubiera inyectado más aire. Al descender irá vaciándose en la misma proporción, de modo que al pie de la montaña habrá vuelto a su estado primitivo.
Al respecto, decía Pascal, este experimento demuestra todo cuanto he dicho de la masa del aire, sin dejar lugar a dudas; pero tiene que ser debidamente confirmado, puesto que todo mi raciocinio descansa sobre esta base. Entre tanto, cabe dar por sentado solamente, que la masa de aire pesa más o menos en tiempos distintos, según se halle más cargada de vapor o más contraída por el frío.
Dejemos pues claro: (a) que la masa de aire tiene peso, (b) que su peso es limitado, (c) que pesa más unas veces que otras, (d) que su peso es mayor en unos sitios que en otros, como en zonas altas y zonas bajas y (e) que con su peso oprime a todos los cuerpos que rodea, tanto más fuertemente cuando su peso es mayor.

Experimento: el vacío
Autor: Blaise Pascal


En este caso, Pascal relata lo siguiente: primero puse en una vasija, seis libras de mercurio que yo había controlado durante los tres días precedentes; y, habiendo tomado dos tubos de vidrio de idénticas dimensiones, ambos con cuatro pies de longitud y herméticamente cerrados por un extremo y abiertos por el otro, los coloque en la misma vasija y lleve a cabo con ellos el habitual experimento del vacío. Luego, puesto uno junto al otro sin sacarlos de la vasija, encontré que el mercurio se había detenido al mismo nivel en los dos, que era 26 pulgadas y tres líneas y media sobre la superficie del mercurio en la vasija. Repetí este experimento por segunda vez en el mismo lugar, en los mismos tubos con el mismo mercurio y en la misma vasija, y en todos los casos hallé que el mercurio de los tubos se detenía al mismo nivel horizontal y a la misma altura que en el primer experimento.
Hecho esto, fijé uno de los tubos en su vasija para una prueba continuada. Señale en el vidrio la altura del mercurio y, dejando el tubo donde estaba, pedí al padre Chastin, que tuviese el cuidado de observar, a menudo, durante todo el día, cualquier cambio que pudiera ocurrir. Con el otro tubo y parte del mismo mercurio me dirigí hacia la cima del Puy de Dóme, que se eleva a unas 500 brazas sobre el convento. Allí arriba, repetido el mismo experimento de idéntica manera a como fuera hecho en los Mínimos, encontré que se mantenía en el tubo una altura de sólo 23 pulgadas y dos líneas de mercurio; mientras en el mismo tubo, en los Mínimos, advertimos una altura de 26 pulgadas y tres líneas y media. Así pues, entre las alturas del mercurio en los dos experimentos resultaba haber una diferencia de tres pulgadas y una línea y media. Nos sentimos tan maravillados y contentos, a la vez, nuestra sorpresa fue tan grande, que quisimos repetir el experimento para satisfacción propia. Y así lo llevé a cabo con mucho cuidado cinco veces más en puntos diferentes de la cumbre de la montaña; una vez al abrigo de una capillita que hay allí, otra a cielo abierto, la tercera resguardada del viento, la cuarta expuesto al viento, la quinta con buen tiempo y también en presencia de la lluvia y la neblina que nos visitaron ocasionalmente. En todos los casos, quité cuidadosamente el aire del tubo, y en todos estos experimentos encontramos invariablemente la misma altura de mercurio. Que era de 23 pulgadas y dos líneas, que dan la discrepancia de tres pulgadas y una línea y media, en comparación con las 26 pulgadas y tres líneas y media que se habían hallado en los Mínimos. Estos nos satisfizo plenamente.

Experimento: efecto del vacío en la propagación del sonido
Autor: Robert Boyle

Relata Boyle, lo siguiente: el resultado de nuestro experimento fue que cuando el recipiente estaba bien vacío, algunas veces parecía dudoso, si se producía o no algún sonido; pero a mí casi siempre me pareció, tras de prestar mucha atención, que oía un sonido apenas perceptible; además y esto es extraño, daba la impresión de tener algo de estridencia, aunque esto no es raro parecía venir desde muy lejos. A fin de hallar que influjo podía tener la presencia o ausencia del aire en la mayor intensidad o suavidad del sonido, hice que entrara algo de aire en el recipiente, no todo de golpe, sino en diversos tiempos separados por intervalos convenientes; y así fue fácil observar que cuando había dentro un poco de aire, el golpe del martillo sobre la campana, que antes o no podía oírse o se oía muy suavemente, comenzó a percibirse con más facilidad; y cuando inyectamos un poco más de aire, el sonido aumentó y se hizo más audible, y fue agrandándose hasta que el recipiente volvió a estar lleno de aire.
Y si ya en los experimentos físicos-mecánicos dados a conocer, yo participé a vuestra señoría cuando pude observar acerca del sonido de un reloj ordinario en un recipiente vacío, añado ahora que dicho experimento fue repetido no hace mucho, con la variante de suspender en el recipiente un reloj despertador bastante grande, intencionadamente dispuesto de tal modo que, antes de que comenzara a sonar, nos diese tiempo a sellar con gran cuidado el recipiente, vaciarlo con suma diligencia y a colocarnos nosotros mismos en actitud silenciosa y atenta. Y, para realizar este experimento con mayor precisión si cabe que los anteriores sobre el sonido, nos cercioramos de que no había escape alguno por la parte superior mediante el ejemplo de un recipiente hecho todo él de una sola pieza de vidrio (y, por tanto, sin tapadera alguna) y provisto únicamente (por fabricación) de un botón de vidrio al que se pudiera atar una cuerda. Y puesto que podría sospecharse que si el reloj era suspendido con su propia cadena de plata la trepidación de la campana sonora se propagase a través de esa cadena metálica a la parte superior del vidrio, para evitar esto lo más posible, colgamos el reloj no de su cadena, sino de un hilo muy delgado, cuyo extremo fue adaptado al botón antedicho.
Una vez tomadas estas precauciones y expulsado cuidadosamente el aire mediante una bomba, aguardamos en silencio el momento en que el despertador comenzara a sonar; momento fácil de saber con ayuda de nuestros relojes personales; más como no oyésemos ruido alguno en el instante esperado, pedí a un caballero instruido que aplicara su oreja al botón de donde colgaba el reloj y que la mantuviera también muy próxima al recipiente; y nos aseguró que lograba percibir muy débilmente un sonido que parecía venir de lejos; pero ni nosotros, que escuchábamos atentamente desde otros puntos del recipiente, ni él cuando sus oídos dejaban de tener ventaja posicional sobre los nuestros, lográbamos cerciorarnos de oír, siquiera levemente, el despertador. Más, habiendo ordenado que se inyectara un poco de aire, al prestar atención de nuevo comenzamos a oír el timbre, cuyo sonido era bastante raro; y cerrada la llave para impedir el acceso de más aire, mantuvimos el sonido suave durante cierto tiempo; posteriormente permitimos que el aire entrase de nuevo, con lo que el sonido se hizo más audible; y cuando abrimos del todo el paso del aire, los circunstantes pudieron oír claramente el ruido del despertador a una distancia considerable del recipiente.
De cuanto queda dicho, puede deducirse, qué juicio merece la afirmación del erudito Mersenne en el libro de sus Harmónicos; a saber, que los sonidos se transmiten en el vacío.

Fiebre puerperal
Autor: Semmelweis Ignacio

A continuación se exponen los trabajos científicos desarrollados por Semmelweis Ignacio y Kekulé, los cuales fueron seleccionados del libro “Filosofía de la Ciencia y Metodología Científica” de N. Ursua Lezaun W. K. Essler D. Antiseri y otros (1983), donde el citado autor reseña lo siguiente: Semmelweis fue un médico de origen húngaro, que realizó trabajos entre 1844 y 1848 en relación con la fiebre puerperal en el hospital general de Viena. Como miembro del equipo médico de la Primera División de Maternidad del Hospital, Ognaz Semmelweis, se sentía angustiado al ver que una gran proporción de las mujeres, que habían dado a luz en esa división, contraían una seria y con frecuencia fatal enfermedad conocida como fiebre puerperal o fiebre de postparto. En 1844, hasta 260, de un total de 3157 madres de la división primera, un 8,2 por 100 murieron de esa enfermedad; en 1945, el índice de muertes era del 6,8 por ciento, y en 1846 del 11,4. Esas cifras eran sumamente alarmantes, porque en la “filosofía de la Ciencia y Metodología Científica” de N. Ursua Lezaun W. K. Essler D. Antiseri y otros (1983 adyacente segunda división de maternidad del mismo hospital, en la que se hallaban instaladas casi tantas mujeres como en la primera, el porcentaje de muertes por fiebre puerperal era mucho más bajo: 2,3; 2,0 y 2,7 en los mismos años). En un libro que escribió más tarde sobre las causas y la prevención de la fiebre puerperal, Semmelweis relata sus esfuerzos por resolver este terrible rompecabezas, empezó por examinar varias explicaciones del fenómeno corriente en la época; rechazó algunas que se mostraban incompatibles con hechos bien establecidos; a otras las sometió a contrastación.
Una opinión ampliamente aceptada atribuía las olas de fiebre puerperal a “influencias epidémicas” que se describían vagamente como “cambios atmosférico-cósmico telúricos” que se extendían por distritos enteros y producían la fiebre puerperal en mujeres que se hallaban en post-parto. Pero ¿Cómo argüía Semmelweis que esas influencias podían haber infectado durante años la división primera y haber respetado la segunda?. Y ¿Cómo podía hacerse compatible esta concepción con el hecho de que mientras la fiebre asolaba el hospital, apenas se producía caso alguno en la ciudad de Viena o sus alrededores? Una epidemia de verdad, como el cólera, no sería tan selectiva. Finalmente, Semmelweis señaló que algunas de las mujeres internadas en la división primera, que vivían lejos del hospital se habían visto sorprendidas por los dolores de parto cuando iban de camino, y habían dado a luz en la calle; sin embargo, a pesar de estas condiciones adversas, el porcentaje de muertes por fiebre puerperal, entre estos casos de “parto callejero” era más bajo que el de la división primera.
Según otra opinión, una causa de mortandad en la división primera era el hacinamiento. Pero Semmelweis señaló que, de hecho el hacinamiento era mayor en la división segunda, en parte como consecuencia de los esfuerzos desesperados de las pacientes para evitar que las ingresaran en la tristemente célebre división primera. Semmelweis descartó, asimismo, dos conjeturas similares, haciendo notar que no había diferencias entre las dos divisiones en lo que se refería a la dieta y al cuidado general de las pacientes.
En 1846, una comisión designada para investigar el asunto atribuyó la frecuencia de la enfermedad en la división primera a las lesiones producidas por los reconocimientos poco cuidadosos a que sometían a las pacientes los estudiantes de medicina, todos los cuales realizaban sus prácticas de obstetricia en esta división. Semmelweis señaló, para refutar esta opinión, que (a) las lesiones, producidas naturalmente en el proceso del parto, son mucho mayores que las que pudiera producir un examen poco cuidadoso; (b) las comadronas que recibían enseñanzas en la división segunda reconocían a sus pacientes de modo muy análogo, sin por ello producir los mismos efectos (c) cuando, respondiendo al informe de la comisión, se redujo a la mitad el número de estudiantes y se restringió al mínimo el reconocimiento de las mujeres por parte de ellos, la mortalidad, después de un breve descenso, alcanzó sus cuotas más altas.
Se acudió a varias explicaciones psicológicas. Una de ellas hacía notar que la división primera estaba organizada, de tal modo, que un sacerdote que prestaba los últimos auxilios a una moribunda tenía que pasar por cinco salas ante de llegar a la enfermería: se sostenía que la aparición del sacerdote, precedido por un acólito que hacia sonar una campanilla, producía un efecto terrorífico y debilitante en las pacientes de las salas y las hacia así más propicias a contraer la fiebre puerperal. En la división segunda no se daba este factor adverso, porque el sacerdote tenía acceso directo a la enfermería.
Semmelweis decidió someter a prueba esta suposición. Convenció al sacerdote que debía dar un rodeo y suprimir el toque de campanilla para conseguir que llegara a la habitación de la enfermera en silencio y sin ser observado. Pero la mortalidad no decreció en la división primera.
A Semmelweis se le ocurrió una nueva idea: las mujeres en la división primera, yacían de espaldas; en la segunda de lado. Aunque esta circunstancia le parecía irrelevante, probar a ver si la diferencia de posición resultaba significativa. Hizo, pues, que las mujeres internadas en la división primera se acostaran de lado, una vez más la mortalidad continuó.
Finalmente en 1847, la casualidad dio a Semmelweis la clave para la solución del problema. Un colega suyo, Kolletschka, recibió una herida penetrante en un dedo, producida por el escalpelo de un estudiante con el que estaba realizando una autopsia, y murió después de una agonía durante la cual mostró los mismos síntomas que Semmelweis había observado en las víctimas de la fiebre puerperal. Aunque por esa época no se había descubierto todavía el papel de los microorganismos en ese tipo de infecciones, Semmelweis comprendió que la “materia cadavérica” que el escalpelo del estudiante había introducido en la corriente sanguínea de Kolletschka había sido la causa de la fatal enfermedad de su colega, y las semejanzas entre el curso de la dolencia de Kolletschka y el de las mujeres de su clínica, llevó a Semmelweis a la conclusión de que sus pacientes habían muerto por un envenenamiento de la sangre del mismo tipo; él, sus colegas y los estudiantes de medicina habían sido los portadores de la materia infecciosa, porque él y su equipo solían llegar a las salas inmediatamente después de realizar disecciones en la sala de autopsias, y reconocían a las parturientas después de haberse lavado las manos de un modo superficial, de modo que éstas conservaban a menudo un característico olor a suciedad.
Una vez más, Semmelweis puso a prueba esta posibilidad. Argumentaba él que la suposición fuera correcta, entonces se podría prevenir la fiebre puerperal destruyendo químicamente el material infeccioso adherido a las manos. Por tanto, una orden por la que se exigía a todos los estudiantes de medicina que se lavaran las manos con una solución de cal clorurada antes de reconocer a ninguna enferma. La mortalidad puerperal comenzó a decrecer y en un año 1848 descendió hasta el 1,27 por 100 en la división primera, frente al 1,33 de la segunda.
En apoyo de su idea o de su hipótesis, Semmelweis hizo notar además, que con ella se explica el hecho de que la mortalidad en la división segunda fuera mucho más baja: en ésta las pacientes estaban atendidas por comadronas, en cuya preparación no estaban incluidas las prácticas de anatomía mediante la disección de cadáveres.
La hipótesis explicaba también el hecho de que la mortalidad fuera menor entre los casos de "parto callejeros “, a las mujeres que llegaban con el niño en brazos, casi nunca se las sometía a reconocimiento después de su ingreso y, de este modo, tenían mayores posibilidades de escapar a la infección.
Asimismo, la hipótesis daba cuenta del hecho de que todos los recién nacidos que habían contraído la enfermedad durante el parto; porque en ese caso la infección se le podía transmitir al niño antes de su nacimiento, a través de la corriente sanguínea común de madre e hijo, lo cual en cambio, resultaba imposible cuando la madre estaba sana.
Posteriores experiencias clínicas llevaron pronto a Semmelweis a ampliar su hipótesis. En una ocasión, por ejemplo, él y sus colaboradores, después de haberse desinfectado cuidadosamente las manos, examinaron primero una parturienta aquejada de cáncer cervical ulcerado; procedieron luego a examinar a otras doce mujeres de la misma sala, después de un lavado rutinario, sin desinfectarse de nuevo. Once de las doce pacientes murieron de fiebre puerperal. Semmelweis llegó a la conclusión de que la fiebre puerperal podía ser producida, no sólo por “materia cadavérica, sino también por materia pútrida procedente de organismos vivos”.

Descubrimiento del químico Kekulé de la fórmula de la estructura de la molécula de Benceno
Autor: Kekulé


El químico Kekulé cuenta que durante mucho tiempo intentó, sin éxito, hallar una fórmula de la estructura de la molécula de benceno, hasta que una tarde de 1865, encontró una solución a su problema. Mientras dormitaba frente a la chimenea, y contemplaba las llamas, le pareció ver átomos que danzaban serpenteando. De repente, una de las serpientes se asió la cola y formó un anillo, y luego giró burlonamente ante él. Kekulé se despertó de golpe: se le había ocurrido la idea, ahora famosa y familiar, de representar la estructura molecular del benceno mediante un anillo hexagonal. El resto de la noche lo pasó extrayendo las consecuencias de esta hipótesis.

Identidad entre el rayo y la materia eléctrica
Autor: Benjamín Franklin


El hallazgo cientíco de identidad entre el rayo y la materia eléctrica y la inducción electromagnética, que se describen a continuación, fueron extraídos del libro “Historia de la Ciencia y sus relaciones con al Filosofía y la Religión”, de William Cecil Dampier. Respecto al primero, se comenta lo siguiente: en el extremo de la caña vertical de la cometa hay que fijar un alambre terminado en una punta muy aguda, y que sobresalga de la caña o madera un pie o más. Al extremo del hilo próximo a la mano, hay que atar una cinta de seda, y en el nudo que forman el hilo y la seda puede sujetarse una llave. Debe echarse a volar la cometa cuando se sienta venir una ráfaga tormentosa. La persona que sostiene la cuerda debe mantenerse dentro de la puerta o ventana o a cubierto, con el fin de que no se moje la cinta de seda, pero cuidando de que el hilo no toque el marco de la puerta o ventana.
En cuanto cualquiera de las nubes tormentosas entre en contacto con el cometa, el alambre puntiagudo extraerá de ella la chispa, la cometa y todo el hilo quedarán electrizados; los filamentos sueltos de la cuerda se pondrán de punta y se sentirán atraídos cada vez que se acerque a ellos un dedo. Cuando la lluvia haya mojado la cometa y el hilo, de forma que puedan conducir libremente el fuego eléctrico, se notará su caudalosa corriente por la llave al tocarla con los nudillos. En esta llave puede cargarse la batería, y del fuego eléctrico así obtenido pueden encenderse gases y pueden realizarse todos los otros experimentos eléctricos, que suelen hacerse ordinariamente frotando un tubo o globo: con ello queda plenamente demostrada la identidad entre el rayo y la materia eléctrica.

La inducción electromagnética
Autor: Michael Faraday

El primer experimento de Faraday, abrió una nueva era en la historia de la ciencia de la electricidad. Quien al respecto cuenta lo siguiente: Enrollé en torno a un voluminoso bloque de madera 70 metros de alambre de cobre en la longitud, e interpuse otros 70 metros de idéntico material formando espiral entre las vueltas de la primera bobina, impidiendo con bramante cualquier posible contacto metálico. Conecté una de estas espirales con un galvanómetro y la otra con batería de 100 pares de láminas de diez centímetros cuadrados, de doble espesor y bien cargadas. Al hacer el contacto, se produjo de repente un efecto ligerísimo en el galvanómetro; efecto parecido se produjo al cerrar el contacto, pero mientras continuaba pasando la corriente voltaica por una de los espirales. No se notaba la menor impresión galvanométrica ni nada que indicase que producía inducción entre ellas, a pesar de que saltaba a la vista la intensa fuerza de la batería por el calor que desarrollaba en la espiral y por la brillante descarga que producía cuando se le pasaba por el carbón.
Repetí el experimento utilizando una batería de 120 pares de laminas; el resultado fue idéntico; lo único que averigüe en ambos casos fue que la ligera desviación que experimentó la aguja en el momento de conectar fue siempre en una dirección, y la producida al desconectar fue igualmente pequeña, pero en dirección contraria.
Los resultados que había obtenido yo, para entonces con imanes, me indujeron a creer que el paso de la corriente de la batería por uno de los alambres inducía de hecho una corriente semejante en el otro, pero que duraba sólo un instante, y que participaba más de la naturaleza de una onda eléctrica provocada por el choc de una botella corriente de Leyden, que de la corriente producida por una batería voltaica y que, por consiguiente, podría imantar una aguja de acero, aunque apenas afectase al galvanómetro.
Los hechos confirmaron esta suposición: en efecto, sustituyendo al galvanómetro por una pequeña espiral hueca, enrollada a un tubo de vidrio e introduciendo una aguja de acero, conecté como antes la batería con el alambre inductor y retiré la aguja antes de cortar el contacto: la aguja se había imantado.
Luego, empecé por conectar la batería, después introduje la aguja desimantada en una pequeña espiral registradora y entonces cerré el contacto: la aguja quedó imantada, aparentemente con la misma intensidad que antes, pero con los polos de signo contrario.
Todas las investigaciones de los testimonios de descubrimientos científicos, relatadas previamente, se sintetizan en el Cuadro 4.

Los Hijos de Sánchez
Autor: Oscar Lewis

La autobiografía sobre la familia Sánchez, conformada por Jesús Sánchez, de 50 años de edad y sus cuatro hijos, Manuel de 32, Roberto de 29, Consuelo de 27 y Marta de 25, fue publicada por Oscar Lewis en el año 1964. Esta historia tuvo como escenario general una familia pobre de una vecindad de México y como contexto específico, la comunidad Bella Vista en el corazón de la ciudad, entre las calles de Marte y Camelia.
El objetivo de la investigación fue comparar la vida de las familias que vivían en las vecindades de la ciudad, con las que vivían en la aldea. Para llevar a cabo el propósito del estudio, el autor desarrolló las siguientes rutinas procedimentales:
Estableció un contexto específico, de acuerdo a los siguientes criterios de selección: (a) la vecindad, alberga más de 700 personas, procedentes de 24 de las 32 entidades que integran la nación mexicana, donde la mayoría de sus residentes tienen diferentes oficios, ubicándolos entre comerciantes pobres, artesanos y obreros; además, tienen más de 20 años viviendo en ella y con un ingreso económico mensual entre 23 a 500 pesos, (b) la familia Sánchez, la cual formó parte de una muestra al azar de setenta y una (71) familias seleccionadas en la vecindad.
Señala el autor, que el trabajo de campo se desarrolló en semanas y meses con las demás familias y que completó los datos que necesitaba con la familia Sánchez, después de cuatro entrevistas, porque frecuentemente visitaba su casa para conversar, casualmente con Consuelo, Marta o Roberto. Explica que cuando comenzó a aprender algo acerca de cada uno de los integrantes de esta familia, se dio cuenta que ésta sola familia parecía ilustrar muchos problemas sociales y psicológicos de la vida mexicana de la clase humilde. Fue allí cuando decidió iniciar un estudio que denominó en profundidad; primero con Consuelo, después Roberto y Marta y, por último, con Manuel, quien estaba fuera del país.
Este trabajo duró, aproximadamente, seis (6) meses, tiempo que permitió al autor ganarse la confianza de Jesús, el padre, quien después de aceptar grabar la historia de su vida, hizo que se vigorizaran las relaciones autor e individuos en estudios.

2. Las técnicas y estrategias de recolección de datos se centraron en preguntas abiertas, entrevistas con métodos directos, narración de sus historias de vida, este hecho fue posible por la empatía que surgió entre investigador y los entrevistados, discusiones de trabajo, al mismo tiempo, entre dos o tres integrantes de la familia; además, de sesiones individuales.
3. Los instrumentos, utilizados en el estudio, fueron cuestionarios estructurados, entrevistas abiertas, grabadores, cintas y micrófono.
4. Con respecto al método, existió una simbiosis entre los sujetos del estudio y el investigador, lo cual se infiere de la lectura, cuando el autor expresa sentir que tiene dos familias, la propia y la Sánchez, porque los problemas de esa familia eran vividos, sentidos y compartidos por él. De allí que se deduce que el método utilizado fue el de historia de vida, donde los sujetos expresan en sí toda la realidad social vivida, se concreta el grupo social al cual pertenecen y la cultura en la que ha transcurrido su existencia.
5. La sistematización de la información, sobre sus recuerdos, sueños, esperanzas, temores, alegrías, sufrimientos, sus conceptos de justicia, entre otros, se hizo en etapas, las cuales fueron organizadas y ordenadas en tres grandes capítulos y el epílogo sobre Jesús Sánchez, para su posterior publicación en la obra clásica “Los Hijos de Sánchez” (Cuadro 5).


6. Entre los hallazgos más resaltantes de esta historia, cabe destacar el marcado contraste existente entre Jesús Sánchez y sus hijos, lo que refleja, no sólo la diferencia entre la formación en el campo y la urbana, sino también la diferencia entre México pre-revolucionario y el post-revolucionario; de igual manera, se evidencia un mundo de violencia, muerte, sufrimiento, infidelidades, así como la crueldad, de los pobres entre sí, revela una intensidad de sentimientos y de calor humano, esperanza por una vida mejor y disposición para compartir lo que poseen.
En el estudio subyace una teoría, que resalta una relación humana personal, compartida y comunicable en torno al vínculo afectivo y de relaciones sociales de una familia concreta de una vecindad de México, donde se reflejan las complejidades económicas, sociales y psicológicas, a las que deben hacer frente los gobiernos de los países tercermundistas y, especialmente, Estados Unidos, para transformar y eliminar del mundo la cultura de la pobreza, ya que la investigación determinó que, tanto los cambios básicos en las actitudes como en los sistemas de valores de los pobres, tienen que ir de la mano con mejoramientos realizados en las condiciones materiales de vida (Cuadro 6).


Gorilas en la niebla
Autor: Dian Fossey

Dian Fossey, investigadora de campo de los gorilas de la nieve, realizó una investigación que tuvo como motivación inicial, estudiar los gorilas como los parientes más próximos al hombre, con la finalidad de observar su comportamiento y compararlo con el de los humanos.
Las secuencias operativas, desarrolladas a lo largo de su investigación, se centran en las siguientes fases:
1. Selección de un contexto general, el cual fue los Montes de Virunga, conformado por ocho (8) volcanes situados en la frontera del Zaire, Ruanda y Uganda, y un contexto específico que constituyó el escenario de cinco (5) volcanes, seleccionado según los siguientes criterios: (a) el hábitat de los primates, caracterizado por zonas de abundante vegetación, donde se producía el tipo de alimento que ellos consumían, (b) los lugares de vidificación, debido a la abundancia de vegetación, ya que los gorilas pasan el 40% de su jornada en reposo, (c) el estudio detallado de los 15 km2 donde instaló su centro de investigación de Karisoke, donde hay siete (7) grandes zonas de vegetación, atractivas para los gorilas en diferentes momentos del año, según la estación y el estado del tiempo.
Es de hacer notar, que Dian Fossey no predeterminó estos criterios, sino que ellos emergieron como una necesidad en el lugar de estudio.
Para definir, con precisión, la magnitud del problema, la investigadora se basó en diversas técnicas y estrategias de recolección de datos, dentro de las cuales se señalan: la técnica observación participante durante 13 años, como elemento clave del desarrollo de la investigación. Las estrategias para la puesta en práctica de esta técnica fueron: trepar los árboles más altos de la vegetación, andar a gatas (cuatro patas), permanecer sentada ante la proximidad de los gorilas, permanecer en tierra cuando el gorila trepaba los árboles, simular que estaba comiendo para despertar la curiosidad de los primates, darse golpes de pecho para su reteración, imitación corporal y vocal, intercambio de miradas, estudio del excremento con la finalidad de determinar el estado de salud de estas unidades y las estrategias de rastreos para obtener pistas, que le indicaran que estaba en la ruta correcta.
Los instrumentos utilizados para plasmar los datos fueron: cuaderno de notas, grabadores, prismáticos, cronómetro, cámara fotográfica, micrófono, máquina de escribir y películas.
El medio de aproximación, al objeto de estudio, consistió en esconderse para poder observar, más de cerca, las características de los primates, este medio lo llamó la autora a escondidas. También se deja ver, cuando era descubierta por estos individuos, medio que denominó a descubierto. Asimismo, estimuló la curiosidad de los gorilas a través de la simulación de indiferencia hacia ellos y de estar corriendo.
Los individuos, objetos de estudio, estuvieron constituidos por cuatro (4) grupos (4 - 5 - 8 - 9), números que fueron asignados de acuerdo al orden tropiezo, los cuales estuvieron caracterizados por nombre, sexo, edad, estructura familiar, rasgos fisiológicos. Es de hacer notar, que la población es no intencional, ya que el proceso de su selección fue determinado según la situación.
La forma como organizó la información (sistematización) fue de la siguiente manera: elaboración escrita de las observaciones diarias, que le permitieron construir descripciones de los rasgos físicos, como las características de la nariz, lo que le permitió diferenciar un grupo de otro, porque descubrió que no existen dos gorilas que tengan las mismas “huellas nasales”, la forma de las ventanas de la nariz y de los conspicuos surcos de la piel que recubre el apéndice nasal. Hizo gráficos, elaboró listados de temas de investigación, mapas topográficos, censó a los gorilas, artículos de divulgación y el árbol genealógico de los mismos.
Con respecto a los hallazgos encontrados, se pueden destacar: obtención de conocimiento sobre las características fisiológicas que tipifican el comportamiento de los gorilas y su semejanza con el comportamiento humano, elemento que dedujo a partir de la relación evidencia en la estructura familiar de los primates, ya que observó que las pautas del comportamiento del grupo la establece el gorila de dorso plateado, el cual funge como jefe y guía del grupo y, además de ello, reseña que existe un tipo de relaciones afectuosas entre los padres e hijos, que hace que se establezcan fuertes lazos de parentesco que mantiene la cohesión familiar.
También es importante destacar, el conocimiento adquirido acerca de la forma de comunicación que mantienen los gorilas, mediante una cadena de vocalizaciones con diferentes significados y codificación.
Los resultados de estos hallazgos, los hizo la autora a través de relatos escritos en cada capítulo del libro, mediante la descripción e interpretación de las anotaciones de sus observaciones. Al final, la autora presentó una teoría amplia sobre sus resultados; sin embargo, en cada capítulo subyace la teoría sobre el comportamiento de los gorilas y su semejanza con el humano, en cuanto a parentesco, estructura familiar, lazos de consanguinidad, modo de comportamiento, afectividad, comunicación y pautas de interacción.
Es importante acotar, que todo este relato de los gorilas en las montañas, lo hizo Dian Fossey en un lenguaje ordenado, donde llama a la reflexión y a la conciencia humana sobre el uso racional de políticas turísticas para evitar la extinción de esta especie, ya que logró sensibilizarse y socializar el conocimiento ante esta realidad, la cual difundió a través de distintos medios de comunicacionales, como prensa, radio, charlas, artículos en revistas científicas y fotografías, entre otros (Cuadro 7).

Cuadro 7
Categorías de estudio de campo “Gorilas en la niebla”


Sexo y temperamento en las sociedades primitivas
Autor: Margaret Mead

El escenario donde se realizó el estudio de Margaret Mead, fue Nueva Guinea, entre 1931 y 1933. El campo de estudio específico resultó ser tres tribus: los Arapesh, los Mundugumos y los Chambuli.
Según narra la citada investigadora, en 1931, se internó en aquellos parajes para estudiar un problema: el condicionamiento de las personalidades sociales en ambos sexos, tratando de clasificar cuestiones respecto a las diferencias temperamentales; es decir, las diferencias entre las cualidades individuales innatas con independencia del sexo.
Como puede apreciarse, parte de un interés o una idea previa, a la que quería encontrar respuesta. En esa búsqueda de luz sobre el tema, descubrió tres tribus, en un área sumamente extensa. Quiere decir, que los sujetos de estudio de la investigación, no habían sido seleccionados de antemano, esto es los Arapesh, los Mundugumos y los Chambuli.
El trabajo se realizó en equipo (dos investigadores), lo cual hizo posible que la autora penetrara en pueblos tan salvajes y tan inaccesibles. Se basó en la contribución lingüística y etnológica recopilada por el Dr. Fortune y por un aporte más concreto relativo a los cultos de los hombres, el análisis del idioma Arapesh, tribu que la autora estudió más profundamente. Esto denota que, en el proceso investigativo, hubo un punto de partida y unos referentes teóricos que sirvieron como marco de referencia.
En la selección del campo de estudio, la autora se orientó en exploraciones previas realizadas años antes por el Dr. Briggs, de la Universidad de Sydney y los trabajos publicados por G. Bateson, los cuales les permitieron obtener un conocimiento somero de la cultura del Sepik medio.
Por la estructura de la obra, se revela que la autora cumplió los siguientes pasos:

1. Procedimientos operativos, como requisitos indispensables para poder lograr: (a) estudiar el sistema de vida de las tribus en el propio terreno, sus costumbres, tradiciones, modo de relacionarse, creencias, sistema político, etc., para poder comprender su sentido y significado, (b) observar la naturaleza física de los individuos, como edad, sexo, parentesco, nacimiento, madurez, (c) indagar, de manera directa, las características del lugar y la forma cómo desenvolverse exitosamente dentro de él. Esto permitió hacer una caracterización cultural de cada una de las tres tribus. Tipificar a los Arapesh como una sociedad cooperativista, dado que estaba organizada de acuerdo a las potencialidades fisiológicas de hombres y mujeres, orientadas hacia las necesidades de la generación siguiente, donde prevalecía la simpatía hacia las preocupaciones de los otros.
2. La técnica empleada fue observación participante, vivieron muchos meses en cada lugar, para poder evidenciar el modo de vida de los pobladores, los cuales son registrados por escrito.
3. Realizaron descripciones minuciosas de paisajes y de las narraciones de acontecimientos.
4. Se orientaron con mapas de la región, para llegar a cada tribu. En ocasiones, seguían el curso del río Sepik.
5. Desde el primer momento, hubo perplejidad ante los hallazgos, sobresaltos, sorpresas e incidentes, adaptando su sistema de vida ante lo inesperado.
6. La selección resultó ser acertada, aún cuando no estuvo guiada por criterios previos, sólo algunas pistas y orientaciones, pero in situ.
En relación con los hallazgos, esta investigación aporta el conocimiento sobre aquellos elementos que son construcciones sociales originarias, sin conexión con hechos biológicos de género sexual. Cada una de estas tribus desarrolla, en forma diferente, las desigualdades sexuales.
Así, concluye, que lo determinante sobre las personalidades de los dos sexos no son condiciones innatas, sino construcciones sociales. De ello, se podría derivar que a las chicas se les puede educar igual que a los muchachos, enseñar las mismas reglas, las mismas formas de expresión y las mismas ocupaciones.
Los Arapesh admiten una distinción mínima de personalidad entre viejos y jóvenes, entre hombre y mujeres, pero carecen de categorías de rango o de estado legal.
La citada investigadora concluye su trabajo, reflexionando sobre la necesidad de admitir todas las potencialidades humanas y tramar un edificio social menos arbitrario, en el cual, cada don humano disponga de un puesto adecuado (Cuadro 8).

Historia de la vida de Felicia Valera
Autor: Alejandro Moreno


Desde 1980, el autor llega al barrio como sacerdote a trabajar con los jóvenes en un centro juvenil. Adquirió su casa y se quedó viviendo en la comunidad, lo que él denomina el vivimiento, dice el autor que no fue a las zanjas como investigador, pero la investigación se le impuso muy pronto, mas ésta no fue para conocer el barrio sino para invivir la vida del barrio plenamente, lo cual hizo que la vida se le convirtiera en investigación-comprensión, por lo cual llegó a comprender que allí, en el barrio, existían otras reglas, diferentes a las que él poseía y esto no es lo revelaba la teoría sino la vida misma.
No obstante, el autor comenzó a elaborar un registro sistemático del vivimiento, señala que no predeterminó de antemano ningún tema de investigación, pues la misma emergió del contexto, tampoco seleccionó muestras, ni sujetos. Dice que “en un recodo del camino me he encontrado con Felicia, primero, fueron sus hijos, por ellos llegué a la madre y, en torno a ellos, se tejió nuestro encuentro”.
Indica, además, que existieron unas condiciones previas, sin las cuales la elaboración de la historia de vida no sería comprensible, esto es: relación previa, confianza, mutua implicación, la comunicación en sus clases.
El trabajo se realiza en equipo, con la participación de Felicia en la interpretación de su historia.
¿Hubo un punto de partida?; sí, se partió de una relación de apostolado, desde la cual surge el interés de centrarse en la juventud. Al principio fue una investigación externa, guiada por conceptos, reglas del mundo de vida al que pertenecía el autor, intelectualmente pensaba de una manera y en la practicación de la vida actuaba de otra. Estaba dividido, sus marcos de referencias al menos sirvieron para “darse cuenta” de la existencia de otro mundo de vida, otra episteme, distinta al mundo de vida moderno y lo llamó mundo de vida popular.
El proceso del vivimiento lo llama investigación compartida, mediante grupos de discusión periódica, comunidad de convivencia, grupo de investigación hasta posicionarse como Centro de Investigación Popular (CIP), en el barrio.
Los hallazgos más importantes pudieran sintetizase así:
Ø Encontrar un mundo de vida que actúa con otras reglas.
Ø Que este mundo de vida tiene un origen, una raíz.
Ø Que este mundo de vida es fundamentalmente relacional y que el centro de esa relación gira en torno a la madre.
En consecuencia, los aportes de esta historia de vida al conocimiento científico son básicamente, que hay otra manera de hacer conocimiento y de hacer ciencia, distinta de la conocida hasta ahora y, por lo tanto, es una puerta abierta para la reflexión, el discernimiento y una nueva posibilidad de acercarse a la comprensión de lo humano, desde otra episteme, la episteme del mundo de la vida popular venezolana, en contraste con el mundo de la vida moderno (la episteme moderna).
La obra de Moreno mantiene una tesis central y es que el ser humano del mundo de vida popular es ser en la madre, antes que ser en el mundo, y esto queda revelado en la Historia de Vida de Felicia Valera.
Es claro que el autor, desde el primer momento, considera que “es esencial el conocimiento de la realidad en la posición hermenéutica del conocedor, siendo este el horizonte interpretativo en el que conoce. Si el conocedor está ubicado en un horizonte hermenéutico radicalmente distinto de aquel en el que tiene su existencia la historia, lo conocido será un artificio, una ficción técnica de quien lo elabora” (p.15).
No siguen un método determinado, porque no existen reglas de procedimiento para conocer la historia de Felicia. Siguen una metódica, esto es una posición abierta a toda posibilidad de método e instrumento, según la historia misma lo va sugiriendo (fenomenología, análisis del lenguaje, confrontación con la propia experiencia).
No se buscan datos, sino sentido y significado. No es un observador, es un conviviente de la historia y de la vida que palpita en ella.
Para construir e interpretar la historia hacen el apalabramiento, esto es la palabra narrada. Por eso, la interpretación es la narración del sentido y significado de esa historia.
Esta forma de investigar exige la transdisciplinariedad: servirse de todas las disciplinas, sin detenerse ni adscribirse a ninguna, para elaborar un pensamiento que no pertenezca a ninguna.

4. Referencias en Testimonios de Investigadores Reconocidos

Los análisis anteriormente expuestos coinciden con la información que aportaron investigadores de reconocido prestigio en las entrevistas, testimonio que refleja una perfecta correspondencia entre los enfoques epistemológicos y las secuencias operativas desarrolladas por cada uno de ellos en su acción investigativa. A continuación, el reporte de estas entrevistas.

Entrevista 1

Ø “Yo tenía mucho interés en investigar en enfermedades hematológicas, examinábamos la sangre de pacientes que tenían enfermedades virales o tenían leucemia y esos primeros estudios, también dentro de las investigaciones de medicina de los últimos años, eran muy motivadores para hacer investigación”.
Ø “Para la dedicación exclusiva, un laboratorio muy bien dotado, unos maestros también paradigmáticos, muy inspiradores, yo creo que esas circunstancias fueron las que hicieron que uno se iniciara en la investigación, de poder disponer de esos maestros y de esos escenarios”.
Ø “Ese tutor, ese maestro, le da a uno la primera idea. En mi caso, en el Instituto de Investigaciones Científicas, era la Doctora Gloria Villegas, la jefe de Laboratorio de Microscopia Electrónica, para esa época y nos asignó el tema de investigar la sinapsis, las interacciones entre células nerviosas en invertebrados marinos, en el caso del calamar que es una sinapsis gigantes que sirve de modelo para investigaciones en neurotransmisión”.
Ø “Hay una parte que no viene de afuera, que viene de adentro, como intuición, el poder vislumbrar, visualizar cosas que otros no ven pero que uno intuye que existen”.
Ø “Una especie de mente predictiva que se va desarrollando a medida que se tiene la experiencia, yo diría que ese es un componente endógeno del investigador. Hay también otro componente que pareciera ser genético o que se necesita tener como genes especiales para un trabajo que necesita aislamiento, concentración, pensamiento reflexivo, analítico, capacidad heurística, capacidad imaginativa”.
Ø “La microscopia electrónica, la microscopia óptica, las técnicas de, generalmente técnicas microscópicas, se tiene también afinidad por las técnicas, yo tengo afinidad con la microscopia”.
Ø “En realidad un problema de investigación puede ser planteado por un investigador o puede ser resuelto por un equipo de investigación o puede ser planteado por un equipo, depende si el problema de investigación es multidisciplinario; en este caso, realmente requiere el concurso de varias personas que manejen áreas afines, para resolverlo”.
Ø “En las primeras ideas, lo que se llama ideas a priori, sí; pero luego, yo tengo que contrastar eso con una búsqueda bibliográfica muy exhaustiva para saber si realmente estoy tratando con un problema original o no, o sea, a mí se me puede ocurrir una idea, pero inmediatamente me voy a las fuentes bibliográficas para saber si ha sido desarrollada en el pasado o no”.
Ø “Existe toda una fertilización cruzada de ideas que se dan entre las diferentes disciplinas, entre los participantes de las diferentes disciplinas; a menudo el código del lenguaje que utilizan los diferentes...., no es el mismo porque vienen de disciplinas científicas, pero el enfoque del problema es bastante parecido, entonces por ejemplo, en el caso de las ciencias cognitivas, que viene siendo donde participa la psicología, la neurología, la antropología, la filosofía, la lingüística la neurociencia, entonces cuando uno estudia el problema de la mente humana, qué es la mente, cómo funciona, tenemos ideas que vienen de la neurociencia , de personas que piensan que el funcionamiento de la mente está en el cerebro, exclusivamente, ¿Verdad?, porque él, lo que estudia es el cerebro, entonces trata de localizar las funciones cognitivas en diferentes partes del cerebro; pero cuando se trata, por ejemplo, de un filosofo cognitivo, el enfoque es más global porque piensa que además de participar el cerebro, participan también estructuras que son extracerebrales, porque la mente no la concibe él funcionando en una estructura biológica sino también interaccionando con el ambiente; si se trata de un lingüista, entonces eso va hacia un terreno, cómo es el explorar dentro del sistema nervioso, cómo son los centros del lenguaje, cómo son las vías cognitivas para el lenguaje, qué centros participan allí, cómo se desarrollan esos con respecto a lo exterior, en fin, es allí donde se nota la mayor importancia de las ciencias, que es el abordar el problema de fronteras entre ciencias, que es donde se dan los hallazgos originales, por ejemplo, los que puede dar ahorita un experto en neurociencias con un experto en computación, en donde éste conoce de redes neurales, de cómo funcionan las redes neurales de una computadora y el neurocientífico sabe cómo funciona el cerebro y cómo funcionan los circuitos intracorticales y conociendo cómo funciona una computadora y cómo funciona el cerebro, se puede llegar a proponer ciertos modelos de cómo funciona la mente y eso no sería, pues sino el esfuerzo conjugado de especialistas en ..... y en neurociencias; esa es ahorita, de las investigaciones modernas, que dan más idea de la investigación interdisciplinaria, investigación de fronteras se llama.

Entrevista 2

Ø “En primer lugar, para decidir si un problema tiene trascendencia o no primero se necesita un marco teórico constante, un marco teórico bastante amplio, conocer gente en un área que esté trabajándolo desde hace mucho tiempo, por ejemplo, mi área predilecta con lo cual yo siento que puedo hacer, tengo alguna posibilidad de hacer investigación, es la parte de farmacia, la parte de medicamentos para efectos de diábetes, entonces cualquier cosa que yo vea allí, que me llame la atención, que no le consiga una solución realmente adecuada se convierte realmente en un problema de trascendencia para mí, que esté, que el problema esté dentro del marco teórico que uno tiene, que encaje además dentro de la infraestructura que tenemos aquí, (tienen trascendencia) hay gente que dice, no, es ciencia básica, no puede ser cualquier cosa; pero también es importante la parte de la sociedad, cuántos de seres humanos se pueden beneficiar con la solución de este problema, que es algo que casi nadie tiene en cuenta muchas veces”.
Ø “Estamos trabajando ahora, reproduciendo un medicamento para la diabetes, esa es ciencia aplicada, tan aplicada es que vamos a solucionarle el problema a un poco de gente, un medicamento como la Trovitazona que sale en 70.000 Bs. a la semana de tratamiento, pero vamos a producir un medicamento similar con un costo mucho más bajo y hecho aquí en Venezuela y estamos haciendo ciencia. ¿Cómo se va a obtener eso?, bueno, en eso estamos trabajando, estamos también indagando en el área de oxidación celular, los radicales libres, etc., como: las complicaciones, cómo afectan, cómo pueden usarse los radicales libres y el estado de oxidación para pronosticar enfermedades; porque eso también tiene aplicación, es decir, yo te digo, primero es que esté dentro de un marco teórico, que es lo que yo adoro, con lo que yo me identifico, que tenga la trascendencia, allí es donde yo considero que el problema es digno de estudiarse, que sea factible, que tenga movilidad.
Ø “Para ser realmente un investigador, tiene que tener un marco teórico bien profundo, tiene que haber un control de las variables y la única forma que tú sabes cuando, si tus variables están controladas es precisamente teniendo un conocimiento muy amplio de las teorías sobre el tema, porque cuando no tiene control de las variables, todo cae en el campo de la curiosidad, ¿Por qué?, Porque tú estás estudiando una causa que te va a producir un efecto, muchos efectos, pero tú tienes otras causas, a la final no sabes a cual de las variables pertenece, por eso tienes que controlar las variables, es decir, cuando controles la variable independiente, cuando lo haces, aislas la causa que quieres; y esa destreza te la da una buena información (saber el tema)”.
Ø “Yo creo que el movimiento de la ciencia en esta área ha ido adoptando una serie de pautas que han servido..., don de brotar los caminos por los cuales uno debe transitar, entonces, yo considero que la gran diferencia entre el curioso y el científico realmente el control de las variables, si está a tu alcance porque tenga una estructura adecuada que lo haga viable”.
Ø “Uno de los problemas que encaja en nuestra vocación como científico es la diabetes, estamos dentro de la investigación básica , esa que hacemos nosotros, molecular, estamos emparentados con estos problemas y al final que resulta, una solución, mejor estado de vida para los individuos, aquí los pacientes que llegan ... bueno, aquí cuando tratamos un paciente, yo digo, vamos a meternos por este camino, que no es el camino escrito ya, porque el problema es que aquí se forman los médicos a punta de enmiendas, es decir, las fallas como las fallas, el manual de fallas, si se prende la luz ésta hay que abrir la fotocopiadora para sacar la hoja; quieren tratar un paciente como un manual de fallas, ya el tratamiento del paciente se está haciendo con pautas moleculares con pautas científicas, es muy diferente a tratar al paciente como un manual de fallas, como si fuera una fotocopiadora, a establecer un tratamiento en base a una serie de raciocinios, porque por eso es que nosotros hacemos ciencias básicas, pero hacer ciencias básica es el porqué de lo que tú estás viendo, el fenómeno que tú estás viendo, entonces esa ciencia básica tiene alguna repercusión en el medio ambiente, en el individuo, en el hombre para que pueda tener validez, yo hago investigación orientado bajo algunos aspectos, por ejemplo el estado de oxidación, los radicales libres que uno produce, cómo están los asfixiantes en el cuerpo, todo eso, es decir, el fenómeno químico antecede meses al cambio físico. Cuando tú sientes la inflamación ese es un cambio físico”.
“Estamos tratando de implementar una serie de métodos nuevos, así como a una persona le miden glucosa en la sangre, y se sabe si se es diabético o no es diabético, así mismo el estado de oxidación va a servir para saber si a un individuo le va a dar un infarto, o no le va a dar, así esté aparentemente sano o va a ser diabético, o va a sufrir de los riñones, porque todo eso antecede meses a los cambios en la sintomatología, por ejemplo, la parte de los medicamentos, los medicamentos lo que hacen es restablecer el equilibrio, los medicamentos no producen ningún efecto, restablecen el equilibrio, entonces nuestra investigación está dedicada a producir medicamentos, como te digo, es ciencia básica pero lo más aplicada posible, que lleguen a otros”.

Entrevista 3

Ø “Estudio las alteraciones de los vasos sanguíneos en tumores intracraneales, fundamentalmente de unos tumores que se llaman gliomas que provienen de uno de los tipos histológicos de células del tejido nervioso; en esos tumores estudiamos las alteraciones de los vasos sanguíneos, fundamentalmente de la pared del vaso más pequeño que es el capilar sanguíneo dentro del tejido...... y ahí vemos con la microscopia electrónica, que ha sido mi herramienta de trabajo desde que yo me formé”.
Ø “Yo creo que la observación y el análisis; muchas veces en el método uno tiene que observar primero y después analizar; pero en este tipo de indagación que hacemos nosotros acá en la institución, tenemos que hacer la revisión bibliográfica que es nuestro primer paso; yo desde el momento en que comienzo a leer separatas de trabajos de investigación, primero observo las tablas, los gráficos y miro las litografías electrónicas y comienzo un proceso de análisis y relación con las inquietudes que tengo”.
Ø “Porque cuando uno realiza un trabajo de investigación, el protocolo tiene sus hipótesis, lanza unos objetivos, unas metas trazadas, pero muchas veces lo que uno llega a probar o a demostrar es tan solo una parte de una sucesión de ideas que hemos tenido, de hecho, cuando se prepara el informe final de investigación, uno le está dando respuesta a algunas ideas, pero hay otras ideas que han quedado y que sirven como de base para trabajos futuros y, muchas veces, lo dice cuando está exponiendo el informe; uno dice, yo estoy con este trabajo arrojando luces sobre determinadas cosas pero queda la posibilidad de que más adelante y, con otros equipos que iremos adquiriendo después... queda siempre esas ideas como a desarrollar en el futuro.

Entrevista 4


Ø “Las ideas las recogemos del medio del contexto de lo que diga la comunidad donde uno está inmerso, en la comunidad hay mucha influencia agropecuaria, los problemas del agro nos llegan de una u otra forma, bien sea a través de los ganaderos de los estudiantes que hacen sus prácticas profesionales en el campo, colegas que trabajamos en el mismo medio y nos orientamos lentamente el problema hasta que damos con lo que queremos trabajar, a veces no llega de una manera muy amplia lo llevaremos a nuestro campo de trabajo”.
Ø “No tenemos un método específico, utilizamos uno u otro dependiendo del trabajo que vayamos a hacer, utilizamos más el método por descarte, el método inductivo,”.
Ø “Usamos la estadística para reflejar la tendencia que, en un momento determinado, tenga el estudio en cuestion”.

Entrevista 5

Ø “La forma de operacionalizarlo, es la forma de confrontación, tú te encuentras lo que te dice la experiencia y lo que dice la teoría, sobre esa base estableces los elementos que encuentras comunes que son los que te pudieran llevar a ampliar el proceso que estás realizando, yo diría que la operacionalización surge de esa confrontación, un conocimiento que tú tienes, que has adquirido, que se sustenta en unas bases teóricas y lo que encuentras en la realidad a través de la observación. Yo estoy muy involucrada en el enfoque positivista; dicho enfoque busca mucho el dato, nosotros indagamos para ver qué hay en ese medio, la empiria la trabajamos a través de la recabación del dato, entonces, la operacionalización estaría desde ese punto de vista, de la confrontación de esos dos elementos”.
Ø “Se utiliza mucho la parte de instrumento, generalmente es la que aporta la información, aún cuando también en la parte de instrumentos busco dos abordajes, uno sería la teoría y otro explorar a través de los sujetos para poder construir el instrumento y veo que es muy positivo, favorece mucho al proceso el buscar la información en los sujetos, con los cuales voy a trabajar”.
Ø “Utilizo diferentes tipos de estadísticas, tú sabes que hay la frecuencia, porcentaje, técnicas multivariadas que permiten la comparación entre grupos de sujetos que integran una muestra, para ver de qué manera puede uno encontrar diferencias significativas, siempre apoyándose en los elementos teóricos, por ejemplo, saber que una variable, la edad, el sexo, la inteligencia, el nivel socio económico es importante, a qué nivel es significativo o no significativo, por ejemplo, en el caso venezolano, donde se dice que el nivel socioeconómico es importante para el rendimiento, que si es pobre o no, el nivel socio-económico, no establece ninguna diferencia significativa, el nivel de rendimiento académico es interés personal, siempre utilizo la estadística como una herramienta del enfoque positivista”.

Entrevista 6


Ø “Nosotros estamos aceptando la intersubjetividad como criterio de validación en las ciencias sociales. El aporte de este concepto nos ha resuelto unos cuantos problemas, desde el punto de vista de producción de conocimiento”.
Ø “Yo creo que el conocimiento científico en educación, debe estar orientado a la solución de problemas y a la transformación, para tener una mejor educación y, al final, vivir mejor, ser más felices”.
Ø “Para abordar el proceso de conocimiento, se cumple un ciclo que, a partir de respuestas, se van generando interrogantes y ubicas el problema en un contexto seleccionado. Yo tengo un contexto seleccionado para mi acción investigativa que es la escuela en todos los niveles”.
Ø “En la investigación se lleva un objetivo prefijado, pero en la invivencia con los individuos en estudio, éste puede variar de acuerdo a las circunstacias que se presenten.
Entrevista 7

Ø “Si yo tengo que ubicarme en un enfoque metodológico, me ubico en el cualitativo, con énfasis en la interrelación de los significados que es posible construir, a partir de la vida y de la acción y del conocimiento previo que se tenga sobre la problemática”.
Ø “Yo hago énfasis en conocer una realidad, conocerla con profundidad, extraer generalizaciones, pero estoy comprometida con esa realidad, porque es meterme allí, hacerme parte de ese contexto; claro, nunca voy a ser como los autores principales, ni siquiera pretendo, pero sí tener una relación más directa, compartir significados y, en algunos casos, compartir sentimientos”.
Ø “Yo me involucro en las discusiones y participo en la toma de decisiones, pero siempre considerando el punto de vista de las otras personas, porque no se trata ahora de ver uno solo, porque hay que compartirla con los autores involucrados en el proceso”.

Entrevista 8

Ø “Analizo el problema, luego de tener un objetivo formulado, traduciéndolo en algún cálculo lógico”.
Ø “Me voy al sector de los hechos, le doy vuelta y más vuelta, y al final, trato de convertirlo en lo que llaman una estructura empírica, o sea, un sistema compuesto por uno o más conjuntos y por relaciones, tanto internas como externas”.
Ø “Busco en las teorías ya existentes, algo que me cobije esa estructura empírica. Esto lo hago formulando poco a poco hipótesis que ligue mi estructura empírica con alguna teoría general”.

Entrevista 9

Ø “El problema del origen de las ideas de investigación es tan variado como investigadores haya, además hay que tener en cuenta también que esté presente la selección del método, aunque en las Universidades hay una materia que se llama metodología, dictada por gente que en su vida ha hecho investigación, en consecuencia, le llenan la cabeza al estudiante de ideas falsas como consecuencia de lecturas mal digeridas. Fíjate, hay un autor que se llama Feyerabend que se ríe de estos metodólogos y la verdad es que las variaciones sobre el método son tan grandes, de tal manera que el origen de una investigación determinada puede ser muy variado, en primer lugar y, en segundo lugar, el método puede ser distinto, también depende de cada investigador”. Por eso es importante que el estudioso en este terreno tenga claramente definido cuál es la posición epistemológica que va a asumir ante un determinado problema y que, además, tome en cuenta el proceso de búsqueda de la información de los alumnos, porque no es posible que la investigación, en vez de ser de este (maestrantes, doctorantes, estudiantes) sea de lo que el tutor, llamado también metodólogo, quiera imponer, de allí la necesidad que las Universidades formen a sus profesores en comunidades académicas y los agrupe en lo que hoy se llama líneas de investigación, para que pueda existir complementaridad de acción y apertura a nuevas formas de hacer investigación.
Los tres enfoques evidenciados en las entrevistas, se observan en forma más detallada en el anexo 1.

5. Análisis de las correspondencias entre Enfoques Epistemológicos y Secuencias Operativas en la Filosofía de la Ciencia, en la Historia de la Ciencia, en los testimonios de grandes Científicos y en la información obtenida en las entrevistas a investigadores de reconocido prestigio.


A través del proceso de investigación se observa la presencia de tres grandes enfoques epistemológicos que han sustentado la investigación en el proceso histórico; son ellos: el Empirista Inductivo, el Racionalista Deductivo y el Introspectivo Vivencial, cada uno de ellos asociado o ligado a secuencias operativas específicas que los caracterizan y que diferencian, de manera especial, las distintas formas de alcanzar el conocimiento.
Con respecto al enfoque epistemológico Empírico-Inductivo y su Secuencia Operativa identificada como Nº 1, se observa su presencia, fundamentalmente, a partir de la época del renacimiento, la meta de este enfoque era la comprobación empírica directamente asociada a la experiencia medible.
El enfoque Racional-Deductivo y su Secuencia Operativa identificada como Nº 2, tiene sus más fieles exponentes en los autores ubicados en la antigua Grecia, quienes muestran un razonamiento y una argumentación, sustentados en el modelo axiomático e hipotético deductivo y en mecanismos definidos de demostración asociados al método deductivo.
El enfoque epistemológico Introspectivo-vivencial y su Secuencia Operativa identificada como Nº 3, tiene su mayor auge en el siglo XX, como horizonte en una transformación y emancipación del ser humano, predomina en el estudio de las ciencias sociales, específicamente en la Antropología, la Lingüística, la Psicología y la Sociología entre otras.

A. El Modelo Empírico Inductivo y su Secuencia Operativa (Nº 1)
A.1. Referencias en la Historia de la Ciencia.
La Secuencia Operativa Nº 1, derivada del enfoque epistemológico empírico-inductivo, sigue una rutina procedimental que está conformada por la observación sistemática, medición y organización aritmética, los datos observados, experimentación formulación de leyes o principios donde prevalece el lenguaje científico.
De la investigación se deriva que los babilonios se ubicaron en el modelo Empírico Inductivo y su respectiva Secuencia Operativa (Nº 1) por la necesidad que ellos tuvieron de buscar unidades fijas de medida como fueron el peso, la longitud y la capacidad, aspectos que se utilizaron en la medición de terrenos. Se puede afirmar que en las secuencias operativas de sus trabajos científicos, llegaron a establecer unidades de medida que dieron inicio al nacimiento de la Geometría como ciencia abstracta aplicada a la agrimensura; sin embargo, no coincidieron en la formulación de leyes debido a lo rudimentario de los instrumentos que utilizaron. Posteriormente en Roma, en el año 129 d.C., Galeno hizo observación sistemática en el campo de las Ciencias Naturales (Anatomía), basadas en criterios previos, en la experimentación y, como elemento de diferenciación con los primeros, se observa la primera construcción teórica que aunque no conduce a la formulación de leyes constituyen los primeros cimientos de avance en el desarrollo de la ciencia.
Años más tarde ( 1210 d. C., siglo XIII), Roger Bacon le da importancia a la experimentación, como base para el logro de certeza en materia científica, inicia la experimentación estructurada y valida los experimentos para comprobar su validez. Con este investigador se dan los primeros pasos conducentes a la rigurosidad científica y se comienza con la proposición de teorías y formulación de leyes mediante el razonamiento inductivo.
Por su parte, en el siglo XV, año 1452 d.C., Leonardo Da Vinci aporta un nuevo elemento a la ciencia como es la instrumentación, utiliza instrumentos mecánicos provenientes de la Física para hacer los experimentos, demostrarlos y validarlos; además introduce la medición a través de la Aritmética y del lenguaje numérico, haciendo pruebas a gran escala para la demostración de leyes.
Francis Bacon (año 1561a 1626 entre el siglo XVI y XVII), a quien se le considera el padre del método científico, hace énfasis en la observación y en la experimentación como base del conocimiento y como único método científico para el estudio de las leyes o regularidades universales y en la experiencia como el elemento clave para la investigación. Con este autor aparecen elementos de construcción teórico-epistemológica, centrados en la Filosofía de la Ciencia inductiva y en el método experimental.
En los siglos anteriormente señalados, se produce con Galileo Galilei lo que podría denominarse una revolución científica. En concordancia con Bacon, asume el método científico; sin embargo, avanza con relación a éste puesto que plantea la verificación sistemática de experimentos planificados, uniendo de un modo riguroso la especulación teórica con las pruebas prácticas y utilizando instrumentos científicos más avanzados.
Galileo planifica su método de abstracción matemática, a partir de las experiencias inmediatas y directas y lo sistematiza en cinco elementos básicos:
Ø Estudio sustantivo del problema,
Ø Establecimiento de las relaciones matemáticas intrínsecas al problema,
Ø Construcción de hipótesis,
Ø Encadenamiento inferencial de las consecuencias en los eventos estudiados,
Ø Estudio experimental para probar las hipótesis y comparar los resultados.
Esta sistematización conduce a afirmar que, Galileo Galilei fue el primero en considerar que la naturaleza y sus leyes están sometidas a las leyes matemáticas, el autor en estudio superó a sus predecesores, porque combinó los métodos experimentales o inductivos de la deducción matemática, además fue capaz de describir y establecer el verdadero método de la ciencia física, esto es, la existencia de la Física como ciencia autónoma unida a la matemática pero no reducible a ella; es decir, como ciencia provista de su propio método, de sus problemas y de sus aplicaciones características.

A.2. Referencias en los descubrimientos científicos

Tal como se observó en los cuadros 3 y 4 se infiere, de la investigación, que los grandes descubrimientos realizados en los siglos XVI y XVII, años 1564-1642, se sustentan en los avances científicos propuestos por Galileo, a quien se puede referir como el incursionador de una nueva fase en el desarrollo científico, como es su dominio instrumental y sus métodos, estos aspectos contribuyeron a la construcción de los pilares fundamentales de la dinámica de la ciencia, ámbito en cual se definió el marco donde se realizaron casi todos los trabajos científicos, creativos, que permitieron humanizarla.
Este proceso de nuevos descubrimientos en la historia de la ciencia, propicia el avance desde el razonamiento propio de la ciencia griega al de la ciencia empírica experimental, elementos que se evidencian en las actividades científicas de investigadores como Helmont Van(1577-1644), Francis Bacon (1561-1626), William Harvey (1628), Blaise Pascal (1623-1662), Evangelista Torricelli (1643), Robert Boyle (1660), Benjamin Franklin (1706-1790), James Watt (1736-1819), Aloys Senefelder (1771-1834), Michael Faraday (1831), Ignacio Ognaz Semmelweis (1844) Wilhem Von Bunsen (1850), D.M. Mendeleiev (1869), Albert Szent Gyoryi (1893), Max Planck (1897), Denis Garbor (1900), Millikan (1907). E. Bataillon (1910), B.J. Luyet y otros (1940) y Clark Edinson (1986).


A.3. Referencias en testimonios de investigadores reconocidos.

El análisis de las entrevistas realizadas a los investigadores reconocidos de La Universidad del Zulia en las distintas áreas del conocimiento, produjo como resultado un predominio absoluto de las secuencias operativas empírico-inductivas (Nº 1), por cuanto manifestaron utilizar la observación sistemática, la experimentación, un conjunto de instrumentos como medio para verificar los resultados; además señalan que elaboran teorías que son difundidas a través de revistas arbitradas tanto en Venezuela como en otros países.

B. El Modelo racionalista Deductivo y su Secuencia Operativa (Nº 2)

La Secuencia 2, propia del enfoque Racional-Deductivo, sigue una rutina procedimental conformada por observaciones no sistemáticas, análisis teórico, razonamiento, formulación de hipótesis, derivaciones, validación lógica, el leguaje que prevalece en esa secuencia es el lógico-matemático.

B.1. Referencias en la Historia de la Ciencia.

A partir de los Babilonios, se observa un cambio en la producción científica de la antigua Grecia; es decir, tuvieron gran acogida en el pensamiento griego, la práctica de la observación sistemática y la atención de los hechos constatables, cuya garantía se ubica en los mecanismos de la razón humana.
Thales de Mileto (año 600 a.C.), padre de la concepción materialista espontánea, concebía el universo como un gran complejo de orden natural y potencialmente, explicable mediante el conocimiento ordinario y la investigación racional. Este sabio, mostró un pensamiento calculador, concreto, sustentado en la observación de los fenómenos naturales y argumentada sobre la base de largos períodos de procesos de reflexión, razonamiento de orden matemático que aparentemente dice de un pensamiento deductivo en donde está presente una compleja mezcla de procesos inductivos, como pilar fundamental donde se erige la creación del conocimiento con base científica; procesos de pensamiento que conducen a la formulación de hipótesis, que especulan sobre la existencia de un elemento único como soporte elemental de las cosas.
Por su parte Anaximandro (años 610-545 a.C.), siguiendo la tendencia naturalista-realista, enseñó que la materia es la base del mundo y que de ella han nacido los seres vivos. Hizo uso de la observación y de la argumentación que conducen al desarrollo de una filosofía mecanicista-racional, cuyas herramientas de trabajo se constituyeron en instrumento de medición, que enrumbaron a los científicos de la época a la representación experimental del prototipo base de sus argumentos matemáticos.
Pitágoras (año 530 a.C.) adoptó una actitud mística derivada del idealismo y marcada por una decidida inclinación a la observación y experimentación. En la escuela pitagórica la tendencia inductiva y deductiva no pudieron entenderse como procesos cuyos límites marcan diferencias claras entre las maneras de pensar racional deductiva y la racional inductiva pues la línea divisoria se difumina y se entremezcla en la medida en que el científico echa mano de procedimientos diversos hasta lograr operativizar el pensamiento en acciones concretas. El análisis teórico se hacía primordialmente a través del método científico analítico y la hipótesis se planteaba a partir de la concepción del mundo idealista de que todo podía ser medido y expresado en cifras.
Heráclito de Efeso (año 502 a.C.) y su Filosofía supone desde el plano teórico, un salto cualitativo respecto a sus antecesores; este autor estableció la concepción dialéctica del mundo, utilizaba la observación y el razonamiento, más no la experimentación u otros instrumentos de tipo medicional, la verdad, según él, sólo puede encontrarse reflexionando sobre el logro o razón universal, lo que otorga a este tipo de pensamiento un carácter deductivo.
Parménides de Eleas (año 480 a.C.) exageró el razonamiento deductivo, constituyéndose en el filósofo de la razón pura, comprendió y formuló el principio de identidad o no-contradicción, utilizó el pensamiento como herramienta de trabajo para llegar a la verdad.
Platón (año 428-328 a.C.), planteó la irrealidad del mundo terrestre, según él, el mundo real único existente era el de las ideas, de las que el hombre no puede adquirir más que un conocimiento aproximado. Para el citado sabio, el mundo de las ideas no es material, sino únicamente idea esencial y material de todos los objetos materiales. Deducía sus pensamientos a priori sobre la naturaleza y condenó la experimentación como arte mecánico, considerando que la ciencia se desarrollaba a través del pensamiento; estimaba las matemáticas por ser una ciencia deductiva y dentro de ellas sometió a análisis lógico ciertos conceptos mentales, purificados por medio de la razón, de donde surgió la teoría de la forma inteligible por las cuales la forma o idea poseen la plenitud del ser y de la realidad de que carecen los individuos.
Para Platón el mundo, aparentemente objetivo, era engañoso, un reflejo proyectado sobre la mente humana en forma de ideas provenientes de otras esferas ocultas y que sólo podía ser conocido en relación con otros mundos originales subyacentes; decía, que el conocimiento sobre las cosas siempre estaría condicionado por la manera de verlas, por la estructura de percepción y de pensamiento. Este pensar estaba asociado a una base subjetiva de corte idealista.
Aristóteles, llamado también el estagirita (año 384 a.C.), fue uno de los fundadores del método inductivo y el primero en haber concebido la idea de organizar la investigación, clasificó y sistematizó el conocimiento, consideraba la labor inductiva como un requisito preliminar a la verdadera ciencia, que debía ser de tipo deductivo, con un propósito básico que era deducir por pura lógica las consecuencias que fluyen de las premisas obtenidas por el proceso inductivo; también fue el creador de la lógica formal con su forma silogística y su aparato demostrativo. El conocimiento según Aristóteles consistía en observar y clasificar sistemáticamente objetos distintos del sujeto que conoce, además señaló que la ciencia debe ser fundamentada en la realidad.


B.2. Referencias en descubrimientos científicos.

Entre los descubrimientos científicos que se corresponden con la secuencia 2, se encuentran entre los años 1809-1988 siglo XVIV, dos evidencias de trabajo que ponen de manifiesto tal secuencia, ellas son, las de Charles Darwin en la Teoría de la Evolución de las especies (1809-1882) y la de Albert Einsten en la de la Relatividad General (1905-1916).
Con relación al método inductivo Darwin comenzó haciendo su autobiografía, señaló que sus primeras impresiones las hizo en cuaderno de notas en julio de 1837, donde trabajó sobre los principios baconianos y sin utilizar ninguna teoría, recogió datos en grandes cantidades especialmente en relación con productos domésticos a través de estudios publicados de conversaciones con expertos ganaderos y jardineros, luego adoptó un giro de razonamiento donde establece una estricta conexión entre la inducción y la deducción, este último lo planteó Darwin a través de dos grandes argumentos. que conducen a la hipótesis general. Estos argumentos son:
1. El sinnúmero de variaciones pequeñas y de diferencias individuales que aparecen en la producción doméstica, y en menor grado en las que están en condiciones naturales, así como también la fuerza de la tendencia hereditaria; permiten que el organismo se haga plástico en alguna medida.
2. La variabilidad que se encuentra en las producciones domésticas no está originada directamente por el hombre, in voluntariamente el hombre somete los seres vivientes a nuevas y cambiantes condiciones de vida y sobreviene la variabilidad, pero cambios semejantes pueden ocurrir y ocurren en la naturaleza.
La hipótesis general planteada por el citado autor se expresa en los términos siguientes:
nacen mucho más individuos de los que acaso pueden sobrevivir; quienes tienen ventaja, por ligera que sea sobre otros tendrían más probabilidades de sobrevivir y crear su especie, por el contrario hay la seguridad de que toda variación perjudicial en cualquier grado tiene que ser rigurosamente destruida.

Como puede observarse, Darwin no va directamente a los hechos sino que parte de grandes hipótesis, o sea de hipótesis generales de gran cobertura, de las que se puede inferir la solución del problema y a partir de las cuales construye su teoría de la evolución de las especies.
Albert Einstein, por su parte, despreció los a priori y las ideas recibidas, decidió tomar como punto de partida de su trabajo la siguiente hipótesis “las nuevas variables eran reales y verdaderas y físicamente las del nuevo sistema y que la transformación de Lorentz era la expresión física de la relación que existía entre dos sistemas de referencia en movimiento rectilíneo y uniforme uno con relación a otro”. Esta Hipótesis entrañaba el abandono de la mecánica newtoniana; sin embargo, fue fructuosa porque así nacieron las teorías de la Relatividad Restringida en el año 1905 y la Teoría de la Relatividad General en el año 1915
Para proponer la Teoría de la Relatividad General, partió de la hipótesis de que la relación entre la inercia y la masa o la energía del campo gravitacional, no estaba claramente elucidada, para resolver este problema que lo condujo a la formulación de la Teoría de la Relatividad General partió de un estudio y discusión encadenada de los aportes de científicos tales como: Karl Fredrich Gaus y su Teoría de la Superficie, Bernhard Riemann y sus fundamentos de la Geometría, Marcel Grussmann quien le propuso revisar el trabajo de Curbastro Gregorio Ricci ; en este estudio se percató que había cometido errores en sus cálculos iniciales, lo que lo hizo volver sobre ellos para resolver las ecuaciones de manera exacta, lo que condujo a la creación de la Teoría de la Relatividad General.

B.3. Referencias en los testimonios de investigadores reconocidos


Las entrevistas realizadas a los investigadores reconocidos, evidenciaron secuencias operativas de corte racional deductivo tal como se observa en los siguientes textos:

Ø “Parto de una gran hipótesis como idea primaria que luego voy contrastando con una teoría que me sirve de base en la investigación”.
Ø “Parto de un enfoque más global porque pienso que además de participar el cerebro, participan también estructuras que son extracerebrales, porque la mente no la concibo funcionando sólo como una estructura biológica.... entonces eso va hacia un terreno que conlleva a explorar dentro del sistema nervioso cómo son los centros del lenguaje, cómo son las vías cognitivas para el lenguaje, qué centros participan allí, en fin, es allí donde se nota la mayor importancia de las ciencias”.
Ø “Los hallazgos que puede dar ahorita un experto en neurociencia con un experto en computación, donde este último conoce de redes neurales y de cómo funcionan las redes neurales de una computadora y el neurocientífico sabe cómo funciona el cerebro y cómo funcionan los circuitos intracorticales, se puede llegar a proponer cierto modelo de cómo funciona la mente”.
Ø “Uno tiene una formación en lo metodológico, pero al mismo tiempo tiene una formación en lo teórico-conceptual sobre el ámbito que se va a investigar y a partir de esas dos grandes herramientas ya uno comienza a construir lo restante, ya uno empieza a crear un proceso de construcción y explicación sobre el objeto que está estudiando”.

C. El Modelo Introspectivo Vivencial y su Secuencia Operativa (Nº 3)

La secuencia 3 sigue la siguiente rutina procedimental: observación participante, interpretación de situaciones, validación por consenso, simbolismo sociocultural con predominio, en todo el proceso, del lenguaje ordinario.

C.1. Referencia en la Historia de la Ciencia.

El enfoque introspectivo vivencial surge con las expediciones organizadas de manera sistemática que lentamente condujeron a la verdadera investigación científica. Así, la primera expedición científica de índole interdisciplinaria fue dirigida por V. Bering al noroeste de Asia y el descubrimiento geográfico sistemático que cedió su lugar a la observación de los hechos humanos fue organizada por primera vez a Oceanía, esfuerzo este inaugurado por el capitán Cook. Hubo también preocupación por el estudio sobre el terreno con una orientación de espíritu predispuesto a la recolección de datos con profundidad como A. de Humbold. Todos esos impulsos sirvieron de sustento para crear la disciplina etnográfica, término utilizado a partir del siglo XIX, cuando se establecieron categorías de análisis de los hechos sociales y del lenguaje natural.
Con Marx y Engels, en ese mismo siglo, surgió un sistema que constituye una integración de hechos materiales y humanos a los que se le llamó dialéctica y una explicación de fondo acerca de las relaciones que subyacen en la misma acción socializada y sistemática.
Además en el siglo XIX aparecen las ciencias humanas y sociales como la Sociología, la Psicología y la Antropología, el nacimiento de esta última fue definido por la unidad y diversidad del género humano vigente en el siglo XVIII, siendo la primera disciplina que se valió del método biográfico en sus investigaciones de campo.
Dilthey (1833-1911), por su parte, definió una categorización de la ciencia (Las de la naturaleza y las del espíritu), este autor, vinculado con la Escuela Histórica Alemana, la Filología Clásica y el Criticismo Bíblico Racionalista de David F. Strauss, dio lugar a la noción de que la Hermenéutica ó interpretación comprensiva del texto, es el método propio de las ciencias humanas.
Hacia finales del siglo XIX y primera mitad del XX nació en Estados Unidos con Frank de Boas ( 1858-1942) la idea de una Antropología Cultural y comenzó a desarrollarse la idea de una observación participante en las comunidades de estudio a partir de los trabajos de Malinowski (1883-1942) los que condujeron hacia una interpretación de tipo funcionalista.

C.2. Referencias en descubrimientos científicos

En los trabajos de investigación analizados, se observa que todos parten de una motivación inicial y de una teoría implícita que no conduce a la construcción de una teoría general, tal como se aprecia en los trabajos de Margaret Smith (1981) Oscar Lewis (1964), Dian Fossey (1985), Bronislaw Malinovski (1958) y Alejandro Moreno Moreno (1998), quienes presentan unas secuencias operativas definidas por la selección de un contexto general, un contexto específico, la categorización observacional del problema, utilización de técnicas y estrategias para la recolección de datos, entre las cuales se señalan la técnica de observación participante, estudios en profundidad; los instrumentos y herramientas están conformados por entrevistas, cuestionarios grabadores, cuadernos de notas, cámaras fotográficas, micrófonos, máquinas de escribir, películas, entre otros.
La información es sistematizada y organizada, bien por etapas o a través de la elaboración escrita, de las observaciones diarias que conducen a la construcción de las descripciones del objeto de estudio, proceso a partir del cual se generan y evidencian los hallazgos correspondientes y se organizan para su posterior publicación.

C.3. Referencias en testimonios de investigadores reconocidos


En las entrevistas realizadas, se evidenció la presencia de secuencias operativas que permiten percibir una ubicación de algunos investigadores reconocidos en el enfoque epistemológico Introspectivo vivencial, cuestión que se aprecia en los siguientes planteamientos:

Ø “Para transformar la educación, es necesario insertarse en la escuela y compartir con los actores (maestros) involucrados en el proceso de cambio”.
Ø “A partir de la observación participante se estudian los problemas de la educación y se establecen las categorías de análisis”
Ø “El análisis de la situación problema se hace a partir de registros de hechos, historias de vida”.
Ø “La interpretación de la situación se hace de manera hermenéutica y en el contexto sociocultural circundante”.