En Padrón, José (1997): Notas sobre Análisis del Lenguaje. Maracaibo: LUZ, Doctorado en Ciencias Humanas.

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2.1. Los contextos de uso y las macro-funciones

Todo lenguaje se enmarca en un contexto de uso, hasta el punto de que muchas veces nos resulta imposible analizar o entender una cierta cadena de lenguaje si ignoramos cuál es el contexto al que pertenece. Consideremos, por ejemplo, los enunciados 1-4) y tratemos de decidir si son verdaderos o falsos:

1) “Hoy es miércoles”.

2) “Aquí hay muchas personas corriendo de un lado para otro”.

3) “Su hijo es una persona excepcional”.

4) “Éste es el mejor producto actualmente en el mercado”.

En ninguno de estos casos estamos en capacidad de decidir el valor de verdad de esos enunciados. En 1), porque no sabemos el tiempo en que se emite el enunciado. En 2), ignoramos el lugar y el tiempo. En 3) no sabemos los datos de la situación sociocultural (no sabemos, por ejemplo, si se trata de una consulta con un psicólogo o de una situación familiar en que la nuera habla a los suegros, etc.). En 4) ignoramos también la situación sociocultural (desconocemos si el que habla es un comprador experto, ubicado en un automercado o un controlador de calidad ubicado en una industria o un locutor de TV en una cuña publicitaria…).

Conocer el contexto de uso es imprescindible para explicar adecuadamente las realizaciones de lenguaje. Incluso, casi siempre es posible predecir qué tipo de textos van a generarse en un cierto momento si de antemano sabemos cuál es el contexto de uso (no es difícil, por ejemplo, predecir qué nos van a decir cuando tocan el timbre de nuestro apartamento y, al asomarnos por el ojo mágico, vemos a un desconocido vestido con corbata, rubio, con un maletín y una biblia bajo el brazo). En conclusión, los datos contextuales son sumamente importantes para el análisis del lenguaje.

Pero lo más importante para la teoría y para el análisis es que, por más que los contextos de lenguaje sean infinitos, existe lo que llamamos condiciones normales. Dentro de esas condiciones normales, la cantidad infinita de contextos particulares puede ser reducida a unas cuantas clases de contexto. Es lo que se denomina contextos típicos. Estos contextos típicos se deducen de las diferentes clases de interacción que existen en una sociedad. A cada clase de interacción social corresponde un cierto género de realizaciones lingüísticas. A su vez, a cada uno de estos géneros va ligada una intención discursiva muy global, que se denomina macro-función lingüística. Veamos algunos de esos contextos típicos asociados a clases de interacción social y caracterizados por una macro-función especial:

i) El contexto educativo: se deriva de las interacciones sociales en que unos enseñan a otros o, a la inversa, en que unos aprenden de otros. Materialmente, este contexto va ligado a ambientes típicos, tales como el aula de clases, la existencia de docentes y estudiantes, el uso de libros y materiales de registro, etc. La macro-función global de este contexto es la de Enseñar/Aprender. Nótese que la barra entre ambos verbos significa que la misma macro-función puede verse tanto desde el ángulo del emisor o del productor como desde el ángulo del destinatario o del intérprete; por tanto, el verbo a la izquierda de la barra define la macro-función ubicada en el nivel de la producción (o acción) lingüística, mientras que el verbo a la derecha de la barra define la macro-función ubicada en el nivel de la interpretación (o re-acción) lingüística (esto se deduce de que todo lenguaje implica una interacción, como se dijo arriba, y de que, en consecuencia, todo lenguaje mantiene dos niveles: el nivel de la producción lingüística y el nivel de la interpretación lingüística; en los diálogos, por ejemplo, los hablantes se turnan esos dos niveles).

ii) El contexto comercial: se deriva de las interacciones sociales en que unos venden a otros o, a la inversa, en que unos compran a otros. Este contexto va definido por ambientes típicos, los cuales pueden subdividirse en ambientes específicos (el supermercado, la tienda…) y ambientes generales cotidianos (la publicidad de medios masivos -TV, Radio, Vallas, Prensa…-, las ofertas a domicilio, en la oficina, en la calle…). La macro-función asociada a este contexto típico puede definirse como Comprar/Vender y las realizaciones lingüísticas que tienen lugar por referencia a esa macro-función tienen características muy particulares que las diferencian de otras realizaciones lingüísticas.

iii) El contexto del Tiempo Libre: se deriva de aquel género de interacciones sociales en que las personas se dedican a la recreación, el esparcimiento, los hobbies, las visitas sociales, las celebraciones privadas, etc. Este contexto es objeto de importantes estudios en psicología social, sociología y antropología y la expresión Tiempo Libre ha pasado a ser un término convencional dentro de esos estudios. Suele desglosarse en muchos subcontextos típicos y, por tanto, en muchas sub-macro-funciones. Así, por ejemplo, la de Exhibir/Ver corresponde al subcontexto de los espectáculos públicos (como la TV, Cine, Salas de exposición…); la de Ganar/Perder corresponde a los juegos y deportes; la de Invitar/Asistir corresponde a los encuentros sociales y celebraciones (donde se definen los roles de anfitrión/huésped), etc.

iv) El contexto Estético: se deriva de aquel género de interacciones sociales en que unos crean productos estéticos para otros o, a la inversa, en que unos se recrean del arte creado por otros. Los ámbitos socio-espacio-temporales de este contexto son variados, desde las salas de arte y espectáculo hasta los mismos ambientes de la vida cotidiana (leer literatura en un avión, en su casa… o disfrutar de un cuadro en una oficina, en el metro, etc.). La macro-función asociada a este contexto puede expresarse como Crear/Re-crear (el artista y el consumidor de arte son los roles ligados a esa macro-función).

v) El contexto Académico: es el que nos interesa particularmente porque define los lenguajes científicos e investigativos. Sus ámbitos específicos son las llamadas Academias, centros de producción de conocimientos sistemáticos y socializados, tales como las universidades, los centros de investigación, las líneas o grupos de indagación, etc. Aunque la macro-función asociada podría describirse de muchas maneras, hay una que compendia toda esta interacción social y que podría referirse mediante la expresión Explicar/Comprender, la cual remite tanto al rol de quien produce el conocimiento como al rol de quien examina, asimila y usa ese conocimiento. Estos cinco contextos típicos que se han señalado, aunque no son todos los que existen realmente ni ésa es la única manera de clasificarlos y describirlos, permiten aclarar la idea general de que todo lenguaje se define mediante los datos de su contexto de uso y se estructura sobre la base de una macro-función, la cual genera roles lingüísticos y reglas de evaluación de las realizaciones lingüísticas.

Las realizaciones lingüísticas son evaluadas e interpretadas de acuerdo a su propio contexto de uso y su grado de aceptabilidad (o de consistencia contextual) depende no sólo de que se genere dentro de la macro-función típica, sino también dentro del rol que tiene el hablante dentro de esa macro-función. Analicemos los enunciados 5-7) siguientes:

5) “Uds. son unos estafadores” (dicho por el anunciante a los televidentes en una cuña publicitaria)

6) “Y ahora, pasen al paredón, donde todos Uds. serán fusilados” (dicho por el guía turístico a los visitantes de un museo)

7) “Era de noche y, sin embargo, llovía…

Una manada de cerdos volaba de flor en flor” (versos de Quevedo) 

El enunciado 5) resulta anómalo o lingüísticamente inaceptable, pero no por su inconsistencia con el contexto, ya que, en general, las acusaciones de estafa y de estafador tienen lugar típicamente en situaciones comerciales y por referencia a la macro-función de Comprar/Vender. Pero su inconsistencia es con respecto al rol determinado por esa macro-función. En efecto, esa misma expresión sería aceptable si hubiera sido proferida por el televidente (es decir, por el comprador potencial), pero no por el vendedor, cuyo rol consiste en persuadir hacia la venta del producto y no en insultar o acusar.

El enunciado 6), en cambio, resulta anómalo por su inconsistencia con respecto al contexto, pero no con respecto al rol del hablante (cuya misión es la de guiar).

El enunciado 7), por su parte, aunque resulta inaceptable o inconsistente internamente, por referencia hacia las mismas estructuras semánticas (“llovía” es perfectamente compatible con “era de noche”, por lo cual no se justifica el “sin embargo”; y los cerdos no suelen volar ni mucho menos entre flores), a pesar de ello resulta aceptable y consistente con respecto al contexto (literatura) y al rol del hablante (un poeta que crea mundos estéticos,  irónicos o sarcásticos).

            Como se ve, la evaluación sobre las realizaciones lingüísticas y la decisión acerca de su grado de aceptabilidad depende más de su consistencia con respecto al contexto (macro-función y roles asociados) que con respecto a las mismas reglas semánticas y sintácticas. A la postre, es el contexto el que determina si se aceptan o no las irregularidades semánticas y sintácticas. Esto confirma uno de los postulados del modelo teórico general de los lenguajes, en el sentido de que es el componente pragmático el que determina o condiciona todas las demás estructuras del texto.

            Pasando ahora a los intereses de la epistemología, ésa precisamente es la razón por la cual no podemos admitir textos retóricos o literarios dentro de la investigación científica, ya que se violan las relaciones de consistencia entre contextos.