Chacín, Migdy y Briceño, Magally (2000): Cómo Generar Líneas de Investigación. 2a Edición, formato electrónico, DVD. Caracas: UNESR, LINEA-I.
SECCIÓN III |
PLANIFICACIÓN DE UNA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN |
Las
estrategias son conceptualizadas como guías para la acción o como los
resultados a posteriori de un comportamiento decisorio real. Mintzberg y Water
(1985) clasifican las estrategias entre deliberadas y emergentes. En ellas,
como deliberadas; incluyen a las ideológicas y las de tipo sombrilla. Las
primeras son aquellas donde
(...)
las
intenciones se dan o aparecen formando la visión colectiva de todos y cada
uno de los miembros de la organización. En las de tipo sombrilla el liderazgo
de la organización define los objetivos estratégicos, pero existe la
suficiente flexibilidad para maniobrar y desarrollar patrones dentro de los parámetros
establecidos (p.
270).
Se infiere del planteamiento anterior que en las líneas de investigación
juega un papel fundamental el compromiso mutuo, aún de tipo psico-social, que
existe entre sus integrantes, así como la movilización, los objetivos y la
visión compartida y la contrastación de intereses y necesidades con los
colegas o pares que participan de las mismas inquietudes frente al hecho
educativo, pero que pueden visualizarlo desde diversos ángulos en la búsqueda
de soluciones que conlleven a un beneficio común reflejado en el bienestar de
la sociedad.
La
arquitectura de una línea se conforma mediante un conjunto de “claves” que
son decisorias para su planificación. La figura 1 representa esa arquitectura
inicial a la cual hicimos referencia en el párrafo anterior. En ella se resalta
el entorno, la organización y la naturaleza de las líneas como claves
fundamentales en su construcción y planificación (ver figura Nº 1).
Dentro
del entorno se considera la necesidad social como la generadora de los
requerimientos de investigación cuya incidencia puede contribuir al bienestar
de la sociedad. Así mismo, se reflexiona en torno a las expectativas, la
actitud y credibilidad del mismo con relación a la organización como un todo,
es decir, con sus ideas rectoras: objetivos, contexto, supuestos y criterios,
elementos éstos que constituyen la misión y visión de la institución en la
cual se va a desarrollar la línea de investigación.
Los
conocimientos previos enunciados van a incidir en la naturaleza de la línea
de investigación, sus calificativos, concepción, realidad circundante y propósitos.
Esta
arquitectura conceptual es lo que determinara la homegenización de la
organización dentro de una comunidad y la constitución de grupos o equipos
de investigación identificados no sólo con los objetivos propios de la
institución sino con la actividad investigativa, capaces de “encarnar
procesos interculturales de individuación y socialización”.
Lo que hemos denominado hasta ahora claves en la arquitectura de una línea de investigación se convierte en una suerte de campo fecundo para las ideas rectoras que le darán sentido y orientación. Las claves también generarán la fundamentación teórica y metodológica y una reflexión acerca del logro de una infraestructura cónsona con la relevancia y compromiso social de las líneas de investigación.
Este razonamiento pudiera
igualarse al denominado “triangulo de la arquitectura organizacional”
que plantean Senge y Otros (1995). Este representa el esfuerzo
hacia la generación de conocimientos y hacia el ideal explicito de cambios y
bienestar social, lo cual determina la pertinencia y valoración de la línea de
investigación (ver figura Nº 2).
El
esfuerzo sistemático realizado por las líneas de investigación cohesiona a la
institución como comunidad educativa, dándole un sentido colectivo a los
procesos de investigación y reforzando la misión de la universidad como
productora y generadora de conocimientos mediante procesos reflexivos y
comprensión permanente frente a los fenómenos, lo cual genera nuevos
horizontes hacia el campo de la investigación.
Esta
cohesión institucional lleva implícito el aprender colectivamente, es decir,
una necesidad compartida de intervención favorable al entorno, donde nuestro
autodominio y autoconocimiento debe implicar, también, mirar hacia afuera
para conocer a los demás en términos de alinearse con ellos hacia el logro de
las metas propuestas.
Las
líneas de investigación pueden surgir como un resultado de esa visión
compartida o como consecuencia de análisis de tipo regional o por solicitud
de organizaciones sociales.
La
pertinencia y viabilidad de una línea de investigación en una determinada región
debe estar fundamentadas en los resultados que se obtengan del análisis o diagnóstico
de necesidades de dicha región.
Estos
resultados permitirán identificar las amenazas y debilidades que afectan a la
organización, las soluciones posibles para estas amenazas y la problemática o
elementos que requieren ser abordados para atender las necesidades especificas
de investigación, esto último expresado en sectores de problematización,
temas y proyectos.
Este análisis de
factibilidad permitirá crear
un espacio
para la reflexión y la crítica acerca de las funciones claves que deben
realizarse en la línea, en términos de los objetivos propuestos, de la adecuación
de sus estrategias y de la valoración de sus resultados. Lo anterior permitirá
clarificar y articular de manera coherente:
1. Los cambios del entorno externo que pongan en peligro a la línea de
investigación como subsistema estratégico (amenazas).
2. Las oportunidades de este entorno que generen condiciones favorables
para la efectividad funcional de la línea.
3. La infraestructura con que se cuenta; abordando dentro de los recursos
humanos sus calificaciones, competencias, iniciativas e inclinaciones hacia el
trabajo colectivo y otros.
4. Las decisiones y acciones
relativas a la elección de los medios y a la articulación de los recursos con
miras a lograr su objetivo.
Todo lo anterior, representado en la figura Nº 3, nos lleva a una evaluación que permite consolidar las funciones de la línea y conformar una plataforma que la oriente hacia un desarrollo exitoso.
Los
resultados obtenidos, como se dijo en párrafos anteriores, permitirán
identificar los sectores de problematización, temas o proyectos que pudieran
ser abordados a través de las líneas de investigación.
Estos
proporcionarán datos a partir de los cuales se atenderán las expectativas de
los miembros de la comunidad relacionada y las condiciones particulares del
entorno, lo cual permitiría, así mismo, que el análisis se realice multi e
interdisciplinariamente.
Las
ventajas del análisis multi e interdísciplinarío pueden apreciarse en
estudios hechos por la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico,
1972), por intermedio de su Centro para la Investigación e Innovación en la
Enseñanza (CERI) y, más recientemente, por autores como Durán Acosta
(1994), quien plantea lo siguiente:
Es
muy útil para entender como ciertos aspectos importantes del desarrollo
humano que mueven
a interesarse
por suconocimiento, no
pueden ser reclamados como el objeto de estudio de una determinada disciplina (...).
Es
decir necesitan ser pensados desde muchas disciplinas las cuales, en estas condiciones,
no pueden mantenerse independientes unas de otras y sí necesitan afectar
mutuamente sus estructuras conceptuales y generar una combinación de metodologías
(p.17).
La
identificación de los sectores de problematización conlleva a una organización
por áreas y líneas de investigación que guardan relación con la política
y orientación de las instituciones universitarias involucradas y permitirá, al
combinarlas con un enfoque sistémico, no sólo resolver problemas específicos
sino extender las fronteras del conocimiento científico y de la tecnología o
de buscar nuevos métodos, técnicas y procedimientos en los sectores de
problematización que han sido detectados.
Definidas
estas áreas y líneas de investigación que surjan del entorno y de las
expectativas propias de los integrantes (directivos, profesores, estudiantes,
representantes), es importante clarificar los requerimientos institucionales
para desarrollar la investigación. Esto, implica no sólo que la escuela y la
universidad propicie y apoye la formación de equipos cooperativos e
interdisciplinarios entre esas organizaciones, sino que brinde el soporte
necesario (tiempo, recursos humanos, materiales y financieros) para respaldar el
desarrollo de proyectos e investigaciones.
Además
de lo anterior, será necesario interrelacionar dichas líneas con las
expectativas de los integrantes. Esto acrecentará sus niveles de compromiso,
de trabajo y de responsabilidad, incidiendo en el fortalecimiento de ellas como
espacio de construcción de saberes.
El
término línea de investigación ha sido objeto de análisis y elaboración por
parte de
diferentes autores.
Para Barrios
(1990), la línea de
investigación es considerada como:
el
eje ordenador de la actividad de investigación que posee una base racional y
que permite la integración y continuidad de los esfuerzos de una o más
personas, equipos o instituciones comprometidas en el desarrollo del
conocimiento en un ámbito específico (p 5).
En
términos del equipo docente del Postgrado de la Universidad Simón Rodríguez,
la línea constituye el esfuerzo sistemático de carácter institucional y
académico realizado por grupos de directivos, profesores y alumnos, con la
finalidad de abordar, cooperativa e interdisciplinariamente, un área del
conocimiento o para contribuir a la solución de un problema que afecte a una
región o grupo social, de acuerdo con las expectativas e intereses de la
comunidad educativa relacionada.
Bayley
(1995) acoge los términos área-líneas, indicando que las líneas se localizan
dentro de un área y que ellas son:
Niveles
de concreción y especificidad que señalan problemas concretos (teóricos y prácticos)
cuya necesidad de ser resueltos es evidente y de alguna manera requerida por un
sector del entorno (científico, social, educativo, empresarial, etc) y para el
cual aún sino se tiene todo el personal formado será necesario buscar vías
para lograrlo (...) Una línea se plasma en uno o varios proyectos o
en un proyecto o fases continuas y tal vez crecientes y progresivas (p.49).
Ruiz
Bolívar, Becerra y otros (1994) fundamentan el concepto de línea de
investigación en la propia concepción de la investigación. En este sentido
plantean que:
La
investigación, en tanto proceso, es prácticamente un auténtico vector pues
tiene magnitud, sentido y dirección: se hace en una determinada cantidad posee
un significado cognoscitivo para algún investigador y sigue un curso
determinado por el desarrollo del dominio de la clase de problemas que se trate,
entonces el uso de la expresión: “líneas de investigación “,
ha de poseer un pleno sentido epistémico y, por lo visto, pareciera
referirse a la cantidad de investigaciones que se lleva a cabo en direcciones de
desarrollo cognoscitivo, práctico o material, cuando se trata de resolver un
conjunto homogéneo de problemas (s/p).
Briceño
y Chacín (1988) señalan que una línea de investigación es una estrategia que
permite:
(...)
diagnosticar
una problemática en el campo de la práctica educativa. La misma genera la
conformación de grupos de investigadores y co-investigadores que apoyados
mutuamente desarrollan inquietudes y necesidades e intereses en la búsqueda
de alternativas y soluciones efectivas en el campo educativo (p.1).
Morles,
Rojas y Vivas (1991) consideran una línea de investigación como “un
cuerpo de problemas que se ubican en torno a un eje temático común y que
demandan respuestas obtenidas mediante la investigación”.
Becerra
(1994), en el establecimiento de una taxonomía conceptual para fundamentar el
concepto de líneas de investigación, la relaciona con el concepto de problema,
argumentando que sin una aprehensión de éste, ningún tipo de investigación
tiene sentido. Así, define la línea de investigación como “el conjunto
de proyectos en una o más temáticas de investigación, que permiten el estudio
de problemas de diversa índole” (s/p).
Para
las autoras, la Línea de investigación constituye un subsistema
estratégico organizativo, de denominación logística, el cual es necesario
delimitar tomando en consideración que, en una misma organización, pudieran
existir diferentes connotaciones (campo, área, proyecto, núcleo, programa),
que le restaría consistencia en términos de los requerimientos institucionales
y sociales (1995).
Lo
anterior justifica precisar el ámbito o connotación en términos, no sólo
de los problemas, sino de la división del conocimiento. Ambas apreciaciones
son válidas y merecen un espacio en las discusiones previas para la
planificación de una línea de investigación. Más aún cuando se amplían a
nivel de controversia conceptos tales como campo, núcleo, área, disciplina, línea,
proyecto de investigación, problema, tema, área, y como lo indica Barrios
(1990), se combinan con calificativos como amplio, general, disciplinario,
interdisciplinario, homogéneo-heterogéneo entre otros.
Estos
podrían integrarse, además, con prefijos que dan la idea de niveles internos o
estructuras en relación de complejidad, globalidad o jerarquía: subnúcleo, núcleo,
meso, etc.
Así
mismo, es importante no dejar de lado el alcance, acciones y fundamentos de esas
denominaciones como elementos válidos de caracterización.
Es
importante corroborar una vez más que todos los términos enunciados
constituyen expresiones convencionales que, por acuerdo, se utilizan en las
organizaciones para hacer referencia a cuestiones vinculantes a criterios
institucionales.
En
el desarrollo de este Manual se ha concordado con la idea de línea de
investigación como una construcción mental fundamentada en aspectos
organizativos y con una intencionalidad netamente práctica. En este sentido, a
partir de las claves iniciales señaladas en párrafos anteriores y después de
precisar sectores de problematización, se determina la inserción lógica y
estructurada de la línea en esa problemática y en el cuerpo de conocimientos
que permiten su explicación. En esa medida la línea tendrá un alto grado de
valoración por sus respuestas oportunas.
Las reflexiones previas inducen a pensar que no existe un concepto
uniforme en torno a “Líneas de Investigación”.
En consecuencia, al iniciar la planificación de una línea de investigación, se hace necesario propiciar un nivel de discusión que permita establecer estrategias, parámetros o referentes que las identifiquen y caractericen en el contexto de su implantación. Así mismo, es imprescindible precisar el concepto con miras a organizar la investigación en las instituciones, justificando así la actividad que se realiza en las líneas en términos de su actividad y de los recursos en los que se apoya.
La
generación de líneas de investigación, al hacer referencia a la realidad del
entorno, se ha basado esencialmente en la importancia de la información como
una herramienta estratégica clave, particularmente con el desarrollo de las
bases de datos y con las expectativas que ha generado la estructuración del Sistema
Nacional de Información Documental, bajo la responsabilidad de la
Biblioteca Nacional, y el Proyecto Platino, que orienta la OCEI.
Platino
consistirá en una infraestructura integral de redes de comunicaciones, bases de
datos y servicios automatizados, que cubrirá todo el territorio nacional y
permitirá el acceso a redes internacionales, para colocar en una amplia
variedad de usuarios, el poder que significa disponer de información oportuna,
de alta calidad y confiabilidad (Cordiplan 1995: 185-186).
La
Tecnología de la Información tendrá, sin duda, un gran impacto en la
planificación, ejecución y desarrollo de las líneas de investigación y en
la Organización del Conocimiento, tanto en las áreas conocidas, como en
el surgimiento de nuevas. Estas nuevas áreas surgirán progresivamente, al
combinar multi e interdisciplinaridad con un enfoque sistémico aplicado al
binomio docencia-investigación y con el uso de una táctica como problematización
de las dificultades halladas, las cuales estarían relacionadas directamente con
los sectores identificados. Este procedimiento también podría aplicarse en
el caso contrario, o sea, cuando en este proceso de generación de las líneas
de investigación, se represente el espectro de la totalidad del conocimiento,
es decir, un ámbito especifico reconocido y jerarquizante con el esquema de las
divisiones sucesivas del conocimiento o un conjunto o subconjunto de ellas que
facilite la ubicación en el ámbito existente actualmente para la organización
del conocimiento por áreas.
Las
discusiones previas para la planificación de una línea deben considerar la
naturaleza del concepto en el cual subyace la división del conocimiento
expresada en denominaciones como campo, área, línea, programa y proyecto.
González
y otros (1994) identifican dos sectores direccionales en los cuales se mueven
estos términos y que permiten definir sus relaciones, a saber: un vector
deductivo y uno inductivo. Estas dos orientaciones vectoriales pueden
expresarse en las jerarquizaciones ya mencionadas y que son representadas en
las figuras Nº 4, Nº 5 y Nº 6.
La figura Nº 4, muestra el conocimiento como totalidad (S) reafirmando su amplitud y su delimitación dentro de una consideración definida (Cn) basada en el conocimiento como tal y en las experiencias existentes Cn = C1, C2, C3 y C4.
La
figura Nº 5 indica cómo el conocimiento humano (S) se puede
dividir en campos de investigación (Cn) y éstos, a su vez,
podrían subdividirse y hasta regionalizarse en áreas de investigación. (A1,
A2, A3, A4 y A5). En este
sentido, y de acuerdo con González y otros (1994), esas áreas quedarían
definidas con base en algún criterio técnico, práctico, teórico o
conceptual de otros conjuntos generales de investigación.
Concluyen
estos autores afirmando que las líneas son subconjuntos de las áreas de
investigación y los proyectos son parte de ellas. La línea le da
direccionalidad o ubicación específica al quehacer investigativo que se
expresa en lo concreto mediante los proyectos. Estos abordan problemas generados
por el entorno o contexto
La
figura Nº 6 representa las relaciones con direccionalidad
inductiva entre contexto, problema, proyecto, línea, área y campo. Se parte
del contexto real o del fenómeno, se problematiza y se consolida en un proyecto
de investigación que se constituye en génesis de una línea de investigación.
Estas podrían conformar áreas y generar a la vez campos de investigación. El
conjunto de líneas de investigación constituirían una categoría previa a las
áreas que se establecerían en los programas de investigación.