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Criterios para la construcción de redes de investigacióntercera Parte CONTENIDO: a. criterio según la estructura diacrónica de la investigación. b. Criterio según una temática general: Construcción DEDUCTIVA. C. Criterio según el problema de investigación: Construcción inductiva. D. Criterio según los estilos de pensamiento. En Hernández-Rojas, A. (2000): La Investigación como Discurso. Tesis Doctoral. Caracas: USR
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La noción de redes de problemas de investigación
tiene un fundamento, por un lado, de tipo epistemológico en cuanto a la necesidad de
examinar las relaciones lógicas que mantiene un problema de investigación
con otros y en general la medida en que una investigación pueda ser
incluyente, incluida o complementaria con respecto a otras
investigaciones. Por otro lado tiene un fundamento de tipo organizacional en la
intención de agrupar tanto los problemas como los investigadores en torno
a programas o líneas de investigación con la idea de sistematizar el
conocimiento que se obtiene al final de todo un proceso conocido como
‘investigar’ y además con la idea de cohesionar esfuerzos y lograr que
tanto los procesos como los productos investigativos se procesen y
diseminen bajo una visión de equipo, de integración y de esfuerzo
unificado. Sin embargo, parece evidente que definir el problema y conocer
el tipo de problema a resolver es el núcleo de todo el proceso, lo que
conduce a plantear una relación de inclusión del problema dentro de una
línea, tal como lo sostiene Bunge (1995: 191): La
selección del problema coincide con la elección de la línea de
investigación, puesto que investigar es investigar problemas. En la
ciencia moderna, la elección de grupos de problemas o de líneas de
investigación está a su vez determinada por varios factores, tales como el
interés intrínseco del problema según lo determina el estadio del
conocimiento en cada momento, o la tendencia profesional de los
investigadores, o la posibilidad de aplicaciones, o las facilidades
instrumentales y de financiación. En general
esta gran área de conocimiento se ubica dentro de lo que se conoce como
teoría del discurso.
A su vez, la Teoría del Discurso se encuentra inserta en los estudios que
al respecto desarrolla Morris (1992) en Estados Unidos con su teoría semiótica. Hasta aquí
se observa la relación entre el problema de investigación y el área que
corresponde al discurso o texto. Desde otras perspectiva de la búsqueda
del conocimiento, la ‘investigación como discurso’ también se relaciona
con el enfoque semiológico de
la ciencia, modelo propuesto por Echeverría (1989) en España y
en Venezuela por los modelos propuestos por Becerra (1990) en la UPEL y
Padrón (1992) en la USR, cuyos estudios tienen su fundamento en un área
más amplia donde se encuentra la teoría de la ciencia con otros importantes
representantes como Popper y Lakatos. La formulación de problemas en
atención a reglas
lógico-estructurales se explica a partir del hecho de que todo
problema de investigación se concibe como tal si responde a una incógnita
que debe ser resuelta dada la importancia y la magnitud de su
planteamiento, quedando por fuera la posibilidad de aceptar como
‘problema’ aquellas incógnitas que sólo se preguntan por problemas
evidentemente triviales, cotidianos o poco relevantes respecto a las
necesidades de conocimiento que la sociedad y la ciencia en general se
propone alcanzar. La formulación del problema es quizás el paso más
difícil de todo el proceso investigativo. Sin embargo en Bunge (1995: 191)
se encuentran algunas importantes recomendaciones a tomar en cuenta:
No hay técnicas para elaborar
problemas que sean a la vez profundos, fecundos y resolubles con medios
prescritos. Pero pueden ser útiles los siguientes consejos: (i) Criticar
soluciones conocidas, esto es, buscar puntos débiles en ellas: tienen que
tener alguno, aunque no de hayan descubierto hasta el momento, (ii) Aplicar
soluciones conocidas a situaciones nuevas y examinar si siguen valiendo
para éstas: si valen, se habrá ampliado el dominio de esas soluciones; si
no valen, se habrá tal vez descubierto todo un nuevo sistema de problemas.
(iii) Generalizar nuevos problemas: probar con nuevas variables y/o nuevos
dominios para las mismas. (iv) Buscar relaciones con problemas
pertenecientes a otros campos: así, al estudiar la inferencia inductiva
deductiva como procesos psicológico, preguntarse cómo puede ser su
sustrato neurofisiológico.
Igualmente dichas reglas se refieren a
la estructura que se logra establecer a partir del planteamiento del
problema, lo cual implica: una estructura ‘empírica’ u observacional donde
se ubica el problema, un ‘método’ o vía instrumental para alcanzar la
solución del mismo y un fundamento ‘teórico’ que sustente la solución.
Toda esta estructura lógica tiene un sustento epistemológico que permite
establecer la relación entre el problema y las grandes áreas del
conocimiento a manera de red o tejido donde, por relaciones de
complementariedad y de inclusión, se ubica cada investigación. Ahora
bien, lo que debe quedar claro para cada investigador es el hecho de
conocer si su problema se ubica dentro de un programa o una línea de
investigación. Veamos la diferencia conceptual de ambos términos.
Un programa de investigación se puede
definir como un conjunto borroso de trabajos investigativos individuales,
ordenado por una relación de secuencia temporal y, además, por relaciones
de inclusividad y complementariedad. Dos o más de estos conjuntos pueden,
a su vez, constituir programas de investigación cada vez más altos,
siempre en dependencia de los criterios que se elijan para analizar los
grupos de problemas, temas operaciones y productos de trabajo. Desde el
punto de vista de su estructura diacrónica, entonces, la investigación es
considerada en términos de Programas o redes problemáticas y no como
hechos individuales aislados entre sí. (Padrón, 1994:
119).
Por su parte el concepto de Línea de Investigación remite al conjunto o grupo de
investigadores organizados en torno a redes o programas de investigación,
entre los cuales ocurre un proceso de interacción secuencial y
complementaria que contribuye a la producción de conocimiento. Este
concepto intenta ser más amplio que el de ‘programa’ o ‘red’, al incluir
todos los elementos antes descritos (de (a) hasta (c)) y, además,
incorporar la interacción como
vía o forma de intercambio entre investigadores que se ubican dentro de
una red, programa y/o línea. Las modalidades de interacción secuencial y
complementaria (Hernández, 1994: 144) permiten explicar como, dentro
de una línea de investigación, los investigadores cooperan para llevar a
cabo los objetivos que la línea se ha planteado. En la interacción complementaria dos o
más investigadores ejecutan una misma investigación, diferenciada por la
intención de la misma, o desarrollan investigaciones que se corresponden a
una misma fase diacrónica. Esto se corresponde a la vez con la ubicación
dentro de una línea, programa o red de investigaciones por relaciones de
complementariedad. En la interacción secuencial dos o más
investigadores ejecutan una misma investigación cuyo resultado es insumo o
producto de la investigación de otro investigador. Así se establece una relación de inclusión para
organizar investigaciones dentro de redes, programas o líneas. En general, la acción de producir conocimientos
responde a ciertas necesidades que son
definidas por los Programas y
Líneas de Investigación a los que se ‘conectan’ los investigadores.
Esta líneas y programas funcionan como instrumentos que facilitan la
producción de las investigaciones aportando, entre otras: (a) Las áreas donde es
necesario realizar estudios. Por ejemplo, dentro del área educativa, los
procesos instruccionales en metodología de la investigación, los procesos
de evaluación, la formación docente, las competencias del investigador,
etc. Dentro del área de la agropecuaria, el mejoramiento de la producción
de determinado cultivo, el rendimiento de la producción de determinada
raza de vacas lecheras, la producción de insecticidas en función de las
necesidades de protección ambiental, etc. (b) Vías de acceso a
información actualizada. (c) Personal
capacitado para dar asesorías y/ tutorías. (d) Problemas de
conocimiento por resolver. Ahora bien, una vez que se tiene noción de los conceptos más
importantes que subyacen al proceso de investigación como hecho ligado a
otros procesos, a otros investigadores, a otros contextos, se debe
considerar la posibilidad de agrupar la acción de investigar y los
problemas de investigación en torno a redes de problemas, en atención a
los criterios que aquí se proponen: a. criterio según la estructura diacrónica de la investigaciónPara organizar redes en torno a la
estructura diacrónica de las investigaciones se
debe determinar la intención que subyace en cada problema de
investigación. Según este criterio y de acuerdo a la definición de Padrón
(1994), las investigaciones se desarrollan en fases de producción de
conocimientos socializados y sistemáticos en forma progresiva de la
siguiente manera: fase descriptiva, fase explicativa o constructiva, fase de validación o contrastiva y fase aplicativa o tecnológica. Este criterio es
aplicable tanto si ya existen investigadores desarrollando procesos o si
sólo existen investigadores potenciales (sin problemas de investigación
claramente formulados). En el primer caso la idea es organizar todos los
problemas existente en torno a las fases diacrónicas de los procesos de
investigación, de lo cual se obtendrían investigaciones descriptivas, explicativas, contrastivas o aplicativas. En el segundo caso,
donde no existen problemas, estos se formularían y luego se ubicarían en
las fases que les corresponden (ver gráfico Nº 18). La aplicación de este criterio lleva
implícita la noción de programas de investigación propuesta por Padrón
(ver concepto de programas del mismo autor) y en consecuencia la idea de
temporalidad. Por tanto, cada producto de investigación ubicada en la fase
descriptiva debe servir de
insumo para las investigaciones ubicadas en cualquiera de las fases
restantes. Así mismo, el producto de una investigación explicativa puede ser el punto de
partida para una investigación contrastiva o aplicativa. Queda claro entonces
que, con este criterio, las investigaciones deben regirse por fases y
cronogramas de tiempo que faciliten la culminación de los estudios ‘a
tiempo’ para que sean realmente aportes dentro de la misma línea o
programa. b. Criterio según una temática general: Construcción DEDUCTIVA
Según el criterio
deductivo la organización de problemas en torno a una red, parte de
grandes áreas de conocimientos alrededor de las cuales se generan
problemas de investigación (ver Gráficos Nº 19 y Nº 20 respectivamente).
Un ejemplo de aplicación de este
criterio ocurre al inicio de los seminarios de investigación o mejor aún,
cuando los estudiantes se inscriben en un programa de postgrado, y se
comienza a indagar acerca del interés por algún área de investigación en
particular, por el área de desempeño laboral, por la inclinación hacia
ciertos campos de estudio, etc., con la idea de ir ordenando las futuras
investigaciones en torno a áreas de conocimiento.
C. Criterio según el problema de investigación: Construcción inductiva
Para la construcción
de redes de problemas por vía inductiva se toma un elemento del problema y
se incluyen (reglas de
inclusión) y complementan (reglas de complementariedad)
elementos para, a partir de ellos, construir la red. (ver Gráfico Nº
21).
La utilidad del criterio inductivo en la construcción de redes radica en que facilita la organización de problemas de investigación en instituciones o grupos donde ya existen personas investigando. La idea no es eliminar o cambiar los problemas para construir una red o línea sino, ordenar o reordenar los problemas que ya se están trabajando (ver Gráfico Nº 22).
D. Criterio según los estilos de pensamiento.La
organización de problemas en torno a este criterio exige ‘explorar’ o
‘sondear’ la tendencia del estilo de pensamiento inductivo, deductivo o introspectivo del investigador
para, a partir de ellos, organizar los problemas. Es un criterio flexible
que permite combinar cualquiera de los criterios descritos, organizando,
por ejemplo, los estilos de pensamiento con las fases diacrónicas,
los estilos de pensamiento con criterios deductivos o estilos de
pensamiento con criterios inductivos. Quizás se dificulte la
organización de una red de problemas según este criterio cuando sólo se
tienen los problemas formulados y los investigadores desconocen sus
tendencias y estilos de solucionar problemas. En ese sentido, este
criterio requiere cierto entrenamiento o experiencia para determinar el
‘estilo’ en el cual se ubica cada investigador (ver Gráficos Nº 23 y Nº
24, respectivamente).
Estos son sólo algunos criterios que
pueden aplicarse a la construcción de redes de problemas. Otros criterios
como los que proponen Briceño y Chacín (1995) resaltan la importancia de
planificar y organizar líneas de investigación a partir de las necesidades
sociales como núcleos generadores de las mismas, lo que las autoras
denominan “claves en la arquitectura de una línea de investigación”
(p. 36) y que aquí se ha reseñado como “necesidades de conocimientos”.
Pero tanto en la propuesta aquí presentada como en la estas autores
coincide la visión organizacional que debe prevalecer tanto en las líneas
como en los programas. La siguiente cita expresa esta visión: La idea subyacente en las líneas de
investigación es su función como estrategias organizativas que propician
una base sólida a la investigación, generando respuestas a las demandas de
conocimiento. Las líneas de investigación, como
subsistemas estratégicos organizativos, vinculan las necesidades e
intereses de los investigadores con contextos sociales donde se generan
necesidades de conocimiento suficientemente confiables para la toma de
decisiones y para las soluciones a problemas apremiantes. Este enfoque
sistémico indica el dinamismo de las acciones que se producirán al
interior de la línea mediante la interacción de los participantes
integrados en grupos estratégicos y su constante intercambio con las otras
líneas de investigación, en búsqueda de síntesis multi e
interdisciplinarias y de intercambios provechosos. (pp.
33-34) En general, la construcción de redes
de problemas de investigación compromete tanto a quien organiza y gerencia
la red como a la institución donde la misma se ubica, a generar procesos
que garanticen su desarrollo. Es decir, no basta con organizar los
problemas de investigación en torno a redes o líneas. A partir de su
organización se deben establecer procesos de seguimiento y control
enmarcados dentro de los principios teóricos de la organización. En ese sentido es
necesario prever procedimientos organizacionales que contribuyan con un
funcionamiento lo más exitoso posible tanto de programas como de líneas
(para profundizar en el tema ver Aponte, 1999; Salazar 1999; Schavino,
1999). Algunos de estos procedimientos podrían ser:
En conclusión, los pasos a cumplir para
construir redes de problemas de investigación según los criterios
anteriormente descritos no son estáticos ni deben ser tomados como
‘recetas al pie de la letra’. Deben abordarse con criterios lógicos y de
carácter organizacional preguntándonos, por ejemplo, si un elemento es
inclusivo o complementario o un área de conocimiento es más amplia que
otra o si, simplemente, los problemas permiten organizar dos o más líneas.
En concreto, la idea es organizar problemas e investigadores en torno a
redes, programas o líneas obedece a la necesidad de alcanzar el mayor
grado se socialización, difusión y diseminación de los productos
investigativos. |