EL CONCEPTO DE CRÍTICA EN LA DISPUTA GADAMER-HABERMAS

Julieta Mendoza

(Material suministrado por la Prof. María del Pilar Quintero, LUZ)

 

I.- La hermenéutica y su universalidad 

             Uno de los grandes temas que ha tenido lugar en el marco de la filosofía contemporánea occidental es la hermenéutica, que si bien tiene sus inicios desde los griegos, con Aristóteles particularmente, cobra actualmente una importante vigencia para abordar una serie de fenómenos que han acuciado a la filosofía desde siempre, tales como el hombre, el mundo, las culturas - con todo lo que ellos implica- desde ámbitos como la ontología, la epistemología - incluyendo aquí la teoría del lenguaje- la ética y la estética. En la hermenéutica, proveniente del término hermes, es su aceptación más general como teoría de la comprensión y la interpretación, la que viene a instituir nuevos principios y supuestos que no permiten ser ignorados por la filosofía actual. A partir de la hermenéutica historicista -que tiene lugar con Dilthey y a mitad del siglo XIX- el paradigma científico del conocimiento: el esquema Sujeto/Objeto, comienza a sufrir relevantes fracturas. Las cosas no se nos muestran tal cual, sino que están caracterizados por la voz de la interpretación; sólo existe el sujeto de la interpretación, destinado a conocer las cosas anteponiendo sus ojos hermenéuticos. Se introduce ahora el esquema Sujeto/Sujeto: no podemos pensar ya la relación hombre-mundo, la relación entre las culturas y la relación entre los hombres mismos-* ya sea su relación congnoscitiva, moral, histórica o política- sin establecer ahí una relación hermenéutica, es decir, una relación comprensiva, mediada por la interpretación.

            De pronto la filosofía hermenéutica contemporánea  -representada por Droysen, Dilthey, Schleirmacher, Weber, Heidegger, Gadamer, Habermas y Ricoeur, básicamente - parece presentar casi como axiomas muchas de las tesis epistemológicas que con Kant, Nietzsche, Freud, Marx aparecen paradigmáticos en la filosofía; para éstos había que sospechar de la Razón cientificista imperante, la cual dictaminaba los parámetros de objetividad y de verdad. Para la hermenéutica filosófica las llamadas ciencias duras tanto como las ciencias del espíritu están exiliadas de la Verdad con Mayúsculas, del conocimiento puro y perentorio: “Los conceptos fundamentales de cada ciencia, los medios con los cuales plantea sus cuestiones y formula sus soluciones, ya no parecen como copias pasivas de un ser dado, sino como símbolos intelectuales creados por ella”1. La experiencia hermenéutica cobra entonces primacía para la epistemología, la teoría del conocimiento e incluso para la teoría del lenguaje.

            Si bien podemos dar un marco general de la importante  para la filosofía, las posturas concretas acerca de lo que es o debe ser la hermenéutica varían entre sí. Con toda razón Gadamer comienza uno de sus apartados de Verdad y Método II señalando el colmo de que, siendo la hermenéutica el arte del entendimiento, parece especialmente difícil ponerse de cuerdo entre sus teóricos en lo relativo a ciertos conceptos no aclarados como ciencia, crítica y reflexión.2  De estas discrepancias queremos hablar de este apartado, particularmente aquella manifiesta y famosa que mantienen el mismo Gadamer y Habermas en torno al concepto de critica. Antes de hablar de los puntos de discusión es necesario exponer las dos tesis centrales bajo las cuales se generan las diferencias: la universalidad hermenéutica, de Gadamer y la critica de la ideología, de Habermas.

            Gadamer plantea que la relación que los seres humanos sostienen entre sí y las cosas  es una relación hermenéutica en la medida que nos constituimos como seres lenguajicos e históricos. El lenguaje - preservado históricamente- es el que nos obliga a interpretar la cosa o el texto que queremos comprender y determina esta comprensión. Decir que “somos en el lenguaje” significa que no hay relación alguna que no requiera de interpretación, porque la palabra misma es la que nos distancia de la aprehensión pura de las cosas y porque ella es siempre histórica, es el legado de interpretaciones precedidas por una tradición. El lenguaje es la manifestación primigeniamente hermenéutica.

            En función de esta última afirmación Gadamer establece la universalidad de la hermenéutica: todos los seres humanos que se comunican entre sí, con su historia y con las cosas del mundo en general, están destinados a interpretar. Esta es la característica nuclear de la historia del hombre: interpretar y comprender. Para Gadamer el ejercicio hermenéutico constituye el movimiento básico de la existencia humana y del mundo; con esta tesis él radicaliza la hermenéutica de la factibilidad histórica de Heidegger: el círculo hermenéutico que le permite elucidar la Universalidad de la hermenéutica,  es decir, el movimiento del Ser -el Ser histórico- dentro del circulo de la comprensión; la comprensión precedida por la (pre) comprensión. La historicidad de la comprensión como principio hermenéutico3  adquiere ahora un sentido ontológico: la hermenéutica como principio del ser (histórico).

            La experiencia de la interpretación y la comprensión es precedente a todo tipo de experiencias, incluyendo la experimentación científica: ésta no puede penetrar puramente en un fenómeno sin una experiencia hermenéutica previa que no es objeto de análisis metódico, sino que es prioritaria respecto a él. En este punto Gadamer recusará a la ciencia moderna y a Habermas su pretensión de cientifizar la hermenéutica: sólo una conciencia científica exacerbada hasta la ceguera puede ignorar que el debate sobre los verdaderos fines de la sociedad humana, o la pregunta por el ser en pleno predominio del hacer, o la pregunta por nuestro origen histórico y de nuestro futuro dependen de un saber que no es ciencia, pero que dirige la praxis de la vida humana, y esto incluso cuando esta praxis vital se orienta ex profeso a la promoción y aplicación de la ciencia.4 Cuando hablamos de experiencia hermenéutica con Gadamer estamos hablando de un fenómeno existenciario, fundamental, vital en el curso de la existencia humana. La forma mas primigenia de dirigirnos a nuestro entorno es comprensivamente, y este primer contacto que tenemos con las cosas es el que nos arroja un saber sobre ellas. no es, pues, sólo la ciencia la que nos aporta un conocimiento del mundo, también la experiencia hermenéutica es una forma de conocerlo, y aún más, de darle sentido; incluso a una forma más prístina, inmediata, empírica y fenomenológica de confrontarnos con él que la experimentación científica de las cosas. Con respecto a esta inerte tesis Gadameriana, Habermas levanta una serie de criticas que se escriben paralelamente a su teoría política y, particularmente, a su crítica de la ideología.

            La hermenéutica para Habermas implica necesariamente la crítica; para él no es no es un arte del entendimiento y es sobremanera dudoso que ese proceso de interpretación-comprensión nato del que habla Gadamer se dé efectivamente en la generalidad de los seres humanos. De hecho, la conciencia hermenéutica, al fundarse en  la crítica, debe cuestionar la misma experiencia comunicativa cotidiana . pretendidamente lograda para Gadamer -, debe cuestionar si el entendimiento se da eficazmente, esto es, se logra realmente la competencia comunicativa habitual, la cual se limita a exponer Gadamer de manera errada, al suponer un “optimismo dialogal” entre sus individuos. El trabajo propiamente hermenéutico no explica cómo se da la comunicación en el lenguaje ordinario, sino que cuestiona sus propias estructuras.

            Para Gadamer la hermenéutica filosófica o la reflexión que para Habermas debe ejercer ésta, realiza efectivamente una meditación sobre la competencia comunicativa y el saber en que descansa, pero no sirve como un principio prescriptivo que diga cómo superar las dificultades de la comprensión, éstas debe superarlas la comprensión misma y no un proceso hermenéutico metodológico cuasi-científico como sugiere Habermas.

            El filósofo de Frankfurt quiere ir mas allá de lo que aparentemente hace el hablante nativo; participar en las comunicaciones cotidianas entendiendo y hablando; él apela a una hermenéutica profunda que sea capaz de ver  las distorsiones de la comunicación habitual, que dé cuenta de las causas que impiden la conciencia hermenéutica y proponga las vías para lograr la comunicación lingüística normal, las vías para que el hablante nativo devenga un hablante ideal capaz de dominar el sistema de reglas abstractas del lenguaje natural. Explicaremos la postura de Habermas en tres momentos básicos: a) la elucidación de la “comunicación sistemáticamente distorsionada”, b) las causas de tales distorsiones y c) la propuesta para lograr la comunicación eficaz. En cada uno de estos puntos hay una critica en la discusión. Revisaremos estas criticas, las respuestas de Gadamer y plantearemos la tesis de que efectivamente hay critica en la concepción hermenéutica gadameriana.

 

II.-        La postura de Habermas

            Para Habermas la hermenéutica filosófica hace la crítica y no la mera descripción de los procesos de comprensión que, a saber, no se logran en la competencia comunicativa cotidiana: la intersubjetividad del entendimiento en el lenguaje ordinario es en principio tan ilimitada como discontinua, limitada: porque puede extenderse cuanto se quiera, y discontinua: porque nunca puede establecerse por entero...5 Para Habermas hay una fractura o una inconmensurabilidad intrínseca, esencial a los procesos de comunicación dados. Y esto es así -afirma-tanto en las comunicaciones contemporáneas dentro de un mismo lenguaje, dentro de una misma comunidad homogénea como en las comunicaciones que tienen el reto de salvar distancias entre lenguas, clases, culturas y épocas.6 Por estas razones Habermas encuentra en Gadamer un optimismo dialogal, una postura errada en la suposición de que, al ser la comprensión la forma más vital de la experiencia human, existe un consenso latente o tácito que precede al entendimiento de unos con otros. Para Habermas no se logra tal entendimiento y, por ende, no se da el consenso; suponemos que se da y que por eso podemos relacionarnos intersubjetivamente, pero se trata de un pseudo-consenso del que no somos conscientes porque no hay una conciencia crítica que nos oriente ahí.

            De este modo, Habermas plantea que la generalidad de las comunicaciones son distorsionadas. Y aquí ya encontramos dos posiciones totalmente opuestas: para Gadamer la comunicación siempre es comprensiva - aun en caso de malentendidos; para Habermas, el lenguaje ordinario lleva en si mismo la posibilidad de la distorsión en las comunicaciones, precisamente por la apertura y discontinuidad de la hermenéutica. Pero en Habermas y aquí arribamos a otras de las causas de la comunicación sistemáticamente distorsionada que lo cortan directamente con sus propuestas- hay dos importantes fenómenos que impiden la comunicación efectiva: las patologías y las ideologías. respecto a las patologías, es evidente que en casos particulares de trastornos psíquicos la comunicación se distorsiona al mismo tiempo que el individuo enfermo se aliena de si del mundo “real”. En cuanto a las ideologías, las distorsiones comunicativas son generalizadas y menos evidentes, ya que pueden hallarse en el habla “normal”, en el habla cuya patología, alienación y sometimiento no es consciente en los individuos. El mismo Gadamer fue incapaz de ver - Según Habermas- que en el trastorno de la comunicación “normal” hay una profunda falta de comprensión entre los individuos debida a la realidad social ideológica-dogmática existente que funciona bajo la dinámica de las relaciones de dominación.

            Finalmente, la propuesta de Habermas es saber las formas de comunicación distorsionada mediante un proceso de concientización que, en el caso de las patologías individuales, requiere del psicoanálisis como un modelo de crítica y emancipación, ya que permite mediante la terapéutica, sublimar al consciente aquello que distorsiona la comprensión de la realidad, autocomprensión de los individuos. en el caso de las ideologías, se precisa de un discurso especializado y sistemático, técnico-científico que plantea la critica, la emancipación de los individuos sometidos aun tema imperante. se trata de curar a nuestra civilización enferma- empleando términos de Nietzche manteniendo una postura critica respecto a la tentación que nos procede y respecto al lugar donde estamos parados en la actualidad. Hay que concientizar, cuestionar nuestros modos de vida aparentemente normales, en los cuales estamos enajenados de nosotros mismos y de los otros y, por ende, somos incapaces de mantener relaciones críticamente hermenéuticas.

De aquí se sigue que la conciencia hermenéutica no es algo fáctico, sino algo que debe obtenerse trascendiendo los planos del lenguaje ordinario; no en ese nivel - como cree Gadamer-que pueden llevarse la generalidad de comunicaciones sistemáticamente distorsionadas, hay que apelar a un saber técnico (tekné) que nos permita elucidar los principios ideales para lograr la efectiva comunicación lingüística: le hermenéutica nos ha enseñado que mientras nos movamos en un lenguaje natural, siempre somos participantes y no podemos rebasar el papel del participante reflexivo. Por tanto no disponemos de ningún criterio general que nos  permita  elucidar   los principios  ideales  para lograr una  efectiva   comunicación   lingüística: la hermenéutica   nos ha enseñado  que mientras nos movamos en un lenguaje natural, siempre somos participantes y no podemos rebasar el papel del participante reflexivo. Por tanto no disponemos de ningún crédito general que nos permita constatar cuándo somos prisioneros de la falsa conciencia de un entendimiento pseudonormal teniendo por dificultades a aclarar simplemente en términos hermenéuticos algo que en realidad necesitaría de una explicación sistemática.7  De manera operativa y técnica Habermas propone algunos supuestos de la comunicación lingüística normal, enunciaremos sólo los cinco primeros:

a) congruencia entre lenguajes, acciones y conductas corporales.

b) La existencia de reglas intersubjetivamente vigentes.

c) los hablantes son conscientes de las distinciones categoriales básicas de carácter psico-epistemológico (por Ej. sujeto-objeto, privado - público, etc)

d) se forma y conserva la intersubjetividad entre individuos, es decir,  garantiza la identificación de unos con otros.

e) Hay aplicación del sentido de las categorías. Se sabe distinguir entre lo que es el mundo natural y el mundo social (por Ej. Espacio-tiempo, sustancia-accidente)

            La teoría crítica de Habermas se articula, pues, en tres partes:

1.      Por un interés técnico, propuesto desde la ciencias naturales: teoría del conocimiento, que establezca los límites de la universalidad hermenéutica gadameriana y proponga reglas operativas para el mejor desenvolvimiento de la praxis social. En este plano se reivindica la racionalidad instrumental.

2.      Por un interés práctico, encomendado a las ciencias del espíritu: teoría del lenguaje y de la sociedad, que proponga los principios para la interacción entre los individuos. Hay que restablecer la racionalidad comunicativa.

3.      Por un interés emancipatorio, propuesto desde la filosofía y el psicoanálisis, que nos libera de las ideologías y las patologías, reivindicando así la racionalidad crítica-discursiva.

Ahora cabe preguntarle a Habermas, por un lado, si no se dan los supuestos de la comunicación normal en el lenguaje ordinario aún dentro de una cultura ideologizada; por el otro, si el lenguaje trae consigo potencialmente la posibilidad de distorsión o equívoco ¿basta con depurarnos de las patologías y las ideologías? A fin de cuentas Habermas pretende la universalidad de la comprensión en los campos de la normatividad. Por otro lado ¿negar nuestro ser fundamental histórico, es decir, negar nuestras tradiciones permeadas de ideología no es seguir siendo dogmático e ideológico? ¿Cómo dar cabida a la posibilidad de existir socialmente, intersubjetivamente, sin la tradición que nos precede o en la cual estamos parados y por la cual podemos emitir cualquier pensamiento o juicio? ¿No está olvidando Habermas, en su interés por tecnificar la experiencia hermenéutica, la praxis social, la interacción entre los sujetos?. Es claro que para Habermas, se precisa de una hermenéutica profunda, es decir, de un proceso de concientización que proponga reglas formales y universales que salven a las sociedades modernas de sus patologías ideológicas, en este sentido ¿no es la misma ciencia y su omnipotencialidad una ideología? ¿Por qué ha de ser la ciencia la que posee la verdad sobre el sujeto de conocimiento? ¿quien le dice a los científicos que su actividad misma no está circusncrita dentro de una ideología y que le precede una experiencia hermenéutica a la construcción de sus teorías? En términos de Gadamer: ¿Cómo negar la tradición, los prejuicios, las ideologías mismas sin caer en contradicción, es decir, sin hablar desde una tradición, sin generar nuevos prejuicios y sin construir nuevas ideologías, sobre todo cuando se pretenden ideales normativos universales?.

 

III.-            Tradición gadameriana y crítica habermesiana.-

 

            Uno de los puntos centrales en torno al cual gira la discusión Gadamer-Habermas, es la tendencia del primero por rehabilitar los conceptos de tradición, autoridad, pejuicio, historicidad de la comprensión y phrónesis, y la tendencia del filósofo krankfurtiano por negar lo anterior en su afán de plantear su propia teoría crítica, como una necesidad emergente ante el escenario de las sociedades modernas. La perorata concreta de Habermas contra la universalidad hermenéutica de Gadamer es por su falta de interés crítico y de interés emancipatorio, Para Habermas el optimismo dialogal de la hermenéutica filosófica de Gadamer no puede aportar estas funciones: crítica y emancipación. Le falta crítica porque se limita a perpetuar un pseudoconsenso sobre la base de los prejuicios imperantes, es decir, de la ideología. Y le falta propuesta emancipatoria porque, como tambien Ilega a recusarle Apel, olvido el complejo papel de la aplicación, es decir, la irrupción de la Comprensión en la vida "social -otro de los problemas importantes a discutir.

Gadamer plantea -y podemos contraponerlo impllcitamente a Habermas- una reflexión histórico- efectual en la que aparece no solo el caracter apriorlstico de la Comprensión, sino su condición de posibilidad proveniente de la tradición: es la continuidad de las tradiciones el suelo o la estructura a partir de la cual podemos conocer al mundo, es esa estructura previa que hace posible el pensamiento y la percepción de las cosas lo que Gadamer llama pre-juicios, esto es, juicios previos que hacen posible los juicios presentes, los cuales, a su vez, serán prejuicios de los juicios futuros: la experiencia histórica tiene como tarea descifrar constantemente los fragmentos de sentido de la historia que se limitan a la oscura contingencia de loctico y se quiebran en ella, y sobre todo en /a penumbra que envuelve al futuro para toda conciencia presente.8 Por ello la historia del hombre es la historia de la interpretación, de la experiencia hermenéutIca, vivimos interpretando -de forma tácita- lo que nos heredan las tradiciones y hace posible la propia comprensión del mundo Nuestra existencia es, pues, histórica y la comprensión es un a priori universal, no formal, sino material: los prejuicios no son necesariamente injustificados ni erróneos, ni distorsionan la verdad. Lo cierto es que, dada la historicidad de nuestra existencia, los prejuicios en el sentido literal de la palabra constituyen la orientación previa de toda nuestra capacidad de experiencia. Son anticipos de nuestra apertura al mundo, condiciones para que podamos percibir algo, para que eso que nos sale al encuentro nos diga algo.9 Habermas, por el contrario, pretende hacer de la comprensión un  apriori universal formal desde parámetros normativos, es decir, hacer de la comprensión un principio ético universal que sea el principio y fin de las acciones.

Es claro que para las intenciones de Habermas de hacer una critica a las tradiciones que nos preceden es totalmente errada la explicación de Gadamer acerca de la condición hermenéutica de los seres humanos, porque implica asumir casi como principio antropológico que los seres humanos estamos incapacitados para pensar libremente, para determinar nuestras propias vidas mas allá de las ideologías o de las tradiciones (que son la historia de las relaciones de dominación), de la autoridad que nos impide llegar a la mayoría de edad ilustrada; incapacitados para pensar racionalmente fuera de los prejuicios; incapacitados, en fin, para superar el lenguaje de sordos en el que vivimos habitualmente.

Las preguntas que planteamos sobre este suelo son: ¿Ia autoridad es totalmente ilegitima? ¿en la historia efectual no hay aplicación de la comprensión en la praxis social? Y, mucho mas importante aun: ¿el que la comprensión sea posible por la tradición, hace a esta ultima inmune a la critica? ¿Hay planteamientos críticos en la concepción gadameriana de la universalidad de la hermenéutica? Considero personalmente que sí existe un planteamiento critico en la hermenéutica de Gadamer, particularmente en su recuperación del concepto aristotélico de phrónesis, y que desde este mismo contexto se deduce una crítica a la tradición moderna sin contradecir la idea de que las tradiciones en general van haciendo posible la comprensión del mundo.

En lo que expondremos enseguida esperamos dar una alternativa propia a la permanente tensión entre el determinismo de la tradición gadameriana y la tendencia hacia una crítica neoilustrada de la tradición por parte de Habermas. Mi hipótesis es que hay una distensión entre estas dos tendencias, una a! pasado y otra al futuro, en la idea -que ya toca el concepto de phrónesis- de que las dificultades de la comprensión las arregla la comprensión misma, pero no una comprensión -como precisa Gadamer- restringida a una evitación técnica de los malentendidos, sino una comprensión que es capaz y ha sido capaz de sostener la existencia humana, una comprensión por la cual seguimos sobrellevando este mundo y sin la cual viviríamos en una dictadura mundial permanente. Si en la historia de la humanidad o de las tradiciones siempre hubiese existido un sometimiento absoluto de los individuos a una autoridad totalmente arbitraria e ilegítima -como parece creer Habermas- y nunca se hubiese dado verdaderamente el fenómeno de la comprensión y la propia autodeterminación, quizás ya nos hubiésemos exterminado los unos a los otros.

Consideramos que es precisamente en el planteamiento de Gadamer donde puede plantearse una critica a este supuesto elucidando la facticidad de la comprensión, y mostrando que al pretender instituir un manejo universal de los actos humanos -como consideramos adecuado Ilamarle a los principios universales que deben, según Habermas, normar la comprensión- estamos lejos de proponer un real trato comprensivo entre los mismos seres humanos y entre estos y el mundo. ¿Cómo se dirige un niño al mundo y a los demás sin una capacidad; nata de comprensión? ¿acaso se le señalan una serie de prescripciones para que aprenda a comunicar de algún modo que tiene hambre? ¿siempre que los hombres actuamos pensamos en un principio universal? Por ejemplo, si al atravesar la calle me percato de que un carro viene a gran velocidad y puede atropellarme ¿pienso en una prescripción adquirida metódicamente para saber lo que tengo que hacer?

No es un capricho de Gadamer ni nuestro cuestionar la intención de Habermas de normar mediante procedimientos técnicos-científicos la praxis social; es una realidad que los seres humanos se relacionan entre sí y con las cosas del mundo mediante una capacidad de comprensión muy esencial y vital. Es el hombre el que se adapta comprensivamente al mundo y no la creación de un saber técnico la que debe de lograr que el mundo se adapte al hombre. Estamos hablando de un planteamiento vitalista en el que la comprensión es el principio de sobrevivencia de la especie humana. Si desde que nacemos tuviésemos que esperar a tener la capacidad racional para entender los principios que regirán nuestros actos intersubjetivos seriamos una especie de maquinas sin las facultades sensitivas que en realidad nos dan la posibilidad de conocer y dirigirnos en el mundo; quizás nunca llegaríamos a esa capacidad racional que hace posible el entendimiento, ya que este esta íntimamente vinculado a nuestra experiencia empírica del mundo. En fin, a lo que queremos Ilegar es al concepto de phrónesis, a la facticidad hermenéutica y sus implicaciones criticas -que tanto le exige Habermas.

 

IV. Phrónesis, comprensión y crítica

La phrónesis es desde Aristóteles algo que tiene que ver con el saber moral y este, a su vez, no es un saber objetivo (tekhne) que se limita a constatar hechos, sino que se enfrenta a los hechos y los conoce porque le afectan inmediatamente (pathós). Este saber -como precisa Gadamer- no es el saber de la ciencia, en el sentido de la delimitación aristotélica entre el saber moral de la phrónesis y el saber teórico de la episteme. Ambos tienen que ver con el hombre y con lo que este sabe de sí mismo, pero en el caso del primero no se trata de analizar acciones -como sucede con el segundo tipo de saber- sino de Ilevar a cabo acciones frente a cosas y situaciones siempre distintas y cambiantes. El hombre que actúa hace uso del saber moral, pero este no es un prescriptivo general que pueda aplicarse a situaciones sistemáticas, no cambiantes, siempre las mismas en todos los casos. Lo que va postular Gadamer es que el mundo no funciona presentándonos situaciones indiferenciadas ni el hombre vive aplicando reglas formales a cada una de las circunstancias de su vida.

Es, pues, algo complejo tratar de definir las características de ese saber moral y, mas aun, cómo se adquiere y cómo se aplica. En principio, el saber moral no es un tipo de saber técnico, porque la tekhne es algo que tiene que ver desde los griegos con el arte de saber producir, tal es el caso del artesano. Pregunta Gadamer: ¿Debe el hombre aprender a hacerse a sí mismo lo que debe ser, igual que el artesano aprende a hacer lo que según su plan y voluntad debe ser'?10 Ciertamente el hombre se hace a sí mismo en el proceso de su relación hermenéutica con el mundo, esta es una capacidad que le da precisamente el saber moral, pero este saber, esta producción de si no es técnica; el hombre no aprende a posteriori, sino a priori el saber-se y el cómo hacer-se; el artesano tiene que hacer uso de un espacio, de un tiempo, de personas que le enseñen una serie de conocimientos y estrategias que le digan cómo producir una cosa. El hombre, en cambio, aprende el saber moral a la par de su experiencia hermenéutica, y además es un saber que se interioriza y se sabe que se tiene cuando irrumpe en la realidad practica, es decir, cuando tiene su aplicación. Pero esta aplicación no es tampoco técnica, no es el tipo de aplicación que se concibe a partir de la modernidad con las tesis pragmatistas, en donde la técnica es el ámbito de aplicación de la investigación científica. AI saber moral no le precede ni una investigación científica ni procede a una aplicación operativa del saber técnico. La phrónesis es una sabiduría o inteligencia practica precedida por nuestra capacidad hermenéutica. De este modo, la comprensión fáctica Ileva en sí misma la tarea de la aplicación que se adquiere por experiencia: la aplicación no es una parte ultima y eventual del fenómeno de la comprensión, sino que determina a este desde el principio y en su conjunto.11 Son tres los supuestos que da Gadamer de la phrónesis en relación a la comprensión y, por supuesto a la aplicación:

a)     Una tekhne se aprende, y se puede también olvidar. En cambio, el saber moral, una vez aprendido, ya no se olvida. Cuando actuamos aplicamos tácitamente ese saber moral que adquirimos previamente en nuestras experiencias hermenéuticas. No se posee en forma tal -dice Gadamer- que primero se tenga y luego se aplique a una situación concreta. Hay una simultaneidad entre la imagen de lo que es adecuado hacer en un momento dado y el hacer mismo.

 b) La prhónesis es un saber aconsejarse a sí mismo. Es lo que Aristóteles determina como un saber-se en una situación concreta y poder responder a ella aplicando criterios que surgen ante la inmediatez de cada situación dada.

c) La phrónesis esta implicada en los procesos de comprensión. Se habla de comprensión -afirma Gadamer- cuando uno ha logrado desplazarse por completo en su juicio a la plena concreción de la situación en la que tiene que actuar el otro. Comprender es desplazarse a otros horizontes, colocarse en la situación concreta que hay que comprender, colocarse en el horizonte donde esta parado el otro que queremos comprender. Así, la phrónesis también sigue principios, pero estos no están dados antes de la comprensión, sino que surgen en el momento en que comprendemos. Mis principios no pueden ser aplicables sólo a mi, no son relativos; cuando comprendemos estamos en una relación de comunidad con el otro y, así, lo que considero justo para mi en una situación dada cuando la comprendo, así también considero que algo es justo para el otro cuando comprendo su situación, es decir, cuando me desplazo a su horizonte.12

En cuanto al elemento crítico que para Habermas falta en la hermenéutica de Gadamer, se deduce, de acuerdo a las tres cualidades de la prhónesis, que hay siempre una capacidad crítica en nuestros actos hermenéuticos. Si Habermas entiende que el ponerse en actitud de crítica es liberarse de dogmatismos, es comprender y tener capacidad de formular criterios propios, no impuestos; es poder abrir mentes herméticas y hacer flexibles nuestros criterios ante situaciones concretas, entonces la comprensión hermenéutica gadameriana, que Ileva consigo la posibilidad del saber moral, es eminentemente crítica.

A mi juicio, es la postura de Habermas la que carece de un planteamiento crítico y raya en el dogmatismo al pretender negar la tradición, los prejuicios, la autoridad. ¿Desde dónde puede hablar el mismo si no es desde prejuicios, desde una tradición, sin ser autoridad? ¿cómo evitar que su discurso devenga tradición, prejuicio y que estemos aquí hablando de sus planteamientos sin que a eso se le Ilame ser autoridad? La autoridad -como afirma Gadamer- es un acto de reconocimiento, aceptar que alguien le gana en experiencia, conocimiento y juicio a uno. Crear autoridades no es un acto de sometimiento absoluto, no es coaccionar nuestra capacidad hermenéutica sino, precisamente, es reconocer en el otro una superioridad respecto al juicio propio.

Por otro lado, si sólo actuamos de acuerdo a principios universales, herméticos, ante situaciones cambiantes y diversas a las que nos enfrenta el mundo, estamos mostrando precisamente falta de reflexión hermenéutica. Por ejemplo, ¿no es falta de interpretación y comprensión denunciar a un niño con hambre que roba un pan en un centro comercial? Si hemos de guiarnos bajo el principio racional y universal "no robarás" es perfectamente adecuado -según Habermas- proceder bajo tal principio y denunciar al niño que roba el pan. Por el contrario ¿no es una posición crítica decidir que no es merito denunciar tal acto, ya que el niño tiene hambre y la tienda comercial no se quedará en ruina si le roban un pan? Como este ejemplo podríamos dar muchos ejemplos que no solo prueban , que la experiencia hermenéutica fáctica tiene la facultad de crítica -de articulación de criterios- sino que contravienen el mismo planteamiento de Habermas, al evidenciarlo como dogmático y hasta acrítico.

Ahora preguntaríamos si no hay nada de criticable a las sociedades modernas existentes desde el planteamiento de Gadamer. Considero que si bien la comprensión es posible por la tradición, esto no la inmuniza de la crítica. Lo que podríamos criticar en principio es la hegemonía de la ciencia moderna, la tecnificación de todo saber, en tanto es incapaz de ver que hay una precedencia de la experiencia hermenéutica sobre su actividad e, incluso, que su actividad misma esta permeada de un trabajo hermenéutico. Segundo, a la pretensión de cientifizar la hermenéutica. La consecuencia más inmediata de estos dos supuestos es aquello que encabeza la crítica: la perdida de nuestra capacidad de comprensión, el ser cada vez mas herméticos, mas enajenados, mas acríticos, mas incapaces de aplicar el saber moral en la realidad práctica.

Si bien Gadamer plantea que la existencia humana se mueve comprensivamente, ello no implica que no podamos sugerir la idea de que, al vivir cada vez mas sometidos a mercados mundiales, a leyes, a constituciones, a reglas, a convenciones, perdemos progresivamente nuestra capacidad de comprensión y, con ello, la posibilidad de interpretar y vivir el mundo de manera distinta, mas alIá de las determinaciones que van en contra de nuestras propias creencias y convicciones. Pienso, por ejemplo, en los indígenas, en la mujer, en  los homosexuales y las lesbianas: ¿no es falta de comprensión vivir en una sociedad que margina. censura y no da cabida al reconocimiento de ciertos individuos? Esto bien puede verlo la hermenéutica gadameriana.

Podemos convenir, pues, en la universalidad de Ia hermenéutica, sin negar sus posibilidades de crítica. El que me sea imposible percibir, pensar y comprender sin una tradición, sin prejuicios, no implica que no podamos realizar una crítica a la sociedad en Ia que estamos parados. De hecho, son dos cosas distintas por un lado, la universalidad hermenéutica se refiere a las condiciones de posibilidad de la existencia humana, condiciones por las cuales el hombre puede ser o tener lenguaje, pensar, sentir, comprender y sobrevivir en el mundo. Por otro Iado, la pérdida de nuestra capacidad de comprensión acerca de nuestra realidad social, se evidencia ya desde la suposición de que en  general los hombres se relacionan comprensivamente aun cuando lo hacen bajo ideologías, bajo malentendidos. El malentendido sigue suponiendo la comprensión. No bien-entender o no ser conscientes de la realidad social dominante en la que vivimos y, por ende, no poder ser crítico respecto a ella, no significa que no sigamos siendo seres humanos que dirigen su vida hermenéuticamente.

Lo que quizás podríamos preguntarle a Gadamer, desde una postura habermasiana es: si hizo falta y aun sigue haciendo falta una especialidad médica para curar las diversas enfermedades incurables y las nuevas enfermedades como el SIDA, el cólera, etc., ¿no hará falta efectivamente un saber especializado que cure a nuestra civilización enferma? ¿O qué pretende ser la misma filosofía sino un discurso de este tipo que puede proponer la cura? ¿Acaso no consideran los filósofos que los individuos que participan de la realidad social son incapaces de entender nuestras inadecuadas relaciones intersubjetivas, políticas y sociales? ¿Cómo hacer que un mestizo, occidental y católico cuestione a la iglesia, cuestione la monogamia, cuestione toda institución fascista? En esos pIanos quizás no basta la comprensión habitual entre los seres humanos.

Probablemente no es necesario cuestionar la irrupción de la comprensión en la realidad practica -como hizo Habermas-, todos los días nos movemos comprensivamente; pero quizás si debemos postular que esta comprensión básica no es suficiente para la emancipación o transformación de una realidad verdaderamente cuestionable en muchos sentidos. Hace falta - siendo habermasianos- la reflexión crítica de la filosofía.

Notas

1. E. Cassirer, Filosofía de las formas simbólicas, México, F.C.E., Tr. Armando Morones, 1971, Vol. I, p. 14.

2. H. G. Gadamer, Verdad y método, Sección IV, apartado 19, Sa1amanca, Sígueme, 1988, p. 243.

4.                 Así titula Gadamer a uno de sus apartados de Verdad y método I, sección II, apartado 9. p. 331.

5. Ibíd., p. 243.

6. J. Habermas, "La pretensión de universalidad de la hermenéutica", en La lógica de las ciencias sociales, p. 278.

6.Ibíd.,p.278.

7. Ibíd., p. 287.

8. H-G. Gadamer, "Réplica a hermenéutica y crítica de la  ideología", en Verdad y método II, Salamanca, Sígueme,1988, p. 254.

9. Ibíd, "La universalidad del problema hermenéutico", p. 218.

10. H.G. Gadamer, “la actualidad hermenéutica de Aristóteles", en Verdad y método I, Salamanca, Sígueme, 1991, p. 386.

11. Ibíd., p. 398.

12. Ibíd., pp. 388-395.



* Trabajo Presentado en el curso: “Hermenéutica y teoría crítica” impartido por el Dr. Mario Teodoro Ramírez (Febrero-Julio 1999).