CARTA
A UNA APRENDIZA DE EPISTEMÓLOGA
BUNGE, Mario (1977): "Tres políticas de desarrollo científico y una sola eficaz", Interciencia. 2:76-80.
Posible
futura colega:
Me
cuenta Vd. que está por ingresar en la universidad y le interesa la filosofía
de la ciencia. Y me pregunta qué debiera hacer para convenirse en una buena
epistemóloga.
Después
de haber pensado durante cuarenta años en este problema, he elaborado la
siguiente receta para formar epistemólogos:
1.
Consígase una familia que le asegure una capacidad innata para hacer trabajo
intelectual intenso y variado, continuado y prolongado, así como profundo y
original. Y ahora va en serio: cerciórese de que es capaz de realizar trabajo
intelectual productivo, y ello de la única manera posible: intentándolo.
Aborde problemas intelectuales difíciles aunque no imposibles para su nivel
actual y haga esfuerzos sostenidos por resolverlos. Examine los resultados de su
esfuerzo y asegúrese de que esta clase de trabajo le gusta más que cualquier
otra.
Además,
pida que le critiquen y comenten sus ensayos. Pero no se descorazone si la crítica
es adversa: todo comienzo es inseguro.
2.
Asista a buenas escuelas y rodéese de gentes inteligente y productivas, con
intereses amplios, así como de profesiones y edades diversas. (Una mala escuela
puede enseñar malos hábitos intelectuales, coartar vocaciones auténticas, o
dar una seguridad injustificada. Y amigos superficiales o improductivos pueden
lograr los mismos malos efectos.) Y rodéese de buenos libros y buenas revistas.
Sea omnívora pero no trague todo lo que está a su alcance: seleccione.
3.
Estudie a fondo una ciencia o tecnología. Escoja una ciencia o tecnología que
haya alcanzado madurez teórica o esté en vías de alcanzarla. Esto la pondrá
en contacto con problemas filosóficos interesantes y difíciles, y la obligará
a estudiar matemática, el lenguaje de toda ciencia madura. Pero, a menos que
crea sentir una vocación irresistible por la física o la química, no escoja
ninguna de éstas, porque hoy día se necesita una decena de años de arduos
estudios universitarios para llegar a la frontera de la física o la química.
Escoja más bien una ciencia en desarrollo, de frontera más cercana, tal como
la biología molecular, la biología matemática, la bioingeniería, la
psicobiología, la sociología matemática, la investigación operativa, o la
administración científica de empresas.
Si
lo hace podrá Vd. llegar con relativa rapidez a la frontera y podrá abordar
problemas científicos y epistemológicos tan apasionantes como descuidados.
4.
No se contente con leer y
asistir a algunos cursos: siga estudios formales intensivos, sométase a exámenes
y, en general, cumpla los requisitos para obtener el grado de licenciado en una
ciencia pura o aplicada.
5.
No se contente con esto:
emprenda cuanto antes investigaciones científicas, primero con ayuda, luego por
sí misma. De lo contrario se verá forzada a consumir, y más tarde a vender,
productos acerca de cuya manufactura no tendrá la más pálida idea. Así como
para escribir buenos poemas de amor es menester amar, para filosofar bien sobre
la investigación científica es preciso haberla hecho.
6.
Los filósofos que jamás la han
hecho suelen trazar caricaturas de ella, al modo de los cartógrafos medievales,
que jamás se habían movido de su región natal, dibujaban mapas imaginarios de
comarcas lejanas.
Todo
esto implica que no le bastará una licenciatura en ciencias: apunte a una
maestría y, luego, a un doctorado. Ni siquiera éste le bastará: convendrá
que siga toda la vida activa en ciencias, aunque sólo sea enseñándolas, para
no perder de vista el objeto mismo de su filosofía. El epistemólogo no debiera
ser un científico fracasado ni un filósofo descarriado, sino un filósofo que
ha tenido éxito en la ciencia pero se ha sentido más atraído por los
problemas filosóficos que ésta suscita que por los problemas científicos
particulares.
Especialícese
en una ciencia o tecnología determinada sin descuidar las demás disciplinas
científicas: manténgase al tanto, aunque sea a distancia, de lo que acontece
en todas las ciencias si quiere hacer filosofía de la ciencia en general y no
tan sólo de su especialidad. Para esto visite laboratorios, asista a coloquios,
y lea literatura de alta divulgación. Recuerde que la ciencia es un gran
sistema formado por subsistemas que se nutren y controlan mutuamente. Y recuerde
que las divisiones del trabajo intelectual son ignoradas por el mundo exterior.
6.
Estudie filosofía por su cuenta
al mismo tiempo que estudia ciencia o tecnología, y ello aun a riesgo de que
sus estudios científicos marchen con alguna lentitud. Para esto tendrá que
programar cuidadosamente su estudio independiente de la filosofía. (Si se
dedica por entero a la ciencia, dejando la filosofía para más adelante, podrá
perder su interés actual por la segunda. Y si se dedica desde el comienzo y
exclusivamente a la filosofía, acaso llegue demasiado tarde a la ciencia. Al
que logra lo más difícil poco le cuesta lo menos.)
7.
Introdúzcase a la filosofía
por vía histórica o por la puerta de la lógica, según su disposición
actual, pero no descuide ninguno de los dos polos. Siga los pasos de los buenos
filósofos antiguos, medievales, modernos y contemporáneos. Lea algunas de sus
obras. (Lea los clásicos en buenas traducciones. No pierda el tiempo
aprendiendo lenguas clásicas, ya que lo necesita para aprender el lenguaje
universal de las ciencias, o sea, la matemática.) Dedique un par de años a los
estudios históricos, pero trate de conservar toda la vida el trato amistoso con
los gigantes del pasado. Y dedique otro tanto al estudio de la lógica matemática
y de sus aplicaciones al análisis de las ideas científicas y filosóficas.
Este estudio de la lógica no le inspirará acaso ideas originales pero le
ahorrará más de una falacia, le acostumbrará a la claridad y el rigor, y le
ayudará a ordenar sus pensamientos. Una vez munida de las herramientas históricas
y lógicas mencionadas, destine un año a estudiar filosofía general de la
ciencia así como la filosofía de la ciencia de su especialidad. (En realidad,
puesto que el asunto le interesa ya ahora, Vd. habrá estado haciendo de
contrabando lecturas epistemológicas durante todo el período anterior. Tanto
mejor. No hay como una pizca de desorden añadida a una vida por demás ordenada
para realzar su interés.) Finalmente, dedique el último año a la semántica,
la ontología y la ética de la ciencia. Si completa Vd. este programa estará
en condiciones de pasar al nivel siguiente, que es el de la investigación
original.
8.
No se limite a estudiar libros:
consulte revistas y escriba, escriba incansablemente, desde meras fichas de
datos hasta ensayos de diversa longitud. Y no guarde estos ensayos como si
fuesen cartas de amor: enséñeselos a sus compañeros, amigos y profesores.
Discútalos en grupo. Forme un pequeño Círculo Epistemológico compuesto por
gentes de formaciones dispares pero unidas por el interés por la epistemología.
De esta manera podrá intercambiar informaciones y críticas, así como recibir
y dar consejos y estímulos. Ya pasó la época del filósofo solitario que no
salía de su aislamiento sino para montar a una cátedra desde la que
pronunciaba frases oraculares sin intentar jamás intereactuar con sus colegas y
alumnos. El filósofo moderno se comporta al modo del científico: no sólo
estudia y escribe por su cuenta, sino que también discute activamente con
alumnos y colegas de las más diversas disciplinas. La búsqueda de la verdad,
sea filosófica o científica, es una empresa social, no una aventura solitaria.
9.
Busque y ejerza la crítica pero
no se deje aplastar por ella ni la fuerza por mero placer. Ejérzala con
moderación y con ánimo de contribuir al avance de los conocimientos más que
para sobresalir o para vengarse. Recuerde que la crítica destruye el error pero
también puede matar la verdad. Recuerde que la mayoría de las personas ven con
desconfianza las ideas nuevas. Y recuerde que, sea o no justificada, la crítica
no sustituye a la creación. .
l0.
Comience por abordar problemas modestos pero apunte a Problemas ambiciosos. La
modestia inicial es necesaria por la escasez de conocimientos, pero no es cosa
de pasarse la vida en el jardín de infantes. No es lo mismo modestia que
impotencia. Comience por averiguar qué piensa el gran filósofo X sobre el
problema Y, pero trate de pensar con su propia cabeza sobre Y. Y más adelante
busque nuevos problemas. Comience por abordar un asunto bien circunscrito, acaso
ajeno, con el objetivo final de ir ampliándolo o de abordar eventualmente
problemas inéditos. Sin embargo, no se proponga alcanzar. La originalidad por
si misma es demasiado fácil. En afecto, para ser novedoso en filosofía basta
(aunque no es necesario ni honesto) decir disparates en lenguaje oscuro y
poniendo cara seña. (Los argentinos llamamos macanear
a esta actividad siempre de moda en los países latinos. Los franceses podrían
llamarla charlacanisme.) La finalidad de la investigación filosófica, al igual
que la científica, es la verdad general y profunda formulada de manera clara y
exacta. En el caso particular de la epistemología, una idea es verdadera en
este campo si y solamente si corresponde fielmente a la realidad de la ciencia.
Las ideas de este tipo no abundan porque, para concebirlas, es preciso someterse
a un largo aprendizaje, que no todos están dispuestos a hacer.
Si
Vd., posible futura colega, logra recorrer el largo camino que le recomiendo, se
convertirá gradualmente en una auténtica epistemóloga. Pero si no busca la
autenticidad, sino tan sólo hacerse pasar por epistemóloga para ganarse la
vida, ya sabe lo que no tiene que hacer.
Como
ve, la decisión que Vd. está a punto de tomar es de orden moral, como lo es
toda decisión que pueda afectar al prójimo. En este punto no sirven consejos.
Sin embargo, no resisto el impulso de dárselo: Escoja el camino largo, no sólo
porque es el único que lleva a donde Vd. quiere llegar, y no sólo porque es el
único honesto, sino también porque es el único interesante.