ALTHUSSER,
LOUIS, nac.
(1918) en Birmandréis, Argel, ha sido profesor en la «Escuela
Normal Superior», de París. Junto con Lévi‑Strauss, Michel Foucault,
Jacques Lacan y Roland Barthes, es presentado a menudo como uno de los
representantes del estructuralismo francés. Siendo marxista, ha sido presentado
la vez como el «marxista estructuralista» por excelencia. Sin embargo, como la
mayor parte los autores citados, aunque razones distintas de las de cada uno de
ellos, Althusser niega que sea un estructuralista. Esto impide una de estas dos
cosas ambas a un tiempo: que para s «lectura de Marx», Althusser ya empleado
algunos conceptos procedentes del, o afines al, estructuralismo ‑y haya
empleado, ciertamente, la idea de «corte epistemológico» propuesta por
Bachelard‑; o que en el curso tal «lectura» sus esquemas y de los
conceptuales hayan coincidido en parte con los elaborados por algunos autores
estructuralistas.
En todo caso, como varios autores estructuralistas,
Althusser ha rechazado el humanismo, específicamente el humanismo marxista (o
marxismo humanista), tanto del Marx de los Manuscritos
económico‑filosóficos, (1844, como
de los que han insistido en las raíces «existenciales» de Marx en cuestión.
Por otro lado sin dejar de ser marxista, y aun sosteniendo que con ello apelaba
realmente a Marx en vez de «volver a» Marx, Althusser ha con batido el
marxismo‑leninismo fosilizado del materialismo dialéctico «ortodoxo»
tal como fue elaborado por los filósofos soviéticos y auspiciado como doctrina
oficial por los comunistas franceses. Así, pues, Althusser no es, o no ve a sí
mismo, como una especie de «neo‑stalinista», sino como un teórico
marxista. En vez de predicar una vaga unidad de la teoría con la práctica,
Althusser ha destacado las bases teóricas del marxismo. A este efecto ha
clasificado el pensamiento de Marx en varias fases, hablando de una «ruptura»
(o «corte») epistemológica‑, que tuvo lugar en Marx en 1845; de 1845 a
1857 hubo un período de transición y en 1857 apareció el «Marx maduro», ya
sin trazas de hegelianismo, del que, de todos modos, se fue desprendiendo en
la fase feuerbachiana. Althusser ha insistido en el «último Marx», el Marx de
El Capital, al
punto que se le ha acusado de echar por la borda al «primer Marx», de olvidar
la continuidad del pensamiento de Marx, certificada por los Grundrisse, y, en
general, de tratar de forzar el pensamiento de Marx dentro de su propio molde M
marxismo.
Lo último puede no ser rechazado enteramente por
Althusser, para quien el pensamiento expresado por Marx en El Capital no
es una ideología, resultado de una formación social, sino una ciencia. Pero
aunque el propio Marx podía haber empleado los debidos fundamentos epistemológicos
de su ciencia, no proporciono su modelo conceptual. Éste se halla «ausente»,
y la tarea de Althusser ‑y de sus colaboradores‑ consiste en hacerlo
presente. Se trata, pues, en parte de rellenar las lagunas teóricas de Marx y,
con ello, del marxismo.
Para Althusser la ciencia no es simple superestructura
derivable de formaciones sociales; es una práctica autónoma que produce
conocimiento. La noción de producción es básica en Althusser. Hay una
producción material, una política, una ideología, una teórica; cada producción
es una práctica que tiene sus propias estructuras. La práctica de la teoría
es una producción de conocimiento. No es siempre claro si cada ciencia tiene su
propia práctica, esto es, su propio modo de producir conocimiento, o si hay, o
hay asimismo, una ciencia, o teoría general, de la práctica, incluyendo la de
las ciencias. Si la hay parece ser de naturaleza epistemológica. En principio,
Althusser parece inclinarse por esta alternativa. Su pensamiento puede ser
considerado como el de una teoría filosófica del marxismo en cuanto
materialismo dialéctico. Esta teoría es una teoría de la actividad teórica,
dentro de la cual se hallan las ciencias. Mientras las formaciones sociales dan
lugar a ideologías -entre las cuales figura para Althusser la interpretación
humanista del marxismo‑, el materialismo dialéctico en cuanto teoría de
la actividad teórica no es una ideología. La teoría de la actividad teórica
estudia ésta como una producción que forma cuerpo con las correspondientes
formaciones sociales, pero la teoría de la actividad teórica misma es autónoma
o, en todo caso, puede exhibir sus propias estructuras. Ello parece conducir a
la idea de que todas las estructuras están a la par. No tal cual, según
Althusser, el cual critica a Lévi-Strauss precisamente en este punto. Si bien
hay que tener en cuenta siempre varias estructuras para poner de relieve una
contradicción que puede aparecer en una sola -con lo cual se produce lo que
Althusser llama una «superdeterminación»-, hay «una determinación, en última
instancia, de la economía», a diferencia de un papel dominante que puede tener
una estructura—o un nivel- determinada en un momento histórico dado. El
papel determinante, «en última instancia», de la economía no hace del
marxismo de Althusser una forma de economismo, no se afirma que la economía
opere siempre directamente en todo nivel, sino más bien que los efectos de la
economía se hallan presentes en todos los niveles, aun en los casos en que estén
«ausentes» justamente en virtud de su ausencia.
Pueden distinguirse dos fases en el pensamiento de Althusser. La primera es la someramente bosquejada. En la segunda, bajo la influencia de Lenin, Althusser reconoce haber extremado la propensión teórica, sí bien ha justificado este procedimiento por el carácter ocasional de su reacción contra todas las formas de marxismo humanista. Una vez reconocido que el marxismo es una teoría y no una ideología, no es ya necesario destacar, y exagerar; sus fundamentos epistemológicos y, a fortiori, los fundamentos epistemológicos de toda producción teórica. Althusser pasa este modo de la filosofía como estricta teoría a la filosofía corno intervención política -aunque, su entender, no se trata del paso de una fase a otra, sino de dos movimientos convergentes-. La práctica teórica, y específicamente epistemológica, parece ha transformado simplemente «práctica». Pero ésta está ya fundada filosóficamente por medio de una adecuada «lectura» de Marx. La práctica filosófica Lenin constituye el modelo una actividad política en forma teórica, capaz de distinguir entre ciencia e ideología. La filosofía «en última instancia», concluye Althusser, «lucha de clases en la teoría».