AYER, ALFRED JULIUS, nac. (1910) en Londres, profesor en la Universidad de Londres (1946-59) y en la de Oxford (desde 1960), defendió, en su primera obra sobre el lenguaje, la verdad y la lógica, las tesis capitales del Positivismo o empirismo lógicos, en particular la doctrina estricta de la verificación, la separación completa entre enunciados lógicos (tautológicos) y enunciados empíricos, la imposibilidad de la metafísica por constituir un conjunto de pseudoproposiciones, es decir, de enunciados que no pueden ser ni verificados empíricamente ni incluidos dentro del cálculo lógico y, finalmente, la necesidad de reducir la filosofía al análisis. En la segunda edición de la mencionada obra, Ayer sometió algunas de las citadas tesis a revisión. En particular sucedió esto con el Principio de verificación, que admitió no solamente en un sentido «fuerte», sino también, y sobre todo, en un sentido «débil», proporcionando, por consiguiente, un criterio más «liberal» del mismo. Sometió asimismo a revisión Su tesis de lo a priori como puramente analítico-tautológico finalmente, insistió en los problemas que plantea el conocimiento empírico. Estos últimos problemas le condujeron en su obra sobre las bases del conocimiento empírico a un examen a fondo de los datos de los sentidos (sense-data), con la conclusión de no se trata de estados mentales, pero tampoco de modificaciones de ninguna substancia, física o biológica. Por el contrario, tales substancias -cosas materiales, conceptos mentales, etc.- deben ser entendidas en función de los mencionados datos. Esto desemboca en una concepción fenomenista análoga a las posiciones neutralistas de la filosofía a comienzos del siglo XX, pero apoyada en el análisis lógico y evitando tanto el realismo como el idealismo. Las influencias de Hume se hacen patentes en el análisis en cuestión, especialmente en lo que toca al problema de la causa. Este problema es uno de los más considerables para una teoría fenomenista, pero Ayer señala que, no obstante las dificultades planteadas al respecto, el fenomenismo puede afrontarlo mejor que ninguna otra doctrina.

En su lección inaugural en Oxford sobre «filosofía y lenguaje», Ayer considera que la filosofía oxoniense del «lenguaje corriente» no es, ni es deseable que sea, una pura «filosofía lingüística», sino un análisis del lenguaje en tanto que describe hechos. De no ser tal, la filosofía lingüística se convertiría en un fin en sí misma o. mejor, en un medio que pretendería pasar por fin. Pues la filosofía se debe interesar en las «fotografías» y no sólo en «el mecanismo de la cámara fotográfica». Por otro lado, la filosofía no debe ni tratar sólo de hechos, ni sólo de teorías, sino de los «rasgos arquitectónicos de nuestro sistema conceptual» en tanto que este sistema pretende describir o explicar hechos. Lo cual marca, como Ayer reconoce, un cierto «retorno a Kant», bien que a un Kant sin ninguna “antropología a priori”.