KUHN, THOMAS S., nac. (1922) en Cincinnati, Ohio (EE. UU.), profesor en la Universidad de Princeton, ha sido uno de los principales protagonistas de lo que Dudley Shapere ha llamado «la nueva filosofía de la ciencia». Kuhn reconoce muchos antecedentes de su trabajo; no sólo las investigaciones históricas de Koyré, Meyerson, Hélène Metzger, Anneliese Maier, las inspiraciones de James B. Conant, los trabajos de Jean Piaget, de Benjamin Whorf, de Ludwik Fleck y otros, sino también algunos análisis filosóficos de Quine. Al revés de quienes han pensado que la filosofía de la ciencia es básicamente una reconstrucción lógica de teorías científicas, Kuhn ha considerado que el estudio histórico de la ciencia -estudio que requiere a la vez la habilidad del historiador y el conocimiento del científico- es indispensable para entender no sólo cómo se han desarrollado las teorías científicas, sino asimismo por qué en ciertos momentos determinadas teorías han sido aceptadas en vez de otras y han sido, por tanto, justificadas validadas. Kuhn ha cualificado y refinado sus ideas en varias ocasiones, al punto que ninguna versión de ellas puede ser muy exacta. En su versión original, o acaso más primitiva, las ideas de Kuhn se centran en torno.a la división entre la «ciencia normal» y lo que podría llamarse «ciencia anormal». Ciencia normal es la elaborada por una comunidad científica y la que sirve de base para los subsecuentes desarrollos. La ciencia normal se basa en un paradigma, del cual se derivan reglas -aunque, como indica Kuhn, los paradigmas pueden guiar la investigación inclusive en ausencia de reglas- Una vez establecido un paradigma, la investigación procede en una forma similar a la solución de «acertijos»; los fundamentos mismos del paradigma no son objeto de duda. Si se descubren, como ocurre a menudo, anomalías, se las pone de lado como cuestiones relativamente enojosas que se resolverán oportunamente. Sólo cuando se multiplican las anomalías en tal forma que o no puede seguir dejándoselas de lado, o no se puede dar una explicación de ellas en los términos teóricos «normales», se produce un desquiciamiento del paradigma, el cual es sustituido por otro. Tiene lugar entonces un «desplazamiento», similar al que se observa en el campo de la percepción cuando, de acuerdo con la Gestaltpsychologie, se ve, como súbitamente, una figura distinta de la hasta entonces observada. Los mismos hechos son vistos desde un punto de vista distinto, esto es, dentro de otro paradigma. En esta crisis de fundamentos consisten las revoluciones científicas, que son cambios en la visión del mundo invisibles inclusive por los propios científicos que los llevan a cabo.

La resonancia que han alcanzado las ideas de Kuhn sobre la estructura de las revoluciones científicas se debe a que abarcan un campo muy amplio que va desde la lógica del descubrimiento científico a la psicología (y sociología) de la producción científica. Se debe asimismo a que sus conceptos básicos son lo bastante flexibles para admitir muy diversas interpretaciones. Así, puede considerarse que los cambios de paradigmas tienen lugar súbitamente, ya que en algún momento tiene que producirse el «desplazamiento» de visión antes indicado. Por otro lado, es indudable que la formación de un nuevo paradigma puede llevar mucho tiempo y que pueden coexistir inclusive dos o hasta más paradigmas. Las anomalías pueden interpretarse como falsaciones de teorías científicas, pero a la vez pueden considerarse como condiciones para la aparición de una nueva teoría. El paradigma puede ser estudiado como una estructura lógica o corno una serie de supuestos que son condiciones para la posibilidad de la investigación científica. Kuhn ha tendido a rechazar toda interpretación extrema de sus ideas. Por una parte, ha rechazado todo reconstruccionismo y hasta todo falsacionismo ingenuos. Por otra parte, se ha manifestado remiso a admitir que su teoría sobre la estructura y la historia de las teorías científicas es una manifestación de historicismo, de psicologismo o de sociologismo. Si un paradigma difiere fundamentalmente de otro, y específicamente si un paradigma nuevo difiere fundamentalmente del viejo paradigma que, a través de la crisis, ha llegado a sustituir, parece que ha de concluirse que los paradigmas son completamente incomparables entre sí. Sin embargo, esta incomparabilidad haría difícil, si no imposible, ninguna historia de la ciencia, que es justamente lo que Kuhn trata de hacer. Más aún: conduciría a un irracionalismo y relativismo que Kuhn rechaza terminantemente. El trabajo de Kuhn va encaminado, pues, a desarrollar, por medio de descripción y análisis histórico, una teoría de la racionalidad dentro de la cual puedan acaso explicarse las nociones de paradigma y de cambio de paradigma, incluyendo todo cambio radical o revolucionario.