MARX, KARL (1818-1883), nac. en Trier (Treveris), en la antigua provincia del Rhin. Después de estudiar en la escuela de Trier ingresó (1835) en la Facultad de Derecho de la Universidad de Bonn y (1836) en la Universidad de Berlín, donde se doctoró en 1841, y donde siguió las lecciones de Savigny y de Eduard Gans discípulo de Hegel. Amigo del grupo de los «jóvenes hegeliano de izquierda» (los hermano Bauer, Max Stirner y otros), estudió a fondo el sistema hegeliano por el cual se sintió a la vez atraído y repelido. Mosse Hes un socialista radical de Colonia lo llamó a esta ciudad para colaborar en la Rheinische Zeitung (1831) hasta la suspensión de este periódico (1843). Marx publico en la Rheinische Zeitung una serie artículos radicales al tiempo que se familiarizaba con los escritos de los socialistas utópicos franceses, especialmente Fourier Proudhon y Leroux. Se entusiasmo con Feuerbach, y en vista de la imposibilidad de seguir trabajando en Alemania se trasladó a París, invitado por Arnold Ruge para colaborar en los Deutsch-Französische Jahrbücher. En 1844 conoció en París a Engels, con quien mantuvo estrecha amistad durante toda su vida, con quien colaboró en varias obras y quien le ayudó a menudo financieramente durante su largo exilio en Londres. También en París conoció a varios revolucionarios (Auguste Blanqui, Bakunin, etc.) y familiarizó con los escritos de Saint-Simon, que ejercieron sobre él influencia considerable. Allí comenzó una serie de polémicas (contra Proudhon, contra sus antiguos amigos de la «izquierda hegeliana», etcétera). Expulsado de París a petición del Gobierno prusiano por sus colaboraciones en el semanario Vorwärts, se marchó en 1845 a Bruselas. En 1847 fundó, con Engels, la Liga (Bund) de los comunistas, cuyo programa político y filosófico fue fijado en el Manifiesto del Partido Comunista (1848). Poco más tarde, en Colonia, dirigió la Neue Rheinische Zeitung, que fue suprimida casi inmediatamente. En 1849 llegó a Londres, donde permaneció durante el resto de su vida, y donde escribió sus más importantes obras teóricas mientras luchaba contra la miseria y se mantenía en estrecho contacto con las organizaciones revolucionarias, y desde donde daba el principal impulso a la constitución de la internacional.

Suele presentarse a Marx como un discípulo de Hegel o, mejor dicho, como uno de los «hegelianos de izquierda» que invirtió completamente las tesis hegelianas, pero conservando partes importantes de la sustancia del hegelianismo. Ello es cierto, pero debe tenerse presente asimismo la influencia ejercida sobre Marx por otros autores (Feuerbach, Saint-Simon, etc.), así como las consecuencias que tuvieron para él sus lecturas de los principales economistas de la época (Adam Smith, Ricardo, Quesnay, etc.) y en particular su actividad como periodista y su intervención en las luchas político-sociales de su tiempo. A ello debe agregarse la influencia ejercida sobre Marx por el desarrollo de la economía, y en particular de la inglesa (sobre la cual Engels le proporcionó muchos datos). Aun así, no debe considerarse el sistema de ideas de Marx como un resultado de diversas influencias y experiencias, sino como la elaboración de tales influencias y experiencias dentro de un espíritu a la vez sistemático y positivo.

Una de las cuestiones que más abundantemente se han debatido en los últimos tiempos es la de si hay o no «dos Marx», y caso de haberlos qué relación hay entre ambos y hasta qué juicio cabe pronunciar sobre el valor del pensamiento de cada uno de ellos. Los que han defendido la tesis de los «dos Marx» han dividido su pensamiento en dos períodos, caracterizados principalmente por los Manuscritos económico-filosóficos, de 1844, y por El Capital, de 1876. La publicación de dichos Manuscritos llamó la atención sobre un Marx principalmente «filósofo», y considerablemente "ideólogo" que, según varios intérpretes, cabría incluir en una especie de tradición hegeliano-existencial; éste es, se ha dicho a veces, el Marx realmente interesante, cuando menos filosóficamente, así como antropológica y «moralmente», a diferencia del Marx «posterior», apartado de la filosofía y de toda ideología y consagrado a edificar una ciencia. Varios autores, por el contrario, han estimado que hay que tener en cuenta principalmente al Marx maduro, es decir, al Marx científico y no filosófico. Los dos tipos de opiniones presuponen una escisión más o menos rigurosa entre los «dos Marx». La publicación completa de los Grundrisse, de 1857-1858, ha alterado la tesis de la escisión -así como los juicios contrapuestos fundados en ella- y, según varios intérpretes, ha restablecido la «continuidad» en el pensamiento de Marx. Sin embargo, los Grundrisse pueden interpretarse, a su vez, de varios modos, y entre ellos de dos: como un lazo de unión entre los supuestos «dos Marx» o como un núcleo maduro del pensamiento de Marx que apunta a varias direcciones, entre ellas a las del «primer Marx» o «Marx filósofo» y del «Marx posterior» o «Marx científico».