Horkheimer, Max (1895-1973)
Filósofo
alemán, nacido en Stuttgart, de familia judía de clase alta. Estudió en Munich,
Friburgo y Francfort, y fue discípulo del neokantiano Hans Cornelius, quien le
influyó profundamente; en sus teorías hay también influencias de Kant,
Schopenhauer, Dielthey, Nietzsche y Freud, por quienes se interesó antes de
hacerlo por Hegel y Marx. Entre 1930 y 1958 fue director del Instituto para la
Investigación Social («Institut für Sozialforschung»), que durante unos años fue
centro de la filosofía social en Alemania, y uno de los iniciadores de la
escuela de Francfort.Al subir Hitler al poder, abandona Alemania y en 1934
marcha a EE.UU. En Nueva York refunda el Instituto para la Investigación Social
en el exilio, y colaboran con él, entre otros, Herbert Marcuse y Th. W. Adorno.
Los ensayos
que publica en la primera mitad de los años treinta, para la revista de carácter
interdisciplinar del Instituto, la «Zeitschrift für Sozialforschung» [Revista de
investigación social], constituyen el núcleo de lo que se llamará «teoría
crítica», que, junto con la Dialéctica de la Ilustración (escrita en
colaboración con Th. W. Adorno) y las aportaciones psicoanalíticas de H. Marcuse,
representan la doctrina fundamental de la escuela de Francfort.
La «teoría crítica», a diferencia de su opuesto, la filosofía y la teoría
tradicionales, que pretenden la legitimación de la ideología dominante,
representa una crítica a todas las diversas formas de dominio sobre el hombre y
de irracionalidad, propias de la sociedad burguesa, con el objetivo de desvelar
las auténticas necesidades del hombre y tomar conciencia de las estructuras
sociales que las reprimen (ver texto ). La irracionalidad se ha vuelto un rasgo
tan característico de la sociedad como lo es su racionalidad y la historia de
ésta muestra el carácter instrumental de la razón. Surge la racionalidad moderna
con la constitución, tras el Renacimiento, de los estados modernos, y su
historia es la misma que la del individuo: la de una integración,
frustrada, de la libertad individual con las necesidades de la sociedad. Con la
aparición del capitalismo, la sociedad se vuelve mercado, cuyo principal valor
es el de cambio; todo se convierte en un medio -racionalidad y razón incluidas-
y lo que ha de ser un medio, el dinero, es el fin. La sociedad de mercado es
sólo una apariencia de liberación económica; en realidad se sacrifica al
individuo y sus necesidades a las necesidades del mercado. El germen de
irracionalidad constante en la sociedad se manifiesta aparentemente en los
movimientos totalitarios y fascistas: son el ejemplo claro del dominio sobre el
hombre y del sometimiento de éste a los valores del grupo. La vida social es una
historia inacabable de una integración imposible de la subjetividad y la
universalidad, tal como reflexiona la filosofía de Hegel y de Marx, que no se ha
dado en la historia ni es previsible que pueda darse en la historia inmediata:
fracaso del socialismo, burocratización creciente del individuo. No hay que
hacerse ilusión alguna para esta historia y esta sociedad. Sólo queda defenderse
contra todo tipo de instrumentalización. Tras la Segunda Guerra Mundial, y su
vuelta a Alemania, y críticamente desencantado de las repuestas hegelianas y
marxistas a la historia, procura salvar su pesimismo dirigiendo la mirada hacia
la filosofía kantiana. La sociedad racional del futuro es sólo posible a modo de
postulado de la razón práctica, como un imperativo moral. Pero no hay sujeto
histórico ninguno de este imperativo ni hay garantía histórica alguna a priori
de su posible puesta en práctica; hay sólo el individuo que busca liberarse de
toda instrumentalización y que, incluso, ha de procurar no desaparecer como
sujeto.
Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.