KARL R. POPPER


Nancy MIRAVETE NOVELO
Para Karl Popper la verdadera actitud científica es la de una crítica constante, que no consiste en la búsqueda de confirmaciones de la teoría, sino en pruebas que puedan en un momento dado refutarlas.
Popper perteneció a un extraño grupo de científicos que inauguró un género relativamente nuevo de estudiar la ciencia; con base a este hecho, la síntesis del trabajo de este genial hombre de ciencia no resulta nada fácil ni por el tiempo ni por el espacio ni por la magnitud de la tarea. 

Este ensayo está dedicado a uno de los más destacados epistemólogos de la época contemporánea, Karl Raimund Popper. Poseedor de una gran capacidad de reflexión, alcanzó un elevado nivel de conocimiento de la evolución, naturaleza y estructura de la ciencia y tuvo una significativa influencia en las comunidades tanto de científicos como de filósofos, de manera especial en el área de la filosofía de la ciencia. Sus ideas de epistemología no sólo gozaron de un amplio reconocimiento, sino que contribuyeron al desarrollo de una forma nueva de analizar la actividad científica.
Nacido en Viena en 1902, tuvo una juventud bastante inquieta, durante la cual, debido a problemas económicos, tuvo que desempeñar trabajos de distinta índole; asistió a la universidad como estudiante libre donde realizó estudios de filosofía, matemáticas y física; al igual que su madre, se interesó vivamente por la música y su historia.
Su relación con la ciencia se inició muy temprano, cuando asistió en 1919 a una conferencia impartida por Albert Einstein, en la Universidad de Viena. De ella dijo haber quedado 'deslumbrado' cuando el conferencista postuló que "si el corrimiento hacia el rojo de las líneas espectrales debido al potencial gravitacional no existiera, entonces sería insostenible la teoría general .de la relatividad." 1
Lo que más le impresionó de lo que Einstein sostuvo, como posteriormente lo confesó, fue su afirmación enfática de que su teoría carecería de sustento científico si no pasaba ciertas pruebas que podían contradecirla.
Este episodio lo impactó aún más cuando leyó en la prensa, poco tiempo después, los resultados de varios experimentos para probar la teoría de la relatividad de Einstein, realizados por dos grupos de científicos británicos en dos sitios geográficamente alejados entre sí. Ambos confirmaron el comportamiento de la luz al interactuar en un campo gravitatorio, tal como Einstein lo había predicho.
Mientras continuaba con sus estudios, trabajó un tiempo en la clínica de Alfred Adler, adversario psicoanalítico de Sigmund Freud. En 1928, se doctoró con la tesis Sobre la cuestión del método de la psicología del pensamiento. Al año siguiente, impartió las cátedras de física y matemáticas, las que ganó después de presentar una tesis sobre los axiomas en geometría analítica y euclidiana. En 1943 (fechado en 1935), publicó su primera y controversial obra La lógica del descubrimiento científico (Logik der Forschung). La epistemología de Popper se encuentra desarrollada precisamente en este texto, lo que amerita una breve presentación para conocer la compleja red de su pensamiento.
En el capítulo primero, denominado Panorama de algunos problemas fundamentales, aborda el problema de la inducción, corriente epistemológica dominante de la época y respaldada por el afamado Círculo de Viena (Wiener Kreis). Ahí se declaró enemigo del 'método inductivo', propuesto por aquel grupo de científicos, como el método que caracteriza al estudio de las ciencias empíricas, y propuso como alternativa el que llamó 'método deductivo de contrastar' o 'deductivismo'.
En un segundo momento, tocó uno de los temas medulares de su teoría: el 'problema de la demarcación', esto es, "el rigor que lleva a someter a una prueba una teoría científica, enfrentándola a condiciones más estrictas que pudieran refutarla, y salir airosa, el signo distintivo de la ciencia, aquello que la separa de lo que no es."2Según él, había dado con la clave que le permitía separar la actividad científica de la pseudociencia, en donde colocaba al psicoanálisis, la religión y la filosofía, entre otras. De acuerdo con su discurso mental, había establecido el criterio de demarcación, uno de los principales distintivos de su trabajo. En su Autobiografía,.3 Popper aceptó que tanto su criterio de falsación como el de demarcación, habían tenido su origen en un episodio que vivió en 1919, cuando Einstein subrayaba que un desacuerdo haría que su teoría fuera insostenible; que esto mismo, además, lo había llevado a concluir que la verdadera actitud científica era una actitud crítica constante. Es decir, a partir de un planteamiento teórico, hay que buscar los experimentos decisivos, cuyo acuerdo con las predicciones estuvieran lejos de confirmar la teoría. La actitud crítica de un científico, por tanto, no consistía en buscar confirmaciones de su teoría, sino en pruebas que en un momento dado pudieran refutarla.
El conocimiento científico, en el marco popperiano, se caracteriza por ser refutacionista, y la ciencia se polariza en torno a un método inductivo; estos dos aspectos conforman la corriente que él bautizó como racionalismo crítico. La ciencia, puntualiza, sólo avanza si las teorías pueden refutarse seriamente: en tanto no se sometan a un tratamiento de refutación, se consideran simples conjeturas o hipótesis. Esto constituyó para Popper el verdadero desafío que una epistemología de la ciencia debía enfrentar; establecer las condiciones mediante las cuales el conocimiento progresa o se incrementa.
Lo interesante de esta propuesta es que pone el acento en los aspectos negativos de la aventura del conocimiento, y las contrapone al sentido común, y a los consensos de los científicos que se agrupan en torno a una teoría que reiteradamente ya se ha confirmado.
La dirección adecuada en el quehacer científico no es de los hechos o las observaciones a la teoría, sino exactamente lo contrario, de las teorías a los hechos. Los sentidos, que les son muy queridos a los inductivistas, están sujetos a tal cantidad de estímulos, que frecuentemente se muestran como un conjunto poco coherente de enunciados particulares que sólo tendrían significado en el contexto de una determinada óptica de la práctica científica, la cual posibilitaría aislar los enunciados que tienen sentido de los que son irrelevantes.
Es la teoría la que muestra el camino y señala los hechos que deben observarse. La observación siempre se guía por las expectativas teóricas. Los hechos se deducen de la teoría, y al final, éstos mismos la pondrán a prueba rigurosamente; menciona el caso de Darwin como ejemplo cuando exclama: "¡Qué extraño que nadie vea que toda observación no puede dejar de mostrarse a favor o en contra de una teoría!"4

Para Popper, los problemas se originan a partir de un marco teórico que permite identificarlos como tales, y puesto que no son concebibles sin una teoría previa que está más allá de lo observable, no existe el empirismo, sino una intuición con la que construimos un conjunto de teorías encaminadas a solucionar problemas.
La investigación científica tiene su punto de arranque en los problemas5y en la invención de hipótesis, entendidas como soluciones tentativas que requieren corroboración. El método para lograr la prueba, es deducir de ellas una serie de consecuencias y determinar si se cumplen o no. Si por lo menos una de las deducciones no se cumple, se dice de esa hipótesis que ha sido falseada. Por el contrario, si las consecuencias se cumplen, las conjeturas se verán confirmadas por el momento. Por lo tanto, para que una teoría pueda ser sujeto de comprobación, debe extraerse de ella, primero, consecuencias refutables; es decir, ser falseadas, dadas ciertas circunstancias o hechos. Únicamente bajo esas condiciones se le podría considerar teoría científica.
Los problemas se hacen evidentes cuando en determinado momento el científico se percata de que algo no encuadra entre los hechos y el conocimiento o, por decirlo de otra manera, entre el saber y la ignorancia. Es, precisamente a través del método hipotético-deductivo, que las teorías, desde el punto de vista de enunciados que conducen a la solución de problemas, generan a su vez otros que antes no se habían contemplado; este proceso es lo que hace rica y flexible la actividad científica.
Para fundamentar su propuesta metodológica, Popper recurre al lenguaje. Las teorías y las leyes se enuncian en términos que por lo general no designan objetos observables, como por ejemplo, el gen, el átomo, la aceleración, la fuerza, etc., que difícilmente pueden explicarse por vía de la inducción, ya que sólo pueden inventarse. Otro argumento, es el material con que se construyen las teorías y las leyes. Dado su carácter creativo, se les puede ubicar en los sueños, como el de Kekulé; en los mitos, como el de Edipo y Electra; en leyendas como el descubrimiento de la ciudad de Troya; en teorías metafísicas, como la filosofía griega del átomo. Todos ellos significan actos de intuición para Popper.
Una vez que se construye la hipótesis, que puede elaborarse por diversos caminos pero siempre se genera como respuesta a un problema, se somete a las pruebas más rigurosas posibles. Es por esto, según Popper, que todo conocimiento, sin importar que sea en forma oral o escrita, debe expresarse forzosamente en una serie de proposiciones. Esto es lo que realmente marca la diferencia entre lo que se cree o se piensa, con todo lo que pertenece al mundo objetivo, lo que se comunica.
Como toda proposición, puede ser verdadera o falsa, de ahí su carácter hipotético, hay que juzgarla exponiéndola a prueba para corroborarla o refutarla. La lógica deductiva, en este sentido, se constituirá en el marco referencial que nos permita hacerlo confiriéndole, además, un cierto grado de racionalidad a través de la aplicación de la lógica de sus leyes.
Acorde con el conjunto de reglas que conforman la lógica, al estar frente a un enunciado universal, es posible contraponerlo a uno existencial, esto es, al que afirma que existe al menos un ejemplar o un caso que no posee la propiedad que le confiere el enunciado general. Si se confirma que el segundo es verdadero, el primero, por lo tanto, es falso; la inferencia deductiva entre los dos enunciados, abre la posibilidad de refutar las hipótesis por un lado, y por otro, el tipo de enunciados que se han deducido son exactamente los que pueden contradecirse.
Desde la perspectiva de la lógica deductiva popperiana, los enunciados básicos, que son precisamente los que se someten a la prueba, no proporcionan una respuesta confirmatoria definitiva, pues un segundo o tercer proceso de contrastación puede desmentirlos.
En principio, existe una asimetría entre verificación y falsación. Aún cuando haya un enorme número de confirmaciones, éstas no hacen verdadera o cierta a una teoría; mientras que un solo hecho negativo, desde el punto de vista lógico, la falsea. Popper, en esta óptica, inserta en la asimetría el mandato metodológico de la falsación: puesto que cada teoría, aún cuando haya sido confirmada, siempre tiene la posibilidad de ser desmentida, hay que tratar por ende de falsearla, porque cuanto antes se encuentre un error, más pronto se podrá eliminar, inventando y probando otra teoría, mejor que la anterior y así sucesivamente. Desde esta posición, en el marco de su epistemología reconoce, por un lado, el poder que tiene el error y, por el otro, la noción de la falsación, en cuanto a lo que él mismo afirma: "no exigiré que un sistema científico pueda seleccionarse de una vez para siempre, en un sentido positivo; pero sí que sea susceptible de selección en un sentido negativo por medio de contrastes o pruebas empíricas; ha de ser posible refutar la experiencia en un sistema científico empírico."6
La tendencia indiscutible en la práctica científica es estructurar teorías cada vez más cercanas a la verdad. Por ello, Popper considera que el nivel de verosimilitud de una teoría T2, se debe medir al asumir que la totalidad de las consecuencias de la teoría T1, son verdaderas en T2, incluso las que son falsas en T1 resultan verdaderas en T2, concluyendo de esta última, consecuencias que no son posibles en T1.
De lo anterior se deriva un concepto esencial de la propuesta epistemológica popperiana, el de progreso. Cuando una teoría particular tiene una correspondencia con respecto a los hechos que explica, es verdadera; pero, cuando es evidente que no se tiene un control estricto de todas las consecuencias de una teoría, la aproximación a la verdad sólo podrá llevarse a cabo eliminando los errores detectados en las teorías precedentes, y reemplazándolas por teorías cada vez más verosímiles, dado que se carece de un criterio de verdad que medie como regulador. Esto es en esencia lo que constituye el criterio de progreso científico para Popper. 
La historia de la ciencia, según esto, ha puesto constantemente en evidencia que muchas de las teorías que habían perdurado durante largo tiempo, terminaron abatidas por el gran cúmulo de hechos que las contradecían.
En este espacio, Popper hace una distinción entre lo que él llama el contexto del descubrimiento, que implica más bien un proceso biológico o psicológico, por el cual se generan las ideas, y el contexto de la justificación, que aborda el aspecto de su comprobación.
No obstante ser ésta la obra más importante que se refiere al planteamiento de su epistemología, Popper publica otros trabajos dignos de mención como La miseria del historicismo, obra que escribe y publica en Nueva Zelanda, donde se estableció después de huir del nazismo en 1937, mientras impartía clases en el Canterbury University College of Christ Church. En 1945, aparecen sus dos volúmenes de La sociedad abierta y sus enemigos. Ambas publicaciones marcan su inicio en el estudio de las ciencias sociales.
Para validar y demostrar de forma científica las ideologías enmascaradas de corte totalitaristas, Popper escribe La sociedad abierta y sus enemigos. Sus críticas a esos planteamientos son tanto metodológicas como ideológicas; les contrapone a esos la idea de una sociedad abierta, basada en el ejercicio crítico de la razón, que se caracteriza por estimular las instituciones democráticas y a cuyo amparo se promueve la libertad de los individuos y de los grupos sociales para resolver sus problemas. El único caso en que concibe la violencia como último recurso, es cuando se trata de derrocar a un gobierno tirano. Es en función de esto que quienes se manifiesten en contra de las reconstrucciones racionales de la sociedad, se constituirán en enemigos de la sociedad abierta.
No se puede dejar de mencionar un último aspecto al que Popper concedió mucha importancia y que se conoce como epistemología evolutiva. En él, incursiona en la teoría de la evolución y el objetivo de sus análisis y críticas es precisamente la selección natural darwiniana. Fue uno de los más persistentes y notables críticos del proceso evolutivo en general. Decía que, dado que no era refutable y por lo tanto infalseable, la teoría evolutiva era más metafísica que científica. Sus opiniones se fundamentaban en el criterio de demarcación que empleó para diferenciar la ciencia de la no ciencia.
Sin embargo, años después, reconoció que más bien había buscado una salida al problema metodológico que representaba la selección natural, asumiendo que "en el pasado he descrito a la teoría como 'casi tautológica', y he tratado de explicar cómo la teoría de la selección natural podría ser no refutable (como una tautología), en aras de un gran interés científico. Mi solución fue que la doctrina de la selección natural es un muy útil programa de investigación metafísico."7

   En el Conocimiento objetivo. Un enfoque evolucionista (1982), trata al darwinismo como una teoría que produce e incrementa el conocimiento. Puesto que en ella se puede considerar los diferentes procesos evolutivos como enfoques para la resolución de problemas en el ámbito de los seres vivos, por lo tanto, se puede establecer un parangón entre la evolución biológica y la evolución de las ideas. Basado en esta idea, elabora una serie de precisiones en el contexto de su esquema metodológico, según el cual la supervivencia de los organismos se ubica como el problema central del neodarwinismo; a partir de este punto, se puede elaborar un buen número de conjeturas tentativas, como las mutaciones, en cuyo caso la única forma de eliminar los errores se apoya en la muerte del individuo.
A diferencia de su punto de vista, la teoría evolutiva cimentada en la selección natural, no funciona como un interruptor de apagado y encendido o del todo y nada, sino que elige lo mejor posible. La selección natural maneja varias formas y no sólo una de eliminar los errores, siendo esta característica la que la aleja del criterio de demarcación de Popper. Debido a las diferentes formas de supervivencia, pueden coexistir varias teorías, de manera similar a como lo hacen los organismos en la naturaleza.
Al tomar en cuenta esta observación, Popper sugiere que se promueva cierto tipo de controles para eliminar los errores sin terminar con la vida del organismo, de tal forma que en lugar de la desaparición del individuo, la que desaparece es la hipótesis.  Es claro que esta analogía difícilmente es del todo adecuada, pues a pesar de que en la "evolución biológica hay diversas soluciones a los problemas planteados por el medio a los organismos, ninguna de éstas puede considerarse superior o más cercana a la verdad, que las respuestas alternativas"8

Para Popper, las teorías se sustituyen unas a otras en función de aproximaciones sucesivas a la verdad. En el marco de la selección natural, aunque hay una tendencia hacia la adaptación, puede encontrarse regresiones dependiendo de la presión de selección.
En 1977, publica su artículo The mind body problem, en donde finalmente reconoce al darwinismo como la única teoría de la evolución aceptable. En este texto, en el último de los cuatro principios que propone para la selección natural, asienta que las explicaciones fundamentadas en ésta, resultan parciales e incompletas. Así, reubica el problema central de estudio que es la supervivencia y lo supedita a la adaptación. A partir de este punto, sí resulta funcional la comparación y se podría afirmar que las teorías evolucionan de forma semejante a como lo explica la selección natural para los seres biológicos, es decir, "elegimos la teoría que se mantiene mejor en competencia con las demás, la que por selección natural muestra ser más apta para sobrevivir; y ésta será la que no solamente haya resistido las contrastaciones más exigentes, sino que sea, asimismo, contrastable del modo más riguroso".9

 
Desde 1946, Popper fue requerido por la London School of Economics. En Inglaterra, continúa con sus estudios de filosofía de la ciencia y, frutos de éstos son sus obras Conjeturas y refutaciones (1963), y Conocimiento objetivo (1972). En 1974 publica Búsqueda sin término. Una autobiografía intelectual y Réplicas a mis críticos.
En 1977, en colaboración con E. J. Eccles, publicó El 'yo' y su cerebro, entre otras obras. Cuenta también con brillantes ensayos y comunicaciones en las actas de numerosos congresos y simposia. Hasta su muerte en 1994, fue profesor emérito en la London School of Economics y miembro distinguido de la Royal Society; se le otorgó el título de Sir en 1965; fue profesor visitante en varias universidades del mundo, y la gran mayoría de sus obras se ha traducido a muchos idiomas.
Karl Popper perteneció a un extraño grupo de científicos que inauguró un género relativamente nuevo de estudiar la ciencia; con base a este hecho, la síntesis del trabajo de este hombre genial de ciencia no resulta nada fácil ni por el tiempo ni por el espacio ni por la magnitud de la tarea

 


Notas pie de página
1.  Einstein, Albert. Relativity: The Special and General Theory. A popular exposition. Methuen and Co. London. 1920, p. 132. Popper hace referencia a este texto cuando asocia las palabras expresadas por Einstein en la conferencia, aunque ésta se publicó un año después de la misma.
2.  Moulines, Ulises, [Compilador]. Et. Al. La ciencia: estructura y desarrollo. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía. Ed. Trotta. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Quinto Centenario. Madrid. 1993, p.33.
3. En Schilpp, [Compilador]. The Philosophiy of Karl Popper. The Library of Living Philosophers. La Salle, III: Open Cout Publishing Co. Vol. 14. Libro I. 1993, pp. 28-29.
4.  En Darwin, F. More letters of Charles Darwin. Murray, London. Vol.1. 1903, p.195.
5.  "Cuando un trozo de memoria, , una expectativa, hipótesis o supuesto previo, choca contra otra expectativa o un trozo de realidad (con los hechos), tenemos un problema". En Reale Giovanni y D, Antiseri. Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo III. Ed. Herder. Barcelona. 1992, p. 894.
6.  Popper, Karl R. La lógica de la investigación científica. Ed. Tecnos. México. 1991, p.40.
7.  Popper, Karl R. Natural selection and the emergence of mind. Dialéctica. 32. 1978, pp.344-345.
8.  Ayala, F. y R. Ruiz G. El método de las ciencias. Epistemología y evolución. Mimeo.
9.  Popper, K. R. La lógica de la investigación científica, p.103.