Echeverría, Javier (1989): “Reducción y Explicación Científica”, en Echeverría, J.: Introducción a la Metodología de la Ciencia. Barcelona: Barcanova. Pp 55-57.

 

(...) Hay que distinguir entre diferentes tipos de explicación, entre los cuales la explicación causal no sería más que uno entre varios. Al respecto se han propuesto muchas clasificaciones. Nagel distingue cuatro tipos: la explicación deductiva, la probabilística, la teleológica (o funcional) y la genética. Nosotros nos atendremos a la clasificación más amplia propuesta por Speck, que se adapta mejor a las ideas de Hempel, precisándolas en función de aportaciones ulteriores. De acuerdo con ello la explicación científica podría ser de los siguientes tipos:

1) Explicación nomológica-deductiva, que es la fundamental para la “concepción heredada”, en la propuesta de Hempel y Oppenheim. En todo esquema de explicación científica de un enunciado E, el explanandum, habría que distinguir en el explanans dos tipos de proposiciones: unas, las condiciones antecedentes, que pueden escribir las condiciones iniciales en las que se produce la observación que hay que explicar, o estados de cosas, o incluso hipótesis concomitantes; llamémoslas A1, A2, ..., Ak. La segunda componente estaría integrada por aquellas leyes científicas, L1, L2 ..., Ln, en su enunciación general, que permiten explicar el fenómeno o, en su caso, el concepto científico. Son las premisas del explanans. Hempel precisa que se deben cumplir las siguientes condiciones:

a) El explanandum debe ser consecuencia lógica del explanans.

b) El explanans debe contener leyes generales y éstas deben ser realmente efectivas en la derivación del explanandum.

c) El explanans debe poseer algún contenido empírico.

d) Las proposiciones que componen el explanans deben ser verdaderas.

Estos cuatro requisitos son llamados por Hempel y Oppenheim condiciones de adecuación, siendo las tres primeras lógicas 5 iarta la condición empíricu de adecuación, siendo las tres primeras lógicas y la cuarta, la condición empírica de adecuación.

2) Explicación Estadística: también estudiada por Hempel, conforme al mismo esquema anterior. La diferencia estribaría en que al menos una de las leyes L1 del explanans habría de estar formulada en términos estadísticos.

A su vez habría dos tipos de explicación estadística: la deductivo-estadistica, en la que se utiliza una ley estadística, formulada en términos de la teoría de la probabilidad, y la inductivo-estadística, en la que se subsume algún suceso bajo leyes estadísticas, pero no por deducción matemática a partir de la teoría de la probabilidad. Posteriormente, en su postfacio a Aspects of Scientific Explanation, en 1976, Hempel ha precisado que “una explicación estadística debe mostrar que el explanandum ha de tener alta probabilidad de ocurrir”.

Los restantes tipos de explicación científica son menos relevantes para la concepción heredada, que siempre ha insistido en el modelo nomológico-deductivo, es decir, en la explicación a partir de leyes cientificas, pero también se utilizan en particular en biología y en las ciencias humanas.

3) La explicación genética, a base de describir de qué manera ha evolucionado el explanandum. Se da por supuesto que no se mencionan todos los estados evolutivos previos, eligiéndose sólo aquellos que, hipotéticamente, tienen relevancia causal para el desarrollo del sistema.

4) Explicación disposicional, que ha sido desarrollada especialmente por Carnap y Ryle, a partir de los conceptos disposicionales propugnados por el primero. Un ejemplo de este tipo de explicación, en la que se vuelve de alguna manera a la antigua explicación causal, sería la ruptura de una ventana al ser golpeada por un martillo, hecho que se produciría en base al concepto, ‘frágil', adjudicado al cristal y que permite explicar el fenómeno sin recurrir explícitamente a ninguna ley científica cuantitativa.

5) Explicación racional, denominación propuesta por Dray para aplicarla en particular al tipo de explicación de los acontecimientos que se produce en las ciencias históricas. Sería a su vez disposicional, pero añadiendo un matiz importante: la intencionalidad propia de las acciones humanas. Este tipo de explicación se sitúa en un ámbito exclusivamente pragmático.

6) Explicación teleológica, término clásico muy utilizado para las ciencias biológicas y humanas, y que en este siglo suele recubrir para muchos autores los actos intencionales. En I943, Rosemblueth, Wiener y Bigelow escribieron un importante artículo sobre el tema de la explicación científica, titulado “Behavior, Purpose and Teleology”. Aportaban en él la noción de retroacción negativa, importante para los sistemas homeostáticos o autorregulados, tan frecuentes en los seres vivos, mas también en muchas estructuras cibernéticas. Braithwaite y Nagel también se ocuparon de esta cuestión: la posición general de la concepción heredada sería subsumir las explicaciones teleológicas o finalísticas, e incluso las intencionales (acciones dirigidas a un objetivo), bajo el modelo de explicación causal, e incluso hacerlas compatibles con el modelo de cobertura legal de Hempel (Covering Law Model), es decir, con la explicación nomológica-deductiva.