Derivaciones PRAGMÁTICAS CONTENIDO: 1. Derivaciones de orden Pragmático A. Un Marco Situacional transindividual C. Un Sistema de Macro/Meso/Micro-Intenciones C.1. Las Macro-Intenciones de Acción en el Discurso Investigativo C.2 Las Meso-Intenciones de Acción en el Discurso Investigativo C.3. Las Micro-Intenciones de Acción en el Discurso Investigativo |
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
En
el capítulo anterior se intentó elaborar una presentación detallada de
las teorías básicas del estudio.
Lo que sigue ahora es una búsqueda de correspondencias entre estas teorías
y la hipótesis teórica que expresa: ‘Los
‘Textos Investigativos’ son una subclase especial de ‘Procesos
Investigativos’ (P) y éstos, a su vez, son una subclase especial de
‘Discurso’’ (D). En
esta correspondencia deben quedar reflejados los términos Procesos
Investigativos y Discurso con las teorías que los subyacen. Así se
obtienen las siguientes derivaciones: 1. Derivaciones de Orden Pragmático(i)
Todo texto o documento (x) que se origina de un Proceso Investigativo
(P), ocurre dentro una realidad o contexto de acción discursiva (contexto
D). Dentro
del contexto de ocurrencia de P está presente el respaldo que una
organización hace a una investigación y al investigador que la
desarrolla. Aquí, a partir de ciertas categorías teóricas, es posible
observar tanto las condiciones psicológicas del investigador como las
condiciones culturales de la organización, representadas por las
capacidades del investigador para resolver ‘el problema de investigación’,
las asociaciones que la organización establece con líneas y programas de
investigación, el propósito de la investigación (muy ligado a líneas y
programas), las áreas donde se realizan los estudios y los niveles académicos
en los que se ubican éstos y los investigadores. Entonces, si todo P es
adecuado al contexto que lo origina, entonces todo P manifiesta un D
igualmente adecuado a su contexto. Dicho contexto es la representación pragmática de
todo Proceso de Investigación (P) visto desde el ángulo del Discurso (D)
y en el mismo se interrelacionan los siguientes elementos: A. UN MARCO SITUACIONAL
TRANSINDIVIDUAL: LA RED
|
Describir |
® |
® |
® |
® |
Describir
+ |
Sistematizar |
|
|
¯ |
Describir
+ |
Teorizar |
|
|
¯ |
Describir
+ |
Teorizar
+ |
Contrastar |
|
¯ |
Describir
+ |
Teorizar
+ |
Demostrar + |
Sistematizar |
¯ |
Describir
+ |
Teorizar
+ |
Problematizar + |
Sistematizar |
¯ |
Describir
+ |
Teorizar
+ |
Contrastar + |
Aplicar |
¯ |
Describir
+ |
Teorizar
+ |
Aplicar + |
Problematizar + |
Sistematizar |
|
¬ |
¬ |
¬ |
¯ |
|
|
|
|
|
Gráfico Nº 12: Correlación según la
Macrointención del Discurso Inve
|
Esta variedad, siendo continua, se puede presentar como un conjunto de macroacciones o redes discursivas que van aumentando según el nivel de complejidad. Cuando el P está ligado a un programa o línea, cumple con la macrointención de producir aquellos conocimientos que representan, dentro del programa, un vacío de conocimiento por no estar cubiertos o estar deficientemente cubiertos.
De
esta manera, los D que buscan sistematizar conocimientos, tienen una
estructura empírica que se apoya en investigaciones de tipo descriptiva y
que por estar culminadas y avaladas académicamente, se apoyan en el
sector de la realidad que se investiga -excepto en los
casos en que las investigaciones descriptivas sean parciales y convenga a
los programas ampliar los conocimientos obtenidos.
Los
D demostrativos se apoyan en descripciones y construcciones ya realizadas
y sólo hacen referencia a las descripciones y construcciones teóricas
realizadas. En el primer caso, la macrointención es sistematizar, en el
segundo caso la macrointención es demostrar conocimientos.
Esta
tipología del D remite a una intencionalidad u orientación pragmática
según la macrointención de cada uno de ellos y puede ser como
sigue (estas definiciones se agrupan en la Tabla Nº 9):
-
Describir:
Su D es, esencialmente, señalar, indicar y puntualizar el conjunto de
hechos que rodean al problema de investigación. Estos hechos quedan ‘señalados’
y ‘descritos’ de manera observable, con el apoyo de métodos adecuados
que permiten su organización y sistematización. El uso de las teorías
permite ajustar la descripción a un sistema particular de organización
conceptual y, por tanto, discursiva (sobre todo en lo que se refiere a su
configuración semántica). Esta macro-intención discursiva queda
reflejada observacionalmente en diversas estructuras lingüísticas del
texto de investigación, cosa que ya ha sido trabajada por varios autores.
Ferrater-Mora (1994: 502), por ejemplo, las relaciona con el concepto de
“categoría”: “Las categorías designan posibles grupos de
respuestas a ciertos tipos de preguntas: ‘¿qué es x?’, ¿cómo es
x?’”. En la semántica del texto (como veremos más adelante), esta
macro-intención se revela en el hecho de que todo el hallazgo de la
investigación constituye un perfil de una clase de objetos, hechos o
procesos. Por esa razón, en esa clase de textos no se plantean hipótesis,
ya que la intención de describir no se resuelve adelantando conjeturas,
sino examinando cómo son los hechos u objetos, lo cual se nota en el carácter
referencial (no argumentativo ni especulativo) de las oraciones
utilizadas. En la sintaxis del texto, esta macro-intención se revela en
el predominio de los enlaces conjuntivos entre oraciones, al modo de la fórmula
“p Ù
q Ù
r..., Ù
s”. Más globalmente, esta intención puede quedar evidenciada en el
hecho de que las estrategias discursivas se orientan a determinar los
valores reales de cualquiera o cualesquiera de los tres elementos de un
esquema de predicado atómico de primer orden:
<
Cuantificador, Predicado, Individuo >
Si
la incógnita está en el individuo, todas las estrategias discursivas se
orientan a definir qué individuos (entidades, hechos, objetos, procesos,
etc.) satisfacen un determinado predicado. Por ejemplo, ¿cuáles son los
x asociados a C?. Si la incógnita está en el predicado, las estrategias
se encaminan a definir que propiedades caracterizan a un determinado
individuo. Por ejemplo, ¿cuáles son los rasgos que caracterizan a x?. Si
la incógnita está en el cuantificador, las estrategias intentan
establecer qué cantidad de individuos satisfacen un determinado predicado
(como es el caso de las búsquedas de índices o tasas). Por ejemplo, ¿todos
los x están asociados a C? (para el caso del cuantificador universal cuya
denotación es ")
o ¿cuántos x están asociados a C? (para el caso del cuantificador
particular o existencial cuya denotación es $).
-
Sistematizar: El D de estos textos es en
función de acciones dirigidas a recopilar, analizar y ordenar información
previamente elaborada, tanto descriptiva como teórica. La diferencia
entre ésta y la anterior macro-intención es que aquí el objeto semántico
del discurso son otros discursos investigativos (del tipo que sea, pero
que contienen la información relevante acerca de un determinado objeto
real), mientras que en la anterior el objeto semántico es la misma
realidad observable. Podría decirse que esta macro-intención es de orden
meta-discursivo, en el sentido de que se trata de un discurso sobre
otros discursos previos. Los “estados del arte” (state of the art)
son un ejemplo de este tipo de macro-intención investigativa.
-
Teorizar: Explicar o Interpretar: El D de estos textos va orientado según una
macro-intención explicativa o interpretativa, según sea el conjunto
epistémico predominante, aunque en ambos casos se trata de una intención
teorizante.
Las
macro-intenciones explicativas dependen de un sistema de convicciones
realista, desde el punto de vista filosófico, partiendo de la presuposición
según la cual el mundo es relativamente independiente del yo o de la
conciencia, y pretenden el diseño de constructos que imiten el
funcionamiento interno de las clases de hechos (como dice Bunge, 1985:
585: “que representen el modus operandi de sus correlatos”),
bien sea en términos de leyes, bien sea en términos de modelos, etc..
Abarcan desde las explicaciones causales hasta las explicaciones
funcionales o teleológicas pasando por las probabilísticas y las
generativas, entre otras (para una reseña de los tipos de explicación, véase
Hegemberg, 1979, y Lambert y Brittan, 1975, entre muchos otros autores).
Las
macro-intenciones interpretativas, por su parte, dependen de un sistema de
convicciones más bien idealista, desde el punto de vista filosófico,
partiendo de la presuposición según la cual el mundo nos es dado a
conocer a través de nuestra propia conciencia (¿o mente?), de modo que
cuando teorizamos sobre la realidad estamos en realidad teorizando sobre
lo que nuestra mente ha reconstruido previamente. De allí que la
macro-intención Interpretativa pretende en última instancia la comprensión
de los significados simbólico-culturales implícitos en las interacciones
hombre-hombre y hombre-realidad.
Como
se dijo antes, ambos tipos de macro-intención podrían englobarse en una
sola: la macro-intención de ‘teorizar’ o ‘construir teoría’. De
hecho, algunos trabajos reducen ambas cosas al concepto de ‘explicación’
(Padrón, 1993, por ejemplo, sintetiza ambas cosas en el esquema lógico
‘p ® q’, argumentando que también las interpretaciones consisten en
explicaciones de la clase de hechos ‘q’ a la luz de otra clase de
hechos ‘p’). Sin embargo, desde el punto de vista discursivo (que es
la perspectiva de este estudio), ambas cosas conducen a estructuras semánticas
y sintácticas específicas, por lo cual es conveniente tomar en cuenta
las siguientes diferencias: primero, las intenciones explicativas e
interpretativas van determinadas por conjuntos epistémicos de diferentes
configuraciones (convicciones realista o idealista); segundo, la semántica
explicativa consta de elementos pretendidamente ubicados en la experiencia
(elementos materiales), mientras que la semántica interpretativa consta
de elementos ubicados dentro de los espacios de conciencia (elementos
mentales o, al menos, estrictamente semióticos); y, en tercer lugar, la
sintaxis explicativa se construye por referencia a modelos bien sea aritméticos,
bien sea matemáticos, bien sea lógicos (siendo muchos de ellos
estrictamente cualitativos o no numéricos), mientras que la
sintaxis interpretativa se construye por referencia al sistema lingüístico
natural (analogías, imágenes, patrones culturales, etc.). En definitiva,
las ‘teorías’ construidas según estas dos macro-intenciones tienen
estructuras discursivas diferentes: probablemente ésa es la razón por la
cual resulta distinto el concepto de ‘teoría’ en cada una de las dos
posturas epistemológicas asociadas a esas dos macro-intenciones.
Antes
de concluir este punto, es importante advertir que, aunque existen
discursos investigativos exclusivamente descriptivos (que expresamente no
trascienden esa macro-intención), todo discurso teorizante (tanto
explicativo como interpretativo) requiere cubrir una fase previa de
descripciones, ya que es imposible teorizar sin antes describir lo que se
pretende explicar o interpretar. Desde una perspectiva del Discurso, esto
se concibe del siguiente modo: mientras para el discurso exclusivamente
descriptivo la acción de ‘describir’ está en el nivel de la
macro-intención, en el discurso teorizante (explicativo o interpretativo)
esa misma acción de ‘describir’ se ubica en el plano de las
‘meso-intenciones’, es decir, adquiere el valor de estrategia
subordinada a la macro-intención de ‘teorizar’.
-
Contrastar: En este D, se presupone un cierto conjunto de discursos investigativos
anteriores o preexistentes dentro de la Red Pragmática respectiva y,
sobre la base de alguno de dichos discursos, se plantea la necesidad de
analizar su confiabilidad, su verosimilitud y, en general, su adecuación
a determinados estándares que también se ubican en la misma Red Pragmática.
El objeto semántico correspondiente a esta macro-intención es la relación
entre una determinada teoría previa y una determinada clase de hechos o,
también, entre dos o más teorías previas (teorías ‘rivales’). Y,
precisamente, lo que se busca en la macro-intención de ‘contrastar’
es esclarecer cuán válida es esa relación, en qué aspectos debe
aceptarse, descartarse o mejorarse.
-
Demostrar: El D derivado de esta macro-intención se distingue por partir de la
necesidad de aportar datos a favor o en contra de alguna posible solución
en torno a un problema preexistente. Está implícito, por tanto, que en
la Red Pragmática respectiva hay ya una determinada preocupación por algún
campo problemático y, al mismo tiempo, hay también un conjunto de
soluciones posibles ya, al menos, esbozadas. A diferencia de las
macro-intenciones ‘teorizantes’, en las cuales se desconocen las
posibles soluciones, aquí no se plantea propiamente una búsqueda, sino
que se parte previamente de una solución preconcebida y todo el esfuerzo
discursivo se concentra en proveer datos a favor o en contra de dicha
solución. Por eso, es posible hablar de macro-intenciones de carácter
‘positivo’, al lado de las de carácter ‘negativo’, según se
trate de demostrar la validez o la invalidez de alguna solución prediseñada.
Debido a la poca frecuencia de este tipo de macro-intenciones en la
investigación social, parece oportuno citar algunos ejemplos. Uno de los
más claros, para el caso de las ‘demostraciones negativas’, es el de
Popper (1987: 90):
Otro
ejemplo es Rescher (1993: 13,14):
En
(este trabajo) se presenta y defiende la tesis de que la racionalidad
consiste en la búsqueda inteligente de los objetivos apropiados. Así
mismo, se argumenta que la racionalidad –tanto la cognoscitiva como la
pragmática o la evaluativa- constituye un todo indisoluble y unificado,
en el que los tres aspectos están presentes de manera inseparable. Las
buenas razones para creer, evaluar y actuar forman conjuntamente un todo
indivisible (...). La tesis central de este libro es que, dada la
complejidad del tema, únicamente una teoría normativa de la racionalidad
pude resultar adecuada.
En
esos ejemplos es posible ver la macro-intención de ‘demostrar’ una
posible solución a un problema preexistente, tanto en sentido positivo (a
favor de la validez de) como negativo (en contra de la validez de).
Hay
que tomar en cuenta que esta macro-intención ‘demostrativa’ no sólo
puede tener como objeto semántico a una relación teoría-hechos o teoría-teoría,
sino también a un estado de cosas observables (como es el caso cuando,
por ejemplo, se quiere demostrar “con cifras en la mano” una cierta
tendencia o situación empírica).
En
cuanto a la sintaxis que se deriva de esta macro-intención, se trata de
comenzar con un enunciado (afirmativo o negativo, tal como ‘p’ o ‘~p’)
y luego ir progresivamente añadiendo enunciados a la izquierda de un
esquema condicional cuyo consecuente será siempre el enunciado original
de partida. Por ejemplo, si ‘p’ es el enunciado original de partida,
entonces: p, q ®
p, r ®
p, s ®
p…, z ®p.
-
Problematizar.
En estos textos se
observa un D que plantea controversias, inestabilidades y desequilibrios,
tanto en los estados de cosas observables como en las relaciones entre
estados de cosas y teorías o entre un estado de cosas y otros estados de
cosas o entre una teoría y otras teorías. Dichos desequilibrios quedan
‘abiertos’, permitiendo que otros investigadores intenten alguna
solución plausible. El rasgo esencial de esta macro-intención consiste
en plantear dudas, traducibles en preguntas relevantes dentro de una red
pragmática (un programa de investigación, generalmente), sin que la
responsabilidad del investigador llegue hasta las respuestas. Se considera
suficiente mérito solamente el detectar algún aspecto dudoso o problemático.
La historia de la física es uno de los campos donde más aparece este
tipo de macro-intenciones, como se puede ver en la siguiente reseña de
Boido, 1980: 46-47):
Cuando
se reconoció el carácter ondulatorio de la luz, se presentó de
inmediato la cuestión de determinar el medio en que el rayo luminoso se
propaga, El sonido se propaga en el aire, y son moléculas gaseosas las
que vibran y comunican su vibración a moléculas vecinas, constituyendo
el fenómeno una onda. Las ondas en el agua, cuando cae en ella una
piedra, propagan la perturbación hacia puntos distantes: el medio de
propagación es el agua, y son partículas de agua las que vibran. ¿Qué
vibra cuando la luz se propaga? ¿Cuál es el medio en que la luz se
propaga?
La
-peligrosa- analogía entre ondas mecánicas y ondas luminosas
llevó a los físicos, desde Newton, a suponer la existencia de un medio
material (el éter) que serviría de “soporte” a tales ondas. “La
luz -diría un físico de entonces- consiste en vibraciones del éter;
en él se propagan las ondas luminosas.” Pero las propiedades del éter
no podían ser más asombrosas- debería ser una sustancia muy
tenue, llenar el espacio sideral y el vacío -donde la luz se
propaga- e incluso penetrar los cuerpos transparentes como el agua o
el vidrio. ¿Cómo verificar la existencia de una sustancia con
propiedades tan fantásticas?
Cuando
las investigaciones de Arago y Fresnel probaron que la luz es una onda
transversal, todo se
complicó. En una onda transversal, las
vibraciones del medio se producen en dirección perpendicular a la dirección
de propagación, como cuando se pulsa la cuerda de una guitarra. Y esto
solamente sucede en un medio sólido. Una especulación teórica mostró
que el éter debería tener baja densidad y elasticidad superior a la del
acero: ¡una especie de gelatina!
Con
el desarrollo del electromagnetismo, la discusión acerca del éter cambió
el rumbo: el mismo término fue empleado con significado levemente
diferente, y si bien siguió considerándoselo un “vehículo” de la
propagación luminosa, se lo concibió además como un sistema inercial
privilegiado.
La
semántica asociada a esta macro-intención está centrada en las mismas
redes de representación mental, dentro de las cuales se identifica una
laguna o vacío. Y, por tanto, la estructura sintáctica asociada es de la
misma forma de una pregunta, es decir, un enunciado con incógnita.
Una
modalidad diferente de esta misma macro-intención es aquélla que
replantea un problema preexistente de un modo distinto, tal que se
faciliten las opciones de solución.
-
Aplicar. Esta macro-intención se establece partiendo de la necesidad de
aprovechar alguna teoría preexistente para controlar o transformar las
situaciones del mundo. Son los discursos investigativos que tienen carácter
tecnológico, entendiendo ‘tecnología’ en sentido muy amplio, como
sistema de reglas de acción que, una vez puestas en práctica, producen
un mejoramiento de determinadas situaciones prácticas. Al respecto, dice
Bunge (1985: 683-686):
En
toda ciencia, sea pura o aplicada, la teoría es a la vez la culminación
de un ciclo de investigación y una guia para investigación ulterior. En
las ciencias aplicadas, las teorías son, además de eso, la base de
sistemas de reglas que prescriben el curso de la acción práctica óptima
(...).
Consideradas
desde el punto de vista práctico, las teorías tecnológicas son más
ricas que las teorías científicas, en el sentido de que, lejos de
limitarse a dar cuenta de lo que puede ocurrir, ocurre, ocurrió u ocurrirá,
sin tener en cuenta lo que hace el que toma las decisiones, ellas se
ocupan de averiguar lo que hay que hacer para conseguir, evitar o
simplemente cambiar el ritmo de los acontecimientos o su desarrollo de un
modo predeterminado. En cambio, desde un punto de vista conceptual, las
teorías tecnológicas son claramente más pobres que las de la ciencia
pura: son siempre menos profundas, porque el hombre práctico, al
que se dedican, se interesa principalmente por los efectos brutos que
ocurren y que son controlables a escala humana: lo que quiere saber ese
hombre es cómo puede conseguir que trabajen para él las cosas que
se encuentran a su alcance, y no cómo son realmente las cosas de
cualquier clase.
La macro-intención aplicativa cumple con dos
requisitos básicos: primero, tiene que contar con una teoría previa
dentro de la Red Pragmática respectiva; segundo, tiene que diseñar, a
partir de esa teoría, un sistema de reglas de acción debidamente
validado y ensayado, es decir, de eficiencia comprobada. Por esta razón,
el discurso investigativo aplicativo se mueve entre dos aguas: el análisis
teórico y el diseño práctico eficiente. En este último sentido, este
tipo de discurso es también de carácter normativo o prescriptivo.
El
objeto semántico asociado a esta macro-intención es siempre alguna
situación deficitaria que puede ser mejorada. La estructura sintáctica
respectiva es del tipo siguiente: ‘Si p es verdadero, entonces, si se
cumplen las acciones A1, A2..., An, se
obtendrá la situación mejorada S’. Más formalmente, tenemos: p ®
((A1 Ù
A2..., Ù
An) ®
S), donde ‘p’ representa la fase de análisis teórico y A1
Ù A2..., Ù
An representan la fase de diseño heurístico.
Tabla Nº 9.
Tipología del discurso Investigativo según su
macro-intención.
Tipología
de Macro-intención |
SEMÁNTICA
ASOCIADA |
SINTAXIS
ASOCIADA |
Texto
producido |
Describir |
El
mundo observable |
·
Fx: sistema de propiedades F aplicables a una entidad x, bajo una
extensión · |
Descripción
|
Sistematizar |
Información
disponible |
La
misma de las bases de datos: campos y registros. |
Información
Sistematizada |
Teorizar |
Explicativa:
relaciones ubicadas en el mundo observable. Interpretativa:
relaciones ubicadas en los espacios de conciencia o de
representación. |
Explicativa:
p ®
q (los hechos q se explican a partir de los hechos p) Interpretativa:
A
»
f
(el sistema humano A es análogo o equivale al sistema simbólico f) |
Teoría
|
Contrastar |
Teorías
previas |
Para
teorías explicativas: la relación p ®
q es verdadera o falsa. Para
teorías interpretativas: hay
o no consenso Intersubjetivo en torno al sistema A
»
f
|
Corroboración
/ Consenso |
Demostrar |
Soluciones
posibles dentro de una problemática previa. |
p,
q®p,
r®p,
s®p...,
z®p |
Argumentación
|
Problematizar |
Relaciones teoría-hechos, teoría-teoría,
hechos-hechos |
? |
Duda
o incógnita |
Aplicar |
Situaciones
mejorables |
p
®
((A1 Ù A2..., Ù
An) ® S) |
Tecnología |
El
Discurso Investigativo, desde el punto de vista de su macro-intención,
puede ser explicado de diversas maneras. Una es la que se acaba de
exponer. Otra es la que se deriva de la consideración de la estructura diacrónica de la investigación y en función de los conjuntos
epistémicos (estilos de
pensamiento, según MVIE) que cada investigador e institución poseen. Esto conduce a
una manera especial de explicar el D Investigativo según se tenga un estilo
de pensamiento positivista, racionalista o sociohistoricista
y se aborde un problema descriptivo,
explicativo, contrastivo o aplicativo
(ver Tabla Nº 10).
Tabla Nº 10.
Tipología del Discurso
Investigativo según las macro-intenciones derivadas de la Estructura
Diacrónica del Modelo VIE
|
Describir |
Teorizar |
Contrastar |
Aplicar |
Empirista |
-Ordena -Clasifica
-Cuantifica -Mide -Sistematiza -Define
variables |
-Explica
hechos -Construye
información empírico-teórica -Infiere |
-Valida -Diseña
situaciones cuasiexperimentales -Valida
hipótesis |
-Infiere
modelos empíricos -Aplica
modelos empíricos -Diseña
sistemas |
Racionalista |
-Ordena -Clasifica -Sistematiza -Aplica
reglas lógicas -Aplica
reglas matemáticas -Define
categorías |
-Elabora
teorías/modelos -Elabora
sistemas -Construye hipótesis |
-Compara
teorías/modelos -Aplica
pruebas lógicas -Justifica hipótesis |
-Aplica
modelos teóricos |
Sociohistoricista |
-Ordena -Define
variables -Define
categorías verbales |
-Elabora
constructos simbólicos-culturales -Construye
información émpírico-teórica |
-Diseña
situaciones -Aplica
consenso |
-Aplica
modelos de base empírica. -Diseña
sistemas |
De acuerdo a esto, cada D denota
una intención vinculada a las necesidades particulares de los programas o
líneas de investigación que cada academia posee y que exige ciertos
requerimientos cognitivos para su ejecución. Esto es, los conocimientos
se producen de acuerdo a las necesidades de conocimiento que plantean líneas
y programas y, también, de acuerdo al tipo de investigador que cada
institución forma y, muy especialmente, de acuerdo a los conocimientos
que cada investigador posee. Por ello cada D es la representación
cognitiva de cada investigador, agregándose a ello, otras condiciones
pragmáticas tales como: la institución donde se produce el texto y el
nivel de exigencia institucional de dicha producción (Especialización,
Maestría o Doctorado).
En función de esto, es posible explicar parcialmente
los D (en particular las tesis de grado) de acuerdo a los requerimientos
curriculares que cada universidad define para sus egresados (ver Tabla Nº
11, donde las X en las casillas no expresan ninguna realidad en
particular, sino que sólo permiten ejemplificar las relaciones entre
tipos de macro-intención y niveles curriculares; en realidad, cada
universidad podría asignar las X en casillas distintas).
Tabla Nº 11.
tipología del discurso investigativo según requerimientos curriculares
|
Describir |
Sistematizar |
Teorizar |
Contrastar |
Demostrar |
Problematizar |
Aplicar |
Especialización |
X |
X |
|
|
|
|
|
Maestría |
X |
X |
X |
X |
|
|
X |
Doctorado |
|
|
X |
X |
X |
X |
|
Esta tipología se puede justificar, más allá
de los límites teóricos a los que se intenta llegar con este modelo,
tomando como referencia los perfiles académicos, partiendo del supuesto
de que todo perfil responde a una base teórica sólida. Siendo así,
existe una relación que liga a las exigencias académicas contenidas en
los perfiles académicos con las capacidades que cada investigador posee
para elaborar discursos investigativos. En la práctica, esto podría muy
bien no ocurrir.
Otro
dato teórico importante es el carácter recursivo
que tiene la macrointención en cada D. Es decir, las macrointenciones
en los textos se repiten una y otra vez en razón de las necesidades
de conocimiento que debe producir el programa o línea de investigación.
Así, a partir de un D ‘aplicativo’ puede iniciarse un D
‘descriptivo’ o a partir de un D ‘contrastivo’ puede iniciarse un
D ‘demostrativo’. Esto explica que los conocimientos y los discursos
que de ellos se generan se producen como redes, unos tras otro. Por esta
razón un D no es la manifestación de cierre de una red Pragmática sino
una opción abierta para producir nuevas investigaciones, nuevos discursos
investigativos y nuevos nodos dentro de las redes donde se insertan. Esto
implica una fuerte dinámica interactiva entre los discursos
investigativos particulares y la Red Pragmática en que se insertan: dicha
red se va modificando constantemente a medida que ella genera discursos
investigativos individuales y, a la inversa, todo discurso investigativo
individual promueve cambios y reajustes en la correspondiente Red Pragmática.
De
allí mismo se infieren también los conceptos de “Trans-textualidad”
(o “Trans-Discursividad”) y de “Inter-textualidad” (o
“Inter-Discursividad”) aplicados al Discurso Investigativo. Esto
significa que los discursos investigativos particulares van generando
familias textuales o familias discursivas que operan en el plano de lo
transindividual y que, por tanto, van formando redes pragmáticas cada vez
más definidas e identificables. En el sentido de lo
“Trans-Discursivo”, los textos particulares, al ser lanzados hacia la
misma Red Pragmática de donde se generan, van configurando una especie de
supra-discurso, algo que se “lee” más allá de los trabajos
particulares. Y, en el sentido de lo “Inter-Discursivo”, los textos
particulares, al ser enlazados unos con otros, van también configurando
todo un sistema de nexos o de parentescos que, al final, van a resultar
indispensables para poder comprender cualquier texto individual. En otras
palabras, para “leer” un cierto texto investigativo será necesario
saber también “leer” el sistema de vínculos que enlazan entre sí a
los textos incluidos dentro de una misma Red Pragmática. Todo esto
constituye uno de los aspectos de mayor dinámica entre los planos
transindividual e individual o, hablando en sentido discursivo, entre los
planos de la Red Pragmática y el plano de cada D investigativo concreto.
C2. Las
Meso-intenciones de Acción del Discurso Investigativo
Pasando
ahora a desarrollos más específicos, tenemos que la macro-intención se
desagrega en intenciones subordinadas, de segundo, tercero y n-ésimo
nivel, desde un nivel de “Meso-intenciones” hasta un último nivel de
“Micro-intenciones”. Esto remite a un grafo arbóreo orientado, donde
en el vértice está una sola macro-intención y al final de las aristas
están las micro-intenciones. Este sistema puede verse como una red de
acciones que, desagregadas y sumadas, dan coherencia y sentido ‘pragmático’
al texto.
Por
supuesto, esto puede ser conceptuado de muy distintas maneras, dependiendo
de las segmentaciones de análisis. No parece posible, al menos
deductivamente, predeterminar exactamente todas y cada una de las
meso-intenciones adscritas a cada macro-intención. Pero lo que sí es
importante desde el punto de vista teórico es que el diseño que cada
investigador hace de las meso-intenciones necesarias para lograr una
macro-intención, eso mismo constituye lo que desde otros puntos de vista
se ha llamado la “metodología de la investigación”. Por ejemplo, si
un investigador decide plantear una investigación de macro-intención
“Aplicativa”, se enfrentará luego al problema de cómo ‘hacer’
para lograr efectivamente esa “aplicación” planteada. Entonces tomará
sus decisiones bajo reflexiones como las siguientes: “para lograr esta
aplicación, tendré, primero, que identificar plenamente la situación
problemática que me interesa; segundo, tendré que seleccionar y analizar
la teoría que permite derivar un sistema de control para esa situación
problemática; tercero, tendré que diseñar el heurismo apropiado;
cuarto, tendré que validarlo...” y así por el estilo, hasta definir
plenamente la estructura de meso-intenciones que resulte más eficiente
para el logro de la macro-intención global. Una vez que haya definido esa
estructura de meso-intenciones, habrá también definido su propia
“metodología de investigación”.
A
modo de ejemplo, sin pretender que sea una estructura real, todo esto que
se acaba de explicar puede representarse en una secuencia donde Mx
simboliza la macrointención, Mey simboliza las
meso-intenciones de un nivel amplio y Miz simboliza las
micro-intenciones de un nivel más específico (dejamos para el siguiente
punto la referencia a las micro-intenciones). La siguiente es sólo una
muestra de dicha secuencia:
Mx: Teorizar
Me1 Definir
el contexto de la investigación
Mi 1.1 Aclara el origen de la investigación
Mi 1.1.1 Ubica la institución
Mi
1.1.2 Describe la institución
Mi 1.1.3 Ubica el programa y/o línea
Mi 1.1.4 Resalta la importancia de la investigación
Mi 1.2 Define los destinatarios
Mi 1.2.1 Nombra personas beneficiarias
Mi 1.2.2 Nombra entidades beneficiarias
Mi 1.3 Define los requerimientos
Mi 1.4 Aclara la intención (describir, construir,
aplicar, etc.)
Mi 1.5 Selecciona una realidad
Mi 1.6 Organiza la realidad
Mi 1.7 Sistematiza los datos de la realidad
Mi 1.8 Agrupa los datos de la realidad en clases o
grupos generales de datos
Mi 1.9 Relaciona los datos entre sí
Me2 Definir
los planteamientos centrales de búsqueda
Mi 2.1 Formula el problema
Mi 2.2 Busca la relación entre el problema y
otras áreas de conocimiento
Mi 2.3 Formula el sistema de objetivos
Mi 2.4 Aclara hasta donde llega y lo que no aborda
la investigación
Me3 Definir
el método de solución
Mi 3.1 Escoge un método
Mi 3.2 Escoge las operaciones que ofrece el método
seleccionado
Mi 3.3 Escoge las herramientas e instrumentos que
ofrece el método
Mi 3.4 Construye las herramientas necesiten
Me4 Definir
la base teórica de la investigación
Mi 4.1 Selecciona teorías
Mi 4.2 Explica teorías
Mi 4.3 Relaciona las teorías con los
planteamientos centrales de búsqueda
Me5 Resuelve
el problema de investigación
Mi 5.1 Implementa el método y las operaciones
previstas, en fases sucesivas
Mi 5.2 Cohesiona los resultados en un sistema
explicativo o interpretativo
Mi 5.3 Discute los resultados
Mi 5.4 Elabora conclusiones o consideraciones finales
Con
esta secuencia de tareas se intenta ejemplificar el sistema de
macro/meso/micro-intenciones para un D particular; es de esperar que la
misma varíe en atención a las diversas macrointenciones de cada D
y también en atención a cada Red Pragmática, a cada problema particular
y a los rasgos personales de cada investigador. Pero lo que sí parece teóricamente
sólido es que, a cada texto investigativo corresponde un supradiscurso
pragmático tal y como se representa en la tabla Nº 9.
De
acuerdo al Modelo VIE, la investigación P revela una estructura de
problema-método-solución. Esta estructura es equivalente a la relación
entre la EXPERIENCIA (el mundo observable, lo EMPÍRICO), que es donde se
ubica el “problema”; la TEORÍA (las explicaciones en cuanto
representaciones abstractas del mundo) que es la meta ideal de trabajo y
que es donde se ubican las “soluciones” investigativas y, finalmente,
el MÉTODO (esquema procedimental u operatorio), el cual es el responsable
del paso entre las descripciones empíricas y las explicaciones teóricas.
Si
esto es válido, entonces debemos suponer que en el D investigativo
existen tres tipos de intenciones asociadas a cada uno de los elementos de
esa estructura: la intención de DESCRIBIR (ligada al elemento EMPÍRICO),
la intención de TEORIZAR, EXPLICAR O INTERPRETAR (ligada al elemento TEÓRICO)
y la intención de FORMULAR OPERACIONES, ligada al elemento metodológico.
Ahora
bien, esas tres intenciones no pueden estar en el nivel MACRO, ya que no
todas las investigaciones pretenden TEORIZAR como objetivo general (de
hecho, como ya vimos, en muchas el objetivo general es describir, en
otras, aplicar, etc.). Pero lo que sí es cierto es que toda investigación,
aunque sólo sea en alguno de sus momentos parciales, realiza
DESCRIPCIONES, maneja TEORÍAS y formula OPERACIONES. Aun las
investigaciones cuyo objetivo general y central se restringe sólo a
elaborar una descripción (en el nivel macro), se ve sin embargo obligada
a procesar alguna teoría para poder fundamentar sus criterios de
descripción (en el nivel meso).
Por
tal razón, un modelo pragmático del D investigativo debe prever, en el
nivel de las meso-intenciones, la inclusión de esas tres intenciones
discursivas investigativas, no como un inventario exhaustivo y cerrado,
sino como un sistema mínimo que se halla presente en todo D, al lado de
otras mesointenciones que resulten específicas del trabajo.
Hay
dos consideraciones importantes al cerrar este punto de las
meso-intenciones investigativas:
-
Es propiamente todo este subsistema de Meso-intenciones lo que refleja el
concepto de “Metodología de la Investigación”, ya que las acciones
intermedias del sistema discursivo reflejan precisamente estrategias y
operaciones para llevar a cabo o realizar eficientemente la Macro-intención
correspondiente. Esta consideración parece tener importantes
implicaciones prácticas a la hora de diseñar planes para la formación
de investigadores. Una implicación es que no existe una sola metodología
de la investigación uniforme, sino diferentes metodologías dependiendo
de cuál sea la macro-intención propuesta. Otra implicación es que la
metodología de la investigación no puede ser algo ciego, sino que debe
racionalizarse en función de la macro-intención: se trata de definir las
acciones más eficaces y eficientes para lograr la intención que está en
el vértice del sistema.
-
Este subsistema de meso-intenciones constituye el espacio de mayor
creatividad para el investigador, desde el momento en que no pueden
predecirse ni predefinirse rígidamente. El concepto chomskyano de
“creatividad lingüística” vale
también para el Discurso: si todo Discurso implica fuertemente el
ejercicio de la creatividad y si la investigación es un Discurso,
entonces también la investigación implica creatividad. Pero no es sólo
en la selección del problema investigativo ni de las teorías donde
radican los espacios de creatividad, sino sobre todo en el diseño de las
estrategias de logro (el subsistema de meso-intenciones).
C3. Las
Micro-intenciones de Acción en el Discurso Investigativo
En
lo referente a las Micro-intenciones, hay que decir que, en sus niveles más
específicos o terminales, prácticamente en los que se corresponden sintácticamente
con los niveles del párrafo, sí es posible establecer un listado mínimo
de operaciones intencionales. Estas micro-intenciones no se agotan en un
solo uso dentro del texto, sino que pueden repetirse constantemente y,
además, pueden incluirse como estrategias para diferentes
meso-intenciones. El siguiente es un pequeño inventario de
micro-intenciones típicas que suelen usarse en el discurso investigativo,
una y otra vez, en distintos lugares del texto y adscritas a diferentes
tipos de meso-intenciones (cada una va acompañada con un ejemplo tomado
del corpus):
-Introducir
Este
estudio tocará varios temas de teoría sintáctica y sintaxis inglesa,
algunos con cierto detalle, otros muy por encima y ninguno de manera
exhaustiva. Tratará concretamente del componente sintáctico de una gramática
generativa, es decir, de las reglas que especifican las cadenas
bien-formadas de mínimas unidades de función sintáctica (formantes) y
asignan información estructural de varios tipos tanto a estas cadenas
como a las cadenas en ciertos respectos no-bien-formadas.
El
encuadre general en el que se desarrollará esta investigación ha sido
expuesto muchas veces, y se presupone cierta familiaridad con los estudios
descriptivos y teóricos agrupados en la bibliografía. En este capítulo
pasaré breve revista a los supuestos fundamentales más importantes, sin
intentar aquí justificarlos, sino sólo esbozarlos claramente. (Chomsky,
1965:5)
-
Cerrar, Concluir
De
esta manera hemos llegado al final de la descripción de los turnos
Evaluadores en la muestra de The Guardian. Hemos podido ver que el
papel de los turnos tipo E es fundamental en la interacción editorial,
porque al concluir, hacer profecías y presentar mandatos, el escritor está
indicando a su lector cuál es el mundo que considera más deseable.
También
hemos podido observar que el acto de evaluar no sólo se restringe a los
turnos Evaluadores, sino que se inicia desde el momento de la selección
de un evento en el mundo, y continúa con la presentación de] evento en
el texto. Lo importante es poder diferenciar entre las evaluaciones que
hace el escritor al escoger los eventos que considera relevantes para sus
lectores y las evaluaciones que expresa lingüísticarnente en su
discurso. También es importante distinguir entre las evaluaciones
expresadas en cada uno de los turnos, los cuales, aunque cargados de opinión,
tienen funciones diferentes en la creación del texto.
(Bolívar, 1998:219)
-
Describir hechos, sucesos o procesos
Esas
políticas, en el caso de Venezuela, condujeron a que se produjera lo que
se denominó la revolución educativa, que ha tenido significación en el
campo de la educación superior, desde el punto de vista cuantitativo, por
el incremento de instituciones de este nivel y la proliferación de las
opciones de estudio que se ofrecen. (Chávez-Alizo, 1993:6).
-
Inferir, Explicar, Interpretar
Obviamente,
una de las herramientas más idóneas que tiene el hombre para abordar
situaciones y resolver dificultades es el lenguaje. Por lo tanto, si el
individuo posee un estilo específico de pensamiento, éste debe
evidenciarse en su expresión discursiva, es decir pensamiento y lenguaje
deben manifestarse de manera armonizada en el desarrollo cognoscitivo del
hombre.
(Corea, 1999: 23)
-
Normar, regular, recomendar
Toda
meditación sobre los valores éticos debe, si quiere ser auténtica, dar
cuenta de sus posibles formas de incidencia práctica. (Delgado-Ocando,1996: 79).
-
Definir conceptos
Una
función proposicional es un esquema del tipo de 'x es mortal', que puede
convertirse en una proposición cuando se sustituye 'x' por un determinado
valor, por ejemplo, 'Sócrates'. Russell, que hizo suya esa teoría de
Peano, y vio su importancia para la lógica, pretendió que, aunque
proposiciones como ‘Sócrates es mortal' sean proposiciones de
sujeto-predicado acerca de sujetos designados, las proposiciones generales
(es decir, aquéllas cuya expresión comprende palabras como 'algún' y
'todos' en sus sujetos gramaticales) enuncian conexiones entre funciones
proposicionales. Así, según la opinión de Russell, 'Todos los hombres
son mortales' es una proposición cuyo sentido es que, sea x quien fuese,
si x es un hombre, entonces x es mortal.
(Mitchell, 1968: 81).
-
Formular preguntas
Una
de las más llamativas observaciones sobre el comportamiento social
procede del hecho de que puede encontrarse más similaridad entre la
conducta de dos niños diferentes que la que pueda producirse entre las
conducta de uno de ellos en dos escenarios diferentes. ¿A qué se debe
esta paradoja? ¿Cómo puede explicarse?
(Corraliza, 1994:44).
-
Formular intenciones y organizaciones discursivas
Hasta
aquí, el análisis descriptivo-interpretativo ha estado referido al
dominio de la planificación y de las políticas. Se pasa ahora a
considerar el comportamiento del grupo en lo que respecta a la estructura
organizativa, en el cual se tocará solamente la toma de decisiones, a las
cuales se les considera representativas de este dominio dado el tipo de
gerencia descrito y la fuerte tendencia de estos grupos a funcionar con
una baja formalización y con base en relaciones predominantemente
horizontales. (Picón, 1994:167).
-
Ejemplificar
La
diferencia fundamental entre el empleo de las nociones de «modelo» y de
"teoría" en lógica matemática y en física, se encuentra en
el punto de partida de cada ciencia.
Un
ejemplo que puede ayudarnos a precisar nuestras ideas es el de la geometría:
la geometría en tanto que teoría de] espacio físico es un sistema
interpretado de relaciones (en el tipo de geometría basada sobre un
sistema de señales luminosas, la palabra "recto» tiene un solo
sentido: rayo luminoso).
(García, Rolando; 1970:111).
-
Reforzar, reiterar
En
este momento, tan cercano a
la consideración del funcionamiento del Modelo en los procesos de aula,
se hace necesario insistir en que afuera de los estudiantes no hay un
concepto de presión atmosférica esperando a que ellos vayan a buscarlo y
a descubrirlo después de remover la maleza, en el sentido cartesiano de
quitar lo que cubre, que les hubiere impedido hasta ahora adueñarse del
mismo. (Briceño,
1999: 191).
-
Comparar
Este
enfoque es particularmente importante en los años ochenta y genera múltiples
cursos, seminarios y proyectos de investigación financiados por
instituciones públicas y privadas, dentro del ámbito universitario como
de la Administración educativa.
En
el Reino Unido, este enfoque adquirió gran importancia. En ese momento se
orientaron los esfuerzos a publicar guías de actuación de las escuelas,
para especificar en forma de preguntas lo que éstas tenían que hacer.
En
Australia, sin embargo, la evaluación se desarrolló desde su inicio en
tres vías bien delimitadas: financiando proyectos de investigación;
apoyando el desarrollo de cursos de formación permanente en universidades
y centros de profesores e impulsando a las escuelas que se involucraban en
esos procesos.
(Gairín, 1997:41).
-
Enumerar, enlistar o inventariar
En
la historia de la ciencia existen innumerables casos exitosos de
investigación basada en este patrón de trabajo (inaugurado en este siglo
por Einstein, Dirac y, en general, por la Física Teórica y luego
extendido a algunas Ciencias Sociales como la Lingüística y la Economía),
tales como el Modelo Generativo-Transformacional de Chomsky, el Modelo de
las Operaciones Mentales de Piaget, el Modelo los Actos de Habla de
Searle..., hasta terminar en los actuales modelos de la mente y de las
estructuras cognitivas (Fodor, Gardner, etc.). En la Epistemología actual
este patrón de trabajo ha sido etiquetado como “Racionalista Crítico”,
“Deductivista”, “Conjetural”, etc. (Popper, Bunge, Moulines,
Serrano, etc...; en el Capítulo IV se explican los detalles de este patrón
investigativo y de estas referencias a autores). Schavino, 1998:30)
- Caracterizar
El
período comprendido entre los años 70 y 80 se caracteriza por un auge
del sector educativo como producto de la bonanza económica nacional y de
los avances científicos en la educación especial, por la ampliación de
cobertura de los servicios especializados a nivel nacional y por la
masificación de la enseñanza en los diferentes niveles y modalidades del
Sistema Educativo Venezolano. (Bolívar,
1995: 22)
-
Citar, apoyar con citas
La
resolución correcta de problemas matemáticos es uno de los
requerimientos indispensables para el éxito en el nivel de Educación Básica,
en la Tercera Etapa. Investigaciones previas (Carpenter, Coburn &
Reys, 1976; De Corte & Verschaffeld, 1981; De Corte &
Verschaffeld, 1993; El-irlich, 1990; Kintsh & Greeno, 1985) indican
que para la resolución de problemas matemáticos, es indispensable
interpretar correctamente los planteamientos numéricos y verbales en que
éstos son presentados. (Suárez-Segovia, 1997:6).
Estas
micro-intenciones no son excluyentes entre sí ni tampoco son exhaustivas
(otros estudios posteriores a éste podrían dedicarse a ampliar la lista
y, lo que sería más importante, a establecer las diferentes formas en
que unas micro-intenciones pueden combinarse con otras,
igual que las condiciones pragmáticas que generan unas y no otras
micro-intenciones).
Antes
de cerrar este punto, parece importante hacer una alusión al concepto de micro-función
discursiva, propuesto por algunos autores, para poder ofrecer una
caracterización adicional, que es muy relevante, de los textos
investigativos desde una perspectiva del Discurso. Por ejemplo, Padrón
(1998b:7) utiliza los términos “Macrofunción” y “Microfunción”
para referirse a lo que antes aquí llamamos “Macro-intención” y
“Micro-intención”, respectivamente:
(...) Siendo las macro-funciones
intenciones muy globales, necesitamos ahora algunos conceptos que nos
permitan explicar los textos al interior de sus propia estructura de
desarrollo. Se trata ahora de las funciones
locales, internas a cada texto, las cuales actúan como estrategias
para el cumplimiento de la macro-función que persiguen. Mientras las
macro-funciones son amplias y arropan todo el texto, estas funciones o
estrategias, en cambio, son locales, lineales, seguidas unas detrás de
otras y aparecen dentro del texto.
Sin
importar el orden en que se estructuren estas funciones locales, lo que
interesa es definirlas. El orden secuencial en que se desarrollen
determina parcialmente la eficacia y eficiencia del texto. Dicho orden,
entonces, depende de la capacidad estratégica del autor del texto, en
atención a sus intenciones u objetivos. En la práctica, sabemos que unas
veces conviene comenzar, por ejemplo, definiendo términos, luego
describiendo estados de cosas, luego ejemplificando, luego ilustrando,
etc., y que otras veces conviene un orden diferente. Esto lo saben muy
bien los autores de textos escolares, los diseñadores de instrucción y
los publicistas, entre otros. Lo importante es que todo texto se va
construyendo de acuerdo a una secuencia de funciones locales.
Pero
lo importante es el concepto de “microfunciones actitudinales”,
contrapuestas a las “microfunciones cognitivas”, siendo estas últimas
la clase a la que pertenecen las micro-intenciones que expusimos y
ejemplificamos arriba:
Existen
funciones de tipo actitudinal y funciones de tipo cognitivo. Las primeras
son estrategias dirigidas al ánimo o a la esfera de las actitudes del
interlocutor, mientras que las segundas se orientan al mundo de las
referencias y de los procesos estrictamente intelectuales, es decir, de
las cosas a las que se hace alusión en el texto (tales como
‘ilustrar’, ‘establecer analogías’,’dar instrucciones’,
etc.). Entre las funciones de carácter actitudinal
podemos considerar las siguientes:
i)
Motivar: casi siempre se logra apelando a los intereses y
preferencias del interlocutor, unas veces para ablandar sus resistencias,
otras veces para captar su curiosidad o su atención, otras veces para
despertar su afecto, etc. Para ello se recurre a mecanismos de orden pragmático
(construcciones apelativas e incoativas), semántico (información
compartida por el interlocutor, narraciones de interés) y sintáctico
(puntuación, diagramación, etc.).
ii)
Persuadir: son estrategias destinadas a que el interlocutor actúe
a conveniencia del hablante. Los mecanismos suelen ser de orden pragmático
(construcciones apelativas e incoativas), semántico (información
asociada al estado de cosas conveniente o a las ganancias resultantes de
un cierto modo de actuar) y sintáctico (puntuación, diagramación,
etc.). Es importante considerar que este tipo de persuasión no va
destinada exclusiva y directamente a que el oyente ‘piense’ de un
cierto modo sino, básicamente, a que ‘actúe’ de un cierto modo (que
resulta conveniente para el hablante).
iii)
Despertar valoraciones: son estrategias encauzadas a promover en el
destinatario ciertos juicios de valor, ciertos sentimientos, ciertas
actitudes, etc. Uno de los casos más frecuentes es el uso de estas
funciones para aumentar el prestigio del autor del texto o a incrementar
su nivel de influencia. Para tal caso, entre los mecanismos semánticos,
los más comunes son la alusión a experiencias personales extraordinarias
y las demostraciones de sabiduría, competencia y éxito. Sintácticamente,
esta función puede muchas veces buscarse a través de construcciones
ampulosas e impresionantes.
Obsérvese
que no siempre estas funciones actitudinales pueden ser demostradas en un
análisis lingüístico ni el lector puede afirmar con total seguridad que
un determinado documento obedece, por ejemplo, a una función persuasiva o
que el autor pretende despertar la admiración a su favor. Sabemos que
quien tiene intenciones manipuladoras usa siempre ciertos recursos de
orden pragmático, semántico y sintáctico, como los que acaban de señalarse,
pero lo contrario no siempre es cierto (no siempre tales recursos obedecen
a intenciones manipuladoras). Por eso, estas funciones actitudinales no
pueden demostrarse, pero sí sospecharse, cada vez que dichos recursos
aparezcan. En realidad, para el caso de los textos de investigación, el
uso de ciertos recursos lingüísticos (ampulosidad, apelación a los
sentimientos y valores, construcciones retóricas, etc.) pone en duda las
intenciones del autor (Ob.
Cit: 7).
Este concepto de las
“microfunciones actitudinales” nos permite ahora caracterizar el
Discurso Investigativo como aquél que se fundamenta sólo en
“microfunciones cognitivas” y que, precisamente, se esfuerza en evitar
las “microfunciones actitudinales” (trasladando dichos conceptos a la
terminología propia de este estudio, diríamos que el discurso
investigativo se caracteriza por preferir las ‘micro-intenciones
cognitivas’, evitando las ‘micro-intenciones actitudinales’).
Al
decir esto nos enfrentamos a la dificultad que está ligada a la polémica
epistemológica que se ha planteado en torno a la “neutralidad
valorativa” del investigador y a sus posibilidades de incluir elementos
actitudinales subjetivos en la investigación (esta polémica se abrió de
modo especial entre los representantes de la Escuela de Frankfurt y
los autores del Racionalismo y Realismo Críticos,
especialmente a lo largo de los artículos incluidos en Popper,
K. y otros, 1978). En este
estudio no queda otra opción que ser consistentes con el enfoque
epistemológico racionalista seleccionado, de acuerdo al cual la función
directa de la investigación es producir conocimientos
y no producir estados emocionales ni cambios actitudinales en las personas
(como es el caso del discurso religioso, político o publicitario, por
ejemplo).
Desde esa orientación, el Discurso Investigativo es en esencia de carácter cognitivo, dirigido al terreno intelectual y sólo desde allí, después de haber cumplido su función de producir conocimientos, es cuando la investigación puede utilizarse para efectos de control y transformación de la realidad, ya en una fase de macro-intenciones aplicativas (sin negar, inclusive, que en la práctica los conocimientos científicos puedan ser puestos al servicio de planes éticamente condenables). En todo caso, una solución amplia y razonable podría estar en reconocer que el Discurso Investigativo ‘tiende a’ o ‘se basa en’ o ‘prefiere’, por decir lo menos, las micro-intenciones cognitivas y que ‘evita en lo posible’, también por decir lo menos, las micro-intenciones actitudinales. Si no se reconociera esto, no se tendría una manera de distinguir el Discurso Investigativo de otros discursos.