Hernández, A. y Padrón, J. (1998): "El Texto Académico", en Referencias Básicas para la Producción de una Tesis Doctoral. Curso-Taller . San Juan de los Morros: Colegio de Economistas de Venezuela.

           

En esta unidad se recoge la información referida a lo que finalmente es la ‘producción escrita’ de todo el trabajo de investigación. Encontramos en el mercado una buena cantidad de libros y manuales que intentan explicarnos ‘cómo se redacta una tesis’. Sin embargo no podemos pasar por alto ciertas normas y condiciones que proponen las comunidades académicas, las cuales finalmente orientan la correcta presentación de los trabajos de investigación. Tómense en cuenta las siguientes ideas centrales:

(i) Los resultados de todo trabajo de investigación se difunden bajo ciertas condiciones textuales que hacen posible su acceso a una comunidad académica.

(ii) El lenguaje utilizado para la presentación de los resultados de un trabajo de investigación es diferente de los lenguajes utilizados en textos didácticos, periodísticos, literarios, culturales, etc.

(iii) Los trabajos de investigación tienen una forma característica de diseminación.

(iv) Todo trabajo de investigación debe ser susceptible de crítica y de detección de errores. Por tanto, cualquier cosa que oculte los posibles errores o que evada la posibilidad de crítica descalifica el texto de investigación (por ejemplo, las metáforas poéticas e imágenes literarias, las ambigüedades, etc.).

 

Observación 1: Criterios de diferenciación de una Tesis Doctoral

            Hay una frecuente confusión entre palabras tales como ensayo, monografía, tesis, ponencia, trabajo de ascenso, artículo, investigación, etc. La dificultad para diferenciar unas cosas de otras está en que ellas pertenecen a criterios distintos, a niveles de análisis que son diferentes, lo cual prohibe “meter todo en un mismo saco”. La confusión sobreviene cuando pretendemos establecer definiciones comparativas entre cosas que resultan incomparables entre sí porque pertenecen a niveles o criterios clasificatorios diferentes (como, por ejemplo, cuando queremos comparar un león con un mamífero o una poesía con un chiste, etc.).

            Partamos de considerar lo que son, en general, las obras o producciones de lenguaje público[1], sin todavía pensar en el hecho académico ni en el concepto de tesis. Un primer criterio amplio que resulta significativo para diferenciar entre sí todas las posibles producciones de lenguaje público es la macro-intención sociocontextual, según la cual tenemos, por lo menos, tres grandes clases: las producciones con macro-intención de recrear o entretener, en un contexto de diversión o esparcimiento (las piezas cómicas y humorísticas, por ejemplo), las producciones con macro-intención literaria, en un contexto de creación estética (poesía, relato, ensayo… o los géneros literarios en general etc.) y, finalmente, las producciones con intención cognoscitiva, en un contexto informacional de producción y transmisión de conocimientos donde a su vez, podríamos diferenciar entre producciones de intención cognoscitiva general o medianamente especializada (noticias, obras divulgativas, obras didácticas e instruccionales, etc.) y producciones cognoscitivas de intención específica o altamente especializada, donde propiamente se hallan las producciones académicas (Tesis, Monografías, etc.).

Lo relevante de este criterio de las macro-intenciones sociocontextuales está en que nos permite diferenciar y ubicar varias de las palabras de la lista que aparece al principio. Por ejemplo, las Monografías, las Tesis, las Investigaciones, etc. pertenecen al rubro académico, mientras que las poesías, las novelas, los chistes…, pertenecen a otros rubros.

En cuanto al Ensayo, debemos distinguir entre ensayo literario y ensayo académico, ya que su uso es ambiguo, tal como se infiere de la siguiente definición en la Enciclopedia Grolier:[2]

El ensayo, la más flexible de todas las formas literarias, ofrece al escritor la máxima libertad con respecto a la selección del tema, la extensión de la obra y el estilo de expresión. Un ensayo puede ser formal o informal, personal o impersonal, altamente organizado o errático, divertido o didáctico, serio o satírico.

Es decir, un ensayo podría ser cualquier cosa, en realidad. Por eso resulta conveniente distinguir entre el ensayo común o literario, que fue el propuesto originalmente por Miguel de Montaigne (a fines del siglo XVI, a raíz de sus escritos sobre los vaivenes de la vida y de su mundo circundante, titulados precisamente “Ensayos”) y el ensayo académico, al modo de Bacon y Hume, que vendría entonces a ser sinónimo de la “Monografía”. El ensayo literario, aunque ubicado dentro de la macro-intención cognoscitiva, pertenecería más al rubro informacional general, mientras que el ensayo académico o la monografía pertenecerían al rubro informacional especializado, es decir, a la esfera de la actividad científica.

Y, precisamente, la actividad científica se caracteriza por definir procesos de producción de conocimientos, lo cual es sinónimo de “Investigación”. En otras palabras, la “Investigación” no define ningún tipo de producción escrita, no se refiere a ningún documento, sino a un proceso. Así que podríamos decir entonces que la producción lingüística que se halla dentro del rubro de las macro-intenciones cognoscitivas especializadas o académicas queda caracterizada por los procesos de investigación, en el sentido de que, cuando un proceso de investigación pasa a ser comunicado, entonces se genera un documento particular, una producción lingüística académica. Allí tienen lugar entonces las monografías, las tesis, los artículos académicos, los trabajos de ascenso universitario, las ponencias académicas, etc.  Por tanto, es absurdo contraponer, por ejemplo, “investigación” y “monografía”, ya que tanto las tesis como los ensayos académicos o los trabajos de ascenso universitario pueden o no haberse generado de un proceso de investigación. El término Investigación remite a un tipo de procesos, a una caracterización abstracta, mientras que el término Tesis o Monografía remiten a un documento escrito, a un objeto concreto.

Podemos entonces, en general, decir que las monografías son un tipo particular de documento que se genera a partir de procesos investigativos y que ocurren en contextos académicos. Monografía es el término más abarcante que suele utilizarse para definir documentos académicos típicos, de modo que tanto las tesis como las ponencias, los trabajos de ascenso, los artículos especializados, etc., vienen a ser trabajos monográficos[3]. De hecho, según se reseña en la historia de las universidades, las monografías fueron uno de los principales elementos que distinguieron el quehacer científico, junto a los laboratorios y los seminarios[4].

Ahora bien, dentro de esta amplia gama de documentos monográficos (o de ensayos académicos) existe una variada gama, ya que los procesos investigativos o los contextos académicos generan muchas formas de comunicación. Y para clasificar esa variada gama debemos contar con ciertos criterios. Los dos criterios que siguen parecen relevantes y suficientes:

- La Situación socio-espacio-temporal:

Una primera situación típica es aquélla en que el académico aspira a un escalafón superior y, en consecuencia, tiene que someterse a una evaluación, para lo cual presenta un estudio monográfico que suele llamarse “Trabajo de Ascenso”. Esta expresión, entonces, no remite a ningún tipo de investigación ni a ninguna forma documental especial. Sólo remite a un marco situacional. Si dicho trabajo de ascenso es descriptivo, explicativo…, teórico o empírico…, experimental o documental…, etc., ya es otra cosa que dependerá de otro criterio, que veremos luego. Pero de por sí, la expresión en referencia sólo alude a un situación pragmática y no a otra cosa.

Una segunda situación es aquélla en que el académico aspira a un título universitario y, en consecuencia, debe someterse también a una evaluación. Presenta entonces un documento que suele llamarse “Tesis”. Esta expresión remite también, exclusivamente, a una cierta situación y no a una forma documental en sí misma. De hecho, hay carreras universitarias en que la tesis carece de exigencias científicas o académicas (por ejemplo, aquéllas que admiten un film o una obra literaria como tesis), mientras que en otras las exigencias científicas son muy altas.

Una tercera situación es aquélla en que el académico asiste a un encuentro, jornada o evento en que se ventila una determinada área de conocimientos y avances. Puede entonces presentar un documento particular que suele llamarse “Ponencia” y que también, como en las situaciones anteriores, sólo remite a esa situación típica, pero no a una forma documental específica. Las ponencias podrían ser teóricas o empíricas, universales o experienciales, etc., pero esto se refiere ya a otro criterio.

Otras situaciones típicas son: aquélla en que el académico participa en una revista especializada y presenta entonces un “Artículo”; aquélla en que es invitado especial a un evento y presenta una “Conferencia”; aquélla en que quiere someter a evaluación de sus colegas una idea determinada y elabora un “Paper”, etc.

Como vemos, el tipo de situación socio-espacio-temporal permite distinguir entre sí todas estas formas documentales que, desde nuestro punto de vista, estamos concibiendo como producciones lingüísticas académicas. A veces, para citar un ejemplo, algunos se preguntan si una Tesis vale como Trabajo de Ascenso. En realidad, lo que están preguntando es si un mismo documento que fue elaborado para una determinada situación puede ser llevado a otra situación distinta. La respuesta, entonces, será afirmativa en la medida en que coincidan las características de ambas situaciones.

- La Intención del documento:

La forma de los documentos también varía de acuerdo a lo que el autor pretende, independientemente de la situación, es decir, independientemente de que sea una tesis, un trabajo de ascenso, etc.. Unas veces, sólo pretende elaborar un plan para un trabajo posterior (el “proyecto” de tesis, por ejemplo) o ejecutar el plan (la tesis ya terminada). Otras, pretende describir un cierto ámbito de hechos científicamente interesantes (trabajo descriptivo). Otras veces, interpretar un cierto ámbito de hechos por interdependencia de otra clase de hechos (trabajo explicativo). Podría también validar o evaluar una determinada explicación o teoría previa (trabajo contrastivo) o, en cambio, aplicar una determinada teoría ya existente a la solución o mejoramiento de una cierta acción. Podría sólo limitarse a problematizar un cierto aspecto de la realidad o, en cambio, a sistematizar la información existente acerca de un determinado problema, etc. Vemos con esto que la intención del autor también define formas documentales diferentes y comparables entre sí.

Estos dos criterios que acabamos de ver pueden cruzarse a modo de matriz doble. Por ejemplo, una institución podría exigir que las tesis o los trabajos de ascenso, etc. fueran sólo aplicativos (como a veces ocurre en carreras de ingeniería y tecnología) y otras podrían exigir que, en niveles de doctorado, las tesis fueran sólo de tipo teórico amplio, etc.

Este último ejemplo nos conduce al problema de cómo diferenciar una Tesis Doctoral de las tesis correspondientes a otros niveles (Licenciatura, Especialización y Maestría). Lamentablemente, aquí no hay una respuesta concluyente, porque los usos y las exigencias varían de un país a otro y aun de una universidad a otra. Sólo podríamos atenernos a lo que recientemente ha sido una pauta de uso extendido, más que de reglamentación: las tesis de licenciatura remiten a competencias generales de profesionalización; las de maestría, a competencias especializadas dentro de una cierta área de profesionalización; y las de doctorado, a competencias megadisciplinarias de fondo, ubicadas en las más altas esferas de liderazgo y de producción de conocimientos (conducción e investigación en torno a los grandes procesos y estructuras de la sociedad).

Según esta pauta, no debería admitirse como tesis doctoral un trabajo que tratara, por ejemplo, sobre cómo reaccionan los alumnos del 4º Año de la Escuela X cuando reciben malas calificaciones. Tampoco debería admitirse, por ejemplo, una propuesta específica para la Alcaldía W, orientada a diseñar formas de recaudación de impuestos o cosas por el estilo.

Observación 2: Criterios de adecuación de una Tesis Doctoral

De entrada, la Tesis Doctoral debe cumplir las exigencias generales de todo trabajo académico, tanto en lo que toca a la forma como en lo que toda al fondo del documento (para una revisión de estas exigencias, véase la sección siguiente). Aquí sólo nos detendremos en algunos lineamientos esquemáticos que sólo se refieren a una Tesis Doctoral y que intentan reflejar las pautas de uso más recientes y extendidas. Para ello consideraremos tres criterios ya establecidos en la Teoría Semiótica: el pragmático, referido a las condiciones sociocontextuales e intencionales del trabajo; el semántico, referido a los aspectos de contenido; y el sintáctico, donde se incluyen los tratamientos de lenguaje.

- Adecuación pragmática: la intencionalidad general de una Tesis Doctoral va ligada a los más elevados niveles de necesidades planteadas dentro de la secuencia de avance de la disciplina o área académica en que se inscribe. Sería inadmisible, por ejemplo, una tesis que explique las relaciones Estímulo-Respuesta en la versión conductista clásica. Aunque la gran masa probablemente ignore todo al respecto, en los más altos niveles internacionales de construcción teórica eso es ya un asunto suficientemente esclarecido. Correlativamente, los destinatarios de una Tesis Doctoral son los miembros de la comunidad académica mundial y no los estudiantes ni los profesores del tesista, lo cual implica que las intenciones del trabajo deben adecuarse a las necesidades que aquéllos tienen dentro de la propia disciplina académica. Sería inadmisible, por ejemplo, una tesis cuya intención consista en describir las situaciones generales de aprendizaje, cuando la comunidad académica internacional no necesita tales descripciones sino que más bien está interesada en explicaciones acerca del aprendizaje y en validaciones de las hipótesis recientemente elaboradas.

Y, si se trata de una tesis aplicativa, de alguna propuesta de transformación o progreso social, industrial o tecnológico, entonces sus intenciones deberían estar orientadas a satisfacer las necesidades de quienes se hallan en los más elevados núcleos de toma de decisiones, siempre dentro del área en que se ubica el doctorado. Sería inadmisible, por ejemplo, una propuesta para resolver los problemas de financiamiento de una escuela en particular, de una alcaldía o de una institución. Lo mismo vale decir de aquellas tesis que ofrecen el diseño instruccional para una asignatura o el diseño curricular para una institución educativa. A propósito de esto, debemos tener presente el siguiente principio generalmente admitido: no puede ser intención de una tesis doctoral aquello que suele ser el trabajo cotidiano de un profesional o la función regular de un perfil ocupacional (volviendo con el ejemplo, existen los diseñadores instruccionales y curriculares, que a diario elaboran diseños según las solicitudes del sector para el cual trabajan; admitir una tesis de ese tipo, implicaría admitir que los diseñadores instruccionales elaboran varias tesis doctorales cada semestre).

- Adecuación Semántica: el contenido de una Tesis Doctoral debe ser original (propio del autor) y relativamente nuevo (inédito y de resolución desconocida para la comunidad académica mundial). No importa que el problema planteado sea el mismo de otras investigaciones, con tal de que su tratamiento y su solución sean originales y nuevos. Por otra parte, la Tesis debe estar teóricamente actualizada (no debe incurrir en el olvido absoluto de alguna teoría reciente sobre el problema que está manejando), debe fundamentarse en desarrollos de máxima profundidad y complejidad según el punto de avance de la disciplina en que se inscribe y, sobre todo, debe estar proyectada hacia la mayor universalidad posible. Aumentar los niveles de universalidad de una investigación doctoral equivale a ampliar las masas de beneficiarios del conocimiento producido. El manejo de situaciones muy singularizadas (como, por ejemplo, cierto comportamiento de la asociación vecinal de un cierto barrio) sólo tiene sentido si dicha situación se asume metodológicamente como un caso empírico particular que permite rechazar o aplaudir una teoría universal. De lo contrario, manejar el caso por el caso es mutilar las posibilidades del estudio y regatear soluciones a las grandes necesidades. Es, en este sentido, inadmisible un trabajo que elabore una teoría acerca del carácter de Pedrito, por ejemplo, o que narre una experiencia transformadora que se vivió en una aldea, etc., sin que tales casos vayan expresa y directamente conectados a un trasfondo que revista cierta universalidad.

- Adecuación sintáctica: en materia de estructuras textuales, un trabajo doctoral debería revelar el máximo dominio de los lenguajes naturales y artificiales a través de los cuales suele manejarse mundialmente el problema tratado. Sería inadmisible, por ejemplo, una tesis sobre los significados atribuibles al término “Educación”, que es un problema ligado a tratamientos lógico-lingüísticos, y que ignorara los lenguajes formales o las herramientas teórico-operativas con que la Lingüística suele abordar los problemas de significado. En general, podemos decir lo siguiente: dado un cierto contenido y dada una cierta estructura formal que universalmente subsume a ese contenido, resulta poco plausible ignorar esa estructura formal en una Tesis Doctoral.

 

 

[1] Nótese que el adjetivo público descarta ya de una vez lo que son producciones de lenguaje privadas, aquéllas que tienen lugar en contextos íntimos o de pequeños grupos, tal como los diálogos cotidianos, las cartas personales, etc. Además, tácitamente estamos dejando de considerar la diferencia entre producciones orales y escritas, ya que este criterio de diferenciación no es muy relevante para nuestro objetivo final. En efecto, casi todas las producciones lingüísticas públicas tienen doble versión, tanto escrita como oral.

[2] Fleischmann, W. B. (1995): “Essay”, en The 1995 Grolier Multimedia Encyclopedia. NY: Grolier Inc.

[3] De acuerdo a esto, cometen un grave error aquellos reglamentos institucionales que asignan la palabra “Tesis” a los trabajos de grado para Maestría y Doctorado, mientras que asignan la palabra “Monografía” a los trabajos finales de las Especializaciones. En realidad todos son estudios monográficos, en el sentido académico e investigativo del término.

[4] Véase, por ejemplo, la siguiente reseña, donde el subrayado es nuestro: Germany developed the most successful and widely copied national system of higher education.  The jewel in its crown was the University of Berlin, founded in 1810.  Built on the principle of free inquiry for both teachers and students, the University of Berlin attracted scholars from around the world. The seminar, the scientific laboratory, and the monographic study were products of the new form of intellectual inquiry and were widely copied in other countries. (Moore, K. M., 1995: “Universities”, en The 1995 Grolier Multimedia Encyclopedia. NY: Grolier Inc.).

 

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LECTURAS ADICIONALES

 

Padrón, J. (1996): Análisis del Discurso e Investigación Social. Temas para Seminario. Caracas: USR.

1. GENERALIDADES: EL TEXTO ACADÉMICO

            Observacionalmente, y desde un punto de vista muy amplio, po­demos llamar texto académico (TA, de aquí en adelante, para abreviar) a cualquiera de las producciones orales, escritas, audiovisuales, etc. que tienen lugar en el mar­co de las actividades científicas y universita­rias, que responden típicamente a la intención básica de producir o trans­mitir cono­cimientos sistemáticos de alcance social y cuyos destinatarios son los miembros de las distintas comunidades científicas y uni­versitarias a nivel local, nacional o transnacional. TA son, por ejemplo, un ar­tículo de una revista especializa­da en alguna disciplina, una clase magistral de apertura de un curso universitario, un trabajo de grado o de ascenso, una ponen­cia en unas jornadas de investigación, un registro documental en video acerca de un hecho bajo estudio, etc. No serían, en cambio, textos académi­cos cosas como las películas de las salas de cine o TV, las obras literarias, los documentos religiosos, las alocu­ciones políti­cas, las comunicaciones cotidianas, etc. En sínte­sis, si presuponemos una defini­ción ordinaria de lo "académico" como un ámbito particular en que se desarrollan actividades de producción y transmi­sión del cono­cimiento institucionali­zado, en­tonces se­rán textos académicos todos aquellos produc­tos comuni­cativos (físicamente perceptibles o "leíbles") que se generan en ese ámbito. Las universidades, los centros de investigación y, más en general, las organizaciones vinculadas al conocimiento sistemático-sociali­zado constitu­yen las "academias", es decir, las entidades donde se genera ese tipo de textos. Es por eso que el TA tiene un carácter eminentemente institucional y corresponde a un esquema comunicativo particularmente diferen­ciado de los esquemas individuales, domésticos o cotidianos, en el sentido de que pertenece al género de los comportamientos for­males y altamente regulados desde el punto de vista social: es un hecho eminentemente transindividual o supraindividual.

Es evidente que un TA puede estar acuñado en cualquiera de los códigos y medios disponibles para cualquier tipo de comunicación: oral (una conferencia, por ejemplo), escrito (como un artículo o libro), audiovisual (un video, por ejemplo), etc. Sin embargo, para efectos prácticos, nos limita­remos exclusivamente a aquel TA que se materializa a través del lenguaje escrito, sea o no un texto publicado o editado. Dejando, entonces, fuera de este estudio los demás TA, aquéllos que no se "leen" a partir de la lengua escrita, asumiremos que todo TA, en general, se adscribe a las siguientes mo­dalidades de producción:

*Desde el punto de vista de los requerimientos organizaciona­les:

- Tesis, Trabajos de Grado y, en general, asignaciones curriculares de formación profesional

- Trabajos de Ascenso

- Asignaciones profesionales de estudio o investigación (trabajos de responsabilidad profesional)

- Trabajos libres, de iniciativa personal

*Desde el punto de vista de las condiciones de difusión o entrega:

- Artículos en publicaciones periódicas o en compilacio­nes impresas

- Ponencias y participaciones escritas en eventos acadé­micos

- Libros (editados)

- Trabajos no editados, de circulación restringida (pre­publicaciones, "papers", textos de correo electrónico, mimeografías, etc.).

            Finalmente, una caracterización observacional muy general (y provisional) del TA vendría dada por los siguientes rasgos esenciales:

*Intención: directamente asociada a los procesos de produc­ción del conocimiento

*Destinatarios: miembros de la comunidad académica

*Origen: "academias", es decir, instituciones ligadas a la producción del conocimiento (universidades, círculos cientí­fico-tecnológicos, centros de investigación, etc.).

En general, y como se dijo al comienzo de este módulo, los TA se caracterizan por ser los productos lingüísticos típicos de un cierto contexto sociocultural conocido como Academia (universidades, centros de investigación, asociaciones científicas, grupos de desarrollo intelec­tual, etc.). La macroacción central de las academias consiste en producir, contrastar, aplicar, almacenar y difundir conocimientos sistemático-socializados, los mismos que constitu­yen el patrimonio de una sociedad y, por cierto, los mismos de cuyo diseño y transmi­sión se encarga el aparato educativo (escolarización, profesionalización, actualiza­ción, reciclaje, etc.). Dado que esa macroacción es, básicamente, de carácter lingüístico, podemos decir entonces que su producto tangible son los textos académicos.

            Dentro del contexto académico podemos distinguir diferentes clases de marcos situacionales, los cuales resultan importantes para el análisis e interpretación de cada texto particular. Así, por ejemplo, tenemos el marco situacional defi­ni­do por los requerimientos de graduación en el sistema educativo profesionalizante (tesis, trabajos de grado...), cuyos textos asociados revisten rasgos característicamente diferentes a aquéllos de los textos generados en el marco situacional definido por requerimientos ocupacionales (investigaciones pagadas o contratadas, por ejemplo) o a aquéllos de los textos generados en el marco de la competitividad profesional (trabajos de ascenso, concursos...) o en el marco de la difusión y el intercambio científico-tecnológico (revistas especializadas, por ejemplo), etc. Lo importante aquí es que los textos académicos no son todos de un mismo perfil, sino que varían a partir del marco situacional que los genera.

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Padrón, José (1996): Análisis del Discurso e Investigación Social. Temas para Seminario. Caracas: USR.

(...) los textos se estructuran pragmáticamente según alguno de los siguientes sistemas de actos:

1. Textos orientados a Responder una pregunta

Son los típicos textos investigativos, que parten de una incógnita asociada a una determinada relación teoría-hechos, y que elaboran representaciones donde se determina un valor para esa incógnita. Pero esta acción de Responder varía de acuerdo al tipo de incógnita y de representación asociada, en los siguientes términos:

1.1. Textos orientados a Describir: se responde a incógnitas del tipo “¿cómo es x?”, “¿qué es x?”, “¿qué propiedades satisface x?”, etc. Este macro-acto da lugar a textos de base descriptiva, los cuales, dentro de una estructura diacrónica, corresponden a la fase inicial de los programas de investigación. Ejemplo:

La cultura es la información transmitida por aprendizaje social. Para que esta definición sea clara hay que precisar qué es información y qué es aprendizaje social.

Las señales son eventos, procesos, configuraciones u objetos materiales que, en virtud de su forma, son portadores de información. La información misma es algo inmaterial, portado por la forma de las señales que la transmiten. No hay información sin soporte material. Diversos soportes materiales o señales pueden tener la misma forma. Así, ejemplares distintos de la misma edición de un libro, discos diversos con la misma grabación musical, son soportes diferentes con la misma forma. Además, formas distintas pueden almacenar o transmitir la misma información. La misma noticia puede ser transmitida de viva voz, o por radio, o por teléfono, o por teletipo, o por la prensa escrita (en tipografías -e incluso en lenguas- distintas), y puede ser retenida en la memoria del oyente o lector como pauta de conexiones neurales, o en el disco del computador, como secuencia binaria de ceros y unos, representados magnéticamente. Todas estas formas diferentes (de esos soportes distintos) contendrán básicamente la misma información: la noticia en cuestión (Mosterín, 1994 : 21).

1.2. Textos orientados a Explicar: se responde a incógnitas del tipo “¿por qué x?”, “¿qué clase de hechos x interdepende de los hechos z?”, “¿cómo incide x en z?”, etc. Este macro-acto da lugar a textos de base explicativa o interpretativa, cuyos resultados son modelos teóricos o teorías de salida (w-teorías), los cuales, dentro de una estructura diacrónica, corresponden a una segunda fase de los programas de investigación, aquélla en que, una vez saturadas las descripciones de hechos, se pasa a buscar conexiones de dependencia entre los mismos. Ejemplo:

Las morales "primitivas" son mucho más legalistas que las nuestras, e inversamente, el derecho primitivo está mucho más impregnado de elementos místicos y de respeto moral que cuando se disocian en técnicas independientes. ¿Cuáles son las razones de ello?

Hay que señalar que, al estar constituidas las relaciones morales elementales por relaciones entre ancianos y jóvenes y al estar completamente fundada la organización social del "clan" o familia primitiva en la jerarquía de las clases de edades, las "relaciones personales" propias de la moral estarán mucho menos diversificadas y serán mucho más homogéneas en tales sociedades que en las nuestras: al estar el respeto mutuo y la autonomía de los individuos subordinados e incluso parcialmente bloqueados por el respeto unilateral y la heteronomía, la moral primitiva presentará un grado de unidad y de generalidad mucho más elevado que entre nosotros, lo que la aproxima otro tanto al legalismo o al derecho. Más aún: a falta de diferenciación psicológica de los individuos (de división del trabajo económico, etc.) y de libre actividad personal, la responsabilidad conservará, como ha puesto de manifiesto Fauconnet, un carácter exterior u "objetivo” y colectivo que confiere a los "tabúes" una situación intermedia entre la regla moral y la regla jurídica. Inversamente, al ser muy poco densa la sociedad, y al formar los miembros del clan una gran familia en el seno de la cual todos se conocen individualmente, las relaciones transpersonales estarán psicológicamente mucho menos disociadas de las relaciones personales de lo que lo están en las sociedades que son a la vez voluminosas y diferenciadas. En consecuencia, y en la misma medida, la regla de derecho estará también menos diferenciada de la regla moral y el "reconocimiento" del orden jurídico nunca se disociará completamente del "respeto" de orden personal a los antepasados, a los mayores o a los jefes que vienen a ser sus agentes. Por eso moral, derecho y religión forman en el punto de partida una totalidad compleja cuya diferenciación sólo está asegurada por algunos rasgos (Piaget, 1977 : 231-232)

1.3. Textos orientados a Contrastar conocimientos (vali­dar, evaluar...): se responde a incógnitas del tipo “¿es cierto que p ® q?”, “¿Se comportan los hechos z según indica el modelo x?”, “¿Es consistente el modelo x?”, etc. Los textos generados por este macro-acto responden a la intención de determinar las virtudes de una teoría o explicación previamente construida. Son, por tanto, textos de base contrastiva. Dentro de una estructura diacrónica de los programas de investigación, corresponden a una tercera fase en que se someten a prueba los conocimientos teóricos producidos. Ejemplo:

¿Es falso decir que un carruaje tirado por cuatro caballos corre más velozmente que conducido por sólo dos? Para responder a esta pregunta, vamos a examinar en seguida, más de cerca, los hechos fundamentales referentes al movimiento de los cuerpos, empezando con la simple experiencia diaria.  Supongamos que un hombre que conduce un carrito en una calle horizontal deje de repente de empujar. Sabemos que el carrito recorrerá cierto trayecto antes de parar. Nos preguntamos: ¿será posible aumentar este trayecto y cómo? La experiencia diaria nos enseña que ello es posible y nos indica varias maneras de realizarlo: por ejemplo, engrasando el eje de las ruedas y haciendo más liso el camino. El carrito irá más lejos cuanto más fácilmente giren las ruedas y cuanto más pulido sea el camino. Pero ¿qué significa engrasar o aceitar los ejes de las ruedas y alisar el camino? Esto significa que se ha disminuido las influencias externas. Se han aminorado los efectos de lo que se llama “roce” o “fricción”, tanto en las ruedas como en el camino. En realidad esto constituye ya una interpretación teórica hasta cierto punto arbitraria de lo observado. Un paso adelante más y habremos dado con la clave verdadera del problema- Para ello imaginemos un camino perfectamente alisado y ruedas sin roce alguno. En tal caso no habría causa que se opusiera al movimiento y el carrito se movería eternamente. (...) Por tanto, la velocidad de un cuerpo no es indicio de que sobre él obren o no fuerzas exteriores. La conclusión de Galileo, que es la correcta, la formuló una generación después Newton, con el nombre de “principio de inercia” (Einstein & Infeld, 1950 : 14-15).

1.4. Textos orientados a Aplicar conocimientos: se responde a incógnitas del tipo “¿cómo hacer para que x?”, “¿cómo incrementar la calidad de la acción x?”, etc. Se trata esta vez de textos que contienen propuestas de acción o secuencias operativas conducentes a una situación ideal, partiendo de una cierta dificultad u obstáculo procedimental. Son textos de base aplicativa o tecnológica y corresponde a la última fase diacrónica de los programas de investigación, aquélla en que los conocimientos ya validados se explotan o aprovechan para transformar el entorno, controlar los obstáculos e incrementar el rendimiento de las acciones racionales. Ejemplo:

Pues el método mejor y más seguro de filosofar parece ser inquirir primero diligentemente las propiedades de cosas, estableciendo estas propiedades mediante experimento, y después proceder más despacio a buscar hipótesis para su explicación. La hipótesis debe servirnos tan sólo para explicarnos las propiedades de las cosas, pero no debe pretender determinarlas a no ser que nos conduzcan a nuevos experimentos. Pues si las hipótesis presentan la posibilidad de ejercer un control sobre la verdad y la realidad de las cosas, no veo cómo se puede obtener la certeza en ninguna ciencia, ya que es posible establecer numerosas hipótesis que parezcan solucionar nuevas dificultades. Por consiguiente se ha creído necesario renunciar a todas las hipótesis como extrañas a nuestra finalidad y la fuerza de la objeción debe ser considerada en abstracto y recibir una respuesta más completa y general (Newton, en AAVV, 1975 : 82)

2. Textos orientados a Demostrar una proposición (o conjunto de proposiciones)

Obedecen al antiguo concepto de ‘tesis’, en el sentido de que todo el acto discursivo se diseña en función de evidenciar la verdad de una proposición[1]. Existen mecanismos lógico-matemáticos (aplicando reglas de derivación de un sistema formal) y formas verbales (argumentativas) de demostración. Ejemplo[2]:

Puede probarse que “Aprender a aprender” es una expresión internamente contradictoria. En efecto, toda frase de la forma “aprender x” (donde x es una acción) implica que en ese instante o momento no se está en capacidad de realizar la acción x. Por ejemplo, “aprender a manejar” implica que en ese momento no se es capaz de “manejar” y “aprender a escribir” implica que en ese instante no se es capaz de “escribir”, etc. Ahora bien, cuando decimos “aprender a aprender”, está implícito que en ese momento no se es capaz de “aprender”. Y, si no se es capaz de aprender, entonces es imposible que alguien “aprenda a aprender”. Tomemos la ecuación siguiente, que significa: “si alguien aprende algo es porque para ese momento no está en capacidad de realizar ese algo:

y aprende x ® y no está en capacidad de x

Si sustituimos ahora la x por las palabras “manejar”, “escribir” o cualquier otra, obtenemos expresiones no contradictorias, como son:

y aprende a manejar ® y no está en capacidad de manejar

y aprende a escribir ® y no está en condiciones de escribir

Pero si sustituimos la x por la palabra “aprender”, obtenemos una contradicción, como queríamos demostrar:

y aprende a aprender ® y no está en capacidad de aprender.

3. Textos orientados a Problematizar

Se busca mostrar faltas de correspondencia o de acuer­do entre los datos de conocimiento de un sistema o entre los conocimientos y los hechos o entre las situaciones ideales y las situaciones reales. Ejemplo:

Algunos filósofos de la ciencia reconocen que la teoría precede a cualquier intento de generalización - que salimos al mundo de los hechos munidos con teorías- pero sostienen que usamos datos ateóricos para verificar la verdad o falsedad de nuestros conceptos teóricos generales. Pero (...) tales teorías no se pueden someter a una verificación definitiva y concluyente por medio de datos, aunque una referencia a los datos es parte vital de toda verificación de una teoría. Los datos pueden poner en jaque algunas proposiciones específicas de una teoría, pero un cuestionamiento puramente fáctico tiene dos limitaciones. Primero, los datos que usamos para cuestionar una teoría están informados a la vez por teorías que no estamos verificando en esta oportunidad. Segundo, aunque admitamos la falsedad de una proposición específica, rara vez abandonaremos la teoría general de la cual forma parte. En cambio, haremos una revisión de la teoría general para alinear sus proposiciones con estos nuevos datos "fácticos" (Jeffrey, 1992 : 14).

4. Textos orientados a Sistematizar datos de conocimiento (organizar, compilar, registrar)

Estos textos no crean conocimiento nuevo ni reafirman o contradicen conocimientos dados ni plantean problemas; más bien funcionan como ‘memoria’ de todo ello. Pueden tener la simple intención de inventariar productos académicos o bien la de difundirlos o divulgarlos. Ejemplos: los “estados del arte”, las enciclopedias científicas, las bases de datos, etc.

            Como ya sabemos por la teoría de acción, vista en el Módulo 2 y repasada en la sección anterior, ninguna acción es aislada sino que se inserta en redes o constelaciones de acción. En consecuencia, el hecho de que un TA esté orientado a, por ejemplo, “describir”, obedece a que dentro de la red pragmática en que se halla inserto se han producido acciones anteriores que marcan la necesidad de descripciones. Si, en cambio, se orienta a explicar, por ejemplo, es porque dentro de su respectiva red pragmática se ha saturado en algún grado la fase de descripciones y se ha planteado la necesidad de elaborar explicaciones. En suma, de lo que se trata es de que la intención de cada uno de los TA constituye una respuesta a acciones previamente realizadas dentro de una determinada red de acciones académicas (locales, regionales, nacionales o internacionales). Y precisamente por eso resulta posible analizar cualquier TA por referencia al conjunto de acciones llevadas a cabo dentro de un cierto entramado de intereses académicos. Es también por eso por lo que los académicos suelen aglutinarse en grupos de trabajo o en círculos interactivos o en torno a espacios de búsqueda los cuales, aun con la desaparición o ausencia de sus miembros a través de lapsos generacionales, de todos modos pueden prolongarse y crecer durante largos ciclos (estructuralistas, generativistas, psicoanalistas freudianos, etc.). Es lo que Imre Lakatos llamó Programas de Investigación, concepto que parece explicarse mucho más adecuadamente bajo la noción de red pragmática antes que bajo una noción metodológica o epistemológica. El dato observacional más fiel y particularmente correlacionado con esa noción es el de Línea de Investigación (ver detalles en Chacín y Briceño, 1995 ). En definitiva, todo TA debe poder ser estudiado en un doble aspecto: en cuanto producto individual (‘el’ problema de ‘esa’ investigación, ‘su’ marco teórico, ‘su’ esquema metodológico, etc.) y en cuanto manifestación de un complejo transindividual (los programas de investigación, las redes empíricas y teóricas, los marcos metodológicos, etc.) que es donde finalmente se legitima y valida el acto individual.

 



[1] Difieren de los textos mencionados en 1.3, arriba, porque éstos se orientan a buscar la falsedad de todo un cuerpo completo de proposiciones (la teoría en su conjunto, según el holismo de Quine), mientras que en las demostraciones la intención es establecer la verdad (aunque se haga por reducción al absurdo) de un solo enunciado.

[2] De elaboración propia. La presentación de este ejemplo no clásico al lado de los demás ejemplos clásicos aquí ofrecidos es totalmente intencional: por una parte, va dirigido a contrarrestar la gran divulgación que la expresión “aprender a aprender” ha tenido recientemente (y lamentablemente) en nuestros medios académicos. Por otra parte, el ejemplo ilustra la utilidad del análisis del discurso en la detección de falsos conceptos.