Dión Martínez, Carlos (1981): Curso de Lógica 2ª Edición. Sexta Lección. Las Operaciones Conceptuadoras. Pp. 75-89. México. Mc. Graw Hill.

 

LAS OPERACIONES CONCEPTUADORAS

1. LA DEFINICIÓN

Una de las formas más conocidas es hacer conceptos con base en defini­ciones, y tanto, que generalmente acostumbramos decir “defíname esto” o “defíname aquello” cuando que en rigor lógico deberíamos decir “concep­túame esto” o “conceptúame aquello”, porque no es la única manera de hacer conceptos aunque sí reconocemos que es la más usada.

Antes de decir lo que es definición, conviene aclarar lo siguiente: cuando un profesor dice al alumno “defíneme la ameba”, sin duda que está pi­diendo la definición de un objeto de conocimiento llamado “ameba”, y no está pidiendo que le defina “el concepto ameba”. Es decir, se definen obje­tos y no conceptos; caer en lo contrario es tanto como pedir definiciones de definiciones. La conceptuación se vale de la definición pero también se vale de otras formas del pensamiento; en otras palabras, la definición es una operación hacedora de conceptos y no una manera de dar a conocer los conceptos.

Debemos rechazar también que lo anterior valga sólo para el profesor investigador y no para el profesor expositor, como igualmente antes había­mos rechazado que los conceptos se confundieran con sus nombres o que la realidad se esfumara en la representación.

 

1.1. La definición es una forma lógica que nos entrega las notas esenciales de un objeto de conocimiento

Ya sabemos que las formas lógicas son las estructuras mentales de que se vale el pensamiento conforme a reglas. “Notas esenciales” quiere decir, los datos más importantes que distinguen a un objeto.

De modo que definir un equis objeto es “dar los datos más importantes que nos permitan distinguirlo”.

Ejemplo        

“La lógica es la ciencia del logos”,

es una definición con pocos datos distintivos.

“La lógica es la ciencia de la estructura de los pensamientos”, ya tiene mayores datos distintivos.

“La lógica es la ciencia de la estructura de los pensamientos en función de verdad”,

ha aumentado un dato importantísimo.

 

1.2. La definición delimita o pone fronteras a un objeto

Como una de las maneras correctas de reunir datos es comenzar por precisar el objeto, cuerpo o territorio de donde los vamos a tomar, podemos decir entonces que definir vale tanto como delimitar o poner fronteras, para que de esa manera no caigamos en el error de incluir datos que propia­mente’ no correspondan.

“El triángulo es un polígono de tres lados”

Eso de “tres lados” está limitando su cuerpo triangular.

Nosotros no podríamos, por ejemplo, definir lo que es la República Me­xicana si de principio ignoramos sus fronteras (la extensión de su cuerpo o territorio). Igualmente, las dificultades que tenemos para definir la auto­nomía universitaria se derivan de que el Estado, que se la dio, nunca ha precisado sus alcances.

La definición puede entenderse entonces como la determinación de los límites de la extensión con base en el análisis de su contenido.

 

1.3. La definición es un juicio cuyo sujeto (materia por definir) es determinado por el predicado (concepto definitorio)

Al principio de esta lección dijimos que “los conceptos no brotan de la nada” ni se hacen simplemente, sino que son el resultado de operaciones lógicas que al entregarnos nuevas verdades nos dan nuevos conceptos. Una de esas operaciones son las judicativas que convierten una cierta materia por conceptuar primero en sujeto de juicio y después en concepto.

Ejemplo:        “El puma es un gran felino americano‘

Sujeto por definir ....... puma (definiendum)

Predicado definitorio ...... gran felino americano (definiens)

Las características del predicado las incorpora al sujeto, definiéndolo entonces como uno de los suyos.

Quede entendido en adelante que al objeto o cosa que estamos defi­niendo le llamaremos definiendum, y lo que decimos o predicamos de ese objeto o cosa le llamaremos definiens. Toda definición, entendida como un juicio, consta pues de definiendum y definiens (lo definido y la defi­nición).

 

1.4. Reglas de la definición

1.4.1. El “definiens” debe valer tanto como el “definiendum”

a) Esto quiere decir que lo que se predica no debe extenderse o abarcar cosas distintas a lo que se está definiendo. Esto es, que la definición no sea pues demasiada amplia o genérica. Ejemplo:

“El hombre es un animal bípedo”

comprendería también (por ser demasiado extensa) a las aves (la famosa burla a la Academia platónica).

b) Quiere decir también que las definiciones no deben ser demasiado restringidas porque podrían circunscribir a la especie. Ejemplo:

“El triángulo es una figura de 3 lados iguales”

restringe demasiado porque se está refiriendo únicamente a los equiláteros,

dejando fuera a los demás.

 

1.4.2. El “defiñiens” no debe incluir nada que ya se suponga en el “definiendum”, o que sólo pudiera ser definido en los términos de éste.

En otras palabras, “lo definido no debe entrar en la definición (ídem por ídem) “. Ejemplos:

“La tierra es un globo terráqueo” “El logos es el objeto de la lógica” (definiciones circulares)

 

1.4.3. El “definiens” no debe .expresarse en lenguaje vago, oscuro o figurativo sino, por el contrario, preciso, claro y recto, lo cual nos evitará caer en confusiones, dudas, incertidumbres o pensar en otras cosas. Ejemplo

“La democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”

es más precisa y clara que...

“La democracia es el gobierno de los más grandes ideales revolucionarios”.

1.4.4. El “definiens” debe apartarse en lo que más pueda de la declaración negativa, quedando, a lo sumo, para casos excepcionales. Ejemplo:

“Ebrio es la persona que no se mide en el beber” es distinta, en su conectiva, a

“Ebrio es la persona que se excede en el beber”.

 

1.5. Clases de definiciones

1.5.1. Definición etimológica

Es la definición más conocida y usada por todos nosotros desde la es­cuela primaria, recordamos cuando el maestro nos decía:  “…Biología, etimológicamente, quiere decir «bios = vida y logos = estudio», o sea, el estudio de la vida”.

La definición etimológica consiste en una descomposición o análisis de la palabra que nombra la cosa.

Por cómoda y práctica que sea esta clase de definición, tiene el incon­veniente de que deja las puertas cerradas a nuevas notas explicativas, supuesto que el nombre (que descompone) de definición que no progresa.

“Atomo”, por ejemplo, etimológicamente se define como “lo que no es divisible” y sin embargo, hoy todos sabemos que a mediados del presente siglo se logró su desintegración para liberar la energía que contiene.

Lo anterior no quiere decir que su uso haya sido abandonado, sino que aún las ciencias se siguen auxiliando con ella, como por ejemplo, la medicina, el derecho, la lingüística y otras más; pero, además, el hecho de que se trate de un análisis del nombre nos sirve de ayuda para recordarnos el significado. Ejemplos:

“Benefactor” (bono-facio) es el que hace el bien.

“Dermografismo hepático” (dermis-graphos-hepaticus) de la piel por reacción del hígado.

“Benemérito” (bono-meritus) es el que merece el bien.

“Maledicente” (mate-dico) es el que intriga y calumnia.

 

1.5.2. Definición por género y diferencia específica

Llamada también definición tradicional o clásica y consiste en buscar para “el definiendum” su género más próximo (su concepto supraordenado), agregándole la diferencia especificante (lo que va a distinguirlo de sus conceptos coordinados).

“El nopal (definiendum) es una cactácea (género) de tallo apaletado y espinoso (diferencia especificante).”

Como el género comprende la especie, la diferencia especificante está sin duda comprendida en el género, por lo que, lo que se predica por ejemplo “del nopal” o sea el “definiens”, no hace sino descomponer o analizar el definiendum, razón por la cual también algunos autores modernos la declaran definición analítica: “...la clase de todos los triángulos puede dividirse en tres subclases no vacías: la de los equiláteros, la de los isósceles y la de los escalenos. Es con referencia a tales divisiones que suelen usarse los términos «género» y «especie»; la clase cuyos miembros se dividen en subclases es el género y las diversas subclases son las especies”.

Una limitación siempre señalada a esta clase de definiciones es que no puede regir ni con los “géneros supremos” o universales ni con las “especias ínfimas” o individuos ya que los primeros carecen de géneros encimados y los segundos posen una infinita diferencia.

Ejemplos, donde el género se muestra en cursivas:

“La nota musical es un signo que representa un sonido”.

“La lógica es una ciencia ideal de fundamento óntico”.

“La novela es una prosa narrativa verídica o fantástica”.

“La filípica es un discurso áspero y recriminatorio”.

 

1.5.3. Definición real

Es la que se elabora con juicios científicos que se pueden ir modificando al compás del progreso de la misma ciencia.

“Biología” se define etimológicamente como “estudio de la vida”; por género y diferencia específica sería “ciencia natural sobre los seres vivos”; y su definición real vendría siendo “ciencia que trata sobre los organismos y sus distintas modalidades vivientes”.

Además de su sentido progresivo, esta clase de definición es muy aplicable a los objetos que no pueden ser definidos exhaustivamente por ninguna de las anteriores. Ejemplos:

“La lógica es la ciencia de la estructura del pensamiento”.

“El hidrógeno es un elemento cuyo p. a. es igual a 1.0080”.

“El sueño es el periodo de reposo físico y mental en donde se suprimen las reacciones concientes del sujeto”.

“El cuadrado es una figura cuyas diagonales son iguales y perpendiculares entre sí”.

 

1.5.4. Definición genética

Es la que caracteriza al objeto de conocimiento por la ley de su origen; por el proceso de su formación (ley evolutiva).

Esta definición nos dice o explica la manera como se engendra (su génesis) o nace el objeto que se está definiendo.

En la mayoría de las ciencias naturales (a partir de Darwin y Haeckel) se utiliza con mucho éxito esta clase de definición.

“El agua es un compuesto de hidrógeno y oxígeno”. “La circunferencia es una línea curva cerrada formada por el movimiento del punto B del segmento, de la recta AB, alrededor del punto B del segmento de la recta AB alrededor del punto fijo <A»”. “El español es una lengua compuesta de un 50 por ciento de latín, un 20 por ciento de griego, un 10 por ciento de árabe, un 10 por ciento de celtíberas y un 10 por ciento de lenguas modernas”; son claros ejemplos que nos muestran que una de las mejores maneras de decir lo que son las cosas es explicándolas por su origen, por su génesis, por la forma como aparecen.

No en balde los primeros filósofos, los llamados “físicos de Mileto”, trataban de explicarse todo lo existente preguntándose por la sustancia que había dado origen a todo lo demás.

“El acero es un compuesto de hierro y carbono”.

“El sueño es una inhibición del organismo animal”.

“La esfera es el cuerpo engendrado por un semicírculo que gira 360 grados en torno a su diámetro”.

Algunos textos, hay que reconocerlo, mencionan otro tipo de definiciones, como por ejemplo, las verbales, formales, estáticas, lexicográficas, estipulativas, aclaratorias, teóricas, descriptivas, causales, teleológicas, etc., que en verdad no llegan a serlo o bien quedan comprendidas dentro de las ya mencionadas.

 

2. LA CLASIFICACIÓN

La necesidad que tienen las distintas ciencias de entregarnos sus ver­dades en una forma ordenada y metódica hace resaltar la importancia de esta otra operación conceptuadora o hacedora de conceptos.

Si antes habíamos dicho que de diario nos la pasábamos definiendo ya esto ya aquello, igualmente podemos decir ahora que también nos la pa­samos clasificando o “poniendo en sus respectivos lugares” tanto personas como animales o cosas.

¿Qué clase de persona es María Luisa?

¿Pertenece a la clase de las solteras o de las casadas?

¿Qué clase de automóvil tiene?

¿Qué clase de libros acostumbra leer?

 

2.1. La clasificación es una forma lógica que nos entrega grupos o series (clases) de objetos afines

Cuando los estudiantes dicen presurosos “vamos a clase”, están empleando perfectamente el concepto de clase porque lo que hacen es ir a reunirse con sus compañeros que forman el grupo o “la clase” 401, 402, Cuarto A, Cuarto B, etc. Si alguien que los escucha se imagina que el “vamos a clase” es ansia por escuchar las lecciones, puede que atine pero puede que no, porque al menos los muchachos no se comprometían a ello con tal expresión. Clase es, pues, sinónimo de grupo o serie de objetos similares o afines.

Clasificar, por lo tanto, es hacer esos grupos o clases. La zoología, por ejemplo, nos entrega sus verdades en forma de grupos de animales con características semejantes:

metazoos

vertebrados

mamíferos

carnívoros

felinos

tigres

etc.

e igualmente lo hace la botánica con los vegetales en general.

 

2.2. La clasificación es una operación lógica que ordena los objetos por características esenciales comunes

Todos nosotros, de cuando en cuando (en vacaciones por ejemplo), nos dedicamos “a poner en orden” los libros de nuestra biblioteca. Y lo primero que se nos ocurre es que pondremos unos por aquí, otros por allá; unos primero, otros después; y en fin, que los colocaremos de tal modo que sea fácil encontrarlos cuando se les necesite. Aquí los de ciencias sociales, allá los de ciencias naturales, los de historia, los de filosofía, etc.

¿Qué es lo que hemos hecho con nuestros libros? Los hemos clasificado. ¿Acaso los clasificamos por el tamaño o por el color de las pastas? Sin duda que no. Lo hicimos por características verdaderamente importantes o esenciales como fue la materia de que trata o su contenido.

 

2.3. La clasificación no debe ser confundida con la división

Hay que decirlo, en el común de la gente es vicio frecuente el confundir clasificar con “dividir”. En lugar de decir, por ejemplo, los animales se clasifican en mamíferos, aves, peces, etc.; dicen, los animales “se dividen” en mamíferos, aves, peces, etc., lo cual es un error porque los animales se podrían “dividir” en cabeza, tronco y extremidades. Vamos, una cosa es hacer clases o grupos afines y otra es dividir o “hacer partes”.

Algunos más, ya no tan comunes sino hasta autores de textos, también caen en la misma falla sólo que a consecuencia de confundir las verdaderas funciones de estas operaciones lógicas. Ellos siguen pensando que se trata de clasificar o dividir conceptos, nombres, términos o símbolos, y no propiamente objetos de conocimiento.

También la manera tradicionalista de entender la clasificación como la obtención serial de las especies contenidas en el género ha dado lugar a la misma confusión. La descomposición del género en sus especies no es tarea progresiva del conocer.

 

2.4. La clasificación y el procedimiento taxonómico

Últimamente se viene empleando mucho el término taxonomía (de taxis = ordenamiento; y nomía = ley o principio) para significar precisamente los agrupamientos o clasificaciones de los objetos que manejan distintas ciencias. Aparecida originalmente en la historia natural (taxonomía animal, taxonomía vegetal, taxonomía mineral) su uso se extiende ahora por igual a las ciencias sociales.

La moderna pedagogía, por ejemplo, dedica ahora un capítulo especial “al estudio taxonómico de los objetivos educacionales”, al de “recursos di­dácticos”, al de “procedimientos metódicos”, etc.

 

2.5. Reglas de la clasificación

2.5.1. Toda clasificación debe hacerse bajo un sólo criterio clasificador (criterio que habrá de fijarse más en lo esencial que en lo accidental), independientemente de que puedan ser usados distintos criterios para distintas clasificaciones.

Yo puedo, por ejemplo, clasificar a mis alumnos según (criterio) el sexo, según la edad, la estatura, el aprovechamiento, la conducta, etc., pero sucesiva y no simultáneamente.

Pésima clasificación sería la que mezclara varios criterios en una sola clasificación como, por ejemplo, los triángulos en equiláteros, obtusángulos, rectángulos, escalenos, etc., es decir, mezclando el criterio de la lateralidad con el de la angularidad.

 

2.5.2. Toda clasificación debe ser exhaustiva o completa hasta donde más se pueda, es decir, de modo que abarque todas las subclases o especies. Omnicomprensiva, o como dicen los tradicionalistas: la suma de las especies deberá ser igual al género.

Sería incompleta, por ejemplo, la clasificación de las plantas en talofitas, briofitas y pteridofitas, olvidando el grupo (phyla) de las espermafitas.

 

2.5.3. Los diversos criterios que se empleen deberán guardar un orden lógico en atención a la extensión y al contenido: grupos, clases, sub­clases, familias, géneros y especies, es un orden muy usado en distintas ciencias.

 

2.6. Tipos (clases) de clasificaciones

2.6.1. Clasificación por extensión

Habíamos dicho anteriormente que las especies tienen “su género” y “su propio”. Pues bien, esta clasificación por extensión consiste en señalar las especies que puedan comprender el género, partiendo o teniendo a la vista como criterio “un propio” que las incluya en un grupo afín.

A la vez, esta clasificación por extensión se subclasifica, según el criterio del número de miembros, en dicotómicas y no dicotómicas.

 

2.6.2. Clasificación dicotómica

Es una de las más populares y usadas y consiste en separar la extensión en dos clases que se excluyen mutuamente, es decir, que se toma el criterio clasificador como atributo positivo y, por la negación de éste, la especie o polo negativo.

También se acostumbra llamarla clasificación por opuestos.

Al separar la clasificación por extensión en “dicotómicas” y “no dicotómicas”, estamos haciendo aquí, en este momento precisamente una clasificación dicotómica porque únicamente tenemos dos miembros opuestos.

La mayoría de los manuales de lógica siempre hacen referencia, al mencionar las clasificaciones, al llamado “Árbol de Porfirio”, que es una representación clásica de lo que estamos diciendo, y recibe el título de “árbol” por la colocación que se le dio a los dos miembros de su clasificación, y Porfirio, en honor a su creador, Porfirio de Tiro, filósofo helénico de principios del siglo III.

Ser

Real                           Irreal

Ser Real

Animado                    Inanimado

Real Animado

Animal                       Vegetal

Animal

Vertebrado                Invertebrado

 

Ni qué decir que este tipo de clasificación dicotómica, aunque precisa con claridad el polo positivo, deja sin embargo muy abierto o muy vago el polo contrario, por ejemplo:

Animal Vertebrado

Mamífero                   No mamífero

 

aunque es cierto que hay animales vertebrados mamíferos y animales vertebrados no mamíferos, no especifica si por “no mamífero” se está refirien­do a las aves, peces, reptiles o a los anfibios.

 

2.6.3. Clasificación dicotómica

No por usada la clasificación dicotómica o por opuestos (ser o no ser) es completa, ya que como dijimos, “el no ser” abarca la mayoría de las veces, diferentes especies.

Por lo mismo, se puede lograr establecer clasificaciones más completas en su extensión como las tricotómicas, tetratómicas, penta, sexta, etc., según los miembros que resulten en tal operación.

 

2.6.4. Clasificación genética

Otra manera de hacer clases o agrupamientos afines amparada en el progreso de las ciencias y las explicaciones evolutivas, sobre todo en el campo de los fenómenos naturales, es la llamada con toda propiedad, clasificación genética, que no atiende a una subordinación conceptual sino a la derivación que puede lograrse partiendo de un concepto “tipo” o madre que origina a todos los demás.

Los “carbonatos” por ejemplo, se clasifican “por derivación”, en de amonio, bario, calcio, zinc, cobre, plomo y sodio.

No sólo la química se vale de este tipo de clasificación genética sino que también es muy usada en la lingüística para darnos a conocer, por su origen (génesis), las distintas lenguas partiendo de los llamados “troncos lingüísticos” o lenguas madres. Igualmente, la etnología agrupa de esa manera las cuatro grandes razas, caucasiana, etíope, mongólica y malaya, discutiéndose aún, por su origen autóctono o no, la americana. La psicología agrupa o clasifica los hechos mentales atendiendo también a las causas que los originan.

 

3. LA DIVISIÓN

El avance científico en el campo de la naturaleza donde los hechos, sus fenómenos, y objetos simples son infinitamente escasos al lado de los complejos, ha permitido mayor conocimiento mediante el uso y práctica de esta operación conceptuadora llamada división. Hay que repetirlo, no debe con­fundirse esta división lógica con la clasificación vista anteriormente.

 

3.1. La división consiste en separar el todo en sus partes. La división desintegra el objeto, lo divide, lo parte

Efectivamente, al dar cuenta y razón de las partes que “comprenden un todo”, la división está cumpliendo una formulación conceptuarte tan importante como la definición y la clasificación.

Un conocimiento de las partes facilita la descripción lógica progresiva del objeto por conocer en virtud de que se asienta y asegura en los principios básicos del análisis, tales como la selección y ubicación de las particularidades de los hechos que permitan su cabal conocimiento.

 

3.2. La división y el proceso analítico

El trabajo paciente de la investigación, actualizando y sistematizando conocimientos previamente adquiridos, ha permitido el establecimiento fructífero del proceso analítico el cual puede ser de las siguientes clases:

a) cuantitativo; cuando se refiere al número y medida de las partes.

b) cualitativo; cuando penetra a la composición misma del objeto y pone al descubierto las relaciones que se dan entre las partes.

c) genético; cuando toma en cuenta los cambios evolutivos que sufre el proceso del análisis.

Ejemplos de división:

1. El hombre se divide en piel, músculos, huesos, tejidos, órganos.

2. El año se divide en 12 meses, en 52 semanas o en 365 días.

3. La historia de la humanidad se divide en prehistoria, antigua, medieval, moderna y contemporánea.

4. El agua se divide en dos partes de hidrógeno y una de oxígeno.

 

3.3. Reglas de la división

3.3.1. Que sea exhaustiva o completa, sin olvidar parte alguna, o sea, que las partes de la división deben agotar el todo (totum divisum).

Por ejemplo, la división de “la flor” seria incompleta si se olvidara la pieza de “los estambres”.

Igualmente, la división “del oído” en oído externo, oído medio y oído interno, exige también la subdivisión del pabellón, del tímpano y del laberinto.

 

3.3.2. Que se siga el mismo orden que ya nos muestra el objeto a dividir, tal como se ha hecho en el ejemplo de la división del oído.

Habría sido muy caprichoso o poco ordenado haber empezado en esa división con el oído medio y seguir con el externo y así sin ningún orden o dirección.

Igualmente la división de “la mano”, habrá de seguir el orden de la muñeca, el tenio, el hipotenio y la palma hasta llegar a los dedos.

 

3.3.3. Que sea homogénea o de la misma especie, es decir, que se siga un solo criterio para evitar que se mezclen partes distintas (principium divisionis).

Cuando se hace la división, por ejemplo, del continente americano en Norte, Centro y Sudamérica, se está siguiendo un criterio que no es el mismo que podría seguirse para dividirla en “anglosajona e ibérica”, o bien otro criterio que la dividiera en zonas frías, templadas y cálidas.

Igualmente, la división de la República Mexicana en sus distintas entidades federativas sigue un criterio distinto al de una división basada en las regiones naturales.

 

3.3.4. Que no incluya parte alguna ya contenida en otra (membra divisionis).

Por ejemplo, si se dijera que “el gobierno federal mexicano se divide en Poder Ejecutivo, Legislativo, judicial y Presidencia”, se estaría cometiendo tal falta, pues la presidencia, todos sabemos, está ya incluida dentro del Poder Ejecutivo.

Es de imaginar que esta regla final de la operación lógica de la división tiene la apariencia de algo que por obvio debería omitirse, pues si se trata de señalar o enumerar las partes de un todo, es de suponer que bastaría con proceder cuidadosamente para no caer “en una repetición” de parte alguna.

Lo que se está recomendando más bien no es tanto la repetición de alguna de las partes, sino evitar el desconocimiento de que a alguna de ellas le estemos haciendo una subdivisión que no se hubiera solicitado dentro del “principium divisiones”.

La división moderna de la gramática en fonética, morfología y sintaxis, comprende sin duda la analogía, la prosodia y la ortografía que señalaban las viejas divisiones, por lo que mencionar alguna de éstas dentro o al lado de aquéllas, sería caer en la falla dicha anteriormente.

 

4. LA INORDINACIÓN

La revisión, estudio y práctica de las anteriores operaciones conceptuadoras como fueron la definición, la clasificación y la división, nos permite entender con facilidad lo que es esta otra así como su utilidad: la inordinación consiste en colocar un equis concepto dentro de su lugar u orden respectivo. En ésta “sí se manejan conceptos” y la tarea tiene su importancia dentro del trabajo de las distintas ciencias en virtud de que sus frutos o rendimientos se cumplen dentro de un sistema. Y es que no pudiendo haber ciencias asistemáticas, desordenadas o confusas, la manera de darnos a conocer sus verdades o conceptos se hace sobre la base de una ordenación.

Las ciencias, además, no están rehaciendo o volviendo a hacer sus trabajos todos los días o cada vez que conceptúan algo nuevo, sino que más bien ubican “lo nuevo” dentro del orden que le corresponda, ya echando mano de una supraordenación, ya de una subordinación o ya de una evolución genética, pero, de todos modos, siguiendo el orden de los grupos específicos.

Es pues, como su nombre lo indica (meter en un orden), una faena derivada de las tres anteriores, que aprovecha y deja ver el proceso lógico de limitación y generalización de los conceptos.

En la lección número dos, al mencionar cómo surge y se prolonga el pensamiento filosófico, dijimos que una de sus características era “la necesidad de razón”, la necesidad más del interrogarse que del responder y que son precisamente características muy propias del ser humano que todo lo investiga. Pues bien, la formulación conceptual y sus resultados en definiciones, clasificaciones y divisiones, que se provoca con la investigación de la materia objeto de la conceptuación, nace con una interrogación, con una aporía que inicia la problemática, acerca de aquella materia.

Y lo que sucede es que el conocimiento siempre ha sido problema; pero su establecimiento o resumen en ciencias nos muestra el doble carácter de su posibilidad: ningún objeto de conocimiento es totalmente conocido ni totalmente desconocido. Hay una lógica en el planteamiento (convertir “un algo” en objeto de conocimiento), así como una lógica en la solución (convertir ese objeto de conocimiento en concepto).

El objeto de la “aporética” o lógica de la interrogación, es precisamente función conceptual que se cumple en el proceso dialéctico de lo singular desconocido, lo total conocido y la síntesis que nos entrega el nuevo concepto que pasa a ser inordinado.

Ejemplo:        Americano

Americano

Sudamericano

Argentino

Bonaerense del barrio de La Chacarita

 

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