En Popper, Karl (1982): Conocimiento Objetivo. Madrid: Tecnos. p. 9

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El conocimiento humano es sin duda el mayor milagro de nuestro universo. Constituye un problema cuya solución no es inminente y no creo en absoluto que este volumen sea siquiera un pequeño paso hacia dicha solución. No obstante, espero haber conseguido iniciar una discusión que ha estado empantanada en cuestiones preliminares durante tres siglos.

Desde Descartes, Hobbes, Locke y su escuela, en la que hay que contar no sólo a David Hume, sino también a Thomas Reid, la teoría del conocimiento humano ha sido en gran medida subjetivista, el conocimiento se consideraba como un tipo especialmente seguro de creencia humana y el conocimiento científico, como un tipo especialmente seguro de conocimiento humano.

Los ensayos de este libro rompen con una tradición que puede ser retrotraída hasta Aristóteles: la tradición de esa teoría del conocimiento de sentido común. Soy un gran admirador del sentido común que considero sin duda como esencialmente autocrítico. Pero mientras que estoy dispuesto a defender hasta el final la verdad esencial del realismo de sentido común, considero que la teoría del conocimiento de sentido común es un desatino subjetivista. Este desatino ha dominado la Filosofía occidental. He intentado erradicarlo y reemplazarlo por una teoría objetiva del conocimiento esencialmente conjetural. Tal vez esta pretensión sea osada, pero no voy a disculparme por ello.

Karl R. Popper